martes, 12 de enero de 2021

Las cloacas de interior contra Podemos .

LAS CLOACAS DE INTERIOR

Colaboradores de Villarejo investigaron a Iglesias y Monedero hasta 2018

Correos electrónicos exclusivos demuestran que dos de los colaboradores del comisario Villarejo, el también policía imputado en la causa Tándem Antonio Giménez Raso y el detective colaborador de Interior Julián Peribáñez, siguieron investigando en 2018 al margen de la ley y con el multimillonario policía ya en prisión, al actual vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, según el libro La España inventada. Nuevos documentos a los que ha tenido acceso Público prueban que también lo hicieron con quien fuera su profesor y fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero.

sigue  ...

 https://www.publico.es/politica/colaboradores-villarejo-investigaron-iglesias-monedero-2018.html

lunes, 11 de enero de 2021

A propósito de EH Bildu.

 A propósito de EH Bildu.

https://www.elviejotopo.com/topoexpress/alianzas-vaporosas-en-tiempos-liquidos-que-hacemos-con-eh-bildu/

 Un comentario a este artículo,  publicado en el Viejo Topo digital ..Y  que   el Viejo Topo me censura.

  Vamos a ver  , si usted mismo reconoce   que: “ las razones reales del desistimiento de ETA tienen más que ver con su debilidad organizativa, su pérdida gradual de apoyos y la movilización de una minoría consciente y militante de la sociedad vasca.” ¿  Acaso Otegi no estuvo en ello? Como Adams en Irlanda . No se temía que después del 2011 pudiera aun haber atentados por comandos autónomos que no aceptarían  la paz .  ¿ Y  por qué no se puede incorporar a una fuerza política al bloque de gobernabilidad,?. Sin pedir fuera de eso nada a cambio. ¿ Qué han pedido ? .¿ No precipito además con ello el apoyo de ERC?. Había alguna posibilidad de hacer un gobierno hacía la izquierda sin ellos y poder aprobar los  presupuestos?¿ No tenemos por primera vez en nuestra democracia un gobierno de centro izquierda real  .? Habla usted como si estuviéramos aún en el bipartidismo .  ¿Que era mejor esto que gobernara la derecha?.¿ Quién es ahora el victimista ?

 ¿ Y como que no se ha producido una deslegitimación profunda del terrorismo de ETA en Euskadi?.  Que  hay aun  algún comando autónomo por allí . No  era  la misma ETA que hizo los últimos  atentados  para romper las negociaciones . Como fue el de Madrid  . ¿ Quién logro que el movimiento aberzale se convenciera de dejar de apoyar la lucha armada?. Un movimiento así ,sectario , civil y numeroso y cerrado sobre sí mismo  . ¿ Quién lo disuelve? . No lograron entonces encaminarlos  hacia la  paz  y dejar de ser  la cantera de ETA .¿ Y qué viene mezclar Bildu con ERC? . ¿ Que fue ERC algún partido que  dio apoyo a algún terrorismo en Cataluña?. En su momento precisamente hizo al revés.

Y  de  Bildu dice usted.. “ No se le puede tratar como una fuerza democrática porque representa la continuación del entramado que encabezó ETA y la prolongación de su acción política por otros medios”. ¿ Qué medios? . Si ahora son pacíficos .¿ Y ETA no se disolvió en el 2011?¿ Y paz en Irlanda como se logró ?. ¿Y era el IRA el único que hizo atentados terroristas?.Y aquí lo mismo .¿ Hubo una transición pacifica ?. ¿Y los  250 asesinatos   que  hubo quién los hizo? . ¿ Solo  ETA ? ¿ No eran del PCE los de Atocha ? .

 Hace usted en estos momentos  todo un discurso que es difícil de distinguirlo de la derecha , sino supiéramos su trayectoria  de lucha  , tanto practica como política  contra el radicalismo de ETA . 

Pero monta todo su discurso sobre frases puntuales de un debate , sea de Pablo intentando  no solo aprobar los   presupuestos y si es necesario prorrogables  y así mantener  la legislatura . ¿ Y  acaso  la diputada de ERC no ha tenido que tragarse sus palabras  . Y sapos  si fuera necesario . Y van a algún lugar si no fuera así .¿ Quiere usted que caiga el gobierno?  . Pero además, ¿Desde cuando Cataluña ha sido insolidaria con el resto de España en remesas fiscales? . ¿Qué tienen concierto foral ?. ¿ Y EL foralismo no es bien constitucional?. ¿ Y Navarra y Canarias con sus cabildos no  son forales ?¿ Que quiere quitárselo  al País Vasco y que volver a  las andadas ? Y  España ahora no es un estado bien plural y pacífico.  Y este gobierno no ha logrado con ello llevarlos a via legal y unirlos a la via constitucional , aceptando la España plural aunque le ocasione  perder votantes a corto plazo . En política sin un mínimo de  pragmatismo no se va ningún lado . Se puede  hacer  una critica  a las politicas de identidad que es muy necesaria  y que es una trampa no solo para la izquierda. Incluso para el feminismo.¿ Y IU no se apunto a esas politicas tan postmodernas todas ellas  ?.

LDM.

sábado, 9 de enero de 2021

El Tribunal Constitucional se la juega .

 El Tribunal Constitucional se la juega .

España no cabe duda de que es un Estado de Derecho, pero la forma en que se ha perseguido judicialmente a los nacionalistas catalanes contradice lo que tiene que ser el ejercicio de la función jurisdiccional en un Estado de Derecho digno de tal nombre

Javier Pérez Royo

Hace unas semanas la Fiscalía renunció a interponer un recurso de casación contra la sentencia de la Audiencia Nacional (AN) que absolvió a Josep Lluís Trapero de la acusación del delito de sedición. Tras analizar detenidamente la sentencia, la Fiscalía llegó a la conclusión de que no tenía posibilidad alguna de prosperar el recurso ante el Tribunal Supremo (TS).

