lunes, 25 de mayo de 2020

Roque Dalton , poeta salvadoreño .




Roque Dalton: El unicornio azul salvadoreño


Fuentes: Rebelión
Mi unicornio azul ayer se me perdió,
Pastando lo deje y desapareció.
Cualquier información bien la voy a pagar.
Las flores que dejó no me han querido hablar”
Silvio Rodriguez. Canción homenaje a Roque Dalton.
El día 14 de mayo de 1935 nació en San Salvador, capital de la República de El Salvador, uno de los más brillantes poetas y ensayistas latinoamericanos, Roque Dalton García. Comprometido con la lucha de su pueblo, vivió las penurias, alegrías y las contradicciones de una época que marcó igualmente su muerte, absurda, deleznable, a manos de sus propios compañeros, el día 10 de mayo de 1975.
Hace unos años mi hijo mayor, que cumple años en el mes de mayo, demandó explicaciones respecto a su nombre. Por qué este nombre, de dónde provenía tal manera de llamar a alguien. Por qué se llamaba Roque y no Juan por ejemplo. No tuve que hacer mucha memoria para recordar a un poeta y su vida que llenaron mis horas por largas jornadas y que influenció esta elección a la hora de dar un nombre significativo a este hijo que hoy interrogaba por el suyo. No hay año en que no recuerde a este poeta y mi mejor homenaje es justamente traerlo año a año a este presente, a través de estas letras.
Roque Dalton García es el nombre del ejemplo. Un hombre al cual podemos perfectamente asimilar la paráfrasis de su propio homenaje a la muerte del Che. Roque Dalton es: “la encarnación de lo más puro y lo más hermoso que existe en el seno de esa actividad grandiosa que nos impone nuestra época: la lucha por la liberación de la humanidad; la profunda lección moral y política de su vida y de su muerte forma parte inapreciable del patrimonio revolucionario de todos los pueblos del mundo, y cuya desaparición física es un hecho irreparable para el cual no debemos escatimar lágrimas de revolucionarios; la actitud fundamental a que nos obliga su actual inmortalidad histórica es hacernos verdaderamente dignos de su ejemplar sacrificio”
Un hombre como Nosotros
“La poesía no se escribe con ideas, sino con palabras” declaraba, a fines del siglo XIX, el poeta francés Guillaume Mallarmé. Esta sentencia, errada en Latinoamérica, y supongo que en el resto del planeta, sobre para todo aquel que tenga como arma de combate la escritura contra las injusticias que se cometen, cae estrepitosamente ante la obra vital y literaria de poetas, narradores y todos aquellos hombres y mujeres que han hecho de la literatura el modo de expresar verdades, sentimientos, deseos, anhelos e igualmente fracasos.
Uno de esos hombres, vital, vigoroso y tenaz fue Roque Dalton García, una de las figuras cimeras de la poesía Latinoamericana del siglo XX. Tan genial como desconocido, tan brillante como comprometido con las causas de justicia y libertad de su pueblo, El Salvador, país en el que nació el 14 de mayo de 1935. Hijo de un estadounidense afincado en esas tierras centroamericanas y una enfermera salvadoreña, estudió en un colegio de jesuitas que le entregó las armas de la disciplina y la constancia. A pesar de esa formación religiosa supo empaparse de la realidad trágica de su pueblo y abrevar su espíritu inquieto con letras de Neruda, Vallejo y los representantes de la escuela Surrealista.
Los poetas franceses como Billón, Saint John Perse, Kafka, Salarrué y hasta Henry Miller allegaron agua a ese molino creativo, inquieto, pleno de un humor desbordante y de extremo rigor intelectual, como solía caracterizarlo el fallecido escritor argentino Julio Cortázar quien admiraba la obra de dalton «Roque es para mí el ejemplo muy poco frecuente de un hombre en quien la capacidad literaria, la capacidad poética se dan desde muy joven mezcladas o conjuntamente con un profundo sentimiento de connaturalidad con su propio pueblo, con su historia y su destino”. Roque Dalton se definía como uno de nosotros, sin más ni menos: “Yo como tú, amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos. Y que mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poseía de todos”. Poeta y revolucionario son dos conceptos que en Roque Dalton se conjugaron con perfecta armonía. Demostró, mediante su temática como escritor y en la vida práctica como intelectual comprometido con las causas justas de su pueblo y de Latinoamérica, que la verdad sí podía ser encerrada en palabras. Mediante la poseía, sostenía Dalton, era posible decirlo todo.
“… Poesía, perdóname por haberte ayudado a comprender que no estás hecha sólo de palabras… agradecido te saludo poesía porque hoy al encontrarte (en la vida y en los libros) ya no eres sólo para el deslumbramiento, gran aderezo de la melancolía. Hoy también puedes mejorarme, ayudarme a servir, en esta larga y dura lucha del pueblo…” Para Roque Dalton el trabajo poético le permitía expresar su propia vida, su tiempo: “Camino para tal intento, desde el hecho, aparentemente simple de ser salvadoreño, parte de un pueblo latinoamericano que busca su felicidad luchando contra el imperialismo y la oligarquía criolla y que, por razones históricas bien concretas tiene una tradición cultural sumamente pobre. Tan pobre, que solamente en una debilísima medida la ha podido incorporar a esa lucha que reclama todas las armas”.
Un poeta revolucionario
Sus letras, opiniones y acciones son expresión de diversidad, riqueza en el uso del lenguaje y compromiso político. Riqueza oral y escrita demostrada verbo a verbo, poesía de rompimiento con los moldes y usanzas de la época. Sus poemas son edificios elaborados con insólitas relaciones, entre elementos disímiles en una lucha dialéctica de unión y lucha de contrarios. Viajó, al igual que su referente político y modelo de hombre: El Che, por gran parte de Latinoamérica. Vivió en Chile, donde estudió la carrera de leyes y en México, donde se empapó de periodismo y tertulias literarias.
A pesar de militancias, luchas, y avatares políticos su visión de la poesía era firme: “El poeta debe ser fundamentalmente fiel con la poesía, con la belleza. Dentro del caudal de lo bello debe sumergir el contenido que su actitud ante la vida y los hombres le imponga como gran responsabilidad de convivencia, Y aquí no caben los subterfugios ni la inversión de los términos. El poeta es tal porque hace poesía, es decir, porque crea una obra bella. Mientras haga otra cosa será todo lo que quiera menos un poeta. Lo cual, por supuesto, no implica con respecto al poeta una privilegiada situación entre los hombres, sino tan sólo una exacta ubicación entre los mismos y una rigurosa limitación de sus actividades, que también sería eficaz en el caso de particularizar la calidad de los médicos, los carpinteros, los soldados o los criminales”.
