lunes, 13 de noviembre de 2023

El heideggerismo, después del naufragio .

                                         


 El heideggerismo, después del naufragio

- de François Rastier –

 Escribía Heidegger : «Sería  necesario preguntarse sobre qué está fundada la particular predestinación de la comunidad judaica hacia la criminalidad planetaria» [*1] Está todo aquí: el complot mundial e incluso cósmico, la identificación de una comunidad criminal de la cual se pretende «el exterminio total»; nueve años antes de la conferencia de Wannsee. Dieudonné fue acusado de incitación al odio racial por mucho menos; pero cualquiera que se ofendiera por la publicación de estas necedades heideggerianas vendría súbitamente acusado de querer censurar al gran Pensador.

 Peter Trawny, curador de los Cuadernos negros, cita ahora aquella frase de su libro Heidegger et l'antisémitisme [*2], la cual precisamente no figura en la edición de las Obras Completas que hemos citado, publicada en 1998. Había sido suprimida, como decíamos antes, lo que dice mucho acerca de la manipulación editorial de estas Obras Completas. Trawny precisa, en efecto, que «los curadores científicos y los titulares de los derechos han decidido, por lo tanto, de no publicar la frase »; pero el curador científico no es otro que Trawny mismo, que descubre hoy una frase que había omitido voluntariamente quince años atrás.

Desde hace muchos años los estudiantes y discípulos hebreos de Heidegger son usados para disipar cualquier sospecha sobre el antisemitismo del Filósofo; en primer lugar Hannah Arendt, cuya figura participa plenamente de la iconización de Heidegger, en el teatro como en el cine [*3]. En su obra, de la cual reivindica su dimensión apologética, Peter Trawny aprovecha al máximo esta táctica: entre las mujeres, en vista de que Arendt por sí sola no es suficiente, se sirve de Elisabeth Blochmann y Mascha Kaléko, entre los hombres, Hermann Cohen, Theodor Herzl, Martin Buber, el rabino Prinz, Freud e incluso Rathenau.

 Además establece una distinción entre los hebreos y el «judaísmo mundial», erigiendo el argumento clásico de la excepción  en los niveles del debate ontológico: Heidegger no habría sido realmente antisemita porque despreciaba a los hebreos en general y no singularmente. De este modo Trawny logra armonizar el llamado al exterminio y aquello que llama «el cordial acuerdo con los hebreos» (op.cit., p. 132). Así «el antisemitismo en el plano de la historia del Ser» no afectará a nadie, porque «es realmente muy difícil imaginarse que aquello contra lo cual se dirige se encarne en determinadas personas» (p. 134).

Este proyecto de verdadera limpieza se ha producido también en el congreso internacional organizado en la BNF (Biblioteca Nacional de Francia) a fines de enero de 2015, que ha tenido entre los invitados principales al propio Trawny. Su reseña empezó así: «Heidegger, a lo largo de todo el camino de su pensamiento, ha estado rodeado de “pensadores hebreos”, alumnos o colegas, intérpretes o críticos, adversarios o seguidores: Husserl, Arendt, Marcuse, Jonas, Cassirer, Derrida, Freud, Lukacs, Lévinas, Strauss, Anders, Buber, Celan, Adorno, Benjamin, Rosenzweig... ». En este elenco los adversarios (como Cassirer, Adorno, Anders) y los secuaces (Arendt, Derrida) están codo a codo; se encuentran, además, personajes que tuvieron relaciones episódicas con Heidegger (Marcuse, Strauss) o ninguna relación (Freud); teóricos marxistas o marxistoides (Lukacs, Marcuse, Adorno, Anders), u otros reputados de derecha (como Strauss). De los dieciséis autores citados sólo Rosenzweig, Buber e Lévinas han tenido una relación bien definida con el hebraísmo. Los demás son ateos o cristianos (como Husserl). No hay nada que permita etiquetarlos como «pensadores hebreos», sino sólo algún origen de familia, pero sabemos que tomarlo en consideración es inútil y peligroso, porque no nos dice nada sobre las posiciones intelectuales ni sobre las obras de un autor [*4].

