martes, 13 de junio de 2023

La UE se militariza .

 

El régimen de guerra en Europa

Sandro Mezzadra

11/06/2023

Se llama ASAP, Act in Support of Ammunition Production, y va puesto en práctica ASAP, As Soon As Possible. La aprobación por el Parlamento Europeo del plan para incrementar la producción de armas, consintiendo a los países miembros utilizar parte de los fondos del “Next Generation EU” para ello, muestra cuan profundamente el régimen de guerra ha penetrado al interior de las instituciones y de las sociedades europeas. La tendencia es clara: por una parte, se precisa reconstituir los arsenales vaciados por el envío de armas a Ucrania; por la otra –sobre tiempos más largos- el rearme debe constituir una prioridad estratégica para los gobiernos europeos, coherentemente con lo que sucede en otras partes del mundo. Están los campeones, partiendo por Polonia que ha llevado los gastos militares al 4% del PBI (contra el 2% reclamado por la OTAN), más no hay país europeo que se haya abstenido de aumentar las inversiones en armamentos. El Stockolm International Peace Reaserch Institute calcula para el 2022 un gasto conjunto europeo de 345 mil millones de dólares, más que el PBI de un país como Pakistán.

 Mientras tanto, en Chisinau (Moldavia), se ha reunido la Comunidad Política Europea, una suerte de plataforma instituida el año pasado a propuesta de Macron, para coordinar el diálogo entra países miembros de la UE, países candidatos a integrarla, países que un día podrían estar entre los candidatos, y países que la abandonaron (Gran Bretaña) o históricamente posicionados en una neutralidad (Suiza). No sorprende que una vez más la voz cantante haya sido el Presidente ucraniano Zelensky.

En su intervención ha aclarado un par de cosas, por si fuese necesario. En primer lugar, que lo que importa de verdad es la OTAN, y que “todos los países que tienen una frontera con Rusia” deben formar parte de ella. La guerra, luego, no puede más que concluir con la victoria ucraniana, por lo que la única opción es la rendición incondicional de Rusia (esto y no otra cosa es el “Plan ucraniano” de diez puntos). Ucrania, en el fondo, se propone como modelo para la nueva Europa: como ha escrito Volodymyr Ischenko en la New Left Review, “con su voluntad de combatir y con su disponibilidad al sacrificio los ucranianos han demostrado no solo ser como los occidentales, sino mejores que ellos”. La “política de la identidad” que de ello deriva sigue la lógica de un riguroso nacionalismo.

“No hay una Europa de serie A y otra de serie B”, ha declarado la inefable Giorgia Meloni en Chisinau. Se la entiende. En aquella que hemos definido hace un tiempo como la Europa única “a tracción polaca”, se encuentra muy bien. Y la Ucrania de Zelensky también puede ser un modelo para ella. En visita en Kiev el pasado febrero, declaró que la guerra de resistencia ucraniana a la invasión rusa es como el Risorgimento italiano. Echa mano al recurso de la leyenda del Piave, si bien readaptada para defender Crimea, parte del sacro suelo patrio de Ucrania. Pero hay poco con qué bromear: el punto es que Meloni interpreta correctamente la tendencia en acto en Europa después de la invasión rusa de Ucrania.

El régimen de guerra se manifiesta en primer lugar a través de la reposición, al centro, del proceso mismo europeo de la nación y el nacionalismo, que tiene en el eje entre Kiev y Varsovia su motor, y está lejos de implicar solamente a estos dos países. ¿De verdad creemos que los resultados de las recientes elecciones en Grecia y en España (pero también de las administrativas italianas) están exentos de las presiones del régimen de guerra? En el horizonte, mirando a las elecciones europeas del próximo año, se perfila un neto giro de la Unión Europea en sentido “confederal”, hacia aquella Europa de los pueblos y las naciones soñada de hace mucho por las derechas, y hoy en cualquier medida impuesta por los desarrollos de la guerra en Ucrania. ¿Que la consecuencia será una acentuada dependencia de los Estados Unidos y la irrelevancia de Europa en el nuevo mundo multipolar? Poco parece importarle a Zelensky, Duda, Meloni y sus pares.

 Nos debería importar a nosotros. Si hay un aspecto de la integración europea que siempre hemos pensado que debe ser salvaguardado y potenciado es su carácter “post-nacional”. Nunca lo entendimos en sentido ingenuo y lineal. Hemos luchado contra las instituciones europeas, hemos denunciado sus políticas neoliberales y los lineamientos criminales de su gestión de los confines y de los movimientos migratorios. Pero el horizonte postnacional, materialmente radicado en un balance de las catástrofes del nacionalismo en el siglo XX, nos ha parecido siempre que pueda representar un terreno avanzado de lucha. Seguimos pensándolo, no obstante los escenarios en que nos encontramos actuando. La guerra, con su carga de destrucción y de muerte, y el régimen de guerra, que instala al centro del gasto público el rearme, deben y pueden ser detenidos. Es una batalla, por lo demás, que no va conducida solamente sobre un abstracto “plano europeo”. La referencia a las elecciones en Grecia, España e Italia debería aclararnos que están en juego también los desarrollos en las dimensiones nacionales y locales. Es a partir de aquí que se precisa trabajar para ejercitar un poder de veto sobre la guerra y sobre el régimen de guerra, para afirmar un contrapoder capaz de hacer crecer relaciones sociales, relaciones de fuerza que de la guerra y del régimen de guerra constituyan la negación radical.

 Sandro Mezzadra  Enseña teoría política en la Universidad de Bolonia. Su trabajo académico se ha centrado en las fronteras y la migración, el capitalismo contemporáneo y la globalización, Marx y el obrerismo. Con Brett Neilson es autor de Border as Method, or, the Multiplication of Labor (Duke University Press, 2013) y de The Politics of Operations. Excavating Contemporary Capitalism (Duke University Press, 2019) Como activista, actualmente participa en el proyecto "Mediterranea Saving Humans" (https://mediterranearescue.org/).

Fuente:

http://www.euronomade.info/?p=15590

Traducción:Diego Ortolani Delfino

https://www.sinpermiso.info/textos/el-regimen-de-guerra-en-europa

lunes, 12 de junio de 2023

La demanda asiática mantiene a flote la economía de Rusia

 El peso económico de Asia mantiene a flote la economía de Rusia

La demanda asiática ha compensado la pérdida de exportaciones de petróleo de Rusia a Europa, mientras que el comercio desviado a través de Asia Central ha ayudado a esquivar las sanciones.

Por NICOLÁS MULDER

12 DE JUNIO DE 2023

China está comprando petróleo y gas rusos, necesitará mercados importantes mientras Occidente sanciona los envíos. Imagen: EAF

 Treinta y siete países han impuesto sanciones económicas a Rusia desde su invasión de Ucrania en febrero de 2022. La amplitud de esta campaña tiene pocos precedentes en la historia reciente.

 Las sanciones que cubren finanzas, energía, tecnología, viajes, transporte marítimo, aviónica y productos básicos están dirigidas a una de las 10 economías más grandes del mundo.