“La ventana en el rostro” escrita en el año 1961 fue su primer libro, donde están contenidos las características de lo que sería todo su trabajo futuro: Un lenguaje fulgurante, rupturista, la voluntad conceptual y una estructura innovadora que empieza a abrirle paso en la gran camada de poetas, cuentistas, ensayista y novelistas que ha dado Latinoamérica en el siglo XX. Le siguió “El Turno del Ofendido”, donde comienza a perfilarse con mayor nitidez su poesía plena de ironía y crítica no sólo frente a otros poetas, sobre todo los adoradores del soneto, que para Dalton significaba, en ese momento “una poesía conservadora, anacrónica y no sólo por el formalismo esencial que el sonetismo conlleva, sino porque los problemas de la vida actual no caben en vasos tan puros y estrechos” (Carta de Roque Dalton a los autores de la revista “De aquí en adelante”.
En el Poema “Canto a nuestra posición”, dedicado a su amigo y compañero Otto René Castillo, expresa su crítica afilada a esos llamados de hacer florecer todo en el poema ya que el hombre parecía ser un pequeño dios: “…¿Cómo pudisteis cantar infamemente a las abstractas rosas y a la luna bruñida, cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre y se sentía el alma sepultada bajo un volcán de látigos y cárceles, de patrones borrachos y gangrenas y obscuros desperdicios de vida sin estrellas?… Ay poetas que os olvidasteis del hombre, que os olvidasteis de lo que duelen los calcetines rotos, que os olvidasteis del final de los meses de los inquilinos, que os olvidasteis del proletario que se quedó en una esquina con un bostezo eterno inacabado, lleno de balas y sin sangre, lleno de hormigas y definitivamente sin pan… ay poetas ¡como duelen vuestras estaturas inútiles!”
Estudió e investigó con rigurosidad y con originalidad la historia de El Salvador a través de la publicación de un libro de testimonio fundamental, respecto a las luchas obreras y campesinas en El Salvador: “Miguel Mármol: la insurrección en El Salvador, año 1932” donde a través de la historia de este personaje real se da cuenta de la represión al levantamiento campesino que ocasionó 20.000 muertos en apenas tres meses. Su quehacer literario lo colocó al servicio de su pueblo y cuando este reclamó su presencia en esa inmensa estepa verde que son las montañas de Morazán, y ellas se convirtieron en su hogar no dudo un minuto en convertirlas en una nueva trinchera de palabras y balas.
Morazán se convirtió en el último centro de su creación, no sólo de dardos-palabras maravillosas lanzadas al centro de la injusticia, golpes de ideas, de agudezas sustantivas, verbales y adjetivas, bofetadas de realidad, sino también de plasmar a ese hombre nuevo, que años atrás, en montañas de la sierra boliviana se empezó a visualizar en forma de pájaro de fuego llamado Ernesto. Morazán sería su escalón más alto en la vida de un revolucionario, su vida plena pero también su muerte, tan brutal como absurda a manos de una fracción de la organización guerrillera en la cual militaba (el Ejército Revolucionario del Pueblo), en el trágico 10 de mayo del año 1975
¿Cuáles fueron los cargos, en concreto, que le formularon? Preguntó Juan José Dalton (Hijo de Roque) en una entrevista realizada a uno de los responsables de la muerte de su padre, el exlíder del ERP, Joaquín Villalobos (1)
“Básicamente fueron dos, el cargo más importante que se le imputaba era el de promover la insubordinación y la deserción; el segundo fue un cargo adicional que en realidad nunca llegó a documentarse sino que fue un cargo bajo sospecha. El cargo insubordinación para aquel entonces se podría considerar como real, pero de lo que se estaba tratando era de un problema político, o sea, parte de los problemas de la etapa fundamentalista de una organización en desarrollo. Lo que él estaba haciendo era tomando contactos con gente para convencerlas políticamente de su posición y eso a la luz de nosotros -en la otra posición- era considerado divisionismo. Había hablado con un compañero, que fue el primer explosivista, Pancho, y lo había incitado a que se insubordinara, a que se fueran juntos porque estaba planteado claramente un problema político. El segundo cargo en realidad fue formulado bajo sospecha a raíz de una historia con relación a su fuga de la cárcel de Cojutepeque (1964); hecho en el que quedó como un chisme, que su fuga la propició la CIA.
A esto, ya no a la luz de nuestra posición de aquel momento, no a la luz de aquel debate que teníamos entre nosotros, sino explicándome este fenómeno con la misma lógica que explicó la parte nuestra, el problema es que Roque estuvo con un conflicto dentro del Partido Comunista y en éste también era tradición que los que disentían se les cargaba con motes de este tipo y cualquier cosa era considerada inmediatamente peligro de agente enemigo. Todavía recuerdo, incluso, que en los años 70 a los que comenzamos a formar los primeros grupos armado se nos tachó de ser de la CIA; era parte de la lógica de la época. Pero, de ninguna manera aquello tenía ni la más mínima seriedad.
A partir de ahí se consideró que era un peligro si se le dejaba en libertad ya que eso podía afectar a la seguridad del resto; estas son las argumentaciones más fuertes que en una etapa de clandestinidad se arguyen para no atender los problemas que a veces constituyen disidencias políticas; incluso, hasta en algunos casos se llega a entender que son disidencias políticas pero por el temor a que se deriven en problemas de seguridad, entonces se incurren en faltas tan graves como el ajusticiamiento y los fusilamientos y la tendencia de eliminar a un opositor, a un adversario político”
Terrible destino, triste realidad de aquellos que asesinaron a este hombre, en especial Joaquín Villalobos convertido, posteriormente en profesor visitante en una universidad inglesa y miembro de la Fundación estadounidense Dialogo interamericano. La historia nos ha mostrado que el acusador infame termina como escudero del imperio (2) Un Villalobos enaltecido por la prensa de las potencias occidentales, pero que jamás llegará ni siquiera al talón de un hombre como Roque, bajo en estatura pero gigante como poeta y rebelde en una conjugación práctica y, estaba convencido que una de las vías fundamentales, posibles de transformar al intelectual en intelectual revolucionario era la acción social.
Una práctica que le daba temor, tan presente junto al miedo y la pérdida de la inocencia en cada uno de sus poemas: “27 años: Es una cosa seria tener veintisiete años, en realidad es una de las cosas más serias. En derredor se mueren los amigos de la infancia ahogada y empieza a dudar uno de su inmortalidad”. Esa praxis social debía hacerse en el seno de la lucha de los pueblos que llevan a cabo su combate por dejar sólo de sobrevivir y llegar a conocer lo que es vivir como un verdadero ser humano. Su paso por Cuba, donde dejó a sus hijos, para dedicarse a la lucha guerrillera le dio la formación necesaria, desde el punto de vista político, literario y de reconocimiento expresado en su Premio Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1969, por su poemario “Taberna y otros lugares”.
