sábado, 28 de diciembre de 2019

La infraestructura física de Estados Unidos es absoleta .

Estados Unidos se desmorona

Global Research


En junio de 2013 un puente interestatal sobre un importante corredor entre Seattle, Washington y Vancouver (Canadá), se desplomó y cayó sobre el río tras ser golpeado por un camión. No fue una colisión a gran velocidad sino que el camión simplemente chocó a baja velocidad contra uno de los principales pilares del puente, pero el debilitado y ruinoso pilar se rompió debido a la tensión y sin ese soporte adicional todo el puente se vino abajo inmediatamente. En inspecciones anteriores no solo se había considerado que este puente con un tráfico intenso estaba obsoleto desde el punto de vista funcional sino también que era deficiente desde el estructural y que se debería cambiar por otro.
Este no es sino uno de miles de casos ya que la inmensa mayoría de la infraestructura física de Estados Unidos, incluidos carreteras, diques, puentes y otras infraestructuras, está en condiciones parecidas. Más de 160.000 puentes de Estados Unidos están catalogados oficialmente como peligrosos y en peligro de desmoronarse, y esos desmoronamientos están ocurriendo regularmente ahora (1) (2) (3).
La mayoría de las infraestructuras de Estados Unidos se construyeron entre principios y mediados del siglo XX, cuando se dotaba simultáneamente de electricidad y de teléfono al continente al tiempo que se construían grandes proyectos como la Presa Hoover o el puente Golden Gate, así como el sistema de carreteras interestatales que incluía miles de puentes más pequeños y túneles. Pero desde hace casi 60 años Estados Unidos casi no ha gastado dinero en el mantenimiento y reparación de ninguna de estas infraestructuras. La situación actual es grave y en muchos casos crítica, pero ya no se dispone de dinero. Solo los caminos y carreteras requieren 100.000 millones de dólares al año, y los puentes necesitarían muchos cientos de miles de millones de dólares al año. Muchos están llegando al final de su vida útil y no bastaría con repararlos, sino que cada vez será más necesario cambiarlos.
 La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles elaboró un exhaustivo informe de evaluación de todas las infraestructuras de Estados Unidos en el que clasificó todas ellas excepto una en la categoría “D”, es decir, como insatisfactorias, inadecuadas o en peligro de fallar. En la lista se incluía el agua potable, el tratamiento y gestión de aguas residuales, la red de energía eléctrica, los aeropuertos e instalaciones de aviación, las instalaciones ferroviarias y el transporte, el transporte fluvial, los caminos y carreteras, los puentes, las presas, los residuos peligrosos, las escuelas y el transporte. Cada categoría fue clasificada “D” (4) (5) (6).

