miércoles, 24 de febrero de 2021

23F .- 2ª parte .

 Un homenaje vergonzante

Con una celebración como la que se ha hecho, se está dando pie para que se solicite una reforma de la ley de secretos oficiales y se tenga acceso a la documentación sobre el 23F

Javier Pérez Royo

Mientras los partidos que han gestionado el sistema político que tuvo su origen en la Transición, PSOE y PP, no estén dispuestos a reformar la ley de secretos oficiales de 1968 y permitir que se tenga acceso a toda la documentación relativa al 23F, celebrar actos como el que ha tenido lugar este pasado martes resulta contraproducente.

La monarquía española tiene un problema de credibilidad inocultable. El origen del problema está en la ejecutoria de don Juan Carlos durante su reinado. La credibilidad de la institución no ha sido asaltada desde fuera, sino que ha sido torpedeada desde dentro. Ha sido la propia Casa Real, con Felipe VI al frente de la misma, la que emitió un comunicado el día en que entró en vigor el primer decreto de estado de alarma, en el que levantó sospechas sobre la conducta de su padre. Nadie en España ha puesto en cuestión la honorabilidad de don Juan Carlos con la intensidad con que lo ha hecho su hijo. El comunicado de la Casa Real sobre las operaciones financieras del rey emérito es el equivalente del anuncio de la puesta en venta de Génova 13 por parte de Pablo Casado. Es la confesión de una trayectoria marcada por la corrupción.

Hasta el momento, el 23F había quedado fuera de cualquier tipo de sospecha acerca de la conducta en el mismo de don Juan Carlos I de Borbón. Se había publicado algún que otro libro o algún que otro artículo, en los que se ponía en duda que la conducta del rey ese día fuera tan inmaculada como se la había presentado a la opinión pública tanto española como internacional. Pero la figura de don Juan Carlos respecto al golpe de Estado se mantenía en este punto prácticamente incólume.

Desde la celebración del cuarenta aniversario del 23F de la forma en que se ha producido en el Congreso de los Diputados, ya no va a poder seguir siendo así. Nadie con relevancia en el país había considerado que la conducta del Rey Juan Carlos I respecto del golpe de Estado del 23F de 1981 era materia susceptible de ser sometida a investigación. No había nada que investigar. Me temo que no va a ser así de ahora en adelante.

Desconozco de quién ha sido la idea de la celebración del acto. Y de hacerlo con el formato con que se ha realizado. Formalmente ha sido un acto de celebración del triunfo de la democracia sobre el golpe de Estado. Materialmente ha sido un homenaje vergonzante a don Juan Carlos por su intervención en ese día.

¿No se le ha ocurrido a nadie que, con una celebración como la que se ha hecho, se está dando pie para que se solicite una reforma de la ley de secretos oficiales y se tenga acceso a la documentación sobre el 23F? ¿Están tan seguros los organizadores del acto de que la conducta del rey ese día no se vería afectada por el conocimiento de la documentación clasificada como secreta? ¿Qué van a hacer el Gobierno y el Congreso de los Diputados si se solicita una reforma de la ley para tener un conocimiento más exacto de lo que ocurrió el 23F y de la conducta del rey respecto del mismo?

En mi opinión, el homenaje disimulado pero nada encubierto que se le ha tributado a don Juan Carlos este pasado martes ha sido un error. Y un error no menor. Se le ha podido tributar de la forma en que se ha hecho porque respecto del 23F se sabe lo que se sabe o, dicho de otra manera, porque todavía está clasificada como secreta información respecto de lo que ocurrió ese día.

Lo último que necesita don Juan Carlos en particular, y la monarquía en general, es que se solicite una investigación sobre el 23F. La conducta del rey Juan Carlos ese día era un "activo" de la institución monárquica. ¿Podrá continuar siéndolo si se tiene acceso a la documentación clasificada? ¿O si se rechaza toda solicitud de reforma de la ley para tener acceso a ella?

