lunes, 26 de octubre de 2015

España .- Ante el 20-D .


Reino de España: 20-D ¿Y Europa?

G. Búster


 25/10/2015
  

“Usted miente, Sr. Rajoy”. Esta fue la frase más utilizada en la última sesión de control al gobierno de la X Legislatura. En medio de una tensión bronca, con los diputados del Grupo Popular aplaudiendo de pie cada una de las respuesta de Rajoy, nunca fue más patente su aislamiento político. Si se mantiene la tendencia  de las últimas encuestas -que parecen confirmar el fin del bipartidismo y la necesidad de coaliciones para alcanzar una mayoría absoluta en un parlamento dividido entre seis fuerzas significativas y otra serie de grupos menores- Rajoy es parte del problema de la derecha conservadora para mantener su actual hegemonía.

Pero la futura campaña electoral del PP fue desvelada, ahora que Arriola, el asesor áulico de Rajoy, ha vuelto a recuperar el timón tras purgar el fracaso de las elecciones municipales y autonómicas: “ustedes dejaron un país al borde del rescate, al borde de la quiebra, en recesión y en paro. Eso lo hemos arreglado nosotros una vez más y, por tanto, lo mejor que le puede ocurrir a España es que ustedes sigan ahí en la oposición durante muchos años”. La estrategia del miedo se ha convertido en la solución de Bruselas a la pregunta que Rajoy no supo responder hace unas semanas: ¿Y Europa?

La respuesta, lejos de ser un farol, responde a la naturaleza misma del “arreglo” del que se vanagloria Rajoy. Con una deuda soberana del 100%, un paro real del 24% -que no se prevé que caiga por debajo del 20% en la próxima legislatura- con una tasa de pobreza del 29%, y un mercado laboral corroído por la precariedad y la temporalidad involuntaria, el equilibrismo macroeconómico de Rajoy depende básicamente de dos variables externas: la política de “flexibilización cuantitativa” del Banco Central Europeo y la caída de los precios de los hidrocarburos. La actual tasa de crecimiento, superior al 2,7% del PIB, no ha sido capaz de recuperar los niveles de 2011 y pende sobre ella la amenaza de una nueva recesión internacional.  Por si faltaba algo, la advertencia de la Comisión europea de que el presupuesto aprobado agotando la legislatura necesitará nuevos recortes de 10.000 millones de euros para cumplir los objetivos del déficit fiscal en 2016, muestra hasta que punto, a pesar de contar con la mayor cuota de poder institucional desde 1978, el Partido Popular ha fracasado en sus objetivos.

Además de las malas políticas pro-cíclicas del Consenso de Bruselas que el Gobierno Rajoy ha aplicado con saña de alumno ejemplar, las raíces de su fracaso se hunden en la crisis del régimen del 78. La ruptura del pacto social ha provocado una erosión rápida de la capacidad de representación de los pilares políticos del régimen: el PP, el PSOE, pero también CiU en Cataluña. Ha bloqueado las posibilidades de reforma constitucional, llevándolo a un callejón sin salida institucional, como ha señalado Javier Pérez Royo. La crisis autonómica (tanto fiscal como soberanista) tampoco parece tener otra salida que una confrontación de legitimidades, aplazada por el momento por las crisis de hegemonía de los principales sujetos políticos que la dirigen: Rajoy y Mas. La corrupción, con su retahíla de juicios y procedimientos, en manos de un sistema judicial moldeado en el mismo sistema de cuotas del bipartidismo, parece desembocar en estos meses en un ajuste de cuentas del “capitalismo de amigüetes” que necesita de la ley del silencio y de las agradecidas puertas giratorias entre la gestión de lo público y lo privado. Hasta la válvula de seguridad del régimen que es la monarquía, a pesar de su renovación generacional,  sigue cuestionada, como demuestran las manifestaciones en los Premios "Princesa de Asturias".

El momento álgido de la crisis y de la resistencia social, 2012 y 2013, plantearon con fuerza la disyuntiva de “reforma o ruptura” del régimen del 78. El pulso entre la “reacción desconstituyente”, con una mayoría absoluta conservadora y con el apoyo de la UE, y las aspiraciones a un cambio en la correlación de fuerzas que abriese la posibilidad de “procesos constituyentes”, con una izquierda política desarbolada y unos movimientos sociales partidos por las propias consecuencias de la crisis, fue canalizado electoralmente en un largo ciclo en el que las esperanzas de plasmar una alternativa de cambio han ido mermando, a golpe de imposición de las estrategias del miedo.

El “asalto al Consenso de Bruselas” del gobierno de Syriza duró siete meses y acabó en la firma de un tercer memorándum humillante que obliga a Tsipras a gestionar las políticas de la Troika. Su resultado reforzó  a favor de las oligarquías neoliberales la correlación de fuerzas en la UE. Pero el fracaso de sus políticas para salir de la crisis y las consecuencias sociales de su aplicación han llegado a ser tan insostenibles en la periferia de la UE, que solo dos mes más tarde de la traición del referéndum griego, en Portugal se ha abierto la posibilidad de un gobierno socialdemócrata que, presionado por su izquierda, cuestione de nuevo la lógica del Consenso de Bruselas. La reacción institucional, tanto de la derecha portuguesa como de la europea es intentar volver a subordinar la democracia y la soberanía nacional al chantaje del Consenso de Bruselas. Pero al hacerlo, rompe abiertamente con el consenso social y político de postguerra, hasta el punto que el listón de la democracia se sitúa en el derecho a decidir si se continua o no en la UE.