 Sin embargo, la presión económica sobre Moscú no es tan hermética como las anteriores campañas de sanciones contra la guerra, como las sanciones de la ONU contra Irak después de la invasión de Kuwait por Saddam Hussein en 1990.

 Un año después de su imposición, varias cosas están claras. Las sanciones han dañado la economía rusa y sus perspectivas de crecimiento futuro. Pero ni han causado su colapso ni han ayudado a poner fin a la guerra en Ucrania.

 Se ha prestado mucha atención a cómo el dominio del dólar estadounidense facilita las sanciones financieras occidentales. Pero los resultados mixtos de la campaña económica contra Rusia demuestran que una poderosa tendencia compensatoria ha pasado mayormente desapercibida: el ascenso del poder comercial asiático como facilitador del desvío del comercio que mitiga las sanciones occidentales.

 Las sanciones económicas modernas se crearon a principios del siglo XX en un momento de dominio indiscutible europeo de la economía mundial, un manto que posteriormente pasó a los Estados Unidos. Este dominio económico occidental estuvo detrás de la expansión de las sanciones durante el período de la Guerra Fría. Pero desde entonces, el centro de gravedad económico mundial se ha desplazado hacia el Este.

 En 2021, las economías asiáticas  constituirían el 39 % del PIB nominal mundial, lo que las convertiría en el  bloque continental más grande . Las exportacioness asiáticas constituyeron el 36 % de las exportaciones mundiales, mientras que las cinco mayores economías asiáticas juntas (China y Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Singapur e India) representaron una cuarta parte de todas las importaciones  mundiales .

 En la actualidad, Asia  constituye las tres cuartas partes , y China e India  la mitad , del crecimiento del PIB mundial interanual.

 La campaña de sanciones de 2022 contra Rusia expuesta ha las consecuencias estratégicas de este cambio. Las sanciones contra Moscú tienen la intención, como  dijo un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. , como una forma de “conmoción y pavor” económico. Sin embargo, después de una breve crisis financiera, Rusia desvió gran parte de su comercio hacia las economías asiáticas y capeó la embestida inicial de las sanciones.

 Las economías asiáticas han actuado como destinos alternativos para las exportaciones rusas, así como nuevas fuentes de importaciones. Los vínculos comerciales con China, India, Turquía, los estados del Golfo y los países de Asia Central han impulsado la economía rusa. El comercio bilateral entre Rusia y China creció un 29% en 2022 y un 39% en el primer trimestre de 2023.

Puede  alcanzar los 237.000 millones de dólares estadounidenses  para multas de 2023, una suma mayor que el comercio bilateral total de China con economías como Australia, Alemania o Vietnam. En 2022, el comercio ruso con los Emiratos Árabes Unidos aumentó un 68 %, mientras que el comercio con Turquía  aumentó un 87 %. El comercio ruso-indio aumentó un 205% a 40.000 millones de dólares estadounidenses.

 El desvío de exportaciones ha sido un salvavidas para las ventas de energía rusas, que constituye una gran parte de su comercio. En enero de 2022, los países europeos importaron 1,3 millones de barriles rusos por día, mientras que los clientes asiáticos compraron 1,2 millones. Para enero de 2023, las ventas rusas a Europa habían caído por debajo de los 100.000 barriles por día, pero  las exportaciones a Asia  habían advertido a 2,8 millones.

 La demanda asiática ha más que la sustitución de la pérdida de exportaciones de petróleo a Europa. India se ha convertido en el mayor comprador individual de crudo ruso transportado por mar, comprando más de 1,4 millones de barriles por día desde principios de 2023.

 Los importadores chinos no se quedan atrás, comprando entre 800.000 y 1,2 millones de barriles por día en 2022. En un año, India, China, Turquía y los estados del Golfo han logrado por completo la demanda europea de exportaciones de petróleo  ruso  .

 Los exportadores asiáticos también han llenado parte del vacío dejado por los proveedores occidentales de equipos de fabricación avanzada y alta tecnología. Las empresas chinas ahora representan el 40% de las ventas de automóviles nuevos y el 70% de las ventas de teléfonos inteligentes en Rusia.

  La retirada de la inversión extranjera directa occidental ha afectado gravemente a la industria automovilística nacional. Rusia ha pasado a importar automóviles europeos y japoneses usados ​​a través de terceros países, y los automóviles nuevos  provienen principalmente de China .

 China y Hong Kong se han convertido en  proveedores clave de microchips , que Rusia comenzó a almacenar antes de la guerra. En 2022, las empresas rusas pasaron a importar chips más avanzados, y el valor de las importaciones de semiconductores y circuitos electrónicos  aumentó un 36 % entre enero y septiembre en comparación con 2021.

 Queda por ver qué tan efectivos serán estos canales de importación a largo plazo. Pero a corto plazo, los controles occidentales de exportación de tecnología no han creado una hambruna de chips en Rusia.

 Los socios comerciales de Rusia en la Unión Económica Euroasiática también han desempeñado un papel en eludir las restricciones a la exportación de tecnología. Las economías de Asia central son activas como conductos de importaciones paralelas y comercio de tránsito.

 El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo  concluyó  que, si bien el comercio ruso con los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea ha disminuido significativamente, “las exportaciones de la UE [y] del Reino Unido a Armenia, Kazajstán y Kirguistán… aumentarán con certeza en un patrón coherente con [el] desvío del comercio a Rusia”.

 Este efecto de desvío a través de Asia Central se nota en las importaciones de máquinas y productos químicos. En octubre de 2022, el aumento interanual de las exportaciones a Rusia desde China, Bielorrusia, Turquía, Kazajstán, Kirguistán y Armenia  casi igualó  la caída de las exportaciones europeas, estadounidenses y británicas a Rusia.

La dirección de los gasoductos rusos está cambiando de oeste a este. Foto: iStock

Al actuar como proveedores sucedáneos de la economía rusa, como nuevos clientes sustanciales para sus ventas de productos básicos y como fijadores de precios para las exportaciones de petróleo ruso en los mercados mundiales, las economías asiáticas han reducido considerablemente el impacto de las sanciones occidentales.

 Si bien las sanciones han reducido el potencial de crecimiento de Rusia, su economía se ha sostenido gracias a una importante realineación comercial. La participación de Japón, Corea del Sur, Taiwán y Singapur en sanciones financieras y tecnológicas ha tenido poco efecto, en parte porque los lazos comerciales entre estos estados de Asia oriental y Rusia refuerzan el comercio de manufactura y energía.

 El poder comercial de Asia para mitigar las sanciones, por lo tanto, recae principalmente en China e India y en varias economías de Medio Oriente y Asia Central. Estas realidades geoeconómicas parecen destinadas a complicar el futuro uso de sanciones por parte de Occidente.

 Nicholas Mulder es profesor asistente de historia y miembro de la facultad de Milstein en la Universidad de Cornell. Es autor de The Economic Weapon: The Rise of Sanctions as a Tool of Modern War (2022). 

https://asiatimes-com.translate.goog/2023/06/asias-economic-heft-keeps-russias-economy-afloat/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc

sábado, 10 de junio de 2023

La ofensiva de Kiev ha fracasado .

