DOMINGO, 17 DE MAYO DE 2015
Albert Rivera, de Ciudadanos, un mago de la oratoria y algo más.
Hijo único de un barcelonés y de una malagueña, ambos comerciantes que regentaban una tienda de electrodomésticos en La Baceloneta, Albert Rivera nace en la Ciudad Condal hace 36 años. A los 16 años, es campeón de natación de Cataluña. Tras iniciar la carrera de Derecho, comienza a manifestar su interés por política y la oratoria, participando en una liga de equipos universitarios de debate por toda España; su equipo resulta vencedor. Una vez licenciado, en septiembre de 2002 comienza a trabajar en la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona (“la Caixa”). En 2004 aprueba unas oposiciones internas del mismo centro y trabaja como Letrado en la Asesoría Jurídica de los Servicios Centrales de La Caixa, hasta el 2006, en que solicita una excedencia voluntaria para preparar las elecciones autonómicas. Se trata del político catalán (presidente del partido Ciudadanos–Partido de la Ciudadanía y diputado en el Parlamentel de Cataluña) más conocido y votado fuera del territorio catalán. Pero ¿cómo es él?
Merluceando, el blog de Merluzo, dice que Albert Rivera fue campeón de natación, lo que le hace tener un cuerpo fibrado y musculoso; que juega muy bien al Padel; que es monárquico, católico y apostólico; que es el vecino que sueñas que llame a la puerta con la excusa de pedirte una poquita de sal y al final te invita a tomar café; que le compra flores a su suegra por su cumpleaños; que veranea en Sanxenxo y, en Invierno, esquía en Baqueira Verte; que nunca se ha fumado un porro; que no tiene canas, ni un ápice de alopecia, ni caspa, ni casta. Que va a hacer un capitalismo bonito, que quiere una España de gente bien, que dobla la ropa antes de acostarse con una mujer, que toma las rotondas por el carril exterior, que no se pone la corbata en la frente, en el convite de las bodas, que es el Rick Astley de la política española… Albert Rivera es un ganador silencioso, un ninja. No tienes motes. Ni Pantunflo, ni Coletas, ni nada porque no hay por dónde pillarle. Se afeita todas las mañanas. Y no tiene barba casual, ni perilla, ni ninguna de esas cosas porque su personalidad es tan abrumadora que no necesita de abalorios faciales. Que no dice palabrotas ni aunque se pille un huevo con el microondas. Que es más guapo que Pedro Sánchez. Y más alto. El es el primo que tomaba Zumosol. A él le gusta leer y escuchar música clásica en directo. Tiene los ojos tiernos y el rabo endemoniado. Tiene un monovolumen porque no tiene miedo a comprometerse. Que te haría un regalo por San Valentín, que no es necesario que una fiesta consumista se lo recuerde. Pero que, aun así, te daría un detallito. Sabe cocinar y además el delantal le queda muy mono. Cree en el matrimonio y no se emborracharía en la noche de bodas. Albert Rivera no quiere, pero, si quisiera sería el próximo 007 – Licencia para amar.
Ángel Sánchez de la Fuente, en “Albert Rivera, ciudadano bajo sospecha”, habla del desencanto político del electorado español por culpa de la corrupción generalizada, de la gestión económica y social de los gobernantes y de los partidos más importantes. Y coloca Albert Rivera, siendo un desconocido, hasta ahora, fuera de Cataluña, como el líder mejor valorado en diferentes sondeos. “Después de conseguir, en 2012, nueve escaños en el Parlament (triplicando los alcanzados en 2006 y 2010) y lograr dos eurodiputados, en 2014, Rivera decide jugar fuerte en toda España e intentar resarcirse del fracaso de 2011. Pero, ¿quién es él? ¿A qué dedica el tiempo libre? A los 21 años se proclama campeón español de debates universitarios (siempre ha tenido un pico de oro). Rápidamente gana una difícil oposición al departamento de asesoría jurídica de La Caixa, notable empleo que deja en excedencia a los 27 años para dedicarse a la política. Cuenta Rivera que su madre fue quien le informó de que se estaba gestando un nuevo partido en Cataluña a raíz de un manifiesto firmado por intelectuales antinacionalistas tales como Albert Boadella, Félix de Azúa, Francesc de Carreras, Ivan Tubau, Arcadi Espada, etcétera. El motivo principal de saltar a la arena política no era otro que combatir lo que denominaban ‘asfixia nacionalista’. El joven Rivera vio el cielo abierto y se afilió a aquel invento que se autodefinía de centro izquierda no nacionalista. Como los Boadella y compañía no pretendían ocupar cargos de responsabilidad, tendrían que ser los desconocidos militantes quienes los ocupasen”. Aquel 9 de julio de 2006, Rivera se presenta en la asamblea de Ciutadans (C’s) como alguien que quería ser portavoz, pero sin ningún interés en dirigir el partido. Con su donaire habitual alude a que la única experiencia que había tenido como presidente ha sido la de los vecinos de su escalera. “En vez de jugárselo a los chinos, los miembros de C’s deciden que el presidente y el secretario general de la nueva formación serían elegidos por orden alfabético. Es decir, Albert Rivera y Antonio Robles, respectivamente. Cuatro años después de aquello, el citado Boadella escribe en la web de Els Joglars: ‘Si Rivera en vez de llamarse Albert se hubiera llamado Xavier, hoy no lo conocería nadie’”.