El acto de este pasado martes ha sido un homenaje vergonzante, que únicamente se ha podido celebrar por el déficit de información que existe sobre el 23F. Tengo la impresión de que no ha sido de utilidad para mejorar ni la imagen de don Juan Carlos ni la de la institución monárquica
https://www.eldiario.es/contracorriente/homenaje-vergonzante_132_7246730.html

Nota del blog

La  celebración  del 23-F  en las Cortes  es una función legitimadora de Juan Carlos y de rebote del  actual rey. Es decir el golpe del 23F  fracaso porque Suarez  dimitió y nombro a Calvo Sotelo y  la acción de Tejero de un golpe militar duro .El rey que lo apoyaba se tiró  para atrás y así los Juancarlistas  que estaban con el golpe blando  pudieron legitimarlo y siguen haciendo lo mismo .  El  pacto de la Transición fue el pacto sobre la Monarquía , Y aceptar  prohibir  que los republicanos se presentaran en las primeras elecciones . Y así  fue . Cuando Suarez   recibió a Tarradellas el acuerdo fue aceptar la monarquía y  restauraron la Generalitat  sin problemas y  lo pusieron al frente El  pacto con en el PCE fue el mismo dejar de ser republicano , Carrillo retiro las banderas republicanas de los mítines  y acepto la Monarquía  y el trampantojo  del 23F los legitimo a todos .Y así democracia  es monarquía . Así Pablo Iglesias, llegó a asegurar, unos minutos antes de que comenzara el acto, que "40 años después" de la intentona golpista, "es muy difícil decir que la monarquía sea condición de necesidad de la democracia". Los dejo desnudos . Y añado yo que algunos jugaron a Alfonso XIII y Primo de  Rivera en 1923 , pero aquella vez el rey tenia  que tapar el Informe del general Picaso sobre el desastre  de Anual y la crisis del bipartidismo de la Restauración  y fracasos de los gobierno de coalición  ..y al final en 1931  cayó  la monarquía .

 Y VER  

martes, 23 de febrero de 2021

España .-Los abusos de poder de la policía .

 Los abusos de poder de la policía española

Los abusos de poder policiales no son una realidad ajena a España, de hecho, son más habituales de lo que popularmente se cree.

  Valentín Pozo  

 Los abusos de poder policiales no son una realidad ajena a España, de hecho, son más habituales de lo que popularmente se cree. Aunque a menudo existe en el imaginario como una circunstancia muy minoritaria y más propia de países con deficiencias democráticas, en lo últimos tiempos se ha podido apreciar como, de manera aparentemente cada vez más habitual, se dan escándalos policiales que como mínimo plantean la necesidad de reflexionar acerca del papel y de la actuación de las fuerzas de seguridad del estado y sobre las legislaciones que se le aplican.

 Casos como el de Dani Jiménez, joven de Algeciras que falleció el pasado mes de junio encerrado en un calabozo presuntamente como resultado de supuestos abusos policiales, forman parte de una larga lista de excesos del poder policial que consiguen salir a la luz gracias al trabajos de organizaciones en favor de los derechos humanos, organismos internacionales y la propia labor documental ciudadana. Todos tienen en común el objetivo de denunciar las prácticas abusivas de los cuerpos policiales españoles.

 Plataformas como SOS Racismo han registrado hasta 571 casos de brutalidad policial en España durante los últimos 20 años; y no es raro encontrarse de manera periódica con algún video o documento que denuncie actuaciones abusivas realizadas por agentes de policía, en el ejercicio (o no) de sus funciones.

 Estas actuaciones a menudo quedan amparadas por una serie de mecanismos jurídicos y legales, protocolos ambiguos, por la nula transparencia de los cuerpos con el exterior, o incluso por la mera conformidad social respecto a los abusos.

 En ocasiones tienen que ser los propios agentes los que aceptan públicamente esta realidad ante la falta de claridad o transparencia, como cuando el jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent i Peña, reconocía en TV3 que efectivamente existe un “sesgo étnico” en el campo de las identificaciones policiales, o como cuando la propia Policía Nacional reconoce que ha utilizado por “error” fuego real a la hora de disolver manifestaciones pacíficas.

 La cuestión es dilucidar si estos abusos son, como efectivamente se suele defender, simples casos aislados o “manzanas podridas”, o si responden a problemas sistemáticos más profundos: la falta de transparencia y democratización dentro de los cuerpos policiales, la abusiva relación de poder que separa a los agentes respecto a los ciudadanos y/o una legislación que facilita que se den estos abusos de poder de la policía

 Recopilación de casos recientes de abusos de poder de la policía

 sigue  ..https://kaosenlared.net/los-abusos-de-poder-de-la-policia-espanola/

 y ver   ..https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/normalizar-violencia-policial-citando-evangelios_129_7244207.html

lunes, 22 de febrero de 2021

La cara B del 23-F .