Este libro de poemas es la expresión de lo que fue Roque Dalton, un insurrecto permanente, un visionario, un hombre dotado de gran sutileza. En plena efervescencia pre-Primavera de Praga en el año 1968, Roque Dalton solía visitar las viejas tabernas del centro de la capital de la ex-Checoslovaquia, después de su trabajo en la Revista Internacional, que reunía la crema y nata de los ideólogos comunistas de ese entonces. En esas visitas llenas de espumosos brebajes, Roque, armado de una vieja máquina grabadora se deleitaba escuchando las conversaciones de estudiantes, obreros y soldados. De ese trabajo salió «Taberna y otros lugares», pero también el convencimiento que el socialismo, en aquellos grises países de Europa del Este no eran el modelo natural de esa visión de mundo, que tarde o temprano reventaría por sus propias contradicciones, y que Latinoamérica no debía trasladar mecánicamente las experiencias políticas allende el Atlántico.
El gran habitante del pequeño Pulgarcito
Uno de sus hijos, Juan José Dalton, lo describe como un tipo genial, poseedor de sentido del humor inigualable, un hombre que sabía esconder las tristezas bajo una permanente sonrisa y con una decisión inquebrantable. Así, cuenta Juan José: “En La Habana teníamos un vecino que se llamaba Fernando Martínez, era un experto en marxismo-leninismo. Como en su casa se había roto el refrigerador, mi papá le guardaba la carne y el pollo a cambio de clases de materialismo. Cuenta Fernando que en una de esas calurosas tardes de 1972 había salido a la verja de su casa. Bajando por la calle J del Vedado (donde aún está nuestra casa en La Habana), venía rodando mi padre. El poste de la esquina lo detuvo. Fernando se le acercó. “¿Roque, que te pasa chico? Mira como vienes…” “No voy a seguir bebiendo Fernando, porque si no, no voy a poder ser guerrillero”, le contestó a modo de autocrítica. “Efectivamente, nunca más lo volví a ver tomado… Fue la última vez. Nunca creí que esa la despedida”, me contó aquel cubano”. Era la última vez pues su próximo paso era integrarse a las fuerzas guerrilleras que actuaban en El Salvador.
Roque era también un escritor del más íntimo lirismo, capaz de expresar los dolores que llegaban del testimonio práctico de las heridas de su pequeño pulgarcito, como una vez definió la poetisa chilena Gabriela Mistral a El Salvador. Sus letras venían del pueblo, de la herida vallejiana que carcomía la vida de ese Salvador suplicante de ser salvado. Un poeta que legó la policromía de su estilo, la riqueza y vivacidad de su prosa refulgente y dinámica, la belleza de sus ideas y lenguaje. Nos dejó un arma defensiva a la cual recurrir, cuando los significados y significantes nos amenazan con evadir sus responsabilidades. Sus escritos no marcharon nunca al margen de la hoy tan vilipendiada lucha de clases pero, esa contradicción vital era transmitida en forma tan sugerente y pedagógica, tan finamente irónica y genial, que podía enseñar más con el corazón que con manuales.
Roque, a su manera, mostró el escalón más alto del ser humano, para llegar a tener los derechos nunca alcanzados de su pueblo: “El escritor y el artista latinoamericano promedio lucha en distintos niveles contra el régimen que lo discrimina, lo humilla y lo persigue. Y más que el poeta y el escritor, es el subversivo, el perseguido, el preso, el torturado. Y comienza a ser el asesinado junto a miles de su pueblo, y el que combate con las armas en la mano, en consecuencia los nombres de Javier Heraud, Edgardo Tello, Otto René Castillo encabezan la lista”. Su pequeña amada patria era un tema constante en sus letras. Mezclaba en ello la rabia y la ternura, el amor y el odio más profundo. Mientras su madurez biológica avanzaba inexorable, su florecimiento intelectual, nutrido en tierras latinoamericanas y europeas, desbordaba los cauces poéticos conocidos hasta la época. Su amor por ese pedazo de tierra de 20.000 kilómetros cuadrados no tenía los límites señalados en mapas y acuerdos políticos, pero se había transformado, con el paso de los años y el exilio, en un dolor que laceraba todo su ser…”
Roque estaba convencido de que la libertad de su diminuta tierra era parte de la construcción de múltiples patrias dispersas por la mestiza Latinoamérica. La edificación de un verdadero Nuevo Mundo, con hombres nuevos era considerada por Roque Dalton como un camino plagado de dificultades, una senda difícil, dura y terrible, que necesitaba de inéditos y más penetrantes dolores para lograr erradicar su enajenación: “Necesitas bofetones, electroshocks, Psicoanálisis, para que despertés a tu verdadera personalidad… habrá que meterte a la cama, a pan de dinamita y agua, lavativas de cóctel molotov cada quince minutos, y luego nos iremos a la guerra de verdad, todos juntos, novia encarnizada, mamá que parás el pelo”
Ser fuerte sin perder la ternura
Roque fue también periodista, que desuella, enseña y no hace de la lisonja el pan de cada día. Se alejó y burló del dogmatismo: opio del deseo y práctica de cambios. Los esquemas incuestionables, hayan sido políticos o literarios no eran su alimento. No existía disyuntiva entre su creación artística y la política, entre versos y reforma agraria, entre ensayos literarios y prácticas guerreras ¿Su máxima? La duda, siempre la duda en lugar del dogma que adormece. La crítica que construye en lugar del acatamiento incondicional. El aprendizaje de esto fue un proceso doloroso: 
“Mi actitud ante el contenido ideológico y la trascendencia social de la obra poética está determinada fundamentalmente por dos hechos extremos: el de mi larga y profunda formación burguesa y el de la militancia revolucionaria que mantengo desde algunos años. La práctica en las filas del partido ha organizado mi preocupación de siempre por los problemas de la gente que me rodea, del pueblo, en último grado y ha ubicado con exactitud ante mi atención, las responsabilidades fundamentales a las cuales deberse, así como a la forma concreta de realizar esos deberes a lo largo de la vida. Pero los largos años en el Colegio Jesuita, el desarrollo de mi primera juventud en el seno de la chata burguesía salvadoreña, el apegamiento a formas de vida irresponsables, alejadas con santo horror del sacrificio o de los problemas esenciales de la época, han dejado en mí sus marcas, las cicatrices que aún ahora duelen”.