La crisis social y política va para largo, tanto en el Reino de España como en Europa. Y pueden agravarse como consecuencia de una nueva recesión que amenaza en el horizonte. Este largo recorrido de la crisis se convierte en un factor determinante de polarización, que puede permitir una acumulación de experiencias sociales, la reorientación táctica y estratégica ante errores y dificultades, la paulatina acumulación de fuerzas y la construcción de nuevos sujetos políticos. Hemos vivido de manera trepidante parte de este recorrido desde el surgimiento del 15-M, las crisis del PSOE y de IU, la constitución de Podemos y la victoria de las candidaturas municipales por el cambio.

El espectacular ascenso de Podemos tras las elecciones europeas de 2014 ha puesto de manifiesto todas las ilusiones y limitaciones de la irrupción en la vida política de cientos de miles de nuevos actores sociales surgidos del 15-M y de la dura resistencia de los movimientos sociales de 2012-2013. La dirección de Podemos supo articularla verticalmente a través de los medios de comunicación social, movilizarla desde ellos, como en la Marcha del Cambio, pero ha encontrado enormes dificultades para articularla democrática, ideológica y organizatívamente. De hecho, en buena medida, el desarrollo de las iniciativas municipalistas para el cambio, que obtuvieron un éxito tan significativo en mayo del 2014, puso de manifiesto la tensión existente entre el núcleo organizativo de Podemos  y los núcleos de dirección políticos existentes (IC-V, IU, Anova, Compromís) o surgidos de movimientos sectoriales (Mareas, PAH..). El debate sobre la "democracia participativa" y la "unidad popular" se vio en buena medida cortocircuitado por las negociaciones entre aparatos por el control de las listas. Solo parcialmente, como en Barceloná en Comú, hubo una política de frente único de izquierdas que permitiese combinar la ampliación de la democracia participativa de base con unas negociaciones entre las distintas organizaciones de izquierda más transparentes y dependientes de sus bases.

El declive de Podemos en las expectativas de voto a partir del verano del 2015 –de ser la primera opción directa de voto a caer a la cuarta- es paralela a la progresiva rigidez organizativa, a la moderación de su programa electoral (en especial social, económico y su ambigüedad ante el derecho a decidir en las elecciones catalanas), y a la adaptación de sus objetivos estratégicos. Los decepcionantes resultados de la coalición Catalunya, Si que es Pot (CSQEP) en las elecciones autonómicas catalanas, han acentuado aún más este giro. De "asaltar los cielos" se ha pasado a "sacar más votos que el PSOE", hasta "consolidar Podemos para la guerra de trincheras". Esta última perspectiva -justificado en nombre del “realismo" y de las decisiones de la Asamblea de Vistalegre, que fueron adoptadas cuando se trataba de "asaltar los cielos"-  explica la ruptura de las negociaciones con IU. Es verdad que IU se encuentra en una crisis estructural y que carga con una "mochila" de conflictos fraccionales propios y del PCE que se hubieran trasladado a Podemos. Pero el fracaso de las negociaciones y la competencia electoral entre la "unidad popular" de Podemos y la "unidad popular" de la IU de Garzón suponen aceptar de antemano que ambas fuerzas se situarán electoralmente por detrás del PSOE con mucha menos capacidad para condicionar su política (el ejemplo de Portugal es clarividente en este sentido).

En este escenario (al que habría que añadir la zizagueante crisis de un PSOE escorado por su derecha hacia un "regeneracionismo" del régimen del 78), sectores importantes del "municipalismo del cambio" y de la izquierda de los movimientos sociales, empezando por Barcelona en Comú, además de organizaciones como Anova e IPV (más tras la negativa experiencia del desembarco de la dirección central de Podemos en CSQEP), están intentando constituir un tercer punto de referencia, apoyándose en la especificidad de sus mapas políticos autonómicos y la necesidad de dar respuestas diferenciadas a la cuestión nacional. Pero hay que señalar el fracaso de iniciativas unitarias en Euskadi y Navarra y que no se hayan ni planteado en Canarias.

El resultado del 20-D está aun abierto a dos meses de campaña y al balance de los votantes de tal cúmulo de experiencias en tan corto período de tiempo. Al inició de la campaña, el único partido en ascenso es Ciudadanos, que espera ser determinante en la formación de un gobierno de "cambio regeneracionista", términos que intentan definir el objetivo de un cambio de hegemonía en los marcos del régimen del 78. Prioritariamente con el PSOE, pero sin cerrarse al PP si así lo exigen los resultados electorales y el PSOE se desploma. El programa de cualquier gobierno de coalición, sin descartar que la única mayoría absoluta implique la suma de los diputados del PP y el PSOE, será cumplir los objetivos fiscales impuestos por la UE, moderando sus ritmos de aplicación y hacer de la "regeneración unitaria de España" su prioridad. El PP inicia la campaña en clara caída del 15-17% de sus votos, con el liderazgo de Rajoy cuestionado internamente (y por la UE), pero con expectativas de ser la fuerza más votada a pesar de todo. La crisis del PSOE continuará acentuándose en estos meses (fichaje de la ex UPyD Irene Lozano, cuestionamiento de Pedro Sanchez..). E IU entra en la campaña tras fracasos y crisis múltiples, apoyándose en una "unidad popular" ficticia y con Garzón como único referente de una apuesta en la que se juega su supervivencia contra el voto útil a Podemos, por lo que necesitará una dura diferenciación en la campaña. Su único aliado, tras perder en la práctica sus referencias gallegas y catalanas, son sectores de Comisiones Obreras.

