jueves, 18 de octubre de 2018

Cambio de paradigma en el foro de Davos .



El Foro de Davos respalda ahora las políticas redistributivas

“No se puede confiar sólo en las fuerzas del mercado para abordar el reto de la desigualdad”. La frase no procede del manifiesto de un partido progresista, sino de la organización que más ha sido asociada con la élite del capitalismo mundial, el Foro Económico de Davos.

En lo que parece una pirueta ideológica, la organización suiza ahora defiende “la aplicación de políticas redistributivas de inclusión, así como la introducción de un sistema fiscal más progresivo para reducir las desigualdades”, según se desprende de su última edición del Informe de Competitividad Mundial, difundido ayer.


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miércoles, 17 de octubre de 2018

La Iglesia católica apostólica y romana franquista .






La Iglesia católica está dispuesta a permitir la inhumación, manteniendo en pleno siglo XXI su compromiso con el fascismo al custodiar a genocidas
Franco en la Almudena o un pan como unas hostias

Cuarto Poder


"Bien está lo que bien acaba

El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido poner fin al escándalo de la veneración del dictador Francisco Franco en la basílica del Valle de los Caídos. Algo positivo, más aún tras la absoluta inacción de los gobiernos anteriores, especialmente los de Felipe González que con sus mayorías absolutas no hizo nada. El tema ha sido objeto de debate prácticamente desde la moción de censura y ha desplazado de la agenda política otras cuestiones de interés social y económico. También ha servido para que afloraran los apoyos que el franquismo sigue teniendo en España.
El Congreso de los diputados aprobó un Real Decreto Ley para la exhumación, con la abstención de PP y Ciudadanos, que establece que “la presencia en el recinto de los restos mortales de Francisco Franco dificulta el cumplimiento efectivo del mandato legal de no exaltación del franquismo y el propósito de rendir homenaje a todas las víctimas de la contienda”.
Pero hete aquí que la familia del dictador, que se opone a la exhumación, ha preparado una jugada maestra si no se admite su recurso y pretende que sea inhumado en la cripta de la catedral de la Almudena. Si les sale la operación, sería peor que Franco esté en la Almudena que en el Valle de los Caídos. Peor para la democracia, para las víctimas del franquismo y para la imagen internacional de España.Porque sería sustituir un lugar de peregrinación por otro para sus adeptos. ¿Se imaginan concentraciones de fascistas con toda su parafernalia homenajeándole, en pleno centro de Madrid, en una zona muy turística?
Es verdad que los restos de estos negros personajes son muy incómodos. Mussolini fue fusilado por los partisanos y después de descolgarle del poste de una gasolinera de Milán y de alguna vuelta más, finalmente le enterraron en su pueblo, Predappio. Los soviéticos se llevaron las cenizas de Hitler del patio de su bunker en Berlín donde fue quemado después de su suicidio. A Bin Laden los americanos le arrojaron al mar, una fórmula que, por cierto, defiende el historiador Paul Preston para Franco.
La Iglesia católica está dispuesta a permitir la inhumación, manteniendo en pleno siglo XXI su compromiso con el fascismo al custodiar a genocidas en sus recintos: Queipo de Llano en la Macarena o a Franco en la Almudena. Vamos, lo que se llama poner una vela a dios y otra al diablo. Se amparan en la formalidad de que la familia tiene la propiedad de una tumba en la cripta. Pero olvida que desde 1983 está prohibido por el vigente Código de Derecho Canónico el enterramiento en las iglesias y pretende hacer una interpretación torticera para dejar fuera las criptas, burlar la ley y seguir dando trato privilegiado al dictador.
Utiliza el argumento de que “acogemos a todo el mundo” (arzobispo Osoro). O que la Iglesia “no puede negar a un cristiano” el enterramiento, ya que los “muertos no tienen carné político” (Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal). Justificaciones que no hay por dónde cogerlas: Franco no es cualquier persona, su filiación política es conocida y es un mal cristiano: un dictador y genocida responsable que España sea el segundo país del mundo con más desaparecidos (114.226 según documentó el juez Baltasar Garzón). Es muy fuerte la complicidad de la Iglesia católica con el franquismo, cuando no ha colaborado nunca con las víctimas de éste, como denuncia la ARMH.
Los mismos cristianos demócratas de base (Coordinadora Estatal de Redes Cristianas) han reaccionado con un duro e importante comunicado. En él acusan a la jerarquía eclesiástica de violar el derecho canónico, de no favorecer la reconciliación y no desvincularse del “funesto nacional-catolicismo anterior”. Concluyendo que ni el Evangelio ni las víctimas admiten complicidades y que los restos de un dictador no deben de estar ni en una iglesia ni en una cripta.
El Gobierno parece que aceptaría lo que quiera hacer la familia. Pero puestos a hacer las cosas, hay que hacerlas bien y la inhumación en la Almudena no puede ser la solución. El lugar donde estén los restos de un tirano es, en última instancia, una decisión política. No una cuestión familiar y privada sobre la que puede decidir la familia y la Iglesia católica, si ello supone una humillación a las víctimas y una afrenta para la democracia. El Gobierno no puede aceptar una decisión que implique mala fe al pretender trasladar el centro de gravedad del culto al dictador al corazón de la capital del Estado.
Los mismos argumentos que se utilizan para la exhumación y traslado de los restos mortales del dictador del Valle de los Caídos (“el inequívoco y extraordinario interés público”) son válidos para no inhumarlo en el centro de Madrid creando un nuevo lugar de peregrinación de fascistas. También contradice el espíritu y la letra de la ley de Memoria Histórica de 2007, así como los mandatos de Naciones Unidas.
Un espacio de apología del fascismo en la capital del Estado es incompatible con la democracia. Pero esto solo se para con movilizaciones, dada la actitud del Gobierno que acaba de reconocer que “no puede impedir que Franco se entierre en la Almudena”. Se ha puesto en marcha una recogida de firmas contra ello que en pocos días lleva ya 70.000. Las fuerzas democráticas tienen el reto de convocar a la ciudadanía a la calle para impedir que Franco vuelva a tomar Madrid, una tropelía que llenaría de vergüenza a la capital de España y a sus habitantes.
Este país necesita reforzar urgentemente su identidad colectiva, pero medidas así solo profundizan la división y el enfrentamiento. La manera de tener un país plenamente democrático y con un sentimiento compartido por toda la población es que haya verdad, justicia y reparación con la memoria histórica. No se puede humillar a las víctimas del franquismo, hay que respetarlas y protegerlas. Mientras que el Parlamento no legisle que es delito la apología del franquismo y el negacionismo de sus crímenes, tendremos que convenir que la transición no fue otra cosa que la continuidad del franquismo por otros medios.
Fuente: http://www.cuartopoder.es/ideas/2018/10/15/franco-almudena-madrid-agustin-moreno/