 Este sábado publican algunos diarios españoles que la Fiscalía belga ha renunciado a interponer recurso de casación ante el Tribunal Supremo contra la decisión de la Sala de Apelaciones que confirmó la decisión del juez que en primera instancia había decidido que el TS español no era el juez competente para dictar la orden de detención y entrega contra el ex-conseller Lluís Puig. No cabe duda de que la Fiscalía belga, igual que hizo la Fiscalía española, considera que la decisión es jurídicamente inatacable.

Es, por lo tanto, todo el sistema de justicia belga el que considera que el TS,  al dictar la orden de detención y entrega contra el ex-conseller Lluís Puig, vulneró el derecho fundamental de este a que su conducta sea instruida y enjuiciada por "el juez ordinario predeterminado por la ley" (art. 24 CE), por el "juez natural". El TS no puede ser ese juez en este caso y, en consecuencia, su solicitud de extradición tenía que ser rechazada.

 El caso, como explicaba en el artículo "La justicia belga da un segundo aviso"(1), afecta a todos los procesados y condenados por el TS en la sentencia del caso procés, además de a la solicitud del suplicatorio al Parlamento Europeo para que levante la inmunidad de Puigdemont, Comín y Ponsatí, así como al mantenimiento de las órdenes de detención en territorio español de todos los nacionalistas que están en el exilio.

Ahora creo que ya vamos a poder decir que están en el exilio, porque el motivo por el que se encuentran fuera de España es porque están siendo perseguidos judicialmente de una manera contraria a la Constitución y contraria al Convenio Europeo de Derechos Humanos.

 He escrito en varias ocasiones que los dirigentes nacionalistas en prisión no son presos políticos, pero lo parecen. Y cada vez más. España no cabe duda de que es un Estado de Derecho, pero la forma en que se ha perseguido judicialmente a los nacionalistas catalanes contradice lo que tiene que ser el ejercicio de la función jurisdiccional en un Estado de Derecho digno de tal nombre. El uso de la AN y del TS como "Tribunales de Conveniencia", en lugar de residenciar la conducta de los implicados en los acontecimientos de septiembre y octubre de 2017 en Catalunya ante el órgano judicial radicado en Catalunya competente para ello, solamente es explicable desde una perspectiva política y no desde una perspectiva constitucional.

 Esto es lo que ha constatado la justicia belga. Dos instancias judiciales y una renuncia de la Fiscalía a recurrir en casación ante el TS por la inutilidad del recurso.

El derecho al juez ordinario predeterminado por la ley es el primero de todos los derechos fundamentales de naturaleza procesal. Es un derecho bifronte, que garantiza que ni el ciudadano puede elegir el juez que ha de entender de su conducta, ni el juez puede elegir a los ciudadanos de cuya conducta va a entender. Al ciudadano le toca el juez que le toca. Y al juez le toca el ciudadano que le toca. Esta es la condición sine qua non para el ejercicio de la función jurisdiccional en todo Estado de Derecho. A partir de este derecho se construyen todos los demás.

Este es el derecho que han desconocido la Fiscalía General del Estado, la AN y el TS. Todos los actos de los diversos Fiscales que han intervenido así como los de la AN y TS son nulos de pleno derecho por vulneración de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución y por derechos reconocidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Esto es lo que acaba de decir la justicia belga. No es un defecto procesal subsanable, es un vicio completamente insubsanable que aqueja a todas las decisiones adoptadas. El "derecho al juez ordinario predeterminado por la ley", el derecho al "juez natural", es, por decirlo con las palabras del constituyente "moderado" de 1845, una de esas "leyes primordiales contra las cuales nada puede intentarse que no sea nulo de toda nulidad" (Exposición A. S.M. Proyecto de Reforma de la Constitución). Esto es así en todo Estado de Derecho que merezca tal nombre. Esto es lo que no ha respetado el TS. Por eso la justicia belga ha reaccionado de la forma en que lo ha hecho. No podía convertirse en cómplice de tal monstruosidad jurídica.

 El TC tiene la oportunidad en el recurso de amparo interpuesto contra la sentencia del TS mediante la que decidió el caso Procés, de declarar nula dicha sentencia por vulneración de derechos fundamentales y poner fin al disparate que se puso en marcha con la querella ordenada en su día por el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza. (Lamento que falleciera y que, por lo tanto, no pueda contestar a lo que estoy escribiendo. Pero, tengo que añadir, que dije esto mismo varias veces cuando todavía vivía y estaba al frente de la Fiscalía).

 EL TC se la juega en el recurso de amparo contra la sentencia del TS en el caso procés. La Constitución dice que el TS es el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes "salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales" (art. 123.1 CE).  En las manos del TC está corregir la monstruosidad constitucional que se ha puesto en práctica y permitir que las aguas desbordadas vuelvan a su cauce. El TC no puede hacer la vista gorda y no enfrentarse a la vulneración del derecho al juez ordinario predeterminado por la ley.

https://www.eldiario.es/contracorriente/tribunal-constitucional-juega_132_6738831.html

Nota (1) https://www.eldiario.es/contracorriente/justicia-belga-da-segundo-aviso_129_6736365.html

 

En lo desierto de lo real

 

Jake Angeli, con cuernos de bisonte, encabezando a los partidarios de Trump durante el asalto al Capitolio.

 (  Jake Angeli en el asalto al Congreso americano) (1)

En lo desierto de lo real .

