Ucrania: todo estaba escrito en el plan de la RAND
Corporation
Si nos detenemos a analizar con la cabeza fría la angustiosa
situación actual, llegamos forzosamente a la conclusión de que, aunque Moscú
inició los combates, adelantándose así a la ofensiva que Kiev había preparado
en secreto contra el Donbass, en realidad la guerra en Ucrania no es una
iniciativa imputable a Rusia. Lo que hoy sucede en Ucrania estaba planificado
desde 2019 y así lo demuestra el plan de la RAND Corporation presentado en la
Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos el 5 de septiembre de
2019.
Manlio Dinucci
10 DE MARZO DE 2022
El plan estratégico de Estados Unidos contra Rusia fue
elaborado por la RAND Corporation hace 3 años [1].
La RAND Corporation, cuyo cuartel general está ubicado en
Washington, es una «organización mundial de investigación que desarrolla
soluciones para los desafíos políticos» y dispone de un verdadero ejército que
cuenta 1 800 investigadores y otros especialistas reclutados en 50 países. Los
miembros de ese personal hablan 75 idiomas y están distribuidos en oficinas y
otras sedes secundarias en Norteamérica, Europa, Australia y la región del
Golfo Pérsico. La RAND Corporation tiene personal estadounidense en más de 25
países.
La RAND Corporation, que se autocalifica como una
«organización no lucrativa y no partidista», está oficialmente financiada por
el Pentágono, el US Army [las fuerzas terrestres de Estados Unidos], la US Air
Force [la fuerzas aérea de Estados Unidos] y la «comunidad de inteligencia»
estadounidense [las llamadas «agencias de seguridad nacional», como la CIA] y
por poderosas organizaciones “no gubernamentales”.
La RAND Corporation se jacta de haber contribuido a elaborar
la estrategia que permitió a Estados Unidos salir de la guerra fría como
vencedor, forzando la Unión Soviética a dedicar cuantiosos recursos al extenuante
enfrentamiento militar. Ese es el modo de acción que inspira el nuevo plan
concebido contra Rusia en 2019 y presentado bajo el título «Overextending and
Unbalancing Russia», que plantea como estrategia imponer a Rusia un despliegue
excesivo para desequilibrarla y destruirla [2]. Esas son las líneas directivas
fundamentales que se exponen en el plan de la RAND Corporation y en ese
sentido ha venido actuando Estados Unidos durante los últimos años.
Ese plan estipula que, ante todo, Rusia debe ser atacada por
su flanco más vulnerable: su economía fuertemente dependiente de la
exportación de gas y petróleo. Para ello se recurre a las sanciones
comerciales y financieras y, al mismo tiempo, se busca lograr que Europa
occidental disminuya su importación de gas ruso, reemplazándolo por el gas
natural licuado (GNL) estadounidense.
En el plano ideológico e informativo se estimulan las
protestas internas en Rusia mientras que se busca socavar la imagen de ese
país en el exterior. En el plano militar, se maniobra para que los países
europeos miembros de la OTAN aumenten sus presupuestos de defensa dirigiéndolos
contra Rusia.
De esa manera, Estados Unidos multiplica sus posibilidades
de éxito, al mismo tiempo que sus ganancias, con riesgos moderados e
invirtiendo principalmente en bombarderos estratégicos y misiles de largo
alcance dirigidos contra Rusia. El despliegue en Europa de nuevos misiles
nucleares de alcance intermedio garantiza altas probabilidades de éxito pero
también implica grandes riesgos.
Calibrando cada opción para obtener el efecto deseado
–concluye la RAND Corporation– Rusia tendrá que pagar el más alto precio en la
confrontación con Estados Unidos… pero el mismo Estados Unidos y sus aliados se
verán obligados a invertir grandes recursos que tendrán que sustraer a otros
objetivos.
En el marco de toda esa estrategia, la RAND Corporation
preveía –en 2019– que «proporcionar a Ucrania ayudas letales explotaría el
punto más importante de vulnerabilidad externa de Rusia, pero todo aumento de
las armas y de la consejería militar que Estados Unidos proporcione a Ucrania
tendría que ser metódicamente calibrado para imponer costos a Rusia sin
provocar un conflicto mucho más amplio en el cual Rusia, a causa de la
proximidad, tendría ventajas significativas».
Es precisamente ahí, en lo que la RAND Corporation llama «el
punto más importante de vulnerabilidad externa de Rusia» que se podría
explotar armando a Ucrania de manera «calibrada para imponer costos a Rusia
sin provocar un conflicto mucho más amplio», donde se ha producido la ruptura.
Atrapada en una tenaza política, económica y militar que
Estados Unidos y la OTAN cerraban cada vez más –lo cual hacían ignorando las
repetidas advertencias y propuestas de negociaciones emitidas por Moscú–,
Rusia reaccionó finalmente emprendiendo la operación militar que ya ha
destruido en Ucrania más de 2 000 estructuras militares erigidas y controladas
en realidad no por los gobernantes de Kiev sino por los mandos de Estados
Unidos y la OTAN.
El artículo que, hace 3 años, presentaba el plan de la RAND
Corporation terminaba con la siguiente frase:
«Las “opciones” previstas en el plan en realidad son sólo
variantes de la misma estrategia de guerra, cuyo precio en términos de
sacrificios y de riesgos pagamos todos»
El hecho es que quienes estamos pagando ese precio somos
nosotros, los pueblos europeos. Y seguiremos pagándolo –cada vez más caro– si
seguimos aceptando el papel de peones sacrificados en la estrategia de Estados
Unidos y la OTAN.
[2] Overextending and Unbalancing Russia, James Dobbins, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz y Brent Williams, RAND Corporation, abril de 2019. Ver también los detalles de ese plan en Extending Russia: Competing from Advantageous Ground, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz y Brent Williams, RAND Corporation, 25 de mayo de 2019. Ambos informes fueron presentados a la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 5 de septiembre de 2019.
Corte Penal Internacional y su Inaceptable Teoría del
Buenismo (II)
22 mayo 2024|
Pablo Jofre Leal
La Corte Penal Internacional desempeña su misión, además de
lo mencionado con anterioridad, en dos aspectos: primero, el arreglo conforme
al derecho internacional de controversias que le sean sometidas por los Estados
y en segundo lugar la emisión de dictámenes sobre cuestiones jurídicas que le
sometan los órganos u organismos del sistema de Naciones Unidas que tengan
autorización para hacerlo.
Es fundamental no confundir esta CPI con la Corte
Internacional de Justicia que depende de la Organización de las Naciones Unidas
y por tanto es un órgano subordinado que juzga aquellas controversias y
litigios entre los Estados. Sin embargo, existe una relación estrecha entre la
CPI y la ONU aprobada por la resolución 58/318 de la Asamblea General (1) La
Corte Penal Internacional es un tribunal de última instancia, que interviene
únicamente cuando las autoridades nacionales no tienen la disposición o la
capacidad para hacerlo.
Las principales críticas a la CPI radican en el doble
estándar exhibido cuando se trata de tomar ciertas decisiones, sobre todo
cuando se trata de aquellos sindicados como “enemigos de occidente”. Una
muestra evidente de lo que afirmo, es la orden de detención emitida en marzo
del año 2023 contra el presidente de Rusia Vladimir Putin y la comisionada
presidencial para los derechos de esos niños, María Lvova-Belova, acusados del
presunto crimen de guerra respecto al traslado forzoso de niños desde los
territorios ucranianos haciendo caso omiso de la defensa rusa – no firmante del
estatuto de Roma – que afirmó en el Consejo de Seguridad de la ONU que su país
había acogido a más de 5 millones de ucranianos, de los cuales 700 mil son
niños varios miles de ellos provenientes de orfanatos y casas de acogida. La
opinión sobre esta medida era que la CPI trataba, bajo orientación occidental
de “desgastar” y demonizar la figura del presidente ruso (2).
