DESPERTANDO DE LA ANESTESIA:
DECLIVE Y VIOLENCIA EN FRANCIA
ALEXIS MORAITIS
TRADUCCIÓN DE MARIO AGUIRIANO
La LBD40 es una pistola antidisturbios de mano equipada con una mira electrónica que le permite lanzar balas de goma de cuarenta milímetros a veinticinco metros de distancia. Utilizada sistemáticamente por la policía francesa para reprimir a los manifestantes que salieron a la calle para desafiar las «reformas» del presidente Emmanuel Macron, esta arma no letal de fabricación suiza dejó decenas de desmembrados y ciegos. La LBD40 es el arma preferida de una élite estatal ansiosa que teme que la sociedad que preside escape a su control y deba ser domada con balas de goma.
De hecho, la sociedad francesa es «cada vez más salvaje», según el Ministro del Interior, Gerald Darmanin. Hay una grave «crisis de autoridad», sostiene, y el Estado tiene que «reafirmar su poder» y «no dejar pasar nada». En mayo de 2021, el mismo ministro, en señal de pleno apoyo a «sus tropas», participó en una protesta organizada por los sindicatos policiales franceses. Reunidos frente a la Asamblea Nacional, acusaron a la justicia de fallarles, de ser demasiado indulgente con el aumento de la criminalidad. Sin embargo, las cárceles francesas están gravemente superpobladas y el número de encarcelados nunca ha sido tan elevado como hoy. Sin embargo, para el Ministro del Interior, las celdas de las prisiones no están lo suficientemente llenas.
En Moscú saben que, gane quien gane en Washington en
noviembre, si Estados Unidos no acepta su derrota, la perspectiva de una guerra
mayor está servida.
La derrota militar de Ucrania está servida, pero lo más
peligroso es que también, y sobre todo, será una derrota de la OTAN contra
Rusia “por procuración” cargada de consecuencias para el liderazgo global
occidental, dentro y fuera de Europa. Así que, tratándose de eso, la pregunta
del momento es ¿cómo responderá la OTAN a su derrota en Ucrania?
“Es el momento de restablecer la diplomacia y volver a las
negociaciones, aunque llevará algún tiempo invertir la propaganda de la última
década y preparar al público para una nueva narrativa. Como vimos en
Afganistán, las élites político-mediáticas nos asegurarán que estamos ganando,
hasta que huyamos de forma desorganizada con gente cayendo de los aviones”,
dice el analista noruego Glenn Diesen. Glenn Diesen – The Increase in Ukrainian
Casualties – Brave New Europe. (1)
Mucho dependerá de las elecciones presidenciales de
noviembre en Estados Unidos. Rusia deberá moderar las exigencias de su
“victoria”, sea cual sea el significado y contenido real de tal palabra, pues
la guerra también pasa allá una dura factura, seguramente con más de 200.000
muertos e inválidos. Además, la ocupación de territorio ucraniano puede ser una
fuente de problemas, como apuntábamos hace más de un año. Ucrania está
perdiendo la guerra, pero Rusia no la está ganando. – Rafael Poch de Feliu (2)Pero
¿qué pasa si la OTAN no acepta su derrota, es decir si Estados Unidos persevera
en su voluntad de desangrar a Rusia a costa de una guerra mayor? ¿Se dará
rienda suelta a la histeria de bálticos y polacos sobre una “amenaza (ofensiva/
invasora) rusa” contra Europa que, además de inexistente, ha mostrado,
precisamente, sus limitaciones militares en Ucrania? En ese caso, las cosas
están en los términos ya conocidos: si es objeto del ataque de una fuerza
militar superior como es la OTAN, el grupo dirigente ruso declarará un “peligro
existencial” para Rusia, lo que según su doctrina, que está siendo corregida
para hacerla más flexible, significa la posibilidad del uso del arma nuclear.
En Moscú hay razones sobradas para la preocupación. El
secretario de Estado Blinken estuvo el martes en Kíev para dar lo que parece
una luz verde al uso de misiles occidentales de largo alcance contra territorio
ruso, algo que se hace sobre la información de la inteligencia y los satélites
militares americanos y con participación directa de militares de la OTAN. Putin
advirtió el jueves que tal decisión «cambiaría la misma naturaleza del
conflicto”. «Significará que los países de la OTAN, EEUU y los países europeos,
combaten contra Rusia» por lo que Moscú tomará “las decisiones (militares)
correspondientes”, dijo. El Presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, ha dicho
que Rusia tendrá que utilizar «armas más potentes y destructivas en la defensa
de sus ciudadanos”, y entre los expertos se especula con escenarios como
ataques de respuesta a infraestructuras occidentales o con la destrucción de
los puentes del Dnieper que hasta ahora Rusia ha respetado y que cortarían la
comunicación terrestre y ferroviaria de Ucrania por la mitad.
Los programas de la tele rusa transmiten cierto cansancio
por el estancamiento de la prometida “inevitable victoria”. Los militares
parecen conscientes de que sin una movilización nacional en toda regla, cosa a
la que el Presidente Putin no quiere arriesgarse, no hay capacidad militar para
extender aún más la conquista de territorio ucraniano hacia Nikolayev y Odesa,
privando por completo a Ucrania de salida al mar, que es lo que redondearía una
victoria militar estratégica. Seguramente no interesa que el frente ucraniano
colapse antes de las elecciones americanas, pero, gane quien gane en Washington
en noviembre, en Moscú saben que si Estados Unidos/OTAN no acepta su derrota,
la perspectiva de una guerra mayor estará servida. Nos llevan a una guerra
mayor – Rafael Poch de Feliu (3)
El Presidente Zelenski lleva la derrota impresa en el
rostro. Ya no es aquel dinámico y voluntarioso personaje que hacia portadas en
los principales semanarios europeos y americanos. Ahora se le ve cansado,
preocupado y excitado. En los medios rusos se dice que el y su entorno de
colaboradores, algunos de ellos procedentes del mundo del espectáculo, van
subidos de cocaína, lo que puede ser propaganda para denigrarles. Zelenski ha
perdido buena parte del favor de sus padrinos – hasta le señalan, falsamente, como
autor del atentado americano contra el oleoducto Nord Stream – que no entienden
su última remodelación de gobierno, ni la ofensiva militar contra la región
rusa de Kursk, un desesperado gesto de imagen por el que pagará un alto precio
militar, le dicen desde la prensa occidental más intervencionista. Los
occidentales le instaron a romper las negociaciones entabladas en Minsk y
Estambul en el mismo inicio de la guerra, y ahora no son consecuentes con la
intensidad de la ayuda que entonces le prometieron. Es la hora de los reproches
y los agravios. Zelenski tiene motivos para la preocupación.
