“Ante nosotros se está dibujando una regresión de los derechos perfectamente orquestada desde el poder. Asistimos a la generalización de lo que antes era el estado de excepción. Para ello, el sistema se vale de mecanismos represivos y de la judicialización de la política”, denuncia Pablo La Parra Pérez, investigador del departamento de Español de la Universidad de Nueva York (NYU) y uno de los firmantes de Iberistas en defensa de los derechos civiles y contra la represión de la cultura.
SIGUE ....
Cuando rapear no era delito
Rap de los raperos
Había una vez, en un país lejano,
un presidente chungo, se llamaba Mariano,
y un rey degenerado que mataba elefantes,
y unos cuantos ministros que eran unos mangantes,
y una de las ministras era miss Albacete,
y todos le decían. “Dolores, caga y vete”,
y ella sí, la cagaba, pero no, no se iba,
y había otro ministro que te cobraba el IVA
por cantar yreír y por hacer cultura,
porque su democracia era una dictadura,
y había unos matones con porras en las manos
que molían a palos a sus propios hermanos
y sacaban los ojos con pelotas de goma,
y el presidente chungo se lo tomaba a broma.
Y hartos de tanta mierda, dos raperos valientes
cantaban las verdades, movían a las gentes,
hasta que unos juheces con hache intercalada
porque olían a heces, soltaron la manada
de cobardes matones lacayos del Gobierno
más corrupto del mundo, los perros del infierno,
y llevaron al trullo a los dignos raperos,
los llevaron al trullo solo por ser sinceros.
Hagamos que la lucha de raperos honrados
no caiga en saco roto, que no sean olvidados;
pidamos, exijamos su puesta en libertad,
que a nadie se persiga por decir la verdad.
Todos somos raperos, todas somos raperas,
gritemos, proclamemos las cosas verdaderas.
Que nadie se acobarde y que nadie se calle,
gritémoslo bien fuerte, gritémoslo en la calle:
¡Ministros y jueces, presidentes y reyes
engañan a la gente, manipulan las leyes!
Había una vez, en un país lejano,
un presidente chungo, se llamaba Mariano,
y un rey degenerado que mataba elefantes,
y unos cuantos ministros que eran unos mangantes,
y una de las ministras era miss Albacete,
y todos le decían. “Dolores, caga y vete”,
y ella sí, la cagaba, pero no, no se iba,
y había otro ministro que te cobraba el IVA
por cantar yreír y por hacer cultura,
porque su democracia era una dictadura,
y había unos matones con porras en las manos
que molían a palos a sus propios hermanos
y sacaban los ojos con pelotas de goma,
y el presidente chungo se lo tomaba a broma.
Y hartos de tanta mierda, dos raperos valientes
cantaban las verdades, movían a las gentes,
hasta que unos juheces con hache intercalada
porque olían a heces, soltaron la manada
de cobardes matones lacayos del Gobierno
más corrupto del mundo, los perros del infierno,
y llevaron al trullo a los dignos raperos,
los llevaron al trullo solo por ser sinceros.
Hagamos que la lucha de raperos honrados
no caiga en saco roto, que no sean olvidados;
pidamos, exijamos su puesta en libertad,
que a nadie se persiga por decir la verdad.
Todos somos raperos, todas somos raperas,
gritemos, proclamemos las cosas verdaderas.
Que nadie se acobarde y que nadie se calle,
gritémoslo bien fuerte, gritémoslo en la calle:
¡Ministros y jueces, presidentes y reyes
engañan a la gente, manipulan las leyes!
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