domingo, 11 de enero de 2015

Rastros de Dixan.

 

—No conozco esa ley —dijo K.
—Pues peor para usted —dijo el vigilante.
—Sólo existe en sus cabezas —dijo K.
—Ya sentirá sus efectos.
Franz Kafka, El Proceso (1925)

Tanta confianza en la veracidad de esos vaticinios es, por sí misma,
profundamente inquietante. En este punto conviene simplemente ceder
la palabra a Didier Bigo:
"Entre la ciencia y la adivinación, esta previsión del futuro en el caso de
los criminales potenciales a los que hay que detener e ingresar en prisión
antes de que actúen, conforma la estructura de la «hipótesis del peor de los
casos». Nunca se discute porque se basa en la idea de que existen unos datos
confidenciales que están en manos de los dirigentes, lo que implicaría que
la toma de decisiones se efectúa con conocimiento de causa, que no existe
arbitrariedad alguna, que «si el río suena, agua lleva» y que las personas
detenidas están por algo [...] Pero el estudio de los últimos cinco años, que
apunta los errores reiterados en los razonamientos de dichos Gobiernos y
de sus servicios de inteligencia, deja entrever que ese supuesto conocimiento
de la incertidumbre, de los comportamientos de los enemigos y de la
capacidad para localizarlos a tiempo, es, como mínimo, discutible. Es algo
que parece más propio de un astrólogo en busca de determinados signos en
los cuerpos y los comportamientos humanos que de una técnica científica
probabilista y fundada en el análisis racional de los riesgos".

Nuestra sociedad antropoémica, instalada de pleno en una «neuropolítica» que sólo da
por descontada la amenaza terrorista para aportar bienestar psicológico a
la ciudadanía, sin interrogarse por las raíces de sus miedos, busca chivos
expiatorios para alimentar la sensación de unidad que aporta un enemigo
común; y hoy día los musulmanes parecen satisfacer a su pesar esa demanda,
como antaño lo hicieran judíos, masones o comunistas. Puesto
que su asociación con el mal no es, en el fondo —sí en las formas—,
objeto de discusión, los juicios a los que se les somete no tienen por fi nalidad
dirimir su inocencia, sino exponer públicamente su culpa, mostrar
su semblante maligno, enseñar impúdicamente sus estigmas.

( Del libro Rastros de Dixan)


Este libro fue impreso a finales de mayo de 2009; aproximadamente
1 año y 4 meses después de las detenciones de 9 ciudadanos
pakistaníes y 2 indios, acusados de la preparación de un supuesto
atentado contra el transporte público en Barcelona. En el momento
en que se publica Rastros de Dixan, la mayoría de las noticias
difundidas en su día sobre este caso han sido demostradas como
falsas por la propia instrucción judicial. Ninguna de ellas ha sido
desmentida ni rectificada por los medios y los periodistas responsables


 Rastros de Dixan.pdf - MetaBiblioteca

libros.metabiblioteca.org/bitstream/001/








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