Josep Cónsola
“Hacerse dueño de los hombres no por
esclavitud o fuerza, sino por la disposición que les rodea, de las impresiones
que se les producen.
Su principio básico es la vigilancia, su elemento más
arcaizante, la mirada. Sin embargo, lo que cobrará importancia no es la mirada
directa de un hombre a otro, sino la noción abstracta de vigilancia. Lo
novedoso del panóptico es pues la celosía que oculta al inspector a los ojos de
los reclusos. No es ya una persona, sino la presencia. Presencia abstracta que
se multiplica y se subdivide en muchas otras, porque no está “sólo en los ojos
sino que está en la piel de uno mismo” (http://www.bib.uia.mx/tesis/pdf/014525/014525_03.pdf)
Jeremy Bentham, seguro había leído lo suficiente sobre los
mitos y leyendas de la antigüedad grecorromana cuando en 1787 acuñó el término
Panóptico para diseñar arquitectónicamente cárceles, hospitales, escuelas,
talleres,… para vigilar sin ser visto.
En la primera de las 21 cartas de las que se compone su tratado, -La
Inspección-, dice: “se puede estar
castigando al incorregible, guardando el demente, reformando el vicioso,
confinando el sospechoso, empleando el ocioso, manteniendo el desvalido,
curando el enfermo, instruyendo el obrero en cualquier rama de la industria, o
entrenando la raza creciente en el camino de educación: en una palabra, así se
aplique a los propósitos de prisiones perpetuas, o el cuarto de muerte, o
prisiones para el encierro, o penitenciarías, o correccionales, o fábricas, o
manufacturas, o sanatorios, u hospitales, o escuelas.
Con su propuesta, los vigilantes, con solo dos ojos, podían
ver y controlar a decenas, centenas, de personas, y éstas saber que
constantemente estaban vigiladas, al igual que Argos Panoptes, el monstruo de
los cien ojos de la mitología griega, (el sirviente de los dioses que “todo lo
ve y nunca duerme” -Pan: totalidad,
mundo. Optes: mirada, ojos-). El panóptico arquitectónico se convirtió en una
instalación para la dominación de forma permanente, un mecanismo de observación desde un lugar
escondido vigilando constante y minuciosamente consiguiendo un conocimiento
total sobre la actitud de los vigilados para verificar si un individuo se
conduce o no como debe, si cumple o no con las normas impuestas, si se disciplina,
si se arrepiente,… creando un auténtico
terror como el expresado por Prometeo: “¡Argos me está mirando de nuevo!
¡Mantenlo alejado, oh Tierra! Tengo miedo cuando veo esa miríada de ojos”
(Esquilo, Prometeo encadenado)
El invento de Bentham, tomó forma emblemática a partir de
1932 en Cuba durante la dictadura de Gerardo Machado: “La vigilancia en las
circulares era extrema y con muy pocos vigilantes. Un guardia penetraba por el
túnel de las circulares y se situaba en la torre central, la cual termina en su
parte más alta con una garita, de tal forma que el vigilante no es observado
por los reclusos, ni ellos saben cuando éste los observa debido a la forma de
construcción y los penados tampoco conocen cuando ocurre el cambio de guardia,
por lo que es una vigilancia siempre alerta bajo la mirada oculta” (https://www.ecured.cu/Presidio_Modelo_(Isla_de_la_Juventud)
Aunque en Cuba, durante la guerra de independencia, el
general español Valeriano Weyler Nicolau impuso en 1896 la denominada
“reconcentración” convirtiendo las ciudades controladas por el ejército
colonial en inmensos campos de concentración en los cuales los “ojos” de los
militares españoles querían controlar a los campesinos e impedir que éstos
ayudaran al ejército mambí.
