martes, 13 de julio de 2021

Como Juan Carlos I fraguó su fortuna con la venta de armas

 

                                                                                        


El rey Juan Carlos I fraguó su fortuna con la venta de armas a países árabes junto a Colón de Carvajal y Khashoggi

'Público' ofrece una serie de informaciones exclusivas que revelan los cimientos ocultos de la fortuna del rey emérito: no se asientan en las comisiones por un porcentaje del crudo importado como se hizo creer, sino en el tráfico de armas. Ésta es la verdadera historia de un fraude gigantesco y de quienes lo administraron.

ver  

https://www.publico.es/politica/exclusiva-juan-carlos-i-rey-juan-carlos-i-fraguo-fortuna-venta-armas-paises-arabes-colon-carvajal-khashoggi.html

 Nota del blog  .-  En este blog , ya había apuntado hace  un año  que cobraba comisiones de la venta de armas , ya que cada viaje  que hacia determinados países hacia el Este  como Kazajistán   desde el 1998 luego sucedía la venta .  Igual que cobraba las del petróleo  del golfo desde los años de la Transición. Pero recordemos que mientras reino no se podía hablar de ello . En este caso quien lo conto fue en El Confidencial  el  catedrático de economía  Centeno que fue consejero de CAMPSA https://espacioseuropeos.com/2014/12/radio-3w-el-catedratico-centeno-denuncia-al-rey-juan-carlos-corinna-y-manuel-prado-y-colon-de-carvajal-por-cobrar-comision-del-petroleo/

 

lunes, 12 de julio de 2021

Caso Julian Assange . -Thordarson mintió a cambio de inmunidad judicial .

 

El aterrador aumento del silencio mediático sobre las noticias incómodas

        

Recientemente informamos sobre el cambio radical en las declaraciones de un testigo clave en el caso Assange. Fue una bomba que echó por tierra el expediente de Estados Unidos contra el fundador de WikiLeaks. La noticia se difundió ampliamente en las redes de prensa alternativa. Pero en los medios de comunicación tradicionales, ni una palabra.


Caitlin  Johnstone

Dos organismos de supervisión de los medios de comunicación, Media Lens y Fairness & Accuracy In Reporting (FAIR), han publicado artículos acerca del silencio total en los grandes medios sobre la revelación del periódico islandés Stundin de que una acusación sustitutiva de EE.UU. en el caso contra Julian Assange se basó en el falso testimonio de Sigurdur Thordarson, un sociópata diagnosticado y pederasta convicto.

Alan MacLeod, de FAIR, escribe que “hasta el viernes 2 de julio, no ha habido literalmente ninguna cobertura en los medios corporativos; ni una palabra en el New York Times, Washington Post, CNN, NBC News, Fox News o NPR”.

“Una búsqueda en línea de ‘Assange’ o ‘Thordarson’ no dará lugar a ningún artículo relevante de fuentes del establishment, ya sea en Estados Unidos o en otros lugares de la Anglosfera, incluso en plataformas centradas en la tecnología como The Verge, Wired o Gizmodo”, añade MacLeod.

“No hemos encontrado ni un solo informe de ninguna cadena o periódico ‘serio’ del Reino Unido”, dice el informe de Media Lens.

“Para aquellos que todavía creen que los medios de comunicación proporcionan noticias, por favor, lean esto”, tuiteó el periodista australiano John Pilger en relación con el informe de Media Lens. “Habiendo liderado la persecución de Julian Assange, la ‘prensa libre’ guarda un silencio uniforme ante la sensacional noticia de que el caso contra Assange se ha derrumbado. Una vergüenza para mis colegas periodistas.”

Como ya comentamos el otro día, este extraño y espeluznante apagón mediático tiene paralelismos con otro apagón total sobre una noticia importante que también implicaba a WikiLeaks. A finales de 2019, el portal fundado por Assange publicaba múltiples documentos de denunciantes de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) que revelaban que la dirección de la organización manipuló activamente la investigación sobre un supuesto ataque con gas cloro en Douma, Siria, en 2018, para apoyar la narrativa del gobierno estadounidense sobre la acusación, y sin embargo los medios de comunicación no quisieron abordarlo. Un reportero de Newsweek renunció a su cargo durante este escandaloso apagón y publicó los correos electrónicos de sus editores que le prohibían cubrir la historia con el argumento de que ningún otro medio importante había informado sobre ella.

No se equivoquen, esto es ciertamente un fenómeno nuevo. Si no me creen, contrasten el bloqueo de estas historias con la cobertura de los medios de comunicación de masas sobre las revelaciones de WikiLeaks unos pocos años antes. La prensa se entusiasmó con las publicaciones de 2016 de los correos electrónicos del Partido Demócrata y colaboró activamente con WikiLeaks en la publicación de las filtraciones de Chelsea Manning en 2010. Incluso las filtraciones más recientes de  Vault 7, publicadas en 2017, recibieron una gran cobertura mediática.

Sin embargo, ahora todas las historias relacionadas con WikiLeaks que resultan incómodas para el imperio centralizado de Estados Unidos se mantienen cuidadosamente fuera de la atención de los medios de comunicación, con una uniformidad y consistencia sorprendentes que nunca antes habíamos experimentado. Si el entorno mediático de hoy hubiera existido diez o quince años antes, es posible que la mayoría de la gente ni siquiera supiera quién es Assange, y mucho menos la importante información sobre los poderosos que WikiLeaks ha sacado a la luz.

 

También hemos percibido un fuerte olor de esta nueva tendencia en el bloqueo casi total de la sorpresa de octubre pasado de Hunter Biden, que sólo se convirtió en primicia porque beneficiaba a una de las dos facciones políticas principales de Estados Unidos. Después de que el New York Post diera a conocer la historia, vimos a las figuras de los principales medios de comunicación explicarse públicamente entre sí, sobre el por qué estaba bien no cubrirla, con razonamientos muy variados, desde que es una pérdida de tiempo, pasando porque es demasiado complicado y que no es nuestro trabajo investigar estas cosas, hasta el famoso “Debemos tratar las filtraciones de Hunter Biden como si fueran una operación de inteligencia extranjera, aunque probablemente no lo sean” del Washington Post.

Quien se atrevió a publicar las filtraciones en cualquier lugar cerca de una cámara de eco liberal dominante fue golpeado hasta la sumisión por el rebaño, y sin ninguna razón legítima fue tratado como una completa nimiedad, en el mejor de los casos, y como una siniestra operación rusa, en el peor. Y es entonces cuando, en abril de este año, Hunter Biden reconoció que, después de todo, las filtraciones podrían haber salido de su ordenador portátil y no de alguna operación psicológica del GRU [Inteligencia Militar Rusa].