“Superado en número y armamento, el ejército ucraniano se
enfrenta a una moral baja y a la deserción”, titula la CNN Ukraine’s military
is struggling with low morale and desertion (4) CNN en un exhaustivo informe
impensable en nuestros lamentables medios. Cinco son los puntos de la quiebra
militar ucraniana; las posiciones estratégicas de los soldados son más débiles,
faltan recursos, las cadenas de suministro no están suficientemente defendidas,
las comunicaciones suelen fallar y la moral se desploma, explica Diesen. Una
vez que comienza, el colapso suele adoptar un efecto de alud, dice.
Compañías militares al completo se retiran de sus posiciones
sin permiso, lo que desbarata cualquier planteamiento defensivo. Que uno de los
nuevos F-16 suministrados por la OTAN y pilotado por uno de los mejores
oficiales de la aviación ucraniana fuera derribado en su estreno, hace dos
semanas, por el “fuego amigo” de una batería “Patriot”, es síntoma de graves
problemas de coordinación. Respecto a la retaguardia, unos 800.000 hombres
ucranianos en edad militar han “pasado a la clandestinidad”, cambiando de
domicilio y trabajando en negro para no dejar registro laboral y eludir la movilización,
informaba el 4 de agosto el Financial Times, citando al jefe de la comisión de
desarrollo económico del parlamento ucraniano, Dmitri Nataluji.
Los efectos de la carnicería que está sufriendo Ucrania son
inconmensurables. El 78% de los ciudadanos declara tener parientes próximos y
amigos que han resultado muertos o heridos en la guerra, según una encuesta
telefónica realizada en mayo/junio del año pasado. Veremos qué factura arroja
para el futuro todo ese bárbaro e injusto sufrimiento humano. El resentimiento
contra Rusia de toda una generación de tantos ucranianos va para largo. Los
videos sobre las razzias callejeras del ejército para apresar a quienes eluden
el servicio han crecido exponencialmente en las redes sociales. También parece
haber mejorado la información militar rusa sobre objetivos, como ilustra la
destrucción de un centro militar aparentemente con gran concentración de
técnicos militares de la OTAN en Poltava el 3 de septiembre. Y las perspectivas
son aún más sombrías para Kíev, pues Rusia, especialmente después de la
incursión militar ucraniana en Kursk, se está ensañando aún más con las
infraestructuras energéticas del país. Habiendo perdido ya la quinta parte de
su territorio nacional y la tercera parte de su población, la perspectiva de un
invierno con severos cortes de luz y calefacción anuncia un nuevo éxodo de
centenares de miles de ucranianos hacia la Unión Europea este otoño/invierno.
No estamos tan lejos de un colapso militar ucraniano que quizás sea cuestión de
algunos meses.
Migraciones y geoestrategia del caos del Imperio Occidental
Andrés Piqueras
9 septiembre, 2024
La sucia utilización política
«Se denuncia un fuerte aumento del número de inmigrantes
ilegales que llegan a España. Así, Tenerife está repleta de inmigrantes y
refugiados, entre los cuales, por primera vez, la mayoría son hombres que
huyeron de la guerra civil en Sudán».
Este es un titular cualquiera de la prensa española de este
verano.
Lo que no dice ni dirá ningún artículo de esa misma prensa,
como de cualquier otra europea, es que el Imperio Occidental lleva más de 500
años saqueando las tierras y poblaciones del mundo, a las que convirtió en
«Periferias» del que constituiría como Sistema Mundial capitalista. Por
supuesto, gran parte de esa historia de masacre, sometimiento y explotación la
protagonizaron las formaciones socioestatales de Europa occidental, las cuales
en el siglo XX fueron relevadas en su protagonismo, que no en su accionar, por
EE.UU.
Sin embargo, las poblaciones del planeta tuvieron un
contrapeso en la URSS que les ayudó en sus esfuerzos de «descolonización
parcial» o «independencia formal», que no económica ni en muchos casos
política, pero que permitió también la consolidación de proyectos de soberanía
y de cooperación mutua (Conferencia de Bandung, Grupo de los 77,
Tricontinental, No Alineados…).
Con la caída del Bloque Soviético o «Segundo Mundo», todo
ello se desmoronó o sufrió un grave retroceso, al tiempo que la ofensiva contra
las «Periferias» o «Tercer Mundo» se recrudecería. Así, «Tratados de Libre
Comercio», «Planes de Ajuste Estructural», endeudamiento masivo e imposición de
agendas draconianas de destrucción de sus servicios sociales y de protección
ciudadana, incremento del trasvase de sus recursos hacia las sociedades
imperiales y, cuando fue necesario, golpes de Estado, generación de «guerras
civiles» e invasiones militares. A ello se ha sumado recientemente el
terrorismo directo: la infiltración de paramilitares, mercenarios y yihaddistas
en la desestabilización y ruina de sociedades enteras. Todo acompañado también
por el bombardeo y la destrucción de las mismas (véanse Irak, Siria, Yemen,
Somalia, Sudán, Libia…), y, por supuesto «revoluciones de colores» de distinto
pelaje, con ciberguerra por medio.
Y es que cuando buena parte de la población mundial se ha
hecho «excedente», ya no requerida ni como fuerza de trabajo ni como ejército
de reserva, pasa directamente a convertirse en «desechable». Es decir,
suprimible, eliminable. Las políticas de exterminio, por tanto, no hacen sino
multiplicarse por doquier.
Por si todo eso fuera poco, el sostenimiento de la
civilización capitalista-occidental (urbano agro-industrial) requiere de un
enorme flujo de energía de las Periferias a los Centros del Sistema, algo cada
vez más difícil debido a que se está llegando a los picos de extracción de los
combustibles, así como a los de distintos compuestos imprescindibles, como el
fósforo y los nitratos, amén de las tierras fértiles y de la propia agua
potable.Todo concomitante con el desequilibrio
cada vez menos reversible de los ecosistemas.
Es decir, que se ha convertido a la mayoría del planeta en
un CAOS inviable, una barbarie de explotación, miseria, precariedad, represión,
masacres, genocidios y opresión del que miles de millones de seres humanos
quieren escapar: se calcula que al menos 4.000 millones de personas están en
eso que se llama tan eufemísticamente, «disponibilidad migratoria» (incluida
una buena parte de la juventud española), constituyendo una fuerza de trabajo
migrante global, un inacabable ejército laboral de reserva para el capital
también global.