Estas palabras escritas en su ensayo “Poesía y militancia en América Latina” son ese ejemplo de autocrítica que animaba a Roque Dalton y que resumen esa vida plagada de contradicciones pero siempre honesta. El destino con la revolución marcó su existencia, era un indiscutible compromiso de pareja. En un mundo como el que se nos presenta en este nuevo milenio requiere de nuevos honores, de nuevas formas de enfocar los cambios necesarios para los pueblos subdesarrollados, pero igualmente se necesita de un conciencia de revolucionarios, de poetas como Roque que si la muerte no lo tuviese en su seno, seguiría convocando a esta generación de móviles y globalización en la necesidad de ser revolucionarios hoy, en la época dura, la única que da posibilidades de ser sujeto de epopeyas: “Ser revolucionario cuando la revolución ha eliminado a sus enemigos y se ha consolidado en todos los sentidos puede ser, sin lugar a dudas, más o menos glorioso y heroico. Pero serlo, cuando la calidad de revolucionario se suele premiar con la muerte es lo verdaderamente digno de la poesía. El poeta entonces la poesía de su generación y la entrega a la historia”. 
Roque Dalton García entregó su poesía a toda una generación de latinoamericanos que a 45 años de su asesinato, tan brutal como absurdo, a manos de un grupo de dogmáticos que jamás conocieron al verdadero Roque, camuflado bajo el nombre de Julio Delfus Marín en las montañas de Morazán. Quienes lo asesinaron jamás le perdonaron su humor, su desparpajo ante las más insólitas situaciones, su imaginación llena de optimismo por el mejoramiento humano. Quienes lo asesinaron lo acusaron de aquello que jamás tuvo un dejo de verdad, lo asesinaron enceguecidos en su ortodoxia, en su abominación como seres humanos, en su desprecio por lo diversos, por lo que sobresale sobre lo gris.
El poeta nicaragüense Julio Valle al saber sobre la muerte de su amigo dijo a su hijo Juan José “Mirá hermano, quienes mataron a Roque no tenían humor” una ingeniosidad tan permanente y vital que hizo exclamar a Eduardo Galeano que Roque era capaz de hacer reír hasta las piedras. Capaz de sacar sonrisas, pero recordarnos sobre el sufrimiento de sus hermanos en el Poema de amor:
“Los que ampliaron el Canal de Panamá (y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”) los que repararon la flota del pacífico en las bases de California, los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua, por ladrones, contrabandistas, por estafadores, por hambrientos… los sembradores de maíz en plena selva extranjera, los reyes de las páginas rojas, los que nunca sabe nadie de dónde son, los mejores artesanos del mundo, los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera, los que murieron de paludismo o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla en el infierno de la bananeras, los que lloraron borrachos por el himno nacional, los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de la gran puta… los eternos indocumentados, los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, los primeros en sacar el cuchillo, los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos”.
Roque Dalton murió y ahora que El Salvador luego de muchos años de guerra civil se ha consolidado una nueva y enigmática caminata por inéditos derroteros, donde imperan el populismo, las bandas armadas, el desangramiento de sus hombres y mujeres que parten al norte en busca de mejor destino. En este momento de pesadumbre se hace imperativo recordar a aquellos, que regaron con su fresquísima sangre el camino que hoy transitan otros nuevos hombres. Él murió, pero está encarnado en muchas vidas que encuentran en su ejemplo la luz que guía y alecciona. Ha resucitado en este nuevo El Salvador, tal vez un poco mejor que aquel sangrante país que conoció sus pasos terrenos.
Roque Dalton, hombre pequeñito de estatura pero gigante y feroz con la pluma y el fusil está riendo y lo hace henchido de placer a pesar de las masacres y las lágrimas jamás recuperadas. Roque es el recuerdo de la sangre joven prodigada por salvadoreños e internacionalistas que lucharon por un Salvador más justo, que entregaron sus vidas por una causa que no importaba tener como norte la muerte si de verdad se moría entre pájaros y árboles, como decía el poeta Javier Heraud. Roque ha triunfado y pronto será parques infantiles, escuelas, hospitales, será nuevos poemas por venir, un continente reidor y feliz por tener en su vientre a millones de nuevos Roques por nacer.
Notas
1. El otrora líder de la exguerrilla salvadoreña Joaquín Villalobos (profesor hoy en una Universidad Francesa), reconoció en exclusivo al diario mexicano Excelsior, en el año 1993, en entrevista dada al hijo de Roque, Juan José Dalton, que el asesinato del destacado escritor Roque Dalton es el error más grande que haya cometido en su carrera política como integrante del «colectivo» que decidió tal acción. Un «tribunal», del cual Villalobos «no quisiera hablar», lo condenó a muerte bajo cargos de «sedición», de «ser agente del enemigo y de la Agencia Central de Inteligencia (ClA)». Pruebas fehacientes de los cargos que se le imputaron no se presentaron entonces y en la actualidad las acusaciones son «totalmente devaluadas», por lo que todo parece indicar, y confirma las denuncias de importantes sectores nacionales e internacionales, que se trató de un asesinato político sin justificación de ninguna índole. Para leer la entrevista completa puede acudir a http://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/habla-joaquin-villalobos-uno-de-los-responsables-del-asesinato-de-roque-dalton
2. Villalobos desmontó el Ejército Revolucionario del Pueblo y pasó a una misteriosa vida apolítica. Tuvo la oportunidad de ocupar una cátedra en la prestigiosa universidad inglesa de Oxford, ignoro a partir de cuáles méritos académicos. Pero a poco volvía a América Latina, escribía para el diario español El País y se convertía en asesor político de ¡Álvaro Uribe! Como última noticia –para redondear el currículum del asesino en jefe– escribe sobre la manera de enfrentar al chavismo. Lo que allí dice es lo de menos, pero el propósito del libelo responde una pregunta –no la muy compleja de cómo derrotar al pueblo venezolano– sino otra que nos hemos hecho muchos amigos de Roque Dalton, ¿cuál fue la verdadera causa de su asesinato?
Creo que está muy claro que Villalobos, el guerrillero jefe del ERP, el asesino de Roque ha sido desde el primer momento un agente de la CIA, un ejecutor de claros y ambiciosos proyectos del imperialismo
Este supuesto “hombre de izquierda”, tan de izquierda como para considerar traidor a Roque Dalton porque “llevaba una vida bohemia, escribía poesía y amaba la Revolución Cubana”, fue asesor de Álvaro Uribe, el más fiel servidor que, en los últimos tiempos, han tenido los Estados Unidos en América Latina; colabora en un diario que ha girado enteramente a la derecha, pero el asesinato de Roque Dalton fue su máxima colaboración con la CIA.
Desnuda.
Amo tu desnudez ,
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua,
cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.


