sábado, 14 de diciembre de 2024

Siria: «Déja vu» con nuevo maquillaje

 

Siria: «Déja vu» con nuevo maquillaje

    
Fuentes: CLAE

2024: La estatua de Hafez al-Assad, padre de Bashir al-Assad, es derribada en Tartus, Siria.

2003: La estatua de Saddam Hussein es derribada en Bagdad.

Todo ello, en 2003 y 2024, fue debidamente filmado por la CNN y repetidamente difundido para celebrar la victoria de la libertad sobre la dictadura. Sin embargo, en 2016, con menos destaque, se hicieron públicas las declaraciones de arrepentimiento de algunos de los participantes en la gesta en Bagdad: «Nuestro país ha vuelto a la Edad Media», dijo uno de los iraquíes arrepentidos en una entrevista con la BBC. No sabemos si dentro de 13 años tendremos arrepentidos sirios concediendo entrevistas a la BBC…


 

Pero aún con tanta incertidumbre es posible hacer algunas reflexiones sobre la caída del gobierno de Bashar al-Assad, a la luz de experiencias históricas recientes.

Los principales medios de comunicación occidentales, Al Yazira, Qatar TV y otros medios alimentados por las mismas fuentes presentan la caída del gobierno dirigido por Bashar al-Assad como el comienzo de la liberación del pueblo sirio. Y los responsables de este logro son los yihadistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS).  El 6 de diciembre, dos días antes de la caída del gobierno sirio, la CNN entrevistó a Abu Mohammed al-Jolani, líder de HTS. (1)

En su nuevo cargo, al-Jolani pidió que se le llamara por su verdadero nombre, Ahmed Hussein al-Sharaa, y ya no por su nombre de guerra. Y declaró a la CNN que estaba comprometido con una transición sin violencia en Siria. El cambio no se ha limitado a su nombre: al-Jolani luce ahora una barba bien cuidada y ha pasado de vestir túnica musulmana a uniforme militar, un gesto que algunos comentaristas ya han asociado con la «moda» inaugurada por Vlodomir Zelenski.

 

El cambio de aspecto y la moderación del lenguaje eran casi obligatorios para asumir el nuevo papel de líder de la liberación siria, ya que al-Jolani se ha hecho «famoso» como ideólogo y comandante del Frente al-Nusra, vinculado a al-Qaeda, y sigue figurando en la lista de terroristas buscados por Estados Unidos cuya captura sería recompensada con 10 millones de dólares. Sin embargo, no es de extrañar que el Washington Post del 9 de diciembre informara que las autoridades estadounidenses «no descartan retirar la designación de terrorista a HTS para permitir un contacto y una cooperación más profundos con el grupo»…

Los retos de al-Jolani van más allá de convencer a los sirios de que sus brutales y bien documentados crímenes al frente de Al Qaeda siria son cosa del pasado y que hoy es un moderado que respetará las diferentes religiones y a todas las minorías. Hayat Tahrir al-Sham, que él lidera, formada en 2017, es una alianza de diferentes grupos yihadistas con el apoyo del servicio secreto turco, el M16 y la CIA, en coordinación con la MOSSAD israelí, con el objetivo de derrocar al gobierno laico de Assad: Jabhat Fateh al-Sham (antiguo Frente Al-Nusra), el Frente Ansar al-Din, Jaysh al-Sunna, Liwa al-Haqq y Nour al-Din al-Zenki… Pero una vez alcanzado este objetivo común, es difícil predecir hasta qué punto todos estos grupos participarán en el proyecto de una nueva Siria.

El primer paso de al-Jolani en su nuevo cargo fue nombrar un primer ministro, puesto para el que fue designado Mohamed al-Bashir, originario de la ciudad de Idlib, cuartel general de los yihadistas durante los años de preparación del asalto final al gobierno de Assad. Este ingeniero eléctrico de 41 años, licenciado por la Universidad de Alepo, será el encargado de organizar la transición y de demostrar que las promesas de moderación y respeto a la diversidad religiosa y étnica de Siria no eran sólo propaganda inicial. Al-Bashir había sido ministro de Desarrollo en el gobierno yihadista de Idlib, que impuso la sharia, la ley islámica.

Los antecedentes de Hayat Tahrir al-Sham y los pocos documentos conocidos parecen indicar que el proyecto pretende utilizar la experiencia de Idlib como modelo para la creación de un califato de inspiración salafista, lo que podría significar la implantación de la estricta sharia en todo el país

. No es una perspectiva optimista para las comunidades cristianas, ni para los drusos, alauíes y otros chiíes sirios, ni para los seguidores del sufismo, la rama mística del islam. Por eso, posiblemente previendo nuevas oleadas de refugiados, los gobiernos alemán y austriaco anunciaron el 9 de diciembre que los procedimientos de asilo para los ciudadanos sirios se suspenderían a partir de esa fecha.

De hecho, el 10 de diciembre, el canal de televisión árabe independiente Al Mayadeen difundió un vídeo que mostraba a militantes armados de Hayat Tahrir al-Sham asesinando a hombres desarmados en el pueblo de al-Rabia, en las áreas rurales de Latakia, y el asedio de agentes dentro de una granja en el mismo pueblo. Y fuentes vinculadas al Observatorio Sirio de Derechos Humanos informan de ejecuciones de hombres que huían del servicio militar en la zona de Sukhna, en el desierto de Homs, y también en los barrios de Nawaha y Al-Asadiya. (2)

Repercusiones más allá de Siria

El cambio en el escenario sirio plantea muchos interrogantes sobre el futuro del país, pero los expertos también tratan de entender cómo ha sido posible la caída del gobierno en tan pocos días y cómo está cambiando la correlación de fuerzas regional.

Hay varias explicaciones posibles para la rápida caída del gobierno y la falta de resistencia, pero sólo el tiempo dirá si el panorama se está entendiendo correctamente.

Siria era un país importante en Oriente Medio (región que ahora se reconoce mejor como Asia Occidental, para evitar la denominación heredada del colonialismo), con un Estado laico,  un ejército bien entrenado, un alto nivel educativo, instituciones que funcionaban y un nivel socioeconómico razonable. Washington lleva intentando cambiar la política siria desde la Guerra Fría, cuando el gobierno de Damasco era un aliado estratégico de la Unión Soviética.

Y este objetivo ha cobrado fuerza en los últimos tiempos, sobre todo desde 2011, cuando, en estrecha coordinación con Israel, Estados Unidos aprovechó las movilizaciones contra el Gobierno en el contexto de la llamada Primavera Árabe para infiltrar a sus agentes y a grupos yihadistas entre los manifestantes. La incapacidad del gobierno para atender las demandas de la sociedad, reprimidas con violencia, sumada a la creciente injerencia occidental, convirtió las pacíficas reivindicaciones económicas y políticas en una guerra civil. 

A lo largo de los años, los yihadistas pasaron a controlar partes del territorio sirio, incluidas zonas industriales y regiones productoras de petróleo, que han quedado bajo el control indirecto de Turquía y Estados Unidos a través de los grupos extremistas. Al perder sus principales fuentes de ingresos y la soberanía sobre una parte importante de su territorio, además de sufrir graves sanciones económicas, el gobierno de Damasco quedó paralizado.

Los Acuerdos de Astaná, negociados en 2017 con Turquía con participación rusa e iraní, parecían augurar el fin del conflicto, ya que los grupos terroristas quedarían comprimidos en zonas delimitadas en la negociación, que además facilitaba el acceso de la ayuda humanitaria y permitía la reconstrucción de las infraestructuras destruidas por la guerra. Pero en realidad, los acuerdos (ingenuos?) sólo congelaron el conflicto, ya que permitieron a los extremistas permanecer en zonas vitales del territorio, donde -ahora se sabe- siguieron siendo financiados y entrenados por Turquía y Estados Unidos.

Bajo el peso de las sanciones, sin control de zonas vitales, sin recursos para responder en lo más mínimo a la miseria en la que estaba atrapado el 90% de la población, el gobierno de Damasco fue consumido por una corrupción que afectaba incluso a los miembros del ejército, mientras los soldados sobrevivían con sueldos miserables y eran incapaces de prepararse para las nuevas formas de guerra, cada vez más sofisticadas y dependientes de la tecnología.

Con la situación aparentemente congelada, pero con grupos yihadistas entrenados y armados por Turquía, Estados Unidos y la OTAN, incluso a través de militares y mercenarios ucranianos, la «ventana de oportunidad» para un asalto decisivo contra el régimen de Bashar al Assad apareció en el interregno entre el final de la administración Biden y la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero. Israel se sintió libre de cruzar cualquier línea roja y Turquía decidió poner a prueba su capacidad para extender su influencia y resolver el problema kurdo. El momento parecía ideal para seguir adelante con el proyecto de hacerse con el control de Siria.  La sorpresa fue la falta de resistencia y la consiguiente rapidez del desenlace.

La explicación está en el escenario ya descrito en Siria y en la actitud personal de Bashar al-Assad, que habría recibido una oferta de apoyo militar explícita tanto de Irán como de Rusia, concretamente, en el caso del gobierno de Teherán, de entrar con tropas en territorio sirio si se le invitaba a hacerlo. Sin embargo, según informaciones que circulan en estos momentos, y que sólo el propio al-Assad podrá confirmar en el futuro, él no aceptó estas ofertas, tal vez por considerar que no había condiciones para resistir, ni siquiera con un baño de sangre.

Nueva correlación de fuerzas y ambigüedades de la victoria

A corto plazo, el nuevo escenario indica un fortalecimiento de Israel y una victoria táctica de Estados Unidos, la OTAN y Turquía. En el caso de Israel, tras infligir grandes pérdidas a Hezbolá, atacar a Irán y avanzar sin descanso en el genocidio de Gaza y la ocupación de Cisjordania, el gobierno ha conseguido abrir la posibilidad de hacer viable su proyecto de balcanizar Siria. Siguiendo el viejo dicho romano «divide y vencerás», Israel trata de aprovechar las dificultades de los yihadistas para consolidar su victoria, favoreciendo las divisiones en la compleja formación étnica del país.

