La tribu de Vargas Llosa y los pensionistas
JESÚS CUADRADO
«Miles de
pensionistas en la calle se han convertido en los gansos del capitolio romano,
los que avisaron a la ciudad, dicen, del asalto de los bárbaros»
«Vargas Llosa en
La llamada de la tribu explica su evolución ideológica desde un fundamentalismo,
el comunismo, a otro, el de los mercados que se autoregulan»
«Lo que sostiene
Hayek, y Vargas Llosa le sigue ciegamente, es que la libertad que importa es la
del mercado, la libertad de hacer dinero, y esa libertad condiciona todas las
demás»
El sistema público de pensiones se ha situado en el centro
del debate político en España. Miles de pensionistas en la calle se han
convertido en los gansos del capitolio romano, los que avisaron a la ciudad,
dicen, del asalto de los bárbaros. Aquí, lo que está en peligro es el Estado de
Bienestar. Enemigos no le faltan, empezando por los extremistas del mercado libre,
no regulado, los herederos del radical Friedrich Hayek, la fuente en la que
bebieron Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Cuidado, intentan su
rehabilitación, y ya se sabe, como decía Keynes, “la vida de las personas suele
estar determinada por la teoría de algún fallecido economista”.
El Nobel Mario Vargas Llosa ha publicado un libro, La
llamada de la tribu, en el que explica su evolución ideológica, su aventura
política desde un fundamentalismo, el comunismo, a otro fundamentalismo, el de
los mercados que se autoregulan y el Estado mínimo. De Carlos Marx a Friedrich
Hayek. De una tribu a otra tribu, aunque él le pone un nombre fino a la iglesia
en la que ahora milita: Liberalismo. Tiemblen, pues, los que dependan de una
pensión pública.
«Si el Estado interviene en la economía para organizar un
sistema público de pensiones, por ejemplo, el resultado inevitable, decía
Hayek, será la dictadura»
¿Quién es Hayek? La respuesta corta: representa lo contrario
de Keynes. El duelo entre ambos es bien conocido, pero lo que mejor resume la
doctrina de Hayek es su profecía. Si el Estado interviene en la economía, para
organizar un sistema público de pensiones, por ejemplo, el resultado inevitable
según el economista austriaco será la dictadura. Aunque el gran novelista
peruano despliegue todo su arte para que, al decir intervención del Estado,
pensemos en la planificación estalinista, no cuela, don Mario. El señor Hayek
lo dejó bien claro. Se refería a los que el Nobel denomina, en su libro de
contenido político, “populistas laboristas británicos de posguerra”, a Suecia y
las socialdemocracias nórdicas, a todas las políticas keynesianas. Hoy, si se
hubieran cumplido las previsiones ‘científicas’ de Hayek, el falso profeta,
Suecia sería una horrible dictadura. Ese es el gran Hayek, homenajeado por los
camaradas de don Mario y por él en La llamada de la tribu. Ya pueden intentar
arreglarle el desaguisado al Nobel, pero Hayek es Hayek, y no tiene enmienda.
Se empieza con pensiones públicas y se termina en la dictadura; esa es su
tesis, y la de sus seguidores.
En este libro, se muestra el Vargas Llosa más extremista, el
que unió sus armas ideológicas al Aznar de FAES, quien mejor tradujo el
pensamiento hayequiano en España cuando, harto de vino de Ribera en una bodega
de Fuensaldaña, en Valladolid, dijo aquello de “¿quién es el Estado para
conducir por mí?”. En esas doctrinas bebe el autor de La llamada de la tribu. Y
lo hace con el buen oficio literario que se espera de él. Los derechistas
españoles se lo agradecen, como hace unos días Cayetana Álvarez de Toledo. Eres
“uno de los nuestros”, le susurran.
«Friedrich Hayek prefería un Pinochet “liberal” a una
democracia, en su jerga, “intervenida”. Ni el gran Nobel de Literatura arregla
eso, aunque lo intenta»
Para entendernos: Hayek prefería un Pinochet “liberal” a una
democracia, en su jerga, “intervenida”. Ni el gran Nobel de Literatura arregla
eso, aunque lo intenta. Lo que escribe Vargas Llosa es que las tesis de Hayek
sobre cómo la planificación socialdemócrata llevan a la “instalación de una
dictadura” son de “una acerada lucidez”. ¿Lo de Pinochet? Otro día, otro libro.
No son errores, son la tesis central del sujeto. Lo que sostiene Hayek, y
Vargas Llosa le sigue ciegamente, es que la libertad que importa es la del
mercado, la libertad de hacer dinero, y esa libertad determina todas las demás.
Por eso son unos peligrosos doctrinarios. No es una cuestión de eficiencia
económica, es por ideología.
