viernes, 7 de julio de 2017

El intento de destruir el indigenismo por Vargas Llosa .

Contra la escritura letrada de Vargas Llosa



No creo que el Premio Nobel de literatura o los premios literarios en general tengan ninguna legitimidad. No me interesa por tanto discutir si el premio Nobel de literatura a Vargas Llosa es justo o injusto, es simplemente tan arbitrario como todos los demás. Lo que me interesa explorar es el modo en el que amplios sectores de izquierda parecen asumir explícita o implícitamente que Vargas Llosa es un intelectual orgánico de la internacional neoliberal conservadora, un esbirro del imperio y, al mismo tiempo, el autor de algunas novelas de indudable valor literario. Algunos son incluso más específicos y añaden que sus mejores novelas son aquellas que publica en su primera época, antes de su ruptura con la revolución cubana y de abandonarse a un tipo de escritura eminentemente comercial y oportunista. Esta concepción de la obra de Vargas Llosa asume sin discutirlo nunca que el estilo, la calidad literaria o la literatura en general están al margen de la realidad, au dessus de la mêlé. Pero la literatura, como cualquier otro discurso, está no sólo inserta en la realidad, sino que es un modo de construir, conocer y atravesar esa realidad. Por eso, no hay estilo inocuo ni estética literaria que no esté siempre ya determinada por todas las tensiones del poder: el fondo y la forma son inseparables y están abocados a producir efectos ideológicos. En América Latina, nadie como Ángel Rama ( ver nota al final)  entendió las estrechas conexiones de la literatura con las estructuras de poder, dominación y explotación que constituyen la historia de la región desde la colonia a la formación de los estados modernos. Rama teoriza las relaciones entre escritura y poder a partir de la figura del letrado, una singular versión del intelectual orgánico gramsciano. Para el critico uruguayo, la escritura desempeña un papel fundamental en América Latina, porque desde la conquista en adelante, son sólo una minoría los intelectuales que tienen el privilegio de acceder a la escritura y lo hacen siempre en contraposición a las culturas orales precolombinas y sus particulares formas de entender el lenguaje y la historia. A partir de la independencia y con mayor ímpetu todavía con la llegada de la modernidad, el letrado latinoamericano se transforma en una suerte de mediador entre el Estado y las clases subalternas. El letrado es, por tanto, traductor y representante de las clases subalternas en su proceso de integración a los procesos de modernidad en América Latina. Esta particular singladura está en el corazón, por ejemplo, de toda la literatura indigenista del continente. El escritor indigenista está entre el Estado y las masas de indígenas tratando de imaginarles un lugar en el corazón de la patria tras siglos de invisibilidad, explotación y opresión. Esta importante y ambivalente posición de representantes de "los sin voz" que ocupan los escritores letrados en América Latina es crucial para entender la producción literaria y cultural.
En este sentido, cabe decir que Mario Vargas Llosa es un escritor letrado por definición y, no sólo eso, es un escritor letrado que siempre o casi siempre ha escrito a favor del poder de las clases dominantes, primero en América Latina y más tarde a nivel global. Esta adscripción al poder constituido se puede leer en novelas a priori tan alejadas de la política como La tía Julia y el escribidor (1977). La novela, escrita en clave autobiográfica, cuenta la historia de "Varguitas" un joven escritor latinoamericano que se inicia en la literatura y en el amor con una turgente tía suya, a pesar y contra los valores burgueses de su familia. Pero la novela es también la historia de Pedro Camacho, un “escribidor” boliviano de guiones de radionovela que inicia a “Varguitas” en la escritura. Al cabo de escribir tantos folletines, Camacho acaba volviéndose loco y produciendo un discurso delirante, donde el folletín, la realidad y la ficción se vuelven inoperativos. Por tanto, lo que esta en juego no es sólo la iniciación del joven escritor, sino la autoridad del letrado sobre la cultura popular oral, lo que la novela produce es la distinción entre el escritor letrado con capital simbólico y el escribiente popular sin capital cultural ni legitimidad, el otro abyecto.
