La catedrática de Derecho del Trabajo Julia López critica el
debate actual sobre las pensiones y el uso que el Gobierno ha hecho del Fondo
de Reserva
"La brecha salarial se ha sofisticado. Se mantiene
porque hay un salario complejo, las empresas no pagan por tu trabajo efectivo,
sino también por el modo y el lugar en el que lo prestas"
López subraya que el mercado de trabajo es "precario y
sexista" e impide a las mujeres acceder a mejores pensiones de jubilación
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Ana Requena Aguilar
Eldiario.es
Julia López es catedrática de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Experta en
derechos laborales y normas internacionales y políticas de igualdad, López es
profundamente crítica con las últimas reformas del mercado laboral y también
con el actual debate sobre las pensiones. Asegura que el uso que el Gobierno ha
hecho del Fondo de Reserva es espurio y pide una reflexión sobre la pensión de
viudedad de la que, dice, debe desaparecer y convertirse en otra prestación.
Sobre otra de sus líneas de trabajo, la brecha salarial, asegura que se ha
sofisticado y reclama más inspección de trabajo y la aplicación real de la Ley
de Igualdad.
¿Hace falta otra reforma de las pensiones?
Lo que pasa en este país con las pensiones es que se
descontextualiza el debate. La pregunta no es si hace falta una reforma de
pensiones solo sino contextualizar las políticas públicas. Lo que se ha
producido es un expolio de las pensiones: se está sacando dinero del Fondo de
Reserva, que tiene una asignación directa y finalista, y se está utilizando
para otras cosas. Hay un incumplimiento del Pacto de Toledo, que dice que el
fondo sirve para garantizar algo que está en la Constitución: que los poderes
públicos mantendrán un sistema público de pensiones. Por tanto, lo primero que
hay que hacer es devolver ese dinero.
Si este debate no se contextualiza, conviertes el debate de
pensiones en un debate a corto plazo, cuando es diacrónico: hay que ver de
dónde venimos y hacia dónde vamos. No se puede meter el debate de las pensiones
como si fuera aislado y mientras rescatar bancos y autopistas.
El Gobierno ha subrayado que el dinero que se ha sacado del
Fondo de Reserva ha ido a abonar las pagas extra de los pensionistas y,
sistemáticamente, ha sido en verano y Navidad cuando se ha hecho. ¿Usted
sostiene que no es así?
Se ha utilizado la reducción de cotizaciones para crear
entre comillas empleo, un tipo de empleo precario que mete a la Seguridad
Social en un ciclo vicioso: primero porque no paga cotizaciones y luego porque
no genera recursos. La Seguridad Social no puede ser un instrumento para
alimentar las políticas de empleo. Estamos conectando la Seguridad Social con
el mercado de trabajo de forma viciosa, mientras no rompamos eso, no arreglaremos
el problema. La Seguridad Social tiene que recuperar su autonomía.
¿Considera que el uso del Fondo de Reserva ha sido espurio?
Completamente. Lo que no se puede hacer es una valoración
política del Fondo de Reserva separado de todo lo demás. Ese dinero es
finalista y no lo ha sido, en las cuentas del Gobierno tampoco queda nada claro
que haya ido a pagar las pagas extra de los pensionistas. En cualquier caso, no
se puede decir que se ha usado para abonar las pagas mientras por el desagüe
del sistema se iban las cotizaciones sociales regaladas a las empresas.
El debate de las pensiones gira ahora sobre cómo conseguir
más ingresos para el sistema. Una de las ideas que se han lanzado es pagar las
pensiones de viudedad y orfandad con impuestos. ¿Está de acuerdo con esa
propuesta?
Estoy a favor de que para tener un Estado de bienestar hacen
falta impuestos, es imposible hacerlo de otra forma, los países del norte de
Europa son un ejemplo. El tema es con qué impuestos y si desviamos o no el
carácter redistributivo de la Seguridad Social. Soy partidaria de que se
financie con impuestos que redistribuyan. Ahora mismo un sistema impositivo
para financiar las pensiones que mantuviera la fiscalidad que tenemos no
valdría.
¿Y esos impuestos deben ir a pagar concretamente las
pensiones de viudedad y orfandad? Hay quien dice que señalar estas prestaciones
pueden ser contraproducente o tener otros objetivos.
Que toquen las pensiones de viudedad y orfandad implica no
volver a meternos en el debate de siempre, que es el debate de género. Más del
90% de los permisos y excedencias las cogen las mujeres, esto implica que son
las mujeres las que tienen vacíos de cotización y, mientras, el sistema está
exigiendo cada vez más para cobrar una pensión. Esto es lo contrario a la
redistribución de la riqueza y penaliza, sobre todo, a las mujeres. Yo mantengo
que la pensión de viudedad debería desaparecer para convertirse en una pensión
de jubilación. Es un debate que no se puede abordar sin hacerlo más amplio.
Las pensiones de viudedad y orfandad se tienen que reformar,
para dar dignidad a las mujeres, que son la mayoría de las perceptoras de
viudedad, tienen que financiarse con impuestos y tienen que tener un indicador
de renta. No creo que sea justo que una mujer con medios de vida propios tenga
una pensión de viudedad del 55% de la base reguladora igual que una mujer que
no tiene recursos.
¿Tiene sentido una pensión de viudedad como la que ahora
conocemos?
El término viudedad ya es inaceptable. Es una pensión que
estaba pensada para un modelo de sociedad que ya no existe. ¿Hay que quitarla?
No, porque hay mujeres que la necesitan. Hay que unirla con el mercado de
trabajo, con la responsabilidad familiar... Hay que hacer una pensión neutra a
nivel de género, reorientarla sobre capacidad económica. Con la de orfandad,
hay que hacer algo similar: se produce una situación de necesidad cuando se te
muere tu padre y no tienes medios, pero si resulta que tienes medios para
estudiar en el extranjero no creo que tengas que generar una pensión.