 LDM.

 El personaje ese de la piel de bisonte  es de QAnon, acrónimo de Q-Anonymous..una especie de secta global ..Así una sociedad desorientada expuesta a fenómenos incontrolados e  inaprensibles ante lo global , busca soluciones en conspiraciones paranoicas e intenta resolver  en la esfera de la imaginación  interrogantes problemáticos que transcurren en el plano de lo real y buscan el estrés apocalíptico. La globalización es como  fin de su mundo . 

Con una turba de WASP (esos blancos, anglosajones y protestantes) estadounidenses, la mayoría hombres por cierto, tomó el Capitolio "en defensa de la verdadera América"

Ese personaje en realidad va disfrazado de indio de las praderas con pinturas de guera en la cara , pero sacado de pinturas  sobre ellos a caballo de Edward Kucera. Ignoro si hay fotos . Ver por ejemplo  foto aquí abajo .

( Edward Kucera ..óleo , indio a caballo )

Pero también es cierto que la peli el Pequeño Gran Hombre (Little Big Man) el protagonista Dustin Hoffman , lleva una  antes de la masacre de los indios pacíficos bien americanos incluso el jefe  salio con una bandera americana en la mano y fue masacrado  por el ejército americano en Rio Wichita  , bien reproducida en la peli Soldado Azul. Al igual el personaje de indio "loco", haciendo todo al revés  en la misma peli , "Joven oso" (Cal Bellini), que se bañaba en la arena y se secaba en el rio , o cabalgaba montado al revés  .  Y en la batalla  contra Custer también pienso que la portaba ( no se ). Uno con esto se puede imaginar el cruce de cables   de tal personaje . O quiza como fundamentalista vuelve  a los origenes americanos autenticos .


( Sand Creek, Washita, Wounded Knee…escena en Soldado Azul de 
 Ralph Nelson. 1970 )

    .Que por cierto aquí nuestra  ignorante  prensa lo trato de vikingo...En lo desierto de lo real .


(
Dustin Hoffman en Little Big Man dirigida por Arthur Penn, 1070 )

Nota (1) .-Aunque en España era hasta ahora un completo desconocido, en EEUU es un tipo célebre dentro del universo de los personajes (a veces extravagantes, otras veces no tanto) que apoyan la teoría conspirativa Qanon, que cree que las élites del partido demócrata y de Hollywood forman parte de una trama de pedofilia y tráfico de niños,  que lleva años  intentando deshacerse de Trump para no ser descubierta.También apodado como QShaman o el ‘Lobo de Yellowstone’ (el apodo en su canal de YouTube), este actor nacido en Phoenix hace 27 años se define a sí mismo como un «elegido» de Qanon y se compara con «Jesús, Gandhi o Martin Luther King» en su misión para «informar» al pueblo estadounidense de una especie de Estado oscuro y profundo que, en las sombras, trata de mantener sus privilegios frente a un Trump que quiere acabar con él.

Cantemos a Nicolás Guillem  ..

ESTA  EL  BISONTE IMPERIAL

Nicolás Guillén

Está el bisonte imperial

Sobre la tierra desnuda,

Cavando un hoyo de  rabia

Con su violenta pezuña.

 El animal que digiere

Cañamelares y come

Con carbón, estaño y cobre.

 El vientre glotón que  suda

Con sudores de petróleo

Sus bárbaras calenturas,

Olfatea el aire  espeso

Y apaga de su golpe brusco

El trueno que lo desordena

Y  el rayo que lo deslumbra.

 Blanca paloma antillana

Que en las olas se columpia

Sobre el Caribe nocturno

Enciende sus sueños Cuba,

Los pelícanos la visten

De palmeras y de ternuras

Y de tierra y esperanza

Y de granitos de espuma.

 Allá va en hombros del pueblo,

Sonriendo la patria pura,

Mira el bisonte la mar

Con miradas  de agua sucia,

La pezuña es ya un muñón

Y aún cava la tierra dura.

 Ay!  Imperio emperador,

Bisonte sin sol ni cueva,

El hoyo que estás cavando

Será el de tu sepultura!

 

 

 

viernes, 8 de enero de 2021

El 18 Brumario de Donald Trump .

El 18 Brumario de Donald Trump

Pablo Bustinduy

La farsa insurreccionista que ayer presenció el mundo entero no es una sorpresa ni una anomalía. Este simulacro golpista, mezcla de esperpento y sublevación, es en cierto modo la culminación natural del ciclo político trumpista, nacido de una revuelta contra el establishment de la derecha norteamericana tras el colapso de 2008, y alimentado desde entonces por una colección de ansiedades -económicas, raciales, religiosas- que Trump ha sabido explotar pero que no puede en ningún caso resolver. Esa es la paradoja política que habita el corazón del trumpismo: gracias a su capacidad comunicativa y su carisma, Trump ha sabido representar la pulsión reaccionaria y la necesidad de afirmación que ha sacudido en la última década a la Norteamérica blanca y conservadora, llevándola al punto extremo de asaltar el poder legislativo estadounidense. Pero Trump, producto y artífice del mismo orden de la globalización neoliberal que generó el problema, nunca podría traducir esa ansiedad en un programa político real. Por eso el trumpismo lleva a la recreación permanente del conflicto: sin proyecto de sociedad ni orden alternativo, el trumpismo es conflicto puro, una revuelta contra un estado de cosas que en realidad solo busca preservar.