 A menos de no considerar, como ya lo hacía Hitler, que los hebreos sean una «raza mental», nada hace posible juntar a estos autores, si no el deseo de una gran reconciliación, más allá de las posiciones políticas y de los antagonismos, alrededor de la figura de Heidegger, que se convierte de este modo en el centro alrededor del cual organizar el pensamiento «hebraico» contemporáneo. Después de que el exterminio de los hebreos ha parecido resumir cómodamente los crímenes nazis, muchos ensayistas han iniciado acercar hebreos y nazis nuevamente. Sin incomodar a los anti sionistas radicales que parangonan la estrella de David con la esvástica, reverdeciendo el tema de las elecciones,  algunos han imaginado, por ejemplo, que el Mein Kampf (Mi Lucha, nota del trad.) fue inspirado por un rabino [*5].

En lo que atañe a la filosofía, el reacercamiento ha tenido lugar desde hace mucho. Se entiende que un pensamiento cándidamente comunitario pueda sentirse halagado al descubrir que el Filósofo por excelencia haya tomado sus tesis secretamente en préstamo del hebraísmo, idea ésta articulada en 1990 por Marlène Zarader en su La deuda impensada. Heidegger y la herencia hebraica [*6]. Temas que hoy vuelven en las argumentaciones presentadas en el congreso de la BNF: «cómo y por qué el hebraísmo existe en Heidegger en el orden de una deuda impensada?».

 Pintar al pensador nazi como un hijo pródigo que le debe todo a sus padres hebreos significa cancelar una vez más los confines entre víctimas y verdugos. Sin más Heidegger ha recodificado toda suerte de autores en su lenguaje ontologizante, sacando centenares de volúmenes grandilocuentes y perentorios, pero, dejando a un lado las cuestiones de los nazis y de sus inspiradores, él usa a estos autores como material de trabajo y no como fuente implícita. Increíblemente desprovista de ética, su obra no puede haber adquirido una deuda al contacto con el hebraísmo, religión de la ética que se funda en la observancia de la Ley. ¿Llegaremos a tener que degradar el hebraísmo para hacer resplandecer a Heidegger? Esta autodestrucción del hebraísmo replicaría, en el plano filosófico, la autodestrucción de los hebreos que Heidegger ha tematizado para negar los crímenes nazis.

 E incluso la ontología comunitarista, de la cual Heidegger queda como el principal ideólogo, no es del todo inocente cuando Donatella Di Cesare, una de as invitadas al congreso internacional de la BNF, recuerda tranquilamente: «El hebreo asimilado es, a fin de cuentas, el más peligroso, porque se mimetiza y se vuelve invisible» [*7]. Después de todo la estrella de David evitaba los peligros de este disimulo. Desde hace mucho tiempo, sin embargo, algunos lideres de las corrientes heideggerianas francesas se comprometieron con el negacionismo: Robert Faurisson ha pubicado maliciosamente en los Annales d'histoire révisionniste las cartas de apoyo, dado el tono fraternal, que le había enviado Jean Beaufret, principal introductor de Heidegger en Francia, en las cuales él se alegra de haber arribado «a sus mismas conclusiones». En una apología , su sucesor François Fédier se indigna: lejos de «negar el exterminio» de los hebreos, Beaufret «se habría limitado a poner en duda la existencia de las cámaras de gas» [*8]. Esta extraña eufemizacion envuelve también a las traducciones, tanto que en su edición de los Écrits politiques de Heidegger, Fedier traduce: «Es necesario conducir una lucha acérrima dentro del espíritu del socialismo nacional, lucha que no debe ser sofocada a causa de prejuicios humanitarios o cristianos que le atenuarían el carácter absoluto» [*9]. El «socialismo nacional» no es otro que el nacionalsocialismo.

Publicado en diciembre del 2013, el Dictionnaire Heidegger, codirigido por Fédier, niega todavía la presencia de todo antisemitismo en la obra del Maestro, y define como «bobadas» los primeros comentarios de Trawny en los Cuadernos negros. Después del año apenas transcurrido, que Nicolas Weill ha definido como «el año del naufragio», negaciones y afirmaciones se concilian suavemente, y todos, desde Trawny a Di Cesare y Fédier se reencuentran en la misma mesa. Aquello que se impone es una estrategia común: 1.)Reducir la cuestión del nazismo a aquella del antisemitismo, como una suerte de barniz de época. 2.) Movilizar a los «pensadores hebreos» para dar testimonio de su fidelidad hacia Heidegger, como si pudieran tomar como rehenes a los hebreos muertos o incluso vivos para exculpar a un ideólogo del nazismo. 3.) Unir la «derecha» y la «izquierda» heideggerianas para probar que Heidegger es el único pensador que permite comprender verdaderamente el mundo moderno.