La única medida que se ha tomado para tratar de cerrar la
brecha entre las pensiones de mujeres y hombres es el complemento a jubiladas
con más de un hijo. ¿Ayuda a romper la desigualdad o la refuerza?
Refuerza que no haya el debate. No puedes solventarlo con
200 euros. El debate es otro, esto es un parche. No estoy en contra de dar
dinero a la gente que lo necesita, pero lo que hace es tratar el síntoma y no
la enfermedad.
¿Y cuál es la enfermedad?
Que el mercado de trabajo es precario y sexista, en el que
las mujeres para salir adelante tienen que ser el 10% de la población más
lista. Que se aplique la Ley de Igualdad, es una ley excelente, que no está
aplicando, no se está previniendo la discriminación. Por ejemplo, no se está
apostando porque haya campañas fuertes de inspección de trabajo ni por
potenciar los planes de igualdad. Todo eso al final desemboca en que las
mujeres no accedan a mejores pensiones de jubilación. El debate sobre la
desigualdad está siendo cosmético, ¿qué está pasando en las tablas salariales,
en la contratación temporal, parcial?
¿Son también esos factores los que están influyendo en que
persista la brecha salarial?
La igualdad se está escapando en la estructura del salario.
Antes, en los convenios se ponía el salario base de peón y el de peona. Eso ya
no existe pero la brecha salarial se ha sofisticado, ahora está en la
composición de los pluses. Cuando tienes una parte fija pero el resto del
salario es variable, compones el sueldo, por ejemplo, por la permanencia, por
la disponibilidad, por viajes, por la rentabilidad... Las mujeres tienen más
problema para lo que se llaman las polivalencias: estar un día por la mañana y
quedare un poco por la tarde, otro día por la tarde pero al final también de mañana,
trabajar un sábado...
Para generar lo mismo tienes que cumplir distintos
requisitos, una serie de elementos que componen el total de la remuneración. Si
tú metes un plus de permanencia estás perjudicando a las mujeres porque son las
que más llevan los niños al médico. La brecha salarial se mantiene porque hay
un salario complejo, las empresas no pagan por tu trabajo efectivo, sino
también por el modo y el lugar en el que prestas tu trabajo, y ahí es donde se
escapan las mujeres.
¿Y qué medidas concretas podrían servir para cambiar la
situación?
Hay que empezar a tomarse en serio la conciliación de la
vida laboral y familiar. Y luego está el tema de los permisos de maternidad y
paternidad: una serie de semanas pertenecen a la mujer y luego ella puede
desplazárselas a la pareja. Hay que separar maternidad física de maternidad y
paternidad. Una cosa es la situación que genera recuperarse de un parto y otra,
quién cuida al niño. Tal y como está ahora mismo son situaciones fundidas y hay
que cambiarlo. Tú, como mujer, eres titular de esas semanas y el ordenamiento
de esa forma te está diciendo que tú eres la que te tienes que ocupar, se lo
puedes pasar a tu pareja, pero la titular eres tú y eso tiene que desaparecer.
Soy partidaria de los permisos iguales e intransferibles.
Es fundamental también una tarea de inspección de trabajo de
entrar en los centros de trabajo. La igualdad es un modelo de sociedad, no
puede ser un lujo, ahora parece que con tal de mantener el empleo, lo demás da
igual. Hay que pensar también en políticas municipales que permitan construir
la ciudad de forma que no haya que pasarse hora y media en transporte para
hacer lo que haya que hay que hacer: la compra, ir a la escuela, al trabajo, al
parque... No podemos seguir teniendo unos AVE maravillosos y un sistema de
transporte de proximidad que, si lo analizas, penaliza a las mujeres. Son
políticas que hay que coordinar, son políticas de tiempo. Y luego hay un modelo
cultural. No podemos seguir el foco en el asesinato de las mujeres sin seguir
todo lo que hay detrás, que es un modelo machista.
Mucho se ha hablado estos años de adoptar en el mercado
laboral un modelo de flexiseguridad. Sin embargo, usted acuñó el término
flexiprecariedad, ¿a qué se refiere?
El derecho del trabajo crea unos mínimos equilibrios que son
muy importantes. El modelo de la Unión Europea es de flexiseguridad: meter
flexibilidad interna, movilidades funcionales y geográficas, liberalizar el
despido... pero a cambio ofrecer fuertes mecanismos de seguridad. Por ejemplo,
que cuando te despidan tengas periodos muy cortos de transición, en los que se
te hacen itinerarios de formación personalizados mientras tienes cobertura.
¿Qué se hace en España? La flexiprecariedad: se ha metido la flexibilidad a
tope, pero no se ha mejorado la segunda parte.
¿Cuál debe ser la salida después de las sentencias europeas
sobre temporalidad, interinidad y discriminación?
Se está produciendo solo un debate sobre las
indemnizaciones, y debe ser un debate sobre modelo laboral y de contratación.
Hay una cosa muy importante, que es volver causalizar la contratación temporal:
las empresas tienen que tener claro que los contratos temporales deben hacerse
solo cuando se dan determinadas causas y contratos por tiempo indefinido cuando
no haya causalidad.
Por otro lado, hay que que cambiar la cultura del trabajo,
no puede ser que sea mejor tener a las personas cuanto menos tiempo posible
mejor porque así no las formas. Lo gordo ahora es que la normativa europea está
protegiendo más los derechos laborales que nuestras normas y que nosotros
estamos intentando no aplicarla. Yo mantengo que España está haciendo un Brexit
jurídico.
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