Cualquiera que sea finalmente la fórmula de coalición gubernamental tras el 20-D, será incapaz de abordar desde la estabilidad política la aplicación-negociación de los ritmos de las políticas del Consenso de Bruselas o el desafío de un Parlament de Catalunya con mayoría soberanista, además de una larga lista de temas pendientes que deja en herencia el gobierno Rajoy (y que afecta a prácticamente todas las instituciones del estado). Con un bloqueo de la reforma constitucional por falta de las mayorías necesarias, el “regeneracionismo” por real-decreto puede dar un segundo aliento a las aspiraciones de ruptura y procesos constituyentes.

El 20-D abrirá por lo tanto una fase de transición –no una segunda Transición- en el pulso social, económico y político que se inició en mayo de 2010 con la sumisión de Zapatero al Consenso de Bruselas y que ha continuado el “cuatrienio negro” de Rajoy. La izquierda entrará en ella dividida socialmente –con un movimiento sindical desangrado en su capacidad de negociación colectiva por la contra-reforma laboral- y en abierta competencia, aunque con distinto peso, por su dirección política entre cuatro grandes sectores: PSOE, Podemos, las izquierdas municipalistas y nacionalistas, e IU. El primer problema práctico será como articular esos espacios políticos entrecruzados en grupos parlamentarios frente a una derecha, española y nacionalista, igualmente dividida. Y como reactivar y establecer lazos con unos movimientos sociales de resistencia a los nuevos recortes del estado de bienestar, anunciados por la Comisión europea antes mismo de las elecciones.

Los requisitos para ello serán un programa de emergencia para salir de la crisis social, una alternativa política al régimen del 78, unos mecanismos democráticos para articular unitariamente la diversidad de experiencias e identidades políticas, propuestas de gobiernos de izquierda capaces de cuestionar el Consenso de Bruselas y hacer renacer un movimiento de solidaridad europeo.


Nadie dijo que iba a ser fácil, aunque sea imprescindible. Pero esa debe ser nuestra respuesta a la amenazante pregunta ¿y Europa?






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 Una entrevista que da más tela ...

La desigualdad en España.

 LA DESIGUALDAD EN ESPAÑA EN 2014




 LA DESIGUALDAD EN LA UNIÓN EUROPEA




domingo, 25 de octubre de 2015

Las falacias del PP.

Las mentiras económicas de Rajoy




Si hay algo que ha sorprendido llamativamente del gobierno de Rajoy en estos cuatro años, ha sido el empleo de la mentira como arma política para conseguir sus objetivos.

Esto ha sido posible por el uso abusivo de los medios de comunicación públicos, que se han acabado convirtiendo en los voceros políticos del Partido Popular y con unos medios de comunicación privados muy dóciles y nada críticos, con lo que está pasando social y políticamente.

Como mejor podemos analizar estas mentiras es en el campo de la economía, de la que tanto le gusta hablar a Rajoy y de la que es un ignorante. Vayamos pues a la economía que le gusta a Rajoy.

Nos habla de que España durante su gobierno siempre ha cumplido el techo de déficit ¿Es verdad? NO.

Presupuesto de 2012, déficit presupuestario previsto el 5,8% del PIB, el déficit real fue de 6,7%. En julio se revisó y se puso al 6,3% y aun así no se cumplió.

Presupuesto de 2013, el déficit debía ser del 4,5%, posteriormente se revisó y se llevó al sorprendente 6,5% y aun así no se cumplió, pues llegó al 6,6%.

Presupuesto de 2014, el déficit previsto era del 5,8%, pero el PP se comprometió a bajarlo al 5,5%, la realidad fue del 5,9%.

Presupuesto de 2015, el déficit previsto es del 4,2%. Bruselas prevé que será de 4,5% y previsiblemente se quede corto.

La herencia, que dejará Rajoy al próximo gobierno, tendrá un agujero fiscal de 15.000 millones de euros, que ya se lo está reclamando Bruselas.

Otro de los mantras de Rajoy es que somos la economía europea que más crece. Es una nueva mentira. Veamos: En el año 2014, crecieron por encima de España, los siguientes países: Bulgaria, Chequia, Suecia, Rumania, Eslovenia, Polonia, Malta, Hungría y Luxemburgo.

En el año 2015, la virtuosa economía española según Rajoy, tampoco es de las que más crece, la superan los siguientes países: Eslovaquia, Chequia, Luxemburgo e Irlanda.

Las políticas desarrolladas por Rajoy en sus cuatro años de gobierno han hecho, que la deuda pública haya aumentado en nada menos que 291.000 millones de euros, rozando el 99,3% del PIB de deuda pública y constituirá una pesada losa sobre el futuro de nuestra economía.

¿No decíamos, que la crisis mundial y española era una crisis de deuda? Los resultados de Rajoy, en este aspecto, han sido catastróficos. Si miramos el conjunto de la deuda del país, es decir, la suma de la deuda privada más la pública, podemos decir que no hemos mejorado nada. A finales de 2011, el conjunto del país debía un 320% del PIB y ahora seguimos en el 320%. La única diferencia es que el sector privado debe menos y el sector público más, como consecuencia de la socialización de parte de las deudas bancarias.

Otra de las mentiras obsesivas de Rajoy es la de la creación de empleo, y mes tras mes nos va comunicando, que el número de parados va bajando y su gran logro habrá sido tener algún trabajador menos, que cuando llegó en diciembre de 2011 al gobierno. Es decir, toda esa maravillosa política económica de Rajoy solo ha sido capaz de reducir el paro en unas decenas de miles de puestos de trabajo en cuatro años. Si analizamos seriamente estos números veremos, que el cómputo de horas que se trabaja en España en diciembre de 2011, son bastantes superiores a las que se trabajan en diciembre de 2015 ¿Qué ha sucedido? Que se ha creado trabajo temporal y parcial y por supuesto con menos calidad económica y social.