Y creo que todo ese calvario nos da algunas respuestas a esta nueva e inquietante dinámica de supresión total de noticias importantes. El año pasado, Stephen L. Miller, de The Spectator, describió cómo se formó el consenso entre la prensa dominante desde la derrota de Clinton en 2016, de que es su deber moral no criticar al oponente de Trump y suprimir cualquier noticia que pueda beneficiarlo.

“Durante casi cuatro años, los periodistas han avergonzado a sus colegas y a sí mismos por lo que llamaré el dilema de ‘pero sus correos electrónicos’”, escribe Miller. “Aquellos que informaron diligentemente sobre la inoportuna investigación federal acerca del servidor privado de Hillary Clinton y el vertido de información clasificada, han sido expulsados y apartados de la mesa de los chicos simpáticos del periodismo. Centrarse tanto en lo que, en su momento, fue un escándalo considerable, ha sido tachado por muchos medios de comunicación como un error garrafal. Creen que sus amigos y colegas ayudaron a poner a Trump en la Casa Blanca al centrarse en un escándalo de Clinton que no era de gran magnitud, cuando deberían haber destacado las debilidades de Trump. Es un error que ningún periodista quiere repetir”.

 

 

Una vez que se ha aceptado que los periodistas tienen no solo el derecho sino el deber de suprimir noticias que son veraces y de interés periodístico, con el fin de proteger una agenda política, se está en aguas abiertas en términos de manipulación propagandística flagrante. Y vimos cómo la prensa dominante fue empujada a alinearse con esta doctrina a raíz de las elecciones de 2016.

Este empujón nunca fue la historia más importante del día, pero fue constante, contundente y extremadamente dominante en las conversaciones que los periodistas de grandes medios tenían entre sí, tanto en público como en privado, a raíz de las elecciones de 2016. Incluso antes de que se emitieran los votos, vimos a gente como Matt Yglesias, de Vox, y Scott Rosenberg, editor de Axios, avergonzar a los periodistas de los medios masivos por centrarse en el escándalo de los correos electrónicos de Hillary Clinton, y después de que se desatara la histeria de Trump, esto se tornó mucho más agresivo.

En 2017 vimos cosas como que Jennifer Palmieri, muy cercana a Clinton, se lamentaba melodramáticamente por la fijación de los medios con las publicaciones de WikiLeaks, a pesar de los intentos desesperados de la campaña de Clinton por advertirles que se trataba de una operación rusa (una afirmación que al día de hoy sigue sin tener ninguna prueba). Expertos liberales como Joy ReidEric Boehlert y Peter Daou (antes de su conversión a la izquierda) estaban constantemente intimidando a la prensa en Twitter por cubrir las filtraciones.

Esto se intensificó aún más cuando periodistas de los grandes medios, como Amy Chozick del New York Times, y Jeffrey Toobin de CNN, dieron un paso adelante con degradantes mea culpas sobre lo mucho que lamentan haber permitido que el gobierno ruso los utilizara como peones involuntarios para elegir a Donald Trump con su información sobre hechos de interés noticioso basados en documentos completamente auténticos. Fue como un cruce entre la escena de confesión/ejecución de Rebelión en la Granja y la escena de expiación de Juego de Tronos.

Poco a poco, la creencia de que la prensa tiene la obligación moral de suprimir las historias de interés periodístico si existe la posibilidad de que puedan beneficiar a partes indeseables, tanto extranjeras como nacionales, se convirtió en la ortodoxia predominante en los círculos informativos de la corriente dominante. A mediados de 2018 presenciamos hechos como el de la reportera de la BBC Annita McVeigh regañando a un invitado por expresar su escepticismo sobre la culpabilidad del presidente sirio Bashar al-Assad en el incidente de Douma, con el argumento de que “estamos en una guerra de información con Rusia.” Ahora se da por sentado que la gestión de las narrativas es parte del trabajo.

 

 

De nuevo, este es un fenómeno reciente. Los medios de comunicación convencionales siempre han sido empresas de propaganda, pero se han basado en giros, distorsiones, medias verdades, coberturas desiguales y afirmaciones del gobierno repetidas acríticamente; no había estas barreras de información completas en todos los medios. Se veía que daban a las historias importantes una cobertura inadecuada, y algunos medios individuales omitían las historias inconvenientes. Pero siempre ocurría que alguien se lanzaba para aprovechar la oportunidad de ser el primero en informar, aunque sólo fuera por las audiencias y los beneficios.

Ahora las cosas no funcionan así. Una historia importante puede salir a la luz y sólo ser cubierta por medios de los que los partidarios de la corriente dominante se burlarán y descartarán, como RT o Zero Hedge.

La forma en que los medios han comenzado a ignorar las noticias importantes que son incómodas para los poderosos, no sólo en algunos sino en todos los principales medios de comunicación, es extremadamente preocupante. Significa que cada vez que hay una revelación inconveniente, las empresas de noticias dominantes simplemente fingen que no existe.

Pensemos seriamente en lo que esto representa, por un momento. Esto significa que los denunciantes y los periodistas de investigación saben que, independientemente de lo mucho que trabajen o del peligro que corran para hacer pública una información crítica, el público nunca se enterará, porque todos los principales medios de comunicación estarán unidos para bloquearla.

¿Queremos hablar de una amenaza a la prensa? Olvidémonos de encarcelar a los periodistas y a los denunciantes, ¿qué tal si todos los medios de comunicación con alguna influencia real se unen para simplemente negar la cobertura a cualquier información importante que salga a la luz? Esto es una amenaza para lo que la prensa es en esencia. Más que una amenaza. Es el fin. El fin de la posibilidad de que cualquier tipo de periodismo tenga algún impacto significativo.

El periodista que trabajó en el informe Stundin dice que pasó meses trabajando en esta historia, y seguramente habría esperado que sus revelaciones recibieran alguna cobertura en el resto de la prensa occidental. Los denunciantes de la OPAQ seguramente habrían esperado que sus revelaciones recibieran la suficiente atención como para marcar la diferencia, de lo contrario no habrían filtrado esos documentos con gran riesgo para ellos mismos. Lo que se está comunicando a los denunciantes y a los periodistas con estos silencios mediáticos, es que no se molesten. No habrá ninguna diferencia, porque nadie verá nunca lo que revelan.