 


La cara B del 23-F

40 años después del 'tejerazo', el sumario del juicio sigue siendo secreto. El historiador Roberto Muñoz Bolaños tiene una copia y corrige la 'versión oficial'.

Texto: Núria Navarro

Coordinación creativa: Rafa Julve

Los ciudadanos (o la mayoría) que hiperventilaron frente a la Telefunken al ver al teniente coronel Antonio Tejero y sus 200 guardias civiles entrar a la brava en el Congreso de los Diputados siguen creyendo en la versión oficial de los hechos: fueron un puñado de militares alentados por la extrema derecha y punto. Roberto Muñoz Bolaños, experto en la historia militar de la España del siglo XX, tiene una copia del sumario aún no desclasificado del juicio a los golpistas –se la entregó el abogado de Tejero, Ángel López Montero– y destapa la cara B en el libro El 23-F y los otros golpes de Estado de la Transición (Espasa). A continuación nos hace de cicerone por la trastienda del asalto.

1-¿EL ‘STORYTELLING' OFICIAL ES UNA RECREACIÓN MUY LIBRE?

Muñoz Bolaños no titubea: "Sí". A partir del 24-F, explica, un sector de la prensa se apresuró a tejer un relato para la posterioridad con dos vistosas lanas: 1/ el origen ideológico del golpe había que buscarlo en sectores de la extrema derecha civil, y 2/ ninguna institución importante del Estado –incluidos los partidos políticos y la Corona– había tenido nada que ver con el asunto. "El objetivo era salvaguardar a las élites y al Rey", apunta. Y la opinión pública –más cándida en los 80– lo 'compró' porque los señalados "eran un conjunto de personajes muy antipáticos".

Aun así, el historiador se pregunta en voz alta: "¿Cómo se pudo creer que alguien como Juan García Carrés [condenado a dos años de prisión por conspiración para la rebelión militar], que había presidido un sindicato que incluía a los serenos [vigilantes nocturnos que abrían las puertas a los vecinos] durante el franquismo, o que José Antonio Girón, que tenía 70 años y no pintaba nada, estuvieran detrás del golpe?". Como fuera, entre los 'blanqueadores' del relato, prosigue, "destacaron periodistas como Ricardo Cid Cañaveral, Fernando Jáuregui y Pilar Urbano", que 32 años después acabaría señalando a Juan Carlos I como el "elefante blanco" de la operación golpista en el libro 'La gran desmemoria: lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar'.

 https://www.elperiodico.com/es/especiales/politica/cara-b-23-f-sh/


Pablo Iglesias sobre el poder mediático .

La verdad de Pablo Iglesias sobre el poder mediático y seis mentiras de los medios .

"El pasado 17 de febrero el vicepresidente Pablo Iglesias intervino en el Congreso durante poco más de doce minutos para hablar del poder mediático y su papel determinante en la democracia"

"Tuvo el valor de, desde el cargo más alto de un país hasta ahora, en el lugar más legítimo y valioso de la democracia (el Parlamento), decir lo que nadie había dicho"

"Los medios y popes de la prensa y la política que critiquen esa intervención no están criticando unas iniciativas políticas que no compartan, están combatiendo la verdad"

 Pascual Serrano  

El pasado 17 de febrero el vicepresidente Pablo Iglesias intervino en el Congreso durante poco más de doce minutos para hablar del poder mediático y su papel determinante en la democracia.

 En realidad Iglesias no descubrió nada nuevo, no aportó ninguna información que no supiéramos, no ofreció ningún dato novedoso, no argumentó algo que no se haya dicho y escrito muchas veces. Sin embargo, sí hay algo excepcional en lo que sucedió, sí que resultó emocionante, sí que nos encontramos ante una intervención fuera de lo común, muy alejada de lo habitual. Y porque tuvo el valor de, desde el cargo más alto de un país hasta ahora, en el lugar más legítimo y valioso de la democracia (el Parlamento), decir lo que nadie había dicho.

 Ya comenzó advirtiéndolo en su discurso: “No es habitual que se debata en el Congreso cual es el papel de los medios de comunicación en las sociedades democráticas, es un tema tabú, síntoma de una carencia de nuestra democracia”, vino a señalar. Claro que no es habitual, los políticos se dedican a criticar a los otros políticos, a defender posiciones y propuestas a favor de los sectores sociales con los que se identifican, pero nunca a denunciar a los actores que tienen el poder para decidir qué mensaje y qué imagen de ti va a llegar a los ciudadanos.