Sin perder tiempo, Netanyahu ordenó al ejército entrar en territorio sirio por primera vez desde la guerra árabe-israelí de 1973, invadir nuevas zonas de los Altos del Golán y tomar el control de la zona desmilitarizada entre Israel y Siria. Al mismo tiempo, ha lanzado ataques aéreos en Damasco contra varios edificios gubernamentales, como la sede de la inteligencia militar, y está destruyendo toda la infraestructura militar en un intento de impedir que los grupos que han tomado el poder se apropien de estos bastiones y de las armas almacenadas en ellos. Informaciones del 10 de diciembre muestran tanques israelíes avanzando hacia Damasco.

Pero no sólo la situación en Siria indicará si se trata de una nueva victoria para Israel. A pesar de la propaganda del gobierno, la sociedad israelí está mostrando signos de cansancio y desesperación ante la guerra y la violencia diarias y sus consecuencias en todos los frentes. Si la imagen de al-Assad parecía fuerte pero resultó ser tan frágil como un castillo de naipes, Netanyahu y sus ministros pueden estar cegados por sus ambiciones desmedidas de conquista y por victorias momentáneas, sin darse cuenta de que están perdiendo el apoyo interno sin el cual, al igual que al-Assad, el gobierno no tiene futuro.

En el caso de Estados Unidos y el Reino Unido, los actores más importantes de la OTAN en la región, la dulzura de la victoria por el derrocamiento de al-Assad podría convertirse en un amargo dolor de cabeza. El conocido guión de aprovechar a los yihadistas para derrocar a gobiernos considerados enemigos no tiene final feliz. Basta recordar a Osama Bin Laden, presentado como un gran defensor de las libertades cuando fue entrenado para enfrentarse a los soviéticos en Afganistán… ¿Será al-Jolani el Bin Laden del mañana?

Como mínimo, a corto plazo, los estrategas de la Casa Blanca y del Pentágono que lo entrenaron a él y a sus seguidores de Hayat Tahrir al-Sham tendrían que explicar a las familias de los asesinados el 11 de septiembre de 2001 cómo los terroristas de Al Qaeda, en nombre de cuya aniquilación se lanzó la «guerra contra el terrorismo» y se justificaron las invasiones de Afganistán e Irak, son hoy aliados «moderados» entrenados por Estados Unidos y la OTAN para inaugurar una etapa de libertad en Siria.(3)

El mayor impacto del cambio de escenario parece producirse en relación con Irán. La caída de Bashar al-Assad es sin duda un golpe al llamado «eje de resistencia», en el que Siria jugaba un papel estratégico desde posiciones geopolíticas favorecidas por su privilegiada geografía. Ante este nuevo escenario, Irán probablemente reevaluará sus prioridades y sus relaciones en la región y a nivel global.

Su capacidad militar no se ve afectada, pero hay opciones -por ejemplo en relación con el programa nuclear- que podrían verse afectadas por la política de la nueva administración Trump, cuyos altos cargos, en línea con las posiciones defendidas durante la anterior administración del nuevo presidente, han hecho declaraciones a favor del fin de la guerra en Ucrania pero belicistas en cuando se trata de Asia, incluida la región del Medio Oriente.

La mayor especulación en este momento entre los analistas es sobre la continuidad del apoyo iraní a Hezbolá en el Líbano y los palestinos. El papel desempeñado por Siria en este campo no será fácilmente sustituido y cualquier especulación al respecto es prematura. Pero sí se puede afirmar que Hezbolá, apesar de haber sufrido duros golpes por parte de Israel, es una fuerza política de primer orden en el Líbano, además de militar, y ya ha demostrado su resistencia y capacidad de reorganización.

Y la causa palestina, a costa del genocidio en Gaza, no sólo ocupa titulares en todo el mundo, sino que vuelve a ser objeto de debate en las instituciones internacionales. Corresponde a la opinión pública y a los movimientos sociales y de derechos humanos redoblar su presencia en las calles y en todos los foros para que la solidaridad y la militancia en favor de Palestina superen la truculencia.

 
 

Por su parte, Rusia, antiguo aliado estratégico de Siria, que ha concedido asilo político a Bashar al-Assad, se ha mantenido cauta y ha expresado su falta de implicación en el desarrollo de la crisis siria. De hecho, el principal papel de Rusia en Siria, donde acudió por invitación de al-Assad, ha sido ayudar a estabilizar la situación del país, no sólo ante la agresión militar sino también por las consecuencias sociales de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la imposibilidad de acceder a recursos vitales para el Estado.

Sólo los próximos meses dirán cuál será el futuro de las bases rusas de Jmeimim y Tartus y cuál será la actitud rusa hacia el nuevo gobierno sirio. En sus primeras declaraciones tras tomar el poder, Al Yolani afirmó que las bases rusas no se verían afectadas. Pero todo lo relacionado con el futuro de Siria es una incógnita. Los estudiosos de la guerra moderna estiman que las bases rusas en Siria, que fueron muy significativas en el contexto de la Guerra Fría, no tienen hoy la misma importancia estratégica. Y en este sentido, aunque la caída del gobierno de al-Assad signifique la pérdida de un aliado, no tendría el mismo peso para Rusia que para Irán.

En una primera valoración de las consecuencias del cambio en Siria, hay quienes lo celebran victoriosamente,(4) del lado de los intereses occidentales, con Israel en primer plano, y quienes viven con amargura un golpe cuyos efectos son aún difíciles de evaluar. Por el momento se desconocen muchos detalles y episodios que podrían arrojar luz sobre los posibles desenlaces de la situación, y la alteración inicial en la correlación de fuerzas aún podría cambiar. A corto plazo, sin embargo, no parece prudente ceder al optimismo.

Beatriz Bissio: Profesora de Ciencias Políticas, Núcleo disciplinario sobre África, Asia y las relaiones Sur-Sur, Universidad Federal de Río de Janeiro

Fuente: https://estrategia.la/2024/12/11/siria-deja-vu-con-nuevo-maquillaje/


 Nota  del  blog .(1)   https://www.elviejotopo.com/topoexpress/quien-es-ahmed-hussein-al-shara/


Nota  del blog     .(2)   https://mpr21.info/venganzas-y-asesinatos-sectarios-tras-el-triunfo-yihadista-en-siria/

Nota d el  blog   (3·) https://nuevarevolucion.es/cuando-los-yihadistas-de-al-qaeda-son-buenos/

Notavdel blog    .- El nuevo ministro de Justicia de Siria, Shadi Alwaisi “introduce la ley sharia en Siria. También dijo que ninguna mujer podrá ser juez y que los tribunales estarán dirigidos únicamente por hombres. Todos los casos actuales dirigidos por juezas tendrán que ser entregados a jueces hombres”.



miércoles, 11 de diciembre de 2024

La quiebra de Siria aumenta la tragedia palestina .

 

La quiebra de Siria aumenta la tragedia palestina

     
 

Adquieren aún mayor viabilidad los planes israelíes para la expulsión del pueblo palestino de su martirizada tierra, como en el pasado ocurrió con las etnias indígenas del ‘far west’. La guerra contra Irán está más cerca que nunca

El desmoronamiento del régimen sirio forma parte de una serie histórica titulada “reconfiguración del Oriente Medio”. Esa serie la iniciaron los neocons norteamericanos tras el fin de la Guerra Fría. Creían haber salido vencedores de aquel pulso y pensaban que podían imponer, por fin, un orden mundial bajo su exclusiva disciplina (el “fin de la historia”), pero resultó que el planeta les venía grande. Olvidaron que el hundimiento de una parte del mundo, la URSS y su bloque, denotaba la enfermedad del resto. 

Primero Irak, luego Libia y ahora Siria, todos los regímenes árabes que estaban fuera de la disciplina occidental han ido cayendo uno tras otro. Se cumplió la letra de aquel memorándum del Pentágono que el general Wesley Clark, entonces comandante supremo de las tropas de la OTAN en Europa, formuló así: “Vamos a acabar con siete países en cinco años, empezando por Irak, y luego Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y, para terminar, Irán”. Pero las cosas no salieron como estaba previsto. El resultado del cambio no fue ambiguo sino desastroso para sus propios promotores. El lugar de regímenes hostiles con los que después de todo se podía llegar a acuerdos, lo ha ocupado un panorama de sociedades destruidas. Hoy ni Washington ni nadie puede decir que controla el Oriente Medio más que ayer. Al contrario, las antiguas disciplinas se han roto, o se transforman, y el número de actores que desean restablecerlas a su medida se ha incrementado notablemente.

Seis de los siete países mencionados son agujeros negros. Solo falta Irán. Quienes entienden de Oriente Medio dicen que la guerra contra ese país está ahora más cerca que nunca. 

En este mal negocio, las sociedades han pagado un extraordinario precio de devastación, colapso social y muerte. La quiebra de Siria no ha sido una victoria popular como sugiere el Telediario, sino que ha sido posible tras más de diez años de sanciones occidentales, guerra civil por procuración con centenares de miles de muertos y varios millones de refugiados y total asfixia económica, agravada en los últimos años por una ocupación militar que restó al régimen sus principales recursos petroleros y alimentarios. 