A los «primermundistas occidentales» les parece terrible que
esas masas quieran venir a toda costa, y como sea, a sus territorios. Poco se
acuerdan ya de cómo sus antepasados se expandieron colonizadoramente por el
mundo, apropiándose de los territorios de los demás o poniéndolos al servicio
del capital europeo, y de cómo centenares de millones de europeos anegaron el
planeta huyendo del capitalismo salvaje de la Primera y Segunda Revoluciones
Industriales, hasta bien entrado el siglo XX. El flujo migratorio mundial desde
el siglo XIV fue siempre de las metrópolis, luego «Centros» del Sistema, a sus
«Periferias». Sólo tras la Segunda Guerra Mundial comenzó a cambiar el sentido
mayoritario de los mismos, invirtiéndose el flujo, una vez se consolidó y
extendió el proceso de proletarización mundial.
Muros, vallas, alambradas, fosos, se multiplican hoy por el
planeta para frenar el libre movimiento de seres humanos, al que la ONU
reconoce como un derecho inalienable. Nunca la humanidad hasta hoy había
sufrido tamaño impedimento a moverse, justo en el momento en que las mercancías
y sobre todo el capital han gozado de la mayor libertad de movimiento [en este
enlace expliqué por qué (1) ) y para mayor detalle (2) .
Se trata de que quienes salven esos «obstáculos» (entre los
millares y millares que no lo logran cada año –casi 30.000 muertos o
desaparecidos desde 2014 sólo en el Mediterráneo reconocen cifras oficiales,
ridículamente cortas respecto a la realidad), lo hagan en condiciones de
clandestinidad, sin derechos ni posibilidades de protesta o reivindicación,
listos para aceptar cualquier condición laboral (antes había que ir a hacer esclavos
y asumir los costos de su traslado,
ahora, una vez desposeídas la mayor parte de las poblaciones
del mundo de sus fuentes y medios de vida, ellas mismas «se costean» su
traslado). Mano de obra extrabarata y «dócil». Ejército laboral de reserva inagotable
y, en principio, autodisciplinado. El paraíso del empresariado global.
No hace falta explicar cómo el «poder social de negociación»
de la fuerza de trabajo en cada lugar queda así reducido significativamente, y
con ello la degradación de las condiciones laborales y salariales en casi todo
el planeta.La fuerza de trabajo es la
única mercancía que en el mercado mundial capitalista no adquiere el mismo
precio, precisamente para que sea más barato al empresariado emplearla de
distintas procedencias y con desiguales protecciones sociales.
Eso quiere decir que las políticas de inmigración de las
sociedades centrales están diseñadas en función de los mercados de trabajo, que
son profundamente desregulados en su aspecto social. En consecuencia, se
concibe a la población inmigrante exclusivamente desde su condición de fuerza
de trabajo. Una fuerza de trabajo que se quiere lo más vulnerable posible, para
que se inserte de manera «aproblemática» en los cada vez más despóticos
mercados laborales del capitalismo degenerativo (aumento de la jornada laboral,
disminución de la estabilidad de la ocupación, deslocalización, pérdida de la
contratación colectiva, desregulación – flexibilidad –informalidad – sumersión–economía gris–economía delictiva… son hoy algunas de sus
señas distintivas).
De hecho, las disposiciones jurídicas y gubernamentales
sobre la inmigración van destinadas a obtener la precarización y vulnerabilidad
de esa fuerza de trabajo migrante global. La ausencia de verdaderas políticas
de integración responde al imperio de mercado, en el que la mayor parte de la
inmigración no está protegida. Incluidos los menores, que quedan en condiciones
poco compatibles con supuestos «Estados de derecho» e incluso a menudo son
devueltos sin más. Toda la actual polémica en torno a ellos en el Reino de
España se explica porque precisamente no están dentro del mercado laboral y por
tanto, no hay políticas de integración para ellos.
Por eso, la solución a todo esto no pasa precisamente por
evitar que las personas migren, sino por que tengan los mismos derechos y su
hora de trabajo la misma retribución. De esa manera, el empresariado no podría
usar a las poblaciones del mundo como «ejército laboral de reserva».
Las migraciones masivas se pueden utilizar también como arma
para desestabilizar países (los mayores porcentajes de personas migradas sobre
«autóctonas» no están precisamente en las formaciones centrales del Sistema).
EE.UU. la está empleando contra Europa (a la que se decidió a destrozar como
potencial futuro competidor con su moneda única, mediante guerras en su propio
suelo –Yugoeslavia y Ucrania), sembrando también de guerras toda la zona
alrededor de este pseudocontinente.
Con ello, más y más el tema migratorio se convierte en
elemento estrella de las contiendas electorales y de las pugnas políticas,
coadyuvando a los procesos de renazificación de Europa y de cierres
identitarios autocentrados, sin viabilidad alguna por supuesto a medio plazo,
porque la necesidad de fuerza de trabajo (sobre todo barata e indefensa)
seguirá imperando por sobre las tan brutales como estúpidamente simplistas
proclamas de cada vez más parte de las fuerzas políticas y, desgraciadamente,
de crecientes sectores de las clases trabajadoras que ven desmoronarse su
«Estado de Bienestar» y anhelan inútilmente preservar lo que queda del mismo
para sí en exclusividad.
Esto se manifiesta en el despiadado incremento de las
políticas de represión y de mantenimiento selectivo de las fronteras, incluida
la violación del derecho al tránsito en aguas internacionales (lo que
constituye actos flagrantes de piratería). También se muestra en el permanente
desplazamiento de la frontera europea hacia el Sur, para control sobre el
propio terreno de las sociedades exportadoras de fuerza de trabajo, aumentando
asimismo, de paso, la injerencia en ellas, a las que se chantajea
frecuentemente con el arma de la «cooperación» o «ayuda al desarrollo», para
que colaboren en la represión.
Mientras, las fuerzas «progres» reeditan el mercado de
fuerza de trabajo «periférico-central» (al menos en lo que queda que esos
términos puedan seguir teniendo sentido, dado que el Mundo Emergente liderado
por China y Rusia está empezando a cambiar las cosas de nuevo y pronto
posiblemente también lo que signifique la propia «centralidad»), para legalizar
la importación de esa fuerza de trabajo extra barata y luego devolverla tras su
explotación ad hoc, y así no tener que hacer apenas frente a salarios
indirectos y sobre todo diferidos.
De ahí, por ejemplo, el reciente viaje del presidente de
gobierno español a varios países africanos…
Entrevista con Ilan Pappé, historiador israelí.