Veamos un dato para rebatir los datos que da Rajoy. Desde finales de junio de 2014, a finales de junio de 2015, se crearon 523.501 nuevos puestos de trabajo, es decir, un crecimiento del 3,2%, que está muy bien, siempre que esos puestos hubieran sido de cuarenta horas semanales. Sin embargo, el horario de esos 523.501 solo suponen el horario de 310.000 trabajadores a cuarenta horas semanales. Es decir, nos mienten y no nos dicen cual es la calidad del empleo, que se crea, consecuencia de su reforma laboral, que ha sido un fracaso absoluto. Nos dicen, que durante su gobierno siempre han pagado las pensiones ¿Es esto cierto? SI, pero lo que no nos dicen, que ha sido a costa de comerse más de 34.000 millones de euros del Fondo de Reserva de las Pensiones y esto es debido a lo erróneo de sus políticas económicas.

No nos dicen que a finales de diciembre de 2016 según sus presupuestos habrá un agujero de 15.000 millones de euros en la Seguridad Social, eso significara nuevos recortes.

¿Ha sido exitosa la política económica de Rajoy? NO. Sí para los ricos, que cada vez son más ricos. Para el resto de los españoles NO. Pregúntese ¿Tienen más ingresos ahora que en 2011? ¿Sus familiares y vecinos están mejor o peor que cuando llegó Rajoy? ¿Sus condiciones laborales y sociales han mejorado?

Una cosa sí que hay que decir de Rajoy y es que ha tenido suerte en los últimos dos años, lo que le ha permitido adecentar sus datos ¿Por qué ha tenido suerte Rajoy? Porque se ha producido, lo que se conoce como la Santísima Trinidad económica. Veamos:

Ha bajado el precio del petróleo de los 110 euros barril a los 45 dólares actuales, con un ahorro estimado para el país de 12.000 millones.

Los tipos de interés del BCE han caído al cero por ciento, con lo que nuestra prima de riesgo está muy baja, pero esta bajada no es consecuencia de la política de Rajoy. Esto nos permite ahorrarnos otros 12.000 millones en intereses de la deuda pública. ¿Qué pasará cuando el Estado tenga que pagar la ingente deuda pública generada por el PP, cuando los tipos de interés suban?

La devaluación del euro, que ha caído del cambio de 1,38 dólares/euro a los actuales 1,10 dólares/euro, que ha permitido, que nuestro sector exportador haya sido muy competitivo y en consecuencia que haya repuntado la industria.

Los economistas serios hablan de que el 75% de nuestro crecimiento actual se deben a estos tres factores, pues de otro modo no llegaríamos a un crecimiento del 1%.

Las mentiras siempre deben de tener un castigo y este debe pasar porque usted y su PP se vayan a la oposición por muchos años. Se puede ser mejor o peor gestor, pero en la vida pública la mentira y la falta de ética no deben de tener cabida.



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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204875


















viernes, 23 de octubre de 2015

El destrozo del mercado laboral en España.

jueves, 22 de octubre de 2015

La violencia de la colonización israelí en Palestina .