La industria militar al desnudo

Y ver  ...
La industria militar al desnudo

La pobreza enquistada en España..

La pobreza se enquista en el Estado Español pese a la mejora de la economía


Por Inma Ruiz Molinero

Un informe alerta de que han aumentado desde los años de la crisis los hogares
en los que se pasa frío o se consume menos carne y pescado de lo necesario.

“En España, a diferencia del resto de Europa, no hay políticas fuertes de redistribución de la riqueza y eso, unido a la precariedad del empleo que se crea, ha generado un modelo social incapaz de superar una realidad: no conseguimos traducir nuestros niveles de riqueza en un mayor bienestar social”

Tener un segundo par de zapatos es un indicador de bienestar económico. Estos gestos de consumo cotidiano deberían ser la letra pequeña de las grandes cifras macroeconómicas. Pero, en España, esa correspondencia no se da. Así lo revela el informe sobre el Bienestar Económico y Material de la Fundación La Caixa, que ha cruzado datos de fuentes como el Eurostat, el Instituto Nacional de Estadística (INE) y varios ministerios y ha arrojado unas conclusiones demoledoras: a diferencia de los países de su entorno, la recuperación económica en España no ha venido acompañada de una mejora social equivalente.
La realidad de los españoles difiere de la de sus vecinos europeos en dos datos críticos: el nivel de vulnerabilidad —un tercio de la población vive a merced de los vaivenes económicos— les sitúa en la posición 25ª de los 28 Estados miembros de la Unión Europea. También están en la cola, solo por delante de Letonia, Lituania, Grecia, Rumanía y Bulgaria, en lo que respecta a la “pobreza consistente”, esa que combina la debilidad económica (ingresos) y las privaciones materiales (modo de vida).



La pobreza se enquista en España pese a la mejora de la economía



Sin embargo, la crudeza de estas cifras no casa con un Producto Interior Bruto (PIB) que está en la media de los países de la Unión Europea, en un honroso decimocuarto puesto. El dinero que reflejan las grandes cifras no llega a los monederos: con los datos disponibles en la mano, tantos españoles no deberían ser tan pobres.
Laura tiene dos hijos adolescentes y un marido en paro de larga duración, como ella. A sus 45 años, no puede hacer frente a un imprevisto ni pagarse unas vacaciones de una semana al año, como más de un tercio de los españoles. Dice que en su casa, en Sevilla, no se vive, se sobrevive. Está al borde del embargo por su comunidad de vecinos y enfría con una nevera usada que le dieron cuando se estropeó la suya.