Los niños mencionados en la investigación de la CPI
efectivamente han estado en establecimientos rusos, pues aquellos que estaban
ubicados en la zona del Donbás sufrían constante bombardeos a manos del régimen
kievita y ello implicaba un evidente peligro a la vida de estos menores. 1.300
de eso pequeños ya ha sido devueltos a sus orfanatos de origen, 400 están en
orfanatos rusos en diversas regiones y 358 niños fueron asignados a hogares,
con guardianes en el marco de la denominada custodia tutelada. Aquí simplemente
se tomaron las afirmaciones de Kiev y no las de autoridades rusas en un claro
ejemplo de parcialidad de afinidad y exigida por las potencias occidentales
aliadas de Ucrania, que ha sido el ente que ha bombardeado los hogares y
establecimientos del cual tuvieron que ser evacuados estos menores, fuera de
las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.
Hablo de doble rasero pues esta misma corte, que ha recibido
las denuncias por genocidio contra el régimen sionista israelí no llevó
adelante ninguna acción previa al 20 de mayo del 2024, que obligue a la entidad
nacionalsionista israelí a cesar sus crímenes de guerra, lesa humanidad,
genocidio y de agresión. En la búsqueda de la justicia internacional, la
rendición de cuentas, la sanción de los responsables, la no repetición y la
reparación de las víctimas, 620 abogados chilenos presentaron una denuncia
penal ante la CPI en diciembre del 2023 y ratificada en marzo de este 2024 en
contra del primer ministro sionista Benjamín Netanyahu (3) Esa acción y
aquellas establecidas por gobiernos y entidades internacionales determinaron,
recién 225 días después del proceso de exterminio del nacionalsionismo, que la
CPI diera curso a una solicitud de detención a cuyos destinatarios son el
primer ministro nacionalsionista Benjamín Netanyahu y su ministro de la guerra
Yoav Gallant, componentes del régimen civil-militar israelí que en poco más de
siete meses y medio ha asesinado a 35 mil palestinos, hombres, mujeres y entre
ellos 16 mil niños. Más de 10 mil palestinos bajo los escombros. La destrucción
de gran parte - el 75% - de la infraestructura sanitaria, industrial, servicios
básicos, viviendas, carreteras, escuelas, universidades, mezquitas.
Recordemos, además, que un panel de tres jueces decidirá
ahora si emitirán las órdenes y permitirán que proceda el caso. Estas
decisiones suelen tardar algunas semanas por tanto viviremos una etapa de
enormes presiones contra la CPI y contra cada uno de sus miembros. Ya en estos
días, países aliados del sionismo ponen en duda que la CPI pongan en el mismo
nivel, sostienen, a los miembros de HAMAS y a dirigentes de un gobierno que
denominan democrático y aliados. Países como Alemania y Austria se encuentran
en este grupo. "Es muy extraño que se mencione aquí al primer ministro de
un Estado democrático al mismo tiempo que a los terroristas de Hamás, que han
causado una masacre sin parangón en la historia" sostuvo la ministra
federal austríaca para la UE, Karoline Edtstadler. "Está por ver cómo
reacciona el Tribunal Penal Internacional a la petición del fiscal" (4)
argumentó la ministra una velada amenaza que la temporada de presiones ha
comenzado.
Sin embargo, aquellos que cuestionan a la CPI no han dudado
en demonizar al presidente ruso ¿Por qué Putin y no Netanyahu? solíamos
preguntarnos antes de la solicitud del Fiscal jefe de la CPI considerando
además los 76 años de crímenes cometidos por el sionismo contra el pueblo
palestino. ¿Por qué Rusia y el señalamiento constante a su gobierno como
enemigo principal de occidente y sin embargo el ente israelí es permanentemente
protegido por sus aliados occidentales y en el seno de los organismos
internacionales? Ya se ha iniciado una andanada de ataques y críticas a la CPI
por parte de Washington y los suyos frente a la orden de detener al criminal
Netanyahu y Gallant, que seguramente implicará presiones para países como
Japón, Alemania u otros, para quitar el apoyo financiero e incluso generar una
política para tratar de eliminar este organismo internacional. Con lo positivo que puede ser la solicitud de
detención del dúo criminal Netanyahu y Gallant también hay que emitir una orden
internacional de detención a otros miembros del régimen civil-militar
nacionalsionista entre ellos:
o Isaac Herzog. Presidente del régimen sionista. De padre
irlandés y madre egipcia.
o Itamar ben Gvir. Ministro de seguridad nacional. De
familia originaria de Irak.
o Bezalel Smotrich. Ministro de finanzas de familia
originaria de Ucrania.
o Ayelet Shaked, de origen iraquí, ex diputada y ministra de
recientes gobiernos sionistas, que incita permanentemente al genocidio del
pueblo palestino.
o Avigdor Lieberman. Ex ministro de guerra y colono de
origen moldavo, que ha llamado a lanzar una bomba nuclear contra el pueblo
palestino.
o El ex jefe del estado mayor del ejército sionista Benny
Gantz, con padre de origen rumano, que llama a la destrucción de la Franja de
Gaza y la eliminación total de la resistencia, con el asesinato de miles de
niños.
o El ex primer ministro Yair Lapid de origen yugoeslavo como
también el ex primer ministro de origen estadounidense Naftali Bennett.
Frente a los llamados a exterminar a la población palestina
por parte de políticos como Ben Gvir y Smotrich, el legislador árabe israelí
Ahmad Tibi, de la alianza Hadash-Ta’al (que ha sufrido la muerte de tres de sus
familiares por bombardeos del ejército israelí en la Franja de Gaza) sostiene
que ambos ministros extremistas están “incitando al genocidio”, comparando sus
propuestas con los llamados nazis a un expansionismo bajo el concepto de
“Lebensraum” o “espacio vital” (5). Para los nazis, ese concepto incluía la
idea de que había una raza superior con derecho a expandirse en el territorio y
desplazar a sus habitantes originarios, como es exactamente lo que hace el
nacionalsionismo israelí con el pueblo palestino. Igualmente tengamos presente
que Sudáfrica, que presentó una acusación ante el Tribunal internacional de
Justicia (dependiente de la ONU) a través de su representante Tembeka
Ngcukaitobi defiende que “la incitación al genocidio emana del más alto nivel”
del Gobierno israelí, por lo que no puede presentarse como frases aisladas de
“grupos fuera de control”. Y esta realidad es fundamental para dar cuenta que
se trata de crímenes de una entidad no de individuos o soldados que no obedecen
órdenes. Es lo que se denomina “terrorismo de estado” una política de solución
final emanada desde los niveles más altos de la sociedad extremista israelí.
La Corte Penal Internacional debe dejar de ser rehén de los
chantajes y presiones de Estados Unidos y los suyos, dejar de tratar de
equiparar aquello que no es posible equilibrar como es la acción del victimario
y la víctima. ¿Se imagina usted solicitar la detención – si hubiese existido en
la segunda guerra mundial la CPI – la detención de los jerarcas nazis y al
mismo tiempo a los líderes de la resistencia partisana o los maquis franceses o
a los guerrilleros soviéticos tras las líneas del ocupante nazi? No es posible
aceptar ese equilibrio falso y oportunista, de solicitar órdenes de detención
de Netanyahu y Gallant y al mismo tiempo meter en este saco a líderes de la
resistencia de miembros de HAMAS para así satisfacer a los que ponen la plata
para la música de la CPI. La CPI debe ser apoyada en su trabajo por el Consejo
de Seguridad de las ONU e incluso la propia fiscalía de la CPI usar de oficio
informaciones que reciba, para iniciar investigaciones sobre la base de la
información que reciba de fuentes fidedignas y esas fuentes existen y de
absoluta confianza como son los propios relatores de derechos humanos de las
Naciones Unidas, Organismos defensores de los derechos humanos, Organizaciones
No gubernamentales sobre los crímenes cometidos por el ente israelí (6).
Crímenes del nacionalsionismo que se ejecutan, no sólo desde
octubre del año 2023 (recordemos que la ocupación, colonización y exterminio
del pueblo palestino tiene más de siete décadas) o aquellos que el régimen de
Zelensky y anteriores cometen contra los habitantes del Donbás. Crímenes
ejecutados desde el momento mismo que los sectores neonazis ucranianos,
avalados por Washington y la Unión Europea derrocaron al ex presidente Víctor
Yanukovich el año 2014. Tanto el régimen sionista como el kievita gozan de
impunidad y protección, que imposibilitan un trabajo imparcial de la CPI.
