Guerra, rusofobia y oleoducto
Por Pepe Escobar
Fuentes: Observatorio de la crisis
Con terribles consecuencias para toda Eurasia, Ucrania y
Rusia pueden estar al borde de la guerra. Vayamos al grano y sumerjámonos en la
niebla de la guerra.
El 24 de marzo, el presidente ucraniano Zelensky, a todo
efecto práctico, firmó una declaración de guerra contra Rusia, mediante el
decreto Nº 117/2021.
El susodicho decreto establece que recuperar Crimea (de
Rusia) es ahora la política oficial de Kiev. Crimea, desde el referéndum de
marzo de 2014, forma parte de la Federación de Rusia. Entonces, el decreto
Zelensky es la prueba tangible que cualquier guerra será provocada por Kiev,
desacreditando de paso, las afirmaciones occidentales de una «agresión
rusa».
Después de la firma de la orden, una gran cantidad de
tanques ucranianos se enviaron al este, en rapidas plataformas de transportes.
El ejército ucraniano ha sido atiborrado con equipo militar proveniente de
Estados Unidos, este armamento incluye vehículos aéreos no tripulados, sistemas
de guerra electrónica, sistemas antitanques, sistemas de defensa antiaérea,
etc.
Moscú se tomó muy en serio esta declaración de guerra de
facto, y desplegó fuerzas adicionales en Crimea y en la frontera rusa con el
Donbass. Estas fuerzas incluyen la 76 º Brigada de Asalto Aérea, conocida como
los paracaidistas y Pskov, que, según informes de inteligencia es capaz de
tomar Ucrania en sólo seis horas.
Ciertamente, no ayuda a la paz en la región, la llamada, que
hizo a Zelensky, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin
(recién salido de su puesto en la fabrica de misiles Raytheon). En esa llamada
Austin, prometió «el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la soberanía de
Ucrania».
En consecuencia, Moscú interpreta que Zelensky nunca habría
firmado su decreto de guerra sin la luz verde de Washington.
Sebastopol en la mira
En el decreto de guerra, Zelensky identifica específicamente
a Sebastopol como el objetivo principal. Sebastopol, cuando lo visité en
diciembre de 2018, ya era uno de los lugares más fuertemente defendidos del
planeta, impermeable incluso a un ataque de la OTAN.
En la práctica, se está regresando a los asuntos pendientes
después del “Maidan” de 2014.
Para contener a Rusia, el team Estado profundo de EEUU/ OTAN
necesita controlar el Mar Negro, que ahora, prácticamente, es un lago ruso. Y
para controlar el Mar Negro, necesitan «neutralizar» Crimea.
Si es necesaria alguna prueba adicional, la proporcionó el
presidente ucraniano. El martes de esta semana en una llamada telefónica con el
secretario general de la OTAN, el dócil Jens Stoltenberg, Zelensky pronunció la
frase clave: «La OTAN es la única manera de poner fin a la guerra en Donbass».
Agregó Zelensky: “la presencia de la OTAN debería ser un poderoso elemento
disuasorio para Rusia, que continúa la militarización de la región y
obstaculiza la navegación mercante».
Controlando el relato
Todos estos desarrollos cruciales son y seguirán siendo
invisibles para la opinión pública mundial porque la narrativa predominante es
controlada por la hegemonía estadounidense.
Llegado el momento el team “Estado Profundo / OTAN” está
preparado para acusar por todos los medios – durante 24 horas y los 7 días de
la semana- de “agresión rusa” lo suceda en la región. Incluso si las Fuerzas
Armadas de Ucrania (UAF) lanzan una guerra relámpago contra las Repúblicas Populares
de Lugansk y Donetsk. (hacerlo contra Sebastopol en Crimea sería un suicidio
masivo certificado).
En los Estados Unidos, el republicano Ron Paul ha sido una
de las pocas voces en afirmar lo obvio: “Según el complejo militar- industrial
y, los medios de comunicación junto a los congresistas de ambos partidos, los
movimientos de tropas de Rusia no son una respuesta a las amenazas de un
vecino, sino otra agresión rusa.
Lo que está implícito es que Washington / Bruselas no tienen
un plan de juego táctico claro, mucho menos estratégico: solo controlan la
narrativa.
Y lo hace alimentado una rusofobia rabiosa, magistralmente
deconstruida por el Andrei Martyanov, uno de los mejores analistas militares
del mundo.
Una señal esperanzadora es que el 31 de marzo, el jefe del
Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, el general Valery Gerasimov, y el
jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, el general Mark Milley, hablaron por
teléfono sobre los “problemas de interés mutuo.»
Días después, se publicó una declaración franco-alemana que
solicitaba «a todas las partes» se calmaran. Merkel y Macron parecen haber
captado el mensaje de su videoconferencia con Putin, quien debe haber
mencionado, sutilmente, al efecto generado por las “Kalibrs”, “Kinzhals” y una
variedad de otras armas hipersónicas, que Rusia podría utilizar, si las cosas
se ponen difíciles.