La pobreza se enquista en España pese a la mejora de la economía


En el 33% de los hogares españoles, lo que se rompe se repara o se pierde: sustituir los muebles rotos es un lujo imposible. Leonor estuvo cobrando un paro de tres euros después de un contrato de tres horas semanales. Después llegó un miniempleo y el posterior desahogo: “Tres meses con 270 euros de prestación para pagar techo y comida, porque la ropa de los niños nos la van dando y la calefacción la paga mi padre”, dice la mujer.
Ahora saca, cuando se le da bien, 80 euros semanales dando clases particulares de francés. El profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los autores del informe, Luis Ayala, ha combinado los datos de suficientes Lauras y Leonores como para concluir que la inestabilidad y la baja calidad del empleo que se crea son las causas principales de esa disfunción española que impide que las vidas mejoren al ritmo de la economía, como sí ocurre en países del entorno europeo.
Gastos cotidianos y necesarios como comer carne o pescado con regularidad o calentar la vivienda en invierno son graves carencias que se agudizaron con la crisis y no han mejorado con la recuperación económica en España: el 8% de la población pasa frío en su casa —más que el 7,2% que sufría esta carencia en 2009, en plena crisis— y el 3,7% no se alimenta como debe por falta de dinero, frente al 2,1% que solo comía carne o pescado cada dos días en 2009.
La crisis pasada, a pesar de su gravedad, no es sin embargo la gran culpable de esta situación. El autor del informe tiene claro que, en España —donde una cuarta parte de los mayores de 25 años carece de ingresos propios o gana menos de 535 euros mensuales— no basta con generar más riqueza para solventar el problema: “Hay que cambiar muchas cosas, la regla de ‘a más empleo, menos vulnerabilidad’ no es válida aquí; el 10% de los trabajadores sigue perdiendo el 25% de renta cada año por la precariedad de las condiciones laborales”.
Esto lo ve con sus propios ojos, cada día, Cristina Cózar, técnica de inclusión sociolaboral de Acción contra el Hambre en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en Madrid, uno de los más pobres de España: “El paro es un gran problema, pero incluso la gente que consigue un empleo, gana muy poco o trabaja pocas horas; tiene un trabajo, pero siguen compartiendo casa, viviendo en un cuarto y sufriendo muchas carencias básicas porque no le da con lo que gana”, sostiene. Es difícil acostumbrar la mirada a lo que Cózar ve cada día: “Gente que apenas come carne una vez por semana y se alimenta de lo que le dan: pasta, galletas, legumbres… La ropa es otro problema, no pueden comprar lo básico y se ponen lo que les regalan; cuando van a buscar trabajo se prestan entre ellos la ropa que es un poco más arreglada”.
Casi una de cada tres personas recibe menos ingresos de los que consideran necesarios para equilibrar sus gastos, según el estudio, que incide en las dificultades de un número creciente de personas para mantener sus niveles de participación social. El 18,8% de los españoles no dispone de una cantidad de dinero, por pequeña que sea, para gastar en ellos mismos; y el 9,6%, frente al 5,2% de 2009, no se puede permitir sustituir las prendas viejas por ropa nueva.

Aislamiento social
Esto provoca un aislamiento social que ahonda la desgracia económica. “Tienen muy poca autoestima, están cabreados con todo”, explica Cózar, “y eso es una pescadilla que se muerde la cola: es muy difícil buscar trabajo así, acaban aislados, sin salir de casa, sin apenas moverse, cada vez más gordos porque no caminan, no se cuidan, no tienen motivaciones… Muchos comparten vivienda y se dan situaciones tremendas. Esas casas con un montón de familiares que conviven a la fuerza y con muchísimos problemas son una fuente permanente de discusiones, con niños que presencian broncas continuas…”.
La precariedad económica, el aislamiento social y la tensión familiar se retroalimentan uno a otro creando un ambiente irrespirable donde el estrés, la ansiedad y los trastornos psicológicos acaban por sepultar a quienes pueblan los números rojos de las estadísticas.
Y así no hay quien salga del hoyo: el riesgo de pobreza crónica aumentó casi seis puntos de 2012 a 2016, cuando alcanzó el 13,5%, el último dato registrado por el informe que tanto preocupa al profesor de Economía. “En España, a diferencia del resto de Europa, no hay políticas fuertes de redistribución de la riqueza y eso, unido a la precariedad del empleo que se crea, ha generado un modelo social incapaz de superar una realidad: no conseguimos traducir nuestros niveles de riqueza en un mayor bienestar social”, concluye Ayala.


 y  ver  ..Madrid registra la tasa de pobreza grave más alta desde 2008

 https://www.rebelion.org/noticia.php?id=247847

martes, 16 de octubre de 2018

España y las armas a Arabia Saudi .