Tengamos presente que la CPI no ha emitido orden alguna contra los líderes
ucranianos sean estos civiles y militares por los crímenes contra el mundo ruso
parlante del este ucraniano. Ese doble rasero, esa hipocresía condenable hace
sospechar que la justicia, que debería ser igual para todos sin que este
pensamiento pueda ser calificado de ingenuo, simplemente se convierte en una
justicia parcial, orientada por intereses hegemónicos y no de respeto a los
derechos humanos.
Cuando algún funcionario de la Corte Penal Internacional se
atreve a emitir una opinión y una acusación de crímenes cometidos por los
“amigos de los poderosos” suele ser amenazado con las penas del infierno. A
Washington y los suyos no les complace la justicia independiente. Así ha
acontecido cuando se ha acusado a fuerza militares estacionadas en el
extranjero o en la ocupación e invasión de territorios cometen crímenes durante
sus operaciones militares. Recordemos las opiniones y decisiones de los
gobiernos estadounidenses con sus amenazas y sanciones a los fiscales de la CPI
cuando estos acusaron por crímenes de guerra y lesa humanidad, genocidio y
agresión a militares y agentes de la CIA de las fuerzas estadounidenses en
Afganistán. En septiembre del año 2020, en una polémica decisión, el gobierno
de Estados Unidos sancionó a la fiscal general de la CPI, Fatou Bensouda, así
como a otro alto funcionario de la CPI (7).
Anuncio hecho por el ex secretario de estado del gobierno de
Donald Trump, Mike Pompeo, quien acusó a la CPI de "intentos ilegítimos de
someter a ciudadanos estadounidenses a su jurisdicción" teniendo en cuenta
que la CPI investigaba si las fuerzas militares de Estados Unidos han cometido
crímenes de guerra en Afganistán. A pesar de mis intentos de ver el vaso lleno
respecto a lo que la CPI ha definido con relación a Netanyahu y Gallant mi
pesimismo es extremo. No es posible confiar en un organismo tan coartado y
sujeto a presiones de los mismo que han alentado genocidios en nuestros países.
La teoría del buenismo es estéril frente al sionismo y el
nazismo y eso bien lo saben los propios funcionarios de organismos
internacionales como la ONU. Tal es el caso de Craig Mokhiber, director de la
oficina en Nueva York del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos,
quien dimitió el día 28 de octubre del 2023 tras acusar públicamente a la
organización de no abordar lo que llamó un "caso clásico de genocidio de
manual" en Gaza (8) Misma acusación que debería hacerse extensiva a
múltiples organismos, incluyendo a la CPI que no menciona, en la solicitud de
detención contra Netanyahu el concepto de genocidio. No hay que temer las
palabras cuando ellas reflejan la realidad de los crímenes cometidos por el
nacionalsionismo israelí y sus mandos civiles y militares contra millones de
palestinos.
Existen personas que superan esa teoría del buenismo y sus
palabras influyen positivamente en decir las cosas como son “Cuando la
intención genocida es tan conspicua, tan ostentosa, como lo es en Gaza, no
podemos apartar la vista, debemos hacer frente al genocidio; debemos prevenirlo
y debemos castigarlo” declaró la relatora especial sobre la situación de los
derechos humanos, en los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese
durante la presentación de su informe Anatomía de un genocidio. Esto, durante
la sesión ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, celebrado en marzo de
este año 2024 (9). Allí, Francesca Albanese sostuvo que “hay motivos
razonables" para creer que se ha alcanzado el umbral que indica la
comisión del delito de genocidio contra los palestinos como grupo en Gaza. "En concreto, Israel ha cometido tres
actos de genocidio con la intención requerida: causar graves daños físicos o
mentales a miembros del grupo; infringir deliberadamente al grupo condiciones
de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer
medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo" claro y
preciso, el régimen israelí es genocida y la Corte Penal Internacional debe
dejar de lado su cobardía política y llamar a parar los crímenes que como
Netanyahu y su sociedad cada día devienen en una entidad nazisionista que debe
ser detenida y eliminada.
6. Los relatores especiales y otros expertos independientes
en derechos forman parte de lo que se conoce como Procedimientos Especiales del
Consejo de Derechos Humanos. No forman parte del personal de la ONU, son
independientes de cualquier gobierno u organización y no reciben un salario por
su trabajo. https://news.un.org/es/story/2024/03/1528636
8. Mokhiber en la entrevista a Democracy Now! que, al
abordar las violaciones del derecho internacional por parte de Israel, la ONU
sigue “reglas distintas” que en los otros casos y se niega a implementar los
mecanismos de acción que tiene, con lo que “efectivamente” funciona como “una
cortina de humo detrás de la cual se profundiza y empeora la desposesión del
pueblo palestino”. Mokhiber señala que “en los pasillos de la ONU se acepta
como un secreto a voces que la llamada solución de dos Estados es efectivamente
imposible” y pide a la comunidad internacional que presione para abrir un
“nuevo paradigma” en la región que se base en la “equidad para todos”. Entre
otros temas, Mokhiber también analiza la inacción de la Corte Penal
Internacional y la censura que se ejerce a nivel global sobre el activismo a
favor de Palestina con maliciosas acusaciones de antisemitismo.https://www.democracynow.org/es/2023/11/23/dissenters
.
. La CPI justifica tanto la historia como el cinismo...
Ali Abunimah
20/5/24
El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional anunció el
lunes que está solicitando órdenes de arresto contra dos altos líderes
israelíes por crímenes en la Franja de Gaza.
Karim Khan dijo que tenía "motivos razonables para
creer" que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro
de Defensa, Yoav Gallant, "tienen responsabilidad penal" por una
serie de crímenes internacionales cometidos desde el 8 de octubre, incluida la
inanición como arma de guerra, el asesinato, el ataque intencional a civiles,
el exterminio, la persecución y otros crímenes contra la humanidad.
La decisión, que ha tardado demasiado en llegar, es tan
irritante como trascendental.
Si bien habrá alivio de que finalmente el escudo de
inmunidad e impunidad de Israel esté siendo perforado, Khan también acusó a
varios líderes del movimiento de resistencia palestino Hamas de varios
crímenes.
Khan afirma que el líder del politburó de Hamas, Ismail
Haniyeh, su líder en Gaza, Yahya Sinwar, y el jefe de su ala militar, Muhammad
Deif, son responsables de crímenes como el exterminio, el asesinato, la toma de
rehenes, la tortura y la violación.
La naturaleza política de los cargos contra los líderes de
Hamas queda clara por el hecho de que Khan ha acusado a más palestinos de
crímenes que israelíes.
Un punto de vista cínico podría ser que Khan solo acusó a
los dos líderes israelíes que Washington quiere que se vayan, mientras que dejó
libres a innumerables otros funcionarios políticos y militares israelíes, al
menos por ahora.
Además, Khan incluyó los cargos de violación y violencia
sexual, dando crédito a la propaganda de atrocidades israelí que ha sido
completamente desacreditada, y para la cual Israel no ha presentado pruebas
creíbles.
Es notable que, si bien Khan acusó explícitamente a los
líderes palestinos de "tortura", esa palabra no aparece en los cargos
contra Netanyahu y Gallant, a pesar de que hay muchos informes creíbles de
tortura sistemática contra palestinos en una escala horrible, incluso en campos
de detención cerrados.
Lo más evidente es que Khan no presentó cargos contra
Netanyahu y Gallant en virtud del artículo 6 del Estatuto de Roma fundacional
de la CPI, la sección que trata del genocidio.
Solo los acusó en virtud de los capítulos 7 y 8, que abordan
los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra, los mismos artículos
que utilizó contra los líderes de Hamás.
Khan también podría haber presentado cargos relacionados con
crímenes israelíes en otras partes de Palestina, por ejemplo, la construcción
de colonias ilegales por parte de Israel en toda la Cisjordania ocupada, un
delito que ha estado ocurriendo durante décadas.
Al no hacerlo, está alimentando la falsa impresión de que la
historia comenzó el 7 de octubre de 2023.(1)
La resistencia siempre está criminalizada
Si bien Khan puede intentar comercializar todo esto como una
demostración de justicia igualitaria, no es tal cosa: es una equivalencia
escandalosa y falsa. No podía mantener ni una pizca de credibilidad si no hacía
nada contra los líderes israelíes, por lo que hizo lo mínimo que pensó que
podía salirse con la suya.