El problema es que Merkel y Macron no controlan la OTAN. Sin
embargo, Merkel y Macron son plenamente conscientes de que si el team Estados
Unidos / OTAN ataca a las fuerzas rusas (o a los titulares de pasaportes rusos
que viven en Donbass) la respuesta tendrá como objetivo los centros de comando
que coordinaron los ataques.
Como parte de un acto del tipo “conejito Energizer”,
Zelensky hizo un movimiento extra. El lunes pasado, visitó Qatar para cerrar
una serie de acuerdos que incluyen arrendar un puerto del Mar Negro y,
establecer fuertes «lazos de militares»: un eufemismo para una posible
transferencia de yihadistas de Libia y Siria para luchar contra los infieles
rusos del Donbass.
¿Justo en el momento justo? El inefable Zelensky seguirá con
su tour bélico; se va ha reunir con Erdogan de Turquía el próximo lunes. Como
se sabe, los servicios de inteligencia de Erdogan gestionan a los yihadistas en
Idlib, y también los fondos qataríes son su financiación. Podría decirse que
los turcos ya están transfiriendo esos «rebeldes moderados» a Ucrania. La
inteligencia rusa está monitoreando meticulosamente toda esta actividad.
¿Qué quiere Estados Unidos?
Una serie de informaciones están convergiendo sobre lo que
pueden ser los tres objetivos principales del “hegemon”: provocar una fisura
irreparable entre Rusia y la UE, con el generoso auspicio de la OTAN; colapsar
el oleoducto Nord Steam 2; y aumentar las ganancias en el negocio de las armas
para el complejo militar-industrial.
Entonces, la pregunta clave es si Moscú podría aplicar un
movimiento Sun Tzu antes de ser atraído a una guerra caliente en el Donbass.
Sobre el terreno, el panorama es sombrío. Denis Pushilin,
uno de los líderes de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, ha
declarado que las posibilidades de evitar la guerra son «extremadamente
pequeñas». El francotirador Dejan Beric ( a quien conocí en Donetsk en 2015 y
que es un experto sobre el terreno) espera un ataque de Kiev, a principios de
mayo.
El controvertido Igor Strelkov, que puede calificarse como
un partidario del «socialismo ortodoxo» y crítico de las políticas del Kremlin,
ha declarado que la única posibilidad de paz es que el Ejército ruso controle
el territorio ucraniano al menos hasta el río Dniéper. Strelkov cree que una
guerra es «muy probable, porque para Rusia, la guerra ahora es mejor que una
guerra después; y existe un 99% de posibilidades de que Washington no luche por
Ucrania”.
En este último punto, Strelkov tiene razón; Washington y la
OTAN quieren una guerra librada hasta el último ucraniano.
Rostislav Ischenko, analista ruso especialista en Ucrania-
que tuve el placer de conocer en Moscú a fines de 2018 -argumenta de manera
persuasiva que “la situación diplomática, militar, política, financiera y
económica general requiere que las autoridades que mandan en Kiev intensifiquen
las operaciones de combate en Donbass”.
“Por cierto”, agrega Ischenko, “a los estadounidenses no les
importa un bledo si Ucrania resistirá algún tiempo o volará en pedazos en un
instante. Creen que pueden ganar con cualquiera de los dos resultados «.
¿Defender a Europa?
Asumamos lo peor en Donbass. Kiev lanza su guerra relámpago.
La inteligencia rusa documenta con videos y fotografías. Moscú anuncia que
utilizará toda la autoridad conferida por el UNSC para hacer cumplir el alto el
fuego de Minsk 2.
En cuestión de 8 horas, o un máximo de 48 horas, las fuerzas
rusas destrozan todo el aparato de la guerra relámpago y envían a los
ucranianos de regreso a su país, que se encuentra aproximadamente a 75
kilómetros al norte de la zona de contacto establecida.
En el Mar Negro, dicho sea de paso, no hay zona de contacto.
Esto significa que Rusia puede enviar sus submarinos avanzados, más la flota de
superficie, a cualquier lugar alrededor del «lago ruso». Bueno, estas
embarcaciones ya están desplegados de todos modos.
Una vez más, Martyanov da una idea de lo que pasará con los
misiles rusos: “Aplastar el sistema de comando y control de los ucranianos es
cuestión de pocas horas, ya sea cerca de la frontera o en el ámbito operativo y
estratégico de profundidad de Ucrania. Básicamente, toda la ‘armada’ ucraniana
vale menos que una salva de 3M54 o 3M14. Creo que un par de “Tarantuls” será
suficiente para acabar con sus fuerzas cerca de Odessa y luego darle a Kiev,
especialmente a su distrito gubernamental, una muestra de lo que son las armas
modernas «.
La cuestión absolutamente clave, que no se puede enfatizar
lo suficiente, es que Rusia no invadirá Ucrania. No lo necesita y no lo quiere.
Lo que Moscú hará con seguridad es apoyar a las repúblicas populares de Novorossiya
con equipos, inteligencia, guerra electrónica, control del espacio aéreo y
fuerzas especiales. Incluso una zona de exclusión aérea no será necesaria; el
«mensaje» será claro: si un avión de combate de la OTAN apareciera cerca de la
línea del frente, sería derribado sumariamente.