 

 La ofensiva de Kiev  ha fracasado

 

https://asiatimes-com.translate.goog/2023/06/big-development-in-ukraine/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc

 

https://sputniknews.lat/20230609/rusia-destruye-tanques-alemanes-leopard-2-durante-la-contraofensiva-de-ucrania--video-1140400658.html


https://www.voltairenet.org/article219454.html


Nota del blog .- Los alemanes han reconocido lo de sus tanques y su radar destrozados por  el ejercito ruso . Los tanques destrozados no son solo alemanes sino  franceses  y americanos  .

Antes  se realizó un gran ataque sorpresa contra la orilla Izquierda del Dnieper desde Jerson.  Sin apoyo aéreo y sin cobertura artillera. En cuanto el ejercito  ruso   descubrió la avanzada los  destruyeron . Parece ser que ni siquiera hubo  prisioneros y fue una masacre suicida y ciega ordenada por  Zelenski.

A la semana,  por eso Kiev , atacaron la presa en represalia por el desastre y consiguieron la retirada forzosa de toda la artilleria Rusa entre cinco y quince y kilómetros. Los civiles les importan un pimiento, los usan como victimas y culpan a los rusos de todo a través de la poderosa propaganda que difunden los medios occidentales.

¿Me pregunto ahora quién va comprar tanques alemanes que además tienen en la mayoría en los estados de la UE?

 La industria alemana de armamento   se ha quedado obsoleta .

 Por  eso los americanos aun no enviaron sus  nuevos tanques . Ya que les hubiera pasado lo  mismo y luego no vendían ni uno y  al igual los PATRIOT   al ser tocado por un misil ruso..

Esto    no es nuevo lo  de los tanques  ya les había pasado a Israel en el Libano   a Turquía en  Siria y  a los saudíes en Yemen ,   pero además en  Yemen con los PATRIOT lo mismo .

 Ya  es elocuente que haya  que ir a la  prenda asiática independiente  para confirmar la prensa rusa.

 

miércoles, 7 de junio de 2023

Así opera la derecha televisiva

 Así opera la derecha televisiva

 Por Gerardo Tecé  

 

Cuatro días antes de las elecciones generales de 2011 que llevaron a Rajoy a La Moncloa con mayoría absoluta, Bertín Osborne, con poca tarea por aquel entonces, aprovechaba una entrevista en prensa para llevarle la contraria a Franco y dejarse ver un poco metiéndose en política. A su forma: “El 15M es una gilipollez y una soplapollez”. Tras leer al cantante de rancheras venido a menos despachar con esa finura el movimiento social que iba a cambiar la configuración política española, lancé una predicción en Twitter a mitad de camino entre la coña y el terror: “Bertín está pidiendo a gritos un programa en la tele y puede que se lo den”.

 Igual ya no lo recuerdan, pero antiguamente la política televisada era un asunto de los informativos y no de los programas de entretenimiento. Es decir, para acercarse a la política, Mahoma tenía que subir a la montaña, ajustar la antena para ver el informativo y poner a trabajar las neuronas para entender qué cojones es una prima de riesgo, cómo se actualizan las pensiones o quién es el ministro de x cosa. Eso era antes de que Mahoma quedase sepultado por la montaña que decidió ir hasta él. El viaje ha sido progresivo. En la última década, a medida que el brazo político de la derecha iba perdiendo capacidad –derrotado en lo económico tras el colapso financiero de 2008 y en lo emocional con ETA desaparecida–, su brazo televisivo iba ganando músculo hasta llegar a la actual vigorexia. Bertín, sentado en el sofá de casa haciendo desfilar en prime time regado con vinitos a políticos y artistas de su cuerda, no era más que el pistoletazo de salida de lo que sería el gran despelote: poner el entretenimiento de canales generalistas al servicio de una ideología de derechas incapaz de ganar una discusión en el terreno político desde la consolidación de internet y, por tanto, la sencilla comprobación de datos.

 El otro día escuchaba a alguien explicar por qué la izquierda estaba destrozando el país. Los argumentos, aunque falsos, eran sólidos: están gobernando con ETA, han llenado las calles de violadores, se gastan el dinero público en putas y cocaína y, si te despistas, te meten a un okupa en tu casa, por no hablar de Sánchez y su avión Falcon que le hemos comprado entre todos. Cuando los datos medibles no le importan a una parte importante de la población, es absurdo confrontar esto poniendo sobre la mesa datos reales como el del mejor momento de empleo histórico, la mayor subida del salario mínimo conocida, los numerosos derechos adquiridos o la bajada de la inflación. También es absurdo rebatir los argumentos sólidos elegidos a la carta poniéndose a recordar que ETA no existe, que a los violadores los liberan –o no– los jueces o que la okupación no es un problema real en España por mucha pasta que suelte Securitas Direct. Cuando lo que importa es el ambiente, la realidad y la política sobran. Hablemos de la tele.

 La capacidad de generación de ambiente que tiene el brazo televisivo de la derecha es directamente proporcional a la incapacidad del brazo político para mantener un discurso sostenido en datos. El resultado es bestial. Lo que eran programas de entretenimiento genérico se han convertido en rescate del brazo político, en mítines a gran escala mediática protagonizados por quienes hasta hace poco eran personajes de la tele y ahora son los líderes de la nueva derecha española de aroma trumpista. Frank de la Jungla, el tipo con gorra y zapatillas Crocs que paseaba por las selvas de Tailandia, es hoy un analista político de Antena 3 que, de la mano de la ultraderechista y fundadora de Vox Cristina Seguí, hace entretenimiento a la vez que informa a la millonaria audiencia de El Hormiguero: “La gente tiene miedo, nos obligan a ser veganos, nos obligan a ser feministas, no se puede hablar de nada por culpa de la izquierda. Hay una panda de imbéciles metiéndose con todo lo que significa España. Yo soy español y me gusta mi bandera”. Ana Rosa Quintana, desde las mañanas de Telecinco que ahora también serán tardes tras el cese de Jorge Javier Vázquez por hablar de política en un programa que era de entretenimiento, daba la pasada semana un speech editorial explicando los peligros de Sánchez, al que calificaba de irresponsable, antes de dar paso a Feijóo y coincidir con él en que este país no puede seguir así y que necesita un cambio urgente. Miguel Lago, humorista y colaborador de Pablo Motos, se mofaba durante la campaña electoral de una candidata sorda y lesbiana de Podemos en Valencia. Lo que de haber sido una candidata de PP o Vox le hubiese costado el despido fulminante de la cadena, se convirtió para Lago en un trampolín de promoción interna. Así funciona. He trabajado en algunas grandes teles y sé de lo que hablo. Tras las críticas recibidas, Lago dejó de hacer humor en El Hormiguero para ser ascendido a crítico político en hora de máxima audiencia y señalar que la izquierda que lo criticaba por la mofa a la candidata morada –“lesbiana y bollera, qué será lo siguiente, ¿qué presuman de tener de candidato a un cojo?”– lleva cuatro años intentando cancelar a gente tan libre como él. Una de las claves del trumpismo televisivo es llamar censura a la crítica recibida y advertir de las graves políticas de cancelación desde las sillas de las cadenas más poderosas del país en la que algunos están vetados por motivos ideológicos. Otro sello de la casa trumpista es conjurar la denuncia de “ya no se puede hablar” al tiempo que se ignoran graves condenas judiciales que atacan la libertad de expresión.