Así se da a conocer su partido.
¿Llegó Rivera virgen al matrimonio político con C’s? “No –contesta Ángel Sánchez–. Él se había empeñado en ocultarlo pero, en noviembre de 2006, los periodistas Pilar Santos y Jesús González Albalat revelan en El Periódico de Catalunya que Rivera había estado afiliado al PP, entre septiembre de 2002 y abril de 2006. Concretamente, como joven de 23 años que era, ingresó en Nuevas Generaciones. El presidente de la rama juvenil en aquel momento era Eduardo Bolaños, quien, tiempo después, recordaba el día en que Rivera se alistó en el aznarismo: ‘Me pareció algo prepotente. Como si quisiera llegar a ministro un mes después de haberse afiliado’. Algo debió de ver poco claro para su promoción personal, porque Rivera sólo se volcó al principio y poco más. Nunca fue a recoger el carnet y no pagó ninguna cuota porque, entre otras cosas, los militantes de Nuevas Generaciones no pagan nada. No obstante, en las elecciones generales de 2004, figuró como apoderado del PP. Él ha repetido una y otra vez que, antes de C’s, no militó en ningún sitio más que en UGT. Eso sí, admite que en distintos comicios ha llegado a votar por el PSC, por el PP e incluso por CiU, porque, en este caso, conocía al candidato del pueblo donde votó en unas municipales. A eso se le llama transversalidad”. Quienes, a raíz del fracaso en las elecciones locales de 2007, pensaron que Rivera era hombre muerto y que C’s cambiaría fácilmente de líder, no sabían con quiénes se jugaban los cuartos. En el cartel de campaña de su partido aparece, por primera vez, en España, la imagen de un político enteramente desnudo, gracias a la cual consigue ser votado y ser diputado autonómico. De esta manea, quiso lucir palmito y llamar la atención de determinada población femenina (y masculina). Una de las grandes sandeces políticas de aquellos días salió de su boca: “Queremos dejar a Cataluña en pelotas”. Y completó la frase así: “Desde el punto de vista laico, de neutralidad; que los poderes públicos no tengan trampa ni cartón; que quepan todos: los que son nacionalistas, los que no lo son; los religiosos y los que no son religiosos”. Y para disipar dudas imposibles de disipar en cuanto al despelote, esto: “Me siento desnudo políticamente, sin ningún tipo de máscaras. Es cómo vamos a ir al Parlament”. El colega Juan Tapia asegura que aquella campaña la costeó Miguel Rodríguez, del grupo Festina, un antiguo emigrante en tierras suizas y sindicalista de CCOO, que montó en cólera cuando la izquierda catalana pactó con la ERC de Josep Lluís Carod-Rovira.Su partido obtuvo tres diputados, convirtiéndose en la sexta fuerza política de Cataluña.