Esta obsesión por ejercer y reclamar la autoridad del escritor letrado sobre las clases subalternas aparece en infinidad de novelas de Vargas Llosa y llega a su clímax con la publicación de El Hablador (1987), novela que vuelve a mezclar dos planos narrativos y dos voces, la del hablador y la del escritor letrado. El “hablador” es una figura clave en las culturas indígenas de la amazonía, porque es el encargado de preservar y actualizar la historia de la comunidad, una suerte de archivo oral andante. A medida que avanza la novela la contraposición entre oralidad y escritura se acentúa y se vuelve más violenta, hasta que descubrimos que, en realidad, el “hablador” es, Saúl Zuratas, un compañero de facultad del escritor/narrador. Zuratas, apodado “Mascarita” por una mancha oscura que le cubre la mitad de la cara y por su cabello endiablado y pelirrojo era famoso por su fealdad, era hijo de un judío y una criolla. Así de crudo y poco sofisticado: Zuratas se interesa en las culturas indígenas porque es feo. De hecho, la novela no es más una burda reactualización de la dicotomía civilización y barbarie que inaugura el Facundo del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento. Los indios, para Vargas Llosa, representan simplemente la barbarie y el atraso. Tal y como expresara con singular brutalidad en un artículo publicado en la revista norteamericana Harper’s: “Questions of Conquest: What Columbus Wrought and What He Did Not”, el precio que debe pagar Perú por el desarrollo y la modernidad es la extinción de sus culturas indígenas, porque éstas no son más que un lastre antimoderno e irracional.
Vargas Llosa, que seguramente es un lector ferviente de “Kafka y sus precursores”, sabe como Borges que todo escritor se inventa su propia genealogía literaria. Por eso, además de desplazar continuamente la oralidad, la cultura popular y el indigenismo, el escritor hispano-peruano, como lo llama El País , también está obsesionado por ejercer su autoridad y desplazar a otros escritores, sobre todo a aquéllos que han puesto su escritura a favor de la revolución y de los excluidos (los otros letrados). La guerra del fin del mundo (1981) es ejemplar en este sentido, porque se trata de una reescritura de la novela Os Sertoes (1902), del escritor brasileño, Euclides da Cunha. Las dos novelas cuentan la historia de Antonio Consejero, una especie de líder religioso-político de Canudos que forma una comunidad que suprime, entre otras cosas, el dinero y el sistema métrico decimal. Los rebeldes de Canudos, los más desposeídos y olvidados del Brasil, se resisten a la dominación del Estado liberal hasta que el ejército les aniquila. Sin embargo, mientras que Euclides da Cunha se esfuerza en intentar comprender Canudos como una forma de "cotrarracionalidad" y resistencia al Estado liberal, Vargas Llosa construye a los rebeldes como obstinados místicos milenaristas y transforma a da Cunha en un periodista ciego. Apoyar la revolución produce ceguera política.
Pero no sólo son da Cunha o García Márquez, ningún escritor inquieta y preocupa tanto a Vargas Llosa como José María Arguedas. Arguedas era quechuahablante y su literatura, al contrario que la de Vargas Llosa, se movió siempre en una tensión entre dos mundos, dos lenguas y dos historias; El Zorro de arriba y el zorro de abajo, como tituló su última novela. Arguedas, como José Carlos Mariátegui aunque de manera diferente, no vio en las culturas indígenas una rémora, sino la posibilidad misma del comunismo incaico, de una sociedad y una modernidad asentadas sobre el comunitarismo y no sobre el genocidio cultural y físico de los indígenas. Si, como Borges imaginó en “La biblioteca de babel”, todo libro tiene su contralibro, sin duda el contralibro de la Ciudad y los Perros (1962)  es Los ríos profundos (1956). Mientras que La ciudad y los perros es el relato iniciático de la burguesía limeña, Los ríos profundos es el relato iniciático de un sujeto cuzqueño radicalmente mestizo y utópicamente bicultural; mientras que la Ciudad y los perros está escrita en el español de la clase media limeña, Los ríos profundos está escrita un español liberado de sus trabas por la sintaxis del quechua; mientras el protagonista de La ciudad y los perros se debate entre sus amores y su solidaridad con “el esclavo”, Ernesto, el protagonista de Los ríos profundos , se identifica con la rebelión de las indias chicheras contra la opresión neocolonial; mientras que Arguedas se pegó dos tiros para firmar su última novela, desesperado por las contradicciones de la modernidad andina, Vargas Llosa gana el premio Nobel de literatura.
A Vargas Llosa le preocupa tanto Arguedas que escribió un panfleto infame, La utopía arcaica, cuya única función es desplazar a Arguedas del canon literario peruano para ponerse él. Los ejemplos podrían multiplicarse, podemos pensar muchas cosas de Vargas Llosa, pero no podemos decir, si somos lectores serios y rigurosos, que su literatura se hizo al margen de las voluntades de los poderosos; podemos pensar que es buena literatura, pero no podemos ignorar que su literatura se construyó sobre el desprecio más absoluto a las clases populares latinoamericanas.
(Para Daniel Noemi, por las conversaciones de literatura latinoamericana hasta altas horas de la madrugada en Toronto y por tantos años de lecturas y aprendizajes compartidos).
Luis Martín-Cabrera es profesor asistente del Departamento de Literatura de la Universidad de California, San Diego.