España no puede seguir vendiendo armas a Arabia Saudí
No hay excusa

TopoExpress


Tras el brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en Estambul, no hay excusa que valga, por parte del presidente Sánchez, para seguir vendiendo armas a Arabia Saudí. España debe recuperar su dignidad.El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá el próximo 24 de octubre en el Pleno del Congreso para justificar lo injustificable: los sucios negocios armamentísticos de su gobierno con Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero saudí, quien acaba de ser acusado de asesinar brutalmente al periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul.(1) Un crimen cruel que traspasa cualquier línea de la convivencia internacional. El Presidente Sánchez no puede ignorarlo. El asesinato de un periodista crítico con la guerra del Yemen debía hacer recapacitar a un gobierno que hasta ahora ha mostrado su desprecio por los derechos humanos si hay intereses económicos de por medio. España debe recuperar su dignidad.
El 2 de octubre Jamal Khashoggi entró en el consulado saudí en Estambul para recoger un certificado de divorcio. No salió vivo. Hay imágenes de su entrada registradas por una cámara de seguridad, pero no hay ninguna de su salida. Hatice Cengiz, su novia, que le acompañó hasta la puerta y estuvo esperándolo durante once horas, desesperada, dio la alarma de su desaparición.
La policía turca ha concluido que Jamal Khashoggi fue asesinado brutalmente en el consulado por órdenes del más alto nivel. Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero nombrado por el rey Salman, amigo de los Borbones, durmió en El Pardo durante su visita a España el pasado abril. Quien lleva el día a día de la política saudí tuvo que autorizar la operación, altamente compleja en un país extranjero. The New York Times ha dicho que hay indicios de que la operación fue aprobada por él. El propio príncipe se jacta de que nada ocurre en Arabia Saudí sin que él lo sepa.
La historia es horripilante no solo por asesinarlo con engaño y alevosía dos días antes de su boda. El consulado le había dado cita para ese día y habían mandado a los empleados turcos a casa. El cadáver fue desmembrado por los asesinos con una sierra forense para cortar huesos que habrían traído con ellos desde Arabia Saudí. Necesitaban deshacerse de la evidencia de su crimen. La policía turca pudo identificar a quien lo hizo. Un equipo de 15 miembros formado por agentes de la inteligencia y otros funcionarios del gobierno saudí, entre ellos un forense y tres miembros de la guardia personal de Mohammed Bin Salman que llegaron y salieron de Estambul en dos aviones privados el mismo día del crimen. La policía turca ha hecho públicos los nombres y fotos de todos ellos, la matrícula de los dos aviones y videos de sus movimientos tomados por cámaras de seguridad que confirman sus acusaciones.
Jamal Khashoggi, de 59 años, periodista, llevaba un año viviendo en Virginia, donde tenía residencia permanente. Khashoggi era un amigo del gobierno de los Estados Unidos. Defendía una mayor implicación directa de Washington, no necesariamente militar, para resolver la crisis en Yemen. Él mismo no se consideraba un disidente, sino alguien que expresaba a través de su trabajo periodístico lo que pensaba. Khashoggi había sido un hombre del régimen hasta hace poco. Había sacado provecho del mismo durante años, quizá eso explica porqué se atrevió a entrar en el consulado. Cercano a la familia real saudí, había sido asesor de Turki Bin Faisal, hijo del rey Faisal, jefe durante un tiempo de los servicios de inteligencia y embajador en Londres y Washington. Se había distanciado del gobierno viendo el rumbo cada vez más absolutista que Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero, había tomado mientras hablaba, para la galería internacional, de modernización del Reino. Mohammed Bin Salman se estaba convirtiendo en la única la ley en el Reino.
Khashoggi seguía considerándose un periodista que decía lo que pensaba. Despedido dos veces a causa de sus opiniones, había sido director de al-Watan, el periodico más importante de Arabia Saudí. Algo que ya no podía hacer desde la llegada al poder de Mohammed Bin Salman, que estaba consolidando su poder frente a otras alas del clan de los Saud. Su columna en el periodico al-Hayat había sido cancelada y había sido amenazado para que no twiteara. Acabo autoexiliándose para salvarse de la cárcel.
Era de los pocos periodistas que podía explicar la política saudí desde dentro, y la relación existente entre los miles de príncipes de la familia Saud. Khashoggi dijo que decidió irse cuando se enteró de que habían detenido a varios amigos suyos por dar su opinión sobre la situación en cenas privadas. Mohammed Bin Salman se había hecho cargo del país y había prohibido criticarlo en público o en privado. Los tentáculos de la policía secreta están en todas partes. Kashoggi escribió en The Washington Post al poco de llegar, en una columna que tenía fija, “Arabia Saudí siempre ha sido represiva. Ahora es invivible”.
Sus columnas en The Washington Post hablaban del autoritarismo de Mohammed Bin Salman, denunciaba que cada día eran detenidos más disidentes. Era crítico también de la aventura peligrosa de su política exterior, particularmente con la guerra de Yemen. “El príncipe coronado de Arabia Saudí debe restaurar la dignidad de su país acabando la guerra del Yemen”, había escrito en septiembre.
La política del gobierno Sánchez hacia Arabia Saudí legitima estos crímenes denunciados por Jamal Khashoggi. Mohammed Bin Salman piensa que puede hacer lo que quiere porque sus actos no acarrean consecuencias. Su dinero compra el silencio de los gobiernos ante sus crímenes. Los dólares son un salvaconducto frente a la violación permanente de los derechos humanos de su propia gente y los crímenes contra la humanidad en Yemen. La dignidad de un gobierno y de un país, en este caso España, desaparece.
El Presidente Sánchez quiso hacernos creer en la televisión que no hay otro camino para garantizar el empleo que entregar 400 bombas guiadas que sabemos serán usadas contra niños y mujeres. Es la misma posición que mantiene la derecha radical en Estados Unidos. ¡Hasta donde ha caído la socialdemocracia española!
Trump se niega a castigar a los saudíes cortando la entrega de armas por razones económicas. “Pienso que nos golpearía”, “Nosotros tenemos empleos, nosotros tenemos muchas cosas que ocurren en este país”, contestó a la pregunta de un periodista sobre si el asesinato de Jamal Khashoggi tendría consecuencias. Trump debía referirse a los negocios que su yerno, Jared Kushner, tiene con Mohammed Bin Salman. ¿No es lo que está ocurriendo aquí con los negocios y comisiones de los Borbones y Saudíes que Sánchez se niega a investigar?
Sánchez quiere hacernos creer que el capitalismo español, como ocurría en culturas precientíficas de sociedades agrarias, necesita sacrificios humanos para reproducirse. Ahora, para funcionar requiere la sangre inocente de los niños y mujeres de Yemen. ¿Será verdad que estamos tan atrasados y Sánchez es uno de esos caciques?
Fuente: http://www.elviejotopo.com/topoexpress/no-hay-excusa/