Desde el 11 de septiembre de 2001 neoyorkino, la guerra continua desatada por Estados Unidos en el mundo (Afganistán, Irak, Yemen, Siria, etc.) ha costado ocho billones de dólares (dos veces el PIB de Alemania) para ocasionar entre 4,5 y 4,7 millones de muertes (directas e indirectas) y 38 millones de desplazados. Los pueblos de aquellas “dictaduras soberanas” y otros de la región que vivieron las “primaveras árabes” no solo no se han emancipado sino que han ido a peor. Los manifestantes de la plaza Tahrir derribaron a Mubarak y obtuvieron a El Sisi, que gobierna al borde del colapso socioeconómico. Cayó Gadafi, y Libia, el Estado más próspero de África, se convirtió en un arruinado mosaico de milicias con campos de concentración para migrantes financiados por la Unión Europea y una desestabilización y militarización que se extiende por toda la región subsahariana. Irak fue destruido como Estado y se ha convertido en una serie de entidades fallidas, en gran parte en sintonía con Irán, a quien se pretendía debilitar. En todos esos casos, los servicios de propaganda occidental conocidos como “medios de comunicación” nos vendieron el mismo mundo feliz y las mismas imágenes de estatuas derribadas, palacios del tirano saqueados y cárceles siniestras. ¿Será diferente ahora en el caso de Siria? En todo caso, nuestros dirigentes repiten el discurso sin molestarse en mirar hacia atrás. 

La caída del régimen de Damasco y la toma del poder de los islamistas es una “oportunidad”, dice la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El presidente de Francia, la nación que en 2008, tres años antes del inicio de la guerra civil inducida, invitó a Bashar el Asad a la tribuna de honor del desfile del 14 de julio en los Campos Elíseos de París, se felicita por la caída de su “Estado bárbaro”. La representante de la política exterior europea, Kaja Kallas, saluda el “positivo y tan esperado suceso que muestra la debilidad de Rusia e Irán”. Nadie se acuerda ya de que el nuevo líder salafista de Damasco, Abu Mohamed al Golani, sigue en busca y captura por terrorismo con una ofrecida recompensa de diez millones de dólares en un pasquín del Departamento de Justicia de Estados Unidos. 

Autores y padrinos del genocidio palestino como el presidente Joe Biden y el jefe de Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, no solo se felicitan por la quiebra del régimen sirio, sino que reivindican su protagonismo en ella. Mientras se hace creer al público que el asunto está relacionado con algún tipo de revuelta popular, Biden explica que la caída de El Asad ha sido posible “directamente” gracias “al apoyo incondicional de Estados Unidos”. “Resultado directo de los golpes que hemos infligido a Irán y Hezbolá”, ha dicho Netanyahu, que celebra el “histórico día” mientras su tropas se internan en Siria desde los altos del Golán. Hadi al-Bahra, uno de los líderes de la oposición al régimen, confirma la tesis de Netanyahu: los rusos están entretenidos en Ucrania y “por causa de la guerra del Líbano y de la disminución de las fuerzas de Hezbollah, el régimen de El Asad tenía menos apoyos”, dice. Otro comandante rebelde citado por la prensa israelí va incluso más lejos y augura una “buena coexistencia y armonía” con el Estado sionista: “A diferencia de Hezbollah que dice querer liberar Jerusalén y los Altos del Golán, nunca hemos hecho comentarios críticos contra Israel”, afirma. Mucho de todo esto es delirio, un delirio que intenta dar forma racional al imperio del caos que todas esas fuerzas animan y para el que solo la loca carrera de Israel parece tener un verdadero guion.

En una observación más concreta, la quiebra de Siria supone una derrota sin paliativos para el llamado “eje de la resistencia” que une a Irán, milicias chiítas como Hezbollah, los bravos yemenitas, formaciones de Irak, y Hamás, pero sobre todo supone un revés para la sufrida resistencia palestina. Las rutas de aprovisionamiento de Hezbollah han sido cortadas y el propio Irán deja de tener acceso terrestre al Líbano a través de Siria, con lo que se rompe un vínculo geográfico fundamental para la ayuda a Palestina. 

En una lectura más general, la caída del régimen sirio confirma que todos los frentes bélicos están intercomunicados. De repente, los adversarios occidentales demuestran que pueden hacer mucho daño a Moscú y a Teherán en otros frentes. La traición de Erdogán, un socio económico importante para Moscú que incluso pretendió mediar en Ucrania, ha hecho saltar por los aires el frágil entendimiento triangular tejido por el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, entre Rusia, Irán y Turquía sobre Siria. La prensa de Kiev alardea abiertamente de la ayuda prestada a los salafistas sirios. Vistos como el arranque de algo con posible horizonte alternativo en la reciente cumbre de Kazán, los BRICS+ evidencian de repente su incoherencia interna, su debilidad e incapacidad para actuar concertadamente en situaciones concretas. 

Aún desconocemos la geografía del desmoronamiento en Damasco y por qué el paupérrimo ejército no luchó. ¿Qué componendas e intrigas hubo entre los generales de El Asad? “No podemos ser más sirios que los sirios”, ha dicho Putin, eludiendo toda responsabilidad de Moscú en lo que ha sido un fenomenal revés para el Kremlin, que ahora intenta salvar los muebles. Los medios rusos intentan disimular el fiasco como pueden y tienden a culpar a El Asad. Pero, al final, todo eso es irrelevante al lado de lo que supone para la masacre de palestinos actualmente en curso.

Adquieren aún mayor viabilidad los planes israelíes para la expulsión del pueblo palestino de su martirizada tierra, como en el pasado ocurrió con las etnias indias del far west americano. En un esclarecedor artículo escrito desde Beirut el 6 de diciembre, el exdiplomático escocés Craig Murray augura un escenario de lo más inquietante: “Las potencias suníes aceptarán la aniquilación de toda la nación palestina y la formación del Gran Israel, a cambio de la aniquilación de las comunidades chiíes en Siria y Líbano por Israel y las fuerzas respaldadas por la OTAN, incluida Turquía”. La guerra contra Irán parece más cerca que nunca. También, lógicamente, el fin de los escrúpulos de los clérigos iraníes para hacerse con el arma nuclear.

Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

Fuente: https://ctxt.es/es/20241201/Politica/48075/rafael-poch-imperios-combatienes-siria-oriente-proximo-iran-gaza-guerra-damasco-rusia.htm

domingo, 8 de diciembre de 2024

La 'balcanización' de Siria

  

La nueva fase de la 'balcanización' de Siria, en diez apuntes

 

    El 28 de noviembre, los mercenarios reclutados bajo la bandera del grupo fascista-sunnita Hayat Tahrir al-Sham (Organismo para la Liberación del Levante), el seudónimo de ISIS-al Qaeda, fueron soltados por Turquía (socio de la OTAN) de su confinamiento en la provincia noroccidental de Idlib para atacar por tierra y aire las posiciones del Gobierno y Ejército sirios, así como las de la Teocracia Chiíta de Irán (TCHI), arrasando un centenar de localidades. Al menos 14.000 – niños, ancianos, mujeres embarazadas, entre otras víctimas de la barbarie- han tenido que abandonar sus hogares, huyendo de la banda medieval equipada con armas modernas, que avanza hacia Damasco.

    El asalto del ISIS (nacido en 2003 y patrocinado en Siria por los Estados enemigos, rivales y descontentos con Bashar al Assad -como Turquía, Israel, el establishment de EEUU, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar-, y que se encontraba bajo el control de Turquía, y quietecito desde 2015, tras un acuerdo con otros dos socios del Grupo Astane, Rusia y la TCHI, no fue ninguna sorpresa, ni para los analistas, ni mucho menos para los servicios de inteligencia extranjeros presentes en Siria, al igual que no lo fue el asalto de Hamás a Israel para el Mossad y la CIA. Era imposible que las potencias regionales y mundiales que, con o sin el permiso de Damasco, han ocupado el suelo sirio desde la primavera secuestrada en 2011, pudiesen continuar esta extraña coexistencia: estaban forzadas a dar un empujón a la tensión congelada para que cada una pudiese conseguir sus 1+12 objetivos en Siria.

Sigue...


https://blogs.publico.es/puntoyseguido/14616/la-nueva-fase-de-la-balcanizacion-de-siria-en-diez-apuntes/#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-medium

La singularidad del imperio portugués .

                                                                        

La singularidad del imperio portugués



Fuentes: Rebelión

El historiador marxista Perry Anderson, nacido en Londres en 1938 y profesor muchos años de la Universidad de California en Los Ángeles, es conocido por sus trabajos que analizan desde el feudalismo y las monarquías absolutas hasta la filosofía y política del siglo XX.

El volumen que Verso acaba de publicar como La Revolución de los Claveles empezó en África (trad. de Abraham del Río Serantes) reúne tres artículos suyos aparecidos en 1962 en New Left Review con el título conjunto Portugal y el fin del ultracolonialismo, e incorpora además como epílogo una versión en castellano de La prueba en Portugal, un artículo de 1974 de Robin Blackburn en la misma revista.


Anderson ofrece en sus textos un análisis económico, social y político del Portugal de los comienzos de los 60, sintetiza luego la historia del Imperio portugués, poniendo de manifiesto sus peculiaridades, y culmina con la insurrección angoleña, que nacía por entonces y le hace vaticinar el fin inevitable de la aventura colonial lusa. Por su parte, Blackburn examina en su texto el origen y desarrollo de la Revolución de los Claveles, ocurrida el mismo año en que publica su artículo, y trata de discernir las expectativas que se abren en aquel momento de confusión y esperanza. El libro en su conjunto resulta de gran interés por su descripción rigurosa de la ligazón económica y política entre las colonias y la metrópoli en un imperialismo sui generis, que se mostraba completamente inviable.

Portugal en los años 60

Un vistazo a la economía portuguesa a comienzos de los 60 retrata un país subdesarrollado, con un sector industrial muy reducido, agricultura de semisubsistencia y el nivel de vida más bajo de Europa occidental. El campesinado era con diferencia la clase más numerosa, y sufría latifundismo en el sur y minifundismo en el norte, con resultado de desempleo crónico y escasa productividad. Las condiciones habitacionales, nutricionales y sanitarias eran propias del tercer mundo. Este panorama era regido por una “pequeña y compacta oligarquía de familias”, que gobernaba el agro feudal y capitaneaba bancos e industrias, compartiendo el pastel con una gran penetración de capital británico.