En septiembre de 2007, Albert Rivera recibe en su domicilio particular amenazas de muerte para que, en un plazo de dos meses, abandone “su política contra el nacionalismo”. A las puertas de su domicilio hay un panel de una foto de Rivera con una bala clavada en su frente y alrededor sangre cayendo de la herida. Asimismo, junto al paquete, se encuentra una carta con amenazas de muerte. En enero de 2008, Albert Rivera anuncia su candidatura en las elecciones primarias de Ciudadano como cabeza de lista al Congreso de los Diputados en las elecciones generales del 9 de marzo de 2008 por la circunscripción de Barcelona, pero, no resulta elegido hasta las elecciones autonómicas de Cataluña de 2010, en un proceso de elecciones primarias dentro del partido a la presidencia de la Generalitat de Catalunya. Albert Rivera es uno de los diputados contrarios a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Con motivo de este posicionamiento, junto al diputado del PP, Rafael Luna, y el torero Serafín Marín, Albert Rivera sale a hombros de la plaza de toros Monumental de Barcelona la tarde del 26 de septiembre de 2010. “Albert Rivera, ‘Riverita de Barcelona’ –titula Lucas León Simon el pasado 7 de abril– es un torero catalán al mismo tiempo ‘ciudadano’ y de ‘derechas’, que se inició como novillero en una tienda de electrodomésticos de la Barceloneta y en la escuela ‘taurina’ del ESADE (Opus). Dio sus primeros muletazos en la plaza preferida de la secta, la monumental de La Caixa, en la que adquirió notoriedad de la mano de un ‘espada’, Arcadi, actualmente en el ruedo del fascio militante. Debutó con picadores en la corrida benéfica al Parlament de Catalunya de octubre de 2006, lidiando en los carteles con un original traje de luces… sin luces… y sin nada. Algo que no debió gustar a sus mentores taurinas de ‘la Obra’ que descubrieron que había militado en las ‘juventudes’ de la escuela taurina de Don Manuel Fraga durante tres años y que incluso había llegado a ser apoderado de algún festejo electo-popular. A partir de ese momento ‘Riverita’, halagado en su toreo nacionalista hispano y al desnudo, se convirtió en la ‘mosca cojenera’ del catalanismo, abundando en los pases con la derecha, al gusto de los aficionados de sombra, rojigualdas, con corbata y cuenta corriente, al estilo Freixenet y Lara Bosch”.
Albert Rivera, en la Monumental, de Barcelona.
“El 9 de marzo de 2008 –continúa explicando Lucas León Simon–. a ‘Riverita’ le dieron los tres avisos en su intento de triunfar en la lidia del toro ‘Parlamento Nacional’, saliendo achuchado y sin acta, teniendo que coger el olivo de vuelta a La Barceloneta. En la propaganda de su festejo autonómico de 2010 apareció vestido, pero con toda su cuadrilla en el fondo difuso con el ‘traje de Adan’, torero primitivo de la escuela bíblica. ‘Riverita’ además de lidiador es un apasionado aficionado de la fiesta y fue uno de los ‘diestros’ contrarios a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Con motivo de este posicionamiento, junto al diputado del PP, Rafael Luna, y el torero Serafín Marín, salió a hombros de la plaza de toros Monumental de Barcelona la tarde del 26 de septiembre de 2010. ‘No aspiro a ser un “torero’ (político) profesional, sino a ser un profesional dedicado temporalmente al toreo (política)’. Esto dicen que dijo ‘Riverita’ emulando a Rafael ‘El Gallo’, que está dispuesto a abaratar el precio de las entradas de sol del ruedo pepero nacional, con un toreo de salón que guste a los descontentos y que equivalga –con la mano derecha– al toreo ‘populista’ de Pablo Iglesias ‘El Coletas’, más del gusto de los aficionados desahuciados y de la solanera. Mariano Rajoy, ‘El Calambres’, está temblando porque los críticos taurinos que cobran el sobre mediático están creando artificialmente un modelo de torero conservador enlatado, que puede acabar con su escuela taurina, acomodada a los toros afeitados como ‘Financiación Ilícita’, ‘Donaciones’ y ‘Sobresueldos’. ‘Riverita’ está crecido ya que comprueba como los toros ‘populares’ se caen continuamente y ya no aguantan los tres puyazos reglamentarios y recientemente han puesto banderillas de fuego a su espada andaluz, Juan Manuel Moreno, ‘El Bienpeinao’.
Albert Rivera se aprovecha de todo, incluso del Naranjito.
