jueves, 5 de febrero de 2015

España . El Código Penal más duro de la llamada cultura occidental”

Endika Zulueta: “El estado español va a contar con el Código Penal más duro de la llamada cultura occidental”

Por Enric Llopis




La finalidad de las penas es, teóricamente, la reinserción social del ciudadano objeto de condena. Además, hay evidencias de ello, la elevación de las penas no influye en la disminución de delitos. Tampoco la pena de muerte. Sin embargo, con la próxima reforma, “el estado español va a contar con el Código Penal más duro de la llamada cultura occidental”, afirma el activista y abogado vinculado a los movimientos sociales desde hace décadas, Endika Zulueta. “España es uno de los países con menor índice de criminalidad de la Unión Europea y, sin embargo, el que tiene las prisiones más saturadas”, agrega. Zulueta es miembro de la Asociación Libre de Abogados (ALA) y de la Comisión Legal del 15-M de Madrid. Ha escrito también numerosos artículos sobre la actualidad jurídico-política en revistas y páginas Web especializadas.

-El “derecho penal del enemigo”, término establecido por el jurista alemán Günther Jakobs en 1985, se aplicó en Estados Unidos a raíz de los atentados del 11-S de 2001, especialmente contra migrantes “irregulares” y sospechosos de terrorismo. ¿En qué consiste esta doctrina? ¿Desde cuándo se aplica en el estado español? ¿Puede observarse en la “Ley Mordaza” y en la reforma del Código Penal?

España es pionero en el tratamiento del “derecho Penal del enemigo”. La legislación antiterrorista ha sido siempre ejemplo de ello. Ciertamente, los atentados del 11-S aceleraron su práctica en EEUU y en toda la Unión Europea. Del “derecho penal del enemigo” podemos resaltar cinco características: 1) Los tipos penales anticipan la punibilidad a actos que sólo tienen el carácter de preparatorios de hechos futuros y que en muchas ocasiones serían impunes, por ejemplo, el propósito de criminalizar la visita de las páginas Web que el Gobierno considere “yihadistas”; 2) una desproporción en la aplicación de las penas: por un lado se penaliza igual el supuesto acto preparatorio que la comisión del delito ; por otra parte, se penaliza la pertenencia a la organización con altísimas penas (como si fuera un homicidio) y se suma la pena a imponer por el acto realizado; 3) la legislación se fundamenta en un lenguaje bélico, no se enjuicia a ciudadanos sino a enemigos en guerra, y por tanto no merecedores de garantía alguna.

4) Se restringen derechos fundamentales; así, la versión policial es la incuestionable versión oficial sin presunción de inocencia, sin derecho a la intimidad; se “normaliza” también el secreto de las actuaciones procesales, se incomunica como norma a los detenidos, se amplían sus plazos de detención, etcétera; 5) Se endurecen las condiciones en prisión (FIES), se dificultan los beneficios penitenciarios y se hacen más difíciles las salidas; 6) Se trata de un derecho penal de autor, pues no se juzgan hechos (como en un sistema democrático) sino supuestas personalidades (sistemas autoritarios), llegándose a criminalizar el pensamiento, aunque no se materialice en actos, al estilo orwelliano.

-El juez de la Audiencia Nacional Gómez Bermúdez ordenó la detención de 11 personas de ideología anarquista el 16 de diciembre en Barcelona (siete de ellas entraron después en prisión), por supuesta pertenencia a organización terrorista. Fue la llamada “operación Pandora”. ¿A qué responden estas detenciones selectivas de militantes anarquistas?

Desde hace más de un siglo el Estado siempre ha criminalizado el anarquismo identificándolo con actividades delictivas de la forma tan vaga y ambigua como parece que ha sucedido en este asunto. Poner seriamente en cuestionamiento el orden socio-económico establecido, aún sin el uso de la violencia, supone ganarse la enemistad del Estado y, en ese contexto, es lógico que éste criminalice, y de la forma más rotunda posible (vinculándolo con el terrorismo) a quien más le inquieta, realizando redadas indiscriminadas, haciendo registros en Centros Sociales, y abriendo procesos judiciales con dudoso fundamento fáctico y jurídico.

-El 12 de enero, en la llamada “operación mate” fueron detenidas 16 personas (12 de ellas abogados) en el País Vasco, acusadas de fraude fiscal y señaladas como parte del entramado de apoyo a ETA. ¿Cómo interpretas estas detenciones, en un momento en que han finalizado los atentados?

Las actuaciones policiales y judiciales llevadas a cabo con la detención de doce abogados y abogadas el día que comenzaba un juicio en el que actuaban como defensores ha resultado preocupante a muchos agentes sociales y jurídicos, incluido el Consejo General de la Abogacía Española. Cuando se limita la actividad profesional de un defensor, se está vulnerando el derecho de defensa de sus clientes, y quien está abocado a realizar dicha limitación debe tener contundentes pruebas de cargo para ello, y, al menos por lo que se ha filtrado hasta este momento, existen serias dudas de que ello suceda así en el presente caso. Además, en el auto de libertad el juzgado indica a los defensores la forma y el contenido de las entrevistas que deben tener con sus clientes, bajo amenaza de ser ingresados en prisión, lo que resulta una intromisión inadmisible por parte de un juez en el derecho de defensa. No recuerdo haber visto nada parecido anteriormente. La Comisión de Defensa de la Asociación Libre de Abogados (ALA) va a formular la correspondiente protesta por ello.

-¿Crees que el atentado contra el seminario satírico “Charlie Ebdo”, que se saldó con 12 muertos, puede marcar un punto de cambio en la criminalización de la disidencia y en una deriva autoritaria? De entrada, Hollande (presidente de la República francesa por el partido socialista) ha disparado sus indicadores de popularidad por la gestión de la crisis…

El atentado de París, rotundamente condenable desde cualquier perspectiva desde la que se quiera analizar, y las posiciones que al respecto van adoptando los diferentes agentes sociales abre paso a múltiples reflexiones. Es una paradoja que los mandatarios de un gran número de países en los que cotidianamente se vulneran los derechos fundamentales, entre ellos la libertad de expresión, encabezasen una manifestación en defensa del derecho que ellos reprimen.