Pero esto tampoco sorprenderá a nadie, y mucho menos a los
líderes de Hamás, que habrían esperado que se les cobrara como precio por
obtener alguna medida de justicia internacional para su pueblo.
En enero, por ejemplo, Mousa Abu Marzuk, un alto dirigente
de Hamás, escribió: "Desde 2015, Hamás ha expresado repetidamente su
interés en comparecer ante la CPI y ser juzgado por ella, no sobre la base de
acusaciones y gritos infundados, sino de pruebas y hechos. Israel no lo ha
hecho".
Abu Marzouk agregó: "Hamás está listo para comparecer
ante la CPI con testigos y testimonios en vivo y asumir la carga de cualquier
fallo judicial contra él o sus miembros después de un juicio completo y justo
con reglas de prueba; con el examen y el contrainterrogatorio de lo que hemos
hecho o no a lo largo de los muchos años de nuestro liderazgo como movimiento
de liberación nacional. ¿Lo es Israel?"
Y como señala el profesor de la Universidad de Columbia
Joseph Massad, Occidente siempre ha considerado que las luchas anticoloniales
son criminales, mientras que su propia barbarie colonial siempre se describe
como "defensiva".
En este contexto, el esfuerzo descaradamente político de
Khan por restar importancia a los crímenes de Israel es parte del curso.
Paria
Las órdenes de arresto, que aún no han sido emitidas
formalmente por los jueces del tribunal, no tendrán un impacto inmediato en
Sinwar o Deif, cuyo paradero como líderes de la resistencia clandestina se
desconoce. El arresto por parte de la CPI es la menor de sus preocupaciones.
En cuanto al jefe del politburó de Hamas, Ismail Haniyeh,
vive en Qatar, que es uno de los pocos países que no es miembro de la CPI y,
por lo tanto, no está legalmente obligado a arrestarlo y entregarlo.
Hamas ya está proscrito y sujeto a sanciones por parte de
Estados Unidos y de toda Europa, por lo que no es como si los líderes del
movimiento se hubieran movido libremente de todos modos.
No obstante, si la suavización de Khan sobre las atrocidades
de Israel tiene como objetivo aplacar a Tel Aviv o a sus patrocinadores,
definitivamente fracasará.
Seguramente habrá rabia, alboroto y más amenazas de
Washington y Tel Aviv del tipo que Khan rechazó recientemente.
Y aunque Khan se ha arremetido, las órdenes de arresto
tendrán un enorme impacto en Israel y sus líderes, que ahora se encuentran
condenados al ostracismo y limitados de maneras sin precedentes.
Netanyahu y Gallant no podrán viajar a decenas de países,
incluida la mayor parte de Europa, sin temor a ser arrestados. Los países
europeos, en particular, que pretenden defender el derecho internacional,
tendrán que detenerlos y entregarlos a los tribunales, o desafiar abiertamente
sus obligaciones legales.
Esto incluye a Alemania, que proporciona armas para el
genocidio de Israel mientras pretende ser un defensor del derecho
internacional.
El daño a la reputación de Israel y su descenso a un estatus
de paria aún mayor está asegurado, a pesar de todos los esfuerzos de Khan por
suavizar el golpe.
Estados Unidos, principal proveedor de armas de Israel y
cómplice en el genocidio, tampoco es miembro de la CPI y no cooperará con las
órdenes de arresto.
Pero incluso para un gobierno tan descuidado del derecho
internacional como Washington, el hecho de que los líderes de su aliado más cercano
sean acusados por la CPI aumenta el costo político nacional e internacional de
apoyar incondicionalmente a Israel.
Recordemos que el presidente Joe Biden lo acogió con
beneplácito cuando Khan solicitó una orden de arresto de la CPI contra el presidente
ruso Vladimir Putin el año pasado por la operación militar de Moscú en Ucrania.
El proceso de pasar desde el anuncio de hoy de Khan hasta
que los jueces emitan las órdenes de arresto podría tomar hasta dos meses.
Tal vez la única pregunta importante es si el anuncio del
lunes disuadirá a Israel de continuar su campaña de exterminio en Gaza mientras
tanto.
Nota del blog ..(1) Como el sólo hecho de generar solicitudes de detención contra dirigentes civiles y militares del régimen nacionalsionista israelí podría generar una oposición frontal, la CPI lo que realizó es temperar dicha disposición generando, igualmente, solicitudes de órdenes de arresto contra los líderes del Movimiento de Resistencia islámica de palestina -HAMAS- en los nombres de Yahya Sinwar, Mohammed Diab Ibrahim al-Masri e Ismail Haniya
Una determinación que echa en saco roto el valor y la legalidad de la lucha de la resistencia frente a un usurpador como es el régimen infanticida israelí y por ende minimiza el combate contra esa entidad que durante 76 años ha ocupado y colonizado territorio palestino y exterminado a su población. Aquí evidentemente se equipara al victimario con la víctima y eso genera un inmediato rechazo a estos intentos de presentan este exterminio como una especie de guerra equilibrada.
Ecos de un mundo globalizado en la independencia de
Filipinas
Por Jesús Aller
| 15/05/2024 |
Reseña de Bajo tres banderas. Anarquismo e imaginación anticolonial, de Benedict Anderson (Akal, 2024)
Benedict Anderson aportó reflexiones novedosas y sugestivas
sobre el origen, relativamente reciente, de los estados nación que hoy se
quiere que parezcan construcciones milenarias.
Publicó también numerosos trabajos sobre la “primera
globalización”, aquel lapso entre 1870 y 1914 cuando las luchas revolucionarias
y anticoloniales se entrelazaban por todo el planeta. En esta última producción
destaca Bajo tres banderas, una obra de 2005 de la que Akal acaba de reeditar
la versión castellana de Cristina Piña Aldao que publicó en 2008. El libro
profundiza en temas muy caros a su autor, como el auge del nacionalismo y su
conexión con las prédicas anarquistas en un contexto anticolonial. El escenario
en este caso es el archipiélago filipino a finales del siglo XIX, y se presta
especial interés a dos protagonistas esenciales: el novelista José Rizal y el
folclorista Isabelo de los Reyes.
Nacido en China en 1936, Anderson comenzó a formarse como
historiador y desarrollar su pensamiento marxista y anticolonial en Inglaterra,
pero enseguida recaló en la Universidad de Cornell (Nueva York), donde enseñó e
investigó hasta su jubilación en 2002. Era un políglota que hablaba un buen
número de lenguas europeas y del sudeste asiático, y su campo de estudio más
asiduo fue la historia reciente de Indonesia, sobre la que tuvo un relevante
papel al desacreditar las falsedades del gobierno sobre la represión de la
disidencia tras el golpe de Suharno en 1967. Expulsado del país en 1972, sólo
se le permitió regresar veintiséis años después, tras la renuncia de Suharno.
Benedict Anderson falleció en una pequeña ciudad en las montañas de Java en
2015.
Las ideas de nuestro historiador sobre el origen de los
estados nación están expuestas sobre todo en el que probablemente es su libro
más influyente: Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la
difusión del nacionalismo, cuya primera edición es de 1983. Aquí se defiende
que la alfabetización en lenguas vernáculas y la desaparición del latín como
nexo cultural, junto a la universalización de la imprenta y la lucha contra las
monarquías absolutas, fueron factores clave del surgimiento de ese vínculo ficticio
que va a servir de instrumento al desarrollo del capitalismo. De acuerdo con
Anderson, las primeras naciones se definen a finales del siglo XVIII y
comienzos del XIX en América y de allí la idea se expande a Europa y de ésta a
todo el mundo con el colonialismo.
Dos protagonistas de la independencia de Filipinas
El libro comienza presentándonos a Isabelo de los Reyes
(1864-1938), abogado y estudioso de ideas socialistas, que en El folk-lore
filipino (1887), obra premiada en Madrid, interpretó sus propias observaciones
en su tierra a la luz de los planteamientos de los folcloristas y etnólogos
europeos contemporáneos, con el propósito de combatir el dominio ideológico de
la iglesia católica y la opresión colonial. De los Reyes trató de poner en pie en
este trabajo una “ciencia nueva”, que recopilara información sobre el pasado
indígena y el saber popular, e hiciera posible un renacimiento de la cultura
autóctona.