 Por eso no cabe sorpresa ante los hechos del 6 de enero, por mucho que las imágenes de ayer parecieran menos verosímiles que la menos verosímil de las ficciones (¿el Capitolio bajo asalto por orden del presidente? ¿En los Estados Unidos?). La estrategia de Trump desde la campaña electoral, anunciada y tuiteada hasta la saciedad, conducía exactamente hasta este punto. La negativa a reconocer el resultado de las elecciones no era, como se decía, una "estrategia de salida", un intento de construir el relato de una victoria mutilada, de un fraude electoral que maquillara la derrota en la reelección y permitiera preparar su regreso en las primarias de 2024. La "marcha para salvar América" estaba convocada en los términos exactos en que se produjo.

 De ahí el cinismo extremo de los compañeros de viaje que ayer se rasgaban las vestiduras, o de quienes llevan meses o incluso años mirando hacia otra parte. Para llegar hasta aquí, el trumpismo ha requerido la connivencia y complicidad de toda la derecha estadounidense, de un partido republicano en el que prácticamente nadie se había atrevido a alzar la voz, y de múltiples aliados dentro y fuera del aparato del Estado, que han visto en el tumulto una posibilidad de medrar o de obtener réditos a corto plazo. Conocer hasta dónde llega esa complicidad es probablemente una tarea imposible. Es evidente que las fuerzas de seguridad, alertadas desde hace días sobre la convocatoria, podrían haber sofocado fácilmente la mascarada: con la cámara en sesión solemne, no se asalta el Capitolio blandiendo banderas confederadas por imprevisión o sorpresa. Hace pocos meses, las manifestaciones de Black Lives Matter en Washington DC fueron recibidas con maniobras de helicópteros militares y la guardia nacional enfundada en uniformes de combate.

 En condiciones normales, el trumpismo no debería sobrevivir la depuración de responsabilidades de esta intentona golpista, pero el reducido margen de acción de los actores implicados, en un escenario político caótico, deja dudas sobre el desenlace. La principal incógnita concierne el futuro inmediato del partido republicano, hasta ahora entregado al seguidismo por una combinación de adhesión al poder y miedo al fervor de unas bases hipermovilizadas. Tras perder los dos asientos en juego en el Estado de Georgia, y con ello la mayoría en el Senado que podría haber paralizado la acción gubernamental de la presidencia de Biden, es hoy evidente que el trumpismo ha sido duramente derrotado en las urnas. El partido se encuentra así en una posición insostenible: cómplice y cautivo de la deriva en que se encuentra el país, presionado por una militancia cada vez más radicalizada, los republicanos se ven hoy huérfanos de poder y a la vez a merced de los caprichos de Trump, que ya ha amenazado con retar en las primarias a todos los cargos que se desmarquen de su estrategia de boicot institucional.

 De esta encrucijada dependen algunas de las claves fundamentales para imaginar el desarrollo de la política estadounidense en los próximos meses. ¿Sobrevivirá el trumpismo a la derrota de Trump? ¿Será este simulacro de insurrección su esperpento final, o el primer paso de un realineamiento abiertamente autoritario? ¿Podrá el partido republicano desmarcarse de esa deriva en caso de producirse? ¿Tendrán los demócratas la audacia necesaria para frenar la descomposición del orden político y social estadounidense? En su comparecencia de ayer, Biden prometió de nuevo cordura y el retorno a la normalidad institucional. Parecen materiales endebles para forjar un nuevo contrato social.

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/43355/el-18-brumario-de-donald-trump/


 Nota  del blog  . Está claro que es una forma de gobernar organizar la guerra entre pobres  y más un  siendo  un multimillonario .  ... https://www.pagina12.com.ar/315779-estados-unidos-una-crisis-de-larga-gestacion

 

 

jueves, 7 de enero de 2021

Miseria moral del “periodismo independiente”.

 Miseria moral del “periodismo independiente”.


Fuentes: Rebelión


El autocalificado “periodismo independiente” no es otra cosa que una organización criminal porque, como lo recordara Gilbert K. Chesterton en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “los periódicos comenzaron para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad sea dicha.”

Revisando algunos viejos apuntes acumulados en el disco duro de mi computadora encontré una serie de declaraciones de la Academia Nacional de Periodismo de la Argentina manifestando su preocupación por la libertad de expresión y el ataque a “periodistas” como Luis Majul y Daniel Santoro. La institución de marras la preside Joaquín Morales Solá, un señor que finge ignorar la diferencia entre informar y -sobre la base de información confiable y chequeada opinar- y utilizar los medios de comunicación en los que se desempeña para operaciones propagandísticas presentadas ante su indefensa audiencia como si fueran “periodismo independiente”.

En una reciente emisión de su programa Desde El Llano el presidente de la ANP “entrevistó” a la señora Elisa Carrió quien se despachó con una serie interminable de disparates ¡sin que el supuesto periodista atinara a balbucear una sola repregunta! No fue una entrevista periodística sino un caso de propaganda política subliminal, probablemente remunerada. Es decir, una estafa a la teleaudiencia. Lo mismo había hecho unos días antes Carlos Pagni, otro representante del “periodismo serio” en la Argentina, cuando “entrevistó” durante poco más de media hora a Juan Guaidó que, como lo haría Carrió después con Morales Solá, derramó enormes cantidades de “bullshit” ante un impasible Pagni, que no hizo el menor comentario o formuló pregunta alguna para poner a prueba los dichos de Guaidó. El objetivo, claro está, era brindarle al esperpento venezolano una plataforma para difundir su proyecto político. En ambos casos un espacio supuestamente periodístico parecería haber sido alquilado para promover la agenda política de una autoproclamada candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, retornada a las lides políticas pocos meses después de haber anunciado su definitivo retiro; o la de un pelele orgulloso de haber sido designado “presidente encargado” de su país por Donald Trump. Todo esto, repito, ante la actitud complaciente de los aquiescentes “entrevistadores.” En resumen, gran parte de eso que llaman “periodismo independiente” no es otra cosa que una tapadera para que algunos mercaderes trafiquen con su espacio comunicacional y lo subasten (ellos o sus patronos) al mejor postor. ¡Y encima se dan el lujo de pontificar sobre la libertad de expresión, la república y la democracia!