Y si eso es cierto, bueno. Que Dios nos ayude a todos, supongo.

 

Ilustración de portada: Eric Drooker

Traducido del inglés por América Rodríguez y Edgar Rodríguez para Investig’Action

Fuente: Blog de Caitlin Johnstone

https://www.investigaction.net/es/el-aterrador-aumento-del-silencio-mediatico-sobre-las-noticias-incomodas/

domingo, 11 de julio de 2021

El colonialismo gansteril en Haití .

   


Daniel Gatti

El asesinato sin aclarar de Jovenel Moïse, que gobernaba a fuerza de masacres con el apoyo de la OEA y Washington, aviva las inquietudes imperiales por una nueva intervención. En la calle, los paramilitares y la movilización popular se disputan el futuro.

En la madrugada del miércoles 7, un comando paramilitar ingresó a la casa del presidente de Haití, Jovenel Moïse, en Puerto Príncipe, y lo asesinó a tiros. Su esposa fue herida de gravedad. El primer ministro Claude Joseph, que estaba en la puerta de salida del gobierno (Moïse le había nombrado un reemplazante el lunes), decretó el estado de emergencia y sacó las Fuerzas Armadas a la calle. No habían comenzado todavía las investigaciones cuando empezaron a circular versiones de que los atacantes hablaban español y hubo quienes apuntaron que se trataba de venezolanos (obviamente «chavistas») y colombianos (obviamente «de las ex-FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia]»). En la mañana del mismo miércoles, el presidente de Colombia, Iván Duque, pidió la intervención de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo Consejo Permanente fue convocado en la noche. (1) Es un magnicidio intolerable, dijo. En algunos países de Europa y en Estados Unidos se empezó a barajar la posibilidad de volver a enviar tropas a Haití con lo que se recrearía la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), que se mantuvo entre 2004 y 2017. En las declaraciones de algunos gobernantes, el homenaje a Moïse trascendió el recuerdo a una víctima de asesinato: hubo quienes elogiaron su gestión. Haití país ingobernable, Haití país menor de edad que no puede manejarse solo sin un padre que lo tutele: los lugares comunes de todos estos años para justificar la militarización, la sucesión de gobiernos corruptos, el hambre y la miseria como males «naturales» de una sociedad «atrasada», la presencia imperial –más o menos abierta, más o menos solapada, según convenga– volvieron a saltar a la palestra. Ya tantas veces se los ha escuchado.

Tal vez no se sepa en años, tal vez no se sepa nunca cómo fue realmente que murió Moïse, dijo el miércoles a la cadena Telesur Danny Shaw, un activista estadounidense que lleva varios meses residiendo en Puerto Príncipe. Tenía tantos y tantos enemigos el gobernante asesinado que los tiros pueden haber llegado casi que desde cualquier lado. Menos del campo popular. Porque si hay sectores a los que nada les conviene un escenario como el que previsiblemente se estaría armando, con un posible regreso de la Minustah o una misión de intervención equivalente, ahora o en algún tiempo, es a quienes quieren cambiar realmente las cosas. No hay luto en las calles, porque Moïse era responsable directo e indirecto de decenas de asesinatos, de unas 12 masacres colectivas en barrios populares en los últimos cuatro años, porque era cómplice de lo más rancio de la rancia oligarquía haitiana y de las pandillas, que crecen como hongos (véase «Estado mafioso», Brecha, 26-II-21) (2), porque gobernaba como un dictador; pero tampoco hay alegría, porque su caída, en estas condiciones, está muy lejos de significar la caída del sistema del que era parte. Ojalá hubiera un Wikileaks que echara luz sobre cómo se tramó esta ejecución, dijo Shaw, y recordó que no son raros los casos de dictadores que se vuelven incómodos por impresentables, como sucedió hace 60 años en la vecina República Dominicana con Rafael Trujillo, asesinado porque convenía más un liberal que una bestia parda. Y están las pandillas, y está el narcotráfico…

Un día antes del asesinato de Moïse, Brecha entrevistó a Henry Boisrolin, coordinador del Comité Haití Democrático, instalado hace años en Argentina. La idea era conversar sobre lo que estaba sucediendo en su país, tan silenciado, tan acallado, tan poco presente en los medios, tan miserabilizado. Había habido una cadena de asesinatos, una más:19 personas ejecutadas a balazos en plena calle en la noche del 29 al 30 de junio, entre ellas, el periodista Diego Charles y la militante feminista Antoinette Duclaire; llamaba la atención que fuera la enésima masacre de dirigentes sociales en muy poco tiempo y que apenas trascendiera; se hablaba de la acción abierta de bandas armadas unificadas en un comando dirigido por un expolicía que se presentaba como «revolucionario», que controlaban barrios enteros de Puerto Príncipe, extorsionaban a pobres y ricos y provocaban desplazamientos de población: ¿qué era eso?; el lunes 5, Moïse nombraba a un nuevo primer ministro, el octavo desde que asumió la presidencia, en 2017, un político vinculado a la oposición liberal, lo que daba la idea del grado de decadencia del gobierno; las noticias apenas registraban las manifestaciones callejeras, algunas muy grandes, que se estaban produciendo día tras día desde hacía varios meses… Mucho tema. Boisrolin comenzó poniéndolos en contexto.

«Hay que contextualizar para no perderse entre tanto asesinato, tanto hecho delictivo, también tanta miseria, porque cuando se habla de Haití es para hablar de eso y se pierde el hilo», dijo. Y contó que la crisis que vive Haití es una crisis ininterrumpida, una película en cámara lenta del «derrumbe del sistema de dominación», un sistema que empezó a funcionar a partir de la primera ocupación militar estadounidense, en 1915. Desde entonces, el país se fue convirtiendo en una perfecta neocolonia y en el más empobrecido de las Américas. Hoy se está en una fase de descomposición de ese sistema y quienes gobiernan quieren reformularlo, con otro tipo de ordenamiento jurídico y político, para dar mayor poder al Ejecutivo y debilitar al Parlamento. La Constitución que elaboraron en secreto en el gobierno, que iba a ser sometida a plebiscito en setiembre, va por ahí.

Pero para la gente de a pie vale muy poco esa Constitución, señaló Boisrolin, como valen muy poco las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para el mismo día del plebiscito constitucional. («No es que sean ineptos, son perversos: hacen la elección del próximo Parlamento, que constará de dos cámaras, al mismo tiempo que se plebiscita una Constitución que suprime una de esas dos cámaras, el Senado. Parece absurdo, pero demuestra lo poco que les interesa realmente esa democracia a la que dicen atenerse.»)