 Miguel Lago aspira desde ya a una revisión de contrato para pasar a formar parte de la mesa de debate del programa de entretenimiento presentado por Pablo Motos. Si la negociación llega a buen puerto, en ella podría encontrarse con Tamara Falcó, tertuliana habitual que, en los últimos tiempos, ha mostrado la cara más amable del despelote ideológico: “Digo yo que si los ricos pagan más impuestos, también deberán tener más ayudas, ¿no?”. Aplauso del público mientras trancas y barrancas asienten porque negar una verdad de ese tamaño sería de necios y las hormigas son animales de lo más inteligente. Un minuto de silencio para la redistribución de la riqueza y volvemos. A la vuelta, Juan del Val, tipo de formas amables que representa a un amigo de la familia de toda la vida, califica en el programa de entretenimiento como “fraude” la convocatoria de elecciones de Pedro Sánchez y como “fascistas” a sus socios de gobierno de Podemos. Si uno hace zapping, en Cuatro se encontrará con Iker Jiménez. Que el encargado de que nos echásemos unas risas los domingos por la noche con apariciones y espíritus haya tomado el control de la línea política de la cadena propiedad de Berlusconi no es un hecho paranormal. Responde de nuevo a un patrón. El trumpismo no pueden liderarlo derechistas con recorrido intelectual, sino Iker Jiménez. Se trata de que el mensaje se entienda y con Iker se entiende: el Gobierno ha convocado elecciones en julio para manipularlas, coinciden en la mesa miembros ultraderechistas habituales en un programa convertido en espacio de debate político cuyos temas estrella van desde el problema de la okupación hasta la negación del cambio climático. Iker, al que hicieron líder de opinión política sin pasarle el psicotécnico, reconocía la pasada semana estar preocupado porque, en julio, muchos grandes periodistas podrían estar de vacaciones, destapando antes la existencia de la derecha televisiva que la del Bigfoot.

 De un tiempo a esta parte la lista de diputados de la derecha televisiva es eterna y el disimulo en los programas “para toda la familia” es nulo. Las grandes cadenas han tocado la corneta y han hecho lo nunca antes visto, usar espacios genéricos de entretenimiento para condicionar el voto en favor de la derecha. Quienes sean capaces de generar ese ambiente que tape al dato serán premiados internamente. El tradicional disimulo del brazo televisivo, como le sucede a la argumentación en el brazo político, ha muerto. Se llama trumpismo y viene fuerte. Que pasen trancas y barrancas.

 

Fuente: https://ctxt.es/es/20230601/Firmas/43199/gerardo-tece-trumpismo-tele-derecha.htm

domingo, 4 de junio de 2023

La estrategia exterior de Erdogan.

 

 Turquía: La estrategia exterior de Erdogan.  

 

Alberto Negri

En un pequeño y conciso libro titulado "El malestar turco - Un ensayo crítico" (con edición italiana publicada por Il Canneto), el ensayista Cengiz Aktar señala que el ascenso de la autocracia y la deriva ultranacionalista y fascista en Turquía no se produjo, como en Europa, como consecuencia de crisis estremecedoras, sino en un Estado histórico miembro de la OTAN, con una economía prometedora (salvo en su fase más reciente) y la ambición (ahora lejana y ya no deseada) de ingresar en la Unión Europea. El resultado es que ahora, en el nuevo Parlamento, no habrá más de 100 de los 600 diputados a los que podamos llamar genuinamente democráticos y antifascistas.

Sin embargo, hoy todo el mundo felicita a Erdogan, máximo artífice de esta deriva: de la Casa Blanca a Macron, de Israel a los europeos y, por supuesto, al "gran amigo" Putin, a quien Erdogan elogió en su última entrevista con la CNN. Erdogan es la única figura pro-Putin a la que nadie se atreve a criticar incluso aquí en Occidente, ya que está mediando en el grano ucraniano y ruso, mientras que tiene las llaves del Mar Negro con el estrecho del Bósforo. A pocos parece importarles que las cárceles turcas estén llenas de presos políticos, opositores kurdos y periodistas, y que los medios de comunicación estén en manos de quienes detentan el poder.

Esto es, por desgracia, señal de que Occidente ya está preparado para convivir con Erdogan, y nadie espera tener que lidiar con un líder más maleable. Al fin y al cabo, han sido su ultranacionalismo, el mito resucitado del Imperio Otomano y su aventurera política exterior los que le han dado la victoria, y no las consideraciones sobre el aumento de la inflación o sus errores en la gestión de la tragedia del terremoto. Hasta la oposición se ha visto mancillada por todo ello, ya que acabó compitiendo con Erdogan en la forma de cómo eliminar la presencia de varios millones de refugiados sirios.

Si bien es cierto, como señalaba ayer [30 de mayo] Michele Giorgio en il manifesto, que Erdogan necesita a Israel y al Golfo para sus ambiciones regionales, sin embargo, el "reiss" turco cuenta con una larga lista de aliados en la región, una galería de autócratas y dictadores que van recolocándose.

La reelección de Erdogan coincide con el regreso del sirio Bashar Assad al seno del mundo árabe, como si nada hubiera pasado; con el general egipcio Al Sisi, financiado por los EE. UU. y los saudíes, recibiendo a nuestro ministro de Defensa, Crosetto, pero también al fiscal general de Moscú; con el príncipe Mohammed bin Salman buscando la paz con Irán y recibiendo al dictador sirio en Yeda; e incluso con el líder ucraniano Zelenski, que aceptó fotografiarse en la cumbre de la

Liga Árabe con una procesión de déspotas y monarcas absolutos, lo que dice mucho de su frenética búsqueda de aliados.

Pero hará falta algo más que una visita para crear distancia entre el príncipe asesino -que ordenó el asesinato del periodista Jamal Khashoggi- y Putin, compañero de viaje del reino saudí en la OPEP ampliada, e inducirle a renunciar a las ganancias financieras que han llovido sobre los productores de petróleo y gas con la guerra de Ucrania.

Erdogan marca el camino. Turquía es un aliado y miembro de la OTAN que no sólo se niega a promulgar sanciones contra Moscú, sino que coopera con Rusia en todos los campos, desde la importación de gas hasta la energía nuclear, y ha duplicado el comercio con el Kremlin desde que comenzó la invasión rusa. De hecho, Ankara ha ayudado al gobierno de Kiev contra la agresión de Moscú con sus ya famosos drones Bayraktar, pero se cuida de no romper los lazos con Rusia.

