Navidad en la España encabronada
Antón Losada
El diario .es
No hay nada que encabrone más a la España encabronada que
ver cómo no se cumplen sus profecías
Se quedan sin calificativos en la España encabronada. Si el
odio cotizara en Bolsa habría periódicos, radios y televisiones que ya habrían
multiplicado por mil su valor. No hay nada que encabrone más a la España
encabronada que ver cómo no se cumplen sus profecías. Habían anunciado un
Armagedón en Catalunya el 21D, seguros como estaban que la Catalunya
encabronada no les iba a fallar e iba a haber más violencia que en una película
de Nicolas Cage. Pero ya no se puede confiar en los independentistas ni para
eso. Hubo reunión presidencial, consejo de ministros y manifestaciones y
protestas como en cualquier país normal, como si fueran posibles una España y
una Catalunya desencabronadas.
Imagínense a la pobre Inés Arrimadas no sabiendo qué hacer
con su querella preventiva contra las monstruosidades que se iba a perpetrar el
21D, o a Pablo Casado, máster en psiquiatría avanzada por UESC (Universidad
Española de Su Casa) teniendo que explicarnos de nuevo cómo se puede llamar
desequilibrado a alguien sin insultarlo mientras se le ve hablando
tranquilamente. La gente normal reaccionaría callándose o incluso rectificando.
Pero el español encabronado solo constata nuevas evidencias que le reafirman en
su encabrone. No hubo sangre en Barcelona porque ahora mandan los CDR en
Catalunya, proclamó Arrimadas; el desequilibrio ahora está en Moncloa, el
verdadero centro de mando del independentismo; concluyó Casado; la complejidad
es de cobardes.
A falta de hazañas bélicas con que indignarse, la España
encabronada ha elevado a los altares a un mosso que le espetó a un manifestante
que "la república no existe, idiota ". Lo cual plantea la interesante
cuestión de qué hacía allí el mosso si la república no existe; al menos el
chaval sabía por qué estaba allí. En este relato encabronado de España hablar es
humillarse, negociar es traicionar y acordar es rendirse; y el español ni
habla, ni negocia, ni acuerda, porque ser español es lo más grande que hay y
con eso ya está todo dicho. Y quien no lo entienda, no es español; por lo
tanto, se merece todo cuanto le pase y más.
No van a ser unas navidades fáciles para la España
encabronada. A esa dramática estampa de familias divididas que ya no pueden
hablar de política, como curiosamente sucede siempre que la derecha no está en
el poder, cazadores abatidos por jaurías de animalistas enfurecidos, toreros
con el rabo cortado por salvajes antitaurinos, caballeros españoles violentados
por ejércitos de feminazis y migrantes matando carneros en los descansillos, ha
de sumarse la tristeza de ver cómo Pedro Sánchez come el turrón en la Moncloa y
aún habrá que esperar para darle su merecido. Menos mal que el Real Madrid se
ha vuelto a hacer con el Mundialito ante el poderosísimo y legendario Al Ain
Football Club. Aún podemos desencabronarlos. Bo nadal.
¡Felices navidades !
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