La proclama que daba inicio a la reconcentración decía:
“Queda absolutamente prohibido, sin permiso de la autoridad militar del punto de
partida, sacar productos alimenticios de las ciudades y trasladarlos a otras,
por mar o por tierra. Los violadores de estas normas serán juzgados y
condenados en calidad de colaboradores de los rebeldes”. Vigilancia, control y castigo que, salvando el tiempo y el
espacio, tiene muchas similitudes con los denominados “confinamientos
pandémicos” impuestos en multitud de países, cuyas consecuencias en las áreas
alejadas de los centros del capitalismo mundial, han sido y son, miseria,
hambre y desesperación de las gentes que sobrevivían de la llamada economía
informal. Al parecer estas gentes son los modernos rebeldes o los colaboradores
de los rebeldes, como decía Weyler. El historiador Raúl Izquierdo Canosa, autor
de investigaciones sobre esta etapa de lucha del pueblo cubano, relata: “Cuando
en los difíciles días de 1897 el alcalde municipal de Guines visitó a Weyler
para exponerle las terribles condiciones en que se encontraban los
reconcentrados en esa villa y solicitarle algunas raciones para impedir que
continuaran muriendo de hambre, éste le respondió: «¿Dice usted que los
reconcentrados mueren de hambre?» Pues precisamente para eso hice la
reconcentración”. (https://www.ecured.cu/Reconcentraci%C3%B3n_de_Weyler
)
En diversos paises se construyeron en el primer tercio del
siglo XX multitud de panópticos para encarcelar a los transgresores de las
normas establecidas, pero seguramente España se llevó la palma ya que disponía
de este tipo de instituciones en Barcelona, Badajoz, Lugo, Madrid, Oviedo,
Valencia y Vigo. Muchas más que en cualquier otro país.
Lo que Bentham no sabía es que su propuesta sería
modernizada en el siglo XXI hasta un extremo tal, que el pobre Argos quedaría
como un títere de feria en lugar de un héroe. Los millones de panópticos actualmente
funcionando en todo el mundo a través de la arquitectura e ingeniería
informática, los sistemas de detección vía satélite, las cámaras capaces de
identificar rasgos físicos almacenados en gigantescas bases de datos tienen
como única finalidad el control de la población y la modificación de su
comportamiento. Y los modernos Argos Panoptes, leales servidores de los
modernos dioses, aunque sólo tengan dos ojos físicos, disponen de miles de ojos
virtuales y al igual que en los panópticos carcelarios, nadie los ve, pero todo
el mundo sabe que está observado.
“En primer lugar, encontramos la ciencia al servicio del
poder… Lo fundamental es que el sujeto se sienta vigilado y, en función de
ello, actúe según esperan los resortes del poder.” (https://revistaqdc.es/del-panoptico-moderno-a-la-vigilancia-liquida-de-la-posmodernidad/)
Esta ciencia, como otras ciencias, si bien es cierto que
podrían utilizarse para conocer y reprimir en todo momento los fraudes
fiscales, las evasiones de capital, la explotación de los emigrantes jornaleros
del campo, los tráficos de drogas, los tráficos de personas, las redes de
prostitución, los sobornos a funcionarios, la corrupción política,… La ciencia
y los encargados de ponerla en funcionamiento a través de la técnica, la usan
para determinar quién asiste a una manifestación, quién plasma una opinión
contraria al poder establecido en internet, quién camina por la calle sin
bozal, quién sin disponer de techo ocupa una vivienda vacía propiedad de un
banco, quién sin recursos “pincha” la electricidad, quién…
Michel Foucault, en Vigilar y Castigar, nacimiento de la
prisión (1975), dedica el capítulo tercero al panóptico desde la mirada de
finales del siglo XX, y es recomendable su lectura en estos momentos de
legislaciones represivas e imposiciones irracionales con la excusa de una
pandemia como trasfondo tal como define Jaime Chuchuca. “El poder está
experimentando los efectos del Estado policíaco mundial ad hoc, físico y
virtual, de dominio coactivo, pero también de consenso autocoactivo, porque se
precisa la limitación de la libertad por la sobrevivencia. El panóptico
pandémico es el síntoma de la crisis y se destruirá también por ella” (Jaime
Chuchuca Serrano. Abogado, licenciado en Filosofía y magíster en Sociología.
Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca. 25 Marzo 2020)
Una trilogía compuesta por “Pandemia, Crisis, Panóptico”, la
cual es invisible pero determina el que hacer y el que pensar de cientos de
millones de personas está instalada, como si fuera el Olimpo, en lugares
inaccesibles, ya sea un organismo internacional, una corporación industrial o
un satélite artificial, desde los cuales pueden monitorizar cualquier
movimiento susceptible de poner, aunque sea en entredicho, la pandemia, la
crisis y la vigilancia panóptica. Y de forma irresponsable, los propios
vigilados regalan miles de informaciones a través de sus teléfonos móviles que
quedan todas registradas en las bases de datos de los modernos Argos, los
cuales pueden utilizarlas en cualquier momento sin que el vigilado sea
consciente ni haya dado autorización para ello.
Las llamadas Leyes de Protección de Datos, tan utilizadas
para esconder los enormes sueldos y gratificaciones de los altos funcionarios
de los servicios públicos (como en la corporación de Transportes de Barcelona)
o de los “cargos de confianza” de distintos organismos políticos, o de los
dirigentes de las grandes centrales sindicales y partidos políticos, o de los
miembros de los consejos de administración de las grandes corporaciones, o de
las amantes del rey emérito; por el contrario, son vulneradas cotidianamente
por lo que respecta al resto de mortales a través del panóptico digital.
Hasta el momento de la llamada tercera revolución industrial
en el último tercio del siglo XX, con la masiva introducción del “Chip” en
todos los procesos industriales, de servicios i en las ciencias sociales, es
decir, durante el sistema impuesto después de la segunda parte de la guerra
mundial, imperaba en los países llamados industrializados, la sociedad del
espectáculo a imagen del “Panem et circenses” del imperio romano: grandes
espectáculos musicales, deportivos, teatrales, políticos, religiosos,… junto a unos ingresos más o menos decorosos
del proletariado primermundista y unos sistemas de asistencia social para los
más desfavorecidos. Entre el entretenimiento y la barriga llena, el concepto de
explotación y alienación iban perdiendo adeptos, aunque en otras partes del
mundo la situación era radicalmente distinta. Era la eficacia del capital sobre
el proletariado industrial, era la paulatina desaparición del internacionalismo
proletario.
Pero un sistema que vive en crisis permanente, es decir, en
reestructuración permanente, y la parte del pastel que se distribuía, cual
anona romana, entre el proletariado de los países de los centros imperialistas
es cada vez menor, ya no bastan los espectáculos para acallar las voces de
protesta, ya no bastan cuando cientos de miles de personas se han visto
privadas de su vivienda y de sus fuentes de ingresos. Puede acontecer que se
inicien desde diversos lugares focos de protesta, de airada protesta, tal vez
de solapada revuelta, tal vez de organización social. ¡Cuidado, peligran los
beneficios! ¿Qué hacer?
La pandemia no se sabe todavía con certeza a que obedece, ni
su origen, ni si es pandemia, pero lo que sí es cierto y comprobable son los
enormes beneficios de las grandes corporaciones internacionales del mundo
digital, que a su vez están emparentadas con los conglomerados
químico-farmacéuticos y con los medios de comunicación de masas. Y las
corporaciones industriales, también es cierto y comprobable, que bajo el manto
de la pandemia están reestructurando sus capacidades productivas a nivel
mundial.
Pero todo ello queda en segundo plano, pues los medios de
comunicación solamente hablan de infectados, sintomáticos, asintomáticos,
testados, en una vorágine sin precedentes de medias verdades, muchas mentiras,
y muchas censuras. A su lado la resurrección del héroe en la mitología griega:
Argos Panoptes, el gigante de los cien ojos que ha cambiado de apariencia
convirtiéndose en cámara fotográfica y de video, con ojos ultravioleta,
infrarrojos, cromáticos,… que se vehicularán vertiginosamente por el 5G,
teniendo por aliado los servicios de inteligencia, las bases de datos, las
policías y los incautos que hacen coro, al igual que en las tragedias griegas.
Tal vez debería hacerse un llamamiento a modernos Hermes
informáticos que no estén al servicio de los dioses, sino del
proletariado, para acabar con los Argos
Panópticos al servicio del Poder, para conseguir que millones de ojos de
millones de personas vigilen y controlen a unos pocos miles de vigilantes y a
los científicos que están al servicio de éstos.
https://kaosenlared.net/argos-panoptes-y-la-pandemia-panoptica/