 Y ese es el gran problema. Hoy, más que nunca, el papel de los medios es fundamental, sobre todo porque vivimos tiempos en los que nada o muy poco se puede hacer sin el apoyo de la opinión pública, lo cuál no es mala cosa. El problema es que también lo más infame se puede hacer si consigues ese apoyo. Y más problema todavía es si es un reducido núcleo de poder el que tiene la capacidad de conformar esa opinión pública. Tan reducido que, como recordó Pablo Iglesias, en España dos empresas acaparan el 80% de la audiencia de televisión privada y el 83% de ese mercado publicitario.

 El sistema mediático lleva años abusando de mitos que es necesario desmontar:

 1. Los medios tienen como misión ejercer la libertad de expresión.

No es verdad. La libertad de expresión no debe ser patrimonio de los medios, ni siquiera de los periodistas, es de los ciudadanos. Si los medios seleccionan qué personas se expresan en ellos y quiénes no, de qué temas se ocupan y de cuáles no; lo que están ejerciendo es el derecho a la censura. Es decir, a señalar lo que sale a la luz y lo que se silencia.

 2. Los medios son el contrapoder a los otros poderes.

Los medios no son contrapoder de nada, son un poder por sí mismo que se dedicará a apoyar lo que consideren oportuno. Y considerarán oportuno lo que establezcan los dueños de ese medio, como sucede con todo en el mercado. Precisamente los otros tres poderes, esto también lo señaló Iglesias, tienen una cierta representación y legitimidad democrática, con todas sus deficiencias. Quienes no la tienen son los grandes medios, que nadie les vota ni elige.

 3. Los medios son los mediadores entre los políticos y los ciudadanos porque a través de ellos conocemos sus propuestas y posiciones.

En realidad los medios son interceptadores entre los representantes y los ciudadanos. Diría más, obstaculizadores, porque se encargan de conformar la imagen que quieren que tengamos de un político y de su discurso. Mediante su selección y edición pueden presentar estúpido al más inteligente, y brillante al memo. Mediante técnicas de descontextualización, omisión de antecedentes y datos pueden tergiversar cualquier propuesta o iniciativa del político. O simplemente pueden silenciarlo. O, al contrario, pueden encumbrarlo si es de su interés. El sistema mediático consigue que todos los días un columnista que no representa a nadie pueda dirigirse a cientos de miles de personas de su audiencia, mientras que un ministro o un diputado, elegido por millones de personas puede no tener acceso a ese medio para poder responder al periodista.

 4. Nuestro derecho a la información nos lo proporcionan los medios de comunicación.

Ninguna empresa privada puede garantizar ningún derecho, las empresas privadas ofertan en el mercado productos y servicios, lo cuál está bien, pero los derechos son otra cosa. Los derechos como la sanidad, la educación, el de reunión, el de movimiento o el de asociación tenemos claro que no los garantizan las empresas privadas, los proporciona un Estado social y de derecho. ¿Por qué el de información te lo va a garantizar Atresmedia o Prisa?

 5. Establecer legislaciones destinadas a garantizar la veracidad de la información supone un atentado a la libertad de expresión.

El derecho a recibir una información veraz se recoge en el artículo 20 de nuestra Constitución, cuando un medio ofrece una información que no es verdad, está violando un derecho constitucional que tienen millones de personas a los que les ha llegado esa falsa información. Legislar para impedir eso debería ser una obligación de los poderes públicos. Cuando los grandes medios quieren que no se haga es porque quieren mantener su impunidad para mentir.

 6. Los medios se legitiman con sus datos de audiencia.

Cualquier análisis financiero de los grandes medios permitirá observar que se mantienen por, en primer lugar una licencia radioeléctrica dada a dedo por un Gobierno que mantienen de forma privilegiada durante décadas, después porque tienen un gran accionariado detrás conformado por entidades financieras, empresas de telecomunicaciones, energéticas, fondos de inversión... Además necesitan para su funcionamiento flujos constantes de préstamos financieros por parte de las entidades bancarias. Por último, es imprescindible contar con el beneplácito de anunciantes, a ser posible de gran músculo económico, para lograr rentabilizar el medio. Basta con pararse a pensar a qué medios de los que cada uno utilizamos para informarnos le pagamos por su servicio. A todo el que usted no le paga, alguien lo está haciendo a cambio de algo, que no es información plural y veraz.