En fin, esta es la dura realidad del periodismo que en nuestro tiempo se autocalifica como “serio y profesional”, y no sólo en la Argentina y Latinoamérica. Europa o Estados Unidos tampoco están a salvo de este flagelo que es una de las mayores amenazas que acecha a la democracia en el mundo moderno. La ANP salió en defensa de dos personajes de la cloaca mediática como Luis Majul y Daniel Santoro cuyo “periodismo de investigación” es producido por un singular equipo cuyos puntales son los servicios de inteligencia y un manojo de jueces y fiscales corruptos, unos y otros en abierta violación a las leyes de este país. Esta operación no tiene nada que ver con el periodismo. Su objetivo es obtener instrumentos y supuestas pruebas para perseguir, acosar y eventualmente extorsionar a rivales políticos y sectores ligados en este caso al oficialismo.

Lo de la ANP no es una excepción; tampoco lo son los grandes conglomerados mediáticos argentinos (que incluyen prensa gráfica, radio AM y FM, televisión abierta y por cable, granja de bots, etc.) como Clarín, La Nación o Infobae. Pero por su gravitación mundial el diario El País de España se lleva los laureles en lo que hace a la prostitución del periodismo convertido en un nauseabundo house organ al servicio de los ricos y poderosos de todo el mundo. Por eso no sorprendió que a mediados del año pasado Antonio Caño, exdirector de aquel diario entre 2014 y 2018, publicara una nota titulada nada menos que “El error de llamar a Assange periodista.”[1] En ella arguye que el fundador de Wikileaks es un “impostor” porque, según él, “los periodistas no roban información legalmente protegida, no violan las leyes de los Estados democráticos, no distribuyen los documentos que les facilitan los servicios secretos sin haberlos verificado” tarea que Caño confía, corporativamente, al buen saber y entender de periodistas profesionales. ¿Periodistas profesionales, como quiénes? Puede ser, en algunos poquísimos casos, pero ¿por qué no confiar en gente con mayor formación específica para evaluar los datos divulgados por Assange como politólogos, sociólogos, internacionalistas, historiadores, semiólogos y expertos en materias militares o en inteligencia? Pero además, muchos de los amigos y colegas latinoamericanos de Caño lo que hacen es justamente eso: roban información que “debería” estar legalmente protegida, violan a destajo las leyes de los estados democráticos, y distribuyen los documentos que les facilitan los servicios secretos o funcionarios corruptos del poder judicial para acosar y/o destruir a sus adversarios políticos. En su angelical candor, o diabólico cinismo (cuestión que las y los lectores deberán discernir), el ex director de El País dice que los periodistas profesionales “cuidan de no causar daños innecesarios con su trabajo, les dan a las personas aludidas la ocasión de defenderse, buscan la opinión contraria a la que sostiene la fuente principal de una información, no actúan con motivación política para perjudicar a un Gobierno, un partido o un individuo. Los periodistas no defienden más causa en una sociedad democrática que la del ejercicio de su trabajo en libertad.”

Releo estas líneas de Caño y me rectifico: no creo que sea el suyo un caso de infantil ingenuidad. Digámoslo con todas las letras: es la sutil estratagema discursiva de un impostor de alta gama que sabe que en el ejercicio del periodismo hegemónico, ese que él llama “profesional”, aquellas reglas tan prístinas que él enunciara son violadas con premeditación y alevosía; que los autodenominados “periodistas independientes” causan intencionalmente daños a las personas o instituciones víctimas de su persecución; que no les dan ocasión de defenderse; que jamás buscan una opinión contraria a la línea que les bajan sus jefes o patronos y nunca aceptan debatir con quienes sostienen puntos de vista contrarios; y siempre actúan con motivación política para perjudicar a un gobierno, partido o individuo. El caso de Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio de Chile es una muestra paradigmática de lo que hacen los periodistas defendidos por Antonio Caño y por el presidente de la ANP, Joaquín Morales Solá. Por eso después más de cincuenta años de prostitución periodística en buena hora el Colegio de Periodistas de Chile lo expulsó de sus filas, precisamente por haber hecho exactamente eso que Caño dice que los periodistas profesionales no hacen.[2] Si en la Argentina existiera una institución con los mismos valores y valentía de sus colegas chilenos la cantidad de operadores políticos disfrazados de periodistas que serían expulsados de sus filas llegaría fácilmente a medio centenar.