La estructura política que hacía posible esta situación era la dictadura de Salazar, reducto del fascismo europeo con origen en la revuelta militar que en 1926 puso fin a la I República portuguesa. Este régimen, aparte de servir a las élites, había desarrollado un entramado paramilitar e ideológico propio, con un Estado que organizaba el ente social en corporaciones sobre las que ejercía luego su mediación, y un papel fundamental del Ejército. No obstante, esta superestructura fascista se había hecho necesaria sólo por la debilidad de la ideología religiosa que dirigía tradicionalmente el país y seguía moviendo sus hilos en la sombra.

Historia y peculiaridades del Imperio portugués

Sorprendentemente, la nación que se acaba de describir era la metrópoli de un imperio que la convertía en la tercera potencia colonial del mundo, y buscar la causa de esto nos obliga a remontarnos al siglo XV, cuando los portugueses, tras sus navegaciones por el Atlántico y el Índico, establecieron un lucrativo comercio, obteniendo oro y esclavos en África y especias en la India, de forma que a mediados del XVI ya controlaban una amplia zona con bases navales hasta Macao, en la China meridional. Era éste un imperio comercial que generó enormes riquezas y ejerció una violencia muy exitosa, sobre todo por la potencia de fuego de su artillería, en un momento además en que no había grandes contrincantes. Paradójicamente sin embargo, mientras esto ocurría, en la metrópoli la agricultura y la industria decaían y la población se pauperizaba.

El paso siguiente fue la transición del imperialismo de intercambio al de extracción, que exigía la ocupación del territorio y un uso más sistemático de la violencia. La colonización del Brasil comenzó en el siglo XVI y pronto las plantaciones fueron surtidas de esclavos negros, pero la penetración en el interior de África estaba muy ceñida a las cacerías humanas necesarias para abastecer América, de forma que con la prohibición de la trata se calcula que para mediados del siglo XIX el número de portugueses en el área subsahariana no superaba los 3000.

No es hasta finales del siglo XIX cuando se impone en África un nuevo tipo de imperialismo, industrial y tecnológico, que explota vastos territorios en busca de materias primas, valiéndose de “empresas privadas que ejercen poderes públicos”. En esta época las potencias europeas se reparten la tarta y para Portugal quedan dos raciones abundantes: Angola y Mozambique, aunque la conquista militar se demoró y el control efectivo sólo se consiguió tras el fin de la I Guerra Mundial. No obstante, Anderson enfatiza que el modelo existente en ese momento de imperialismo industrial no se aplica en el caso de Portugal, pues la economía de la metrópoli, en bancarrota, no demandaba ese desarrollo. Se trata solamente de una “colonización refleja”, que imita la expansión de otras potencias sacando provecho de la presencia previa en la región. De hecho, el capital de las compañías que explotaban la empresa era dominantemente extranjero.

En el libro se señalan algunas características que marcan lo peculiar del Imperio portugués. La primera, descrita en detalle, es un uso sistemático del trabajo forzado que provocaba la huida en masa de la población a regiones vecinas y para Anderson no tiene parangón con el que se daba en otros lugares del continente. Otras potencias recurrieron a esto en un principio, para pasar luego a una fase en que el estilo imperialista cambia y “el terror da paso al paternalismo”, pero esta transición no se dio en las colonias portuguesas, lo que revela su poca pujanza económica.

Otra diferencia la marca que los colonos portugueses llegan en muchos casos huyendo de las malas condiciones de vida que les ofrece la metrópoli y sufren en África desempleo y privaciones. Una alternativa que se les da es la fundación de comunidades rurales exclusivamente blancas, pero éstas muestran escasa viabilidad. Hay que señalar además que a pesar del fervoroso catolicismo salazarista, la conversión de los nativos no progresaba demasiado y padecía una intensa competencia de los misioneros protestantes, más solícitos con las poblaciones locales.

La legislación y la práctica social vigentes por entonces evidencian un racismo rampante, con la población africana sumida en analfabetismo y miseria, pero la ideología colonial portuguesa disfrazaba esto publicitando un proyecto benéfico y de honda raíz religiosa, promotor de progreso social y espiritual, y ajeno a la dominación económica capitalista de otras potencias. A pesar de estas intenciones proclamadas, lo cierto es que la penetración de empresas extranjeras en Angola y Mozambique, descrita en detalle en el libro, se disparaba a comienzos de los 60, lo que caracteriza un “condominio encubierto” en el que el capital foráneo ejecutaba y el gobierno portugués permitía y cobraba su mordida.

Anderson define esta situación como “ultracolonialismo”, una explotación exacerbada y anacrónica, que el signo de los tiempos pronto iba a poner en entredicho.

La insurrección de Angola

La oleada de movimientos de liberación africanos de los 50 no podía dejar de lado los enclaves coloniales portugueses, y puede decirse que fue la independencia del Congo en 1960 el detonante de la insurrección nacional que estalla en Angola en marzo de 1961 y en pocos días pone casi todo el norte del país en manos de los rebeldes. Los colonos de estas áreas fueron evacuados y la población blanca se confinó en la capital, Luanda, mientras se bombardeaban las aldeas del norte y en el sur se imponía el terror sobre los africanos.

Con efectivos llegados de la Península, en julio los portugueses emprenden una contraofensiva que logra recuperar poblaciones, pero deja el territorio a los insurrectos, y éstos en noviembre atacan de nuevo. La situación de entonces se describe como una guerra de guerrillas combatida con represión y bombardeos masivos, un auténtico genocidio, pero la organización y armamento de los sublevados eran cada vez mejores por el apoyo exterior.

Escribiendo en 1962, Anderson considera las perspectivas de futuro. La situación internacional, con la ONU, e incluso tibiamente los Estados Unidos, apoyando la independencia, era para el gobierno luso un problema y trató de contrarrestarlo buscando alianzas con España, Reino Unido o Sudáfrica. La gran dependencia económica de la metrópoli respecto a sus colonias determinó una crisis galopante, con fuga de capitales y el escudo tambaleándose a medida que aumentaba el gasto militar. Subidas de impuestos y préstamos extranjeros sirvieron para capear el temporal, pero Anderson augura inestabilidad por los esfuerzos que se exigen a las clases privilegiadas del país. Paralelamente, se aprecia descontento entre los militares más liberales (otanistas), consternados por el respaldo norteamericano a los rebeldes y dispuestos a hacer concesiones, mientras las clases populares no llevan bien el reclutamiento masivo y se producen disturbios por todo el país.

En 1962, observando como la guerra se extiende, el régimen se aísla de cualquier otra fuerza social, los militares toman distancia, obreros y estudiantes se movilizan y el capital huye, Anderson concluye que el “fin de una época es inminente”.

La Revolución de los Claveles

Robin Blackburn en su epílogo repasa la evolución del régimen salazarista en los 60 y 70, con apertura del país al capital extranjero, crecimiento económico y demográfico en las áreas urbanas, y cierta liberalización, que hizo posibles elecciones controladas en 1969 y 1973, con victorias oficialistas. En este último año, la inflación galopante, malestar social y huelgas llevaron a oficiales de izquierdas a organizarse en el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), que demandaba libertades políticas, e incluso dentro del régimen personalidades como el general António de Spínola en su libro Portugal y el futuro (1974), propuso una respuesta “neocolonial”, con una federación de la metrópoli y sus colonias, como alternativa al “ultracolonialismo” oficial.

Es así como el 25 de abril de 1974 el MFA, en una acción sorpresa a los acordes de la canción Grándola Vila Morena, logró hacerse con el control del país, aunque la existencia de focos de resistencia obligó a un compromiso con Spínola y las fuerzas de su entorno, con lo que la Junta de Salvación Nacional (JSN) que se instituyó fue encabezada por éste. Tres semanas después se formó un gobierno provisional, presidido por un amigo de Spínola, pero con dos ministros comunistas y otros dos socialistas. La bicefalia va a ser el signo de unos meses en que se restauran libertades y el pueblo exige saneamento de los fascistas notorios que siguen en posiciones de poder, sin que esto se logre demasiado en las Fuerzas Armadas.

Los avances en la descolonización resultaban excesivos para el ala spinolista del gobierno y en septiembre organizaron una gran manifestación en Lisboa como preludio de un Putsch. Sin embargo, las precauciones del MFA consiguieron desbaratar los planes y el general se vio obligado a presentar su dimisión como presidente de la República y la JSN. No obstante, como se vería después, la reacción seguía teniendo fuerza.

Tras la publicación del texto de Blackburn, Spínola auspició otra asonada militar en marzo de 1975, que fue rápidamente sofocada. Los intentos de reforma radical a partir de ese momento, con nacionalización de la banca y gran parte de la industria y una ambiciosa reforma agraria, avivaron una intensa polarización social que amenazaba desembocar en guerra civil hasta que a finales de ese año los militares más derechistas tomaron el control del Ejército y las aguas volvieron a su cauce. El año siguiente el país se dotó de una nueva constitución y poco después en las primeras elecciones democráticas a la presidencia de la República se impuso António Ramalho Eanes, del sector moderado de la UMD, con el apoyo de socialistas, cristianodemócratas y socialdemócratas.

Perry Anderson y Robin Blackburn describen rigurosamente en este libro cómo se encadena la evolución de los acontecimientos en Portugal y Angola durante los años 60 y 70 del siglo XX, y ciertamente demuestran que la Revolución de los Claveles empezó en África, pues allí se gestaron las dificultades en la economía de la metrópoli que movilizaron a diversos sectores sociales para poner fin a la dictadura. La historia trazada ofrece un ejemplo, extraño y extremo, del fracaso de un proceso colonial que, al margen de los rostros más comunes del imperialismo capitalista, consistió más que nada en una imposición de trabajo forzado torpemente disfrazada de tutelaje espiritual.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

  https://rebelion.org/la-singularidad-del-imperio-portugues/




martes, 3 de diciembre de 2024

Operación de propaganda armada en Siria.