Se nos dice que ha sido un ataque a nuestra civilización y ya se preparan actuaciones y legislaciones contra el terrorismo, y en defensa de nuestra seguridad. Se manipula nuestro miedo y parece que podemos echarnos a temblar; no olvidemos que con la excusa de la defensa de nuestra seguridad y en el contexto de la llamada guerra al terrorismo, nuestra civilización ha protagonizado aberrantes actos de terror: se han bombardeado países, se ha matado a cientos de miles de personas, se han destruido culturas milenarias, se han construido cárceles secretas, se ha legitimado la tortura, se han creado “Guantánamos” y, en múltiples países, se han potenciado legislaciones penales regidas por un “derecho penal de enemigo”, en los que la ciudadanía está sometida a un férreo control social…. Todo ello por la seguridad, sí, pero por la seguridad económica de las empresas petrolíferas y de armamento que son las que sacan rédito económico de tanto sufrimiento.

-En el Anteproyecto de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el gobierno del PP ha llegado a proponer la ampliación de los supuestos en que la policía puede intervenir las comunicaciones sin autorización judicial. ¿Qué supondría esta medida, y qué subyace a la misma?

Ese tipo de medidas, y el repetitivo y constante control de las nuevas comunicaciones, entra dentro del contexto en el que analizamos todo lo demás. Es un intento de formalizar el Estado policial, evitar en la medida de lo posible el control judicial que debe regular las garantías de la ciudadanía en el sistema penal de un estado democrático, y dejar al más puro arbitrio policial la limitación de derechos fundamentales, como el de la libertad de expresión, la intimidad o el secreto de las comunicaciones.

-¿Y en cuanto a la “prisión permanente revisable”? ¿Qué se esconde tras este eufemismo?

España es uno de los países con menor índice de criminalidad de la Unión Europea y, sin embargo, el que tiene las prisiones más saturadas. El índice de “prisionización” (el tiempo medio que el preso está privado de libertad) también es el mayor de la Unión Europea. Sin dud,a tenemos uno de los Códigos Penales más duros y, sin embargo, y poco antes de finalizar la legislatura, el PP se ha empeñado en aprobar un Código Penal que endurece el anterior, una nueva vuelta de tuerca. Teníamos un límite temporal de 40 años de privación de libertad y cumplimiento íntegro (en el franquismo el límite eran los 30 años y con beneficios penitenciario mucho menores) y ahora se aprueba la cadena perpetua que, eufemísticamente se denomina “prisión permanente revisable”. Vamos a tener el privilegio de contar con el Código Penal más duro de lo que han venido a llamar cultura occidental. No está de más recordar que el fin declarado de la pena es la reinserción social, no la venganza y el castigo. Además de que está ya comprobado que la elevación de las penas en modo alguno influye en la disminución de los delitos, ni siquiera la pena de muerte. En los Estados de EEUU donde hay pena de muerte no se cometen menos delitos que en los que no existe tal pena, y así ha sido denunciado también por Amnistía Internacional.

¿Cómo interpretas que el PP y el PSOE alcancen un “acuerdo” contra el yihadismo? Se basa en una proposición de ley orgánica específica (al margen de la reforma del Código Penal) con medidas como la elevación de penas o la ampliación del concepto de pertenencia a banda terrorista para combatir el “terrorismo islámico”. Además, en la reforma del Código Penal, el gobierno ha propuesto introducir penas de entre uno y ocho años de cárcel por la consulta “habitual” de webs yihadistas.

Es todo un símbolo que los partidos mayoritarios hayan tratado este tema como asunto de estado. Una nueva paradoja, que en la situación socioeconómica en la que nos encontramos, con los derechos sociales en crisis, con el índice de paro más alto de los últimos años, con la exclusión de amplias capas de la población del derecho a la vivienda, a la sanidad, a la educación, con el crecimiento progresivo de las capas sociales más desfavorecidas, con tres de cada diez niños bajo el umbral de la pobreza… lo único que se convierte en asunto de Estado sea la urgente aprobación de una legislación que recorta o limita derechos fundamentales e instaura ya de forma evidente el “derecho penal de enemigo” en nuestra legislación.

-¿Cómo se explica?

Entiendo que es una cuestión de psicológica política: ya que el Estado no es capaz de crear los mecanismos adecuados para facilitar a la ciudadanía aquello que realmente le confiere seguridad: los derechos sociales (trabajo, vivienda, educación, sanidad), cuya carencia atemoriza cotidianamente a la población (incluso quien actualmente tiene acceso a estos derechos, tiene miedo a perderlos); lo que hace el estado es hiperpotenciar un miedo a una amenaza exterior, que nada menos que ataca nuestra civilización, y se compromete a crear, de forma urgente, la cobertura necesaria para aminorar el peligro de sus ataques, a través de una legislación de guerra que requiere ceder espacios de libertad, en pro de una seguridad inexistente.

-Por último, ¿qué implican los pactos de estas características?

Han conseguido ponerse de acuerdo en aprobar la tan criticada, desde los más diversos ámbitos, cadena perpetua, siendo de una supina hipocresía que un partido –el PSOE- apoye hoy la aprobación de una norma, para comprometerse mañana a cambiarla si gana las elecciones. Se realiza una definición de “terrorismo” estudiadamente ambigua, con la consiguiente inseguridad jurídica; establecen la cadena perpetua para delitos de terrorismo sabiendo perfectamente que el endurecimiento de las penas en modo alguno disminuye la comisión de delitos; se llegan a tipificar como actos de terrorismo, actividades realizadas por Internet como “difusión de mensajes o consignas”, o el equívoco “adoctrinamiento y adiestramiento pasivo”, incluso el delito informático puede considerarse delito terrorista.


Estamos nuevamente en el o conmigo o contra mi, cualquier persona que pueda poner en cuestionamiento la nueva legislación antiterrorista puede ser objeto de sospecha. El problema es que, como parece ser dirigida la nueva legislación a atacar el denominado yihadismo, siendo un fenómeno que suena especialmente ajeno a nuestras vidas, parece que tal conculcación de derechos no nos debe afectar a nosotros. Pero no olvidemos el poema atribuido indistintamente a Beltor Brecht o Martin Niemöller, “… y ahora vienen a por mi, pero ya es demasiado tarde”.