 He aquí que Vattimo, después de haber saludado el «coraje» del Maestro al haberse adherido al partido nazi, publica un articulo intitulado Heidegger, antisemita indispensable [*10], descuidando, sin importar cómo, el hecho de que el antisemitismo demencial de Heidegger se extiende al interior de toda la modernidad, desde el «americanismo» (del cual prevé su fin en el año 2300) al bolchevismo, a la técnica y a todo aquello que llama la Machenschaft, y la eficacia calculadora.

De este modo los heideggerianos sortean la cuestión central de la introducción del nazismo en la filosofía, mientras que el Maestro afirma que: «El nacional-socialismo es un principio bárbaro. Esto es lo esencial, y  su potencial grandeza. El peligro no es el nacional-socialismo mismo, sino que éste venga debilitado por una prédica acerca de lo verdadero, lo bueno, el bien (...)» [*11].

Solamente la filosofía, la de Heidegger, le permite evitar esta deviación: «El nacional-socialismo no puede ser jamás el principio de una filosofía, sino que debe siempre fundamentarse en la filosofía in cuanto principio» [*12].  Sin ningun reparo por las conveniencias académicas, ni por los objetivos escondidos de la extrema derecha que apunta a una santa alianza anti musulmana, los filósofos deberán encontrar el coraje de reconsiderar toda la cuestión de Heidegger [*13], de releerlo, de expulsar su ideología mortífera y de reconstruir la ética.

 Traducción del francés al italiano por Nicolas Martino - Publicado el 22/3/2015 en Alfabeta2

 1 - Frase suprimida en la edición original (GA [Gesamte Ausgabe], t. 98, p.78).

2 - Seuil, 2014, p. 79.

3 – En sus cartas Heidegger se lamentaba del hecho de que sus cursos estuvieran repletos de hebreos y medio-hebreos (Halbjuden); después de la derrota del Reich, por el contrario, se servirá de esto para construir su línea de defensa.

4 - ¿Diríamos de Serraute o Gary que son «escritores hebreos»? ¿De Offenbach o Richard Strauss que son «músicos hebreos»? Y ¿Wagner sería entonces un músico «goy» [no hebreo] o «ario»?

5 - Un rabino «inmundo», precisa George Steiner en su extraña novela, El proceso de San Cristóbal.

6 - Vita e Pensiero, 1995 (edición italiana - nota del trad.)

7- «Heidegger, das Sein, und die Juden» en Information Philosophie, 2/2014, p.15. Aparentemente aliviada, Di Cesare describe a Améry como «el hebreo alemán que niega su pertenencia a la comunidad hebrea, que fue obligado a reconocer, una vez que el nazismo había decretado que él no pertenecía a los no-hebreos, que no es un no-hebreo». (Utopia of Understanding: Between Babel and Auschwitz, p. 98). En su entrevista a L'Espresso agrega tranquilamente: «Para un intelectual como Jean Améry (el mismo que ha sobrevivido al lager), Heidegger era un punto de referencia», incluso si Améry es un crítico «feroz» (reconoce Nancy) de Heidegger; Véase en particular «Sie blieben in Deutschland – Martin Heidegger » (1968), en Jean Améry, Werke, vol. 6, Aufsätze zur Philosophie, pp. 297-329.

8- Emmanuel Faye, citado en Le Monde, 20.09.2006. El texto de Fédier ha sido recuperado en varios sitios come el de Zagdanski, otro invitado del congreso.

9 - Heidegger, Écrits politiques, Gallimard, 1994, p. 145.

10 - L'Espresso, 11.12.2014

11 - GA 94, p. 194

12 - GA 94, p. 190. La introducción del nazismo en la filosofía se evidencia en cualquier caso cuando Di Cesare afirma que el nazismo es una filosofía bella y buena (Heidegger e gli ebrei, Bollati Boringhieri, 2014, p. 25.), refiriéndose al Lévinas de Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo.

 13 – Ninguno de los autores del Dictionnaire Heidegger, ni de los participantes al congreso de la BNF, ha firmado la petición, difundida en redes diez años antes, que reclama el libre acceso a los archivos de Heidegger para investigadores.

http://anderename.over-blog.com/2019/05/el-naufragio-del-mesias.sobre-heidegger-y-el-antisemitismo.trad.html

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