"Estamos en medio del último capítulo de este proyecto sionista en
Palestina. Y los últimos capítulos son violentos, son capítulos de
descolonización"
El lobby israelí ejerce tanta o más influencia sobre la
política estadounidense que cualquier otro grupo de presión de Washington. Como
detallan Ilan Pappé, historiador, profesor y autor israelí, y el presentador
Chris Hedges en este último episodio de The Chris Hedges Report, el ascenso al
poder del lobby consistió en la unión de facciones ideológicas divergentes en
pos de sus intereses compartidos de controlar la tierra de la Palestina
histórica. La historia y la manifestación de esta corrupción sistémica del
lobby sionista, hiperdependiente de la coerción y el control total, se
describen minuciosamente en el nuevo libro de Pappé, Lobbying for Zionism on
Both Sides of the Atlantic.
A través de los relatos y análisis históricos de Pappé,
desmonta la invención de que Israel se creó para proteger a los judíos del
mundo de la opresión sistémica. Los primeros implicados en presionar a favor
del sionismo se dividieron en dos grupos ideológicos; los sionistas religiosos,
que en realidad creían en una conexión mesiánica con la Palestina histórica,
así como en la protección de los judíos marginados, y los que el autor israelí
describe como «más cínicos»; los imperialistas, o aquellos «que veían las ideas
teológicas como un buen pretexto para cumplir funciones políticas más
seculares... no sólo querían Palestina, sino también Siria y Egipto para
expandir el imperio británico».
Sin embargo, incluso los sionistas que sinceramente querían
ayudar a los judíos oprimidos del mundo se encontraron trabajando con fanáticos
antisemitas para lograr su objetivo. Como afirma Pappé,
Esta sórdida asociación pone de relieve la forma en que ha
funcionado el lobby sionista desde sus inicios. Pappé lo describe como un
sistema que es «una solución para un determinado grupo de judíos que es
desarrollada por un determinado grupo de judíos que no forman parte de ese
proyecto, pero ese proyecto sirve a otros intereses que ellos tienen».
Esta idea se materializa en la situación actual de Israel y
en la obsesión del lobby por controlar a sus «aliados», en lugar de aplicar
políticas y asociaciones que le beneficien:
Es a través de esta toxicidad endémica que Israel puede muy
bien estar conduciéndose a sí mismo, y al sionismo con él, a su desaparición.
El conocido chiste que la OTAN es en realidad la NAFO, la
Organización Fascista del Atlántico Norte, no es ningún chiste. Es una realidad
mortalmente seria…
Intervención en Conferencia Internacional en Washington
Los historiadores burgueses suelen describir el nacimiento
de la OTAN como el resultado del reconocimiento que era necesaria una
organización de defensa del Atlántico Norte para contener la llamada amenaza
soviética.
Lo que los historiadores burgueses no mencionan es que la
idea de una alianza militar anticomunista entre Europa occidental y los EE. UU.
contaba con el apoyo tan firme de una figura importante de la política alemana
que a veces se ha dicho que la OTAN era su creación. Este hombre era Heinrich
Himmler, famoso por su papel como líder de las SS y uno de los principales
arquitectos del Holocausto nazi.
El corazón de la Segunda Guerra Mundial estaba en el Este,
donde Hitler, con el apoyo financiero de los principales capitalistas
occidentales, prometió destruir lo que catorce estados capitalistas no habían
podido erradicar a raíz de 1917: el socialismo realmente existente.
Una vez que a Himmler le quedó claro que esta guerra había
fracasado, a partir de la época de la batalla de Stalingrado en 1943, comenzó a
hacer propuestas secretas a Occidente para formar una alianza que les
permitiera, colectivamente, hacer lo que los nazis -así como los fascistas
japoneses- eran incapaces de hacer por sí solos.
Esto atraía a sectores de la élite occidental, y figuras
poderosas de los principales países imperialistas compartían la opinión de
Himmler. Allen Dulles, el futuro director de la CIA, se quejaba de que su país
estaba luchando contra el enemigo equivocado porque los nazis eran cristianos
arios procapitalistas, mientras que el verdadero oponente era el comunismo
ateo.
Dulles, que trabajaba en aquel momento para la predecesora
de la CIA en tiempos de guerra, la Oficina de Servicios Estratégicos, fue uno
de los interlocutores de Himmler para la planeada alianza anticomunista del
Atlántico Norte. El general Karl Wolff, ex mano derecha de Himmler, le ofreció
a Dulles, a cambio de una amnistía de posguerra, desarrollar, con sus aliados
nazis, una red de inteligencia contra Stalin.
Esto fue exactamente lo que ocurrió, y Dulles integró a
muchos otros nazis y fascistas en las filas de una internacional anticomunista.
Esto incluía al jefe del servicio de inteligencia nazi centrado en la URSS,
Reinhard Gehlen, que fue designado por la CIA para dirigir la inteligencia de
Alemania Occidental después de la guerra, donde procedió a contratar a muchos
de sus colaboradores nazis.
También incluía, como parte de la Operación Amanecer en
Italia, a Valerio Borghese, el hombre conocido como el Príncipe Negro y uno de
los principales líderes del fascismo de posguerra, que fue salvado de los
comunistas por la OSS y luego trabajó para la CIA.
El funcionario japonés que firmó la declaración de guerra
contra Estados Unidos, Nobusuke Kishi, conocido como el “Diablo de Shōwa” por
su brutal gobierno de una colonia japonesa en el noreste de China, también fue
rehabilitado por la infame Agencia, que financió su ascenso a Primer Ministro
de Japón.
Sin embargo, estos ejemplos son solo la punta del iceberg,
ya que un número incalculable de fascistas fueron rehabilitados después de la
Segunda Guerra Mundial, al menos 10.000 de los cuales fueron llevados
directamente a Estados Unidos.
Cuando se creó oficialmente la OTAN en 1949, Portugal fue
uno de sus miembros fundadores. En aquel momento era una dictadura fascista, lo
que demuestra que la OTAN fue, desde su misma fundación, una alianza militar de
las potencias imperialistas (sean democracias burguesas o estados fascistas)
contra el comunismo, que es precisamente lo que Himmler tenía en mente.
Grecia se unió a la OTAN en 1953, después que los
comunistas, que habían desempeñado un papel destacado en la liberación del país
de los nazis, perdieran una guerra brutal contra sus nuevos ocupantes anticomunistas:
el Reino Unido y los Estados Unidos.