Justamente a causa de esta degradación moral es que no sorprende el estruendoso silencio de la ANP ante caso de Julian Assange, injustamente encarcelado por haber informado al público sobre los crímenes de guerra, la corrupción y el espionaje global del gobierno de Estados Unidos. Ni una palabra en defensa de un verdadero campeón de la lucha por la libertad de expresión, que mentirosamente la ANP dice defender; ni un gesto de solidaridad ante un periodista retenido en una cárcel de máxima seguridad, en confinamiento absoluto, sin contacto con nadie, sin ver sino por unos minutos la luz del sol una vez a la semana, sometido a maltratos físicos y psicológicos de todo orden pese a la precaria condición de su salud. Pero al haber revelado los secretos del imperio y sus mandantes -que el sicariato mediático oculta bajo siete llaves- para la ANP Assange es un traidor, un “impostor” como dice Caño, que no merece solidaridad alguna. El próximo 4 de enero la jueza Vanessa Baraitser dará a conocer su sentencia en el juicio por la extradición del australiano a Estados Unidos. Pese a la debilidad de las pruebas aportadas por el querellante el acusado fue privado de su libertad y enviado a la cárcel. Cunde la indignación entre los periodistas de verdad de todo el mundo, advierte el laureado cineasta y periodista británico John Pilger, quien asegura jamás haber visto una farsa tan grotesca como el juicio celebrado en Londres. El lawfare se extiende como una mancha de aceite, y de la Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Ecuador ya arribó a Europa y Estados Unidos. Pero la ANP no cree que exista tal cosa porque, según sus dirigentes, el lawfare es una maligna invención de una izquierda totalitaria, populista, chavista, castrista, y por lo tanto desestima olímpicamente la denuncia de Pilger.[3] La inmoralidad de esa institución no tiene límites.

Este negacionismo también se revela en relación a la situación de los periodistas en Estados Unidos. Desde el estallido de las protestas del Black Lives Matters con motivo del asesinato a sangre fría de George Floyd por la policía de Minneapolis, 322 periodistas fueron agredidos (salvo contadas excepciones, por las “fuerzas del orden”); 121 fueron detenidos, a 76 les destruyeron sus equipos (cámaras fotográficas o de video, teléfonos celulares) o instalaciones (salas de prensa) y 13 fueron querellados y sometidos a proceso judicial.[4] La misma fuente informa que en 2018 cinco periodistas fueron muertos a balazos en Estados Unidos. Pero esto no fue ni jamás será noticia en los medios hegemónicos, apropiadamente caracterizados por sus críticos como la Bullshit News Corporation porque la mayoría de la información que difunden es eso, basura; mucho menos será motivo de preocupación o denuncia para la ANP, obediente hasta la ignominia antes los menores deseos del amo imperial. La institución defiende a sus mercachifles de la comunicación, no a estos pobres diablos acosados por el poder en Estados Unidos que pagan con sus vidas su lealtad a la profesión que eligieran. En cambio si un periodista, ¡aunque sea sólo uno!, hubiera sido detenido en Venezuela o sufrido la destrucción de su equipo de trabajo la gritería del sicariato mediático mundial habría sido ensordecedora. Su doble estándar moral los convierte en sujetos despreciables.

Conclusión: el autocalificado “periodismo independiente” no es otra cosa que una organización criminal porque, como lo recordara Gilbert K. Chesterton en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “los periódicos comenzaron para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad sea dicha.” Para ello cuentan con cuatro armas principales: promover la “posverdad”; mentir y usar las fake news a destajo; utilizar el blindaje informativo (por ejemplo, no decir jamás nada sobre la interminable matanza que a diario desangra Colombia o sobre las revelaciones de los Panamá Papers que involucran al ex presidente argentino Mauricio Macri) para proteger a socios y/o amigos; y el linchamiento mediático de líderes “molestos” a las cuales es preciso satanizar para que luego jueces y fiscales culminen el proceso enviándolos a la cárcel o inhabilitándolos para competir por cargos públicos. Por eso hoy esa prensa, así de corrupta, constituye una de las principales amenazas a la democracia, y si la sociedad no reacciona a tiempo probablemente acabe no sólo con lo poco que resta de libertad de expresión sino que acentúe aún más la asimetría entre una prensa hegemónica que domina sin contrapesos el espacio mediático y el periodismo verdaderamente independiente, que sobrevive a duras penas ante tan desigual competencia. Pero lo que está en juego no sólo es la libertad de expresión; también el derecho de los pueblos a acceder a información verídica y comprobable, legalmente obtenida. Y por supuesto, la democracia también está en peligro porque para sobrevivir requiere que el espacio mediático sobre el que reposa sea efectivamente democrático y plural y no esté amordazado por la dictadura del pensamiento único. La democracia se vacía de contenidos, se degrada y finalmente sucumbe cuando el sustrato comunicacional sobre el que se apoya es una tiranía informativa. Evitar que esto suceda será una de las grandes e impostergables batallas que deberemos librar una vez derrotada la pandemia.

Notas:

[1] Su nota se puede encontrar en: https://elpais.com/elpais/2019/05/15/eps/1557937168_850658.html

[2] Toda le info puede verse en https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/04/21/el-fin-de-un-intocable-colegio-de-periodistas-decide-expulsar-a-agustin-edwards/

[3] https://independentaustralia.net/life/life-display/john-pilger-eyewitness-to-the-agony-of-julian-assange,14374

[4] Datos de la U.S. Press Freedom Tracker, en https://pressfreedomtracker.us/ y también en https://www.worldpoliticsreview.com/articles/28908/more-journalists-are-being-assaulted-in-the-u-s-tarnishing-america-s-image.

Y  más .. El populismo de: El País. 

https://www.cuartopoder.es/ideas/2020/11/30/el-diario-el-pais-contra-baltasar-garzon-jesus-cuadrado/


 Nota del blog  del link anterior( 1)https://elpais.com/espana/2020-10-31/quien-elimino-al-fiscal-stampa.html



martes, 5 de enero de 2021

¿ Ha desaparecido el "juancarlismo republicano" ?

 


Del fin del ‘juancarlismo’ al momento republicano

 Jaime Pastor y Miguel Urbán .