Como todas las elecciones que se han llevado adelante últimamente, las de este año, si se hacen, estarán marcadas por el fraude. Cualquier candidato del campo popular que se presente las puede ganar si se llevan a cabo en buena ley, cree Boisrolin. «Pero los sectores dominantes no van a dejar que eso suceda. La única elección verdaderamente libre que se llevó a cabo en el país tras la caída de la dictadura de los Duvalier la ganó un representante del campo popular, el sacerdote Jean Bertrand Aristide, en 1990. Las ganó de manera aplastante, pero lo derrocaron con un golpe de Estado promovido por Estados Unidos.»

¿Qué elección seria se puede hacer en las condiciones actuales, en las que la gente no irá a votar, como no ha ido a votar en las pasadas y en las anteriores, porque no tiene seguridad alguna de que se respeten los resultados, porque en una economía de subsistencia como la haitiana, en una sociedad tan brutalmente piramidal como la haitiana, ha perdido todo sentido meter un votito en una urna? «Hoy hay en mi país 6 millones de personas bajo hambruna severa, el 70 por ciento de la población activa no tiene trabajo, la esperanza de vida no llega a los 60 años», dice Boisrolin. Y apunta que para entender la crisis estructural haitiana hay que tener en cuenta su posición geopolítica: «Está en el centro del Caribe, en la ruta marítima hacia Venezuela, es el país más próximo a Cuba y, si desde la doctrina Monroe Washington considera a América Latina toda como su patio trasero, el Caribe es su primer patio. Por aquí circulan mercaderías importantes para ellos. No pueden permitir que Haití se desestabilice demasiado, deben mantener el statu quo de la forma que sea, si es necesario, sacrificando a dirigentes políticos, por más funcionales que les hayan sido».

***

Jovenel Moïse lo fue. ¿Dejó de serlo? Puede ser. Hoy existe una lucha interna entre los sectores dominantes. Hay un sector empresario que depende directamente de Estados Unidos. Son 11, 12 familias, que son las que controlan el poder y respaldaban a Moïse, que era un gran empresario bananero. Y hay un sector todavía de muy poco peso que está haciendo un esfuerzo por elevar el nivel de desarrollo de este capitalismo tan especial. También tienen relación con el imperio, pero apuntan a un funcionamiento institucional más presentable, con cierto respeto de la legalidad, algo que los últimos gobiernos no han tenido. Moïse gobernaba por decreto desde hace un año, después que disolvió el Parlamento. Su gestión era escandalosa desde todo punto de vista. El lunes blanqueó a todos los políticos que habían sido procesados por casos de corrupción, con el objetivo de que algunos de ellos pudieran presentarse a las próximas elecciones. Solo se mantenía sobre la base de esa corrupción y sobre todo de la represión. Cuando, tras un aumento de combustibles, en 2018, estallaron enormes manifestaciones populares, la represión se acentuó. El gobierno alternó asesinatos selectivos con no selectivos. Recurrió a las masacres colectivas: 12 en cuatro años, con decenas de muertos. Y apuntó a quebrarle la espina dorsal al movimiento popular. Van a seguir apuntando a eso quienes vengan.

Y, por supuesto, el Ejecutivo se mantuvo por el sostén de las potencias, que mientras no tenían a otro lo respaldaban, le daban dinero, lo cubrían. Desde que se fue la Minustah funciona el Core group, integrado por representantes de Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Brasil, la OEA, la ONU [Organización de las Naciones Unidas] y la Unión Europea. Es el verdadero gobierno, y está, obviamente, bajo control de Washington.(3)

El Core group sabe de las violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno de Moïse, como la Minustah sabía de las atrocidades cometidas por las gestiones anteriores. Hace poco, Moïse llamó a Luis Almagro, el secretario general de la OEA, para pedirle respaldo. Estaba acosado por las manifestaciones populares, el auge de la delincuencia lo desbordaba, se habían generalizado los secuestros extorsivos, las pandillas pululaban, algunas le molestaban y él quería que lo apoyaran. Almagro envió una misión, que hizo un largo informe en el que ni se menciona la represión política. Allí la OEA proponía una salida política que consistía en un gobierno de unión nacional con Moïse y en lo institucional solo exigió que se cambiara la composición del Consejo Electoral, en el que Moïse había colocado a amigos suyos. Menos que un cambio cosmético. La oposición lo rechazó.

***

¿Quién encarna actualmente la oposición? Hay tres grandes sectores: fuerzas de derecha democrática, fuerzas socialdemócratas y la izquierda, que hace un par de años, por fin, comenzó un proceso de confluencia en el Frente Patriótico y Popular, integrado por siete partidos que se definen como socialistas, movimientos sociales, de derechos humanos, feministas. Hay un consenso entre el sector socialdemócrata y la izquierda de marchar hacia un gobierno que llamamos de transición de ruptura, en el que estarían todos los sectores de oposición, todos, y del que no formarían parte ninguno de los actuales gobernantes. Ese gobierno funcionaría por unos dos años, se encargaría de montar una nueva institucionalidad, afirmar la soberanía nacional, promover reformas sociales, juzgar los crímenes de lesa humanidad y los escándalos de corrupción de la administración actual, restaurar relaciones con todos los países, incluida Venezuela, convocar a una asamblea constituyente y después llamar a elecciones generales. No existe nadie en condiciones de conducir solo ese proceso, se necesitará de toda la actual oposición y habrá que ser creativo para ir haciendo el camino hacia una sociedad más justa. Que no nos humillen tanto como lo están haciendo ahora. Eso es lo esencial.

***

Boisrolin dice que si desde 2018 las manifestaciones callejeras fueron tan numerosas, es porque hay un sustrato de rebeldía en la gente que ni la represión, ni el hambre, ni la pandemia (¿qué es una peste más en un país expuesto a todas?) han logrado amainar. Piensa que hay una larguísima tradición de lucha en este país, que protagonizó la única revuelta antiesclavista exitosa de la historia y que, de esa tradición, a pesar de todos los pesares, mucha cosa queda. Y que ahora «hay un grado de organización del campo popular mayor» al que había un tiempo atrás. Dice que no por nada el terrorismo de Estado ha llegado al paroxismo al que ha llegado bajo Moïse y que eso va a exigir que los «sectores populares aumenten su nivel de autodefensa». «Los esfuerzos de todos los gobiernos recientes por disciplinar al pueblo han fracasado», piensa Boisrolin, pero subraya que eso no quiere decir que se esté cerca de triunfo alguno. «La situación actual es altamente explosiva y es muy difícil prever hacia dónde evolucionará. La oposición está dividida sobre qué hacer. Hay quienes se juegan a una insurrección popular, otros quieren negociar con Estados Unidos un cambio moderado. Yo, si tuviera que apostar, diría que estamos cerca de un estallido general. Quién lo conducirá no sé, pero las condiciones están dadas.»

