#NoAlVetoParental & EAS
Más allá del "veto parental"
Colectivo Harimaguada
El derecho a la Educación Afectiva Sexual (EAS) sigue siendo una asignatura pendiente. |
La
Educación Afectiva Sexual (EAS) es un derecho de la población recogido
por la OMS junto con otros derechos sexuales y una tarea imprescindible y
compartida.
Quienes
hemos estado 40 años en Canarias formando a profesorado y a familias,
para que abordaran la EAS en los hogares y en los centros educativos,
con absoluta armonía y colaboración, no podemos sino indignarnos ante la
destructiva capacidad de los partidos políticos de la derecha para,
una vez más, instrumentalizar la Educación Afectivo Sexual como excusa
para fomentar la discordia y el odio, para socavar la pluralidad, la
diversidad y la libertad de pensamiento en la escuela; reclamando un
supuesto derecho de las familias a censurar la formación de sus hijos e
hijas, impidiéndoles el acceso a las actividades programadas por los
centros educativos que no coincidan con sus planteamientos morales.
Un
supuesto derecho, que no es tal, dado que este planteamiento va en
contra de los derechos humanos y de la infancia, de los tratados
internacionales, de las leyes estatales y autonómicas, de las normativas
de la Consejería de Educación e incluso de la propia Constitución. Un
supuesto derecho que no es más que un ataque directo al profesorado, al
modelo de educación pública y, sobre todo, a los derechos de las niñas y
los niños.
La
función de la educación es formar ciudadanía libre, personas capaces de
pensar, de hablar, de opinar, de construir su propia vida y de
participar y convivir en una sociedad democrática, y ese objetivo
fundamental que el Estado tiene el deber de garantizar, debe hacerlo en
el marco de una ética global, democrática, de valores universales. Por
eso, tenemos claro que el llamado “pin parental”, que no tiene cabida en
nuestras leyes, ni responde a los planteamientos de las familias, lo
que pretende es atacar este modelo de educación e imponer la cultura del
miedo en los centros educativos, para llevar al profesorado a la
inacción.
El
alarmismo de las derechas, transmitiendo mentiras muy peligrosas
asociadas a la supuesta libertad de expresión, educativa y religiosa,
persigue combatir las políticas de igualdad, diversidad e inclusión,
aprobando medidas para defender su adoctrinamiento y recortar la
libertad del alumnado.
Celebramos
que la Consejería de Educación de Canarias se haya manifestado contra
el “veto parental”, asegurando que esa medida "no tiene cabida" en el
sistema educativo español pues vulnera la legislación vigente. Pero nos
parece una respuesta insuficiente.
Una
vez más, insistimos en que esta Institución, y el gobierno en su
conjunto, han de poner en marcha medidas que aseguren que la legislación
se cumple en la práctica diaria.
Nos
referimos al desarrollo de leyes, como la Ley de Salud Sexual y
Reproductiva que indica que “los poderes públicos, en el desarrollo de
sus políticas sanitarias, educativas y sociales garantizarán la
información y la educación afectivo-sexual y reproductiva en los
contenidos formales del sistema educativo”, o al cumplimiento de la PNL
aprobada por unanimidad en el Parlamento de Canarias en octubre de 2018
en la que “se insta al gobierno de Canarias a que se implementen
políticas integrales en materia de educación afectivo sexual y de
atención a la salud sexual y reproductiva, adecuadamente dotadas de
medios y recursos económicos, materiales y humanos, basadas en un
concepto positivo del hecho sexual humano, de la diversidad sexual y de
los vínculos afectivos, que promuevan y garanticen que las personas se
formen para vivir satisfactoriamente y sin riesgos su sexualidad, y para
que sepan resolver sus necesidades afectivas, relacionales y de
vinculación en el marco de una ética relacional de igualdad, sinceridad,
respeto y responsabilidad”.