  

Operación de propaganda armada en Siria, claves tácticas y consecuencias estratégicas

Publicado el 2 de diciembre de 2024 / Por La Idea

Pablo Sapag M. (autor de Siria en perspectiva)    

 

Lo que ocurre estos días en Siria y muy especialmente en zonas de la ciudad y el Capo de Alepo, está esencialmente relacionado con una operación de propaganda armada de los grupos islamo-yihadistas contrarios al Estado sirio y sus estructuras políticas. Esas instituciones protegen y garantizan la multiconfesionalidad de una sociedad en la que hay cristianos y musulmanes de distintas denominaciones y que a lo largo de los siglos ha desarrollado una cultura social común de tipo multiconfesional.

 

Las operaciones de propaganda armada como la de Alepo son propias de organizaciones que no tienen la suficiente fuerza política y por tanto militar para lograr sus objetivos estratégicos políticos y militares. Para obtener algún resultado táctico, utilizan la relativa fuerza militar o armada con la que cuentan para proyectar la idea de que poseen una capacidad mayor de la que realmente tienen. Con ello buscan que un tercero cuyos intereses políticos coincidan con los suyos piense que esa fuerza es realmente relevante y termine apoyándolos directamente. Obviamente, son operaciones que provocan daños humanos y materiales y que a veces pueden desencadenar un conflicto armado mayor. Ejemplo clásico de una operación de propaganda armada que deviene en conflicto armado mayor son los golpes de estado fallidos seguidos de una guerra interna. También lo que ocurrió en Siria a partir de 2011 tras una revuelta parcial que se militarizó sin la capacidad política y militar suficiente para imponerse, generando largos bloqueos en ciudades y pueblos.

 

Para que las operaciones de propaganda armada sean efectivas, previamente debe estar asegurada la cobertura mediática, en este caso internacional. BBC, CNN, Al Jazeera, El País, The New York Times, Le Monde, etc. son medios de gran capacidad de penetración caracterizados, en connivencia con los intereses de los estados a los que sirven, por su sostenido apoyo a grupos que practican el terrorismo en Siria pero que son calificados por ellos como “insurgentes”, “rebeldes moderados” o “freedom fighters”, “opositores” e incluso “sirios”, teniendo en cuenta que una parte muy relevante de los mismos está compuesta de extranjeros.

La conexión israelí con lo de Alepo

 

Las operaciones de propaganda armada suelen realizarse en el momento en el que pueden tener la máxima proyección mediática y servir también a fines de terceros. En este caso ha coincidido con la retirada israelí del Líbano sin haber eliminado por completo a Hezbolá, que era el objetivo fijado por el Gobierno israelí. Por lo mismo en el propio Israel el alto fuego se considera una claudicación (véase, por ejemplo, la lectura nada triunfalista que hacen los medios y los analistas israelíes en medios como Jerusalam Post, The Times of Israel, Jediot Ahronot, por no mencionar Haaretz).

 

La operación en Alepo fue precedida el miércoles 27 de noviembre por sendos bombardeos israelíes sobre los pasos fronterizos sirio-libaneses de Arida y Jisr Qmar –totalmente destruídos-y maniobras israelíes en el Golán sirio ocupado en las proximidades de la Gobernación de Quneitra. Ello concentró la atención militar siria en el centro y sur del país lo que pudo haber facilitado la operación yihadista en el norte. Todo ello ocurrió cuando ya había entrado en vigor el alto el fuego en Líbano, lo que ha permitido que no se hable ya de esa retirada israelí y de las implicaciones que tiene. También ha coincidido con la aproximación del fin de la fase álgida del conflicto en Ucrania debido al colapso de las fuerzas ucranianas y al inminente cambio de política en EEUU por la llegada a la presidencia de Donald Trump, quien ya ha dejado claro que quiere cerrar o al menos congelar ese conflicto en Ucrania cuanto antes.

¿Por qué ahora?

 

Además de con la retirada israelí del Líbano, cabe destacar también que la operación se ha orquestado para coincidir con el fin de semana en Siria, que comienza en viernes, lo que permitió a los grupos armados yihadistas liderados por Hayat Tahrir al Sham (antes Jabhat al Nusra), la marca de Al Qaeda en Siria, avanzar por calles desiertas, lo propio de una mañana de domingo en otros lugares. Ello proyectó la imagen de vacío de poder e inoperancia a varios niveles del Estado sirio.

 

A la proyección de esa imagen durante al menos 24 horas también contribuyó la ausencia por descanso semanal de funcionarios públicos sirios de muchos servicios, por ejemplo, de los medios de comunicación. De esa forma se magnificaron los supuestos o reales avances de los grupos armados, a lo que contribuyó el relativo silencio informativo sirio de las primeras horas. Ello disparó la desinformación alentada por redes sociales y los medios de comunicación internacionales aliados de los grupos armados. Se creó así una sensación de pánico en lugares de Siria alejados de Alepo, alimentado a su vez por lo que les llegaba desde fuera, ya sea por redes sociales o por medios de comunicación. Ese temor en lugares alejados de Alepo y otros puntos de acción armada se disparó igualmente por el hecho de que hace ya mucho tiempo fue disuelta o quedó con carácter apenas latente la Defensa Nacional, fuerza auxiliar y de retaguardia del Ejército Árabe Sirio. Ello se debió a la pacificación en 2018 de buena parte del territorio sirio.

 

En ese sentido, la operación de propaganda armada ha estado perfectamente planificada, cumpliendo sus objetivos inmediatos, al lograr incluso que quienes están en contra de esos grupos, reprodujeran su relato. La cosa ha empezado a cambiar sustancialmente el domingo 1 de diciembre, primer día completamente laborable en Siria. Frente a los comunicados sobre impresionados en la pantalla del viernes y el sábado, imágenes en directo de normalidad en buena parte de Siria y del despliegue militar en Hama y en lugares del norte del país.

 

En todo caso, propagandísticamente, para Siria el coste ha sido temporalmente bastante oneroso por las imágenes que los yihadistas y sus aliados difundieron el sábado, imágenes que, sin embargo, no indican control real ni posibilidades de consolidación en el tiempo en Alepo por parte de los grupos liderados por Hayat Tahrir al Sham, la marca de Al Qaeda en Siria.

 

Están efectivamente en 6 varios barrios del oeste de la ciudad de Alepo y se han hecho fotos en el centro de la misma pero al no contar con el favor de la población esto no puede arraigar más allá de una efectiva operación de propaganda armada, salvo que además de política y económicamente los occidentales (incluido Israel) y Turquía los ayuden implicándose directa y decididamente en un enfrentamiento directo contra el Ejército Árabe Sirio, lo cual no parece factible por la presencia de Rusia en Siria y otros factores, tanto internos sirios como internacionales.

 

El que esta vez sean barrios del oeste de la ciudad de Alepo y no del este, como en 2012, los que ocupan los yihadistas revela que ni ahora ni entonces han contado con una base política de apoyo real que les permita convertir ganancias temporales en permanentes ni ofrecer una alternativa de gobierno y mucho menos de régimen (sistema) político distinto al que los sirios se dieron en 1919 y cuyo desarrollo y consolidación llegó con la Independencia en 1946. Entran por donde pueden y se quedan donde pueden. Ello no presupone respaldo político, solo sentido de la oportunidad.

 

En realidad, el verdadero objetivo de estos grupos ha sido presionar al Estado sirio para que afloje la presión militar sobre el norte de Idlib y complicar las negociaciones iniciadas con Turquía para resolver los focos que escapan al control del Estado sirio en el norte del país. No por nada los grupos armados yihadistas han bautizado esa operación como “Disuasión de la Agresión” (del Ejército sirio en Idlib).

De lo táctico a lo estratégico. De lo inmediato a lo real

 

En todo caso, los yihadistas ya han logrado un objetivo propagandístico táctico, es decir, han conseguido agitar a la opinión pública siria e internacional en el corto plazo. Habrá que ver si cuando el Ejército sirio termine de reagruparse, recibir nuevo material ruso ya en camino y escale sus acciones, esos grupos yihadistas puedan, además, extraer réditos en Idlib y algún otro frente, que es su verdadero objetivo.

 

Para la imagen de Siria es negativo. Con o sin razón se ha proyectado en el corto plazo una imagen de inoperancia de los servicios de inteligencia, de la capacidad de reacción de las fuerzas armadas y de otros actores estatales, por ejemplo los mediático-propagandísticos. Esa sensación se ha proyectado sobre todo entre un gran público local e internacional que desconoce la diferencia entre una operación militar defensiva y otra ofensiva, los tiempos de adaptación de una a otra y la necesidad de limitar al máximo las bajas propias y las civiles. Desconocen también las rutinas mediáticas y propagandísticas, claves en una operación que es esencialmente de propaganda armada.

 

Estaba claro, en todo caso, que algún precio elevado pagaría Siria en esta larga crisis que vive Medio Oriente desde el 7 de octubre de 2023. No ha habido invasión israelo-sionista en Siria pero sí esto de Alepo. Por ahora, el daño es menor en vidas, infraestructuras y la soberanía del Estado sirio pero importante, al menos temporalmente, en términos propagandísticos, de imagen y de confianza entre una parte de la población siria. Después de 14 meses la crisis regional parecía cerrarse y en tiempo de descuento los occidentales, israelo- sionistas y yihadistas han hecho este movimiento para que el actor más importante de la región, Siria, también pague un precio y se debilite, incluso desde el punto de vista de la imagen que los ciudadanos tienen del Estado y de sus capacidades de anticipación y respuesta.