Son las ideas que ahora llevan a Vargas Llosa a escribir este
libro, pero con trampas para disimular el producto. Ensalza las ideas de Hayek
sobre lo malos que son los Estados intervencionistas, pero al citar a Suecia
esconde que ésta dedica más de la mitad del PIB a gasto público, a pensiones,
sanidad pública y esas cosas. Argumenta con Hayek que mucho Estado lleva a la
corrupción, pero trampea con un Estado tan poco corrupto como Dinamarca que
tiene más Estado que nadie. Hace como si no supiera que su ídolo se refiere a
los Estados socialdemócratas y juega a confundir con las dictaduras comunistas.
No, don Mario, usted es muy hábil con el idioma, pero el conflicto no era entre
Marx y Hayek, sino entre éste y Keynes. En este caso, la trampa consiste en
elegir a un contrincante débil, un profeta tan fracasado como el suyo.
Y la trampa más tramposa. Mezcla en el libro a Hayek con
varios intelectuales que criticaron la dictadura comunista como si todos
estuvieran en la misma causa. Ya el gran historiador Tony Judt advirtió sobre
esta trampa: “Arthur Koestler, Raymon Aron, Albert Camus o Isaiah Berlin,
trataron de subrayar las diferencias entre las reformas socialdemócratas
destinadas al bien común y las dictaduras de partido”. Estos pensadores
denunciaron la dictadura soviética y sus crímenes, pero nada tienen que ver con
las ideas antikeynesianas y antisocialdemócratas de Hayek. Vargas Llosa es muy
libre de apuntarse a la tribu de los radicales del mercado, pero hágalo por
derecho, señor Nobel, sin trampas.
«Si se despoja al Nobel de sus cualidades literarias, ¿qué
queda? Queda un laureado escritor al servicio de la doctrina social más dura e
inmoral»
Nada es ingenuo. Cuando hoy desde la derecha española se
atacan las opciones socialdemócratas del Estado de Bienestar, sean pensiones
públicas u otras, por no sostenibles y negativas para el crecimiento, Vargas
Llosa exhibe la misma doctrina de Hayek y su Camino de servidumbre sobre la que
Thatcher decía “esto es en lo que creemos”. Suma su habilidad de publicista de
calidad a la causa, pero es por pura ideología. En este libro, si se despoja al
Nobel de sus cualidades literarias, ¿qué queda? Queda un simple fundamentalista
del mercado, como tantos. Un laureado escritor al servicio de la doctrina
social más dura e inmoral. Artillería para atacar sistemas públicos como el de
las pensiones, en peligro.
Tiene una gran ventaja: publica su libro doctrinario en un
país en el que la socialdemocracia no tiene quien le escriba. Como señala su
biógrafo Robert Skidelsky, Keynes venció a Hayek en dos momentos clave, en la
Gran Depresión de los años treinta y en la última Gran Recesión: 2-0. Pero lo
importante hoy no es el keynesianismo victorioso del pasado, lo que se espera
es un nuevo keynesianismo que renueve el consenso socialdemócrata. Por lo que
he visto estos días en una de esas típicas conferencias políticas del PSOE, por
ahí, poca esperanza. Si las respuestas no llegan, las viejas tribus volverán a
ocupar el territorio. De momento, Vargas Llosa saca de paseo a la suya.
Vargas una historia politica siniestra
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238909
http://www.sinpermiso.info/textos/contra-la-escritura-letrada-de-vargas-llosa
Nota.-"Según Vargas Llosa ese “fondo torcido y retorcido” que hace que los varones produzcan literatura en la que la humillación y violencia sobre las mujeres es convertida en obra de arte, es inherente y característico de lo humano. De lo humano masculino, obviamente; y por lo mismo deberíamos asumir que soportarlo, aceptarlo, y quizá hasta gozarlo, debiera ser inherente a lo humano femenino, ya que según él, comprender ese “fondo torcido” nos permite “comprender la vida de manera más profunda y vivirla en su plenitud”. Vargas Llosa, como otros tantos genios machunos, cree firmemente que la superioridad jerárquica de los varones es un rasgo natural de la especie. La violencia, la rabia y el deseo de dominación serían esos “fondos malditos que llevamos dentro” que necesitarían imperiosamente salir a la luz de una o u otra manera y, ¡que mejor manera que la cultura! No queda claro si las mujeres también tenemos esos “fondos malditos” dentro (Vargas Llosa, como todos los machunos no ha salido del paradigma de lo universal masculino, y escribe solo para ellos)," VER EN ... http://blogs.publico.es/dominiopublico/25374/la-amenaza-feminista-segun-vargas-llosa/
No hay comentarios:
Publicar un comentario