Sin embargo, al mismo tiempo, Turquía se pone en Libia del lado del gobierno de Trípoli contra el general Haftar, apoyado por Moscú y Wagner, mientras que también apoya a Azerbaiyán contra Armenia, un viejo aliado de Moscú. Del mismo modo, Turquía se ha puesto del lado de Assad en Siria, donde ocupa militarmente partes del territorio kurdo, mientras que el líder de Damasco se ha mantenido en pie con el apoyo de Rusia e Irán.

Estas podrían parecer contradicciones inaceptables, pero no lo son para Putin, Erdogan y sus compañeros de viaje.

En realidad, un rasgo común de todos estos regímenes, de Egipto a Turquía, de Siria a Arabia Saudí, es que son amigos de Moscú. Siguen cooperando con Rusia en diversos campos, desde la energía a los suministros militares, al igual que los gobiernos de China e India y países que representan casi un tercio de la humanidad, desde Asia a África y Sudamérica. Y si luego nos fijamos en las vinculaciones económicas, encontramos que los saudíes se encuentran entre los principales proveedores y clientes de China, cuyo líder Xi Jinping fue recibido en Riad con todos los honores.

La amistad con China -que se cuida de no acatar la Carta de Derechos Humanos- es también otro rasgo común de estos regímenes: nadie hizo el menor caso a la condena que surgió de la reciente cumbre del G-7 en Hiroshima, que pretendía contener el avance económico, militar y tecnológico de Pekín. Esto es lo que hoy se llama un "mundo multipolar", en el que la mayoría de los países que antaño estuvieron vinculados a Occidente hacen lo que les viene en gana en función de sus propios intereses nacionales y regionales. Erdogan es su maestro.

il manifesto global, 1 de junio de 2023

https://www.sinpermiso.info/textos/turquia-la-estrategia-exterior-de-erdogan-dossier


 Y ver ,,,https://www.lahaine.org/mundo.php/el-sultan-2-0-se

 

jueves, 1 de junio de 2023

Una mala semana para EEUU.

 

 

Una mala semana para EEUU

TED SNIDER

Cuatro acontecimientos de los últimos días indican, cada uno de manera significativa, que Biden y su régimen deberían estar bastante preocupados

 En el transcurso de una semana EEUU ha sufrido reveses respecto a sus objetivos en Ucrania, a sus capacidades en la Guerra Fría, a su control sobre Europa en cualquier conflicto futuro con China y a su hegemonía en un mundo unipolar.

 1.- La guerra en Ucrania

 Como un ejemplo de contradicción en un seminario sobre la obra de Orwell 1984, dos titulares de The New York Times afirmaba simultáneamente que "Rusia reclama la victoria en Bajmut" y "Ucrania cambia las tornas en Bajmut". Los medios occidentales dieron un ejemplo orwelliano de cómo reescribir la historia con la afirmación de que, con la victoria de Rusia en Bajmut, los rusos habían caído en la trampa de Ucrania. Si la ocupación rusa de Bajmut fuera una trampa, el ejército ucraniano podría haberse ido del lugar hace mucho tiempo, haber esquivado la trampa y ahorrado la vida a decenas de miles de sus soldados.

 Si bien el final de la guerra está lejos, la caída de Bajmut es importante. En marzo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky advirtió, -quizás de manera un tanto dramática en su búsqueda de más armas-, que si Rusia consigue controlar Bajmut, "para los rusos sería un camino directo […] a otras ciudades de Ucrania" y dijo que si se capturaba Bajmut, "nuestra sociedad me empujará a tener que comprometerme con Rusia”. Ahora los medios han convertido la "fortaleza Bajmut" en una "victoria simbólica".

 La victoria en Bajmut no es meramente simbólica por dos razones. Aunque puede que la ciudad en sí no tenga mucho valor, su ubicación sí lo tiene. Varias líneas de transporte pasan por Bajmut. El control ruso de Bajmut dificulta a Ucrania el suministro a sus fuerzas y da a Rusia una mayor movilidad en toda la región de Donbass. Y aunque la conquista de Bajmut puede que no proporcione a Rusia un camino abierto hacia el oeste, puede permitirles avanzar varias decenas de kilómetros hasta la próxima línea defensiva de Ucrania (y al mismo tiempo alejar los cañones ucranianos de las poblaciones del Donbass).

 Sin embargo, lo más importante es que el asalto ruso a Bajmut puede no haber sido principalmente territorial. Mientras Ucrania seguía enviando soldados a Bajmut, el ejército ruso devoraba, como las fauces de la muerte, a todos los soldados que Kiev enviaba para desplazarlo. Puede que el objetivo de Bajmut fuera, más que el territorio, reducir las tropas y la artillería ucraniana, para así debilitar a su ejército de cara a la ofensiva ucraniana que se prevé. Ocupar Bajmut también presenta la posibilidad de que, cuando las fuerzas ucranianas se desplacen en su ofensiva hacia el sur, puedan encontrarse peligrosamente atrapadas por las fuerzas rusas situadas a ambos lados.

 2.- La nueva Guerra Fría

 El 16 de mayo misiles hipersónicos rusos Kinzhal alcanzaron en Kiev el sistema de defensa aérea Patriot fabricado en EEUU. El debate público se centró rápidamente en si la unidad Patriot resultó dañada o totalmente destruida. Pero lo que realmente preocupaba a EEUU era que hubiera sido alcanzada.

 Aunque se informa que Ucrania ha recibido los últimos sistemas Patriot, Rusia acaba de revelar que es capaz de penetrar y atacar el más sofisticado sistema de defensa aérea estadounidense, lo que puede ser motivo de gran preocupación para EEUU y sus aliados de la OTAN. Se rumorea que la OTAN pudo haber convocado reuniones urgentes para discutir la peligrosa realidad que acaban de confirmar por primera vez.

 3.- Enfrentamiento con China

 El 20 de mayo el G7 emitió un comunicado conjunto. La sección sobre "relaciones con China" establece que "no nos estamos desvinculando" de China, pero que "la resiliencia económica requiere reducir los riesgos…".

 "Reducir riesgos" es el lenguaje de una Europa en cierta forma rebelde, que resiste la presión de EEUU para desvincularse económicamente de China.

 El canciller alemán Olaf Scholz ha hecho hincapié en aumentar la relación con China e insistió en que el hecho de que China ocupe "un papel clave en el escenario mundial no justifica los llamamientos de algunos a aislar a China”. Scholz declaró claramente que "incluso en circunstancias cambiantes, China sigue siendo un socio comercial y empresarial importante para Alemania y Europa; no queremos desvincularnos de él".

 El presidente francés Emmanuel Macron, al igual que Scholz, ha dicho que "las diferencias sobre los sistemas políticos que hacen que Europa y China sean ‘rivales’ no deberían llevar a la ‘desvinculación’ y al ‘aumento de las tensiones’ que algunos consideran inevitable". Insistió en que “no creo, y no quiero creer, en este escenario”. Macron ha sido "el más crítico con la línea de Biden sobre China", según The New York Times, "y cree que cualquier ‘desvinculación’ no es buena para Europa, dados los grandes intereses económicos en juego".