domingo, 14 de octubre de 2018

Informe sobre Cataluña.



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Ruiz-Domènec: “Barcelona ha construido Cataluña, a pesar de Cataluña”



El historiador, autor de 'Informe sobre Cataluña', asegura que existe un hilo histórico marcado por la rebeldía sin saber realmente qué relación se ha querido con el poder

MANEL MANCHÓN  
      Crónica Global ..


José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948) nunca quiso vivir en las catacumbas. Historiador, catedrático de Historia Medieval en la UAB, profesor visitante en numerosas universidades europeas y americanas, autor de obras como Europa, las claves de su historia; La memoria de los feudales; España, una nueva historia; o Rostros de la historia, veintiún historiadores para el siglo XXI, acaba de publicar Informe sobre Cataluña, una historia de rebeldía (777-2017), editado por Taurus, (en catalán por Rosa dels Vents), en la que hace caso a sus maestros George Duby y Marc Bloch.

El historiador no puede dejar de lado sus propias vivencias. Y Ruiz-Domènec no lo hace. Vivió los inicios de la UAB. Quiso vivir en Barcelona, y dejó la Granada natal. Veía en Cataluña “el mejor referente para la izquierda”, y se encontró, a los pocos años, con un proceso que fue muy rápido, a finales de los años setenta y los primeros ochenta, en el que el nacionalismo jugó sus cartas y ganó. Supo reorientar su carrera: “Me abrí al mundo y el mundo me acogió”, y su obra se publicó y se difundió fuera de Cataluña y España hasta hace pocos años, y renunció a ese vivir en la oscuridad, luchando por una causa que estaba siendo derrotada, en la calle y en las aulas, con los primeros gobiernos nacionalistas.

Ahora Ruiz-Domènec ha querido elaborar un informe como si hubiera sido el encargo de un jefe de Estado o un presidente de Gobierno con el objeto de explicar que en la historia de Cataluña​ existe un hilo conductor, una “rebeldía” permanente, que se necesita conocerla para afrontar lo que ocurre ahora. Y tiene claro que “Barcelona ha construido Cataluña, a pesar de Cataluña”, insistiendo en una máxima y es la duda permanente por querer ser España, y al mismo tiempo, por no querer ser España. “La clave reside en España: estar con ella o contra ella. La cuestión es que en estos siglos no ha existido en Cataluña la duda de ser o no ser España, sino la convicción de ser y no ser España”, asegura.

El tramo final es de vértigo, como si se produjera un viaje hacia el momento actual a toda velocidad: “Así el Gobierno surgido a raíz de la recuperación de la Generalitat para llevar libertad, amnistía y autonomía a los catalanes se fue transformando en un mecanismo de adoctrinamiento de los catalanes 'liberados'. Siempre que podían, los dirigentes políticos realizaban dos acciones ligadas entre sí: profundizaban en el autogobierno con el traspaso de las mayores competencias posibles (incluso el orden público) y abatían los nexos de unión con el resto de España, lengua, valores, memoria, símbolos”. Una enmienda a la totalidad al pujolismo.


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--Pregunta: Una primera idea que transmite su libro, Informe sobre Cataluña, es que es Barcelona la que construye el país, la que le da forma, a través del Condado de Barcelona, con menciones a figuras como Ramon Berenguer IV.