 ..........................
  ver ..
http://www.jornada.unam.mx/2011/04/06/index.php?section=opinion&article=025a1pol



 Los dos libros imprescindibles de Angel Rama están en la red.
 Ver ...






 Ver...



Resultado de imagen de Rama, A. Transculturación narrativa en América Latina -



miércoles, 5 de julio de 2017

Trump es la primera marca global.

Entrevista a Naomi Klein
Trump es la primera marca global completamente comercializada que ha llegado a ser presidente de EE.UU.

Democracy Now!


Una década después de que Naomi Klein publicara su ya icónico libro "La doctrina del shock", la reconocida escritora y activista analiza por qué el presidente Trump representa una forma de shock continuo y cómo hizo campaña para posesionar una marca, más que una campaña política, con el objeto de llegar a la presidencia. El libro de Naomi Klein de más reciente publicación se titula "No Is Not Enough: Resisting Trump’s Shock Politics and Winning the World We Need” ("Decir 'No' no es suficiente: Resistiendo las políticas de shock de Trump y logrando el mundo que necesitamos").
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios. JUAN GONZÁLEZ: En mi opinión, una de las cosas más interesantes en la lectura de su libro, fue ver cómo conecta su larga experiencia trabajando con el asunto de la creación de imagen de marca con cómo el gobierno Trump se ha convertido en la marca del presidente, Y cómo él fue capaz de entender lo importante que es la creación de una imagen de marca cuando estaba haciendo el programa "El aprendiz".
NAOMI KLEIN : Exacto.
JUAN GONZÁLEZ: De hecho, usted habla de "El aprendiz" y analiza su impacto en la conciencia estadounidense.
NAOMI KLEIN : Sí, creo que tenemos que entender que Trump no está jugando bajo las reglas de la política, sino bajo las reglas de la creación de marcas. Y como usted sabe, en el pasado ha habido conflictos de intereses presidenciales, ha habido presidentes con intereses comerciales, pero nunca había habido una marca global totalmente comercializada como presidente estadounidense, eso no tiene precedentes. La razón de que no tenga precedentes es porque se trata de un modelo de negocio relativamente nuevo. Es un modelo de negocio que fue adoptado por la Organización Trump y que en realidad no existía antes de los años noventa. Es a lo que llamé en mi primer libro "No logo", el modelo de marca vacío. Y el modelo surge del hecho de que en la historia primitiva de las marcas usted tenía un producto, quizás era arroz, quizás eran frijoles, o zapatos... Usted era un fabricante que quería que la gente comprara su producto, así que le daba una marca, estampaba un logotipo en el producto. Lo identificaba con algún tipo de imagen icónica como Uncle Ben’s o algo parecido. Usted le daba una especie de personalidad propia. Eso dejó de funcionar en los años ochenta, los clientes entendieron la idea. Quizás, la cita más popular que incluí en "No logo" es de un ejecutivo de publicidad que dijo: "Los consumidores son como las cucarachas: los rocías y los rocías, y se vuelven inmunes después de un tiempo". Es tan solo una adorable visión de un comercial sobre sobre cómo ven a los clientes. Por lo tanto, la mercadotecnia tuvo que ser más ambiciosa, y empezaron a aparecer este tipo de empresas que se posicionan como marcas "de estilo de vida". Su mensaje es: "No, no somos empresas basadas en productos. Estamos en el negocio de vender ideas e identidad". Nike es el perfecto ejemplo de esto último. Phil Knight, presidente ejecutivo de Nike, dio un paso adelante y dijo: "No somos una compañía de zapatillas. No somos una empresa de zapatos. Lo nuestro es la idea de trascender a través del deporte". Starbucks no era una compañía de café, se trataba de la idea de comunidad. Y en tercer lugar está Disney, que es una familia, y así sucesivamente. Así pues, las corporaciones tenían sus reuniones en las que se escuchaba: "Tenemos nuestra gran idea". Esto cambió dramáticamente la industria manufacturera, porque una vez que decides que estás en el negocio de vender ideas en lugar de productos, en realidad no importa quién fabrique tu producto. Lo que quieres es poseer cuanta menos infraestructura física sea posible, ya que tu valor real es tu nombre y cómo lo construyes. Por lo tanto, Trump fue un negocio de tipo más tradicional en la década de los 80. Trump era simplemente un tipo que construía edificios, que los construía y que tenía cierto instinto para la mercadotecnia. Pero lo que cambió la situación para él fue El aprendiz. Fue entonces cuando llegó a darse cuenta de que podía alcanzar la estratosfera de las supermarcas. Y su modelo de negocio cambió: ya no se trataba de construir o comprar edificios, eso era para otros, lo suyo iba a ser construir el nombre "Trump" para luego venderlo y arrendarlo en tantas formas como fuera posible. Así que ahí tienes el agua Trump, los filetes Trump, y la Universidad Trump, considerada por muchos de dudosa reputación. Y todas esas torres, las torres Trump, alrededor del mundo, y los complejos hoteleros Trump, por todo el mundo, de los cuales ninguno es propiedad de la Organización Trump. La Organización Trump recibe millones de dólares de los promotores por el privilegio de poner el nombre Trump a sus torres. Esta idea tiene enormes implicaciones sobre el modo en que entendemos la corrupción existente en lo más profundo de la decisión de Trump de fusionar su marca global con el gobierno de Estados Unidos, que es lo que está pasando en tantos frentes diferentes. Ya que, hablando claro, lo que significa es que cada vez que decimos la palabra "Trump", hasta cuando lo estamos diciendo de forma negativa, estamos haciendo mercadotecnia para él. Así que con esta demanda que acaba de ser anunciada por los fiscales generales de Nueva York y Washington, DC,...