Tras haber reinstaurado primero al rey profascista y luego
establecido un gobierno títere de derecha, las potencias imperialistas
occidentales dieron la bienvenida a Grecia a la OTAN una vez que se había reconvertido
en un estado cliente anticomunista fiable. Estos patrones son visibles a lo
largo de la larga historia de la OTAN, y Ucrania es sólo una de las últimas
versiones de un estado cliente anticomunista fascista.
Alemania Occidental se unió a la OTAN en 1955, el mismo año
en que se autorizó el rearme de la República Federal de Alemania mediante los
Acuerdos de París. El gobierno de Alemania Occidental examinó a los voluntarios
y admitió a 61 generales y almirantes de la Wehrmacht nazi en su nuevo ejército,
así como a muchos más en rangos inferiores.
Entre los oficiales nazis de mayor rango que se integraron
al ejército de Alemania Occidental estaban Hans Speidel y Adolf Heusinger,
quienes juraron como sus dos primeros tenientes generales. Speidel se convirtió
en «jefe del Departamento de Fuerzas Combinadas del Ministerio de Defensa» y
sirvió como uno de los principales asesores militares del canciller Konrad
Adenauer (un puesto que luego ocupó Heusinger).
Heusinger, a quien Hitler se había referido como «mi fiel y
leal colaborador», se convirtió en el oficial militar en servicio de mayor
rango de Alemania Occidental, el equivalente al presidente del Estado Mayor
Conjunto de los Estados Unidos. También se desempeñó como jefe de evaluación de
la Organización Gehlen de la CIA, desempeñando su tarea tan bien que la Agencia
lo “consideró seriamente” para el puesto de Gehlen, según documentos internos.
Trabajó como agente de la CIA, que “continuó consultando y confiando en los
representantes de la CIA”, quienes informaron que “encontraban que las
opiniones políticas de Heusinger claramente favorecían los intereses de los EE.
UU.”.
Estos dos líderes nazis fueron promovidos y se convirtieron
en los primeros generales de cuatro estrellas de Alemania Occidental. Ambos
altos oficiales nazis desempeñaron papeles clave en la OTAN. En 1954, Speidel
fue designado como el principal “negociador sobre la cuestión de la entrada de
Alemania en la OTAN”. Supervisó la integración de las fuerzas armadas de
Alemania Occidental en la OTAN y fue nombrado jefe de las Fuerzas Terrestres
Aliadas en Europa Central.
Esto significaba que Speidel era “el comandante operativo
superior de todas las divisiones alemanas, estadounidenses, francesas y
británicas asignadas a la Región Central de la OTAN”. Un oficial nazi de alto
rango, directamente involucrado en la guerra genocida de eliminación contra la
URSS, habría sido así el comandante terrestre superior de la OTAN si estallara
la guerra con los países del Pacto de Varsovia.
Heusinger se convirtió en el “oficial militar superior y asesor
militar jefe del secretario general” de la OTAN, sirviendo como presidente del
Comité Militar de la OTAN, “el rango más alto en la rama no civil de la
organización”.
Speidel y Heusinger, como muchos otros que se integraron en
la OTAN, no habían sido nazis de bajo rango. Speidel fue ascendido a teniente
general en enero de 1944 y recibió la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro
por su servicio en la guerra de eliminación antisoviética.
Según la hoja informativa de 1961 del senador estadounidense
Wayne Morse, Heusinger se había convertido en el “jefe de operaciones del
estado mayor de Hitler” en 1941 y era “responsable de la planificación militar
de todas las invasiones nazis a partir de entonces”. Dirigía los escuadrones
especiales de exterminio (Einsatzgruppen) que tenían la tarea de liquidar “a
todos los judíos y otros grupos”. Heusinger explicó su punto de vista sobre
estos asuntos con notable franqueza: “Siempre había sido mi opinión personal
que el tratamiento de la población civil y los métodos de guerra antipartisana
(exterminio) presentaban a los más altos líderes políticos y militares una
oportunidad bienvenida para llevar a cabo sus planes, es decir, el exterminio
sistemático del eslavismo y el judaísmo”.
Speidel y Heusinger no fueron los únicos alemanes que
siguieron el camino de los nazis hacia la OTAN, pero sus posiciones de
liderazgo revelan lo descarada que ha sido la OTAN en lo que respecta a sus
vínculos con el fascismo. Ambos también estuvieron involucrados en la creación
de ejércitos de permanencia, que eran milicias fascistas secretas cuyo supuesto
objetivo original era servir como fuerzas militares que se quedarían detrás de
las líneas enemigas para llevar a cabo actos de sabotaje, espionaje,
exfiltración, etc. en caso de una invasión soviética.
En Alemania, el coronel nazi Albert Schnez creó una red de
unos 2.000 oficiales y 10.000 soldados nazis, afirmando ser capaz de movilizar
a 40.000 combatientes en caso de una guerra. Contaban con el respaldo
financiero del mundo empresarial y compartían regularmente información de
inteligencia con la Organización Gehlen.
El propio Gehlen era «el padre espiritual de los Stay Behind
en Alemania». La organización de Schnez también tenía contactos con otras dos
redes nazis, ambas financiadas secretamente por los EE. UU.: el Technischer
Dienst (Servicio Técnico) y la Liga de la Juventud Alemana.
Los ejércitos de retaguardia que estos líderes nazis
establecieron en Alemania Occidental formaban parte de una red europea
occidental de milicias fascistas secretas creadas por la CIA, el MI6 y la OTAN.
Estas organizaciones reclutaban a nazis, fascistas y otros anticomunistas de
extrema derecha, les proporcionaban armas y municiones y los equipaban
completamente para hacer la guerra. Se los activaba para que cometieran ataques
terroristas de falsa bandera contra la población civil, de los que se culpaba a
los comunistas para justificar la represión y conseguir apoyo para los llamados
gobiernos de ley y orden.
Esta estrategia anticomunista de tensión fue extremadamente
letal: mató a cientos de personas e hirió a miles. La OTAN estaba detrás de
estos ataques terroristas de falsa bandera y los nazis de la OTAN estaban, como
mínimo, involucrados en la creación de las organizaciones que los cometieron.
El conocido chiste que la OTAN es en realidad la NAFO, la
Organización Fascista del Atlántico Norte, no es ningún chiste. Es una realidad
mortalmente seria y necesita ser cambiada. La lucha contra la NAFO es una parte
esencial de la lucha más amplia contra el fascismo y el imperialismo
La conflictividad global está atravesada por factores
económicos, comerciales y bélicos que tienen a las plataformas, las redes
sociales, la Inteligencia Artificial (IA), los satélites y los cables de fibra
óptica submarina como elementos claves que definen los espacios soberanos, el
espionaje y la capacidad para influir, condicionar y determinar formatos
cognitivos y conductas sociales.