Ángel Sánchez de la Fuente señala en “Albert Rivera, ciudadano bajo sospecha” que circula en la red un escrito de Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Catalana, dirigido a Rivera, en el que se le pide colaboración para “noquear” el catalán y “devolverlo a las masías”. Además de echarle en cara de que no busque acuerdos con Alicia Sánchez-Camacho, Caja le augura que, llegado el momento político, entre todos retornarán el catalán “a la situación de 1978” . “¿Qué ha hecho o qué hace Rivera para librarse de semejantes amistades peligrosas? La amarga paradoja que está viviendo Rivera al recorre las Españas es que tanto los del PP como la UPyD de Rosa Díez lo consideran catalán, líder de ‘Ciutatants’, según el pepero Carlos Floriano. Algo así como si ser catalán fuese una especie de lepra contagiosa en plan Molokai. Él, precisamente él, que predica que ‘en Cataluña, decir que eres catalán y también español es tabú”. O esto otro: ‘Para mí no es duro ser español. En Cataluña es duro manifestarlo. Ser español es una evidencia’. Otrosí: ‘Yo soy español, no tengo que reivindicarlo’. Más: ‘En TV-3 se debería hablar castellano con normalidad’. En agosto de 2013, bastante antes de ser el político más valorado en las encuestas, le confesó a la periodista Neus Tomàs: ‘Con mi mujer y mi hija hablo en catalán’. Que se enteren Floriano y compañía, a los que Rivera suele responder con una pregunta cuando resaltan el origen catalán de C’s: ‘¿Es que Cataluña no es España?’ C’s se ha corrido más hacia la derecha. Diríase que el proclamado centro izquierda progresista del principio se ha difuminado un tanto. Actualmente, C’s ya critica ‘la alta presión fiscal’; ya coincide con el PP en no evitar el cierre de escuelas públicas mientras se mantengan los conciertos educativos (centros concertados); ya considera el matrimonio homosexual menos matrimonio ‘para no generar tensiones innecesarias’; ya prevé que pueda haber algunas limitaciones a la atención sanitaria de los inmigrantes sin papeles ‘por razones económicas’; ya habla menos de la ley de plazos del aborto y más sobre el aborto como una ‘constatación de un fracaso’; ya no rechaza la prohibición del burka como antes, dado que el polémico tema resta votos al fondo a la derecha… En lo que Rivera no ha cedido un ápice es en proclamarse prestigioso médico cirujano a juzgar por sus palabras: ‘Estamos hartos de diagnósticos. España está enferma y C’s tiene el mejor equipo para curarla’. Algo así como si se tratase del catalán doctor Barraquer, solo que, en el caso de Rivera, las cataratas son políticas. ‘Vamos a formar la tercera vía en toda España’ es otra de sus sentencias, teniendo en cuenta que la primera vía es PP-PSOE (a los que junta como Franco juntó al Requeté y a la Falange) y la segunda, Podemos. Pero ojo al dato: ‘Podemos es venganza’; Ciudadanos representa justicia […] ‘Con el programa de Podemos volveríamos a la peseta.’Si Pablo Iglesias, es el de la Coleta, Rivera es el Naranjito, apodo difundido por Rafael Hernando, el Culebra””.
Tropiezos del C’s en Ciudad Real, en la presentación del candidato a la alcaldía, Pedro Fernández.
Vozpópuli critica la campaña de Ciudadanos, alterada por una serie de patinazos que hacen las delicias del PP. “Son errores menores que, sumados, transmiten una imagen de improvisación. Rajoy tachó de 'amateur' a este partido emergente que arrasa en las encuestas. Primero fue lo de apartar de la política a quienes tienen más de cuarenta años. La regeneración, dijo Rivera, sólo la pueden encarnar quienes han nacido en democracia. A las pocas horas, rectificación en Antena 3. No quería decir eso. Pero se le entendió todo. Un tic de 'efebocracia' mal disimulado, le espetaron. El supuesto patinazo eclipsó por unas horas la campaña de Ciudadanos, disparado en las encuestas y rival directo del PP en los caladeros del voto más conservador. Rivera, se cargaba de un plumazo la aportación a la causa de la regeneración de más de la mitad de su directiva, incluidos sus eurodiputados, Nart y Girauta. Pero evitaba, eso sí, que se siguiera indagando sobre la postura del partido ante el difícil compromiso de la investidura andaluza, donde también el presidente del Ciudadanos había dicho, en la mañana del lunes, una cosa y la contraria”. Del acuerdo inminente se pasa, en apenas unas horas, al pacto imposible. Otro asunto polémico es el de la habitabilidad de las viviendas. Un titular de El Mundo habla de un límite de dos personas por habitación. La propuesta del partido naranja pretendía, naturalmente, perseguir y atajar la proliferación de los 'pisos patera'. La redacción del texto, sin embargo, resulta tan deficiente que puede entenderse como una medida contra las familias numerosas no acomodadas. En la dirección del partido hay cierta contrariedad por el cúmulo de incidencias, que emergen con gran repercusión mediática en plena campaña. En cambio, el Partido Popular contempla estos patinazos con hilaridad. Al menos, dicen, algún motivo de satisfacción tenía que llegarnos desde Ciudadanos. Uno de los episodios más chuscos y publicitado en las redes es la presentación del candidato a la alcaldía de Ciudad Real, Pedro Fernández, quien, en su accidentada intervención, no logra alinear ni un sólo párrafo sobre las propuestas de su programa. Las alarmas se disparan en el equipo de Organización. Lo importante, comentan, es que estos errores no afecten demasiado al perfil del partido, que recibe una valoración superlativa en los estudios demoscópicos. Cierto grado de ejemplaridad virginal, con todo, se está desvaneciendo, según las mencionadas fuentes.