AMY GOODMAN : De Maryland.
NAOMI KLEIN : Lo siento, de Maryland y Washington, DC, sí. Tal vez Nueva York se una a ello. [Esa demanda] trata sobre algo que tiene que ver con todo eso, en el sentido de que los gobiernos extranjeros están claramente favoreciendo los hoteles Trump como una forma de congraciarse con el presidente. Pero el conflicto va más lejos que todo eso, porque la gran idea de Trump, la idea en el centro de su marca, es que el poder conlleva riqueza. Así, cuanto más poderoso es él, y por supuesto, de alguna forma ha conseguido el trabajo más poderoso del mundo, ese simple hecho está aumentando enormemente el valor de su marca, de la cual sus hijos están cobrando dividendos por todos los frentes vendiendo ese nombre por precios desorbitados. Y por supuesto, Trump, al no despojarse de la Organización Trump, se beneficia de todo ello como presidente. Así que el conflicto sigue cocinándose, desarrollándose cada segundo que pasa.
AMY GOODMAN : Usted habla de sabotear la marca Trump. ¿Cómo?
NAOMI KLEIN : Sí. La frase "sabotaje cultural" estuvo muy en boga en los años noventa cuando estas supermarcas surgieron y comenzaron a proyectar sus nombres en muchos más planos. Tal vez recuerde algunas de las campañas, como "Just don’t do it" (Simplemente no lo hagas), que denunciaban los talleres en los que los productos de Nike se estaban fabricando, o "Joe Cancer" en lugar de Joe Camel, ese personaje de dibujos animados que básicamente vendía cigarrillos a los niños. Así que he estado pensando en ¿cómo saboteamos la marca Trump? Porque creo que tenemos que aceptar que Trump tiene sus propias reglas del juego. Y esta idea de que vamos a atraparle de algún modo, y que vamos hacerle daño demostrando que es corrupto y que trata a la gente terriblemente... esa es su marca. Su marca es que él es el jefe y él puede hacer lo que quiera. Es lo que él ha estado vendiendo desde hace décadas.
JUAN GONZÁLEZ: Bueno, con respecto a eso.
NAOMI KLEIN : Así que cuanto más se salga con la suya...
JUAN GONZÁLEZ: Para volver al tema de "El aprendiz", que como usted tan acertadamente describe, se basaba realmente en venderle al pueblo estadounidense una visión del capitalismo salvaje como la forma en la que la gente debería vivir. Y que...
NAOMI KLEIN : Sí, es una guerra de clases televisada. Quiero decir, abre con una imagen de un hombre sin hogar durmiendo en las calles de Nueva York, y luego corta a Trump en su limusina. Y es básicamente como preguntar quién quieres ser: ¿El tipo sin hogar o Trump? Así que de eso se trata. El programa se lanza en un momento en el que la gente entiende que el neoliberalismo no nos va a salvar a todos. Este es un mundo despiadado de ganadores y perdedores. ¿Cuál de ellos quieres ser? Eso fue un enfoque muy acertado por parte de El aprendiz. Y se volvió más brutal a medida que el programa continuaba. Yo no lo conocía hasta que empecé la investigación para este libro, tengo que admitirlo. Tal vez había visto El aprendiz un par de veces. No sabía que en temporadas posteriores deportaban a la mitad de sus concursantes a tiendas de campaña en el patio trasero. Lo llamaron: "El camping de caravanas de Trump". Y añadían el sonido de perros aullando por la noche. Esa fue la idea, crear drama a partir de la enorme desigualdad de nuestro sistema económico. Las personas que estaban durmiendo en el patio trasero, los que habían sido deportados al camping de caravanas de Trump, podían mirar por encima de los setos para ver a las personas que vivían en la mansión bebiendo champagne y nadando en la piscina. Creo que eso es parte de su atractivo: no desafiar esta desigualdad masiva sino prometer que si juegas bajo sus reglas terminarás en la mansión. Y que será aún mejor si hay gente que está durmiendo en la calle. Porque tú has ganado. Creo que este fue el mensaje que el vendió para ser presidente. La promesa de salvar a unos pocos escogidos, a la clase obrera blanca, a expensas de una brutalidad explícita contra la gente de color. Así que, esa fórmula que él perfeccionó, que le era tan rentable, y con la que obtuvo tan buenas audiencias en El aprendiz, se traduce en que ahora el mundo entero es su espectáculo de telerealidad. Como usted sabe, yo cito las palabras de Newt Gingrich en el libro, cuando a Gingrich le preguntaron qué pensaba de que Trump, —y él fue un importante impulsor de Trump— permaneciera como productor ejecutivo de El aprendiz de celebridades. Gingrich, en una inusual crítica hacia Trump, dijo que pensaba que era una mala idea porque Trump era ahora el productor ejecutivo de un espectáculo llamado Estados Unidos. Pensé que fue un momento de sinceridad excepcional. Todos hemos sido contratados como extras en este espectáculo.
AMY GOODMAN : Bueno, creo que los Trump han llamado a esta semana la "semana de El aprendiz". Él y su hija y consejera Ivanka Trump van a Wisconsin hoy, donde van a visitar Waukesha, en donde se está cerrando una planta de General Electric, y luego se dirigen a Canadá, de donde es usted. Vamos a hablar de todo eso y más con Naomi Klein. Su nuevo libro acaba de salir, se llama "Decir 'No' no es suficiente: Resistiendo la política de shock de Trump y logrando el mundo que necesitamos". También hablaremos de este pasado fin de semana en Chicago, en donde ambas estuvimos. Bernie Sanders celebró un gran evento, la Cumbre de los Pueblos, que congregó a cuatro mil personas. Escucharán algo de lo que dijo. Y también, sobre lo que pasó en Reino Unido con Jeremy Corbyn, el líder laborista. ¿Se convertirá él en el próximo primer ministro británico? Quédense con nosotros.