Es
cierto que ante la dura realidad que estamos viviendo por la
inexistencia de esta Educación Afectivo Sexual (aumento de ITS,
violencia sexual, embarazos en adolescentes, soledad emocional…) mucho
se habla últimamente de su necesidad. Pero las políticas educativas en
Canarias (y en el Estado español) en relación a la EAS se han
caracterizado por su inexistencia y/o ineficacia, dado que la Educación
Afectivo Sexual no se puede restringir a acciones puntuales, a talleres
voluntarios, ni se puede concretar solo en charlas de algún especialista
o activista, como está ocurriendo.
Cada
persona es única e irrepetible, no pertenece a nadie y tiene el derecho
a recibir una Educación Afectiva y Sexual por parte de las familias, de
los centros educativos, de los servicios sanitarios y sociales y de los
medios de comunicación.
Una
educación que ponga en el centro sus necesidades y que le posibilite
que pueda construir su biografía afectiva y sexual, diversa en
orientaciones (homo, hetero, bisexualidad…), en identidades (hombres,
mujeres, trans*, intersexuales…) y en deseos; construir su vida con
libertad, sin elementos discriminatorios de género y libre de riesgos.
Una educación que le facilite herramientas para construir relaciones
diversas, guiadas por la ética relacional del placer y el bienestar
compartido. Una educación en buenos tratos, en respeto, en cuidados, en
humanidad.
Estos
conocimientos y herramientas deben ofrecerse de forma estructurada y
continuada en el aula, espacio que, al ser obligatoria la
escolarización, puede garantizar que todas las niñas, niños y jóvenes,
en su amplia diversidad, puedan acceder a la misma.
Una
Educación Afectiva y Sexual que en los centros educativos puede (y
debe) contar con tiempo, materiales y docentes con competencias para
implementar, en colaboración y coordinación con las familias y los
servicios sanitarios y sociales, esta formación integral. Este
desarrollo requiere una apuesta decidida y comprometida por parte de los
poderes públicos.
Urge
la inclusión explícita en el currículo, y se necesitan medios y
recursos personales y económicos para la puesta en marcha de planes de
educación y atención a la sexualidad integrales, biográficos,
interseccionales, desde una visión positiva del hecho sexual humano, no
heteronormativa, desde la igualdad y la diversidad, con implicación de
sus protagonistas, y como una responsabilidad compartida por los
diferentes agentes sociales.
Pero
lo cierto es que en Canarias, en la práctica, no visualizamos estos
planteamientos integrales, comunitarios, que son necesarios. El actual
gobierno de progreso no ha ofrecido alternativas al desmantelamiento de
los planes, programas, recursos y servicios en materia de sexualidad,
que llevaron a cabo varios gobiernos de Coalición Canaria, ni al modelo
de Educación Afectivo Sexual que éstos implementaron, que se sigue
concretando en acciones y medidas voluntarias, puntuales, fragmentadas y
deslavazadas.
Las
posibilidades para educar son muchas, pero no pueden quedarse en
declaraciones de buenas intenciones, ni concretarse en parches o
acciones para fotos, requieren ir a la raíz del problema.
De
ahí la urgencia de atender al reiterado incumplimiento de las leyes,
también por el gobierno de Canarias, que con su negligencia, cerrando
los ojos ante la demostrada insuficiencia que conlleva realizar un par
de charlas o talleres al año en algunos centros educativos, está
lesionando derechos de la población infantil y juvenil. Si no se
desarrollan políticas públicas integrales en educación y atención a la
sexualidad se permitirá que esta función la cumpla la pornografía, como
primera vía de acceso al conocimiento de la erótica para las y los
menores, y unos medios de comunicación y redes sociales que van camino
de convertir la sexualidad en un producto más de consumo.
Hacen
falta otros modelos de vida y de relaciones que no dañen a las
personas, que dignifiquen la vida y al ser humano. Y ello requiere ir
más allá de declaraciones institucionales, implica dedicar recursos y
tener la suficiente voluntad política para colocar las necesidades
humanas en el centro de la acción política.
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