El siguiente protagonista es José Rizal (1861-1896),
oftalmólogo, escritor y héroe de la independencia fusilado por los españoles,
autor de dos novelas de mérito que tienen la virtud de incorporar el sudeste de
Asia a este género literario. Noli me tangere (1887) y El filibusterismo (1891)
comparten personajes y contundencia anticolonial en sus argumentos y Anderson
nos demuestra que reflejan influencias de autores tan variados como Sue, Larra,
Dumas, Douwes Dekker, Galdós, Poe o Huysmans. Se analiza también el trasfondo
político de la segunda novela, en el que se advierten signos de un desastre que
se aproxima. En palabras de Anderson: “La propia Europa, pensaba Rizal, estaba
amenazada por una enorme conflagración entre sus belicosas potencias, pero
también por violentos movimientos desde abajo. El filibusterismo se escribió
desde las alas de un proscenio mundial en el que todos, Bismarck y Vera
Zasúlich, las manipulaciones yanquis y las insurrecciones cubanas, el Japón
Meiji y el Museo Británico, Huysmans y la Comuna, (…) tenían su lugar. Ésa es
la sensación de El filibusterismo. Algo se acerca.”
Otro capítulo de Bajo tres banderas repasa los últimos años
de Rizal en su patria, cuando convertido en referencia intelectual del
independentismo, buscaba una estrategia de acción política para sus ideas. Los
planes iniciales de establecerse con su familia en el extremo nordeste de
Borneo se vieron frustrados y al fin decidió en 1892 fundar la Liga Filipina,
asociación para el progreso de las islas que pretendía luchar por los derechos
de los naturales, aunque rehuyendo promover la independencia. Ese mismo año el
autor de El filibusterismo es deportado y la Liga entra en declive, mientras
comienzan las actividades guerrilleras del Katipunan, una sociedad secreta
separatista que insensatamente busca el apoyo del imperialismo japonés. Aunque
Rizal se distanció de los métodos violentos de este grupo, fue juzgado por un
tribunal militar y fusilado.
Anderson analiza los problemas que afrontaba en Madrid en
esta época el régimen de la Restauración, con insurrecciones en curso en Cuba,
Puerto Rico y Filipinas, y sangrientos atentados anarquistas en Barcelona, como
el del día del Corpus de 1896. Se presentan evidencias además de múltiples
conexiones que lubricaban la resistencia anticolonial. El ácrata cubano
Fernando Tarrida del Mármol (1861-1915), encarcelado y torturado en el castillo
de Montjuïc tras aquel atentado, una vez libre se convirtió en París en el más
entregado propagandista contra la brutal represión desatada tanto en las
colonias como en la metrópoli. La muerte de Cánovas a manos del anarquista italiano
Angiolillo en 1897 propició una política más conciliadora, y en Cuba Valeriano
Weyler fue sustituido por el mismo Ramón Blanco que había tratado de salvar a
Rizal poco antes en Filipinas. Sin embargo, ya era demasiado tarde, pues como
señala Anderson los estadounidenses imponían su estrategia con paso firme; el
hecho es que en tan sólo ocho meses la Perla del Caribe quedaría engarzada en
su corona imperial.
En estas páginas finales nos topamos de nuevo con Isabelo de
los Reyes, encarcelado en Manila tras el levantamiento de 1896 y deportado
después a Barcelona, donde termina en las lúgubres mazmorras de Montjuïc. Allí
traba contacto con anarquistas, sobre los que luego escribió: “Repito, bajo
palabra de honor, que los llamados anarquistas, nihilistas o, como dicen hoy,
bolcheviques, son los verdaderos salvadores y defensores desinteresados de la
justicia y de la hermandad universal. Cuando los prejuicios de estos días de
imperialismo moribundo hayan desaparecido, ocuparán justamente nuestros altares.”
Liberado a comienzos de 1898, Isabelo, apoyado por Pi y Margall, Lerroux y
Federico Urales, rehízo su vida y se unió a las agitaciones de la Rosa de Foc,
pero en tan sólo tres años regresó a su país, ya sometido por los
estadounidenses, y allí puso en práctica lo aprendido con los libertarios
españoles, tratando de organizar al proletariado. Huelgas y manifestaciones
empezaron de aquella a ser comunes en Manila, y conoció entonces Isabelo de
nuevo la cárcel por breve tiempo. En 1912 se presentó con éxito a las
elecciones para el consejo municipal, y en 1922 al senado, puestos desde los
cuales defendió a las clases más desfavorecidas.
Bajo tres banderas analiza el desarrollo de la mentalidad
anticolonial en el archipiélago filipino a finales del siglo XIX, y lo hace a
través de un recorrido por la vida y obra de algunos de sus protagonistas más
destacados. El libro demuestra que en aquel momento de convulsiones globales,
preludio de las de la centuria siguiente, se aprecian notables convergencias y
sinergias en estas luchas, y mientras la literatura aporta recursos emotivos a
las reivindicaciones, la etnología las provee de argumentos. Queda claro
también que las demandas de independencia se nutrieron del fermento
antiautoritario del anarquismo, sin dejar por ello de acudir en ocasiones,
demasiado cándidamente, a la dudosa ayuda de imperios en expansión, enemigos de
los propios enemigos. Un nuevo mundo emergía por entonces como un mosaico de
compactos estados nación, invenciones perfectas para los despojos y guerras de
la acumulación capitalista.
Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede
descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.
Se está acabando el ciclo de los desafíos a la Transición y
a la Monarquía, el ciclo de la rebelión y la desobediencia al Régimen del 78
que empezó con el 15M y se cierra con la muerte del 'procés' en las urnas
Javier Gallego
Las elecciones en
Cataluña son un nuevo capítulo de la serie Fin de ciclo: el fin del ciclo de
los desafíos a la Transición y la Monarquía, el ciclo de la rebelión y la
desobediencia que se abrió con el 15M y siguió con el procés, en el que se
mezcló el proyecto emancipador y democratizador de la calle con el proyecto
identitario con el que la derecha catalana intentó lavar sus pecados en el
sudario de la patria. Ahora ese sudario envuelve el cadáver del procesismo. El
procés ha muerto. No el independentismo, pero sí esta fase del proyecto
separatista en Cataluña. Después de mayorías absolutas que pusieron en jaque al
Estado español, los partidos nacionalistas han tenido sus peores resultados en
toda la democracia. Los peores. Es fuerte.
Nunca habían subido tan alto, nunca habían caído tan bajo.
Tan rápido como subieron, han bajado. Es el signo de los tiempos: estallidos
tan urgentes como pasajeros que vienen a acabar con todo en tan poco tiempo que
son destruidos por sus ansias y por un sistema caníbal que devora hasta sus
hijos, como Ciudadanos, cuando deja de necesitarlos. El caso del
independentismo, como el de Podemos es distinto, porque se enfrentaron al poder
establecido y han acabado devorados por fuera mientras se comían por dentro.
Los motivos de su hundimiento son múltiples. No ha llevado a Cataluña a la
Arcadia prometida, se ha ocupado más de la independencia que de la solvencia,
más de sus líderes que de sus bases, y ha terminado dividido, enfrentado y
dando el poder en Madrid a uno de los partidos del 155 y pactando con el Estado
que usó todo su poder, toda su maquinaria del fango, para acabar con ellos. En
un ámbito en el que la traición se paga cara son demasiadas concesiones al
enemigo.
La última fue el pacto con el Gobierno de coalición, que la
derecha española llamó una rendición de España al independentismo cuando es
justo lo contrario: el separatismo aceptó la Constitución española, la unidad
de España y al Borbón de turno. La derecha repite que Sánchez rompe España,
pero España solo se rompe cuando la derecha quiere unirla a la fuerza, cuando
quiere reducir su diversidad a la España única del toro de Osborne, el Bertín y
el Soberano. Sánchez no ha dejado de bajar la inflamación que alcanzó máximos
históricos con las palizas que ordenó el PP el 1 de octubre. Es obvio. Las
inflamaciones no se bajan a golpes sino con cuidado, cariño y reposo.