Por mucho que haya sido alabado desde los medios de desinformación del establishment, el discurso de Felipe VI de la Nochebuena ha vuelto a demostrar la imposible tarea que tienen por delante quienes pretenden separar la institución monárquica del legado de corrupción del rey fugado, ni siquiera mencionado. Es más, tampoco ha manifestado su condena de la actitud golpista que ha irrumpido públicamente desde las filas del Ejército en las últimas semanas, e incluso ha obviado la mención a la dictadura franquista cuando se ha referido al “largo periodo de enfrentamientos y divisiones” que precedió a la Transición. Así que no cabe dejarse engañar: el fin del juancarlismo ha dejado sin relato a la monarquía y el futuro es republicano.

 En efecto, durante demasiado tiempo hemos escuchado la manida frase de tertulianos, periodistas y políticos que afirmaban sin ruborizarse que España no era monárquica sino juancarlista. Una forma de reclamarse monárquicos con la boca pequeña, sin tener que reconocer la legitimidad franquista de la restauración borbónica. El juancarlismo fue la gran operación de marketing para justificar el relato oficial de la Transición y la instauración de la monarquía parlamentaria sin refrendo popular. Y durante más de tres décadas podemos decir que ha sido una operación publicitaria exitosa que ligaba el espíritu del 78 y el consenso constitucional con la figura del monarca. Pero este mito se ha acabado ya.

 Una huida pactada

El primer lunes de agosto del 2020 nos sorprendía la noticia de la huida de Juan Carlos I, rey emérito, que se sumaba a la tradición familiar de marcharse del país acorralado por los escándalos de corrupción. Como el propio Valle-Inclán dijo de Alfonso XIII, los españoles le echaron no tanto por rey sino por ladrón. Así, Juan Carlos encadena tres generaciones seguidas de Borbones fuera de España, esta vez supuestamente a Emiratos Árabes Unidos, país sin acuerdo de extradición con Suiza, que investiga una parte de sus chanchullos. El juancarlismo quedaba herido de muerte.

Porque hay que recordar que no solo estamos ante un rey a la fuga, sino que en la misma jugada se intentaba una vez más alejar del foco mediático al rey emérito, matando públicamente la figura del padre para intentar exonerar al hijo y salvar de paso a la institución. Aunque el precio es ya altísimo, al reconocer implícitamente los presuntos delitos de los que se acusa a Juan Carlos. Así, la huida pactada con la Casa Real y el Gobierno, en un intento, como explica la propia carta que se hizo pública, de “prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey”, no parece haber conseguido su objetivo sino todo lo contrario.

La falta de legitimidad democrática y popular de la monarquía requirió de una gran operación de marketing, el juancarlismo, inaugurándose uno de los grandes mitos políticos del régimen del 78. Una institución que ni entonces ni desde entonces se ha sometido a consulta alguna o refrendo popular, como reconoció el propio Adolfo Suárez. Incluso en la Constitución hubo que incluir aquello de la cuestión “histórica” del artículo 57.1 para (intentar) argumentar su vigencia en el ordenamiento jurídico posfranquista.

Ahora bien, aunque la monarquía no se sometió a ningún referéndum popular, sí que se vio envuelta en una gran operación de blanqueo democrático que pretendía darle la legitimidad de la que carecía y que, en buena medida, contribuyó a barnizar una discontinuidad simbólica respecto a su pasado franquista. Hablamos, claro, del fallido golpe de Estado del 23-F que, más allá de las diferentes interpretaciones que se han realizado al respecto, es indudable que jugó un papel fundamental en legitimar ante la opinión pública la figura del monarca como supuesto garante del proceso democrático, pese a las muchas sospechas sobre su complicidad con el general Alfonso Armada. Así, el 23-F contribuyó a dar un golpe de timón a la derecha en la Transición y, sobre todo, a imponer en el relato oficial sobre la misma el protagonismo de las elites (con el “monarca salvaguarda de la joven democracia” a la cabeza) frente al protagonismo popular antifranquista de la calle. El juancarlismo se convirtió así en un relato consensual e incuestionado que otorgó al monarca una impunidad no solo judicial sino mediática y política, una impunidad total que lo protegió de los numerosos escándalos que se sucedían inadvertidos para las mayorías sociales hasta que ha quedado en los últimos años completamente al descubierto.

Amistades criminales

El rey aparecía como una persona campechana y cercana a los ojos de la opinión pública. Mientras, la corte de empresarios que lo rodeaban y conformaban su grupo cercano de amistad iba entrando paulatinamente en la cárcel condenados por diferentes escándalos en los que presuntamente habría participado el propio monarca. Empresarios como Mario Conde, Javier de la Rosa, Manuel Prado y Colón de Carvajal, este último no solo amigo personal sino también administrador privado de Juan Carlos I durante más de dos décadas, conformaban lo que podríamos llamar las amistades criminales del monarca. Una antesala de lo que sería el escándalo del yerno perfecto Iñaki Urdangarin. Pero algo pasó entre el caso KIO que terminó con De la Rosa y Colón de Carvajal en la cárcel y la figura del rey incólume; y el caso Nóos, que aunque se absolvió a la infanta Cristina, en la opinión pública siempre dejó la duda de hasta qué punto sabía o había participado el propio monarca de estas actividades. Entre medias de estos dos casos de corrupción, surgió la ola del 15-M que hizo saltar muchos de los consensos del régimen del 78, permitiendo un cuestionamiento de lo que hasta ayer mismo era intocable, casi sagrado, y desde ese momento susceptible de discusión y crítica.