***

Uno de los signos de la extrema descomposición actual de Haití es la multiplicación de las bandas armadas y su creciente poder: de fuego, territorial, incluso político. La Comisión Nacional de Desarme, Desmantelamiento y Reinserción las calculó recientemente en 77. No les es nada difícil equiparse, porque en el país hay hoy un mercado ilegal de 500 mil armas de guerra, el doble que las que había hace menos de cinco años.

«El país está gangsterizado», dice Henry Boisrolin,(4) y apunta que los sectores dominantes han creado sus propias pandillas, pero que estas son ya un actor político de primera importancia y que pueden llegar a molestar a algunos gobernantes. Las nueve bandas más poderosas se unificaron recientemente en un comando que se llamó primero G9 y luego fue rebautizado como Grupo Revolucionario 9. Manifiestan armados por las calles, sus líderes dan conferencias de prensa, tienen su propio canal de Youtube, logran cambiar ministros cuando no les gustan. En julio de 2020 el grupo organizó una manifestación callejera en Puerto Príncipe exigiendo su legalización.

Marchaban en el mismo tipo de blindados que los que usa la Policía. Su líder máximo es, precisamente, un exintegrante de una unidad especial de la Policía, Jimmy Cherizier, conocido como Barbecue. Lo separaron de su cargo tras un operativo en un barrio popular en 2017, en el que murieron ocho civiles y dos policías. Lautaro Rivara, un periodista y sociólogo argentino que vive en Puerto Príncipe, señaló en Rebelión .org (30-VI-21) (4) que la federación de pandillas de Barbecue tiene relación estrecha con la administración de Moïse.

En 2020, el G9 coordinó junto con la Policía una entrega de alimentos en un distrito particularmente pobre de la capital. El grupo controla áreas centrales de Puerto Príncipe y los accesos norte y sur de la zona metropolitana, «lo que, en la singular geografía haitiana, le da una excepcional capacidad de aislar a la capital del resto del país», escribe Rivara. Son territorios superpoblados de un país superpoblado y fundamentales para controlar cualquier protesta, cualquier movilización de envergadura, «por tratarse de algunas de las zonas más radicalmente movilizadas desde los tiempos del gobierno de Aristide».

Las pandillas –las de Barbecue y las otras– han multiplicado últimamente los secuestros extorsivos aparentemente indiscriminados, porque se llevan tanto a ricos como a pobres, a empresarios como a campesinos. También han multiplicado los asesinatos. En 2020 hubo 1.270 secuestros de ese tipo y solo en junio pasado 150 homicidios, según datos de la asociación Défenseurs Plus.

Rivara cuenta que el 23 de junio Barbecue apareció en un video que rápidamente se hizo viral. «Acompañado de un pelotón de jóvenes encapuchados y armados –varios de ellos con indumentaria de la propia Policía–, anunció el comienzo de una “revolución armada”, consumando un giro discursivo contra el Estado, el gobierno y la oposición política. Utilizando la simbología nacional y evocando a los héroes de la revolución de independencia, invitó a la población a armarse y a incorporarse a su organización.» Fue «inesperado», pero también «inverosímil», escribe, y dice que actualmente Haití, «con el concurso de las grandes potencias, parece despeñarse por el barranco de los proyectos paramilitares que han asolado antes a otras naciones de Centroamérica y el Caribe, promoviendo el caos organizado, la inseguridad estratégica y la desestructuración de todo el tejido social y comunitario, abriendo la puerta a una política de shock que logre desmovilizar a sus indómitas clases populares».

  Fuente  .. https://brecha.com.uy/haiti-bajo-fuego-la-perfecta-neocolonia/

Notas añadidas por el blog  , menos la (4) en el original no conectaba

viernes, 9 de julio de 2021

El Informe Norton sobre Nicaragua .

 The Grayzone  es un medio independiente de periodismo de investigación americano llevado por  Max Blumenthal  un periodista bien conocido y que trabajo en numeroso medios americanos  https://en.m.wikipedia.org/wiki/Max_Blumenthal y donde además publica  Benjamín Norton , periodista músico y mas cosas , pero los mismos datos , videos y documentos demuestran su  información . ¿ Cómo es que la prensa española o el resto no habla nunca de esto , y solo da voz a la oposición ?

https://thegrayzone.com/2021/06/01/cia-usaid-nicaragua-right-wing-media/

  Nota  .- Uno se pregunta también como es que no hablan nunca de esto... 1) ¿Cómo es que en 2018 la revuelta quemaron cantidad de edificios entre ellos un Banco de la Alternativa Boliviariana de América Latina y el Caribe (ALBA), la Caja Rural Nacional, un banco cooperativo que tenía cientos de miles de socios, y el mismo día quemaron la sede del ministerio de Economía Familiar y Comunitaria. Decenas de edificios e inclusive una casa con la familia adentro fueron quemadas, así como las radios que no eran parte del golpe y decenas de comunitarias, y produjeron severos daños en la Universidad y Centros de salud creados por el Gobierno.? ¿En qué podía beneficiar a Ortega quemar edificios claves de su administración o casas de las familias de sus funcionarios. ¿ Esto la llamada oposición “democrática” lo puede explicar? . 2) Cuando se da información hay que valorar todo Así las cosas, según la última encuesta realizada por CID-Gallup, el FSLN mantiene un apoyo de 25% de los votantes, mientras que ninguna formación opositora llega ni a 5%. La mayoría de la población, desilusionada o enfocada en sobrevivir, no simpatiza con ningún partido político. https://www.confidencial.com.ni/politica/cid-gallup-62-no-simpatiza-con-ningun-partido-politico-fsln-tiene-un-25/. ( Este periódico es de la oposición en Nicaragua y fuente de información del prensa en España . Por otra parte los medios ni citan la Nica Act americana empezada a desarrollarla por ganar las elecciones Ortega en 2016 con un 70% de los votos como si las cosa fueran de ahora   . Y aplicada por TRUMP en 2018 . Y Nicaragua aun está pagando las indemnizaciones por algunas nacionalizaciones .de hace años . En el 2018  si  hubo intento de golpe , se llamo a al rebelión de la policía y del ejercito , como en Venezuela . Nicaragua  es de los  estados más seguros del zona y sin narcotráfico y  al igual el  nivel educativo y sanitario y aumentado desde el 2018 , que intentaron recortarlo por la crisis . Y de los países de menos muertos por Covid-19 .