La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles calificó más de 4.000 presas en Estados Unidos como no seguras y peligrosas, y observó que los fallos aumentaban a un ritmo preocupante puesto que desde 1875 aproximadamente el 40 % de todos los fallos de presas en Estados Unidos se habían producido en solo los últimos diez años. En un año, 2004, en un solo condado de Nueva Jersey fallaron o se vieron gravemente dañadas 30 presas debido a unas fuertes lluvias. En un periodo de solo cinco años que acabó en 2006 fallaron 130 presas importantes y Estados Unidos sufrió mil de lo que los ingenieros denominaron “incidentes en presas” que revelaban unas deficiencias tan graves que podían poner en peligro toda la presa. En un caso importante Estados Unidos salvó una presa solo con abrir las compuertas de la inundación y soltar todo el agua. Los ingenieros afirman que la cantidad de presas no seguras aumenta mucho más rápido que las que se reparan (7) (8).
Antes de que el huracán Katrina devastara Nueva Orleans en 2005 los ingenieros querían reconstruir los diques para evitar que se desmoronaran, pero no había dinero para pagar los mil millones de dólares que costaría hacerlo. Después del Katrina el gobierno federal tuvo que gastar 17.000 millones de dólares para hacer unas reparaciones de mala calidad que no solucionaron muchos de los problemas originales.
Estados Unidos tiene más de 300.000 kilómetros de carreteras, la mayoría de las cuales se construyeron en las décadas de 1940 y 1950, y que muy pocas veces han tenido un mantenimiento adecuado. En Washington, la capital de la nación, el 65 % de todas las carreteras requiere actualmente o bien una revisión exhaustiva y cara o cambiarlas totalmente. Hoy en día muchos estados de Estados Unidos están levantando sus carreteras asfaltadas y volviendo a las carreteras de grava y tierra de la década de 1950, ya que tanto las carreteras como los puentes están llegando al final de su vida útil, pero no hay dinero para hacer reparaciones costosas.
Los túneles de las carreteras de Estados Unidos también están en pésimas condiciones, incluidos túneles nuevos que se desmoronan con cierta regularidad, como ocurrió en el centro de Boston en 2006. Este desmoronamiento, como muchos otros, no fue un “accidente”, como afirmaron al principio las autoridades, sino que se demostró que la causa fue unos materiales de construcción de baja calidad y no homologados, y un trabajo de construcción poco meticuloso exacerbado por la incompetencia y falta de cuidado, los mismos problemas que Estados Unidos suele afirmar que son endémicos de China (9) (10).
Se calcula que cada año los vetustos sistemas de alcantarillado de Estados Unidos arrojan varios millones de metros cúbicos de aguas residuales sin tratar que contaminan ríos y provocan enormes problemas de salud . La red eléctrica de Estados Unidos cada vez es más insuficiente de modo que regularmente paraliza la nación y deja a ciudades enteras sin electricidad.
Casi a diario se producen descarrilamientos y otros accidentes en la deteriorada y poco segura red ferroviaria de Estados Unidos que, al igual que la de las carreteras, solo se ha parcheado de manera urgente en vez de ser mantenida y reparada adecuadamente. Lo mismo ocurre con las redes del metro y de los sistemas ferroviarios elevados urbanos como los de la ciudad de Nueva York: desvencijados, sucios, peligrosos y con muchos motivos para venirse abajo. Muchos de los aeropuertos y estaciones de tren de Estados Unidos están en peores condiciones que los de países del tercer mundo y muchas de las escuelas de la nación no están en una situación mucho mejor (11) (12) (13) (14) (15).
Como punto de comparación, China gasta el 9 % de su PIB en infraestructuras, mientras que los gastos en infraestructuras de Estados Unidos llegaron a su punto más alto del 3 % hace casi 60 años y desde entonces han disminuido. Mientras que China, otras naciones occidentales y otros países en desarrollo han ido aumentado sus inversiones en elementos físicos, Estados Unidos ha ido en la otra dirección y ha dejado un legado de una nación que se desmorona ya desesperadamente endeudada y sin medios de cambiar de dirección (16) (17) (18).
Vale la pena señalar que diferentes sectores del gobierno estadounidense, el Banco Mundial, el FMI, “profesores de economía” como Michael Pettis y otras personas insisten de forma unánime y cada vez más estridente en que China debe abandonar inmediatamente sus programas de inversión de capital en infraestructuras porque son “insostenibles” y desarrollar su economía al verdadero estilo estadounidense animando a la ciudadanía china a utilizar al máximo la tarjeta de crédito para “reequilibrar” así la economía china de forma “sostenible”. Y de este modo unirse a Occidente en su inminente colapso histórico.
Hay dos explicaciones causales de este deterioro generalizado de los elementos físicos de Estados Unidos sin parangón en ninguna otra nación del mundo. El primero es, a todas luces, que en los últimos 60 años el gobierno estadounidense gastó su dinero en efectivo y diez billones de dólares de dinero prestado en guerras devastadoras a beneficio del 1 % de personas más ricas que no van en metro ni les interesan las fugas del alcantarillado que sufre la ciudadanía.
La segunda causa clara ha sido la privatización de la infraestructura de la nación. Los banqueros y las empresas de capital privado tomaron el control de gran parte de los elementos físicos de Estados Unidos únicamente para sacar valor a esos activos, un proceso que no fue acompañado de gastos de mantenimiento, reparación o de inversiones a largo plazo. Una autopista de peaje por la que inversores privados pagan 2.000 millones de dólares puede proporcionar unos 20.000 millones de dólares de beneficios, pero en este cuadro no encajan reparaciones que no sean las más mínimas y urgentes.
Basándose en el credo del máximo beneficio, el plan más sólido desde el punto de vista financiero es calcular el mantenimiento y las reparaciones de un modo tan preciso que cuando se devuelva el activo al acabar el arrendamiento su valor se haya depreciado a cero. En otras palabras, el propio activo se desguaza lentamente a lo largo del arrendamiento para potenciar los beneficios. Sin embargo, en un giro verdaderamente extraño de los acontecimientos los banqueros estadounidenses y sus apoyos en los medios de comunicación afirman ahora que una solución para los abrumadores problemas de infraestructuras que tiene Estados Unidos es transferir otros 500.000 millones de dinero público a los propietarios privados.
Larry Romanoff  es un consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos en empresas consultoras internacionales y fue propietario de un negocio internacional de importación y exportación. Fue profesor visitante en la Universidad Fudan de Shanghai donde presentó estudios de casos de relaciones internacionales a los cursos superiores de Executive Master of Business Adminisitration (EMBA). Vive en Shanghai y actualmente escribe una serie de diez libros relacionados en su mayoría con China y Occidente. Se puede contactar con él en esta dirección de correo electrónico 2186604556@qq.com . Escribe regularmente para Global Research.
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos


Notas:
(1) “Deadliest bridge collapses in the US in the last 50 years”, https://www.cnn.com/2018/03/15/us/bridge-collapse-history-trnd
(4) “ America’s Infrastructure Report Card 2017 | GPA: D+”, https://www.infrastructurereportcard.org
(9) “Falling apart: America’s neglected infrastructure”, https://www.cbsnews.com/news/falling-apart-america-neglected-infrastructure
(12) “1950s Railroads, The Industry In Decline”, https://www.american-rails.com/1950s.html
Todas las fotografías del artículo son del autor.
Larry Romanoff es un consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos en empresas consultoras internacionales y fue propietario de un negocio internacional de importación y exportación. Vive en Shanghai y actualmente escribe una serie de diez libros relacionados en su mayoría con China y Occidente. Se puede contactar con él en esta dirección de correo electrónico 2186604556@qq.com
Fuente: http://www.globalresearch.ca/crumbling-america/5698097

La rusofobia del The New York Times y el País..

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 Cartel rusofóbico del siglo XIX

La rusofobia del País , copiada del NYT y aplicada a los  indepes catalanes.

Uno de los males del periodismo contemporáneo es la ausencia de lecturas críticas de los propios medios. Por ello, sobre un texto increíble de un diario, otro diario puede añadir más cosas increíbles que luego acabará incluso recogiendo el primer periódico como prueba de credibilidad del primer texto increíble. Es un círculo de desinformación -los expertos llaman 'fabulación en serie-, que fabrica una' realidad alternativa ', un término acuñado por Donald Trump. Realidad alternativa que incluso acaba originando hechos reales a partir de la nada -y la guerra de Irak es la prueba. En The Elements of Journalism, el libro escrito por Bill Kovach y Tom Rosientel, que muchos consideramos la Biblia de la profesión en el siglo XXI, se dice que los periodistas no deberíamos reutilizar más materiales poco cuidadosos publicados por otro diario  como lo hace El País y además sin citarlos  .. Porque actuando así no únicamente hacemos peligrar la realidad, que ya es muy grave, sino que, escondiéndonos tras el texto de otro, violamos el derecho de los lectores a saber de dónde les llega esa información y qué credibilidad tiene.
Pero, claro, ve tú ahora en El País a hablarle de periodismo y de reglas profesionales. No haré burla, porque es grave, pero no puedo evitar preguntarme cómo se concilia que un mismo diario diga que nadie dará nunca apoyo a la independencia de Cataluña y al mismo tiempo afirme que el Kremlin trabaja por la independencia de Cataluña .
The New York Times es generalmente un buen diario. Pero no es la primera vez ni será la última que publica artículos muy provechosos para los círculos de poder que acaban siendo rotundamente falsos. Sólo hay que recordar el lamentable papel que a la hora de dar credibilidad a la existencia de las armas de destrucción masiva en Irak y justificar, por tanto, la guerra posterior a los ataques del 11 de septiembre. Un papel, lamentable lo vuelvo a decir, que ellos mismos criticaron años después en este editorial donde pedían perdón a los lectores

 ver
https://www.nytimes.com/2019/10/08/world/europe/unit-29155-russia-gru.html


 ver … Ya empezó en el 8  de octubre y ahora sigue
https://elpais.com/politica/2019/12/26/actualidad/1577390796_094918.html


 y ver  


Traducir esta página




Portada del Economist , 2015 copiado de la propaganda nazi


https://islamiacu.blogspot.com/2018/03/vea-como-la-rusofobia-se-inspira-en-la.html






viernes, 27 de diciembre de 2019

El montaje .