 y ver



Los discursos mediáticos como mercantilizadores de la vida

Seis cuestiones para entender la hegemonía mediática

Barómetro Internacional


El sistema mediático contemporáneo demuestra capacidad de fijar sentidos e ideologías, seleccionando lo que debe ser visto, leído y oído por el conjunto del público. Por más que existan por parte de lectores, oyentes y telespectadores expectativas y respuestas diferenciadas a los contenidos recibidos, son los grupos privados de comunicación que prescriben orientaciones, enfoques y énfasis en los informativos; cuáles son los actores sociales que merecen ser incluidos o marginalizados; cuáles las agendas y pautas que deben ser destacadas o ignoradas.
Los medios difunden juicios de valor y sentencias sobre hechos y acontecimientos, como si estuvieran autorizados a funcionar como una especie de tribunal, sin ninguna legitimidad para eso. Su intención, asumida pero no declarada, es diseminar contenidos, ideas y principios que ayuden a organizar y unificar la opinión pública en torno a determinadas visiones de mundo (casi siempre conservadoras y sintonizadas con el estatus quo).
Los medios eligen los actores sociales, articulistas, analistas, comentaristas y columnistas que deben ser prestigiados en sus vehículos y programaciones. En la mayor parte de los casos, como observa Pierre Bourdieu, estos portavoces nada no hacen más que reforzar el trabajo de los “think tanks” neoliberales en favor de la mercantilización general de la vida y la desregulación de las economías y los mercados. En efecto, los “intelectuales mediáticos” o “especialistas” dicen todo aquello que sirve a los intereses de clases e instituciones dominantes, combatiendo y descalificando ideas progresistas y alternativas transformadoras.
Los grupos mediáticos mantienen también acuerdos y relaciones de interdependencia con poderes económicos y políticos, en busca de presupuestos de publicidad, patrocinios, financiaciones, exenciones fiscales, participaciones accionarias, apoyos en campañas electorales, concesiones de canales de radiodifusión, etc. No son neutros y exentos, como quieren hacer creer; son parciales, toman partido, favorecen los intereses mercantiles, defienden posiciones políticas, combaten ideológicamente a los opositores.
2. Los medios se apropian de diferentes léxicos para intentar colocar dentro de sí todos los léxicos, a servicio de sus objetivos particulares. Palabras que pertenecían tradicionalmente al léxico de la izquierda fueron resignificadas durante la hegemonía del neoliberalismo en las décadas de 1980, 1990 y parte de 2000. Cito, de inmediato, dos palabras: reforma e inclusión. De la noche a la mañana, pasaron a ser incorporadas a los discursos dominantes y mediáticos, en sintonía con el ideario privatista. Se trata de indiscutible apropiación del repertorio progresista, que siempre asoció reformas al imaginario de la emancipación social. Las apropiaciones tienen el propósito de redefinir sentidos y significados, a partir de ópticas interpretativas propias.
3. Al celebrar los valores del mercado y del consumismo, el sistema mediático subordina la existencia al mantra de la rentabilidad. La glorificación del mercado consiste en presentarlo como el ámbito más adecuado para traducir anhelos, como si sólo él pudiera convertirse en instancia de organización societaria. Un discurso que no hace más que realzar y profundizar la visión, claramente autoritaria, de que el mercado es la única esfera capaz de regular, por sí misma, la vida contemporánea. Los proyectos mercadológicos y los énfasis editoriales pueden variar, menos en un punto: las corporaciones operan, consensualmente, para reproducir el orden del consumo y conservar hegemonías instituidas.
4. Los discursos mediáticos están comprometidos con el control selectivo de las informaciones, de la opinión y de los juicios de valor que circulan socialmente. Eso se manifiesta en las manipulaciones de los noticieros y la interdicción de los puntos de vista antagónicos, afectando la comprensión de las circunstancias en que ciertos hechos acontecen (generalmente los que son contrarios a la lógica económica o a las concepciones políticas dominantes).
Los medios masivos buscan reducir al mínimo el espacio de circulación de ideas contestatarias –por más que estas continúen manifestándose y resistiendo-. La meta es neutralizar análisis críticos y expresiones de disenso. Un ejemplo de lo que acabo de decir son los enfoques tendenciosos sobre las reivindicaciones de movimientos sociales y comunitarios. Son frecuentemente subestimadas, cuando no ignoradas, en los principales periódicos y telediarios, bajo el argumento falaz de que son iniciativas “radicales”, “populistas”, etc. La vida de las comunidades subalternas y pobres está disminuida o ausente en los noticieros.
5. El sistema mediático rechaza cualquier modificación legal que ponga en riesgo su autonomía y sus ganancias. A cualquier movimiento para la regulación de la radiodifusión bajo concesión pública, reacciona con violentos editoriales y artículos que presentan los gobernantes que se solidarizan con la causa de la democratización de la comunicación como “dictadores” que quieren sufocar la “libertad de expresión”. Es una grosera mistificación. Lo que hay, en verdad, es el bloqueo del debate sobre la función y los límites de la actuación social de los medios. Las grandes empresas del sector no tienen ninguna autoridad moral y ética para hablar en “libertad de expresión”, pues niegan diariamente la diversidad informativa y cultural con el control selectivo de la información y la opinión. Se confunden intereses empresariales y políticos con lo que sería, supuestamente, la función de informar y entretener. Todo eso acentúa la ilegítima pretensión de los medios hegemónicos de definir reglas unilateralmente, inclusive las de naturaleza deontológica, para colocarse por encima de las instituciones y los poderes constituidos, ejerciendo no la libertad de expresión, sino la libertad de empresa.
6. Los conglomerados detienen la propiedad de la mayoría de los medios de difusión, la infraestructura tecnológica y las bases logísticas, lo que les confiere dominio de los procesos de producción material e inmaterial. La digitalización favoreció la multiplicación de bienes y servicios de infoentretenimiento; atrajo players internacionales para negocios en todos los continentes; intensificó transmisiones y flujos en tiempo real; y agravó la concentración en sectores complementarios (prensa, radio, televisión, internet, audiovisual, editorial, telecomunicaciones, publicidad, marketing, cine, juegos electrónicos, móviles, plataformas digitales, etc.).
Todo eso hace sobresalir nuevas formas de plusvalía en la economía digital: la tecnología que posibilita sinergias y convergencias; el reparto y la distribución de contenidos generados en las mismas matrices productivas y plataformas; la racionalidad de costes y la planificación de inversiones.
Se origina de ahí un sistema multimediático con flexibilidad operacional y productiva, que incluye amplia variedad de iniciativas y servicios digitales, flujos veloces, espacios de visibilidad, esquemas globales de distribución, campañas publicitarias mundializadas y técnicas sofisticadas de conocimiento de los mercados. La finalidad es garantizar el mayor dominio posible sobre las cadenas de fabricación, procesamiento, comercialización y distribución de los productos y servicios, incrementando la rentabilidad y los dividendos monopólicos.