El dato del Covid-19  lo aporta el Institute for Health Metrics and Evaluation de EEUU http://www.healthdata.org/

 Y ver la realidad  de las cifras   que mencionan de 300 muertos . En total, según la Comisión de la Verdad, Justicia y la Paz de Nicaragua (CVJP), creada por la Asamblea Nacional para investigar los hechos relacionados con la violencia durante este período, 22 oficiales de la Policía Nacional fueron asesinados durante la crisis. Como muestran las fotos y los videos que se exhiben públicamente, varios de estos oficiales fueron horriblemente torturados y mutilados, desmembrados y quemados. Estos actos no fueron de manifestantes "pacíficos".

http://www.tortillaconsal.com/nicaragua_2018_levantamiento_popular_o_golpe_de_estado.pdf

 Las mentiras  de los medios son tan grandes que  otra  información   a muchos les marea y se les hace insoportable

jueves, 8 de julio de 2021

La demonización de Mariátegui

                                                                                   




La demonización de Mariátegui




Durante la campaña para la presidencia del Perú, el maestro rural y candidato Pedro Castillo, enfatizó su identidad con el pensamiento de José Carlos Mariátegui.

Eso sirvió para que, además de “comunista”, sea atacado por “mariateguista”, una especie de “crimen”, ya que, supuestamente, aquel intelectual peruano había “inspirado” a la guerrilla de Sendero Luminoso, bien conocida por sus atrocidades. De manera que, bajo semejantes orientaciones, el país podía esperar no solo seguir la senda de Venezuela y de Cuba, sino también la de la “violencia”. El triunfo de Castillo ha descuadrado a todos aquellos sectores que no esperaban semejante “golpe”. Y, por lo pronto, con el apoyo de la gran prensa, han lanzado una feroz campaña para impedir la proclamación de Castillo como nuevo presidente del Perú, boicotear los resultados y hasta intentar algún golpe de Estado blando o fuerte. Pero en América Latina ya está suficientemente claro: las derechas políticas y económicas no están dispuestas a permitir la democracia que provoque el triunfo de otros sectores, capaces de cuestionar el poder de elites dominantes y explotadoras.

En Ecuador el escenario político ha ido por otro lado. En las recientes elecciones para la presidencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE), triunfó Leonidas Iza (kichwa del pueblo Panzaleo), contra quien ya se habían levantado voces acusadoras de su “radicalidad”. Inmediatamente, esa victoria despertó el paroxismo de toda una serie de opinadores de ocasión y de medios de comunicación mercantiles, que atacaron a Iza por ser “mariateguista” y, por tanto, le atribuyen el fantasma de la potencial “violencia”.

Tanto en Perú, como en Ecuador, la irracionalidad campea en estos temas y la ignorancia se impone frente a quienes exigen ideas fundamentadas y con un mínimo indispensable de conocimientos. Porque hablar de Mariátegui, sin haber leído una sílaba de sus textos, o sin haber profundizado en el sentido y alcance de sus obras, solo tiene el propósito de engañar a la sociedad y asustar a todos con el viejísimo miedo del “comunismo”.

J.C. Mariátegui (1894-1930) es uno de los intelectuales (literato, periodista, ensayista, investigador) más destacados en la historia del Perú y un autor de obligada lectura para quienes estudian ciencias sociales en toda América Latina, además de ser igualmente seguido en universidades europeas o de los EEUU. Su obra es abundante (https://bit.ly/3dEG0jg) y existe un amplio archivo documental dedicado a su vida (https://bit.ly/3hnTBfW). Cuando se trasladó a Europa (1919) y específicamente a Italia (allí se casó con Anna Chiappe), afirmó su formación marxista y de regreso al Perú (1923) fundó el Partido Socialista (PSP, 1928) y al año siguiente la Confederación de Trabajadores. Por entonces, todos los partidos comunistas se vincularon a los postulados de la III Internacional (1919) fundada por V.I. Lenin; pero, aunque Mariátegui reconoció a esa organización, fue pionero en cuestionar toda dependencia ideológica externa, pues el socialismo peruano (y latinoamericano), como afirmó, no podía ser “ni calco, ni copia, sino creación heroica”. Este es un rasgo distintivo de su pensamiento que a menudo han repetido los círculos de las izquierdas tradicionales, aunque no siempre lo supieron asimilar. La posición de Mariátegui le ocasionó conflictos teóricos y políticos con los sectores comunistas; y, de hecho, el Partido Comunista Peruano (PCP, 1930), fundado después de la muerte de Mariátegui, pasó a sujetarse a las directrices de la III Internacional.

Mariátegui no fue un marxista “cerrado”. Era convencido de la necesidad de unión con los sectores democráticos y progresistas, para lograr una vanguardia cultural, en lo cual es visible la influencia de Antonio Gramsci (1891-1937), uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano (1921), quien teorizó sobre la hegemonía cultural. Por eso, desde la editorial Minerva, pasando por la revista “Claridad” y, sobre todo, a través de “Amauta” (1926), la revista más importante que fundó, Mariátegui incorporó a la más variada intelectualidad del momento, incluyendo artistas, obreros, maestros y mujeres escritoras, de las diversas regiones peruanas, además de mantener contacto con intelectuales latinoamericanos y escribir sobre múltiples tópicos de la literatura, el acontecer cotidiano o la vida política, social y económica del Perú y del mundo.

