Francia en el Sahel, mentiras y guerra sucia
Por Guadi Calvo
Fuentes: Rebelión
Las tropas francesas que desde el 2012 fueron destinadas en
el norte de Mali, primero conocidas con el nombre de Operación Serval y a
partir de agosto de 2014 como Operación Barkhane, de la que ya han muerto unos
sesenta efectivos, siguen sin encontrar la solución al problema que allí las
llevaron: la insurgencia integrista, que en ese momento amenazaba no solo el
norte de Mali, sino que se han extendido a Chad y Burkina Faso, donde operan
con muchísima virulencia, poniendo a esos dos estados y a varios de la región
(Níger, Mauritania y Argelia) en altísima alerta, por lo que cada día París.
parece aproximarse a un desenlace tan humillante como el de Diên Bien Phu, la
batalla que, en 1954, marcó el fin de la presencia francesa en Indochina (Laos,
Camboya y Vietnam).
Ya no son pocas las voces en Francia que están exigiendo la
retirada de los cerca de cinco mil efectivos, que además cuenta con 22
helicópteros, 290 vehículos armados, 380 vehículos de logística y 240 LAV-25
(vehículo de combate de infantería) a un costo diario que ronda el millón de
euros, que, a pesar del apoyo de los Estados Unidos, el Reino Unidos y otras
naciones de la Unión Europa, no encuentran la manera de maquillar el fracaso y
volver a casa sin que se note demasiado.
Aquella hecatombe de la jungla vietnamita, precipitaría la
guerra de liberación argelina, la que finalmente se convertiría en una nueva y
trágica derrota, acelerando el paulatino abandono de Francia del resto de sus
colonias africanas, que daría por terminado, ahora sí, para siempre el imperio
colonial francés.
Qué podría acarrearle a Francia este nuevo fracaso, ya que
son muchos los intereses económicos que París, mantiene en África, más allá de
los políticos, que solo sirven para encubrir los primeros. De hecho, Francia
nunca ha perdido presencia en el continente a pesar de que formalmente sus
colonias los dejaron de ser en los primeros años de la década de 1960. Desde
entonces su presencia en el continente jamás ha menguando, alentando dictaduras
y gobiernos “democráticos” corruptos y combatiendo, a como dé lugar, procesos
populares y revolucionarios, para mantener su sistema de saqueo a los
inagotables recursos naturales del continente, particularmente los referidos a
los hidrocarburos y minerales, cómo litio, uranio o coltán entre otros muchos.
Por lo que si bien nunca París reconoció cuales serían el
objetivo final para terminar con su presencia militar en el norte de Mali, son
cada vez más los problemas que la sujetan a su vieja colonia. Con la Operación
Barkhane, además de fracasar categóricamente en el control del terrorismo, se
ha visto obligada, o no tanto obligada, a reemplazar a las FAMa (Force Armées
Maliennes), dado su impericia y su responsabilidad en crímenes de guerra y
violaciones masivas de derechos humanos, no solo contra los terroristas sino y
fundamentalmente contra la población civil.
En muchas áreas particularmente en la frontera con Chad y
Burkina Faso, además de cumplir funciones policiales para controlar el crimen
organizado; a las fuerzas de autodefensa creadas por las comunidades
sahelianas; los movimientos separatistas, particularmente el Tuareg, que fue la
piedra de toque a esta nueva realidad; gendarmes y policías que viven gracias a
la extorsión, traficantes de todo tipo, ladrones de ganado, además de tener que
mediar, en los cada vez más sangrientos, enfrentamientos por el acceso a la
tierra entre las diferentes tribus en el centro del país.
Frente a este panorama el gobierno francés insiste en
negarlo y continúa afirmando que el único objetivo de la Operación Barkhane, es
“solo luchar contra los grupos terroristas armados (GAT)” los que
específicamente son dos, la franquicia de al-Qaeda conocida como Jamāʿat nuṣrat
al-islām wal-muslimīn o JNIM (Grupo de Apoyo al islam y los musulmanes o GISM)
y el que responde a Daesh global conocido como Daesh del Gran Sáhara, para lo
que su estrategia consiste, en extirpar a los muyahidines, interrumpir el flujo
de financiación, mucha llegada de las monarquías wahabitas del Golfo Pérsico;
sofocar su capacidad de ataque y reducir al mínimo su influencia en la
población, creando alternativas económicas, para contrarrestar la presencia de
los fundamentalistas que en esas materia están muy arraigados en la población.
Francia se encuentra en una encrucijada de hierro, por sus
beneficios económicos debe mantener en los diferentes gobiernos de su
influencia, a las castas corruptas e ineficientes, asociadas a sus políticas de
saqueo, que además se han hartado de violar todo tipo de derechos humanos a sus
pueblos y por otro sabe que es imposible vencer a los muyahidines, si no asume
la responsabilidad de detonar a esa casta, tan vital para sus intereses.