Terrorismo palestino
Cuando la mentira es la verdad



Hemos sido educados para recibir las noticias de unos enajenados palestinos atacando civiles con armas blancas. En este adoctrinamiento han colaborado cientos de films donde hombres de mirada oscura, fanáticos, idiotas, pletóricos de odio venenoso, insultan y atacan a nuestra civilización hasta ser derrotados por Liam Neeson o algún otro héroe blanco.
Colaboran en esta tarea una serie de periodistas que nos informan del avance de una oleada terrorista que obliga al pacífico gobierno de Israel a tomar medidas. ¿Cómo chequean la información estos periodistas? Toman las declaraciones del gobierno israelí y las reproducen alegremente, cuando no las amplían consultando a algún académico de la Universidad de Tel Aviv. ¿Por qué actúan de forma arbitraria los grandes medios de comunicación? Esta pregunta se responde con otras preguntas. ¿Cuántos ministros de Economía de Uruguay de origen palestino conoce el lector y cuántos de origen judío? ¿Cuántos colegios palestinos? ¿Cuántos periodistas y banqueros y críticos de arte y consumidores palestinos? La comunidad palestina no tiene poder entre nosotros. Nada tiene para ganar, salvo problemas, quien ose atacar la política criminal de Israel y mucho tiene para ganar quien la defienda repitiendo como un loro la propaganda diseñada por el Ministerio de Defensa israelí, propaganda por la cual Israel sería una pequeña isla de democracia en un mar de irracional maldad islámica.
Decíamos que hemos sido preparados para recibir la información sobre la intifada de los cuchillos. Aunque me esfuerce, no logro concebir una imagen más idónea que la de un lechón que ha sido cebado y adobado previamente a su ingreso al horno. Este cebado y adobado incluye los videos por los cuales el EI y otros grupos criminales violan niñas, matan homosexuales, arrasan esculturas y en suma, cometen aberraciones incalificables. Uno tras otro hemos visto esos videos y los hemos reproducido y estos videos, junto a los films importados de Hollywood, nos formatean de tal manera que arribamos a una enfermedad llamada islamofobia. Tal es nuestra dolencia, que si el ejército egipcio, que controla un sector considerable de la economía de aquel país, perpetra un golpe de Estado contra el gobierno legalmente establecido, lo justificamos y aplaudimos, pues fue perpetrado contra los musulmanes que habían ganado las elecciones.
Occidente, más bien la cultura de Occidente, ha ejercido un rol benéfico sobre el mundo árabe; aunque Occidente, más bien algunos Estados de Occidente, ha ejercido un rol perverso sobre el mundo árabe. Al término de la segunda guerra, EEUU firmó con la monarquía saudí el Pacto del Quincey, que establecía que estos proveerían de petróleo a aquellos si aquellos permitirían que estos ejercieran su influencia reaccionaria sobre el mundo árabe, muestra elocuente de lo cual fue la invasión y masacre del 2011 en la Plaza de la Perla, en Bahrein y el actual financiamiento a grupos terroristas de ultraderecha, esos mismos que violan niñas, matan homosexuales y arrasan esculturas. EEUU se hizo de combustible a cambio de extender la peor versión reaccionaria en Medio Oriente. La segunda jugada de los Estados de Occidente fue clavar una cuña en Palestina, alentando la creación del Estado de Israel al repartir generosamente tierras que no les pertenecían. El día de la partición, Israel recibiría un poco más del 50% de Palestina, incluyendo territorios poblados por palestinos, pero antes de esta partición los fundadores de Israel, haciendo uso del terror en incursiones nocturnas en las aldeas palestinas, se aseguraron bastante más que la generosa tajada que les habían asignado. Desde ese momento hasta hoy no pararon de arrebatar territorios. Nada más ilustrativo que observar la evolución del mapa de Palestina e Israel (1) para entender la raíz de la violencia actual.
Ese mapa es una historia gráfica del conflicto. No hace mucho recordábamos (algunos festejaban) el 12 de Octubre, «Día de la Diversidad», también conocido como «Día de la Raza». El conquistador pretende cambiar la historia de aquella conquista y presenta entonces los hechos desmintiendo la «Leyenda negra». Lo irrefutable, por más que historiadores bien pagos quieran transformar lo negro en blanco, es que los aborígenes americanos fueron descuartizados, perreados, esto es, dados de comer a los perros, torturados, masacrados, apestados, esclavizados y hoy, junto a los esclavos traídos de África, son el estrato más pobre de nuestras poblaciones y conforman una sólida mayoría en las cárceles desde Tierra del Fuego a Alaska. Así como nosotros tenemos nuestro 12 de Octubre, el día en que las potencias atlánticas del Renacimiento pusieron pie en sus futuras colonias, los palestinos tienen su 15 de Mayo, el día del «Desastre», pues afortunadamente llaman a las cosas por su nombre y todavía no están enfermos de corrección política como para llamar al principio de una conquista como «Día de la Diversidad». Los palestinos, como los descendientes de los aborígenes, llenan las cárceles de aquel país, obtienen los peores empleos y carecen de esa cosa llamada futuro. En Cisjordania el paro afecta a un 60% de los aborígenes. En Gaza, según la ONU, si siguen las actuales condiciones, si esa cárcel a cielo abierto, con su muralla, sus torretas y sus miles de drones, continúa bajo el mismo régimen de bloqueo, será imposible la vida hacia el 2020. El carcelero la bloquea y regula el ingreso de alimentos, de agua (se bañan con agua salada), de electricidad (a veces operan alumbrados con la linterna de los celulares) y de medicamentos. Amén de esto, los pescadores tienen restringida su área de trabajo a seis millas de la costa y de tarde en tarde, cuando le conviene a Israel, son bombardeados. Esta es la paz de los sepulcros que impone Israel. Imaginemos a un joven palestino cuya madre ha sido violada, su padre descuartizado y su hermana sufre de parálisis a causa de un disparo. Imaginemos que este joven no tiene trabajo, que se lo ha humillado lo indecible y que ha zafado de un linchamiento. Pareciera que un conjunto de circunstancias lo impulsaran a tomar un cuchillo, pues ¿qué tiene que perder si igualmente perecerá?
No crea el lector que felicitamos y alentamos a este joven a tomar ningún cuchillo; sólo decimos que obligado, cualquiera pelea. Se teme, actualmente, una nueva intifada. Por mi parte también la temo, pues sé que traerá aparejada un montón de muerte sobre el pueblo palestino y algunas muertes sobre el pueblo judío (véase la desproporción de muertos y heridos en ambos bandos en estos 20 días de Octubre, desproporción que sigue la tónica de los últimos ochenta años). No sé qué otras opciones le quedan al pueblo palestino que una intifada. Por lo que veo, resisten como pueden con la esperanza de despertar a la comunidad internacional para que impida que Israel los cocine a fuego lento. Sé que algunos palestinos desesperados atacan con cuchillos, aunque no sé cuántos, pues se ha divulgado al menos un video donde militares israelíes plantan el arma sobre el aborigen ejecutado (2). Tal fobia se ha generado en la comunidad israelita, que se han linchado a varios aborígenes, como el caso del joven que recibió una serie de disparos de un policía, pues la turba aseguraba que era un aborigen terrorista (3) e inclusive lincharon a uno que no era ningún aborigen palestino, sino un aborigen eritreo (4). Mientras crece en Israel la alarma por miedo a los aborígenes armados con cuchillos (casi digo “arcos y flechas”) se disuelven los requisitos para conseguir armas de fuego, cercan los barrios palestinos, destruyen las casas de los eventuales agresores, se expulsa a sus familiares, a quienes por añadidura se les niega el cadáver del “terrorista” y se impide volver a construir en el solar donde cayó el «castigo de resonancia bíblica».
La barbaridad ha llegado a tales extremos que unas cuántas ONG han solicitado a Israel que deje de practicar terrorismo, práctica que no coincide con la cacareada Única Democracia en Medio Oriente. Amnistía Internacional hizo público un informe titulado “No hay justificación para los ataques deliberados contra civiles, las ejecuciones ilegales de las fuerzas israelíes y los castigos colectivos de los palestinos” y en esta crítica a la política terrorista israelí se han sumado grupos israelíes de defensa de los DDHH, como B’Tselem, así que, lector, salvo que creas que Amnistía Internacional es una filial del Islam, así como la organización judía B’Tselem (y Einstein y tantos otros judíos, miles de judíos, que condenan estas prácticas aberrantes) pareciera que una vez más te están mintiendo a cara de perro y resulta que ya estás bien cebado y adobado, te han colocado una manzana en la boca y ya abren la puerta del horno.
Unos de los signos del retroceso de nuestra civilización es la manida relatividad de la verdad, la inexistencia de la verdad ante tantos relatos igualmente verdaderos. Hemos arribado a la prostitución de la verdad: el agresor se convierte por arte de birlibirloque en agredido; el conquistador no arriba a un territorio donde viven otros, sino a una especie de Antártida, pues Palestina era una “tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra”; se niega la existencia del pueblo palestino y de la palabra Palestina, y para cumplir esta tarea sólo emulada por el stalinismo, en las modernas traducciones al hebreo de antiguos textos perpetradas en Israel, automáticamente las palabras “Palestina” y “Canaán” se transmutan por “Israel” y la crítica de una práctica deleznable, criminal y racista se convierte en antisemitismo. La economía israelí tiene un motor llamado venta de servicios de seguridad para aeropuertos, gobiernos y barrios privados. Este boom de la inseguridad los ha encontrado como los más eficientes proveedores de servicios de seguridad. Son la tecnología de punta. Necesitan aborígenes que atacar para mostrar la eficiencia de sus servicios y cuando no queden aborígenes (ya emigraron la mitad de los aborígenes palestinos) buscarán otro sparring. La venta de servicios de seguridad es un buen negocio, así como la venta de armas y cuando uno vende armas le conviene que haya guerras. Esa es la cruda realidad que impone el mercado. Allá los ejecutan sumariamente, los bombardean, los matan de hambre, porque nosotros, acá, no somos más que unos cerdos previamente cebados y adobados. Ese es el dilema que se nos impone, o hacer de la verdad una mentira y hacer de la mentira una verdad y convertirnos en cerdos cebados y adobados; o enfrentar la mentira y asumir la verdad, que sobre todo significa que no somos cerdos cebados y adobados, sino hombres.