Carolina Punset, candidata de Ciudadanos por la Comunidad Valenciana.
El capítulo sobre la elaboración de programas resulta también accidentado. Surgen errores y disfunciones. Ciudadanos en Murcia, por ejemplo, es partidario del trasvase del Ebro en tanto que los valencianos optan por potenciar el ahorro del agua. Rivera, aquí, no tiene dudas sobre su apoyo al trasvase en cuestión. Su respaldo a las fiestas de los toros también provoca alguna polémica. Su candidata a la Comunidad Valenciana, Carolina Punset, hija del popular divulgador televisivo, se pronuncia con firmeza en contra de los festejos taurinos, en especial los bour al carrer, tan populares en su región. ¿Toros, sí? ¿toros, no? Hay días en los que a Ciudadanos les pilla el toro. No importa, Albert sabe hablar y convencer a los incrédulos. Por algo, en noviembre-diciembre de 2011, forma parte, junto a Mercedes Milá, del jurado de un concurso o 'talent show' de oratoria.
ElPlural.com recuerda que el pasado está pasando factura a Albert Rivera, quien en 2009 concurrió a las elecciones europeas en la plataforma Libertas, junto a ultraderechistas. “Militantes de esta línea ideológica en España deben haber encontrado en Ciudadanos su espacio dado el número de ellos en las listas de este partido a las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. La polémica ha surgido ahora por el destape del número 11 de la formación en Gijón, un falangista confeso, admirador de Adolf Hitler. Pero no es el único”. El candidato de Ciudadanos en Gijón, Agustín Pérez Loriente, deja claro, en efecto, en cuenta de Twitter, su ideología con fotos en las que posa con veteranos que formaron parte de la División Azul y con su adhesión a páginas dedicadas a José Antonio Primo de Rivera, según adelanta el diario Las Provincias. De acuerdo con esta información, el número 11 de Ciudadanos en Gijón presume, en la red, de armas e insignias de un piloto de la fuerza aérea del ejército de Hitler y de las de un soldado falangista de la Guerra Civil o las de varios miembros de las Juventudes Hitlerianas, las SA (los ‘camisas pardas’ de la Alemania nazi) o la División Azul; también, de cruces de hierro y condecoraciones con esvásticas, yugos y flechas, aleccionados con el falangismo y nazismo. “Agustín Pérez Loriente –explica el periódico digital progresista– eligió hace año y medio una imagen de Snoopy desfilando con camisa azul portando la bandera de la Falange para felicitar la llegada de 2014, el 1 de enero. ‘Toda una vida con una jodida idea –decía–. Qué le vamos hacer. Ya viejo, no voy a cambiar’. No es el primer caso de ultraderechistas en Ciudadanos. En uno de los municipios más grandes de la Comunidad de Madrid, Getafe, exmiembros de Falange y del partido ultraderechista España 2000 controlaban la formación, al punto de que la dirección nacional tuvo que intervenir, nombrando una gestora. En otro municipio de esta comunidad, Valdemoro, ocurre algo similar con su número 10 al Ayuntamiento, Jesús Francisco Paniagua, quien concurrió en anteriores elecciones en varias candidaturas de Falange. En Murcia, el número 12 de la candidatura de Ciudadanos, el abogado Manuel Chacón, encabezó, en 2007, la lista de los falangistas a la Presidencia regional, según informes de La Verdad. En esta misma comunidad, en el municipio de Totana, el número dos de Ciudadanos, Juan Carlos Carrillo, ha levantado polémica en las redes sociales por sus comentarios en los que se define abiertamente como falangista. En Twitter, muchos se hacen eco de todos estos casos y algunos se preguntan por qué reconocidos ultraderechistas se sienten cómodos en Ciudadanos”.