Los analistas militares denominan a la constelación
estructural que le da soporte a Internet como el C4ISR, sigla con la que se
hace referencia a las actividades de comando, control, comunicaciones,
inteligencia, vigilancia y reconocimiento. La geopolítica actual es inseparable
de la dotación de información y manipulación que posee la ciberesfera. Esta
constatación ha generado la ampliación de los espacios de operatividad de las
fuerzas armadas, sumándose la ciberdefensa al ejército, la marina y la
aeronáutica.
La detención del fundador y CEO de la red social Telegram
Pavel Durov (foto) se inscribe en el control de esta dimensión cada vez más
relevante del poder global. Uno de sus orígenes se vincula con la guerra que
llevan a cabo los 32 países de la OTAN contra la Federación Rusa. Una segunda
causa se relaciona con la capacidad que posee Telegram para sortear a los
aparatos de inteligencia del G7. La plataforma de Durov fundada en 2013 cuenta
en la actualidad con mil millones de usuarios, un soporte de mensajería cifrada
que no pudo ser penetrado por la OTAN y múltiples protocolos criptográficos que
los integrantes de la plataforma se han negado a compartir.
El caso Pavel Durov se inscribe en la ofensiva de occidente
para limitar la independencia y la autonomía de lo que no pueden controlar. Los
antecedentes de Julian Assange (WikiLeaks), del analista Edward Snowden
(refugiado en la Federación Rusa, luego de difundir documentos de
inteligencia), y de Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei detenida en Canadá
durante más de dos años, exhiben el malestar de quienes no aceptan la
pluralidad de los dispositivos, plataformas y redes que no pueden monitorear.
Durov fue acusado por el Centro de Lucha contra la
Delincuencia Digital (C3N) y de la Oficina Nacional de Lucha contra el Fraude
(ONAF), por no moderar los contenidos. La imputación de la justicia está
caratulada como “complicidad en la administración de una plataforma en línea
por permitir una transacción ilícita, en banda organizada”. Entre los otros
delitos imputados, figura el rechazo a cooperar con las autoridades en las
intercepciones autorizadas por la legislación francesa. La imputación, en
síntesis, se vincula con la negativa de Durov a violar la confidencialidad
comprometida a los usuarios de la plataforma.
Aunque Durov fue liberado bajo control judicial, y se le
prohibió abandonar el país, sus defensores dejaron trascender que podría dejar
de ser acusado si colaborara con las autoridades de inteligencia y accediera a
compartir los códigos criptográficos que permitirían acceder a los mensajes
privados, sobre todos a los relacionados con la guerra entre de la OTAN contra
Moscú. Telegram se ha convertido en una fuente fundamental de información y es
utilizado por las tropas rusas para difundir posicionamiento y videos de las
batallas que generan desánimo entre los combatientes de Kiev. Telegram se ha
convertido en una aplicación donde se entabla “una batalla virtual» que es
utilizada para hacer geolocalizaciones de tropas y organización de comando por
parte de analista rusos agrupados en el canal de Telegram denominado Rybar.
Antes de llegar al aeropuerto de París-Le Bourget,
proveniente de Azerbaiyán, Durov estuvo dos días en Bakú, lugar al cual también
viajó Vladimir Putin. Los servicios de inteligencia de la OTAN sugirieron que
el CEO de Telegram se había reunido con el líder ruso. Según el vocero del
Kremlin Dmitri Peskov, no existieron contactos entre ambos. Luego de la
detención, Moscú denunció que Emmanuel Macron –aliado a Volodymir Zelensky–
pretendía “intimidar” a Durov con el objeto de controlar las claves de la red
social. Por su parte, la Defensora del Pueblo de Rusia, Tatiana Moskalkova,
acusó a París de detener a Pavel con el fin de clausurar la plataforma para que
la información se derive a plataformas en las que la OTAN puede interferir.
El tema fundamenta de la disputa, que tiene a Telegram como
parte de la disputa, es la soberanía. El globalismo otantista busca imponer su
lógica de doble rasero. Lo que no controla para ser ilegal, peligroso o subversivo.
Pero si algún país ajeno a su vigilancia pretende controlar su constelación de
C4ISR, pasa de forma inmediata a convertirse en un cómplice del terrorismo
internacional. En los últimos años, Turquía ha exigido que las redes sociales
tengan ejecutivos locales basados en el país, demanda que ha sido rechazada por
las grandes plataformas.
El último 17 de agosto, Elon Musk informó que X cerrará sus
oficinas en San Pablo dada la exigencia del juez de la Corte Suprema Alexandre
de Moraes para que nombre un representante legal en el país. El plazo otorgado
al socio político de Donald Trump venció el último jueves y este viernes el
juez ordenó la suspensión inmediata de la red social en Brasil. Las
ciber-batallas que tienen como núcleo la competencia por el control cognitivo
serán un vector de la conflictividad global en las próximas décadas.
Lo que los medios de comunicación ocultan sobre las
elecciones en Venezuela
Por Marc Vandepitte
| 02/09/2024 |
Las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela fueron una inteligente pieza de guerra electoral en la que los medios de comunicación desempeñaron un papel fundamental. En este artículo enumeramos algunas cosas sorprendentes que los principales medios de comunicación han callado.
Un abuelo valiente
Si hemos de creer a los medios de comunicación, estas elecciones fueron entre el bien y el mal. Se retrata al actual presidente Maduro como un demonio peligroso, mientras que se caracteriza al principal candidato opositor, Edmundo González, como un abuelo bonachón y a María Corina Machado, la mujer fuerte que lo respalda, como una estrella del pop.
La verdad es algo más siniestra. Entre 1981 y 1983, González fue el número dos de la embajada de Venezuela en El Salvador. Dependía directamente del Embajador Leopoldo Castillo, formado en la infame Escuela de las Américas (1).
González participó en la Operación Cóndor, una operación de la CIA relacionada con el asesinato de líderes religiosos y otros civiles en El Salvador. Documentos publicados por la CIA en 2009 muestran que fue reclutado por el servicio de inteligencia para formar grupos paramilitares y escuadrones de la muerte desde su puesto como funcionario de la embajada venezolana en San Salvador.
Desde esa embajada se utilizaron esos escuadrones de la muerte contra líderes religiosos y sociales. Se calcula que durante los años de liderazgo de Castillo y González en la embajada en El Salvador fueron asesinados 13.194 civiles por escuadrones de la muerte apoyados y dirigidos por Estados Unidos.