Notas
(1) https://www.google.com/search?q=mapa+evolucion+de+palestina&client=ubuntu&hs=MaY&channel=fs&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0CAcQ_AUoAWoVChMIw4-F14zRyAIVS6geCh0tpQJ1&biw=1578&bih=765#imgrc=IJLurv8290LHSM%3A
(2) http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=58321
(3) https://www.youtube.com/watch?v=AGGp4e2oUhk
(4) http://irispress.es/irisnews/2015/10/19/matan-eritreo-confundido-terrorista/




 Y ver ...............










martes, 20 de octubre de 2015

Europa como desastre .El derrumbe moral está en los telediarios.

Europa como paradigma del desastre


En el fondo de la crisis económica y de valores que se está dando en estos momentos en Europa sólo está el espíritu de una gran mentira. No es que “Europa” no exista, es que no ha existido nunca. La supuesta defensa de los valores “democráticos y occidentales” se da sobre los cadáveres de 100 millones de europeos en las dos grandes guerras mundiales por dos nacionalismo antagónicos, y, además se hace sobre los estragos de guerras como las de “los Treinta” y los “Cien Años” por un quítame allá esas pajas de un sentir religioso diferente.
La Europa de la “Unión”, del Parlamento, el Banco Central Europeo y el euro es una pura entelequia. La economía hace aguas en las penínsulas del Sur, y al Norte, se le derrumba el mito de la precisión y la eficacia.
El escándalo de la Wolsvagen nos muestra una realidad tramposa, corrupta y chapucera, la agresión continuada a Grecia la existencia de un capitalismo usurero como único argumento y razón. Y un imperio alemán que se comportan como un depredador colonialista y falsificador de la mal llamada idea de “unidad europea”.
Sus supuestos órganos de Gobierno tienen una severidad y contundencia con los problemas de las economías griega, española, portuguesa, italiana o irlandesa que no aparece para nada con la altanería de países como Hungría o Eslovenia en el drama de los refugiados. Y un aliento, millonario y armado, del nazismo en Ucrania.
Estamos ante un caos puro y tangible, con un fascismo estructural creciendo y alimentando sus estructuras. Y caos significa intriga, traición, injusticia, explotación, autoritarismo, despilfarro y latrocinio.
En realidad, Europa ha vuelto a ser raptada por Zeus. Pero un Zeus miserable y capitalista, hecho de mezquindades, mentiras y ombligos de corruptos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, es un imputado por facilitar la evasión fiscal desde Luxemburgo, el presidente del BCE, Mario Draghi, intervino a través de su empresa en la ocultación y manipulación del déficit griego y gentes de la catadura de Timmermans, Arías Cañete, Valdis Dombrovskis u Orbán forman parte de su comisariado o plenario.
Europa es una vergüenza que agoniza en público y antes de fenecer descuartiza pueblos, derechos sociales y deja pudrirse al barro y al invierno a millones de refugiados en medio de una corrupción masiva. Europa era una ficción altanera para quitarse el hambre y los piojos de dos guerras mundiales y la realidad la ha aplastado. El derrumbe del imperio está en los telediarios.