 

Los últimos hechos confirmados por varias fuentes solventes y abundantes imágenes que no se vieron el viernes y el sábado, indican que sobre el terreno el Ejército Árabe Sirio ya ha blindado la Gobernación de Hama para que los yihadistas no se infiltren desde la Gobernación de Alepo. En los próximos días los yihadistas quedarán cercados en Alepo. La idea es que no haya combates en la ciudad, en buena medida reconstruida desde 2016, y que se retiren al norte de Idlib y a sus países de origen (Uzbekistán, China, Turquía, Ucrania, Francia, Reino Unido, EEUU, etc.) a través de Turquía. Si no hay acuerdo para eso mediado por terceros, puede haber combates en esos barrios de Alepo en los que están, como ocurrió entre 2012 y 2016 en el este.

 

Sí hay combates muy intensos en frente abierto en Idlib, extremo noroccidental de la provincia de Hama y Campo de Alepo. Han muerto ya al menos 823 yihadistas, decenas de soldados sirios y unos 35 civiles. Tramos cortos de autopistas y carreteras estratégicas y varias localidades de la zona de desescalada y de mayor o menos importancia estratégica han cambiado varias veces de manos, casos de Saraqueb o Abu Duhur u otros pueblos de las gobernaciones de Idlib, Hama y Alepo. Por otro lado, se ha producido una renovada coordinación entre el Ejército Árabe Sirio y algunas milicias kurdas del noroeste y noreste del país ante el enemigo común, grupos yihadistas y otros apoyados por Turquía.

 

Es posible que en esas zonas las operaciones militares se prolonguen varias semanas porque en esta ocasión Siria se plantea eliminar ese foco de desestabilización de Idlib o al menos debilitar a los grupos yihadistas de manera decisiva para lograr su erradicación a través de un acuerdo político con Turquía. A diferencia de otras ocasiones, ahora Rusia, que junto a Turquía también es garante de los acuerdos de desescalada en el noroeste de Siria ahora rotos, ha dado ya su visto bueno y apoyo a Siria para terminar con esos grupos. De hecho, la aviación rusa ya apoya a la Siria en sus ataques a los yihadistas desplegados en distintos ejes. En tal caso, y de acuerdo al desarrollo futuro de los acontecimientos, una ganancia táctica, temporal y propagandística de los grupos armados yihadistas y quienes les apoyan (EEUU, la Unión Europea-Israel, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y algún estado latinoamericano) se puede convertir para Siria y sus aliados en una ganancia estratégica, es decir, de largo plazo.

Pablo Sapag M.

 https://kaosenlared.net/operacion-de-propaganda-armada-en-siria-claves-tacticas-y-consecuencias-estrategicas/

  y ver ..     https://rebelion.org/terroristas-o-rebeldes-como-los-medios-occidentales-israelies-y-arabes-moldean-la-narrativa-de-la-guerra-en-siria/

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domingo, 24 de noviembre de 2024

El capitalismo acaba con la democracia

 

 El capitalismo impulsa la espiral de la muerte de la democracia


Katharina Pistor

 

 24/11/2024

 Estas elecciones norteamericanas marcan lo que los alemanes llaman un Zeitenwende («punto de inflexión»). Los votantes están señalando claramente que quieren un cambio, que prefieren un segundo gobierno de Donald Trump a otro gobierno provisional que presida un régimen que rechazan.

 Es cierto que los partidos políticos que prometieron proteger el statu quo han perdido este año las elecciones en un país tras otro. Pero es difícil de sobreestimar la importancia de que los votantes de la democracia más antigua del mundo rechacen los fundamentos constitucionales de su país: el Estado de derecho, un poder judicial independiente e imparcial, un proceso justo y un traspaso ordenado del poder.

 El juego de acusaciones comenzó antes de que se conocieran los resultados de las elecciones, centrándose como era previsible en el elitismo, la identidad y la propia candidata perdedora. Este ciclo de recriminaciones desgarrará al Partido Demócrata y lo hará aún menos apto para gobernar en el futuro. También distraerá la atención de la verdad que nadie quiere ver: el capitalismo. La democracia se encuentra en una espiral de muerte porque está sometida a un régimen socioeconómico que enfrenta a todos contra todos, socavando la capacidad de consenso y de toma de decisiones colectiva.

 No es la primera vez que el capitalismo pone patas arriba la democracia. Hace un siglo, los efectos de la rápida industrialización a expensas de los individuos y sus comunidades alimentaron el comunismo y el fascismo en Europa. En sus escritos a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, el historiador económico Karl Polanyi atribuyó la raíz de las convulsiones políticas de su época a un sistema económico que subordinaba la sociedad al principio del mercado.

 El problema, según Polanyi, comenzó con la abolición de las «leyes de pobres» en Inglaterra a principios del siglo XIX. Las masas desarraigadas y sin tierra no tuvieron más remedio que emigrar a las ciudades, donde se vieron explotadas como mano de obra barata en fábricas que consumieron sus vidas y las de sus hijos. Aunque este sistema generó prosperidad sin duda, tuvo un coste enorme para un número excesivo de personas. Sin la devastación provocada por la Primera Guerra Mundial, la reacción de las masas en contra de este sistema podría haber tardado mucho más.

 Los Estados Unidos, que participaron en la Primera Guerra Mundial, pero no en su propio territorio, evitaron en gran medida la reacción violenta a pesar de la depresión económica de la década de 1930. Es importante destacar que la administración del Presidente Franklin D. Roosevelt logró algo que otros países no consiguieron: proporcionó al pueblo norteamericano la suficiente seguridad económica como para que pudiera empezar a vislumbrar un futuro mejor para sí mismo y para sus familias.

 

Esta vez es diferente, y no sólo en los Estados Unidos. Vivimos en un sistema que la mayoría de los políticos han declarado sin alternativa. De hecho, hace tiempo que ellos mismos han cedido el control del sistema y carecen de la capacidad o la voluntad de imaginar uno diferente. El aforismo del desaparecido Fredric Jameson, según el cual «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo» ha cobrado renovada actualidad, y no es difícil ver por qué. Los gobiernos tienen muy poco margen de maniobra para no verse castigados por los mercados financieros (totalmente amorales). Alabada durante mucho tiempo como herramienta para disciplinar a los responsables políticos, la globalización financiera ha puesto el destino de sociedades enteras en manos de inversores a los que sólo les importan las señales de los precios y que son ajenos a las necesidades humanas.

 Los gobiernos se ataron las manos con la esperanza de que los mercados proporcionaran capital, bienes y empleos. Convencidos de que debían apartarse del camino del mercado, abrieron sus países a la libre circulación de capitales, al tiempo que apoyaban la codificación legal selectiva de activos e intermediarios para beneficiar a los más adinerados. Posteriormente, animaron a sus bancos centrales a rescatar a los intermediarios que amenazaban con hundir todo el sistema financiero en otra crisis.

 Hubo países que adoptaron asimismo tratados internacionales que otorgaban a las empresas multinacionales el poder de demandar a los Estados anfitriones por perjudicar la rentabilidad de sus inversiones, o por trato «injusto e inequitativo». Supervisados estos casos por un tribunal de arbitraje ubicado en otro lugar, los gobiernos desarmaron de hecho a sus propios tribunales y socavaron sus propias constituciones (cuyas disposiciones no pueden utilizarse como defensa contra las violaciones de los tratados internacionales).

 Algunos países (entre los que destaca Alemania) llegaron a negar a los futuros gobiernos electos la opción de obtener financiación adicional de la deuda, consagrando en sus constituciones requisitos de equilibrio presupuestario. Otros mantuvieron a raya a sus ciudadanos aplicando la austeridad fiscal, aun cuando los ricos prosperasen con otro auge de activos apoyado por políticas monetarias fáciles. Al igual que Odiseo, que tenía las manos atadas al mástil del barco para resistir la llamada de las sirenas, los gobiernos encontraron formas de escapar a la llamada de los votantes que los habían elegido. El autogobierno democrático perdió credibilidad mucho antes del surgimiento de los partidos antidemocráticos que ahora se burlan abiertamente de él.

 Por su parte, Polanyi esperaba que a la guerra siguiera otra transformación que pusiera a la sociedad, y no a los mercados, al mando. Los mecanismos legales e institucionales adoptados para avanzar en este objetivo funcionaron inicialmente, pero los poderosos agentes privados y sus abogados pronto encontraron formas de sortearlos.

 Dos décadas después de la guerra, ya había despegado lo que Greta Krippner, de la Universidad de Michigan describe como financiarización de la economía norteamericana. La rentabilidad financiera se convirtió en el fin al que se subordinaban todas las demás necesidades y aspiraciones. Aunque los daños colaterales de este proceso fueron generalizados, el mayor golpe lo recibió nuestra capacidad de decisión colectiva.

 Si el comunismo y el socialismo no se hubieran derrumbado en el mismo momento en el que la financiarización desataba toda su fuerza, muchos podrían haber advertido mucho antes sus efectos corrosivos sobre la democracia. Por el contrario, se festejó el capitalismo como único juego aceptado por todos. Como resultado, no fuimos testigos del «fin de la historia» que proclamó Francis Fukuyama cuando terminó la Guerra Fría. Estamos condenados a revivirla, pero está por ver si como tragedia o como farsa.

Katharina Pistor

profesora de Derecho Comparado de la Universidad de Columbia (Nueva York) y directora de su Center on Global Legal Transformation, es autora de “El código del capital – Cómo crea la ley riqueza y desigualdad” (Capitán Swing, Madrid, 2022).

Fuente:

Project Syndicate, 15 de noviembre de 2024.

Traducción:

Lucas Antón

https://www.sinpermiso.info/textos/el-capitalismo-impulsa-la-espiral-de-la-muerte-de-la-democracia

viernes, 22 de noviembre de 2024

Cómo los medios occidentales encubrieron la intención genocida de Israel .


