jueves, 6 de noviembre de 2014

“Derecho a decidir”. Debate racional .



Reseña de "La secesión de España. Bases para un debate desde el País Vasco". Joseba Arregi Aranaburu (coordinador)
Por una debate racional sobre el “derecho a decidir



Madrid, Tecnos, 2014 En plena vorágine soberanista e independentista en Cataluña, es una bocanada de aire fresco leer un libro como éste. Aire fresco que quiere decir aquí racionalidad. Y racionalidad quiere decir conceptualización y argumentaciones claras y rigurosas. Rigor que, por supuesto, pasa por la lógica y por las pruebas empíricas. Pero igualmente por la racionalidad política y moral, que en el caso de los autores del libro ( como en el mío) está básicamente orientada por un respeto basado en la democracia y en los derechos humanos. El coordinador del libro y autor de uno de los artículos, Joseba Arregi, que había sido consejero del PNV, empieza con una declaración de principios que comparto totalmente : las Constituciones crean comunidad política. La Constitución es la base de la democracia, añado, siguiendo el planteamiento de John Stuart Mill, porque de lo contrario podría existir una tiranía de la mayoría. Es decir, que las mayorías podrían decidir eliminar derechos de los individuos o de minorías. Este planteamiento es complementario de otra afirmación, que es que las Constituciones deben ser flexibles en la medida en que deben de adaptarse al propio movimiento de la sociedad y a sus demandas. Demandas que pueden dar lugar a situaciones críticas que deben resolverse políticamente y no solo jurídicamente. Esto es lo que debería aprender el PP. Si hay por parte de una parte de la sociedad española, a saber la catalana, una demanda de consulta, esta debe ser canalizada por el Gobierno y el Parlamento español. Matizemos. Se trata de una demanda, no de un derecho, como bien se va argumentando a lo largo del libro. Es interesante también saber que es una publicación de la Fundación Mario Onandia, que fue hasta su malograda muerte uno de los pensadores políticos que más aportaron al debate entre nacionalismo e izquierda.
El primer capítulo está escrito por José Mª Ruiz Soroa y se titula "¿Es posible regular la secesión aquí y ahora?" El autor, Doctor en Derecho, empieza analizando lo que quiere decir derecho de autodeterminación. Deja claro que únicamente en las colonias o países ocupados ( cosa que evidentemente no pasa en España) puede interpretarse como derecho a la independencia del país dominante. El derecho a decidir la secesión de una parte de un país, es decir de un Estado, no existe en ningún lugar del mundo. Es una demanda legítima que debe negociarse pero no puede exigirse como un derecho previo. El derecho a decidir en abstracto no existe: hay que determinarlo en función de sus contenidos y en este caso está claro que no. Ni desde el punto de vista jurídico del derecho positivo ni desde el punto de vista moral de los derechos humanos reconocidos. Pero para resolver las tensiones originadas por esta demanda hay que buscar un procedimiento legal para verificar si es mayoritaria o no. En caso que lo fuera habría que reformar la Constitución y negociar una salida política. Por supuesto que la pregunta debería ser si uno está a favor o emn contra de la independencia. Es la única pregunta clara, que se desmarca tanto del bodrio de preguntas que formula la propuesta de ley de referéndum catalana como la de otras propuestas que plantear incluir el federalismo. La justificación de no incluir esta tercera opción es que queda incluida dentro de las posibilidades de los que no quieren la independencia. Es decir, que en caso que ganaran los que quieren mantener la unión sería conveniente replanteares si hay que hacer alguna reforma en un Estado que, de alguna manera ya es federal.