 La intervención de Pablo Iglesias provocará dos tipos de reacciones en los grandes medios: unos la criticarán y otros directamente la silenciarán. Lo curioso es que Iglesias se limitó a exponer una situación, ni siquiera hizo propuestas que tuvieran que preocupar a las empresas de comunicación. Los medios y popes de la prensa y la política que critiquen esa intervención no están criticando unas iniciativas políticas que no compartan, están combatiendo la verdad. Precisamente de lo que alardean esos grandes medios, de abanderar la verdad, es lo que no pueden soportar en la tribuna del Congreso de los Diputados.

https://www.cuartopoder.es/ideas/2021/02/19/la-verdad-de-pablo-iglesias-sobre-el-poder-mediatico-y-seis-mentiras-de-los-medios/

 Video .. para oírlo mejor hay que quitarle la voz y poner los subtítulos  sino tiene interferencias (?)

 https://youtu.be/yDwOcVxxPek

sábado, 20 de febrero de 2021

Obra de la escritora Arundhati Roy ,


No hay nadie como la escritora Arundhati Roy

 Joel Whitney

Es conveniente para el Estado ver cada nuevo levantamiento de manera ahistórica. Presentarlo en un marco de Guerra Fría maoísta (léase: comunista) frente al progreso

 En el subcontinente indio, Arundhati Roy irrita más que nadie a los medios de comunicación y las élites políticas. Tal vez sea porque ningún literato de hoy, en India o en cualquier parte del mundo, ofrece como Roy una prosa tan bella y penetrante en defensa de los condenados de la tierra.

 Es posible fijar la secuencia que sigue la política india por el tiempo que ha transcurrido desde que Arundhati Roy enfureció al gobierno. Ha sido precisa y amargamente predictiva tras su meticulosa disección de dos décadas de desarrollo insostenible en la India -con su nacionalismo hindú islamófobo y su violencia de casta-, junto a la búsqueda de un imperio global por parte de EEUU.

 Cuando se aprobó en India la ley de diciembre -que restringe los derechos de ciudadanía de los musulmanes-, quienes suelen leer los ensayos de Roy ya disponían de un marco, que se remontaba a dos décadas atrás, para ubicar estos hechos. A mediados de invierno, los musulmanes eran golpeados y linchados en las calles de la capital. Esto fue impactante, pero nada nuevo, y quienes habían leído sus ensayos recordaron sus advertencias sobre los asesinatos en masa en Gujarat en 2002, un temprano estallido de lo que ella calificaba explícitamente de genocidio contemporáneo. Roy es conocida por dos novelas melódicas y maravillosamente complejas. El Ministerio de la Felicidad Máxima,seleccionada para el Premio Booker en 2017; y la novela con que debutó, El dios de las pequeñas cosas, que ganó ese mismo premio hace 20 años. El verano pasado, con fanfarrias menos sonoras, sus ensayos fueron recopilados -en una edición de más de ochocientas páginas- por Haymarket Books con el título Mi corazón sedicioso. Ahora que Roy se acerca a los 49 años, los tres libros vienen a ser todo un gran logro literario.

 Con el título de sus ensayos, Roy hace guiños al poder para irritar a los fiscales generales y sus aliados en los medios. Los primeros son propensos a abofetearla con cargos (desde que apareció su primera novela), y los segundos a acampar al lado de su casa para acosarla por su supuesta traición "antinacional". Mientras estaba trabajando en su segunda novela, sintió la necesidad de huir del subcontinente. El Ministerio de la Felicidad Máxima es magistral e intrincado. El humor melódico presente en sus novelas también adorna sus ensayos, de modo que su desprecio por las políticas deshumanizadoras y paternalistas en India y EEUU se complementa con un amor profundamente sentido por la lengua, guiños irónicos y una manera de desenmascarar merced a la solidaridad de clase trabajadora, además del cariño por los animales salvajes y el amor a la naturaleza.


Sus ansiedades guían a los lectores y lectoras por los senderos de la violencia de los grandes proyectos hidroeléctricos, el alegre ingreso de India al club de las potencias nucleares y las atroces políticas en Cachemira. Una cuestión omnipresente es la preocupación sobre lo mal que todo puede llegar a ser antes de que la izquierda del país cuestione suficientemente la narrativa de superpotencia de la India moderna. "Dada la historia de la India moderna, creo que teníamos que pasar por esta fase", dijo a un entrevistador, el otoño pasado, que le preguntó por el gobierno del primer ministro de extrema derecha, Narendra Modi. "Solo espero que no paguemos un precio demasiado alto hasta que salgamos de esto."