Cómo los medios occidentales encubrieron la intención genocida de Israel desde el primer día

      

Fuentes: Rebelión

Mientras se emiten órdenes de arresto contra dirigentes israelíes, no hay que olvidar que confesaron sus crímenes desde el principio. Los medios de comunicación occidentales optaron por suprimir la verdad

Israel dijo exactamente lo que haría desde el principio

La Corte Penal Internacional finalmente emitió órdenes de arresto por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad contra Benjamin Netanyahu y su ex ministro de Defensa, Yoav Gallant. Cualquier otro resultado hubiera desafiado la razón, porque ningún crimen en la historia moderna ha sido confesado por sus perpetradores con tanta desvergüenza, orgullo y fruición como el genocidio que Israel ejecuta en Gaza.

Para entender lo que Israel planeaba hacer desde el principio, no hacía falta una intuición especial ni acceso a documentos secretos filtrados. Bastaba con escuchar lo que los dirigentes políticos y militares y los funcionarios israelíes decían en público y tomarlo al pie de la letra. Esas declaraciones demostraron ser la hoja de ruta más precisa para predecir los crímenes que Israel cometió.

Sin embargo, los medios de comunicación occidentales no enmarcaron sus noticias al mostrar estos compromisos públicos inequívocos de que perpetrar graves crímenes de guerra y tratar específicamente a la población civil como un objetivo militar legítimo; más aún, en muchos casos, los periódicos y los medios de comunicación ocultaron esas declaraciones, no explicaron su significado o, en innumerables casos, ni siquiera las citaron.

Este hecho debería considerarse uno de los peores escándalos del periodismo occidental en la historia. Desde el principio hubo pruebas abrumadoras de que un Estado aliado de Occidente –un Estado armado y respaldado por Estados Unidos y sus aliados– iba a cometer un genocidio. En la práctica, la gran mayoría de nuestros medios de comunicación lo encubrió en uno de los ejemplos más extremos de engaño por omisión de la historia.

Seis semanas después de que comenzara el genocidio, entrevisté a Raz Segal, profesor asociado israelí-estadounidense de estudios sobre el Holocausto y el genocidio. Me dijo que la arremetida de Israel contra Gaza fue “única en el sentido de que se la puede considerar como lo que yo creo que es –es decir, genocidio–, porque la intención está tan claramente articulada”. Normalmente, quienes pretenden cometer genocidio hacen todo lo posible por disimular sus intenciones. Israel, en cambio, no podría haber ofrecido a los medios occidentales pruebas más claras de sus intenciones. Sin embargo, tanto los medios de comunicación como los periódicos optaron por ocultar la verdad a sus audiencias.


“Estamos luchando contra animales humanos”

 

Dos días después de los ataques del 7 de octubre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant -ahora sujeto a una orden de arresto internacional- dijo en una conferencia de prensa que Israel estaba:

“Estamos imponiendo un asedio total a Gaza. No hay electricidad, ni comida, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y estamos actuando en consecuencia”.

Se trata de una declaración inequívoca de múltiples crímenes de guerra, entre ellos, el de privar a una población civil de los elementos esenciales para la vida. El artículo 33 de las Convenciones de Ginebra prohíbe legalmente los castigos colectivos, un hecho que los lectores y espectadores deberían haber conocido.

De hecho, la prestigiosa ONG Human Rights Watch declaró que se trataba de un llamado “a cometer un crimen de guerra” , señalando su carácter criminal por razones de castigo colectivo y “utilizando el hambre como arma de guerra”. Se trataba de una cita de una fuente creíble que los medios de comunicación podrían haber utilizado para ofrecer un contexto jurídico adecuado. De hecho, en su declaración, HRW pidió a la Corte Penal Internacional que tomara nota y ocho meses después, su fiscal jefe emitió una solicitud de orden de arresto contra Gallant , centrándose específicamente en el crimen que Human Rights Watch identificó correctamente.

Como señalé en su momento , “se trata de un lenguaje genocida”, sobre todo teniendo en cuenta el uso de la expresión “animales humanos”. De hecho, el medio de comunicación disidente The Intercept lo identificó correctamente como tal el mismo día. Como veremos, Gallant no fue el único que utilizó esta fraseología específica, que difícilmente puede descartarse como una coincidencia.

Sin embargo, en la mayoría de los medios occidentales, la importancia de los comentarios de Gallant fue ignorada. En ese momento, la única mención en el sitio web de noticias de la BBC -el sitio de noticias más leído del mundo- fue en un artículo titulado «El ejército de Israel dice que controla totalmente las comunidades en la frontera de Gaza«. La declaración de Gallant quedó sepultada hacia el final del artículo. No se mencionó en qué forma esto violaba el derecho internacional. De hecho, la BBC continuó mencionando que Gaza había estado bajo un «estricto bloqueo israelí-egipcio desde que Hamas tomó el poder hace 16 años», y agregó: «Los dos países dicen que es por razones de seguridad». Nada contradecía este razonamiento oficial, como el impacto humanitario del bloqueo más largo del siglo XXI .

Ese mes, la única otra mención en el sitio web de la BBC fue en un artículo sobre las protestas en las universidades estadounidenses . En un artículo con un lenguaje sesgado a favor de Israel en todo momento, la referencia a la cita de Gallant fue un ejemplo de deshonestidad por omisión. Decía:

“Los funcionarios israelíes han utilizado un lenguaje extremo; el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se refirió a los militantes de Hamas como “animales humanos””.

Pero esta interpretación quedaría completamente socavada si se citara íntegramente, dado que Gallant dejó en claro que el asedio sería contra la población civil y, como veremos, su aliado clave utilizó “animales humanos” directamente para referirse a los civiles, un hecho que se omite.

Si bien el Times of Israel se aseguró de que los comentarios de Gallant fueran citados en el titular (en un artículo que indicaba claramente su aprobación) y el Middle East Eye reflejó con precisión su declaración en su titular, los principales medios occidentales en gran medida ignoraron estas declaraciones.

En la cobertura de noticias, el New York Times enterró el compromiso de Gallant con los graves crímenes de guerra. El día que se hizo, apareció 13 párrafos más abajo en un artículo dedicado a discutir si el consenso bipartidista en apoyo de Israel se mantendría. Ocho días después, fue nuevamente sepultada en otro artículo, no para colocarla en un contexto de clara intención criminal, sino para investigar la reacción árabe contra la política estadounidense e israelí . La declaración está igualmente sepultada en otro artículo 11 días después de que se hizo, expresando las preocupaciones de Estados Unidos sobre que “algunos funcionarios israelíes, incluido el Sr. Netanyahu y el Sr. Gallant” están “cegados por la rabia”, pero nuevamente, nada sobre la importancia de estos comentarios para revelar la intención de Israel.

Fuera de la cobertura informativa, el consejo editorial del New York Times incluyó la declaración en un artículo que refleja la posición oficial del periódico, titulado ‘Israel puede defenderse y mantener sus valores’. Afirma que «lo que Israel está luchando por defender es una sociedad que valora la vida humana y el estado de derecho«, instando a que su ataque sea coherente con eso, y describe la intención criminal inequívoca de Gallant simplemente como prueba de que «esta guerra se está desarrollando en una atmósfera de emociones intensas». Sus afirmaciones sobre los valores que sustentan el ataque de Israel han resultado ser falsas en el sentido más brutal posible, y la declaración de Gallant debería haber representado una prueba obvia de eso desde el principio. El periódico cubrió además preventivamente los crímenes de guerra de Israel, afirmando que Hamás estaba utilizando civiles como «escudos humanos»: de hecho, hay mucha más evidencia de que Israel utiliza escudos humanos . El editorial sugiere además que “los soldados israelíes buscarán en sus líderes la guía de sus acciones y decisiones en el campo de batalla para asegurarse de que, a diferencia de Hamás, hagan distinciones entre civiles y combatientes”. No se presentó ninguna prueba de esta afirmación y, como veremos, dicha afirmación ignoró deliberadamente la oferta de impunidad de Gallant a sus soldados días antes de que se escribiera el editorial.

Sí, The New York Times publicó columnas de opinión en octubre de ese año que, con distintos grados de seriedad, criticaban las palabras de Gallant. Pero, una vez más, el problema es que la cobertura informativa no se enmarca en lo que el Estado israelí dijo que haría.

Aparte de los artículos de opinión, la declaración apareció en un análisis del Washington Post titulado “Israel ordenó un ‘asedio completo’ de Gaza. Esto es lo que parece” dos días después de que se hiciera. Si bien el artículo analiza el potencial impacto humano de tal asedio, no se analiza el derecho internacional, se cita la justificación israelí sin cuestionarla y termina con una cita de un analista que concluye que “en última instancia, Hamás sabía exactamente lo que iba a suceder”. Es digno de elogio que, en su boletín , el columnista de asuntos exteriores Ishaan Tharoor declarara que Gallant había invocado “una retórica que los grupos de derechos humanos afirmaban que equivalía a anunciar crímenes de guerra”, aunque esto deja un hecho objetivo abierto a la interpretación. Al igual que otros periódicos, la declaración de Gallant dejó en claro que la intención criminal de Israel no se entretejió en una cobertura más amplia ni se utilizó para trazar la inevitable estrategia de Israel.

En otros periódicos, como The Telegraph , las palabras de Gallant sólo se mencionaron de pasada en el mes en que se hicieron . En The Times , sus palabras sólo se citaron diez días después, enterradas en un artículo de prensa sin ningún contexto legal. La única excepción es dos días después, en un artículo en el que el actor Sam Heughan se ve obligado a disculparse por firmar una carta condenando la ofensiva israelí, y luego se cita la carta, incluida su denuncia justificada de las palabras genocidas de Gallant .