Cortesía de SuramericaPress.
Fuente original: http://barometrointernacional.bligoo.com.ve/por-denis-demoraes-seis-cuestiones-para-entender-la-hegemonia-mediatica

miércoles, 4 de febrero de 2015

La telecracia se conjuga con la sondeocracia.








Sondeocracia y simulacros electorales



En aquel imperio, el Arte de la Cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad, y el mapa del Imperio, toda una provincia. Con el tiempo, esos mapas desmesurados no satisficieron y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al estudio de la cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del Sol y de los inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el país no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas”.

Jorge Luis Borges, Del rigor en la ciencia, en El hacedor.





Portadas de Banco Santander. \ Perlas




IMAGEN DE NUESTRA PRENSA LIBRE EN EL KIOSKO HACE DOS DOMINGOS . FALTA LA VANGUARDIA.              







Resulta un hecho muy repetido en los medios de comunicación que se recurra, una y otra vez, a encuestas y sondeos para calibrar la “intención de voto” o la “popularidad” de los políticos. Así se nos muestran mapas del clima de opinión que no sólo pretenden cartografiar el presente, sino también y en condicional el futuro. Como un horóscopo social y político fundamentado en cálculos estadísticos y en el prejuicio racionalista de que una representación “científica” puede simular y traducir con rigor, legitimidad y exactitud la realidad. Se equipara el orden del discurso al de las cosas, como diría Foucault.
Parecería que vivimos en una campaña electoral constante, donde los sondeos, esas ficciones representativas desencadenan efectos de poderosa influencia tanto entre los ciudadanos como entre políticos y gobernantes. Medir y controlar parece ser el axioma. Medir y corregir por anticipado. El lenguaje y la realidad social y política se tiñen de conjugaciones en condicional conforme a estimaciones y tales condiciones de posibilidad, virtuales hoy, podrían cumplirse como profecía o bien rechazarse en función de esas mismas predicciones. Es lo que tanto Robert Merton como Paul Watzlawick llamaban profecías autocumplidas: en función de una definición “falsa” de una situación actual, y por ella misma se disponen los medios para que se cumpla. O también se puede alterar de tal modo el comportamiento colectivo por esta predicción que no se realice. Pensemos en la estrategia del miedo que advierte sobre una amenaza futura: “Vendrán las hordas”, y precisamente por esta predicción se conjura el peligro que sólo existió como constatación potencial de un futuro posible. “¡Va a ganar Podemos!” y la maquinaria propagandística se esfuerza en movilizar las fuerzas pasionales de los indecisos para que su propia profecía no se cumpla.
En este sentido, los sondeos de intención de voto juegan un papel fundamental a la hora de apuntalar estrategias de propaganda política basadas en el miedo o la esperanza, ambas pasiones enraizadas en un futuro incierto. Quizás habría que dejar que la democracia siguiera su curso sin este tipo de profecías, de modo que los electores no se vieran influidos por la imagen discursiva del porvenir virtual.
  
Se trata sin duda de un grado más en el carácter ficcional de la política. Como cuando a través del discurso se niega la crisis o se atisban “brotes verdes” o incluso se llega a afirmar con rotundidad que ya hemos salido de la crisis, en 2013 en 2014 ... ¿Y qué decir de lasprevisiones de crecimiento basadas en esos otros mapas “rigurosos” para el futuro del PIB? Como si el mapa fuese el territorio, tal y como ironizaba Borges y aclaraba Alfred Korzybski, y tanto menos cuando el mapa no es de algo tangible que podemos comprobar por nosotros mismos, sino sobre intenciones futuras. Se juega cada semana al “como si” el domingo siguiente fueran a celebrarse las elecciones. En consecuencia, como ya advertía el filósofo Jean Baudrillard en 1978, lo que está en juego es el propio principio de realidad y el orden político. ¿Se toman decisiones políticas en función de realidades o de estimaciones probabilísticas? ¿Puede una encuesta cartografiar lo que pasaría dentro de unos meses en unas elecciones reales? ¿Podemos permitirnos vivir el presente conforme a una simulación más o menos aproximada del futuro construido por la demoscopia?

 En la dialéctica entre real virtual, la letra pequeña de las encuestas, que casi nadie advierte, nos ofrece indicios sobre la naturaleza contradictoria de los sondeos. A pesar de ser ejercicios de simulación, que se reconocen como meras expresiones de estados de opinión momentáneos sujetas a variación en el tiempo, se les confiere el valor de “sondeo verdaderamente electoral” (véase la ilustración 3 de la encuesta de Metroscopia para El País, del 10 de enero de 2015). Así pues, se nos indica que es sólo una estimación y que no es, en modo alguno, una predicción, lo que contraviene el titular y las conclusiones de la mayor parte de los lectores.

Otro tanto ocurre con la ficha técnica de las encuestas. Haciendo de las estadísticas “magia parlante”, por decirlo con Robert Park, pasamos de 1000 entrevistas telefónicas aleatorias al clima de opinión de toda una comunidad de votantes.
 
Los sondeos vienen a ser la confirmación o, quizás, el paroxismo de la teatralidad del mundo político, donde la telecracia se conjuga con la sondeocracia para colocar lo que es, lo concreto y cotidiano por detrás del modelo representativo que nada representa, salvo a su propia imagen autorreferencial y la pura contemplación estadística. El cristal con que se mira es diverso y las variaciones tienden a multiplicarse incluso en una misma franja temporal, como muestran las ilustraciones 5 y 6 en contraste con la encuesta de Metroscopia.


 

 En el escenario francés actual, el sociólogo Alain Garrigou [i] ha llegado incluso a cuestionar la pertinencia y legitimidad de esta profusión de sondeos. Formula la pregunta que muchos tacharían de absurda: ¿Habría que prohibir los sondeos? La controversia nace del gran poder que los sondeos han adquirido a la hora de fabricar y moldear la opinión publica. Inclina la balanza de los resultados reales conforme a meras virtualidades y conjeturas. Por lo general lo que se muestra al público son simplemente los resultados y como mucho se menciona la empresa u organismo que la ha realizado. Pero el público carece de la formación necesaria para advertir cómo las encuestas pueden manipularse simplemente eligiendo unas preguntas u otras. Asimismo, la ficha técnica de los sondeos no se facilita o si se hace en medios impresos, el lector medio la pasa por alto y confía en la objetividad y veracidad de esa muestra estadística sin atender al trasfondo.
En definitiva, tomar el mapa del futuro por el territorio sirve para articular estrategias de persuasión política, fundamentadas en criterios metodológicos objetivos y representativos. El conocimiento es poder, y más aún cuando las definiciones del clima de opinión al mismo tiempoprescriben que lo que pasaría no deberá pasar. De este modo, las predicciones electorales determinan el resultado real conforme a la simulación virtual. Una democracia impregnada de virtualidad, un simulacro sondeocrático.