--Respuesta: No hay duda de ello. Barcelona ha construido Cataluña, a pesar de ella, desde el siglo VIII. La necesita y la quiere, porque es Barcelona la que lograba las mercancías necesarias, la que resuelve las malas decisiones que se toman. En muchos estudios se alude a las crisis alimentarias, cuando lo que sucedía es que se tomaban malas decisiones, cuando se decide una reconversión en los cultivos, y se pasa al azafrán, en lugar del trigo, por ejemplo. Unos se enriquecen con el comercio, mientras otros se mueren de hambre.



--Sin embargo, lo que queda claro es que usted se ha dejado buena parte de sí mismo en este libro, con un capítulo sobre los cuarenta años desde la democracia, en el que asegura que el nacionalismo ha ido aplicando un proyecto de forma sistemática que podía derivar en la independencia, con Jordi Pujol al frente.

--Yo sabía que tarde o temprano me iba a enfrentar a eso que está tan de moda ahora, que es contar tu propia experiencia. No le puedes dar la espalda a eso. El rigor y la honestidad intelectual debe estar siempre presente y te pueden pillar por eso si no los aplicas, pero el efecto que la vida ha provocado en ti, eso no lo puedes suprimir. Yo me debo a Marc Bloch, cuando escribe a partir de su propia experiencia, como judío. Yo, como intelectual, como historiador, como funcionario del Estado, --eso no lo voy a negar— que vivo relativamente bien, dentro de un mundo inestable, debo reflejar lo que ha pasado en este país en los últimos 40 años. Yo he vivido y he conocido a los protagonistas de este momento, y no me parece ético olvidarme de ello. No puedo no mojarme frente a mis propias impresiones. Con Sánchez Albornoz, que le conocí y lo admiraba, un día me dijo que no le admirara tanto, porque su generación no sería tan buena cuando no advirtió el riesgo de una situación que acabó en una Guerra Civil. Ahora no creo que vaya a ocurrir, porque tenemos armazones intelectuales mas fuertes, pero recuerdo que eso me pasó en Sarajevo, con los Juegos Olímpicos, cuando me invitó un gran amigo mío. Me dijo al despedirnos que viera bien aquel país, porque seguramente sería la última vez que lo vería. Sabía que se avecinaba algo muy grave.

--La crudeza con la que escribe, con interpelaciones al lector, con momentos clave en la historia de Cataluña, y con unos reproches enormes en ese tramo final sobre los últimos 40 años, ¿se puede abordar porque se tiene una estabilidad laboral, con una larga trayectoria detrás, como es su caso?

 --Sabía el coste que podría comportarme, pero lo he aceptado desde hace tiempo. Cuando eres funcionario del Estado, el mayor castigo es dejar de serlo cuando te jubilas. En este país se desprecia a la gente mayor, sin pensar que todos acabaremos siendo gente mayor, pero ese es otro tema. Yo sé lo que significa, en todo caso, la independencia de criterio, y sé que te conduce a una posición marginal. Nadie te cuestiona tu trabajo si lo haces bien, pero hay otra parte más oscura, la de la subvención y el apoyo, la de los honores. Eso es resbaladizo. Y yo resolví que no me interesaba, que lo importante era conservar mi independencia de criterio.

--¿Lo dice porque vivió cosas demasiado oscuras, precisamente, en el ámbito universitario?

 --He visto como se iba preparando una generación filibustera. Soy docente, y he visto cómo ha presionado el sistema, cómo un profesor calificaba de una manera, y el sistema añadía notas más altas. Ha habido una depauperización intelectual enorme. En mi experiencia, se ha demolido la Historia, se ha abandonado el gran relato, frente a lo que ocurre en otros países, para centrarse en cosas pequeñas, y especializadas.

--Usted lo señala en el libro, al asegurar que se debería entrar en detalle en la figura de Ramón Berenguer IV, que convierte el condado de Barcelona en la matriz de un territorio mayor, Cataluña, y que lega a su hijo un país “encajado en el Reino de Aragón”.

Informe sobre Cataluña. Una historia de rebeldía--Es una crítica al campo de acceso a la docencia. Por ejemplo, si sabes todo sobre el agua de Viladrau, no necesariamente puedes explicar  todos los movimientos marítimos. Se coloca a gente en el primer curso de universidad a dar clases sobre temas que no saben absolutamente nada, sólo porque han hecho un trabajo específico. Y ese no es el camino. Cuando se dice que ha habido adoctrinamiento, yo digo que no, que lo que ha pasado es que se presenta a autores de los años 50 como si no hubiera pasado nada desde entonces, que se ha caído en la mediocridad, dando cosas constantemente por hechas. La Historia no se ha hecho bien. Hay miedo a muchas cosas, a romper la cronología, a romper tabúes. Se han hecho cosas sólo para vender un libro diferente en Barcelona o en Zaragoza. Ese es el gran error.