 El objetivo francés, señaló una fuente diplomática a The Times, "no es romper los lazos con China. Por el contrario, nuestro objetivo es reforzar esos lazos sobre mejores bases". La ministra de Relaciones Exteriores de Francia, Catherine Colonna, lo expresó así: "Estamos hablando de reducir los riesgos en lugar de hablar de desvincularnos".

 Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo en un discurso que "no es viable, ni interesa a Europa, desvincularse de China. Nuestras relaciones no son blancas o negras, y nuestra respuesta tampoco puede serlo. Por eso necesitamos centrarnos en reducir el riesgo, no en desvincularnos".

 La redacción del comunicado conjunto parece reflejar que EEUU ha perdido en su batalla por China con Europa, la cual se ha negado a firmar el desvinculamiento. Reuters informa que "las diferencias entre los miembros del G7 surgieron en el período previo [a la reunión] en Hiroshima." La redacción consencuada del comunicado es, en palabras de un funcionario francés, "un poco más equilibrada", y refleja las preocupaciones europeas y japonesas.

 El rechazo por parte de Europa de la insistencia estadounidense en la desvinculación y la aceptación a regañadientes por parte de EEUU de la fórmula "reducir riesgos" puede representar una importante pérdida de dominio para EEUU y un reconocimiento de sus limitaciones a la hora de presionar a Europa para que adopte algún día presiones económicas a China al estilo de las que se ejercen sobre Rusia.

 4.- Hegemonía estadounidense

 Tal como había prometido el Representante Especial del Gobierno chino para Asuntos Euroasiáticos, Li Hui, en su intento por mediar en un acuerdo político entre Rusia y Ucrania, ha iniciado sus viajes a varios países.

 El director de la CIA William Burns dijo recientemente que "EEUU […] ya no es el único pez gordo en el bloque geopolítico. Y nuestra posición a la cabecera de la mesa no está garantizada". EEUU ya no es la única potencia hegemónica en el mundo unipolar. Es importante que sea China la que está intentando mediar en la paz. Pero quizás aún más importante no es que la "posición de EEUU a la cabecera de la mesa no está garantizada", es que ni siquiera su lugar en la mesa está garantizado. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Li Hui viajará a Ucrania, Polonia, Francia, Alemania y Rusia para hablar de una solución política a la crisis de Ucrania. Negociará con Rusia, Ucrania y Europa: EEUU quedará fuera.

 El hecho de que China incluya a Europa refleja la insistencia de Xi Jinping en que Europa sea un polo independiente en un mundo multipolar y también el objetivo de Macron de que Europa se convierta en una “tercera superpotencia”. La lista de invitados chinos sugiere la creación de nuevos polos en un nuevo mundo multipolar. Esta nueva realidad se ve reforzada por la aparición de África como un importante polo independiente con el anuncio del 16 de mayo de que Putin y Zelensky acordaron recibir por separado a una delegación de jefes de Estado africanos que también intentarán negociar una solución política para la guerra.

 En el transcurso de una semana EEUU ha sufrido reveses respecto a sus objetivos en Ucrania, a sus capacidades en la Guerra Fría, a su control sobre Europa en cualquier conflicto futuro con China y a su hegemonía en un mundo unipolar. Ha sido una mala semana para EEUU.

 Al Mayadeen

 Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/una-mala-semana-para-eeuu

lunes, 29 de mayo de 2023

El neoliberalismo nos lleva al fascismo.

Ignacio Ramonet: “El neoliberalismo destruye la clase media, que cae hacia la pobreza y alimenta la extrema derecha”

Catedrático de teoría de la comunicación y exdirector del mensual 'Le Monde diplomatique', Ignacio Ramonet reflexiona en Santiago de Compostela sobre las múltiples crisis en curso y los pliegues de las nuevas tecnologías: “La inteligencia artificial añade una dimensión más en términos de la incertidumbre de la información, pero eso ya existía antes”

 Daniel Salgado

 A Ignacio Ramonet (Redondela, Pontevedra, 1943) se le deben no pocas ideas fuerza de la izquierda durante el cambio de milenio. De un editorial de Le Monde diplomatique, el periódico mensual que dirigió entre 1990 y 2008 y convirtió en uno de los órganos críticos con el neoliberalismo más respetados, nació ATTAC, que buscaba tasar las transacciones financieras internacionales. A otro de sus artículos en las mismas páginas corresponde la popularización de la expresión “pensamiento único” para referirse al paisaje ideológico de la pos Guerra Fría, dominado, a su juicio, por los intereses del capital financiero internacional. Autor de libros que alimentaron el movimiento altermundialista como La tiranía de la comunicación (1999), Cómo nos venden la moto (junto a Noam Chomsky, 1995) o Propagandas silenciosas (2001), teórico de la comunicación y catedrático emérito en la Universidad París VII, Ramonet ofreció el pasado 25 de mayo en Santiago de Compostela una conferencia, organizada por la universidad, sobre un mundo sometido a crisis. “Estamos en una policrisis”, advierte, con el cambio climático como condición última. A la guerra de Ucrania no le ve un final próximo “y lo ha cambiado todo”. La extrema derecha asciende alimentada por la destrucción de las clases medias. La manipulación informativa ha entrado en una nueva dimensión debido a los saltos tecnológicos. Pero, aunque el panorama que dibuja es tenebroso, percibe esperanza: “La humanidad se está organizando. Siempre hay movimientos que, a la vez, intentan explicar lo que pasa y resisten a ello”.

 En su conferencia en la Universidade de Santiago de Compostela realizó un diagnóstico del estado del mundo a partir de dos crisis encabalgadas, la provocada a partir de 2020 por el coronavirus y la desatada en 2022 por el ataque ruso a Ucrania. Pero Europa no había acabado de salir de la anterior, la iniciada en 2008. ¿Es la crisis constitutiva del capitalismo?

 El mundo va de crisis en crisis. Hay una concatenación. La crisis de 2008, la de las subprime, se prolongó y en Europa se tradujo en el control de la UE de varios Estados, entre ellos Grecia, pero también Irlanda o Portugal. No fue el caso de España, pero estuvo muy cerca. Esa fue la crisis final del neoliberalismo o de la globalización. Las sociedades son incapaces de ir más lejos por esa vía. Pero como el capitalismo no tiene otro modelo, sigue esa tendencia. Es inercia. Las tesis de [el economista francés Thomas] Piketty demuestran cómo el neoliberalismo produce desigualdad de manera estructural. Con el covid y con Ucrania la globalización no es posible. El mundo ha dejado de ser uno y se ha vuelto a dividir en varios.

 ¿Qué síntomas le permiten afirmar que la globalización –o el neoliberalismo si es que son sinónimos– se ha terminado?