[i] Cfr. Garrigou, A. y Brousse, R., Manuel anti-sondages : la démocratie n'est pas à vendre! Paris, La Ville Brule, 2011.





Última encuesta del CIS  de hoy .....


 

La formación liderada por Pablo Iglesias, que sigue primera en voto directo, obtendría un 23,9% en estimación de voto, por los 22,2% que sacaría el partido de Pedro Sánchez, según la nueva encuesta del CIS. El barómetro, realizado entre el 2 y el 12 del pasado mes de enero, consolida la caída del PSOE, que pierde 1,7 puntos desde el anterior sondeo con intención de voto, publicado en octubre, cuando se mantenía en el segundo puesto con un 23,9% de los votos, mientras el PP conserva la primera posición, aunque pasa de 27,5 al 27,3 en esta última encuesta.......



ver....









lunes, 2 de febrero de 2015

Grecia y España tienen más poder del que han tenido el coraje de utilizar.


Vicenç Navarro
Mitos sobre Grecia y sobre Europa

 El Público .

El pensamiento económico dominante, que no es otro que el neoliberalismo, tiene su propio argumentario que utiliza constantemente para crear estados de ánimo que hagan más tolerables y aceptables sus propuestas, que siempre implican sacrificios para las clases populares. Estos argumentarios se repiten a través de los mayores medios de información y persuasión, convirtiéndose en la sabiduría convencional del país. Es decir, las “obviedades” promovidas por el pensamiento económico dominante se aceptan sin más, marginando a aquellos autores que las cuestionan. Estas “obviedades” son repetidas miles de veces por economistas mediáticos que intentan rezumar una seguridad que quiere aparentar competencia.

En cada una de estas obviedades, la evidencia que las avala es muy escasa, cuando no prácticamente nula. En realidad, tal evidencia (fácilmente accesible, por cierto) muestra su falsedad. Veamos varias de ellas, mirando primero lo que la sabiduría convencional dice y contrastándolo después con la evidencia que la contradice.

Primera supuesta obviedad. El problema de la Eurozona es que le falta liderazgo. No hay una figura o un poder político que lidere dicho proyecto. Le puedo citar un número largo de “gurús mediáticos” que, con un tono grave en su voz, resaltan esta falta de liderazgo como un problema mayor. Cualquier analista de las políticas públicas que están aplicando la mayoría de instituciones europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo), así como los gobiernos de la Eurozona, observará una gran coincidencia en la mayoría de ellas, resaltando las políticas de recortes del gasto público (lo que popularmente se llaman “los recortes”) y de reformas estructurales encaminadas a rebajar los salarios. Y dirigiendo todas ellas está el gobierno alemán dirigido por la Sra. Merkel, que está liderando las políticas públicas de la Eurozona. A pesar de la enorme evidencia de que estas políticas están causando un enorme daño a las clases populares, estas se están llevando a cabo bajo la supervisión y el mandato del gobierno Merkel. ¿Qué más muestras quieren ver de que existe tal liderazgo? Ni un solo país se ha rebelado frente a estas políticas, por mucho que de vez en cuando aparezcan voces tímidas de protesta.

Segunda supuesta obviedad. Las políticas “irresponsables” de los países periféricos de la Eurozona (los llamados PIGS) están llevando a la Eurozona a un desastre, abriendo la posibilidad de que el euro colapse. Se recordará que el colapso del euro ha sido durante estos últimos años un temor promovido por los economistas neoliberales (y sus aliados, los economistas socioliberales), que constantemente alertaban de que, a no ser que los países periféricos actuaran más responsablemente (es decir, que se recortara más y más el gasto público y se bajaran más y más los salarios), el euro caería. De nuevo, les puedo citar a numerosos gurús mediáticos que estaban ya calculando el día y hora en el que el euro caería.

Pues bien, el euro no cayó, ni siquiera estuvo en peligro de caer, como indiqué en medio de la histeria del supuesto colapso (ver “Causas y consecuencias del euro”, Público, 26.07.12). Y la causa de que no hubiera ningún peligro de que cayese era muy fácil de ver. Al capital financiero alemán, el eje del poder financiero (y político) europeo, le iba pero que muy bien la continuidad del euro, con este desequilibrio de fuerzas dentro de la Eurozona. En realidad, no le podía ir mejor. Estaba creando un flujo de dinero de la periferia al centro que beneficiaba al establishment financiero y económico alemán. El euro, lejos de estar muriendo, tenía una salud muy robusta.

Tercera supuesta obviedad. La victoria de Syriza en Grecia podría llevar a que Grecia fuera expulsada de la Eurozona. El programa de Syriza, que amenaza con reestructurar la deuda, e incluso impugnar un componente de ella, causará su expulsión. Esto lo habrá leído usted en los mayores medios miles de veces estos días. Todos los gurús mediáticos, incluyendo el gurú de El País, el Sr. J.C. Díez, lo han estado vaticinando. Y las voces conservadoras y neoliberales (incluyendo socioliberales) que dominan las tertulias están ahora augurando que Grecia terminará siendo expulsada. Y como prueba de ello se remiten a las declaraciones del Ministro de Finanzas alemán, de portavoces del FMI y un número largo de portavoces de la sabiduría convencional. Es el nuevo dogma mediático y político.

Pues bien, les aseguro que lo último que la banca alemana desea es que Grecia se vaya del euro. Y si no, esperen y lo verán. Y la causa de que a Grecia no la echarán de la Eurozona es que, si ello ocurriera, la banca alemana tendría un enorme problema. Alemania tiene invertidos 700.000 millones de euros en los PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y España (200.000 millones en este último). Esto es mucho dinero. Si Grecia es expulsada, es lógico que Grecia no pague esta deuda. Y el que tiene entonces un grave problema no es Grecia, sino Alemania. En realidad, todo el rescate a la banca española (para el que la UE ofreció hasta 100.000 millones de euros) era para pagarle la deuda a la banca alemana (como así constó en los discursos en el Parlamento Alemán, en el momento en que se tenían que aprobar tales fondos).


