domingo, 24 de septiembre de 2017

¿Estado de Derecho o Estado de Excepción? .





 Juristas cuestionan la toma de control de la seguridad en Catalunya por parte de Interior

Expertos de distintas ramas del derecho recuerdan que a día de hoy no se puede aplicar el adjetivo "ilegal" al referéndum ya que solo está suspendido por el Constitucional

Los juristas consideran que el Gobierno está aplicando medidas propias del estado de excepción sin haberlo aprobado en las Cortes
Oriol Solé Altimira
23/09/2017  



¿Estado de Derecho o Estado de Excepción? Bajo este título han debatado cinco juristas de distintas ramas del derecho este sábado en Barcelona sobre las querellas, requisas de carteles, detenciones y control de los Mossos por parte de Interior que han seguido a la convocatoria del referéndum y a su supensión por parte del Constitucional.

El debate, moderado por la subdirectora de eldiario.es Neus Tomàs y organizado por el Ayuntamiento de Barcelona, ha contado con los diagnósticos y valoraciones del magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín; la catedrática de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona, Mercè Barceló; la jurista y exdiputada del Parlament Gemma Calvet; el juez de primera instancia Guillem Soler; y el abogado y miembro de la comisión de defensa del Colegio de Abogados de Barcelona (Icab), Àlex Solà.

Inevitablemente, el debate ha versado sobre la última noticia conocida este mismo sábado, la toma de control de los Mossos y de la seguridad en Catalunya por parte de Interior. Salvo Soler, los ponientes ha coincidido en cuestionar el nuevo movimiento de Interior. "No hay ningún ordenamiento jurídico que justifique cambiar el mando de los Mossos", ha valorado Calvet, que ha tildado de "kafkiana" la denuncia por sedición presentada por la Fiscalía este viernes.

Martín-Pallín ha considerado que para llevar una medida tan "excepcional" sobre los Mossos se tendría que haber aplicado de forma correcta el artículo 155 de la Constitución. "Pero como todo en este país, el 155 lo hemos copiado mal de otros países", ha añadido, y ha recordado que el nuevo "coordinador" de los Mossos es un Guardia Civil hermano del expresidente del Tribunal Constitucional.

Por su lado, Solà ha definido como "anómalo" que la orden sobre los Mossos provenga del fiscal superior de Catalunya, ya que ha considerado que la Fiscalía "no pinta nada" en la coordinación de los cuerpos policiales.

A lo largo de una hora y media de debate, salvo Soler, el resto de juristas han coincidido en que el derecho penal no tendría que haber sido la respuesta al referéndum y a la cuestión catalana, y también en que el Gobierno del PP y los poderes del Estado están aplicando medidas propias del estado de excepción, como el control de los Mossos, sin haberse declarado formalmente en las Cortes.

Sí ha habido unanimidad total en un aspecto: el adjetivo para definir el referéndum, a día de hoy, no puede ser "ilegal", ya que solo se encuentra suspendido por el Tribunal Constitucional, que debe todavía hacer un examen de su adecuación a la carta magna.

Solà ha hecho hincapié en que la vulneración de derechos colectivos e individuales propia del estado de excepción, como la requisa de carteles o la prohibición de actos en Madrid o Gijón, se está produciendo sin que se haya declarado en las Cortes, y, por lo tanto, sin las garantías temporales y de contenido que ello supone.

También Martín Pallín ha resaltado que se aplican medidas propias del estado de excepción "sin acuerdo parlamentario, pero sí con un acuerdo soterrado de PP, C's y, de momento y lamentablemente, no con una oposición firme del PSOE".

Por su lado, el magistrado Guillem Soler, miembro de Jueces para la Democracia, aunque ha asistitdo y participado en el acto a título personal, ha querido recordar que en un estado de derecho "la ilegalidad en abstracto no existe", sino que tiene que referirse a un ámbito del derecho concreto -civil, penal, administrativo- y tiene que determinar qué persona responde de una actuación concreta.

Más allá de la respuesta del Estado al referéndum, para la catedrática de derecho constitucional de la Universitat de Barcelona Mercè Barceló, el artículo 92 de la constitución permitiría celebrar un referéndum en Catalunya si hubiera voluntad política de todas las partes. El motivo es que la Constitución “es democrática y por eso recoge el principio de no dominación, de respeto de las mayorías para las minorías”.