Es lo que ha recetado el Doctor Sánchez a los catalanes: les
ha dado la amnistía, los indultos y a Salvador Illa, el hombre tranquilo y el
más españolista de los socialistas catalanes, que contenta también a los que se
sintieron abandonados por España ante el desafío independentista. El presidente
del Gobierno es el principal ganador de la noche electoral y el artífice de la
vuelta a un Régimen del 78 reformado. Él lo representa mejor que nadie: es un
poco de izquierdas cuando conviene pero nunca demasiado, progresista en lo
social, liberal en lo económico, republicano de alma, pero de cuerpo
monárquico. PSOE hasta el tuétano.
El Perro está llevando dócilmente al redil a las ovejas
negras del rebaño, con la ayuda de una izquierda adormecida como las langostas
en una olla hirviendo. Cuando queramos darnos cuenta estamos todos dentro, tan
felices de haber parado a la ultraderecha como de haber vuelto al Régimen del
78. Puigdemont quería la Restauración ayer, tendrá la Restauración del ayer. El
regreso al bipartidismo. El viaje no ha sido en balde. Hemos ganado en
pluralidad y plurinacionalidad, en libertades y derechos. Pero también nos han
caído mordazas y palos, repliegues y retrocesos, una ultraderecha española y
otra catalana, y las cloacas funcionando a todo trapo. Cuando el desafío
independentista, escribí un artículo titulado “Adiós R78, hola 15M”. A dos días
del 15 de mayo, me temo que hay que decirle adiós al 15M y hola al R78
reformado. A los que creemos que necesita mucho más que una reforma, que
necesita una ruptura y una república, nos toca volver a empezar. Este ciclo se
ha acabado.
La Historia contradice la narración sobre el 7 de octubre
por Thierry Meyssan
Hoy presentamos el texto de una conferencia impartida el 4 de mayo en la ciudad francesa de Boulogne-sur-mer. Thierry Meyssan explica que el conflicto actual en Palestina no es imputable a las poblaciones árabes ni a los judíos, sino que fue organizado, desde 1915, por la potencia colonial británica para garantizar que el Estado o los Estados que surgiesen en Palestina nunca llegaran estar en condiciones de poder garantizar su seguridad por sí mismos. Sin tener conciencia de ello, durante la operación del 7 de octubre y la actual guerra de Israel contra la población de Gaza, palestinos e israelíes se ven arrastrados por aquella política. Y si los anglosajones “no logran” detener la limpieza étnica contra la población de Gaza es porque ven las masacres como simples variables de ajuste.
Aunque las masacres en Sudán y en el Congo están siendo mucho más mortíferas que en Palestina, hoy vengo a hablar a ustedes de estas últimas. En efecto, es la primera vez que vemos una limpieza étnica, en vivo, en nuestros teléfonos celulares. Quisiera mencionar diversas informaciones que ya he abordado en diferentes artículos, pero que, evidentemente, ciertos medios no quieren integrar a sus análisis.
Quisiera decir que no existe la fatalidad comunitaria. Este conflicto no ha sido provocado por las poblaciones de Palestina –sean judías, cristianas o musulmanas– sino por potencias externas que desde hace un siglo han actuado para que [esas poblaciones] nunca conozcan la paz.
LOS BRITÁNICOS CREARON EL ESTADO DE ISRAEL
En aras de facilitar la comprensión, hablaré en primer lugar del Reino Unido. Ustedes vieron la coronación del rey Carlos III. Seguramente recuerdan que, en medio de la ceremonia, se despojó de sus ricas vestiduras y le pusieron una bata de lino. Sus pajes lo ocultaron instalando a su alrededor tres pantallas bordadas para que los asistentes a la ceremonia no quedaran deslumbrados. Cuando quitaron las pantallas, ya se había convertido en rey. Le entregaron entonces los símbolos de su poder: el cetro y el orbe. ¿Qué sucedió durante los instantes que estuvo fuera de la vista del público? El príncipe de Gales vio a Dios, como Moisés ante la zarza ardiente [1].
Ustedes probablemente piensan que esta explicación es absurda y están preguntándose cómo pueden sus súbditos creerse ese cuento de hadas. En realidad, desde el rey Jacobo VI, en el siglo XVI, los soberanos británicos se declaran reyes de Israel [2]. Fue en contra de su concepción del derecho divino que Oliver Cromwell derrocó al hijo de Jacobo VI, Carlos, y proclamó la Commonwealth [la Mancomunidad Británica]. Sin embargo, el Lord Protector también era un iluminado que afirmaba que había que reunir a todos los judíos en Palestina y reconstruir allí el Templo de Salomón [3]. En definitiva, las dinastías [británicas] posteriores retomaron todas ese mito, adoptaron diversos ritos e impusieron algunos a sus súbditos, como la circuncisión judía, que se practicaba [por defecto] en las salas de maternidad del Reino Unido para todos los niños varones. en el momento de su nacimiento, durante el siglo XIX.
Dos años antes de la Declaración Balfour (1917), que anunció la creación de un hogar nacional judío en Palestina, un diplomático judío y futuro ministro de Exteriores, Lord Herbert Samuel, había redactado un memorándum sobre El Futuro de Palestina (1915). El memorándum aconsejaba la creación de un Estado judío que permitiría poner toda la diáspora al servicio del Imperio. Un poco despues, [Lord Herbert Samuel] precisó que el nuevo Estado nunca debería poder garantizar su seguridad por sí solo, para que fuese eternamente dependiente de la Corona de Inglaterra. Eso es exactamente lo que estamos viendo hoy en día. Esa es la maldición que persigue a la población de Palestina.
Después de la declaración de Lord Arthur Balfour vinieron los 14 puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson. [En esos 14 puntos, Woodrow Wilson] describe los objetivos que su pais había alcanzado durante la Primera Guerra Mundial. El punto 12 está redactado de una manera extraña, pero en la Conferencia de París, que redactó el Tratado de Versalles, [Woodrow Wilson] precisó por escrito cómo había que comprender [aquel punto 12]: la creación del Estado de Israel en Palestina (y del Kurdistán en Turquía). La Guerra Mundial había provocado un cambio en la correlación de fuerzas, de manera que, desde aquel momento, Washington trabajaba junto a Londres en la defensa de intereses comunes.
Durante el periodo que separó las dos Guerras Mundiales, la inmigración judía hacia la Palestina bajo mandato británico transcurrió bien. Los árabes propietarios de tierras vendieron sin problemas parte de sus tierras a los judíos. Pero, a partir de 1920, terroristas árabes asesinaron judíos. Uno de aquellos asesinos, Mohamed Amin al-Husseini fue condenado por los británicos a 10 años de cárcel, pero nunca hicieron aplicar la sentencia. Todo lo contrario, Lord Herbert Samuel –el mismo que había escrito que nunca debía existir seguridad en Palestina– lo indultó y lo nombró Gran Muftí de Jerusalén, supuestamente para mantener un equilibrio entre las dos grandes familias locales.
Apareció un salafista –o sea, un musulmán deseoso de vivir como vivían los compañeros del Profeta en el siglo XVII–, Izz al-Din al-Qassam, quien ya había organizado una revuelta contra los franceses en Siria, se convirtió en imam en Haifa y decidió declarar la yihad, pero no contra el ocupante británico sino contra los inmigrantes judíos. Hubo entonces atentados y pogromos contra los judíos. Para mantener la paz civil, los británicos mataron a al-Qassam, cuyo nombre llevan hoy las Brigadas al-Qassam del Hamas.
La muerte de al-Qassam no resolvió absolutamente nada. Los británicos, fieles a su técnica colonial de “dividir para reinar”, siempre desarrollaron con una mano lo que combatían con la otra. En 1936, Lord William Peel, al frente de una comisión oficial, aseguró que sólo se podría restablecer la paz separando las poblaciones árabe y judía en dos Estados diferentes. Eso es lo que hoy se designa como la “solución de los dos Estados”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Gran Muftí de Jerusalén se convirtió en aliado del canciller Adolf Hitler, levantó a los musulmanes de los Balcanes para enrolarlos en las SS y apoyó la “solución final de la cuestión judía”. Por su parte, los fascistas judíos –los “sionistas revisionistas”– del ucraniano Vladimir [Zeev] Jabotinsky, lucharon, junto a las potencias del Eje, contra los británicos. Mientras tanto, los sionistas lucharon junto a los Aliados, aunque se oponían a los límites que los británicos imponían teóricamente a la inmigración judía, límites que eran sólo teóricos.