--Proceso soberanista, proyecto independentista… Usted considera que hay una línea de continuidad, un hilo narrativo a lo largo de la Historia, y nombra lo que sucedió en 1917 con la Mancomunitat, cuando se pide más autonomía y la convocatoria de elecciones constituyentes, con lo que quedaría derogada la Constitución de 1876. Querían más, dice.

--El problema es que cuando se enfrenta a coyunturas históricas de mucho calado, no reflexiona históricamente. Cuando llega la Mancomunitat, cuando se traza un esquema de país, no se atiende a la realidad. Se descubre que a Cataluña le sobra la mitad de la población, y es la misma, qué paradoja, que le ha dado la musculatura económica al país. No se crean mecanismos de capilarización social. Y eso es grave. No se puede decir que esa mitad son inmigrantes, que no se asimilan. Vienen del sur de España. No se les puede tratar como si fueran de Finlandia. Eso deriva en un supremacismo evidente.

--¿Y ocurre que algunos lo ven y se apartan del coro?

--Los críticos se apartan, han creado el sistema, pero lo critican, como yo mismo he hecho, al revisarme a mí mismo, con la influencia de otros colegas. Eso pasó en 1917 con Josep Pijoan o Eugeni D’Ors. Pijoan ya se había ido, se fue por el mundo, con una sensación de desengaño total. Y D’Ors lo dijo: si se sigue por esa línea, vendrá un General y así fue, con Primo de Rivera, en 1923, apoyado por la burguesía catalana. La historia no se repite, pero es recurrente.

--¿Y ahora?

 --El capital se puede ir, como ya ocurrió tras el 1-O. Podría despatrimonializar, que sería la ruina. También podría tomar las riendas. Yo propongo que cuando se han tomado las riendas, las cosas han funcionado.

--Usted se pregunta qué hacer cuando la Realpolitik le da la espalda a la verdad, ¿eso ha pasado en Europa, con Carles Puigdemont, que va encontrando apoyos aunque tampoco le sirven de mucho?

--Es un problema, es una Realpolitik que no es consciente. Europa no se está enterando de nada. No hay discurso, están pensando en otra cosa. Tampoco hace caso al independentismo. En realidad lo que ocurre afecta al seno de la Unión Europea. Este libro es producto de dos grandes influencias, de mi editor (Joan Riambau, de Rosa dels Vents), con la idea de publicarlo en las dos lenguas, castellano (Taurus) y catalán (Rosa dels Vents), y de periodistas extranjeros que, cuando me consultaban, me decían que por qué no lo escribía. Lo que he querido hacer es un informe, por eso el título del libro, como si fuera un encargo de un jefe del Estado o un presidente del Gobierno que quisiera conocer qué se esconde históricamente en todo este asunto.

--¿Por qué una narración con especial atención a la Edad Media?

--Porque estoy cansado que se diga que lo que ha pasado es una rabieta por una sentencia del Tribunal Constitucional, o por una decisión o una frase que dijo José María Aznar.

--¿Entonces, lo que hay es un hilo histórico, una constante que deriva en el independentismo?

--Hay un hilo que es la rebeldía. Para mí es un concepto positivo. Es un país, que tiene una identidad, con un nombre que adquiere después, a diferencia de España, que toma un nombre que ya tiene, que es la Hispania de los Romanos. Cataluña es la provincia Tarraconense, hasta que alguien le da un nombre, pero ya existía ese país, con un carácter y una geografía o lo que fuera. Pero cuando Cataluña se enfrenta al Minotauro, al poder, como decía Vicens Vives, en Notícia de Catalunya, esa rebeldía propia se convierte en algo negativo. En el arte, y en muchos aspectos, esa rebeldía se convierte en una gran creatividad. En la arquitectura, Gaudí se rebela ante el neogótico, que no le gusta, y se inventa ese modernismo que es muy divertido. En el diseño, en el mundo de la medicina, en muchas cosas, lo catalán resulta en una rebeldía muy positiva y creativa. Pero en el campo político las cosas son distintas.

--¿Es una guerra interna constante?

--Es un enfrentamiento ante el poder. Ramón Berenguer IV, que se nombra Rey de Aragón, para poner orden al lío de condados feudales, con asesinatos de unos a otros, que conquista las taifas de Tortosa y Lérida, con lo que configura el territorio catalán, sufre 17 años de guerra civil, con una nobleza que le odia, y que solamente con mano dura logra doblegar. Pedro el Grande, que se aventura a la gran política internacional, sufre el acoso de los barceloneses, que se revuelven contra él, en un acto sedicioso, como explicó Bernat Desclot. Es una tendencia de larga duración. Hay un enfrentamiento contra los Trástamara, contra los Habsburgo, contra todos. Se argumenta que no querían a los catalanes, pero yo demuestro que Carlos V ofreció una gran oportunidad para que Barcelona fuera casi el eje de la capital del Imperio. “És molt complicat”, se respondió. Se teme al poder, pero hay, al mismo tiempo, el ensueño de que si se tuviera el poder todo funcionaría perfectamente. No se ha sabido lo que se ha querido.