Y esto último nos lleva a un “secreto” a voces que se
susurra en las cenas informales de Bruselas y en las cancillerías de Eurasia:
los títeres de la OTAN no tienen las pelotas para entrar en un conflicto
abierto con Rusia.
Una cosa es que los medios corporativos amplifiquen a perros
ladradores como Polonia, Rumania, la banda del Báltico y Ucrania, sobre el
guión preestablecido de la «agresión rusa». De hecho, la OTAN tuvo su trasero
colectivo pateado sin ninguna ceremonia publica en Afganistán. Se estremeció
cuando tuvo que luchar contra los serbios a fines de la década de 1990. Y en la
década de 2010, no se atrevió a luchar contra las fuerzas de Damasco y del Eje
de la Resistencia.
Cuando todo falla, prevalece el mito. El ejército de los
Estados Unidos que ocupa partes de Europa esta aquí para «defender al viejo
continente” ¿Contra quien? Contra esos molestos rusos, por supuesto.
Esta es la razón que hay detrás del programa
“Defender-Europe 21”. El ejército de EEUU, está movilizando a 28.000 soldados
estadounidenses y de sus 25 aliados de la OTAN. Este mes, los hombres y el
equipo pesado del Ejército de los EEUU, de Italia, de Alemania y de los Países
Bajos serán transferidos a «áreas de entrenamiento». Oh, el placer de viajar,
no hay encierro para un ejercito de la OTAN, ya que todos han sido vacunados
contra Covid-19.
Pipelineistan uber alles
Nord Stream 2 no es un gran problema para Moscú; es un
inconveniente menor en el peor de los casos. Después de todo, la economía rusa
no obtiene ni un solo rublo de un gasoducto aún no se ha terminado. Si se
cancela Nord Stream 2 (NS2), hay planes para redirigir la mayor parte del gas
ruso hacia Eurasia, especialmente a China.
Paralelamente, Berlín sabe muy bien que cancelar NS2 será un
incumplimiento de un contrato, que implicará cientos de miles de millones de
euros. ¡No se debe olvidar que fue Alemania quien solicitó la construcción del
oleoducto!
La energiewende (política de “transición energética”) de
Alemania ha sido un desastre. Los industriales alemanes saben muy bien que el
gas natural es la única alternativa a la energía nuclear. No les gusta que
Berlín se convierta en un mero rehén, condenado a comprar gas de esquisto
ridículamente caro a los Estados Unidos y, con una industria de fracturación
hidráulica en ruinas. Ver a Frau Merkel explicando a la opinión pública alemana
por qué deben volver a usar carbón o comprar esquisto de los EEUU, será un
espectáculo digno de ver.
En estos momentos, continúan las provocaciones de la OTAN
contra el NS2, usan sistemáticamente buques de guerra y helicópteros en el
asedio. El despliegue final del gaseoducto necesitaba un permiso para trabajar
en aguas danesas, país que lo concedió sólo hace un mes.
A pesar que los barcos rusos no son tan rápidos en el
tendido de tuberías como los barcos de “Allseas”, que retrocedieron,
intimidados por las sanciones de Estados Unidos, el Fortuna ruso está haciendo
un progreso constante: un kilómetro por día o al menos 800 metros diarios. Con
35 km que faltan sólo quedarían 50 días para terminar el tendido del NS2.
Las conversaciones con analistas alemanes revelan un
intrigante juego de sombras en el frente energético. Los diplomáticos de la UE
se quejan de que no hay nadie en Estados Unidos con quien negociar con respecto
a NS2, incluso asumiendo que Berlín admitiera que el juicio sobre Putin es
correcto: “los estadounidenses no son capaces de llegar a un acuerdo».
Sin embargo, detrás de la niebla de la guerra, surge un
escenario claro: el team Estado Profundo / OTAN está usando a Kiev para
comenzar una guerra como un paso de Ave María para enterrar el NS2 y, por lo
tanto, las relaciones germano-rusas.
Al mismo tiempo, la situación evoluciona hacia una posible
nueva alineación en el corazón de “Occidente”: de hecho, EEUU/ Reino Unido se
enfrenta al eje Alemania / Francia… algunos en la anglosfera son ciertamente
más rusofóbicos que otros.
El encuentro tóxico entre la rusofobia y el gaseoducto no
terminará si se completa NS2. Habrá más sanciones. Se intentará excluir a Rusia
del SWIFT. La guerra en Siria se intensificará. El hegemon seguir creando todo
tipo de acoso geopolítico contra Rusia.
¿El trasfondo? Una oportuna operación: menear la cola del
perro para distraer a la opinión pública ante una impresión masiva de dinero
que enmascara el colapso económico que se avecina. A medida que el imperio se
derrumba, la narrativa ya está grabada en piedra: todo es culpa de la «agresión
rusa».
https://rebelion.org/guerra-rusofobia-y-oleoducto/