 El neoliberalismo ya no funciona. ¿Por qué no funciona? Esencialmente porque la producción de desigualdad ha sido tal que las sociedades lo rechazan. El ejemplo más llamativo es lo que pasó en el Reino Unido en otoño. Boris Johnson, el primer ministro, tuvo que dimitir por escándalos ligados al coronavirus. Entonces, el Partido Conservador eligió a una señora que se llamaba Liz Truss. Esa primera ministra presentó un programa ultraneoliberal para salir de la crisis, con más privatizaciones, más reducción de los servicios públicos, una brutal bajada de impuestos. ¿Y qué ocurrió? El Banco de Inglaterra dijo que ese plan era la ruina de Inglaterra. Las empresas, la propia Bolsa de Londres, dijeron que ese modelo no funcionaba. O sea, los propios actores fundamentales de la globalización, del neoliberalismo, dijeron: “No, eso ya no funciona”. Liz Truss duró como seis semanas. Y se eligió al actual primer ministro [el también conservador Rishi Sunak] con un programa más moderado. El propio sistema, el propio capitalismo, no quiere el neoliberalismo.

 El bloque dominante ¿tiene un plan para después del neoliberalismo?

 No lo veo. Lo que sí vemos es que este modelo ya no funciona. La otra evidencia es el exceso de desigualdades. ¿En qué se traduce? En la desaparición de las clases medias. Están desapareciendo. Nuestros hijos que han ido a la universidad, cosa que no habían podido hacer nuestros padres, tienen un nivel de vida inferior al de nuestros padres. Entonces ¿para qué sirve la universidad, o qué tipo de oportunidades se le proponen a la juventud de hoy? Hay un problema con la juventud, dicen. No hay un problema con la juventud, hay un problema con el modelo económico que ha destruido los servicios públicos y provocado el empobrecimiento de los pobres. Las sociedades no dan más. ¿Y qué implica en términos políticos? La clase media que desaparece y que se ve desesperada está votando a la extrema derecha en toda Europa. No vota a la extrema derecha por pasión neofascista, sino porque ninguna otra familia política responde a esa desesperación.

 ¿En Europa hay un giro político reaccionario?

Sí, claro. La interpretación que se le ha dado a la crisis no es de tipo social o económico, es de tipo identitario. Se dice a la gente: “No, tus hijos no tienen trabajo, porque el trabajo se lo llevan los inmigrantes”. La dimensión identitaria, racista, adquiere una gran importancia. Como en Estados Unidos con Trump. El neoliberalismo destruye las clases medias, las clases medias caen en un tobogán hacia la pobreza y se desesperan al ver el desclasamiento del que son víctimas, y ese desclasamiento, interpretado por algunos como rivalidad con los inmigrantes, se convierte en racismo. De ahí el voto a la extrema derecha, que está subiendo en todas partes.

 El escenario político francés, donde la alternativa electoral a la Presidencia de la República se reduce a elegir entre el neoliberalismo de Macron y la extrema derecha de Le Pen, ¿puede extenderse al resto de Europa?

 Francia es un poco especial. En primer lugar, por el sistema electoral: la doble vuelta hace muy complicado imponerse a menos que tengas una fuerte mayoría. Es lo que pasa ahora. El Frente Nacional, que ahora se llama Reagrupamiento Nacional, puede llevarse todo. Ya es el primer partido en la Asamblea Nacional. Si por ejemplo Macron hubiese disuelto la Asamblea con ocasión de la crisis de las pensiones, quien iba a salir ganando hubiera sido la extrema derecha. Sobre todo después de tantas huelgas y tanta violencia, a la que los medios le dieron mucha importancia. Lo que llamamos la mayoría silenciosa podía haber reaccionado votando a la extrema derecha como protección contra el desorden.

 No ve posible, entonces, que la disputa electoral en los Estados europeos se sintetice entre opciones análogas a Macron y Le Pen.

No, no lo creo. Además, la extrema derecha francesa no es neoliberal, es antineoliberal. Están a favor de la intervención del Estado, nostálgicos de un Estado fuerte.

 ¿La izquierda política está a la altura del momento histórico?

 La izquierda carece de teoría. Ha habido muy poca reflexión. ¿Cuál es el gran teórico de izquierda hoy? ¿Varoufakis? ¿Pero en qué medida? Sacó la lección, según él, de lo que había pasado en Grecia, pero... Quizás Piketty es el único economista que ha aportado algo en términos de denuncia de las desigualdades, de reflexión sobre la política fiscal: qué impuestos son necesarios, cómo corregir las desigualdades mediante una política fiscal. Pero no hay teoría. Mientras tanto ya van 20 o 30 años de la extrema derecha subiendo. No basta con decir que algunas masas se portan mal. No se portan mal, las masas no se portan ni mal ni bien, no se trata de moral, se comportan en función de lo que creen que les va a permitir sobrevivir como familia, como categoría social o como grupo.

 No existe una alternativa fuerte como en su día fue el socialismo.

 Yo no lo veo. Nosotros lo que podemos decir es que necesitamos que el Estado sea más redistribuidor, necesitamos que el Estado, sobre todo después de la covid, tenga más capacidad de tener servicios públicos, necesitamos que el Estado sea capaz de reindustrializar nuestros países porque las políticas neoliberales de externalizar la producción han sido un desastre, como se vio en la covid. Finalmente el modelo Biden, un modelo tímidamente neokeynesiano, es un poco lo más a la izquierda que puede haber. Y fíjate lo que es.

De las dos crisis de las que habla, la del coronavirus ha quedado atrás, pero la guerra de Ucrania continúa. ¿Cómo acabará?

No tenemos la bolita de cristal, ¿verdad? Puede acabar muy mal, con la utilización de un arma nuclear, que sería catastrófico para la humanidad. Pero es muy difícil adivinar el final de la guerra de Ucrania. Mientras esté Putin en Rusia se ve muy difícil que el Gobierno ruso devuelva Crimea o abandone sus pretensiones sobre Crimea como parte estructural de la Rusia eterna. ¿Qué es una victoria ucraniana? ¿Detener la invasión donde está? El discurso de Zelensky no va en esa dirección para nada, sino en recuperar todo el territorio anexionado por Rusia. Eso incluye el Dombás y también Crimea. Cuando algunos Estados dicen hay que sentarse en la mesa a negociar está bien, pero ¿sobre qué bases? Alguno de los dos contendientes va a a tener que hacer concesiones, así se terminan las guerras. Pero por el momento los espíritus no están en esa situación.

¿Por qué?

 Se habla de contraofensiva, de que la OTAN va a entregar F–16 a Zelenski. Rusia sigue con su intención de recuperar el conjunto del Dombás, porque considera que eso es estructuralmente territorio ruso y forma parte de la patria histórica no sé cómo.... No se ve bien cómo puede terminar esa guerra. Por el momento no cabe duda de que fracciona el mundo.

 ¿En qué sentido?

 El mundo está hoy dividido por lo menos en tres partes. Por eso la globalización ya no puede funcionar de la misma manera. Y menos con las sanciones. Por un lado están Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, unidos contra Rusia. Por otro, Rusia y sus aliados –Bielorrusia y algunos países de la ex Unión Soviética. Y por otro, toda una parte del Tercer Mundo que no está ni con uno ni con otro.

¿Liderados quizás por Brasil?