Albert Rivera, en las declaraciones a los medios, en su visita a Cantabria.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, aclaraba el pasado jueves que el pacto anticorrupción elaborado por su partido incluye la convocatoria de primarias para elegir a los candidatos, y que sería condición “sine qua non” para cualquier acuerdo postelectoral. Albert Rivera aclaraba que esa reivindicación debería ser “de país y no de un partido” porque cree que evitar la corrupción y que los candidatos sean elegidos por primarias va a ser “un paso de gigante para que la gente vuelva a confiar en la política”. El líder del C’s opina que quien se dedica a hablar o a criticar a su partido “va a tener que cambiar su actitud” tras las elecciones del 24 de mayo, porque estaba “convencido” que los ciudadanos van a votar “un cambio sensato” en toda España Rivera paseó después por Santander, seguido de cientos de personas, que le llamaron en numerosas ocasiones presidente y le animaron a no apoyar a ningún otro partido y a ganar las elecciones. Rivera señaló que quiere “jugar el partido” antes de hablar de posibles pactos tras los comicios autonómicos y municipales. En el Partido Popular, las exigencias de Rivera no sentaron nada bien y las calificaron de chantaje. “No es cuestión de dar lecciones de democracia a un partido que lleva 20 años funcionando y gestionando –advirtió Pablo Casado, portavoz de campaña del PP–, que no nos vengan a dar lecciones quienes no han gestionado un euro en su vida”. Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, calificó la propuesta como una “ocurrencia” y añadió que “ya está bien de dar lecciones”. Según el diputado del PP, “los primeros que deben darse por aludidos” son los candidatos de Ciudadanos, porque muchos de ellos “no han pasado por ningún proceso de primarias”.
Antonio Casado, en el artículo “Rivera y el cuento de la lechera”, publicado en El Confidencia, recuerda: “Quiere sacar del mapa al PP. Lo ha denunciado la FAES de Aznar. No es tarea fácil acabar en tan poco tiempo con una experimentada maquinaria de 700.000 afiliados, lo cual no excluye una relevante presencia del nuevo partido en el arco parlamentario. Por tanto, si fracasa en su empeño de sobrepasar al PP, que es lo más probable, tendrá que compartir espacio en función de la aritmética electoral alumbrada en las urnas. Sin embargo, ninguno de los dos pilotos, ni Mariano Rajoy ni Albert Rivera, parecen dispuestos a modificar el ‘de colisión’, denunciado por la derecha ilustrada. Es la lucha por el territorio. Un atavismo del reino animal que cursa con su peor diagnóstico en el despiadado mundo de la política. Tan despiadado como imprevisible, si se trata de elegir compañeros de cama. En política se pasa con mucha facilidad del lanzamiento de cuchillos a los ritos de apareamiento. Estamos ante una nueva escaramuza. La desencadenó esta semana Rivera con su inesperada preocupación personal por la democracia interna del PP. Mientras tanto, en el PP, se esfuerzan no tanto por recuperar a los votantes ya seducidos por Ciudadanos, sino para evitar que siga seduciendo a otros, convencidos estos y aquéllos de que, al final, las dos fuerzas acabarán pactando. Ya hubo un episodio previo en esta curiosa lucha por el territorio entre el PP y Ciudadanos cuando, hace unos días, en Génova se dedicaron a pintar de rojo su propia marca blanca... Eso quedó atrás. Ahora estamos ante una nueva escaramuza. La desencadenó esta semana Albert Rivera con su inesperada preocupación personal por la democracia interna del PP. Hasta el punto de advertirle que no cuente con Ciudadanos para completar mayorías en comunidades autónomas donde vuelva a ser primera fuerza, si antes no abraza el sistema de elecciones primarias en la designación de candidatos. Una forma como otra cualquiera, si bien algo retorcida y bastante impostada, de marcar distancias, incluso de confirmar ese ‘rumbo de colisión’ teorizado por Javier Zarzalejos. ¿Pero quién va a tomarse en serio la presunta desazón de Albert Rivera por las prácticas digitales en el PP? Sospecho que eso le trae sin cuidado. Pero lo que le importa es quitarse el sambenito de ‘marca blanca del PP’ antes de pasar a la fase del sorpasso y apropiación del terreno conquistado. Todo lo cual no deja de ser el cuento de la lechera, ¿qué? Pues que estamos ante un movimiento táctico del líder de Ciudadanos. Su advertencia es puramente instrumental. Ni le importa la democracia interna del PP ni tiene la menor intención de descartarse en eventuales pactos con partidos de afinidad ideológica o programática, como el de Rajoy, sin dejar de ofrecerse al PSOE, que sí practica el modelo de primarias. Vista a la derecha, vista a la izquierda. Se trata de no perderse la fiesta en cualquiera de los casos”.