Querías el infierno y tendrás el infierno


Otra declaración pública fue aún más clara sobre la intención genocida de Israel. El mismo día que Yoav Gallant, el mayor general Ghassan Alian, el Coordinador del Ejército israelí de las Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT, la agencia del Ministerio de Defensa israelí para los territorios ocupados) utilizó esencialmente la misma frase que Gallant. Fue publicada en el canal de Twitter de COGAT :

“Hamás se convirtió en ISIS y los ciudadanos de Gaza están de fiesta en lugar de horrorizados. Se trata a las bestias humanas como corresponde. Israel ha impuesto un bloqueo total en Gaza, sin electricidad, sin agua, sólo daños. Querían el infierno y lo tendrán”.

No hay ninguna sutileza en este caso. Nadie podría intentar fingir deshonestamente que el término “bestias humanas” se refiere a Hamás y no a la población civil de Gaza. El general israelí encargado de supervisar los asuntos civiles de los territorios palestinos ocupados dejó claro que consideraba a la población civil como “animales humanos” que debían sufrir un castigo colectivo por las actitudes que, según él, habían mostrado en su totalidad en respuesta al 7 de octubre. El mayor general Alian dejó claro que, en consecuencia, la población civil sufriría un “bloqueo total” de los elementos esenciales de la vida y recibiría en cambio “un daño justo”, así como “el infierno”.

No hay otra interpretación plausible que la de que este general había emitido una declaración oficial de que Israel cometería crímenes de guerra a gran escala contra la población civil palestina, desde el hambre hasta la destrucción masiva, respaldados por el castigo colectivo. Sin embargo, los medios de comunicación occidentales no sólo no lograron enmarcar su cobertura de las intenciones de Israel en esta declaración, sino que en gran medida ni siquiera cubrieron la declaración de Alian.

El Times of Israel identifica correcta pero brevemente que el mayor general Alian se estaba dirigiendo a los “residentes de Gaza” y que estaba “criticando el apoyo popular palestino al grupo terrorista”: en contexto, el periódico claramente lo aprueba.

No hay ninguna mención de esta declaración en el sitio web de la BBC. No hubo ninguna mención de esta declaración en la cobertura periodística en los días, o incluso semanas, posteriores a su publicación en varios periódicos, incluidos The New York Times, The Washington Post The Times The Telegraph . Hubo columnas de opinión que citaron estas palabras, pero dichas palabras deberían haber influido profundamente en la cobertura periodística de las intenciones de Israel, sin embargo, ni siquiera aparecieron en la sección de noticias.

En otro lugar, la cita parcial del general fue en sí misma reveladora. Dos días después de que se hiciera la declaración, The Economist escribió :

“La noticia de una masacre espantosa en Kfar Aza, un kibutz del sur, ha endurecido los ánimos. Algunos han insinuado un castigo colectivo. “Hamás se convirtió en ISIS y los ciudadanos de Gaza están celebrando en lugar de estar horrorizados”, dijo un general israelí. “Las bestias humanas son tratadas como corresponde”.

En este caso, la revista situó la retórica genocida del general en el contexto de las atrocidades cometidas por Hamás. Además de reducir la cita, The Economist sugirió que esto sólo «insinuaba» un castigo colectivo. Se trata de una interpretación absurda de una declaración tan extrema, que no hizo nada más que insinuar.


“Eliminar todo”

 

Hubo otra evidencia devastadora de las intenciones públicas de Israel. El 10 de octubre, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo a las tropas israelíes en la frontera de Gaza que había “liberado todas las restricciones”, y agregó:

“Gaza no volverá a ser lo que era antes. Eliminaremos todo. Si no es un día, será una semana. Será cuestión de semanas o incluso meses, llegaremos a todos los lugares”.

Dos días después, declaró que había “eliminado todas las restricciones” a las fuerzas israelíes. No podría haber sido más claro sobre la impunidad que estaba otorgando a los soldados israelíes. Una vez más, esto resultó ser un predictor totalmente preciso de cómo se comportarían esos soldados en el futuro.

Los medios de comunicación israelíes difundieron con júbilo tales declaraciones, como The Times of Israel , en un artículo titulado «Valiente: Israel pasa a la ofensiva total, Gaza nunca volverá a ser lo que una vez fue».

Sin embargo, las órdenes de Gallant a sus tropas apenas fueron cubiertas por los medios occidentales en ese momento, a menos que se mencionaran de pasada y se ocultaran. Entre las notables excepciones se encuentran el tabloide de derecha The New York Post , que anticipó con razón las condiciones apocalípticas que enfrentaría Gaza y las celebró, y Fox News que hizo lo mismo en un artículo definido por un tono pro-israelí.

Esta omisión debe considerarse sorprendente: el hombre a cargo del ejército israelí no podría haber sido más explícito al hablar de órdenes que equivalían a graves crímenes de guerra, en particular castigos colectivos y la impunidad concedida a los soldados. Los medios occidentales optaron por suprimir esta información.

La cuestión, como siempre, es que si los medios occidentales querían informar con precisión sobre las intenciones de Israel, deberían haber basado su cobertura en las declaraciones del hombre a cargo de las fuerzas armadas del Estado. En cambio, apenas informaron sobre esas órdenes y, en el mejor de los casos, ofrecieron un debate evidentemente deshonesto sobre si la respuesta de Israel fue proporcionada o no. Esto ni siquiera incluyó lo que, por definición, siempre iba a ser una guerra contra la población civil por parte de soldados a los que se les dijo que “eliminaran todo”, y cuyo líder les informó de que no existían “restricciones” ni “limitaciones” a su comportamiento.

El mayor escándalo periodístico de nuestra era

Hay muchos otros ejemplos. El presidente israelí, Isaac Herzog, dijo lo siguiente en respuesta a una pregunta de la cadena británica ITV sobre cómo aliviar el impacto sobre la población civil de Gaza, “mucha de la cual no tiene nada que ver con Hamás”:

«Es una nación entera la que es responsable. No es verdad esa retórica sobre civiles que no están informados ni involucrados. Es absolutamente falsa. Podrían haberse alzado, podrían haber luchado contra ese régimen perverso que tomó el control de Gaza mediante un golpe de Estado».

El titular no reflejó las implicaciones de la culpa colectiva: «El presidente israelí Isaac Herzog dice que los habitantes de Gaza podrían haberse alzado para luchar contra el ‘malvado’ Hamás». La mayoría de los medios de comunicación occidentales no cubrieron en absoluto esta declaración.

En otro ejemplo, un funcionario de defensa israelí dijo al Canal 13 de Israel: “Gaza acabará convirtiéndose en una ciudad de tiendas de campaña. No habrá edificios. La maniobra terrestre sorprenderá a Hamás”.

Esto fue, en verdad, profético. La mayoría de los edificios de Gaza han sido destruidos o dañados, y esta pequeña franja de tierra del tamaño del este de Londres ha sufrido detonaciones israelíes con una potencia de fuego equivalente a varias bombas de Hiroshima. La destrucción es tan extrema que Gaza tiene un color y una textura diferentes cuando se la mira desde el espacio.

Pero la mayoría de los medios occidentales, una vez más, no cubrieron una declaración que resultó ser totalmente exacta sobre las intenciones de Israel. En cambio, optaron por tratar afirmaciones israelíes claramente absurdas sobre la proporcionalidad y la selección cuidadosa de los objetivos como si fueran creíbles. Una excepción fue Sky News Australia , una cadena que ha respaldado celosamente la embestida de Israel y que, al igual que el New York Post , otro medio propiedad de Rupert Murdoch , dejó claras las implicaciones.

Desde que se hicieron estas declaraciones, Israel ha cometido algunos de los peores crímenes de guerra de nuestra era. Se desconoce el número real de muertos, y algunos expertos en salud pública sugieren que hasta julio de 2010 había hasta 186.000 palestinos en Gaza . Los soldados israelíes han disfrutado de la impunidad que se les concedió explícitamente al principio, publicando alegremente sus crímenes de guerra en Internet. Además de todas las agencias de ayuda pertinentes, dos departamentos del gobierno de Estados Unidos dejaron claro en abril que Israel estaba bloqueando deliberadamente los elementos esenciales de la vida.

Todo esto era inevitable, a juzgar por las declaraciones que hicieron los dirigentes y funcionarios israelíes al principio. Ninguno hizo el menor esfuerzo por disimular sus intenciones. Todos los medios de comunicación occidentales estaban al tanto de ellas. Si se les dio cobertura, no se explicó su significado y quedaron sepultadas en una cobertura más amplia. Si los medios de comunicación explicaron explícitamente sus implicaciones, fue en unas cuantas columnas aisladas en sus secciones de opinión.

Durante todo este genocidio, los medios de comunicación occidentales optaron por presentar la ofensiva israelí como una forma de defensa propia. Aunque estaba claro que los dirigentes y funcionarios israelíes decían una cosa a sus oyentes locales y otra a los espectadores y lectores occidentales, los medios de comunicación y los periódicos trataron a estos últimos como creíbles. Las pocas voces disidentes que tomaron al pie de la letra las declaraciones de los dirigentes y funcionarios israelíes fueron difamadas como extremistas y antisemitas.

Por esta razón, el 24 de octubre de 2023 escribí una columna para The Guardian titulada “Israel tiene claras sus intenciones en Gaza: los líderes mundiales no pueden alegar ignorancia sobre lo que se avecina”. Dado el horror que se avecinaba, estaba claro que algunos luego alegarían ignorancia: la columna fue escrita como un recordatorio, para dejar en claro que no existían tales excusas.

Al ocultar deliberadamente lo que Israel dejó claro desde el principio que haría (y lo ha hecho al pie de la letra), los medios de comunicación occidentales ayudaron a facilitar el genocidio israelí. La Corte Penal Internacional finalmente emitió órdenes de arresto contra el primer ministro y el ministro de Defensa de Israel. Pero no son sólo los líderes israelíes los que deben rendir cuentas.

Fuente original: https://owenjonesjourno.substack.com/p/exposed-how-the-western-media-covered

     https://rebelion.org/como-los-medios-occidentales-encubrieron-la-intencion-genocida-de-israel-desde-el-primer-dia/