Poesías de Roque Dalton...http://amediavoz.com/dalton.htm

domingo, 24 de mayo de 2020

El código penal y la democracia en España. ( 3ª parte)

El Código Penal de la democracia militante española 

(1995-2015)

Daniel Escribano


SinPermiso.

Tras casi dos décadas funcionando con un Código Penal franquista desde la aprobación de la Constitución, en 1995 las Cortes españolas elaboraron uno nuevo, que sus impulsores calificaron de Código Penal de la democracia (Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre). Sin embargo, la mayoría de los “delitos” que Löwenstein(1) consideraba propios de una democracia militante han permanecido y los cambios respecto al Código de 1973 en lo tocante a los delitos de opinión han sido escasos. Desapareció la apología de los “delitos contra la seguridad del Estado”, pero se mantuvo, y ahora como delito, la del delito en general (art. 18). Además, una reforma de 2000 (Ley Orgánica 7/2000, de 22 de diciembre) reintrodujo el tipo específico de apología del “terrorismo”, con el nombre de “enaltecimiento” (art. 578) y penas de cárcel de entre uno y dos años, que la reforma de 2015 de este artículo ha aumentado hasta tres (Ley Orgánica 2/2015, de 30 de marzo) y que tienen que imponerse en su mitad superior cuando las expresiones enjuiciadas se hayan publicado en medios de comunicación o Internet. Huelga decir que el “Código Penal de la democracia” militante ha mantenido el delito de injurias al jefe del Estado —con penas de entre seis meses y dos años de cárcel, si son “graves”, y multa de seis a doce meses, si son de naturaleza “leve” (art. 490.3)—, que, además, ahora se extienden a las “Cortes Generales o a una asamblea legislativa de comunidad autónoma” (art. 496), al “Gobierno de la nación, al Consejo General del Poder Judicial, al Tribunal Constitucional, al Tribunal Supremo, o al Consejo de Gobierno o al Tribunal Superior de Justicia de una comunidad autónoma” (art. 504.1). Si no bastaba con esta retahíla de instituciones sobreprotegidas penalmente, la mencionada reforma de 2000 añadió a “los Ejércitos, clases o cuerpos y fuerzas de seguridad” (art. 504.2). Así, pues, se recuperaba y ampliaba el tipo introducido por la Ley de 23 de marzo de 1906. Igualmente, el “Código Penal de la democracia”, en la línea militante descrita por Löwenstein, ha mantenido el delito de “ultrajes a España”, también introducido por aquella Ley, agregando ahora a “sus comunidades autónomas o a sus símbolos o emblemas” (art. 543).
Los defensores de la tesis de que el Estado español no es una “democracia militante” porque su Constitución no contiene preceptos como los de los artículos 9.2 y 21.2 de la Ley Fundamental de la RFA soslayan que en 2002 las Cortes españolas aprobaron una ley que anunciaba la declaración de ilegalidad y disolución de los partidos políticos cuya actividad “vulnere los principios democráticos, particularmente cuando con la misma persiga deteriorar o destruir el régimen de libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático” (Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de partidos políticos, arts. 9.2 y 10.2.c). Si entre “deteriorar o destruir el régimen de libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático” y causar “perjuicio” al “orden fundamental democrático-liberal” (art. 21.2 de la Ley Fundamental RFA), o entre anunciar la declaración de ilegalidad de un partido político y calificarlo de “anticonstitucional”, hay alguna diferencia, a nosotros se nos escapa. O acaso el criterio para calificar a una democracia de militante sea que las restricciones de derechos fundamentales se consignen en la Constitución, de modo que el sistema político cuyo ordenamiento jurídico relegue a la legislación infraconstitucional dichas restricciones queda exonerado de dicho adjetivo...
Con todo, debe reconocerse que el máximo intérprete de la Constitución española sí se ha mostrado más sensible a los principios de las democracias no militantes, si bien sólo en lo atinente a la libertad de expresión del negacionismo de genocidios. En efecto, si en 1995 el legislador penal español, en la línea de las “democracias militantes”, tipificó como delito la difusión de “ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen” los casos históricos de genocidio “o pretendan la rehabilitación de regímenes o instituciones que amparen prácticas generadoras de los mismos” (art. 607.2), el Tribunal Constitucional (TC) consideró contraria a las libertades de opinión e investigación reconocidas en el artículo 20 de la Constitución la inclusión en el precepto del verbo negar (sentencia 235/2007, de 7 de noviembre). No obstante, el delito de negación del genocidio se reintrodujo en 2015 (Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo), en el artículo que define los denominados delitos de odio (510), pero no la penalización de las doctrinas propugnadoras de la “rehabilitación de regímenes o instituciones” que han amparado procesos de genocidio, tipificación que no había sido declarada inconstitucional por el TC. Además, con el pretexto de que parte del contenido del apartado segundo del artículo 607 de la primera versión del “Código Penal de la democracia” se había trasladado al artículo 510, el antiguo artículo 607.2 fue derogado y la difusión de doctrinas defensoras de la “rehabilitación de regímenes o instituciones” amparadores de genocidios, despenalizada.
Código Penal y religión
Mención especial merecen los tipos penales relacionados con las religiones. Aquí también se da una sobreprotección penal, nuevamente en detrimento de los derechos fundamentales y del principio de igualdad jurídica. Los Códigos Penales de 1822, 1848 y 1850 y otras normas especiales del período establecieron, lisa y llanamente, el catolicismo obligatorio, llegando al paroxismo de despojar de la nacionalidad a quien apostatara (art. 233 CP 1822) o de tipificar como delito la mera defensa de “que se permita el culto de cualquier otra” religión (art. 30.2 del Real Decreto de 2 de abril de 1852). En lo tocante al Código Penal progresista de 1870, aún mantuvo graves restricciones de la libertad de expresión en materia religiosa y moral, las más notorias de las cuales eran el mantenimiento de los tipos penales de “escarnio” de “alguno de los dogmas ó ceremonias de cualquiera religion que tenga prosélitos en España” (art. 240.3); la “profanación” de “objetos destinados al culto” (art. 240.4); la exposición, “por medio de la imprenta y con escándalo”, de “doctrinas contrarias á la moral pública” (art. 457), o la calificación como “asociaciones ilícitas” de las “contrarias á la moral pública” (art. 198.1). Además, la retahíla de preceptos del Código de 1848 que protegían a la doctrina y parafernalia católicas (arts. 133, 481, 482), más que desaparecer, se refundían en el nuevo delito de realización (“con escándalo”) de actos que “ofendieren el sentimiento religioso” (art. 241) o, como falta, la “perturbación” de “los actos de un culto” y la “ofensa” mediante cualquier modo no previsto en estos artículos de “los sentimientos religiosos de los concurrentes” (art. 586.1). También persistían delitos singularizados para proteger a la figura del “ministro de cualquier culto” en ejercicio de sus funciones, incluso de actos meramente verbales (art. 240.1), y la “celebracion de las funciones religiosas” de perturbaciones o interrupciones (art. 239). Igualmente, se mantenían conceptos como “ofensa” al “pudor ó las buenas costumbres” (art. 456), incluso en la forma de “estampas ó grabados” (art. 586.2).
En lo tocante a la Segunda República, el laicismo no pasó de la Constitución (art. 3), toda vez que el Código Penal de 1932 mantuvo todos y cada uno de los “delitos” en materia religiosa y moral del Código de 1870, incluso textualmente, limitándose el legislador a rebajar las penas. Y, en el caso del régimen actual, la laicidad no ha llegado ni siquiera a aquélla. En efecto, la Constitución de 1978, a pesar de declarar que “[n]inguna confesión tendrá carácter estatal”, anuncia inmediatamente que los poderes públicos “tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones” (art. 16.3). Además, en un auténtico despropósito pedagógico, el artículo que supuestamente reconoce el derecho a la educación eleva a la categoría de derecho, y de rango constitucional, la práctica de las confesiones religiosas de adoctrinar a los niños, con el pretexto del pseudoderecho parental a que “sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (art. 27.3), lo que es incompatible con el aprendizaje teóricamente veraz y empíricamente fundamentado de la lógica de los fenómenos físicos, químicos o biológicos y con el grueso de la filosofía desde la Ilustración. Este adefesio constitucional supone una regresión en toda regla respecto a la Constitución de la República, que anunciaba la enseñanza “laica” y basada “en ideales de solidaridad humana” (art. 48). Los privilegios de la Iglesia católica anunciados en la Constitución de 1978 se concretaron en los cuatro acuerdos suscritos entre el Estado español y el Vaticano el 3 de enero de 1979, entre los que destacan los siguientes: la restricción de la libertad de cátedra para proteger a la doctrina cristiana (art. I del Acuerdo sobre enseñanza y asuntos culturales), que tiene que ofrecerse obligatoriamente en todos los centros de enseñanza e impartida por personal designado por el obispado (art. III); el derecho de la Iglesia a establecer centros docentes no universitarios (art. IX) y organizar cursos en las universidades públicas (art. V); el sostenimiento con recursos públicos de la Iglesia católica y una miríada de exenciones fiscales para ésta (arts. I, III y IV del Acuerdo sobre asuntos económicos), o la asunción del calendario festivo cristiano como calendario festivo oficial (art. III del Acuerdo sobre asuntos jurídicos). Como apunta el constitucionalista Javier Pérez Royo, estos acuerdos, suscritos formalmente tras la promulgación de la Constitución, son fácticamente preconstitucionales, ya que se negociaron antes de que ésta se promulgara y tenían como objetivo que la Iglesia católica mantuviera “parte de la situación de privilegio de la que había gozado durante el régimen del general Franco”.
En lo tocante al tratamiento penal de los actos contrarios a las religiones, si el Código de 1973 se inscribía en el marco establecido por los Códigos anteriores al de 1870, el de la democracia militante sigue a este último: mantiene el delito de “escarnio” de “dogmas, creencias, ritos o ceremonias” de una “confesión religiosa”, siempre que tenga como objetivo “ofender los sentimientos” de sus “miembros” (art. 525). Este precepto, además de restringir gravemente la libertad de expresión, es una muestra de los privilegios de que gozan las religiones, por cuanto ninguna otra creencia dispone de protección penal de su ideología ni de su parafernalia. En segundo lugar, el tipo presenta un problema grave de taxatividad, dada la subjetividad de lo que hay que entender por ofensa intención, y es susceptible de convertir en delictivas numerosas obras literarias y cinematográficas, el grueso de la filosofía contemporánea y el propio método científico. Asimismo, al legislador penal de un Estado que se declara aconfesional no le basta con un artículo que proteja los “sentimientos religiosos” y necesita otro que tipifica como delito un concepto que sólo tiene sentido en las ideologías religiosas: el de “profanación” (art. 524). Debe destacarse que los hechos tipificados en estos dos artículos no implican violencia. Asimismo, el Código Penal de la democracia militante “aconfesional” dedica un artículo específico (el 523) a la protección de “los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas” reconocidas legalmente contra interrupciones, perturbaciones o acciones destinadas a impedir que se lleven a cabo, tanto si los hechos se producen con “violencia, amenaza” o “tumulto” como si se realizan por “vías de hecho”. De entrada, debe criticarse que no se excluyan del precepto las acciones no violentas, crítica extensible a la redacción del apartado cuarto del artículo 514, que castiga el hecho de impedir o perturbar “el legítimo ejercicio de las libertades de reunión o manifestación” de cualquier tipo. Pero es aun más rechazable, desde el punto de vista del principio de igualdad, la concesión de una protección singularizada a las reuniones y manifestaciones de carácter religioso, hasta el extremo de imponer penas más altas a quienes interrumpan, perturben o impidan actos de dicha naturaleza: entre seis meses y seis años de prisión, contra penas de entre tres y seis meses y multa de seis a doce meses, cuando se obstruyen reuniones o manifestaciones no religiosas.
Notas
1) Karl Löwenstein, «Militant democracy and fundamental rights, II», The American Political Science Review, vol. 31, núm. 4, agosto de 1937, pp. 644-655.
(Una versión anterior texto se publicó en la revista Catarsi el 5 de mayo de 2020).