El segundo estudio está escrito por Alberto López Basaguren, Catedrático de Derecho Constitucional del País Vasco, y se llama "Estado democrático y secesión de territorios. Un análisis comparado sobre el tratamiento democrático de las reclamaciones secesionistas." plantea la necesidad de combinar la idea de democracia (gobierno de la mayoría), con la de constitucionalismo (garantía de derechos) y federalismo, que es la diferencia de niveles de decisión. Se analizan con todo tipo de matices los casos de Quebec y de Escocia, donde fue el gobierno central el que decidió que se hiciera la consulta y bajo que condiciones. También el caso del reconocimiento parcial de Kosovo es analizado como una excepción por las condiciones límites en que se da. La conclusión es que en las democracias occidentales no existe jurídicamente el derecho a la secesión. Siempre ha habido un proceso negociador para canalizar la demanda, como en el caso del Quebec en Canadá o de Escocia en el Reino Unido (que cambió radicalmente la postura que había mantenido anteriormente con respecto a Irlanda). Es imprescindible, dice el autor, analizar lo que ocurre en España a la luz de los ejemplos internacionales si no queremos caer en la ilusión. El nuevo paradigma puede ser el abierto por el Reino Unido con respecto a Escocia y que se inició en Canadá con respecto al Quebec porque que en ningún caso se basaba en la reclamación d eun derecho sino en la negociación política a partir de una demanda y sin cuestionar nunca la validez del marco constitucional.
Bárbara Ruiz Balzola, Máster en relaciones Internacionales, analiza las consideraciones jurídicas y políticas de una Declaración de Independencia de Cataluña. Analiza con precisión diferentes supuestos y acaba planteando la falta de información y de deliberación política en el tema, minimizando los riesgos por parte de los partidarios de la independencia y exagerándolos por parte de los contrarios. Joseba Arregi nos plantea seguidamente una reflexión crítica de carácter histórico sobre el fin del Imperio Austrohúngaro y la aplicación en 1918 de la doctrina Wilson de las nacionalidades cuyas consecuencias fueron para el autor del artículo totalmente nefastas.
Los capítulos V y VI, del Catedrático de Historia Contemporánea de la UPV Luis Castells, y de José V. Rodriguez Mora, profesor de Economía de la Universidad de Edimburgo tienen un interés más particular y, por tanto, más limitado porque se centran respectivamente en la relación histórica España/Euskadi y los efectos comerciales de la independencia del País Vasco. Ambos son claros y rigurosos pero están mucho más centrados que los anteriores en el problema específicamente vasco.
El último artículo me ha parecido especialmente interesante. Está escrito por el filólogo Matías Múgica y trata sobre la política lingüística en el País Vasco. Su conclusión es radical y valiente : optamos por una sociedad abierta y libre en la que el euskera podría desaparecer o por una alternativa totalitaria en la que la conservación y potenciación del euskera están relativamente garantizadas por vía autoriataria. Aunque para Múgica el precio de esta última opción no es sólo la libertad sino también la degradación del euskera y el empobrecimiento de la comunicación de los ciudadanos vascos. El autor critica una política lingüística que va en la segunda dirección.
Como ciudadano catalán me viene a la mente un libro muy interesante que es "La hipòtesi de la independència". El autor es Albert Branchadell, doctor en Filología catalana y profesor de la UAB.
El libro de Branchadell, publicado en 2001, no tiene desperdicio pero es un libro molesto para el nacionalismo catalán. En primer lugar porque plantea que el catalán está en estado de buena salud y todas las previsiones del “peligro de extinción” no tienen base. En segundo porque considera que la independencia de Cataluña no mejoraría la normalización del catalán. Plantea, por el contrario, que Cataluña tendría que aplicar las normas internacionales de la protección de minorías lingüísticas y abrir muchas escuelas castellanoparalantes. Y ciertamente la paradoja es cierta porque el catalán no puede estar más protegido y potenciado d elo que está a nivel institucional. Por otra parte Branchadell pone de manifiesto el año 2001 que el independentismo en Cataluña es minoritario y que no hay argumentos no morales ni políticos que justifiquen la secesión.
En todo caso bienvenido un libro que aporta unas buenas dosis de racionalidad en un debate que es de todo menos racional.  

No hay comentarios: