El heideggerismo, después del naufragio
- de François Rastier –
Desde hace muchos años los estudiantes y discípulos hebreos de Heidegger son usados para disipar cualquier sospecha sobre el antisemitismo del Filósofo; en primer lugar Hannah Arendt, cuya figura participa plenamente de la iconización de Heidegger, en el teatro como en el cine [*3]. En su obra, de la cual reivindica su dimensión apologética, Peter Trawny aprovecha al máximo esta táctica: entre las mujeres, en vista de que Arendt por sí sola no es suficiente, se sirve de Elisabeth Blochmann y Mascha Kaléko, entre los hombres, Hermann Cohen, Theodor Herzl, Martin Buber, el rabino Prinz, Freud e incluso Rathenau.
Este proyecto de verdadera limpieza se ha producido también en el congreso internacional organizado en la BNF (Biblioteca Nacional de Francia) a fines de enero de 2015, que ha tenido entre los invitados principales al propio Trawny. Su reseña empezó así: «Heidegger, a lo largo de todo el camino de su pensamiento, ha estado rodeado de “pensadores hebreos”, alumnos o colegas, intérpretes o críticos, adversarios o seguidores: Husserl, Arendt, Marcuse, Jonas, Cassirer, Derrida, Freud, Lukacs, Lévinas, Strauss, Anders, Buber, Celan, Adorno, Benjamin, Rosenzweig... ». En este elenco los adversarios (como Cassirer, Adorno, Anders) y los secuaces (Arendt, Derrida) están codo a codo; se encuentran, además, personajes que tuvieron relaciones episódicas con Heidegger (Marcuse, Strauss) o ninguna relación (Freud); teóricos marxistas o marxistoides (Lukacs, Marcuse, Adorno, Anders), u otros reputados de derecha (como Strauss). De los dieciséis autores citados sólo Rosenzweig, Buber e Lévinas han tenido una relación bien definida con el hebraísmo. Los demás son ateos o cristianos (como Husserl). No hay nada que permita etiquetarlos como «pensadores hebreos», sino sólo algún origen de familia, pero sabemos que tomarlo en consideración es inútil y peligroso, porque no nos dice nada sobre las posiciones intelectuales ni sobre las obras de un autor [*4].
En lo que atañe a la filosofía, el reacercamiento ha tenido lugar desde hace mucho. Se entiende que un pensamiento cándidamente comunitario pueda sentirse halagado al descubrir que el Filósofo por excelencia haya tomado sus tesis secretamente en préstamo del hebraísmo, idea ésta articulada en 1990 por Marlène Zarader en su La deuda impensada. Heidegger y la herencia hebraica [*6]. Temas que hoy vuelven en las argumentaciones presentadas en el congreso de la BNF: «cómo y por qué el hebraísmo existe en Heidegger en el orden de una deuda impensada?».
Publicado en diciembre del 2013, el Dictionnaire Heidegger, codirigido por Fédier, niega todavía la presencia de todo antisemitismo en la obra del Maestro, y define como «bobadas» los primeros comentarios de Trawny en los Cuadernos negros. Después del año apenas transcurrido, que Nicolas Weill ha definido como «el año del naufragio», negaciones y afirmaciones se concilian suavemente, y todos, desde Trawny a Di Cesare y Fédier se reencuentran en la misma mesa. Aquello que se impone es una estrategia común: 1.)Reducir la cuestión del nazismo a aquella del antisemitismo, como una suerte de barniz de época. 2.) Movilizar a los «pensadores hebreos» para dar testimonio de su fidelidad hacia Heidegger, como si pudieran tomar como rehenes a los hebreos muertos o incluso vivos para exculpar a un ideólogo del nazismo. 3.) Unir la «derecha» y la «izquierda» heideggerianas para probar que Heidegger es el único pensador que permite comprender verdaderamente el mundo moderno.
De este modo los heideggerianos sortean la cuestión central de la introducción del nazismo en la filosofía, mientras que el Maestro afirma que: «El nacional-socialismo es un principio bárbaro. Esto es lo esencial, y su potencial grandeza. El peligro no es el nacional-socialismo mismo, sino que éste venga debilitado por una prédica acerca de lo verdadero, lo bueno, el bien (...)» [*11].
Solamente la filosofía, la de Heidegger, le permite evitar esta deviación: «El nacional-socialismo no puede ser jamás el principio de una filosofía, sino que debe siempre fundamentarse en la filosofía in cuanto principio» [*12]. Sin ningun reparo por las conveniencias académicas, ni por los objetivos escondidos de la extrema derecha que apunta a una santa alianza anti musulmana, los filósofos deberán encontrar el coraje de reconsiderar toda la cuestión de Heidegger [*13], de releerlo, de expulsar su ideología mortífera y de reconstruir la ética.
2 - Seuil, 2014, p. 79.
3 – En sus cartas Heidegger se lamentaba del hecho de que
sus cursos estuvieran repletos de hebreos y medio-hebreos (Halbjuden); después
de la derrota del Reich, por el contrario, se servirá de esto para construir su
línea de defensa.
4 - ¿Diríamos de Serraute o Gary que son «escritores
hebreos»? ¿De Offenbach o Richard Strauss que son «músicos hebreos»? Y ¿Wagner
sería entonces un músico «goy» [no hebreo] o «ario»?
5 - Un rabino «inmundo», precisa George Steiner en su
extraña novela, El proceso de San Cristóbal.
6 - Vita e Pensiero, 1995 (edición italiana - nota del
trad.)
7- «Heidegger, das Sein, und die Juden» en Information
Philosophie, 2/2014, p.15. Aparentemente aliviada, Di Cesare describe a Améry
como «el hebreo alemán que niega su pertenencia a la comunidad hebrea, que fue
obligado a reconocer, una vez que el nazismo había decretado que él no
pertenecía a los no-hebreos, que no es un no-hebreo». (Utopia of Understanding:
Between Babel and Auschwitz, p. 98). En su entrevista a L'Espresso agrega
tranquilamente: «Para un intelectual como Jean Améry (el mismo que ha
sobrevivido al lager), Heidegger era un punto de referencia», incluso si Améry
es un crítico «feroz» (reconoce Nancy) de Heidegger; Véase en particular «Sie
blieben in Deutschland – Martin Heidegger » (1968), en Jean Améry, Werke, vol.
6, Aufsätze zur Philosophie, pp. 297-329.
8- Emmanuel Faye, citado en Le Monde, 20.09.2006. El texto
de Fédier ha sido recuperado en varios sitios come el de Zagdanski, otro
invitado del congreso.
9 - Heidegger, Écrits politiques, Gallimard, 1994, p. 145.
10 - L'Espresso, 11.12.2014
11 - GA 94, p. 194
12 - GA 94, p. 190. La introducción del nazismo en la
filosofía se evidencia en cualquier caso cuando Di Cesare afirma que el nazismo
es una filosofía bella y buena (Heidegger e gli ebrei, Bollati Boringhieri,
2014, p. 25.), refiriéndose al Lévinas de Algunas reflexiones sobre la
filosofía del hitlerismo.
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