Sin duda su más valiosa obra es “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” (1928 – https://bit.ly/3hpojFd), un estudio profundo de la historia del país desde la metodología marxista, acompañado por otras reflexiones teóricas. Aquí se concentra la esencia de su pensamiento sobre el socialismo indo-americano. Ante todo, exige la investigación más rigurosa sobre la realidad; y por ello comprende que lo indígena ha sido excluido en la observación del país, siendo el problema fundamental, porque dos terceras partes de la sociedad son indios. No puede haber un proyecto político nacional que los excluya, como hasta hoy ha sucedido. En Perú es imposible pensar en una revolución proletaria que deje a un lado lo indígena. Además, en la tradición cultural y la vida comunitaria de los indios se encuentran las bases para edificar el socialismo. La reforma agraria a su favor, además de superar el “feudalismo”, sostenido por el gamonalismo interno y el sistema del yanaconazgo, tendrá que basarse en esa propiedad agraria comunitaria, base de la nueva sociedad, que se libra así del paso por el capitalismo, una tesis que Marx había desarrollado, para el contexto de las comunidades rusas, en sus cartas a Vera Zasúlich (publicadas por Riazánov en 1924) y que al tiempo de Mariátegui no eran conocidas en los ambientes latinoamericanos.

Las tesis “indigenistas” de Mariátegui, pioneras en la perspectiva del marxismo latinoamericano, le valieron críticas y ataques de los marxistas ortodoxos, que consideraban el tema indígena simplemente como parte de la lucha de clases e incluso un tema racial, todo lo cual Mariátegui permanentemente cuestionó, pues consideraba que ese “marxismo” no comprendía las realidades del Perú ni de América Latina.

Jamás alentó Mariátegui la violencia ni la lucha armada. Convencido marxista, confiaba en el partido y en la organización de los trabajadores, junto a los indígenas, las capas populares y los intelectuales. Sin embargo, el célebre peruano no alcanzó a formular una concepción sobre el Estado plurinacional, que es un planteamiento contemporáneo perfectamente válido y, además, originado en las mismas poblaciones y organizaciones indígenas. Bolivia, primero con el presidente Evo Morales (2006-2019) y ahora con la presidencia de Luis Arce Catacora (2020) es el país latinoamericano más adelantado en la construcción del Estado plurinacional y el que ha dado muestras del avance social e institucional indudable y hasta ejemplar para beneficio de su más amplia población.

Como en Bolivia, las poblaciones indígenas de Perú y Ecuador formulan planteamientos para una nueva sociedad. El pensamiento de Mariátegui también puede aportar a sus posiciones sociales y políticas porque el mariateguismo se fundamenta en la opción por la democracia, la paz, la libertad y, sin duda, el socialismo, que son propuestas a favor de las clases oprimidas, un asunto que ni entienden ni quieren aceptar las elites del poder económico y político del capitalismo latinoamericano. El problema de la CONAIE y de Pachakutik, en el caso ecuatoriano, es el de sus capacidades para generar un proyecto político de alcance nacional, que no se concentre en las aspiraciones exclusivamente indígenas, sino que se integre y conecte con los amplios intereses de todas las izquierdas progresistas y democráticas.


Blog del autor: Historia y Presente  www.historiaypresente.com

miércoles, 7 de julio de 2021

" El sindicato de la porra".

 


España, un Estado sin Policía

 .Santiago Alba Rico

 Uno de los más sucintos pensamientos de Pascal se reduce a esta pregunta: ¿por qué me matas si eres el más fuerte? Se entiende el razonamiento soterrado: si eres el más fuerte, ¿qué necesidad tienes de matarme? ¿Por qué no te conformas con someterme? Pero la pregunta pascaliana, lo sabemos, es desgraciadamente retórica, en el sentido de que incluye en su propia formulación la respuesta: te mato precisamente porque soy el más fuerte, porque puedo hacerlo, porque el hecho de matar está imperativamente contenido en la afirmación del poder mismo que detento.

Pensaba en esta frase de Pascal viendo el otro día las imágenes de las protestas por el asesinato del joven Samuel. O mejor dicho: las imágenes de la intervención policial. Veía a jóvenes tranquilos, pacíficos, indefensos, agredidos por policías acorazados que se aproximaban a ellos y les golpeaban sañudamente las piernas, con violencia tan brutal y gratuita que casi se diría que había un acuerdo teatral entre ellos: ¡el acuerdo entre el hacha y el árbol, entre la pared y el martillo pilón! Algunos de esos jóvenes, mientras eran golpeados, preguntaban, como Pascal, "por qué", con estupor incrédulo y dolorido. Yo mismo, siguiendo esas imágenes, no podía dejar de exclamar estupefacto: pero pero pero ¡por qué! Lo más inquietante es que la pregunta, también en este caso, contenía la respuesta. Si fuese posible pegar y pensar al mismo tiempo, el policía agresor, porra en mano, habría respondido a su víctima: "¿Qué por qué te pego? Te pego porque puedo, porque tengo una porra, porque visto un uniforme que me asegura impunidad; si te pego además con placer no es porque sea una mala persona sino porque, siendo fácil y sin consecuencias, recibo elogios de mis compañeros, de mis jefes y de esa parte sana de la sociedad para la que trabajo contra ti".

En una ocasión Sánchez Ferlosio, que nunca dijo ninguna tontería, escribió que "la causa de las guerras eran las armas". No es que Ferlosio ignorase que detrás de las armas hay fabricantes sin escrúpulos, clases sociales con intereses espurios y disputas geo-estratégicas. De lo que se trataba era de señalar que las guerras no las hace la agresividad de los seres humanos sino que, al revés, esa agresividad es determinada, y justificada, por el instrumento de muerte que la pone en marcha y que se apodera de su usuario. Las guerras no están en la naturaleza del hombre sino en la historia de las espadas y los cañones. Lo mismo pasa con las porras. Una porra es un dueño. Una porra es un amo. Exige ser usada, como cualquier otro instrumento de trabajo que empuña nuestra mano. Toda la paleta de las emociones humanas duerme pasiva en nuestras almas, dispuesta a movilizarse en favor del objeto que las convoque, según su factura y su función: probemos con una escoba, con un ramo de flores, con un jamón, con un lápiz, con un pañal. Con una porra nos volvemos bravucones; con unas pinzas nos volvemos cuidadosos; con una sierra serramos; con un cuerpo feliz amamos.