Sigue................

 https://www.lahaine.org/mundo.php/no-hay-nadie-como-la





La ley mordaza bajo el ministro Marlaska



La mordaza en la ley y la violencia en las protestas

Hemos visto contenedores ardiendo y escaparates rotos, y merece la pena un mínimo análisis al respecto, más allá de la inmediatez de la repulsa

Ruth Toledano

 Las personas concentradas en la Puerta del Sol de Madrid en defensa de la libertad de expresión fueron encerradas en la plaza por los antidisturbios, que cargaron contra ellas

Las personas concentradas en la Puerta del Sol de Madrid en defensa de la libertad de expresión fueron encerradas en la plaza por los antidisturbios, que cargaron contra ellas

19 de febrero de 2021 22:47h 31

Una de las opiniones de repulsa más extendidas en los medios y las redes sociales acerca de las personas que han acudido a las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hasel es que no sabían ni por qué protestaban. Es una opinión arrogante y paternalista, desde luego. Pero, además, obvia cuestiones relevantes en relación a esas protestas: en vez de despreciar así las motivaciones que han llevado a esas personas a salir a la calle a manifestarse, podría deducirse que lo han hecho porque sigue vigente la llamada Ley Mordaza, la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, que cumplió cinco años en julio de 2020 y que supone el mayor recorte de libertades públicas que se ha dado en la historia democrática reciente del Estado español. La prisión de Hasel ha sido la gota que ha colmado un vaso que ya estaba a punto de rebosar.

 La Ley Mordaza fue aprobada por el Gobierno de M. Rajoy para reprimir las legítimas protestas que se organizaron entonces frente a las políticas de austeridad, que llevaron a la desesperación social a millones de ciudadanos, y frente a unos rescates a la banca que ahogaron a esa ciudadanía en mareas de indignación. Quienes claman ahora por la protesta pacífica han olvidado que la inmensa mayoría de las protestas de entonces (unos derechos de expresión, información, manifestación y reunión que son humanos y están recogidos en la Constitución Española) eran de naturaleza pacífica. O lo han olvidado o ni siquiera estuvieron en aquellas protestas para poder confirmarlo de primera mano, por lo que su opinión es de un atrevimiento que la invalida. Al poder político, económico y mediático, al sistema que aplicaba esos recortes a la ciudadanía y rescataba a esos bancos con la complicidad de ciertos medios, lo que menos le interesaba era, precisamente, esa naturaleza pacífica, así que se empleó a fondo en criminalizar las protestas. Ya son historia las pruebas que demostraron cómo muchas manifestaciones eran reventadas con violencia por miembros infiltrados de los propios cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ("¡que soy compañero, coño!"), una estrategia habitual que cualquiera podía comprobar in situ. Cualquiera que asistiera a esas protestas, claro.

 El siguiente paso de la estrategia del sistema fue que el poder político aprobara una ley que presuntamente defendiera a la ciudadanía de esa presunta inseguridad que provocaba el ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, de manifestación, de información y de reunión. Una ley que el poder económico exigía al Gobierno y que fue posible implantar gracias a una buena dosis de connivencia mediática. Los partidos de la oposición pusieron, claro, el grito en el cielo y no faltó programa electoral que no llevara como medida estrella la derogación de la escandalosa Ley Mordaza. Hasta que esos partidos llegaron al poder. Y, cinco años y medio después, Tribunal Constitucional mediante y más de 400 millones de euros recaudados en sanciones, la Ley Mordaza sigue vigente.

