viernes, 7 de abril de 2017

La visión imperial y orientalista de Occidente.

Violencia: la suya y la nuestra

Jadaliyya.com

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

“No comprendo los remilgos existentes sobre el uso del gas. Estoy totalmente a favor de utilizar gases venenosos contra las tribus incivilizadas. Serviría para propagar un terror consistente.” Declaraciones de William Churchill en 1920, en relación con el levantamiento en Iraq.

Londres
El 23 de marzo de 2017, Khalid Masood lanzó su coche contra los viandantes que caminaban por el puente de Westminster y después apuñaló a un agente de policía antes de que le mataran de varios disparos. Durante su violenta actuación, acabó con la vida de cuatro personas e hirió a otras cuarenta, perturbando la calma de esa importante ciudad de Occidente. Masood, que había nacido en Dartford (Kent, Reino Unido), llevaba muchos años teniendo problemas con la ley, sobre todo por actos de violencia y posesión de armas. La brecha entre la actuación de Masood y la de un delincuente común es muy ajustada.
Hace dos meses, el jefe de la policía metropolitana dijo que “las luces de advertencia estaban parpadeando” por el aumento de los delitos violentos en Inglaterra y Gales. El arma preferida, dijo Sir Bernard Hogan-Howe, era un cuchillo corriente. Los delitos violentos habían aumentado en un 22%, registrándose en el último trimestre de 2016 30.838 delitos en los que se había utilizado un cuchillo. El crimen de Masood podría haber quedado encuadrado en estos datos, un problema grave por el aumento de la violencia con cuchillos como arma elegida.
En cambio, los medios y la clase política británica ofrecieron una hipócrita lección de civismo. Había sido, dijo el Secretario de Asuntos Exteriores Boris Johnson, “un ataque contra nuestra democracia, contra el corazón de nuestra democracia”. La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, dijo en la Casa de los Comunes que, a pesar del ataque, “seguiremos avanzando juntos, sin ceder ante el terror. Y nunca vamos a permitir que las voces del odio y la maldad nos separen”. Un periódico sugirió que la declaración de Boris Johnson había sido “churchilliana”.
El ISIS, que enfrenta últimamente serias amenazas en Iraq y Siria, ha hecho un llamamiento para que simpatizantes de todo el mundo perpetren actos de violencia criminal en su nombre. No hay pruebas aún de que Masood actuara a partir de las instrucciones del ISIS o de que siguiera el edicto del ISIS de atacar a la gente en zonas públicas en Occidente. Lo que se sabe es que justo después del ataque, el ISIS se apuntó el tanto definiendo a Masood como su “soldado”. Las redes sociales del ISIS celebraron el ataque. Hay una especie de delirio en esta actuación, un grupo debilitado que trata ahora de glorificarse a través del patético ataque de un hombre con antecedentes penales que utiliza un coche viejo y un cuchillo.
La tendencia a atribuirse hechos es un tema común en la literatura de la psicología moderna. Se refiere al problema que se produce cuando la gente valora sus actuaciones o las de otros en función no de los hechos sino de las atribuciones transferidas de sesgos inherentes. Fritz Heider, que fue en primero en desarrollar esta teoría en The Psichology of Interpersonal Relations (1958), sugería que tales atribuciones se hacen sobre todo para preservar el concepto de uno mismo, es decir, el sentido de uno mismo. En vez de evaluar la propia conducta de uno en una situación negativa, uno tiende a culpar a los otros y a hacer caso omiso de las limitaciones bajo las que los otros actúan. Es lo que se considera de forma típica como un “sesgo autocomplaciente”; el ganador de un elección dice: “He ganado porque la gente ha votado por mí”, mientras que el perdedor dice: “He perdido por culpa del voto fraudulento”.
Se le ha colocado al ISIS el acto de Masood, y la organización ha corrido a adoptarle como si fuera uno de sus combatientes. Ambas decisiones son autocomplacientes: la una, para negar cualquier papel nativo en la generación de Masood, y la otra, para reforzar el pabellón de la insurgencia. No se tienen en cuenta las propias convulsiones de Masood con el racismo, su propio deseo de buscar la gloria por encima de su situación miserable. Los terroristas “que han crecido en casa” tienen problemas “generados en casa”. Pero el término “terrorista” permite que la persona “crecida en casa” sea exportada –por así decirlo- a otros países, a fin de trasladarles la culpa; en este caso, al ISIS.


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SIGUE ..








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