 Y VER






jueves, 11 de octubre de 2018

La instrumentalización de la crisis en Cataluña.

Las claves sociales del secesionismo catalán

Le Soir


Un conocido dibujante explicó así a los españoles los recortes sociales de la crisis: “Bajaron las persianas y nos dijeron que era de noche”. Pero una parte de la población se dio cuenta y salió indignada a las calles: era el 15M, un movimiento que fraguó en Madrid y se extendió al resto de España. En Barcelona fue desalojado por la policía autonómica en unas escenas similares a las protagonizadas por la policía nacional el 1 de octubre de 2017. Un destacado miembro de ERC -partido nacionalista de centroizquierda- resumió su posición en una frase: “Que se vayan a mear a España”. Aquí encontramos el origen de la movilización independentista que se refleja en el cambio de eslóganes: del “Violencia es cobrar 600 euros” de un movimiento social, al “España nos [a los catalanes] roba” de un movimiento étnico.
Para proceder al trasvase, las élites del nacionalismo catalán aplicaron el principio de Eric Hoffer: “La forma de acabar con una revolución social es promover un movimiento religioso o nacionalista”. Cataluña es una de las comunidades más ricas de España, fue la que aplicó con más rigor los recortes, y el partido hegemónico -que modeló las instituciones autonómicas a su medida- arrastra una estela de corrupción que afecta a la familia del expresidente Pujol, cargos de la Generalitat y del partido. La instrumentalización de la cuestión identitaria fue reconocida por Santi Vila, desde el gobierno catalán, en 2014: “¿Si este país no hubiera hecho un relato en clave nacionalista cómo hubiera resistido unos ajustes de más de 6.000 millones de euros?”. En la misma dirección insistía el presidente de ANC, una entidad fundada en 2012 y motor de las movilizaciones, Jordi Sánchez: “hay que canalizar la desazón de la gente”.
El movimiento independentista proporciona a las clases medias catalanohablantes, atomizadas y despolitizadas, un sentimiento de superioridad étnica y social, frente a la otra mitad de la población compuesta por trabajadores procedentes del resto de España y de lengua castellana que habitan en los barrios de la periferia del Área Metropolitana de Barcelona,a quienes Quim Torra, actual presidente de la Generalitat, tildó de “colonos” (SOS Racismo calificó uno de sus discursos de “peligroso, irresponsable e inaceptable”). Por otro lado, ese movimiento actúa como elemento de homogeneización ideológica de esas clases medias depauperadas por la crisis que desemboca en un sentimiento de comunión identitaria.
Para lograr la canalización/homogeneización había que fabricar un pseudorelato de la historia a la medida, un relato que cambiaba el balance de los logros del periodo democrático por la gramática del agravio. En esa clave se resucita a Franco para asentar una analogía entre los independentistas de hoy y los republicanos derrotados en la Guerra Civil. Por eso, y contra lo que señalan indicadores de democracia como los de Freedom House o The Economist Intelligence Unit, el independentismo presenta a España como franquista. Lo cual es más que una banalización del franquismo y una falta de respeto al antifranquismo: es una impostura, porque la burguesía catalana se sintió cómoda y protegida por el franquismo hasta sus últimos compases. Traslademos la sociología al presente: solo un 32% de los catalanes con ingresos inferiores a 900€ quieren la independencia mientras que son mayoría a partir de 1.800€ y el 54% a partir de 4.000 € (El País, 28/09/2017). Por otro lado, Cataluña se encuentra a la cola de España en atención sanitaria y a la cabeza en su privatización. En definitiva, el Catexit es un caso de manual de nacionalismo/populismo de los ricos.
El independentismo nunca ha tenido el apoyo ni siquiera de la mitad de la población catalana; la idea de un “mandato del pueblo” es un cóctel de propaganda y relaciones públicas. Para lo último esta anécdota de la corresponsal Sandrine Morel: Se encuentra con un director de comunicación del PDeCAT, le expone sus dudas sobre la legitimidad del referéndum del 1 de octubre. “Él se siente molesto ante mi escepticismo. […] Y me suelta una frase que me deja helada: ‘Si compramos dos páginas de publicidad en Le Monde, escribirás lo que tus jefes te digan…’. Al ver mi indignación me responde avergonzado: ‘Bueno, así funcionan las cosas aquí’”. La periodista cuenta también la ingeniería informativa que siguió al 1 de octubre, con datos falsos sobre heridos entre otros.
Hay otras realidades que no puede recoger ninguna imagen. Por ejemplo impedir una manifestación no nacionalista -el 16 de septiembre-, el ataque a las sedes de los partidos no nacionalistas o la presión sobre los jueces -67 han abandonado la comunidad autónoma en dos años- y otras instituciones del Estado. La bandera como trampantojo. Lo resumió Aldous Huxley: “ Grande es la verdad, pero aún más grande es, desde el punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad”.