La victoria de Syriza significaría un paso para redefinir la dinámica Sur/Norte dentro de la Eurozona, lo que conllevaría por definición redefinir las relaciones de poder dentro de la Eurozona. En realidad, Grecia y España tienen más poder del que han tenido el coraje de utilizar. Y el poder es que deben muchísimo dinero prestado a Alemania, que este país no puede perder, lo cual ocurriría si estos países no pagaran. Si usted, lector, debe 100.000 euros a un banco y no los puede pagar, usted tiene un problema. Pero si usted debe 100.000 millones al banco y usted no los puede pagar, el banco tiene un gran problema. Y Alemania es plenamente consciente de ello. Ni que decir tiene que ahora todos los neoliberales y socioliberales se han movilizado para que Syriza no gane. Y utilizarán todo tipo de argumentos. Pero ello es parte de una narrativa que, como algunos hemos ido denunciando, carece de credibilidad. Así de claro.


Ver ..



Three myths about Greece's enormous debt mountain - The ...

www.telegraph.co.uk › Finance › Economics - Traducir esta página
 y  ver

How to reduce the Greek debt burden? | Zsolt Darvas and ...

www.bruegel.org/.../1533-how-to-reduce-the-greek-...

Traducir esta página

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

y  ver ...

 Reloj de la deuda en http://www.eudebtclock.org/

------------------------------------------------------
la deuda alemana

http://cort.as/2tie







Syriza . El programa de Salónica.






 VER ...

http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/salonica.pdf


Además ...


Un ministro griego ha prometido que el nuevo gobierno hará uso de su veto para bloquear un acuerdo masivo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Los críticos del acuerdo, conocido como Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), dicen que su implementación sacrificará regulaciones ambientales y de seguridad en beneficio de las empresas. El ministro griego Georgios Katrougkalos dijo a la cadena de noticias EurActiv que el parlamento liderado por Syriza vetaría el acuerdo, en lo que llamó un “regalo a todo el pueblo europeo”.





domingo, 1 de febrero de 2015

Alexis Tsipras . Carta abierta a los lectores alemanes

Carta abierta a los lectores alemanes
Carta abierta de Alexis Tsipras a los ciudadanos alemanes publicada el 13 de enero en Handelsblatt, un importante periódico de finanzas alemán.
Alexis Tsipras | Syriza | 13/01/2015
La mayoría de ustedes, queridos lectores del Handesblatt, tendrán una idea preconcebida sobre aquello de lo que tratará este artículo antes siquiera de haberlo leído. Les ruego que no sucumban a semejantes preconcepciones. El prejuicio no ha sido nunca una buena guía, especialmente durante periodos en los que una crisis económica refuerza estereotipos y genera ignorancia, nacionalismo e incluso violencia.
En 2010 el estado griego dejó de ser capaz de pagar sus deudas. Desafortunadamente, los responsables europeos decidieron fingir que el problema podría ser superado mediante el mayor préstamo de la historia bajo la condición de una austeridad fiscal que, con precisión matemática, hundiría los ingresos nacionales que permitían el pago tanto de la anterior como de la nueva deuda. Así, un problema de insolvencia se resolvió como si fuese un caso de falta de liquidez.
En otras palabras, Europa adoptó las tácticas de los peores banqueros, quienes se niegan a reconocer préstamos equivocados y prefieren conceder otros nuevos a la entidad insolvente, de manera que puedan fingir que el préstamo original está funcionando, cuando realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el futuro. No se necesitaba más que sentido común par ver que la aplicación de la táctica de “prolongar y fingir” llevaría a mi país a un estado trágico. Así, en lugar de la estabilización de Grecia, Europa estaba creando las circunstancias para una crisis retroalimentada que socava los cimientos de Europa misma.
Mi partido, y yo personalmente, nos opusimos frontalmente al préstamo de mayo de 2010 no porque ustedes, ciudadanos de Alemania, no nos dieran suficiente dinero, sino porque nos daban demasiado, mucho más de lo que debieran haber concedido, y nuestro gobierno aceptó más, mucho más de lo que tenía derecho a aceptar. Dinero que, en todo caso, ni ayudó al pueblo griego (que estaba siendo arrojado al agujero negro de la deuda insostenible) ni atajó el crecimiento desmedido de la deuda nacional, y todo con un gran costo para los contribuyentes griegos y alemanes.
De hecho, incluso antes de que pasara un año ya había ocurrido y, desde antes de 2011 y en adelante, nuestras predicciones se confirmaron. La combinación de nuevos y gigantescos préstamos con asfixiantes recortes en el gasto público no solamente no lograron controlar la deuda, sino que además castigaron a los ciudadanos más débiles, convirtiendo a personas que hasta entonces habían vivido una existencia mesurada y modesta, en pobres y mendigos, negándoles, sobre todas las cosas, su dignidad. El colapso de ingresos provocó la ruina de miles de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas supervivientes. Así, los precios han ido cayendo, pero más lentamente que nóminas y salarios, deprimiendo la demanda de bienes y servicios, y destrozando los ingresos nominales mientras la deuda continuaba con su crecimiento inexorable. En este escenario, el déficit de esperanza se aceleró incontrolablemente, antes de que pudiésemos darnos cuenta, el “huevo de la serpiente” eclosionó, con el resultado de bandas neonazis patrullando nuestros barrios, difundiendo su mensaje de odio.
A pesar del fracaso evidente de la lógica de “extender y fingir”, esta todavía se ha seguido aplicando hasta hoy. El segundo “rescate” griego, aplicado en la primavera de 2012, añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social y financiando una despiadada nueva cleptocracia.
Reputados analistas han hecho referencia recientemente a la estabilización de Grecia, incluso a signos de crecimiento. Por desgracia, la “griecuperación” es un espejismo que debemos evitar lo antes posible. El reciente y modesto crecimiento real del PIB, en el entorno del 0,7% no señala el fin de la recesión (como ha sido proclamado) sino, más bien, su continuación. Piénsenlo: Las mismas fuentes oficiales dan, para el mismo cuatrimestre, un índice de inflación de -1,80%. Esto es, deflación. ¡Lo que significa que el crecimiento del 0,7% del PIB real se debe a un índice de crecimiento negativo del PIB nominal! En otras palabras, lo que ha ocurrido es que los precios disminuyen más rapidamente que el ingreso nacional nominal. ¡No es exactamente una causa para proclamar el fin de seis años de recesión!
Permítanme que les diga que este lamentable intento de crear una nueva versión de las “estadísticas griegas”, con el objetivo de declarar terminada la actual crisis de Grecia, es un insulto para todos los europeos que, por lo menos, se merecen la verdad acerca de Grecia y de Europa. Seré franco: la deuda griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando Grecia está siendo sometida a una constante asfixia fiscal. La insistencia en estas políticas sin salida, y en la negación de la simple aritmética, le cuesta al contribuyente alemán muchísimo, mientras, al mismo tiempo, condena a una orgullosa nación europea a la indignidad permanente. Y lo que es peor: a este ritmo, más pronto que tarde, los alemanes irán contra los griegos, los griegos contra los alemanes y, de manera poco sorprendente, el ideal europeo sufrirá fallas catastróficas.
Alemania, y en particular los esforzados trabajadores alemanes no tienen nada que temer de la victoria de SYRIZA. Nuestro objetivo no es enfrentarnos a nuestros socios. No es asegurar préstamos más grandes o, equivalentemente, mayores déficits. Nuestro objetivo es, más bien, la estabilización del país, presupuestos equilibrados y, por supuesto, dejar de exprimir a los contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que es, simplemente, impagable. Estamos comprometidos a terminar con la lógica de “extender y fingir”, pero no contra los ciudadanos alemanes, sino desde una visión de ventajas mutuas para todos los europeos.
Estimados lectores, entiendo que tras su “demanda” de que nuestro gobierno cumpla con todas las “obligaciones contractuales”, se esconde el miedo de que si ustedes nos dejan a los griegos un poco de espacio para recuperarnos, volvamos a las viejas y malas costumbres. Reconozco y respeto esta preocupación. Sin embargo, déjenme decirles que no fue SYRIZA la que incubó la cleptocracia que hoy finge suspirar por “reformas”, siempre y cuando dichas “reformas” no afecten sus mal habidos privilegios Estamos preparados y deseamos introducir reformas profundas, para las que buscamos el mandato de los electores, naturalmente en colaboración con nuestros socios europeos.
Nuestro objetivo es crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda respirar, crear y vivir en dignidad.
Una gran oportunidad para Europa está a punto de nacer en Grecia el 25 de enero. Una oportunidad que Europa no puede permitirse perder.
Fuente (inglés): http://syriza.net.gr/index.php/en/pressroom/253-open-letter-to-the-german-readers-that-which-you-were-never-told-about-greece