En mayo de 1942, los sionistas se reunieron en el hotel Baltimore, en Nueva York, bajo la presidencia de David Ben Gurion. Allí fijaron los principios del futuro Estado de Israel. Hasta ahora nos habían asegurado que Ben Gurion era un hombre de buena voluntad. Pero en el periodo entre las dos Guerras Mundiales Ben Gurion había sido compañero de Jabotinsky y se había pronunciado por la limpieza étnica en Palestina. Un libro publicado en hebreo en Israel, hace dos semanas, por una gran casa editorial, asegura que [Ben Gurion] era mantenido al corriente de las negociaciones del húngaro Rezso Kasztner con [los nazis] Heinrich Himmler y Adolf Eichmann, [negociaciones] que duraron hasta la caída del Reich. Kasztner decía que compraba la huida de un millón de judíos húngaros. En realidad, sólo salvó a su familia y a sus amigos. Lo peor es que obtuvo 8,5 millones de francos suizos –una suma colosal en aquella época– haciendo creer a familias judías ricas de Hungría en la posibilidad de una fuga [4]. Si los documentos citados en ese libro son ciertos, quedaría demostrado que David Ben Gurion también era un estafador que engañó a su pueblo.
Las Naciones Unidas propusieron: no dividir Palestina –o sea, ignoraron la “solución de los dos Estados” que proponía Lord Peel; instaurar [en Palestina] un régimen republicano, democrático y representativo; garantizar las culturas de las diferentes minorías; garantizar la libertad religiosa de judíos, cristianos y musulmanes.
Conferencias y negociaciones se sucedieron vanamente. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas –que sólo contaba entonces 56 Estados miembros– aprobó el plan de partición elaborado por una comisión especial [5]. Ese plan fue inmediatamente rechazado por todos los países árabes.
El 14 de mayo de 1948 –o sea, 2 meses y medio antes del fin del mandato británico [en Palestina], David Ben Gurion ignora las discusiones y proclama unilateralmente la independencia del Estado de Israel. Al día siguiente de aquel acto de fuerza, mientras los 100 000 soldados británicos comenzaban a retirarse, Egipto, Jordania, Irak, Siria, Líbano, Arabia Saudita y Yemen del Norte envían sus tropas para defender a los árabes de Palestina. La cofradía egipcia que se hace llamar la Hermandad Musulmana también envía un grupo de combatientes, bajo el mando de Said Ramadan –yerno del fundador [de la Hermandad Musulmana] Hasan al-Banna y padre de Tariq Ramadan. En aquella época, aquellos países no disponían de ejércitos dignos de ese nombre y fueron rápidamente derrotados. Así nace el mito de la invencibilidad de Tsahal [las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)].
Pero, como señala mi amigo libanés Hassan Hamade, esa narración es falsa. En realidad, los jefes de Estado árabes ya estaban en contubernio con Israel y los judíos no eran más valientes que los árabes. Por ejemplo, el emir Majid Arslan, ministro de Defensa libanés, encabezó sus tropas, sin encontrar mucha resistencia, hasta Belén y liberó la ciudad. El presidente libanés, Bechara el-Khoury, le ordenó inmediatamente abandonar el campo de batalla. Cuando el ministro se negó a cumplir aquella orden, el presidente lo destituyó, pero Arslan continuó la guerra como simple oficial. En definitiva, sus tropas [libanesas] no fueron vencidas por los judíos sino por el ejército “jordano”, dirigido por un general británico, John Bagot Glubb, más conocido como “Glubb Pacha”, y por un centenar de oficiales también británicos. En realidad, Jordania no tenía allí ningún soldado sino que desde el primer día de la guerra la Legión Árabe, que se componía de británicos durante la Segunda Guerra Mundial, había cambiado su nombre por “ejército jordano”, conservando sus oficiales británicos. Fueron los ingleses y los jordanos quienes salvaron a Israel desde el momento de su creación, como acaban de hacerlo nuevamente cuando Irán atacó [Israel] el mes pasado. Aquella guerra no era un intento de aplastar Israel sino la primera manifestación del sionismo árabe.
Las Naciones Unidas, inquietas ante aquellos acontecimientos, mandaron un enviado especial, el sueco Folke Bernadotte, para recuperar el control de la situación después de la acción de fuerza israelí y la guerra israelo-árabe. Desde que llegó, [Folke Bernadotte] entendió que la Comisión Especial que había elaborado el plan de partición ignoraba las realidades demográficas: los israelíes reclaman un territorio exageradamente extenso en relación con la cantidad de israelíes y gozan del apoyo de gobiernos árabes sionistas que inicialmente habían fingido apostar por la diplomacia y después por la guerra.
El 17 de septiembre de 1948, los “sionistas revisionistas” –o sea, los fascistas judíos– asesinan a[l enviado de la ONU] Folke Bernadotte y al jefe de los observadores de la ONU, el coronel francés André Serot. Mi abuelo por parte de madre, Pierre Gaisset, se hallaba en otro automóvil, no fue herido y asumió las funciones del coronel Serot. El asesino, Yehoshua Cohen, no fue perseguido y 2 años después se convirtió en guardaespaldas personal del primer ministro David Ben Gurion. El jefe de los “sionistas revisionistas”, Yitzhak Shamir, fue nombrado inmediatamente a la cabeza de un departamento del Mosad. Así realizó acciones secretas, por cuenta del Reino Unido y de Estados Unidos, durante toda la guerra fría, desde Guatemala hasta el Congo, y finalmente se convirtió en primer ministro de Israel (1983-1984 y 1986-1992).
El 29 de noviembre de 1948, el gobierno de Ben Gurion, que finge estar buscando a los asesinos de Folke Bernadotte y de André Serot, presenta un pedido de admisión en las Naciones Unidas, acompañando el pedido de una carta donde declara que «el Estado de Israel acepta por la presente, sin reserva alguna, las obligaciones que impone la Carta de las Naciones Unidas y se compromete a observarlas desde el día en que se convierta en Miembro de las Naciones Unidas». Convencida, el 11 de mayo de 1949, la Asamblea General de las Naciones Unidas acepta [6]. Actualmente, varios Estados están pidiendo que, ante el no respeto sistemático del compromiso que Israel había contraído, su adhesión sea “suspendida”.
LA OPERACIÓN “DILUVIO DE AL-AQSA”
Regresemos a la actualidad. El 7 de octubre de 2022, la resistencia palestina, por iniciativa del Hamas, lanzó una amplia operación contra una base militar israelí e igualmente contra civiles. A la luz del derecho internacional, los árabes de Palestina son una «población bajo ocupación», según las Convenciones de Ginebra tienen, por consiguiente, derecho a atacar Israel. Pero pueden atacar sólo objetivos militares, no kibutz, ni raves. El objetivo de la operación era tomar prisioneros militares y, eventualmente, rehenes civiles para negociar la liberación de los rehenes palestinos retenidos en Israel, o sea los “prisioneros administrativos”. Se desconoce el número de prisioneros y de rehenes aprehendidos [durante la operación palestina] y la proporción de civiles y militares. Según el Hamas, más de 30 oficiales [israelíes] están retenidos.
Esta operación, “Diluvio de al-Aqsa”, se preparó durante los 3 últimos años, a la vista de todos [7]. Se construyeron cientos de kilómetros de túneles con el uso de equipamiento especializado que sólo pudo entrar en Gaza con aprobación de las aduanas israelíes. Al menos 1 millón de metros cúbicos de tierra y grava tuvieron que ser desplazados a la vista de los servicios de seguridad israelíes. Varios campos de entrenamiento fueron construidos y se hicieron entrenamientos en el uso de deltaplanos [o ala delta]. Los servicios de inteligencia de Israel no fueron los únicos que observaron todo eso. También lo observaron los de otras potencias, como Egipto y Estados Unidos. Numerosos informes fueron enviados al primer ministro Benyamin Netanyahu, quien, sin embargo, no reaccionó. Peor aún, en agosto de 2023 [Netanyahu] destituyó a su ministro de Defensa, el general Yoav Gallant, porque este último se quejaba ante el consejo de ministros de su ausencia de reacción. Sin embargo, teniendo en cuenta la reacción del público, [Netanyahu] prefirió reintegrar [al ministro] para no tener que explicar por qué lo había destituido.