https://www.sinpermiso.info/textos/el-codigo-penal-de-la-democracia-militante-espanola-1995-2015

sábado, 23 de mayo de 2020

Julio Anguita . In memórian .

 Tengo una pensión de 1.848 euros, un Seat León y un ordenador ...


Ver vídeos  ....

 https://www.youtube.com/watch?v=OVvsbVibMvQ&feature=youtu.be

y ver ... De hace unos treinta años)

Sobre la necesaria revisión del Tratado de Maastricht
(De hace unos veinticinco años)

Negarse a pagar la deuda y los deberes republicanos
(De hace unos siete años)
 Fuente de estos  tres últimos  vídeos  Cordura 




jueves, 21 de mayo de 2020

Las fake news de Casado y Abascal .

Las 13 afirmaciones falsas con las que Casado y Abascal se oponen a prorrogar el estado de alarma


  • Ni  ha pedido nunca una prórroga indefinida del estado de alarma ni se ha perseguido a ningún medio de comunicación
  • Tampoco se ha pactado el traslado de etarras para comprar apoyos ni existe un informe que avale la letalidad del virus fechado el 10 de febrero

  
Infolibre .
Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (Vox). 

Los líderes de la derecha, Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (Vox), trufaron este miércoles sus intervenciones desde la tribuna del Congreso de afirmaciones falsas para apoyar su decisión de rechazar la prórroga del estado de alarma. La medida, que acabó obteniendo el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara, da soporte durante quince días al mando único sanitario y a las medidas de confinamiento —ya aliviadas parcialmente— que decidió el Gobierno para frenar los contagios.
Lo que sigue es una selección de las que ambos dirigentes incluyeron en sus discursos iniciales en el debate del Congreso.
PABLO CASADO (PP)

“Ha dejado abandonados a una mayoría de españoles a los que pretende acallar con el control de las redes sociales, los medios de comunicación y ahora también la calle”

El Gobierno no ha tomado ninguna medida para limitar el uso ni los contenidos de las redes sociales, que por lo demás son privadas y cuyo congenido no se decide en España. Son sus propietarios los que, por propia iniciativa (en ocasiones en coordinación con la Unión Europea) han tomado medidas para restringir la difusión masiva de mensajes o tratar de frenar la difusión de desinformación. Tampoco se ha limitado la actividad de los medios de comunicación, que siguen disfrutando de la misma libertad que tenían para informar a los ciudadanos y entre los que hay una amplísima representación de televisiones, emisoras de radio, periódicos impresos y diarios digitales de tendencia conservadora y ultraconservadora.
“Se atreve a decir que sus medidas han evitado 300.000 muertes y 30 millones de contagios”

Se trata de un cálculo sencillo: si no se hubiesen tomado medidas de confinamiento la proporción de contagios hubiese aumentado hasta alcanzar a 30 millones de españoles. Como la letalidad es del 1%, de acuerdo con el estudio de seroprevalencia realizado por el Instituto de Salud Carlos III en colaboración como las Comunidades Autónomas, las muertes habrían sido de 300.000 personas.
“Su plan ha sido un fracaso, señor Sánchez”

