Reino de España: La Unidad Nacional
Guillem Martínez
09/06/2016
En la pasada legislatura, o legislatura precox--desapareció,
zas, en los prolegómenos; algo, por lo común, poco épico--, fue
imposible alcanzar un pacto gubernamental de izquierdas. PSOE argumentó
que ello se debió a la cosa referéndum catalán. Es posible que no sea
sólo por eso. Pero, lo importante, el caso de la cosa, es que para
explicar esa imposibilidad, se recurrió al marco "Unidad Nacional". Lo
que indica que el marco "Unidad Nacional" es importante. Es, tal vez, el
marco de todos los marcos. El más autosuficiente. El más descomunal.
¿Qué diablos es? ¿Por qué lo defendió el PSOE de la pasada legislatura
hasta el punto de jugarse, todo apunta a ello, su existencia? ¿Por qué
se presenta como algo tan importante y a defender --como en las pelis
españolas de los 40's-- con, literalmente, la vida?
Se
podría entender que "Unidad Nacional" es equivalente al concepto "Unidad
Territorial". Pero no lo es. El concepto "Unidad Territorial" no ha
existido mucho por aquí abajo. De haber existido, hubiera generado una
depresión absoluta, pues España es, de hecho, el país europeo que más
territorio ha perdido desde que empezó a formularse como Estado. En el
XVII pierde, por ejemplo, una amplia franja de territorio históricamente
aragonés --la actual Catalunya Nord--. Ese mismo siglo, con la marcha
de Portugal echando leches, España pierde, incluso, la posibilidad de
ser una "Unidad Territorial" Peninsular --hoy, si se fijan, La Península
son cuatro entidades estatales diferenciadas; muchas como para
calificar a España, una de ellas, como "Unidad"; demasiadas como para no
calificar la Unidad Española como fracaso histórico--. En el XVIII,
España pierde, en la Guerra de Sucesión, todo el monto de territorio
europeo. De paso, para que UK abandone el territorio, se le entregan dos
territorios históricamente españoles, como Menorca o Gibraltar. No problem system. En
el XIX, y en dos grandes etapas, se pierde todo el territorio americano
y asiático. En el XX, y en pleno franquismo, se pierden las últimas
posesiones africanas, algunas de ellas bajo esa forma, tan
territorialmente española, como la provincia. Todo esto indica que el
concepto "Unidad Territorial", muy laxo, no tiene nada que ver con el
concepto "Unidad Nacional", místico, sacrosanto, un marco al que aludir
para explicar un fracaso como el de la anterior legislatura. Lo que
indica que "Unidad Nacional" no transcurre en el territorio, esa cosa
cambiante a lo largo de los siglos.
La "Unidad
Nacional", ese misterio, no es un concepto muy viejo. No puede existir
antes del concepto nación, que empieza a nacer, tímidamente, en el
XVIII. Nación, a su vez, no es territorio. No es tampoco, en su origen,
algo que aluda a la cultura, o la lengua, o la idiosincrasia de una
entidad política. En origen, alude a la sociedad real. Es decir, a la no
Real. La nación es la sociedad, exceptuando al poder monárquico. Por
eso mismo, el palabro nación tuvo serios problemas genéricos para
existir por aquí abajo. Se utiliza en la Guerra de la Independencia,
pero se le jubila con el absolutismo posterior. Posteriormente, es una
palabra más vinculada al liberalismo, si no a la revolución, como
atestigua su utilización en conceptos como Milicia Nacional, guardias
locales de voluntarios revolucionarios que, de una forma u otra, existen
a lo largo del XIX, en cada brote revolucionario. Fueron importantes.
Metáfora: la bandera de la Milicia Nacional de Madrid era una tricolor,
que con el tiempo acabó siendo admitida como la bandera republicana
española. La última vez que existieron Milicias Nacionales fue en el
ciclo revolucionario de 1868, que transcurre tras la primera revolución
democrática española. Defendían la nación. Lo no-Real. En esta época,
por cierto, a través de un republicanismo explícito, de corte federal.
El federalismo, a su vez, era una novedad política, que cuajó con fuerza
por aquí abajo. Con muy pocos meses de diferencia, fue formulado en
Francia, por Proudhon, y en España por Pi i Margall. Cuando nace, no lo
hace para garantizar diversas entidades nacionales --lo dicho, no están
formuladas; el concepto nación, nacido para identificar a la sociedad
civil, aún no significa netamente una identidad--, sino para garantizar
la existencia de un Estado no autoritario ni vertical, a través de la
división de la Soberanía --hasta hace poco, una calidad que detentaba el
soberano y, por extensión, el Estado--, en tres unidades, que se la
repartían y la ejercían. A saber: el Estado Federal, el Estado federado y
el municipio.
Toda esta lógica democrática desapareció
tras un golpe de Estado y la I Restauración, un paréntesis muy largo,
que dura hasta 1931. La Restauración, ojo al dato, ya utiliza, a tope,
el concepto "Unidad Nacional". Donde nación ya es una identidad
cultural, que también formula la Restauración. Es España, la nación
española, una sola lengua, el castellano, y una sola cultura, la
católica. ¿Qué es la "Unidad Nacional"? Supongo que una construcción
defensiva de esa idea de nación, y también una respuesta al proceso
democrático y federal que la Restauración vino a aplazar. Es decir,
también es la defensa de que la Soberanía es indivisible. Pertenece al
Estado. Jamás la cederá a un Estado federado y al Municipio. La defensa
de ese concepto de nación monolingüe, católica y no democrática, pasa
por ahí. Es la "Unidad Nacional". "Unidad Nacional" prima sobre "Unidad
Territorial". Posiblemente, las grandes victorias militares locales, por
ejemplo, han sido en el campo de la "Unidad Nacional", antes que en el
de la "Unidad Territorial", donde nuestros militares se han cansado,
literalmente, de perder. O, lo que es lo mismo, las grandes victorias
han sido sobre la sociedad. En tanto que antidemocrático y reaccionario,
el concepto "Unidad Nacional" está cargado de sangre y represión.
Anyway.
Cuando un candidato de izquierdas habla de defensa de la "Unidad
Nacional", de que la "Unidad Nacional" no es negociable, que jamás
pondrá en riesgo la "Unidad Nacional", no se remite a un concepto
milenario. Habla de un marco creado en la I Restauración, recreado en el
Franquismo --curiosidad: el Franquismo recrea pocos mitos propios; la
mayoría de sus mitos culturales y políticos vienen de la Restauración--,
y adoptado, como animal de compañía, en la II Restauración/la Transi.
Es decir, está jugando fuera de casa. O está asumiendo, sin saberlo, que
su casa es otra a la prevista. Está asumiendo, en fin, una idea de
nación y de soberanía del siglo XIX, nacida para aplazar un proceso
democrático vigoroso, y utilizada, para lo mismo, en el siglo XX. Ni más
ni menos.
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo)
www.ctxt.es
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