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  https://lucasleonsimon.wordpress.com/

lunes, 19 de octubre de 2015

La construcción del enemigo .




La construcción del enemigo

Página/12


Nadie, ningún politólogo serio, negaría hoy que las dos bombas atómicas arrojadas por los norteamericanos en Japón fueron, no sólo para terminar la guerra, sino para evitar que los soviéticos se adueñaran del imperio de Hirohito.

 Y para exhibirles, como modo de amedrentamiento, el devastador poderío nuclear de Estados Unidos. El miedo a la “ola roja”, a su expansión, a sus conquistas, funcionó una vez más. Había que tirar esas bombas: para liquidar a los japos, desde luego, pero –proyectando las cosas hacia el futuro– porque todos sabían que la nueva guerra ya había estallado. La nueva, la verdadera, la que enfrentaba a los auténticos adversarios: occidente y el oriente soviético.


Entonces, ¿qué clase de guerra había sido la llamada “segunda”? Muchos, todavía hoy, no saben responder a esa pregunta. La nebulosa del enfrentamiento entre las democracias de Occidente y el totalitarismo nacional-socialista lo cubre todo, cree y dice ofrecer las respuestas, pero no, miente. Hitler fue, desde un principio, un aliado del occidente capitalista. Pese a su elocuencia, a su oratoria frenética contra la mediocridad burguesa, el Führer, y quienes lo rodeaban, eran enemigos de los bolcheviques. Una cosa eran los delirios de Hitler, sus extravagancias, sus ataques a los judíos, a los minusválidos, a los gitanos y a sus opositores, y otra era una verdad de peso genuino, que encajaba con la lógica de los tiempos: ese Führer tempestuoso era el único, en Alemania, decidido a luchar contra los soviéticos. Sólo él podría detener la amenaza de la ola roja. 








Las SA (Sturmabteilung) de Ernst Röhm se enfrentaban en las calles de Berlín con los grupos organizados de los sindicatos socialistas. Eso favorecía a Hitler y al Occidente “democrático”. Nadie decía nada. “Déjenlo al loco. Por ahora lo necesitamos. Cuando haga bien su trabajo, cuando lo complete, nos libraremos de él.” Esto se ve muy bien en una escena de la película Cabaret de Bob Fosse. Es la escena campestre. Un joven empieza a cantar una dulce canción, el sol brilla, los buenos alemanes toman cerveza y acompañan la canción del joven que viste una camisa parda. Poco a poco, casi imperceptiblemente, la canción se encrespa hasta transformarse en un himno de guerra que proclama: El mañana nos pertenece. Un aristócrata de la industria alemana, junto a un amigo que está de paso en Alemania, observa, sonriendo con aire despectivo, irónico pero aprobatorio, al joven y a todos los que lo han acompañado, elevando sus vasos de cerveza como lanzas de la vieja y gloriosa Alemania de los Nibelungos, del Sacrum Imperium, del Primer Reich. Su amigo pregunta: “¿Por qué no los frenan? ¿No son peligrosos?” “Sí”, contesta el aristócrata, “pero, por ahora, los necesitamos. Van a limpiar Alemania de bolcheviques y judíos. Después, nosotros tomaremos el control”. “¿Ustedes?” “Claro, nosotros: Alemania”. Alemania no tomó el control, Hitler se adueñó de Alemania. 