El confinamiento ha demostrado ser una medida eficaz para contener la epidemia. Desde que está en vigor se ha conseguido reducir el crecimiento de los contagios del 30% a menos del 1%. Es una afirmación no la discute nadie ni dentro ni fuera de España —excepción hecha de Jair Bolsonaro, el presdidente de Brasil—, especialmente los epidemiólogos y en particular la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Su problema es que ya nadie le cree”

Las encuestas realizadas durante la pandemia respaldan la decisión del Gobierno de confinar a la población y de mantener las medidas de control de la movilidad durante la desescalada. La inmensa mayoría de los ciudadanos lo considera una medida acertada.
“Lo preocupante es que usted depositó la señal esta semana acercando a tres etarras, entre ellos al secuestrador de Delclaux y Aldaya”

El Gobierno no ha pactado acercar etarras al País Vasco a cambio de ningún voto en relación con el decreto de alarma. El PP no ha puesto encima de la mesa ninguna prueba que respalde esa acusación. Los casos a los que se refiere son acercamientos de presos que se ajustan a la legalidad y que se hubieran producido aunque no hubiera pandemia porque cumplen con todos los requisitos de las juntas de tratamiento de las cárceles. ETA dejó de matar hace casi nueve años.
“Ha impuesto un marco legal a su medida sin informes del Consejo de Estado, sin tramitación legislativa, sin memoria económica, ni debate mediático o parlamentario”

Todos los decretos de alarma y de medidas económicas urgentes se han sometido a convalidación en el Congreso y han obtenido en todos los casos un amplio respaldo, por encima de la mayoría absoluta. El Gobierno los aprueba pero luego la Cámara Baja tiene que validarlos después de un amplio debate parlamentario como el que tuvo lugar este miércoles. Si no los aprueba, dejan de estar en vigor. También han sido objeto de amplísimos debates y seguimiento en los medios de comunicación.
“No previó la compra de mascarillas”

El aprovisionamiento de mascarillas (como de equipos de protección individual y de respiradores) era, es y seguirá siendo después de la pandemia una responsabilidad de las Comunidades Autónomas, que son las únicas competentes en dotar de medios al sistema sanitario. Si había alguna obligación de contar con stock suficientes era por parte de cada comunidad, no de Sanidad.
“Lo que usted quería era llegar hasta el verano y no ser controlado por el parlamento hasta septiembre: es decir, permanecer tres meses más con poderes excepcionales (…). Quizá por ese delirio de grandeza usted reclama un estado de alarma indefinido que limita las libertades democráticas de los españoles”

El presidente Pedro Sánchez siempre ha dicho que la vigencia del estado de alarma sólo se mantendrá mientras sea necesario dictar medidas de confinamiento. El Gobierno ha repetido casi a diario que la alarma desparecerá cuando toda España haya completado la desescalada, aproximadamente a finales del mes de junio, momento en el que esta previsto levantar completamente la prohibición de viajar entre provincias sin causa justificada. Nunca ha planteado un “estado de alarma indefinido”.
SANTIAGO ABASCAL (VOX)

“Ya nadie se fía de las cifras que dan ustedes. Ni siquiera de las cifras de muertos. 27.000 nos dicen; más bien 50.000”

El número total de muertes por covid-19 en España se situaba este miércoles en 27.888 personas. Los datos son públicos, los suministran las comunidades autónomas y siguen los criterios establecidos por la OMS: deben ser fallecidos con un diagnóstico positivo por coronavirus. No se pueden falsear sin el concurso de todas las Comunidades Autónomas. A pesar de ello, Vox insiste en que han muerto 50.000 personas, una cifra que no apoya en ninguna evidencia.
“Ustedes conocían la letalidad del virus, sus consecuencias y el modo en el que se contagiaba el 10 de febrero”

El líder de Vox se refiere a un informe del 10 de febrero del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) que dirige el doctor Fernando Simón y en el que, a partir de la información disponible en aquel momento, nada se dice sobre la letalidad del covid-19 más allá de hacer referencia a su parentesco con coronavirus anteriores.
“Iglesias dejó morir a los ancianos en las residencias sin protección”

La primera noticia sobre la gravedad de la situación en las residencias de mayores se produjo cuando el Ejército entró en algunas instalaciones y encontró ancianos fallecidos que aún no habían sido trasladados a ningún servicio funerario. Fue entonces cuando el vicepresidente Pablo Iglesias, en calidad de ministro de Derechos Sociales, y por indicación del ministro de Sanidad, Salvador Illa, tomó la responsabilidad de coordinar acciones en estos centros, si bien las competencias han seguido siendo de las Comunidades Autónomas. La supervisión de los cuidados que reciben los mayores en las residencias compete a los Gobiernos autonómicos.
“Al señor Iglesias nunca le han gustado los viejos. Leo literalmente las palabras del señor Iglesias: ‘Hay gente que va a morir de viejo porque tiene una edad en la que con setenta y pico dura lo que dure, como Anguita”

La frase está sacada de contexto. Fue pronunciada por Iglesias hace años durante una reunión política en a que trataba de enfatizar la necesidad de renovar los liderazgos en la izquierda tomando como referencia a generaciones de dirigentes más jóvenes.
“En plena pandemia se han permitido el lujo de decretar que en 2040 o 2050, no sé cuando han dicho, ya no habría diésel ni gasolina. No pueden ser más irresponsables”

La ley de cambio climático es un compromiso electoral del PSOE que forma parte del programa de Gobierno que ganó la investidura. El Ejecutivo lo aprobó este martes y ahora tiene que ser sometida a debate en el Congreso, que será quien decida su contenido y su aprobación. El proyecto establece que desde 2040 no se podrán matricular en España vehículos que emitan dióxido de carbono (CO2), ya sean diésel, gasolina, híbridos o de gas. Los que ya existan podrán seguir circulando hasta 2050. Estos plazos no son diferentes de los de la mayoría de los países europeos, muchos de los cuales cumplirán esos objetivos antes de esas fechas. La OMS estima que cerca de 7 millones (10.000 de ellas en España) mueren cada año por la exposición a las partículas finas de la contaminación



 y ver  ..

Pablo Casado es un peligro para el Estado de Derecho