Traducido por Rubén Gómez. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/2017/6/13/naomi_klein_trump_is_the_first

Como Bruselas ninguneó al Tribunal General de la UE con el CETA.

Bruselas presume ahora de permitir una iniciativa contra el CETA que debió admitir hace meses
El Tribunal General de la UE emitió una sentencia que tumbaba la decisión de la Comisión Europea de rechazar una Iniciativa Ciudadana con el apoyo de tres millones y medio de europeos contra los tratados de libre comercio CETA y TTIP. Marina Albiol, portavoz de IU en la Eurocámara, denuncia que es "una estafa" a los europeos, ya que el acuerdo comercial con Canadá fue ratificado hace seis meses, y sólo ahora se permite que prospere esta iniciativa.



   En España lo mismo .

Técnicos del Poder Judicial apuestan por desvincular a éste del dictamen sobre el CETA
La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial decidirá este jueves si sigue el criterio de su Gabinete Técnico, o si por el contrario debe emitir un informe sobre el polémico acuerdo de libre comercio entre la UE y Canadá, CETA. El Consejo recibió la petición de pronunciarse hace más de un mes. Teniendo en cuenta que el Gobierno del PP ha evitado pedir este informe hasta la fecha, como le reclamaban las 350 organizaciones





Nota .-

  El Tribunal General (en inglés General Court) es un órgano jurisdiccional colegiado de la Unión Europea que se integra en la Institución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Fue creado por el Acta Única Europea de 1986 con el objeto de dotar al poder judicial del ordenamiento comunitario de una doble instancia, delegándose ciertas competencias del Tribunal de Justicia en favor del nuevo órgano. Desde su institución, el 1 de enero de 1989, hasta el 30 de noviembre de 2009, recibió el nombre de Tribunal de Primera Instancia.