Venezuela, el sabotaje electoral y la intoxicación informativa
GUSTAVO VEIGA
El anuncio de que el sistema de transmisión de datos fue
vulnerado desde el exterior ha sido ratificado por la empresa estadounidense
Netscout y también por la multinacional Kaspersky
Venezuela es a esta etapa del siglo XXI lo que Cuba fue en
el XX desde la década de 1960. Un país demonizado en la sociedad capitalista,
cruzado por la intoxicación informativa, tan desproporcionada que por momentos
saca de foco al genocidio palestino en desarrollo o a la guerra entre Rusia y
Ucrania. Esta actualidad exacerbada por la alianza tácita del capitalismo 2.0 y
las extremas derechas, alimenta un conflicto de intereses que oculta el núcleo
del problema en la patria de Simón Bolívar. Un estado soberano sometido a
asedio constante por su principal recurso no renovable: el petróleo.
Cualquier arma disponible, incluido el sabotaje a un sistema
electoral elogiado hasta por los propios detractores de Hugo Chávez y Nicolás
Maduro, ha sido crucial para intentar que la correlación de fuerzas en el mundo
de la comunicación digital se inclinara hacia la derecha liderada por la
aristócrata María Corina Machado. Como si no bastaran el poder militar
coercitivo de EEUU, la Unión Europea, la OTAN y el organismo regional más dócil
a las políticas de Washington, la OEA. Incluso las recientes críticas de Lula y
Gustavo Petro al presidente venezolano que lo apoyaron en otras circunstancias.
Después de un sábado con marchas chavistas y algunas
contramarchas en Venezuela y otros países, de que Machado autoproclamara la
victoria opositora subida a un camión luego de una efímera
"clandestinidad" y de la kilométrica movilización por la paz del
chavismo que recorrió las avenidas de Caracas y otras calles del país, el
desenlace electoral sigue estancado.
El anuncio oficialista de que el sistema de transmisión de
datos fue vulnerado desde el exterior ha sido ratificado por una empresa que es
referente de la seguridad informática, la estadounidense Netscout. Uno de los
modus operandi fue la utilización de IPS maliciosas, o sea direcciones de
internet para atacar servidores en el país. Hubo otro: el uso de bots
sincronizados que distribuyeron virus y hackearon información sensible. Y el
más nocivo fue el envío de tráfico masivo para saturar redes y servidores hasta
bloquearlos.
Ekaitz Cancela, escritor vasco y autor del libro Utopías
Digitales, un especialista en nuevas tecnologías, dio su opinión: “El sabotaje
de más de 325 portales institucionales, incluida la Presidencia de la
República, la Asamblea Nacional y la policía y la Dirección General de
Contrainteligencia Militar, revela la fragilidad digital del Estado
venezolano”. El colectivo de hackers Anonymous, en una versión no confirmada,
se habría atribuido los ataques a través de la red social X.
Cancela también explicó que “un ciberataque es un mecanismo
más suave de bloqueo. Ilustra que un grupo hacker puede jugar un rol clave en
la geopolítica. Para bien o para mal. Pero sobre todo existe el poder desigual
en la esfera digital. Esto no le puede pasar a EEUU, China o Rusia tan
fácilmente. Los países del bloque regional latinoamericano, que aspiren o hayan
tenido un rol central en la hegemonía del bloque, contraria a los intereses de
los centros de poder occidentales, estarán más expuestos en el futuro a este tipo
de inseguridades”.
Netscout y también Kaspersky, una multinacional rusa
dedicada al mismo rubro de los antivirus y que tiene filiales en doscientos
países, coincidieron en que Venezuela fue la nación más atacada del mundo
durante julio y agosto, a razón de 30 millones de ciberataques por minuto. El
dato lo corroboró la ministra de ciencia y Técnica, Gabriela Jiménez.
Desde Caracas, una fuente cercana al gobierno consultada por
este medio, admitió: “Ellos (por la derecha) necesitaban que no se diera la totalización
de los datos o retrasarlos lo más posible. El ataque duró una hora, y retrasó
el veredicto oficial. No fue tanto un ataque físico, sino emocional. Era anular
la posibilidad de certidumbre que brinda el sistema electrónico. La táctica era
sacar al Consejo Nacional Electoral del juego. Quisieron minar la confianza de
nuestro pueblo en el sistema electoral, con 31 elecciones en 25 años. Fue un
golpe muy inteligente”.
En 2004, el comandante Chávez, adelantándose a los problemas
de hoy, declaró: “Es muy importante la creación del software, nuestro software,
software libre” y ordenó migrar a sistemas operativos GNU/Linux. Aunque el
gobierno actual sigue promoviendo ese uso, la tarea nunca se habría completado
en todo el aparato del Estado. La ministra Jiménez explicó esta semana que el
65,32% de los ataques fue por denegación de servicios. “De modo tal que ninguno
de nosotros podamos tener acceso a los portales de la República, a la
Cancillería, al SAIME (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y
Extranjería), al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), al
Sistema Patria”, describió.
Las guerras en curso de cuarta generación incluyen como
ingrediente el cibergolpismo. Algunos multimillonarios, obscenos financistas de
aventuras para depredar recursos en beneficio propio, lo explican sin
mediatintas. Elon Musk, el propietario de X, desnudó ese sentimiento impune
cuando ocurrió el golpe contra Evo Morales en Bolivia en 2019. “Derrocaremos a
quien queramos” escribió en su cuenta cuando todavía era Twitter. Hoy trata de
“burro” a Maduro en las redes, respalda con decenas de millones de dólares la
candidatura de Donald Trump en EEUU y hasta simpatiza con los neonazis de
Alternativa para Alemania. Cuando interactúa no es uno más. Quiere condicionar
el futuro de los gobiernos que no le gustan y si no puede, voltearlos.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), integrado por cinco
miembros – tres oficialistas y dos de la derecha – es el área de competencia en
los comicios del 28 de julio de acuerdo al artículo 293 de la constitución
bolivariana. La OEA, con la misma celeridad que reconoció al gobierno golpista
de Jeanine Áñez en Bolivia hace casi cinco años, lo instó a publicar “de manera
expedita las actas con los resultados de la votación de las elecciones
presidenciales a nivel de cada mesa electoral”. Exigencia que no se le hace a
ningún otro país.
La difusión asimétrica de noticias, con las armas
tecnológicas al servicio de una construcción de sentido global que por ahora se
impone en los países de Occidente – la del “dictador” Maduro y la “democracia”
representada en la derecha – volvió invisibles o distorsionados hechos
gravísimos que ocurrieron estos días en Venezuela. Un grupo de veedores
electorales argentinos le enviaron una carta a la Comisión de DDHH del Parlasur
con una cronología de los hechos violentos que derivaron en asesinatos,
atentados y actos vandálicos contra dependencias del Estado, transporte público
y ataques a sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
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Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/venezuela-el-sabotaje-electoral-y