González seguía activo como asesor de la CIA cuando seis sacerdotes jesuitas y dos empleados universitarios fueron asesinados por escuadrones de la muerte el 16 de noviembre de 1989.
Una estrella del pop
González es el títere de María Corina Machado, la figura de facto y mujer fuerte de la oposición de extrema derecha. En los grandes medios de comunicación aparece Machado como una estrella del pop actual y popular a la que el gobierno de izquierdas negó la oportunidad de presentarse a las elecciones.
Sin embargo, los medios de comunicación no mencionan por qué no se le permitió presentarse a las elecciones. Al igual que González, firmó un decreto aprobando el golpe en 2002. A diferencia de otros candidatos de la oposición, Machado ha recibido abiertamente dinero de la NED, una organización pantalla de la CIA. Además, ha defendido sistemáticamente el bloqueo económico contra Venezuela y ha pedido repetidamente una intervención militar contra el país.
En 2014, Machado encabezó una campaña de violentas protestas callejeras y bloqueos de carreteras (“guarimbas”) dirigidos contra infraestructuras como hospitales, escuelas, universidades y el metro. En el proceso murieron 43 civiles y varios miembros de las fuerzas de seguridad.
En los últimos años Machado fue en parte responsable de la trama de corrupción en la que participó el autoproclamado presidente interino Juan Guaidó, que llevó a la privatización de empresas estatales en el extranjero por valor de hasta 34.000 millones de dólares.
Ningún país europeo lo toleraría y muy probablemente alguien con semejante historial estaría entre rejas en un país occidental.
Otra cosa que los medios ocultan llamativamente es que Machado fue recibida personalmente por el presidente Bush hijo en la Casa Blanca en 2005 y que, dos días después de las últimas elecciones, hubo una reunión entre la oposición de extrema derecha y un alto asesor de Biden para trazar la estrategia para el futuro próximo. Los medios tampoco mencionan que Machado pidió al primer ministro Netanyahu de Israel una intervención militar en Venezuela en 2018.
Son mensajes que exponen la verdadera naturaleza de Machado y no encajan en el cuadro de los medios de comunicación dominantes. Por eso lo callan.
Unas personas encantadoras
Un contraste llamativo: las voces más vociferantes desde el extranjero en defensa de la democracia en Venezuela abogaron en el pasado por golpes de Estado en otros lugares o son de un carácter dudoso. Son molestos y por eso los grandes medios de comunicación los están borrando. Veamos algunos ejemplos.
Uno de los defensores más activos de Machado y compañía es Elon Musk, personificación de la aristocracia financiera y tecnológica que domina el mundo. Es el hombre que apoya activamente la campaña presidencial de Donald Trump y avivó las llamas de los disturbios antiinmigrantes de extrema derecha en el Reino Unido.
A través de X, de la que es propietario, Musk ha acusado al Gobierno de Maduro de un «gran fraude electoral». Lo hizo el propio Musk utilizando bulos (2). Fue Musk quien apoyó el golpe de extrema derecha contra el presidente democráticamente elegido de Bolivia, Evo Morales, en 2019. Más tarde escribió en X: «¡Daremos un golpe de Estado contra quien queramos! Asúmelo». Es revelador que este golpista quiera «salvar la democracia» en Venezuela.
Musk estaba en buena compañía. Otro amante de los golpes de Estado que consideró oportuno denunciar el «megafraude electoral» no fue otro que Pedro Carmona. Puede que ese nombre no le diga mucho, pero fue Carmona quien fue nombrado presidente interino en Venezuela por los militares tras el golpe de 2002.
Los principales medios de comunicación informaron de que Mireya Moscoso, la expresidenta de Panamá, pidió que se reconociera a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Lo que esos medios no mencionan es que al final de su mandato indultó a Luis Posada Carriles, el Osama Bin Laden de América Latina. Carilles fue uno de los responsables del derribo de un avión de pasajeros cubano.
Sin duda no habrán leído ni oído que Erik D Prince aboga por una recompensa de cien millones de dólares por información que lleve a la detención o condena del presidente Maduro y de Diosdado Cabello, figura destacada del gobierno venezolano. Prince es el fundador de Blackwater, el tristemente célebre ejército mercenario estadounidense, comparable en muchos aspectos al Grupo Wagner de Rusia.
Este «guardián de la democracia» pidió recientemente a Estados Unidos que colonizara África y América Latina. La caída o detención de Maduro sería un paso más en su deseo de colonizar Venezuela.
Un guion preciso
Un poco de periodismo de investigación revela que nada de lo que ocurrió antes, durante y después de las elecciones fue casual o salió de la nada. Las maniobras de la oposición de extrema derecha siguieron un guion cuidadosamente preparado desde Estados Unidos, cuyas partes principales incluso se publicaron en Internet con antelación. El guion fue redactado por un experto estadounidense en cambios de régimen y desinformación.
Entre otras cosas, estas instrucciones indican que se deben utilizar de forma ágil las sanciones económicas, que la oposición impulsada por Estados Unidos tiene que estar unificada, que se intente infiltrar en el Consejo Nacional Electoral, que la propia oposición presente resultados antes de que la junta electoral anuncie los resultados oficiales, que es mejor que la presión sobre Venezuela la ejerzan los países de la región y no Estados Unidos. Además, el guion asume, o sugiere, que habrá (o debería haber) disturbios, y en ese caso habría que presionar al ejército.
No encontrará nada al respecto en los principales medios de comunicación. Según sus informes, las elecciones se celebraron sin injerencias extranjeras, y las acciones y actividades de la oposición antes y después del 28 de julio fueron espontáneas. Se ‘olvidan’ mencionar que Estados Unidos, a través de organizaciones encubiertas de la CIA como la National Endowment for Democracy (NED), lleva décadas intentando manipular los procesos electorales en países ‘insumisos’, a menudo con éxito. Al parecer, no es necesario mencionarlo.
Encuestas y sondeos
En vísperas de las elecciones las encuestas de Datanálisis, Delphos, Consultores 21 y ORC Consultores daban al candidato opositor de extrema derecha una ventaja sobre Maduro de entre 20 y 30 puntos. Los principales medios de comunicación recogieron con entusiasmo estas encuestas. Gracias a esos artículos, la población venezolana y los ciudadanos del mundo ya estaban convencidos de que Maduro no podía ganar sin cometer fraude.