En otro film, uno majestuoso que dirigió Stanley Kramer y se estrenó en 1961, Juicio en Nuremberg, se juzga a los jueces nacionalsocialistas, a los que impartieron justicia durante en Tercer Reich. El fiscal los acusa de ser culpables de las crueldades, de los desenfrenos nazis. La defensa, a cargo de Hans Rolfe, un hombre brillante y apasionado, que viste una toga negra y tiene las convicciones de un pelotón entero de SS, es impecable e implacable: “¿Qué hay del resto del mundo? ¿No conocía las intenciones del Tercer Reich? ¿No había oído las palabras de Hitler transmitidas a todo el mundo? ¿No había leído su intención en Mein Kampf, que se publicó en todo el planeta? ¿Dónde quedó la responsabilidad de la Unión Soviética, que en 1939 le ofreció a Hitler el pacto que le permitió hacer la guerra? ¿Dónde quedó la responsabilidad del Vaticano, que en 1933 firmó con Hitler el concordato que le dio su tremendo prestigio por primera vez? ¿Vamos a declarar culpable al Vaticano? ¿Dónde quedó la responsabilidad del líder mundial Winston Churchill, que en 1938, ¡en 1938!, dijo en una carta abierta al periódico Times: ‘Si Inglaterra sufriera un desastre internacional, le rogaría a Dios que nos enviara a un hombre con la inteligencia y la voluntad de Hitler’. ¿Vamos a declarar culpable a Winston Churchill? ¿Dónde quedó la responsabilidad de los industriales estadounidenses que, para ganar dinero, ayudaron a Hitler a reconstruir su armamento? ¿Vamos a declarar culpables a esos industriales? No, su Señoría. Alemania no es la única responsable. Todo el mundo es tan responsable por Hitler como Alemania”.
El defensor Hans Rolfe sabe lo que dice. El fiscal Lawson lo comprueba durante el juicio. Un superior lo invita una reunión privada y ahí, duramente, le dice: “Usted está loco. Deje de maltratar a estos jueces. Los necesitamos para la nueva guerra, la que se inicia ahora. No podemos pisotear el honor de los alemanes”. El fiscal argumenta: “Estos hombres mandaron a decenas de miles a los campos de concentración”. El superior insiste: “Eso ya pasó. Ahora hay que mirar hacia el futuro”. El fiscal Lawson, un liberal, un demócrata de esos que cada vez se encuentran menos en EEUU, llega hasta la puerta y se detiene. Mira a su superior. Dice: “Le voy a hacer una pregunta divertida: ¿para qué fue la guerra?” Abre la puerta y sale.
¿Para qué fue la guerra? Tratemos de ser breves. O sea, resumiendo: el terror a la “ola roja” se fijó en Alemania, la derrotada del Tratado de Versalles, humillante, torpe. El colmo de la diplomacia de la venganza. La República de Weimar no supo crear poder, una alegre negación de la realidad le permitía jugar a la democracia, tomar cerveza, y cantar y bailar como Sally Bowles en el Kit Kat Club. (Ver mi novela La sombra de Heidegger. También ‘La caída de los dioses’ en Siempre nos quedará París: el cine y la condición humana. Y, desde luego, el film de Bob FosseCabaret y el de Bergman El huevo de la serpiente.) La República de Weimar empezó a agrietarse. Los sindicatos bolcheviques, los activistas del socialismo, lucharon en las calles, en las fábricas y buscaron salir del desastre por medio del comunismo y el apoyo de la URSS. El mundo occidental entró en pánico. ¿Quién era el mejor, en esa Alemania derruida, para frenar eso? “Hay uno muy bueno. Adolf Hitler. Pero no es confiable. Creemos que está loco.” “Eso no importa. Mientras frene a los comunistas es nuestro hombre. Después nos ocuparemos de él.” Este fue el diálogo secreto que –no lo dudemos– se habrá sostenido en las principales alturas del poder político y bélico de Occidente. Entonces armaron al “loco”. Así crearon a su más feroz enemigo. El “loco” derrotó a los comunistas, ganó legalmente las elecciones (luego de haber matado a muchos de sus opositores y con las cárceles llenas de obreros, abogados, escritores, políticos disidentes) y se dispuso, sin más, a conquistar el mundo. El “loco” estaba loco y su locura fascinaba a Alemania. “¿Ha visto usted la belleza de sus manos?”, le pregunta Heidegger a Jaspers.

 Hitler pacta con Molotov y luego invade Polonia. Empieza la guerra. Esta guerra es visualizada, torpe o deliberadamente, como fruto de la locura del Führer y su entorno de fanáticos. Falso: la guerra tiene lugar porque Occidente armó a Hitler para que frenara a los comunistas. Que nadie se asombre si Henry Ford lo visitó. Si Charles Lindberg se declaró su entusiasta partidario y además antisemita. Si la Ford le vendió autos y aviones. Si la Inglaterra de Churchill le regaló o vendió a bajo precio aviones de la RAF (Royal Air Force), con los que luego Hitler llevaría a cabo sus bombardeos en Londres. ¡Qué paradoja siniestra! El León de Inglaterra, el gran Sir Winston, había entregado aviones al Monstruo que ahora destruía Londres, ciudad que él, también ahora, con gloriosa tenacidad defendía, defensa que le habría de permitir frases que la Historia recogería como ejemplo de coraje ante la adversidad (“Sólo puedo prometerles sangre, sudor y lágrimas”), una adversidad posibilitada por él mismo, por el héroe que ahora protegía a su pueblo de la furia de los aviones alemanes... e ingleses.
En suma, el guerrero anticomunista al que armaron, al que crearon para que impidiera que Alemania, el centro del mundo, el centro de Europa, la maltratada por las negociaciones posteriores a la “Primera Guerra Mundial”, cayera en manos de los comunistas, se les dio vuelta y les mostró la peor de sus caras: él derrotaría a los comunistas y también a los mercaderes norteamericanos, socios del pérfida Albión.

 Que nadie se asombre si ahora pasa lo mismo. A Osama bin Laden lo entrenó la CIA; a él y a los talibanes también la CIA los llenó sofisticadas armas, para que lucharan contra los comunistas. Luego, los norteamericanos preguntarían a los ex soviéticos “cómo se pelea contra los afganos”, sin obtener respuestas satisfactorias de militares que habían sido derrotados. Es la misma dialéctica boomerang de la que EEUU había sufrido las terribles consecuencias con Hitler. Arman hasta los dientes a un enemigo de su gran enemigo, y luego su aliado –que sigue armado hasta los dientes– se les vuelve en contra. Occidente creó a Hitler y luego creó a Osama bin Laden. Pareciera existir para crear, una y otra vez, sus peores pesadillas. Ahora, en esas tierras calientes, la CIA está más desorientada que nunca. Sus enemigos, como antes los vietnamitas, son evanescentes, acaso metafísicos, como decía Westmoreland de las guerrillas del Vietcong. Siempre que entro en este tema recuerdo el final de un gran film de John Milius: El viento y el león (The Wind and the Lion, 1975). En la orilla del mar, montados en sus hermosos caballos, dialogan el sheik (Sean Connery, acaso en su mejor papel) y su fiel seguidor, que le pregunta si aún están en peligro, pues los ha perseguido Teddy Roosevelt, nada menos. El sheik arroja una carcajada: “Nunca estuvimos ni estaremos en peligro. Ellos son el león, pero nosotros... somos el viento”.