Con España al borde del rescate, la prima de riesgo por las nubes, miles de desahucios semanales y millones de parados…, el rey tuvo un percance, se cayó en un safari y se rompió la cadera. Pero en esta ocasión algo nuevo va a suceder, a diferencia de lo que había ocurrido en otras ocasiones, en que la opinión pública no se enteraba de sus escapadas millonarias. Así, un 14 de abril de 2012, en la efeméride de la proclamación de la Segunda República, la Zarzuela no pudo ocultarlo más y tuvo que admitir que Juan Carlos I había sido operado de urgencia tras sufrir un accidente en un lujoso safari. Justo unos días antes de viajar a Botsuana, el rey campechano había mostrado públicamente su desasosiego porque los jóvenes no tuvieran trabajo en España. Para más inri, el viaje para matar elefantes, con un coste de más de 40.000 euros, lo había pagado Mohamed Evad Kavali, asesor de la Familia Real que en 2016 aparecerá en los “Papeles de Panamá” como apoderado en 15 sociedades offshore.

La situación se fue volviendo cada vez más insostenible: el avance del caso Nóos con la imputación de la infanta Cristina; las declaraciones explícitas del exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, sobre la implicación o al menos conocimiento de los hechos por parte de Juan Carlos I; y la emergencia en las elecciones europeas de 2014 de nuevas fuerzas como Podemos que cuestionaban abiertamente la monarquía. Todo eso condujo a que la Zarzuela tomara la decisión de la abdicación como cortafuegos para intentar parar la degradación de la imagen de la propia monarquía. Sacrificar el juancarlismo para salvar al régimen. Pero ninguna sucesión es fácil y desde luego esta no ha sido diferente.

Ni la abdicación ni su huida posterior a Emiratos Árabes han cortado la sangría de escándalos que han salpicado al juancarlismo, más allá del caso Nóos. Corinna Larsen ha pasado de ser una desconocida a robar los focos a la propia Familia Real, destapando parte de los trapos sucios del monarca, empresas opacas, paraísos fiscales y, cómo no, el fantasma de sus amistades y relaciones con Arabia Saudí. Pero quizás la puntilla al juancarlismo comenzó cuando Juan Carlos I y sus asesores Dante Canonica y Arturo Fasana crearon una empresa opaca en Panamá que llamaron con el nombre de un caramelo turco, la fundación Lucum. Que a su vez era la titular de una cuenta en la banca Mirabaud de Ginebra en la que Arabia Saudí ingresó una semana después de su creación 100 millones de dólares (64.884.405 euros).

Una monarquía corrupta y nada neutral

El escándalo de Lucum supuso la antesala de la fuga del rey emérito unos meses más tarde. Como el propio Juan Carlos ha reconocido, los menores de cuarenta años solo le recordarán como un comisionista, evasor, corrupto y mujeriego. Un fiel reflejo de los Borbones a lo largo de nuestra historia. Pero la muerte del juancarlismo se puede llevar o no a la tumba a la propia institución monárquica. Los intentos fallidos de desvincular a Felipe VI de la figura de su padre no han evitado que la sombra de la corrupción emerja sobre un reinado sin relato propio más allá del propio juancarlismo. A pesar de intentos como el del discurso del 3 de octubre, posterior a la declaración unilateral de independencia de Catalunya en 2017, que más que reforzar su figura lo vinculó con los sectores más reaccionarios, agrandó el desapego de una parte de la sociedad, no sólo de la catalana, con la institución monárquica.

Un momento tan excepcional como este no se puede afrontar desde la normalidad parlamentaria y social. Hace falta una respuesta que esté a la altura del desafío político al que nos enfrentamos, que no es únicamente la crisis de la monarquía. La muerte del juancarlismo representa un auténtico proceso de deslegitimación y descomposición de los pilares centrales del régimen español del 78: monarquía, sistema judicial, marco nacional-territorial y crisis de representación, con el trasfondo de una crisis socio-ambiental agravada por la crisis sanitaria que seguimos sufriendo.

Con todo, a pesar de sus debilidades evidentes, la monarquía no caerá sola. Todavía tiene el apoyo mayoritario del bloque de poder económico, político y mediático del régimen, que entiende la continuidad de la institución real como elemento esencial de su propia supervivencia. Además, la debilidad de la monarquía no supone la fortaleza del republicanismo. No podemos seguir siendo meros espectadores de la decadencia borbónica, debemos tomar partido para que la indiferencia ante la basura real no se apodere de las mayorías sociales. Es fundamental levantar un movimiento democrático por el derecho a decidir que pueda organizar un referéndum popular que devuelva la palabra a la ciudadanía, traspasando y rompiendo los estrechos límites parlamentarios. Porque el debate constituyente que hay que promover desde los distintos pueblos del Estado es ya inaplazable.

Desde la pretensión de no caer en la indiferencia hemos decidido tomar partido con una obra colectiva que bajo el título ¡Abajo el rey! Repúblicas ayude a no dejar que el miedo, el escepticismo y la resignación se instalen entre la ciudadanía para convocar al impulso del debate público sobre la jefatura del Estado como un deber inaplazable. Por eso, como decimos en la presentación del libro, las dieciséis aportaciones que en el mismo aparecen “comparten todas la reivindicación de un referéndum sobre monarquía o república y, más allá, la apuesta por una alternativa democrática radical que parta del protagonismo de las clases subalternas en esta nueva etapa histórica”.

Porque, frente a quienes contemplan aterrados desde arriba la crisis sociopolítica y, sin embargo, ni siquiera se atreven a acabar con la inviolabilidad de la monarquía, los y las de abajo deberíamos abordar esta nueva etapa como un momento impostergable para la refundación democrática. Nuestro peor enemigo en este camino no es la incertidumbre del cambio, sino la resignación del “no se puede” que asegura la supervivencia del viejo régimen que nunca parece terminar de morir. El momento republicano debe entenderse como una ventana de oportunidad no sólo para detener la sangría de pérdida de derechos, sino para garantizar nuevos derechos y caminar hacia procesos constituyentes.

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