 Las personas paternalistas que se atreven a tachar de ignorantes a quienes van a las manifestaciones en contra del encarcelamiento de Pablo Hasel pasan por alto que una recaudación de más de 400 millones de euros supone un número muy elevado de sanciones, lo que significa un número muy elevado de personas que han sido castigadas por ejercer sus legítimos derechos democráticos. Personas con nombres, apellidos, familias, trabajos, inquietudes políticas, cuyos derechos humanos y constitucionales han sido reprimidos con la ley y la porra en la mano en la España del siglo XXI. Sería razonable pensar que muchas de esas personas han salido estos días a las calles a manifestarse por la última gota de un vaso en el que ya estaba su propia gota. O que salieron sus hijos, sus amigas, sus compañeros. O, simplemente, una ciudadanía que se solidariza contra el abuso de poder del que muchos y muchas han sido víctimas antes que Hasel. Decir de todas esas personas no sabían ni a lo que iban denota mucha soberbia, mucha insolidaridad y un enorme desconocimiento de lo que es una manifestación ciudadana (manifestación que no vaya precedida, claro, de una pancarta institucional, de esas que son capaces de sostener para la foto los mismos que sostienen la injusticia que denuncia).

 Hemos visto contenedores ardiendo y escaparates rotos, y merece la pena un mínimo análisis al respecto, más allá de la inmediatez de la repulsa. Para empezar, porque en tales situaciones no suele quedar claro quién ha encendido la primera mecha o lanzado el primer adoquín. Podrían ser, porque lo hemos visto antes y está en la hemeroteca, miembros infiltrados de la policía ("¡que soy compañero, coño!"). Lo cual vendría a legitimar la aplicación de la ley contra la que, precisamente, se sale a protestar: se criminaliza la protesta porque es violenta. Aceptemos, no obstante, que quienes incendiaron los contenedores y rompieron cristales han sido personas que participaban de las protestas. Si miramos con detenimiento los vídeos de Madrid, vemos que los concentrados en Sol han sido encerrados allí por los antidisturbios. Nadie está quemando ni rompiendo nada en el perímetro acordonado pero ni siquiera se permite salir de la plaza a quienes manifiestan a los agentes, pacíficamente, que desean hacerlo. Lejos de ello, vemos cómo les responden machacándolas a porrazos. En los vídeos de Valencia, los antidisturbios se lanzan asimismo a golpes contra una masa que también avanza pacíficamente y no está rompiendo ni quemando nada. En Barcelona, los Mossos disparan balas de foam, munición utilizada una vez que las pelotas de goma fueron prohibidas en Catalunya en 2014. Reprimir protestas ciudadanas con balas que revientan globos oculares, que es lo que le hicieron a una chica de 19 años el otro día en Barcelona, demuestra el ínfimo grado de respeto y sofisticación en los métodos policiales para velar por la presunta seguridad ciudadana, y es un ejercicio incontestable de violencia.

Habrá, pues, quien a golpe de porrazo y de balazo se altere lo bastante como para empezar a quemar lo que se encuentre por delante. Ya sabemos: violencia llama a violencia. Y, sí, la vulneración de derechos, como los que son conculcados por la Ley Mordaza, produce rabia. La policía debería precisamente saber contener esa rabia sin recurrir a la violencia. Si los cuerpos y fuerzas de seguridad de Estado fueran protectores y no represores, si estuvieran al servicio de la ciudadanía y no de los poderes que la oprimen, desarrollarían, para velar por la seguridad ciudadana, los métodos pacíficos que se exigen a una ciudadanía mayoritariamente pacífica. Habría menos contenedores quemados, menos escaparates rotos y más derechos humanos.

 

https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/violencia-protestas-ley-mordaza-pablo-hasel_129_7235417.html

  

 El sindicato de la goma de Marlaska en acción 

 Y ver 

 https://www.lahaine.org/est_espanol.php/brutalidad-policial-mas-de-una

 Y  ver 

https://www.publico.es/politica/detenidos-subinspector-y-agente-policia.html

 y ver  

..https://blogs.publico.es/repartidor/2021/02/20/que-es-violencia/

viernes, 19 de febrero de 2021

El mensaje del silencio.

 Elecciones catalanas

El mensaje  del silencio

La tasa récord de abstención revela el agotamiento de la sociedad catalana ante el falso dilema entre ruptura o inmovilismo.

 Carlos Castro.

“Para qué vamos a cambiar nada si las cosas ya no pueden ir peor”. Esta frase tan representativa del cinismo político podría explicar la conducta de muchos de los electores que el domingo acudieron a las urnas, pero también de buena parte de los que optaron deliberadamente por quedarse en su casa. Las comparaciones pueden ser odiosas y además absurdas. Por eso, la caída en la participación no puede verse solo a la luz de los resultados excepcionales de los comicios del 2017.

 sigue 

https://www.lavanguardia.com/politica/20210216/6249813/mensaje-silencio.html