El Hamas despertó a las diferentes facciones palestinas –la Yihad Islámica, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y la Iniciativa Nacional–, a las 4 y media de la mañana para que participaran en una operación que comenzaría a las 06:30 horas –o sea, antes de que saliera el sol. La operación comenzó con la destrucción de todos los autómatas de vigilancia del Muro de Separación. Por consiguiente, la alarma se dio desde las 06:30 horas. A las 08:00 horas, las agencias de prensa del mundo entero comenzaban a divulgar imágenes del ataque [8]. Pero las fuerzas de seguridad israelíes no intervinieron antes de las 09:45 horas.
Desde el inicio de su intervención, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aplicaron la “directiva Hannibal”, una instrucción que les ordena matar a sus propios militares antes que verlos convertidos en prisioneros del adversario. Las cifras de víctimas israelíes divulgadas por el gobierno israelí no distinguen entre las víctimas imputables a los atacantes y las víctimas imputables a los defensores. Idénticamente, el gobierno israelí denunció exacciones que los atacantes en principio ni siquiera tuvieron tiempo de perpetrar en el marco de un ataque por sorpresa. Pramila Patten, de Islas Mauricio, relatora especial de las Naciones Unidas sobre las violencias sexuales, audicionó a las víctimas y los testigos de la operación Diluvio de al-Aqsa y concluyó que pudieron haber sido cometidas algunas exacciones sexuales pero que las acusaciones más graves –como la castración de soldados– no eran creíbles [9]. Los informes sobre decapitaciones de bebés fueron retirados después de una investigación de Al-Jazeera.
La oposición israelí se niega por ahora a abordar la cuestión del posible papel del primer ministro en la organización de esa operación. Pero esa cuestión debe ser planteada: Benyamin Netanyahu es hijo del fascista Benzion Netanyahu, quien fue secretario particular de Vladimir [Zeev] Jabotinsky, el aliado [judío] de Benito Mussolini –fallecido al principio de la Segunda Guerra Mundial–, y siempre ha expresado su admiración hacia esos dos personajes.
Benyamin Netanyahu siempre apoyó al Hamas, considerándolo un aliado táctico que permitía combatir al movimiento al-Fatah de Yaser Arafat. Sin embargo, hasta 2017, el Hamas se presentaba como la «rama palestina de la Hermandad Musulmana». Esta última fue restructurada en 1949 por los servicios secretos británicos siguiendo el modelo de la Gran Logia Unida de Inglaterra [10].
En 1950, la Hermandad Musulmana fue integrada al dispositivo anglosajón de la guerra fría. Fue en ese momento cuando Sayyed Qutob, el teórico de la yihad, se convirtió en la vedette de la Hermandad Musulmana. Por supuesto, en 2017 los habitantes de Gaza deseosos de defender su país se convirtieron en seguidores, pero exigieron que el Hamas rompiera con la Hermandad Musulmana y con los británicos.
En definitiva, las dos corrientes han coexistido dentro del Hamas [11]. El 19 de octubre de 2022, el presidente sirio, Bachar al-Assad, recibió a Khalil Hayya, líder de la corriente revolucionaria del Hamas. En cambio, Assad se negó a recibir a Ismail Haniyeh y a Khaled Mechaal, líderes de la corriente del Hamas que se mantiene vinculada a la Hermandad Musulmana [12]. O sea, desde el punto de vista árabe no hay un solo Hamas sino dos. En efecto, durante toda la guerra contra Siria el Hamas luchó del lado de Al-Nusra (la rama siria de al-Qaeda), del ejército de Israel y de las fuerzas especiales de la OTAN, contra la República Árabe Siria. El 9 de diciembre de 2012, elementos del Hamas iniciaron en Yarmouk –en las afueras de Damasco– una operación de eliminación física contra líderes del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), entre los que se hallaba uno de mis amigos [13].
No sólo es una falsedad atribuir el ataque del 7 de octubre únicamente al Hamas, sino que es igualmente falso ignorar que hay dos Hamas. Esas mentiras permiten presentar la operación “Diluvio de al-Aqsa” como un gran pogromo antisemita, según palabras del presidente [francés] Emmanuel Macron, cuando en realidad se trata de un acto de resistencia, como lo ha subrayado Francesca Albanese, la relatora de la ONU para los derechos humanos en el territorio palestino ocupado.
LA MASACRE CONTRA LA POBLACIÓN DE GAZA, CON LA COMPLICIDAD DE LOS ANGLOSAJONES
Estamos siendo testigos de una masacre que ya ha costado la vida a 35 000 personas, testigos de la desaparición de 13 000 otras bajo los escombros [que dejan los bombardeos israelíes], de las heridas físicas infligidas a otras 120 000 personas. Toda persona dotada de sentimientos humanos sólo puede sentir horror ante esos actos. Esto no tiene nada que ver con la identidad de las víctimas, es sólo una cuestión de humanidad.
Según el primer ministro Benyamin Netanyahu, se trata sólo de una operación de policía para arrestar a los atacantes del 7 de octubre. Pero todo el mundo ha entendido que no existe ninguna relación entre aquel ataque y la operación israelí actual. Esta última tiene como único objetivo hacer insoportable la vida de los habitantes de Gaza hasta que se vayan por sí mismos. Ese era el programa de Vladimir [Zeev] Jabotinsky y de su secretario, Benzion Netanyahu. Y recibió el aval de quien negoció con los nazis y después se convirtió en fundador de Israel, David Ben Gurion.
A lo largo de toda esta masacre y todavía hoy, los anglosajones suministran a Israel el armamento para perpetrarla.
Sin embargo, ahora que comienzan a surgir manifestaciones en universidades estadounidenses contra todo este derramamiento de sangre, ahora que esas manifestaciones se extienden por Estados Unidos y llegan a Francia, la administración Biden se planteó la posibilidad de derrocar a Benyamin Netanyahu para sustituirlo por el general Benny Gantz. Por supuesto, a la luz del derecho, [Biden] no tiene derecho a decidir tal cosa, pero Washington tiene un largo historial de golpes de Estado y “revoluciones” de colores. El secretario de Estado, Antony Blinken, invitó [a Gantz] a “conversar sobre la situación”. Benny Gantz aceptó, organizando a la vez un encuentro con el gobierno [del primer ministro británico Rishi] Sunak durante su viaje de regreso.
Pero las cosas no salieron bien [14]. Benny Gantz entendió perfectamente que Washington le pedía que parara la masacre, lo cual él aprobaba, pero también informó a sus interlocutores sobre su propia voluntad de proteger el país destruyendo el Hamas. Sus interlocutores, sorprendidos, entendieron que no se estaba hablando de «un hijo de puta sino de nuestro hijo de puta», según la expresión del presidente [estadounidense] Franklin D. Roosevelt, y avisaron inmediatamente al primer ministro británico, Rishi Sunak. Cuando Benny Gantz llegó a Londres, para reunirse con el consejero especial de seguridad, Sunak apareció en la reunión y trató de explicarle a Benny Gantz, siendo entonces Gantz el sorprendido, que no debía tocar a los «hijos de puta» del Hamas porque algunos son «nuestros hijos de puta». Así que los anglosajones no derrocaron a Benyamin Netanyahu.
Visto desde Londres y desde Washington, las masacres de civiles son deplorables, pero en definitiva son sólo variables de ajuste. En el actual estado de cosas, Israel es un Estado indispensable. Si fuese pacífico y se hiciese normal, ya no les serviría para nada. Como la República de los Corsarios, en el siglo XVIII, Israel les permite realizar las mayores operaciones de lavado de dinero y sirve de refugio a algunos de los mayores criminales del planeta.
Un responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) me contó que trabajó en el bar del hotel King David, en Jerusalén. Un día fue testigo de la llegada de varios comerciantes de diamantes, que no habían pasado por la aduana y venían en vehículos bajo escolta militar. Aquellos hombres y algunos clientes procedieron a intercambiar diamantes y dinero en efectivo, y luego se fueron de incognito. Ese tipo de deal no podría realizarse en ningún otro Estado.
[10] Yo presenté una historia internacional de la Hermandad Musulmana en uno de mis libros, Sous nos yeux. Ese texto está disponible gratuitamente en internet, publicado en 6 partes en el sitio web de Red Voltaire.
[11] A Document of Genéral Principles and Policies, Hamas, mayo de 2017.