  ( No olvidemos estas portadas que no vemos ahora  corrigiéndose )

CDR: un montaje policial que debería ser una lección 

 Vicent Partal

 VilaWebb.
«Ellos querían que una parte de la población se creyera que los CDR son violentos y poner en problemas a los partidos independentistas y el gobierno»
Ayer, noventa y cuatro largos días después de haber sido detenidos, la Audiencia española liberó Alexis Codina y Ferran Jolis, dos de los CDR encausados ​​en la llamada por la Guardia Civil 'Operación Judas'. Han tenido que pagar, respectivamente, una fianza de diez mil euros y de cinco mil, pero pueden volver a casa, finalmente con suyos. En prisión quedan todavía Germinal Tomás y Jordi Ros, que todos esperamos que sean liberados también pronto. La semana pasada el tribunal heredero del TOP ya había puesto en la calle Xavier Duch, Eduard Garzón y Txevi Buigas. Con todo ello el caso comienza a ser evidente que fue un gran montaje, sin pruebas y construido para probar de acorralar políticamente el movimiento independentista.
Conviene recordar que en el momento de las detenciones estas siete personas -de entrada nuevo- fueron acusadas de formar un grupo armado de nombre ridículo que nos decían que pretendía hacer varios atentados y que se preparaba para ocupar el Parlamento de Cataluña -según algunas de las versiones falsas que entonces se hicieron correr, de acuerdo con el presidente Torra mismo.
Concretamente la instrucción llegaba a afirmar entonces que Alexis Codina era uno de los integrantes de lo que se definía como 'núcleo productivo' de la fabricación de explosivos. Una afirmación que ahora la propia audencia rectifica, tras tres meses de prisión, al confirmar 'la objetiva inexistencia de explosivos en poder de Codina'. Las sustancias que se encontraron en su casa -aquellos famosos precursors- se reconoce finalmente que no eran sino productos normales.
Y así tres meses también después de inundarnos de mentiras, van soltando poco a poco esos mismos jóvenes que algunas portadas de periódico y declaraciones de políticos convirtieron en la prueba irrefutable de la violencia del independentismo. En un gesto, éste, el de ir despacio, que alarga hasta el final la prepotencia con la que las autoridades españolas han gestionado el caso. Así no se nota que los van liberando. O así no se nota tanto. No se nota tanto que no tienen nada contra ellos ni pueden demostrar nada. No se nota tanto, en definitiva, que no son eso que dijeron que eran.
Con la liberación, sin embargo, queda claro que ellos, la Guardia Civil y la Audiencia, no querían desarticular ninguna inexistente grupo peligroso, que si lo fuera no les sueltas tan rápido. Aquello era una operación mediática y política y lo que querían era que una parte de la población se creyera que los CDR son violentos y poner en problemas a los partidos independentistas y el gobierno, partiendo de la fabricación de un tipo de ETA catalana, inexistente a la realidad. Esto es lo que hicieron y han conseguido y eso lo pagaron estos siete muchachos. No hay nada más.
Pero constatarlo nos debería ayudar a solidificar la desconfianza permanente con que debemos tratar siempre estas operaciones, estas maniobras descaradas, indignos de una sociedad democrática. Porque hoy hay que recordar también que entonces, desgraciadamente, hubo independentistas que no fueron capaces de comprender que, de entrada, que no es de fiar nunca es España, no la gente. Espero y deseo, por tanto, que hoy quienes dudaron si quizás había nada real detrás de aquellas detenciones lo vean todo más claro y que no vuelven a equivocarse en la próxima. Porque de montajes policiales no tengáis ninguna duda de que hay volverá a haber. Cuando les convenga o lo necesitan.
PS. Unas gestiones burocráticas de última hora han hecho que la liberación de Alexis Codina y Ferran Jolis se retrase todavía unas horas y parece que finalmente saldrán esta mañana.
 Nota del blog .
Todo esta fábula que se inventaron en alrededores de los CDR, fue porque  había elecciones, intentaron desacreditar a políticos indepes ,  especialmente, recordamos cómo se cebaron con el Presidente Torra demandándole a todas horas que se disculpase y dijera que condenaba la violencia, había que ganar votos.    Y  no soy indepe , pero esto , el día menos pensado le puede pasar a cualquiera ,  de estar en el lugar  equivocado, en el momento equivocado. Como tantos otros casos .