Lo que esos medios no nos dijeron es que esas agencias de sondeos a menudo no son más que máquinas de guerra ideológicas camufladas y que nunca carecen de vínculos con la CIA o con sus organizaciones encubiertas. Esos mismos medios también ocultaron que encuestas de otras agencias como Hinterlaces, Paramétrica y Ámbito una daban ventaja a Maduro sobre el candidato opositor González.
En las encuestas a pie de urna vimos lo mismo. Se mencionó con entusiasmo la encuesta de Edison Research. Según ella, el candidato de la oposición, González, obtenía un 65% y Maduro un 31% de los votos. Ningún medio mencionó que esta agencia está vinculada a la CIA, y todos guardaron silencio sobre las encuestas a pie de urna de la prestigiosa agencia Hinterlaces, que al mediodía daba a Maduro un 54,6% y a González un 42,8% (muy cerca del resultado oficial).
Intentos de desestabilización
Otro aspecto ‘olvidado’ de las pasadas elecciones son los intentos de desestabilización desde el extranjero. Dos días antes de las elecciones un comando armado intentó sabotear una importante central eléctrica. Se frustró el ataque, pero de haber tenido éxito, siete provincias del oeste se habrían quedado sin electricidad durante días y hubiera sido imposible el voto electrónico en esas provincias.
Además, el día de las elecciones se produjo un ciberataque masivo desde Colombia y Estados Unidos contra varias instituciones gubernamentales, entre ellas el Consejo Nacional Electoral. Este ataque retrasó el recuento de votos durante horas y dio a la oposición la oportunidad de salir con sus propios resultados antes de que hubiera resultados oficiales.
En un país amigo de Estados Unidos esos sabotajes de un proceso electoral serían noticia de primera plana. En un país como Venezuela ni se mencionan.
Protesta «pacífica»
Al día siguiente de las elecciones hubo protestas civiles (las llamadas «caceroladas») en muchas ciudades de Venezuela. Muchos medios de comunicación las mencionaron, pero éstos ‘olvidaron’ informar de que las protestas se vieron rápidamente eclipsadas por una ola de violencia, que al parecer estaba bien organizada y respondía, como vimos anteriormente, a un guion preestablecido.
En todo el país fueron atacadas 12 universidades, 28 escuelas, 37 centros de salud, 11 estaciones de metro, 10 secretarías del partido de Maduro, dos ayuntamientos, un ministerio y 10 edificios del Consejo Nacional Electoral. Se incendiaron 38 autobuses y se destruyeron 27 monumentos y estatuas, así como una planta de tratamiento de aguas residuales. En esos ataques murieron 2 soldados y 141 soldados y policías resultaron heridos.
Ni una palabra al respecto en los principales medios de comunicación. Cualquiera que conozca un poco de la historia reciente de Venezuela sabe que esto fue básicamente una repetición de las violentas “guarimbas” de 2014 y 2017, cuya finalidad era provocar un levantamiento general. Al parecer, los medios de comunicación no han tenido en cuenta esta observación tan obvia, lo que nos lleva al siguiente punto.
Contexto e historia
Los medios de comunicación occidentales no suelen tener en cuenta el contexto ni la historia. Los análisis dominantes en los principales medios de comunicación reducen las pasadas elecciones en Venezuela a una batalla entre el gobierno de Maduro en funciones y la oposición. Al hacerlo, ocultan el hecho de que Venezuela lleva 25 años en la línea de fuego de Washington.
Ocultan que Estados Unidos ha hecho todo lo posible para sabotear este proyecto izquierdista por medio, entre otras cosas, de dos golpes de Estado, un intento de asesinato del presidente, bloqueos callejeros asesinos, un cierre patronal del petróleo, aislamiento diplomático y el reconocimiento de un presidente no electo. Muestra todo ello de la guerra híbrida.
Los medios de comunicación también ‘olvidan’ informar de que todos los países de la región que han tomado un rumbo izquierdista en los últimos 20 años se han enfrentado a intentos de desestabilización y de cambio de régimen, desde golpes militares, guerra jurídica y golpes institucionales hasta intentos de “revoluciones de colores”.
Lo que los medios también niegan es que Estados Unidos lleva años intentando estrangular económicamente a Venezuela. Según el Washington Post, las más de 900 sanciones contra el país han contribuido a una contracción económica tres veces mayor que la causada por la Gran Depresión en Estados Unidos.
Con estas sanciones Washington pretende agotar a la población y así chantajearla electoralmente. Esperan que el pueblo venezolano se aparte del gobierno actual con la esperanza de que Estados Unidos ponga fin a su estrangulamiento económico una vez que Maduro ya no sea presidente.
En otras palabras, Venezuela no es un país ‘normal’, es un país en guerra sin que caigan bombas. En un contexto así es extremadamente difícil celebrar elecciones de forma soberana. Si se omite ese contexto bélico, se distorsionan los hechos reales de todo el asunto y se llega a conclusiones simplistas.
* * *
La cobertura de las elecciones presidenciales por parte de los principales medios de comunicación fue tendenciosa y todo menos sutil. Incluso antes de las elecciones, los principales medios de comunicación occidentales y los medios comerciales venezolanos se habían puesto incondicionalmente del lado de la oposición de extrema derecha. Después de las elecciones, por supuesto, no cambió su postura.
Si nos alejamos un poco, veremos que estas elecciones presidenciales tratan del enfrentamiento entre, por un lado, un proyecto social de izquierdas que busca por ensayo y error mejores condiciones de vida para las capas más bajas de la población. Por otro lado están la oligarquía y la clase alta venezolanas, representadas políticamente por la extrema derecha, y apoyadas y dirigidas por Estados Unidos y las fuerzas reaccionarias y de extrema derecha de la región.
La cobertura de las últimas elecciones muestra de qué lado están nuestros principales medios de comunicación. Si nos fijamos en quiénes son los propietarios de estos medios, no debería sorprendernos.
Notas:
(1) La Escuela de las Américas fue un programa de formación organizado por Estados Unidos para militares de América Latina. La Escuela es tristemente célebre por educar y formar a torturadores, dictadores y organizar masacres en el hemisferio occidental.
(2) Por ejemplo, difundió un tuit de un supuesto selfie de funcionarios del CNE mostrando pantallas de ordenadores en las que se veía que había ganado la oposición. En realidad eran empleados de Mercal Aragua, una institución ajena a las elecciones. También difundió una foto de un supuesto robo de papeletas electorales, aunque se trataba del robo de aparatos de aire acondicionado.
Marc Vandepitte es miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) y fue observador durante las elecciones presidenciales en Venezuela.