Sin embargo, a su juicio, si a la práctica no se ha usado el artículo 92 para celebrar una consulta es porque hacerlo hubiera significado “reconocer la existencia como sujeto político” de Catalunya, algo que, ha recordado, el Constitucional “intentó liquidar” con su sentencia sobre el Estatut.

El cuarto teniente de alcaldía de Barcelona, Jaume Asens (BComú), ha sido el encargado de abrir el acto. Asens, que además de concejal es abogado penalista, ha considerado que el control sobre los Mossos, las detenciones de cargos del Govern o las citaciones de la Fiscalía a más de 700 alcaldes se enmarcan en un "contexto de suspensión de derechos y en lo que parece ser una causa general donde el derecho penal está yendo más allá del Estado de Derecho".

 




sábado, 23 de septiembre de 2017

La brunete mediática ya ve rusos por todas partes.

Que vuelven los rusos y otras lisergias

 


A falta de una semana para lo del referéndum, nuestra prensa seria ha decidido tomar cartas en el asunto y ponerse en modo Mars Attacks! En El País nos cuentan que los espías rusos (o sea, Edward Snowden y Julian Assange) están manipulando a los electores y distribuyendo dosis de circonio radiactivo por las redes sociales, circonio pagado, por supuesto, con el oro de Moscú. En El Mundo se opta por un perfil más clásico, de aliento etarra, y se habla de “los señalados” con impudor: “Me recordó la peor época del País Vasco. Les faltaba ponernos una diana”, señala el socialista catalán Joan Gómez en portada, quizá mancillando interesadamente el pacifismo flagrante de los asonados. En ABC están aterrados porque “el independentismo recluta a los niños”, cual si los armaran como a los soldados infantiles de Sierra Leona o Somalia. Finalmente, La Razón centra su editorial en la conjura judeomasónica que lleva a los medios internacionales a decir que “Madrid arresta a ministros catalanes” y otras lindezas: “Estamos ante un golpe de Estado con la suavidad de la posmodernidad”, nos resumen.
O sea que los españoles estamos amenazados simultáneamente, y en un solo día, por los rusos, por los etarras, por una legión de niños abducidos y por la prensa extranjera. Para que luego digan (esos mismos medios) que el procés es una infección aislada, un arrebato autista que nadie en el mundo comprende, un salpicar el planeta de embajadas vacías.
Está muy de moda ahora en periodismo lo de cuestionar o analizar “el relato” de los hechos más que los hechos, y eso nos lleva a hiperbolizar el relato hasta extremos tan lisérgicos como los que han sufrido nuestros kioskos esta mañana. Competir con el TBO se ha convertido en la estrategia casi única de la prensa escrita para recuperar lectores, ahora que ya nadie quiere colecciones de DVD inauguradas con Buenas noches y buena suerte y Ciudadano Kane al precio de una.
La simplificación frentista siempre nos lleva a empuñar finalmente argumentos infantiles. De uno y otro lado de la trinchera se viene abusando de ellos desde hace tiempo. Se echa quizá un poco de menos algo más de mesura y análisis, que yo creo que es para lo que han nacido los periódicos. Hablar a gritos es de mala educación, escribir a gritos ya roza lo pecaminoso.
 
El País, por ejemplo, hace campaña estos días contra cualquier ocurrencia dialogante que rompa la univocidad. Le tocó hogaño a la iniciativa de Podemos de juntar alcaldes y diputados autonómicos para hablar. Malo. Caca. Sucio. “Cualquier intento de crear nuevas asambleas o foros, supuestamente representativos, no solo es innecesario, sino también ilegítimo”, nos ilustra el editorial de Antonio Caño. Como adalides de la libertad de expresión, estos chicos parecen un poco desnortados. El Mundo se asombra de que “una empresa que no puede contratar de manera directa con las administraciones públicas –por sus deudas– disponga del material del 1-O”, y hace un llamamiento a los industriales catalanes a que abandonen el confort tibio de la equidistancia. La Razón eyecta bilis sobre el derecho a informar: “Es cierto que las protestas aportan un rico material gráfico y que hay medios de comunicación que prefieren la complicidad del manifestante a la representación del Estado”. En ABC están aterrados por “la utilización de menores de edad, empujados a incumplir el horario escolar para participar en las manifestaciones callejeras”. Ya se dijo: viva la prensa lisérgica. Yo todavía sigo buscando entre sus páginas una triste, pobre, huérfana, viuda o solitaria idea.

 Por Aníbal Malvar .