 Claro. La posición de Brasil es una posición bien constructiva por parte de Lula, aunque sin resultados concretos. Pero le da un rol a China en términos de capacidad diplomática. Este reencuentro entre Irán y Arabia Saudí, que estaban separados y prácticamente en guerra en el teatro de Yemen, ha sido posible gracias a Pekín. ¿Qué rol jugará Pekín en la posguerra de Ucrania? No cabe duda de que va a cambiar el mundo. El Consejo de Seguridad no funciona. Habrá que redefinir Naciones Unidas, no está funcionando en este momento. Muchos países se están posicionando para el después de la guerra de Ucrania. Será como el después de la Segunda Guerra Mundial, no con esa dimensión, pero para nuestro tiempo, en cierta medida, sí.

 Al final, en todo caso, la globalización económica no implicó una globalización política.

 No, el mundo está fracturado de hecho, en muchos aspectos.

 Usted se refiere al entrelazamiento de varias y distintas crisis, pero ¿existe alguna que sobredetermine a las demás?

Hay una que nos concierne a todos, el cambio climático. Es decisivo. No es que sobredetermine, pero al cambio climático le da igual la guerra de Ucrania o no, sigue con su transformación. Cada uno de nosotros lo puede constatar a su nivel: se encuentre donde se encuentre en el planeta está viendo desde el punto de vista climático cosas que nunca antes había visto, tampoco las personas mayores en su experiencia vital. Y hay preocupaciones muy grandes en torno por ejemplo al agua. ¿Qué va a ocurrir en torno al agua dulce? Hay países que no van a tener agua, lo que va a provocar grandes migraciones. Si el cambio climático provoca migraciones en África del Norte, las migraciones van a venir para Europa. Este fenómeno se sumará a la desaparición de las clases medias y a cómo esta desaparición alimenta el ascenso de la extrema derecha. Lo que está pasando con Vinicius en este momento muestra que el racismo es un tema de actualidad en España. Y no es anecdótico que ocurra en el fútbol.

 Los saltos tecnológicos, otro de los temas que está en el centro de su reflexión, ¿afectan a la calidad de la información? La manipulación mediática existía antes de las redes sociales o la inteligencia artificial...

 Estructuralmente no es nada nuevo, en efecto. La comunicación en el último siglo y medio ha avanzado a golpe de innovaciones tecnológicas: el telégrafo, la radio, la televisión, Internet y las redes sociales, la propia fotografía cambió la historia de la información... Y otras tecnologías, la linotipia, la rotativa, el micrófono, el altavoz... La comunicación está acostumbrada a verse sometida a cambios tecnológicos brutales, violentos. El problema es que con Internet se ha cambiado de dimensión.

¿Por qué?

Primero, Internet ha permitido realizar algo que durante mucho tiempo pareció imposible: la democratización de la información. En los años 70 el informe McBride –de Seán MacBride, un premio Nobel de la Paz irlandés– pedía no seguir en un mundo en el que cinco agencias de noticias dominaban la información y la mayoría de los medios de comunicación reproducían esas noticias. Había grupos multimedia que poseían la prensa, la radio, la televisión. Eso se terminó, porque ahora con un teléfono cada uno puede hacer su información y difundirla en Twitter o en Facebook o en Instagram. La democratización en la información está hecha. ¿Se ha resuelto el problema? No se ha resuelto el problema, evidentemente.

Han aparecido otros problemas, quizás más complejos.

La solución de un problema plantea nuevos problemas. Ahora el tema no es tanto la capacidad de producir información, sino que el uso de las nuevas tecnologías se ha vuelto tan sofisticado que nadie sabe muy bien ya de qué estamos hablando. ¿Qué certidumbre tengo de que la información que recibo es una información verificada? Ninguna. La inteligencia artificial añade una dimensión más en términos de incertidumbre, pero eso ya existía. Por otra parte, en qué medida toda esa información en forma de puzzle que estoy recibiendo me permite tener una visión del conjunto coherente y que me dé una explicación que me sirva en mi vida cotidiana como ciudadano. Es muy complicado. E Internet, que apareció como una gran solución, gratuita y sin límites, hoy día es una trampa para muchísima gente, que tiene la ilusión de tener información y no está informado. O se informa de cosas que le interesan –la farándula, el deporte, y ojo, no siento ningún desprecio por estas cosas– y tiene mucha información sobre eso, pero nada más. Lo que verifica una cosa que digo desde hace mucho tiempo: la información oculta la información. Mientras, nadie tiene una idea clara de lo que ocurre en Ucrania. ¿Bajmut se tomó por completo o no? Nadie lo sabe, ni siquiera el presidente de los Estados Unidos.

 Algo que se aprende en sus libros es que con toda tecnología informativa aparecen también nuevos modos de manipulación. Un debate clásico de la teoría crítica es si el núcleo del problema reside en la propia tecnología o en su propiedad.

 Claro. Hoy son las redes. Quién posee las redes, y en qué medida el propietario de las redes ejerce la censura cuando puede.

 El panorama que dibuja es oscuro. ¿No intuye luces en el horizonte?

 Sí, por supuesto. La primera, nuestra capacidad de entender. Todos y todas estamos preocupados por entender este nuevo mundo. Que es reciente, acaba de ocurrir. La guerra de Ucrania empezó hace un año. Se tardó mucho tiempo en entender cómo funcionaba la Guerra Fría, cómo funcionaba la descolonización... Por otra parte, las sociedades están cada día más alerta sobre estos peligros. El cambio climático es un peligro, pero no ha destruido aún el planeta ni la humanidad. La humanidad se está organizando. Para cada una de estas crisis tenemos no solo advertencias, sino movimientos a la vez de resistencia y de explicación. Esto es lo más esperanzador.

  https://www.eldiario.es/galicia/ignacio-ramonet-neoliberalismo-destruye-clase-media-cae-pobreza-alimenta-extrema-derecha_128_10237242.html


Nota del Blog  .- Todo esto es aplicable a España visto además el resultado de las elecciones de ayer, si el  mundo en crisis  tras crisis está fracturado de hecho, en muchos aspectos. lo político solo es una expresión de ello y a pesar de lo políticos.   Así que el   PSOE  haya perdido Aragón . Extremadura , Valencia o Baleares no tiene lógica en incluso en  Cantabria .Si bien se entiende que  desapareció  el Cs y VOX  bajo de 52 a 14 . El PP  tendría 138.  Y Podemos casi  ha desaparecido  , no así ni Comunes  y Compromis  pero no fue al  PSOE solo- paso de  120 a 121  . La abstención fue importante

Ver  una simulación respecto  unas generales ya convocadas. De los resultados electorales en Catalunya y Euskadi -en esta última ha crecido EH Bildu-, demuestran hasta qué punto las élites y los medios de comunicación configuran realidades diferentes. Y como, en último término, las posibilidades de competir en las democracias occidentales no son reales. ¿Qué habrán visto los vascos y catalanes que el resto de los españoles no han sido capaces de percibir?


 https://www.eldiario.es/politica/resultados-municipales-28m-si-hubieran-sido-elecciones-generales-pp-gana-izquierda-gobernar_1_10250519.html