Pep Santos, periodista y comentarista político y doctor en Comunicación, escribe en El Periscopi una carta abierta a Albert Rivera en la que dice: “Leía hace unos días (confieso que con bastante estupor y más pasmo) unas declaraciones suyas afirmando que ‘el líder de Ciudadanos, ha desautorizado a los políticos que nacieron durante la dictadura de poder protagonizar la regeneración democrática que la sociedad demanda’. Un mensaje lanzado por Rivera muy cerca de la postura de su rival directo para recoger el desencanto ciudadano, Podemos, que ha reclamado en más de una ocasión romper con el Régimen del 78.’ . Si hace eso se equivoca, Sr. Rivera. Le cuento… El año en el que usted nació, Sr. Rivera, yo corría perseguido por los grises. Cursaba el segundo de los cursos de la licenciatura de derecho en la Universidad Central de Barcelona. Era perseguido por la policía de Martín Villa por pedir parte de los derechos que a usted, ahora, le permiten decir las estupideces que dice. Un año antes, había participado en la mayor manifestación que jamás se ha producido en Barcelona para una Diada. Pedíamos algo tan elemental como ser libres, que amnistiaran a los presos políticos del franquismo y un Estatuto de Autonomía para Catalunya. ¡Y lo conseguimos, Sr. Rivera, lo conseguimos! Mientras usted se ocupaba de los primeros cursos de su enseñanza primaria, yo me ofrecía voluntario para cubrir como periodista la invasión soviética de Afganistán. Pasé mucho miedo Albert, pero aprendí mucho. Vi mujeres violadas y asesinadas y a niños morir, intentando robar para poder comer. Cuando usted era campeón de Catalunya de natación, yo estaba preso en la isla de Cuba, por defender la libertad de expresión, y acusado de contra-revolucionario por Fidel, por dar de comer con mi sueldo (llegaba de España) a más de 40 personas. Aún hoy tengo que volver con pasaporte diplomático si no quiero que me encierren. Cuando usted, Sr. Rivera, se licenció en derecho por la Pompeu Fabra, yo me doctoré en comunicación por la Complutense, y me dediqué unos años a dar clases a jóvenes como usted. Cuando usted empezó a trabajar en La Caixa, yo estaba en Argentina, en Buenos Aíres, dirigiendo una cadena de televisión. Cuando usted, Sr. Rivera, aprobó la oposición interna para pertenecer al Cuerpo de Letrados de esa entidad bancaria, yo estaba en Moscú masticando la libertad en la Plaza Roja con los rusos, informando para varios medios de comunicación nacionales. Igual me leyó Sr. Rivera. Mientras usted decía las absurdas palabras de este lunes, a mí me daban de alta en la clínica Guttmann por ser tratado de un ictus que me dejó postrado el pasado octubre… Yo he olvidado ya cosas, Sr. Rivera, que usted ni siquiera ha aprendido y, vista su actitud, no creo que consiga aprender. No me siento más viejo que un río, Sr. Rivera. Tengo 55 años y el conocimiento enciclopédico y académico suficiente como para despreciar a las personas que dicen cosas como las que usted ha dicho el lunes. Ya soy Mos Maiorum, y no me he dado cuenta hasta que un político advenedizo y en campaña histriónica, e histriónico, ha considerado que mi generación ya no estaba capacitada para liderar el cambio social. Lo haremos, como siempre, Sr. Rivera, lo haremos, como lo hemos hecho siempre. A usted lo que le pasa es que tiene acné juvenil. Se cura con una mascarilla de pepino”.
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