El caso Bounti
La incursión francesa en esos territorios, a lo largo de
estos últimos años es percibida cada vez con más razón como una fuerza de
ocupación, que como un aliado que llega a protegerlos del terror “yihadista” y
esta sensación se acentúa cuanto más atascadas en el conflicto parecen estar la
Barkhane, lo que hace que su retirada, sea más compleja.
Lo que se creyó inicialmente que su experiencia colonialista
en el territorio iba a ser una ventaja para Paris, ya que conoce el terreno y
sus poblaciones, satisfaciendo las necesidades más urgentes de sus aliados del
G5-Sahel, la fuerza militar formada por los ejércitos de Burkina Faso, Malí,
Mauritania, Níger y Chad., ha resultado todo lo contrario.
Si bien París, ha mantenido, desde los años sesenta,
cooperación militar con Chad y Níger, parece no haber tenido en cuenta que, a
lo largo de la Guerra Fría, su relación tanto con Burkina Faso, Mali y
Mauritania, fueron por lo menos distantes, ya que estas tres naciones parecían
estar más próxima a Moscú, vía Trípoli, que, del bloque occidental, por lo que
una vez iniciada por el presidente George W. Bush su extenúate e inútil “Guerra
global contra el terrorismo” en 2001, París se vio impelida a reverdecer sus
lazos con las antiguas colonias y particularmente con esas tres ex colonias que le había sido díscolas por entonces.
El estatus de ex potencia colonial también alimenta muchas demandas en el
Sahel. A lo que diez años después el rol preponderante de Francia la la
concreción del holocausto libio, ya que el Coronel Gaddafi, con sus pros y sus
contras, era mucho más querido que el tridente Bush-Sarkozy-Cameron.
Dado los resultados y las acciones, de Francia en esos
territorios, para muchos políticos e intelectuales africanos, la vieja
metrópoli, apoyaría a las bandas terrorista para seguir desestabilizando esos
países en procura de seguir usufructuando de sus debilidades y en búsqueda de
establecer un neo-colonialismo en el Sahel, el golpe de estado de agosto pasado
en Mali, no fue más que una clara muestra de la desilusión que mucho malíes
tienen por la clase dirigente.
No son pocas las voces que acusan a Francia de estar
llevando a cabo una guerra sucia en el Sahel, en la que oculta no solo sus
acciones premeditadas, sino incluso sus errores garrafales. Recientemente se
conoció uno de esos “errores garrafales”, que se podría haber cometido el
pasado domingo tres de enero, cuando en pleno día, fue atacada una reunión
donde un grupo de aldeanos festejaban un casamiento, por helicópteros
pertenecientes a la Operación Barkhane. La matanza se habría producido en la
aldea de Bounti, en la región de Mopti, a unos 600 kilómetros, al norte de
Bamako, la capital del país, que habría dejado al menos veinte civiles muertos.
Al tiempo que los mandos franceses hablan de una acción dentro del marco de la
Operación Eclipse, que se desarrolló entre el dos y el veinte de enero, en que
se habría dado con la localización de un campamento terrorista, donde tras la
acción habrían muerto unos diez insurgentes.
Dado el difícil acceso a esa área, ya que allí se ha
establecido uno de los principales focos de la guerra, solo existen acusaciones
cruzadas entre los aldeanos y las autoridades tanto francesas como malienses.
Otras versiones francesas hablan de una patrulla de aviones
de combate que “neutralizó” a decenas de terroristas, que habían sido detectas
tras una operación de inteligencia que había durado varios días. Según el mando
de la Barkhane: “La información sobre un matrimonio no coincide con las
observaciones hechas”.
El silencio mantenido por las autoridades a exacerbado más
los ánimos de los ciudadanos y después de dos semanas de silencio varios
centenares de personas han salido a manifestarse en Bamako, en reclamo de una
aclaración del caso Bounti en procura de una respuesta, la que amablemente fue
dada por la policía con gases lacrimógenos y golpes de bastón.
Se conoció que dada el estancamiento de la situación el
presidente francés Emmanuel Macron, que entiende como un éxito parcial de sus
hombres y la llegada de algunos contingentes militares de la Unión Europea,
anunció un “ajuste” a la presencia de sus fuerzas en el Sahel, el que se
resolverá en la próxima cumbre conjunta de Francia y el G5-Sahel, que se
producirá en N´Djamena capital del Chad el próximo mes, algunas fuentes creen
que la retirada parcial podría producirse a partir de mediados de febrero.
Macron se enfrenta el próximo año a la posibilidad de
renovar su mandato por lo que no hay dudas, hará todo lo posible para disimular
el fracaso.
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Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista
Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En
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