Cuando se dice que el Estado tiene el monopolio de la violencia, se olvida que no tiene la libertad de ejercerla. "Monopolio" quiere decir que el Estado retira de la sociedad los instrumentos de la violencia y se queda todas las porras del país. Pero se las queda no porque tenga el poder sino porque es el único poder -si es democrático y de derecho- que se "reserva" el poder de usarlas. Aquí lo decisivo es este "se reserva". Un policía no es un señor que puede usar libremente una porra; es un señor que resiste institucionalmente la tentación de usarla. Es decir: el verdadero poder no es el de tener una porra; es el de tener una porra y no usarla. Ese es justamente el sistema que llamamos Estado de derecho para diferenciarlo, al mismo tiempo, de la ley de la selva y del poder arbitrario de las dictaduras. Tener el monopolio de la violencia significa voltear el principio del señorío o del enseñoramiento: no es la porra la que se adueña de mí sino la ley la que se adueña de la porra. La porra, siempre peligrosa y tentadora, reclama ser usada y solo el Estado puede retenerla en su funda. El Estado de derecho, digamos, es la victoria de la voluntad general sobre las porras, que se entregan a la Policía -precisamente- para que no las usen. Eso es, de hecho, un policía, al menos en su versión platónica o ideal: el héroe que tiene una porra y el poder de usarla y que, sin embargo, no la usa.

Ahora bien, este heroísmo implica una cadena de decisiones que, a la luz de las imágenes citadas, es evidente que no se cumplen en España. Implica en primer lugar una selección. Nuestra sociedad capitalista produce mucha gente agresiva, pero en cualquier otro mundo posible también la habrá. A los humanos agresivos démosles una escoba, un ramo de flores, un jamón, un lápiz, un pañal, unas pinzas, un cuerpo feliz, con la esperanza de que estos objetos los eduquen y pacifiquen. No les demos una porra. Ahora bien, no bastará con que las porras las lleve gente poco agresiva porque las porras -como los niños- mandan. La porra debe ir acompañada de un estricto manual de instrucciones o, lo que es lo mismo, de una formación democrática, un mando responsable y un gobierno implacable. Si todas estas instancias sucesivas fallan entonces las porras, liberadas de la única fuerza que puede contenerlas, se abaten fáciles, placenteras e impunes sobre los cuerpos de los ciudadanos. Más aún: si todas estas instancias fallan -la selección, la formación, el mando, el gobierno- deja de haber policía. Un grupo de matones puede hacerse con el monopolio de la violencia en un barrio o en un colegio: pero no son policías porque no son dueños, sino esclavos, de sus porras.

Tengo sesenta años. He vivido quince bajo la dictadura franquista y ya 45 en democracia. Confieso que la policía me sigue dando miedo. Puede que se trate de un atavismo infantil y que esté siendo injusto con los muchos policías (conozco alguno) que se toman en serio su trabajo como profesionales del señorío democrático sobre las porras. Pero ocurre que, cuando vuelvo la vista atrás, recuerdo miles de cargas policiales violentas e injustificadas y muy pocos expedientes o condenas por estos abusos. Al contrario: recuerdo más bien todas esas veces en las que la víctima de la porra se ha visto sentada en el banquillo acusada de agresión a la autoridad. No sé si este es el caso, por ejemplo, de Isa Serra, la diputada de UP condenada a 19 meses de prisión. No es que yo crea a Isa Serra porque no es policía y mucho menos porque sea mujer. Es que la repetición monótona de casos como éste me lleva más bien a temer con fundamento que, al revés y en general, se tiende a creer al policía porque es policía, en el marco de un corporativismo antijurídico, orientado a seleccionar políticamente al "delincuente", que contamina toda la estructura institucional del Estado.

Si las porras mandan, no hay Policía; si la no-Policía, tras usar la porra, se mantiene impune, no hay justicia. Si no hay policía ni justicia, el Estado renuncia al monopolio democrático de la violencia y los ciudadanos quedan desprotegidos a merced de los matones de barrio. Muchas cosas han cambiado en sesenta años: los médicos, por ejemplo, y los maestros y hasta los políticos. La Policía no. Una mujer no puede estar más o menos embarazada, pero un país sí puede ser más o menos democrático. España es ya una democracia, pero no es todavía una democracia. Entre este "ya" y este "todavía" se juega el dilema, cada vez más acuciante, entre avanzar o retroceder. No tengo la impresión de que estemos avanzando.

https://blogs.publico.es/dominiopublico/38920/espana-un-estado-sin-policia/

Nota del blog  .-  Este articulo , me daría para escribir un libro sobre el tema . Al final del franquismos en un articulo de Le Monde Diplomatique se preguntaba que iba hacerla  la futura democracia con tanta policía .. Policía Nacional ,Guarda civil . Policías secretas . Policías de las tres policías de información de cada cuerpo , y luego el servicio secreto y el ejercito y el Somaten , al final había mas de 8 organizaciones policiales .. y ahora hay dos más autonómicas menos el Somaten .Y hay un peso policial personal a parte de la porra la pistola que es como el falo policial en el que apoya su seguridad en ultima instancia , el derecho a portar armas es solo de ellos . Recuerdo que en la época del franquismo a la Policía Nacional le llamábamos el "sindicato de la porra" .. y siguen teniendo el mismo "recurso del método" . Cuando vi las cargas del 1-O en Cataluña ,me dije que lo  íbamos apagar a caro , seas independentista o no , no olvidemos que aun hay la ley de mordaza y golpean  a veces hasta los fotógrafos.. y luego los acusan de golpearles . 

Pero no olvidar que tras ello hay un fascismo institucional  que antes solo lo denunciaba  la prensa alternativa y  ahora ,  ya lo denuncia la prensa progresista  .España en la democracia actual no tiene una cultura antifascista , la Transición la olvido  y no ilegalizo  ni al franquismo ni el fascismo  , es más los mantuvo legales  y los legitimó  ,por eso es institucional y policial .¿ Pero qué hace  el  gobierno sin anular  la ley mordaza? . ¿ Que hace el gobierno sin anular la ley de punto final  que  fue la ley de amnistía del 77 ? . ¿ Y qué hace la UE qué no expulsa a Hungría? ¿ Y qué hace la UE con un presidente rotativo esloveno  igual ? . ¿ España tampoco es el único  país que pasa esto ? . ¿ El autoritarismo institucional no es la cuna del fascismo? . Por eso la  cuna  del fascismo español  es el franquismo . ¿ Sino como es que aun hay  114 asesinados en las cunetas  . Único país del mundo  con Camboya según  la ONU . ¿  Y el Valle de los Caídos  por  Dios y por España para recordarlo ? . El franquismo fue mucho peor que el fascismo italiano , el modelo fascista  , eso modelo nunca triunfo en España. Si no un golpe militar con una guerra genocida . La democracia liberal  en España además fue republicana de liberales de izquierda . Y la derecha española ahora es iliberal y  demócrata accidental  .

y ver ..

El racismo institucional https://blogs.publico.es/otrasmiradas/50518/el-cartel-de-vox-y-los-brazos-del-racismo-institucional/