Otra nota ..

 Por Yanis Varoufakis

Una cuestión de respeto (o de falta del mismo) ... - el veto de Grecia sobre Rusia que nunca fue
En el primer día en nuestros ministerios, el poder de distorsión de los medios me impresionó de nuevo. La prensa mundial estaba llena de informes sobre cómo el primero "acto" de política exterior del gobierno de SYRIZA había sido vetar nuevas sanciones contra Rusia. No estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores pero, sin embargo, no tengo más remedio que compartir esto con ustedes a nivel personal. Nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, Nikos Kotzias, nos informó que en su primer día en el trabajo escuchó en los boletines de noticias que la UE había aprobado nuevas sanciones a Rusia por unanimidad. El problema era que a él, y al nuevo gobierno griego, ¡nadie le había preguntado! Así que, evidentemente, la cuestión no es si nuestro nuevo gobierno está de acuerdo o no con imponer nuevas sanciones a Rusia. La cuestión es si nuestro punto de vista se puede dar por sentado ¡sin siquiera preguntar cual es! Desde mi punto de vista, a pesar de que (permítanme repetirlo) no estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores, el fondo de la cuestión es si se respeta o no nuestra soberanía nacional. Podrían los periodistas de todo el mundo tratar de hacer esta importante distinción entre protestar por ser ninguneados o protestar por las sanciones? ¿O es demasiado complicado?
29 de enero
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster


Syriza debe ignorar las llamadas a la responsabilidad
Paul Krugman · · · · ·
 
01/02/15
 


La troika fue vendiendo una fantasía económica: los griegos han pagado el precio
Alexis Tsipras , líder de la coalición de izquierdas Syriza, se ha convertido en el primer ministro de Grecia. Es el primer dirigente europeo elegido con el compromiso explícito de desafiar las políticas de austeridad que han prevalecido desde 2010. Y habrá mucha gente que le aconseje abandonar ese compromiso, que se comporte de manera "responsable".
Pero, ¿para qué ha servido hasta ahora esa pretendida responsabilidad?
Para entender el terremoto político en Grecia, ayuda echar una ojeada al "acuerdo stand-by" de mayo del 2010 entre Grecia y el Fondo Monetario Internacional , en virtud del cual la llamada troika - el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea – hicieron préstamos al país a cambio de una combinación de austeridad y reformas. Es un documento notable, en el peor sentido de la palabra. La troika, que pretendía ser decidida y realista, iba vendiendo una fantasía económica. Y el pueblo griego ha venido pagando el precio de esos delirios de élite.
Suposiciones falsas
Las proyecciones económicas que acompañaron al "acuerdo stand-by" asumieron que Grecia podría imponer una dura austeridad que afectase poco al crecimiento y al empleo. Grecia estaba en recesión cuando se alcanzó el acuerdo, pero las proyecciones asumían que esa recesión terminaría pronto - que habría sólo una pequeña contracción en 2011, y que, para 2012, Grecia estaría recuperándose. El desempleo, asumían las proyecciones, aumentaría sustancialmente, del 9,4 por ciento en 2009 a casi el 15 por ciento en 2012, pero después disminuiría rápidamente.
Lo que realmente ocurrió fue una pesadilla económica y humana. Lejos de terminar en 2011, la recesión griega cobró impulso. Grecia no toco suelo hasta el año 2014 y, en ese momento, había experimentado una depresión en toda regla, con un desempleo total que llegaba al 28 por ciento y un paro juvenil que llegaba casi al 60 por ciento. Y la recuperación actual es apenas visible, y no ofrece ninguna perspectiva de recuperar los niveles de vida anteriores a la crisis.
¿Qué salió mal? Me encuentro bastante a menudo afirmaciones en el sentido de que Grecia no cumplió sus promesas, que no cumplió a la hora de llevar a cabo los recortes de gasto prometidos. Nada podría estar más lejos de la verdad. En realidad, Grecia llevó a cabo recortes salvajes en los servicios públicos, los salarios de los trabajadores públicos y las prestaciones sociales. El gasto público se redujo mucho más que lo previsto en el programa, y es alrededor de un 20 por ciento inferior al de 2010.
Sin embargo, los problemas de deuda de Grecia son peores que antes del programa. Una razón es que la crisis económica ha reducido los ingresos: el gobierno griego está recogiendo un porcentaje mucho más importante del producto interno bruto en impuestos, pero el PIB ha caído tan rápidamente que la recaudación tributaria general se ha reducido. Por otra parte, la caída del PIB ha hecho que un indicador fiscal clave, la ratio de la deuda en relación al PIB, siga subiendo a pesar de que el crecimiento de la deuda se ha ralentizado y Grecia obtuvo una modesta quita de la deuda en 2012.
¿Por qué fueron las proyecciones originales tan locamente optimistas? Como ya he dicho, porque los supuestamente decididos funcionarios vivían en realidad una fantasía económica. Tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo decidieron creer en el hada de la confianza: es decir, pensar que los efectos directos de la destrucción del empleo causada por los recortes del gasto serían más que compensados por un aumento del optimismo del sector privado. El FMI fue más cauto, pero subestimó el daño que podía causar la austeridad.
Y aquí está la cosa: si la troika hubiera sido de verdad realista, habría reconocido que estaba exigiendo lo imposible. Dos años después del inicio del programa, el FMI buscó ejemplos históricos de programas como el griego, intentos de pagar la deuda mediante la austeridad sin quitas de deuda o inflación, que hubieran tenido éxito. No encontró ninguno.
Nada de dar lecciones
Así que ahora que Tsipras ha ganado, los funcionarios europeos harían bien en evitar dar lecciones exigiéndole que actúe responsablemente y continúe aplicando el programa. El hecho es que no tienen credibilidad; el programa que impusieron a Grecia nunca tuvo sentido. No tenía ninguna posibilidad de funcionar.
En todo caso, el problema con los planes de Syriza puede ser que no sean lo suficientemente radicales. Pero no está claro qué más puede hacer un gobierno griego, a menos que esté dispuesto a abandonar el euro, y el pueblo griego no está preparado para eso.
Aún así, al pedir un cambio importante, Tsipras es mucho más realista que los funcionarios que quieren continuar con los golpes hasta que aprendan la lección. El resto de Europa debe darle la oportunidad de poner fin a la pesadilla de su país.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

sábado, 31 de enero de 2015

Al moverse la cadena se irrita el mono .


Primera derrota del neoliberalismo europeo

Alainet


El triunfo de Syriza coloca a la troika ante el dilema de la intransigencia, que puede ser el primer paso hacia la disgregación de la Unión, o el pragmatismo, que implica bajarse del programa de ajuste neoliberal. Para la nueva izquierda se abre un período luminoso pero, a la vez, lleno de obstáculos que pueden socavar su prestigio como alternativa al sistema.

“Grecia deja atrás cinco años de austeridad catastrófica, deja atrás el miedo y el autoritarismo, deja atrás cinco años de humillación y sufrimiento”, dijo Alexis Tsipras en el acto de la victoria en la noche del domingo, cerca de la plaza Syntagma de Atenas, ante miles de votantes de Syriza.

“Grecia tiene que pagar su deuda porque eso forma parte de las reglas del juego en Europa”, declaró Bruno Coeuré, miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE) apenas conocer el resultado. “No hay espacio para un juego unilateral en Europa”, agregó, enseñando las uñas en nombre de la mayor institución financiera europea.

Del mismo modo se pronunciaron los diferentes voceros de la troika, como se llama al trío integrado por el BCE, el FMI y la Comisión Europea, que desde que comenzó la crisis griega vienen monitoreando las sucesivas reformas que exigieron al país. Sólo el presidente francés, François Hollande, esgrimió un tono más amable, al comprometerse a mantener estrechos vínculos con el nuevo gobierno griego “para promover el crecimiento y la estabilidad en la zona euro” (Xinhua, 26 de enero de 2015).

Con las horas, se fue imponiendo un clima menos agresivo hacia la nueva realidad griega. Es que el triunfo de Syriza fue arrollador. Alcanzó el 36,5 por ciento y 149 diputados (99 más 50 de premio al partido más votado), frente al 27,7 y 77 escaños de la derechista Nueva Democracia, del exprimer ministro Georgios Samaras. El tercer lugar lo ocupa el partió nazi Amanecer Dorado con 6 por ciento y 16 escaños. Deetrás el recién creado To Potami (El Rio) con 16 escaños, los comunistas con 15, los socialistas que conocieron su mayor debacle con 13 y los nacionalistas de derecha, Griegos Independientes, con otros 13 escaños.

A dos escaños de la mayoría absoluta, Syriza acordó con Griegos Independientes para que su líder, Alexis Tsipras, fuera ungido el mismo lunes como nuevo primer ministro. Llama la atención que la ultraderecha conserva sus votos pese a que la mayor parte de sus dirigentes están en la cárcel, así como la debacle socialista, incluyendo el monumental fracaso del ex primer ministro Yorgos Papandreu que con su Movimiento de los Socialistas Demócratas no consiguió el tres por ciento mínimo para ingresar al parlamento.

Cuesta arriba

“El problema de los planes de Syriza es que pueden no ser lo suficientemente radicales”, puede leerse en la columna del Nobel de Economía Paul Krugman (The New York Times, 26 de enero de 2015). Semejante frase, escrita por un pensador liberal en el más importante diario estadounidense, debería ser motivo de reflexión para las autoridades europeas. Lo habitual sería que fuera pronunciada por radicales de izquierda que, sin embargo, hoy se muestran más bien pragmáticos y propensos a la negociación.

Según Krugman, para comprender el “terremoto político” griego hay que remontarse al 2010 cuando la troika impuso a Grecia “una combinación de austeridad y reforma”. El vendía al pueblo griego una fantasía económica que se tradujo en recesión, desocupación del 28 por ciento, desempleo juvenil del 60 por ciento, recortes salvajes de los servicios públicos y de los salarios. El país demorará años en volver a los niveles sociales anteriores a la crisis. Con esta política de austeridad, se esperaba reducir el gasto público y ahorrar lo suficiente como para pagar las deudas. No funcionó. “El gobierno griego está recaudando un porcentaje mucho más importante del piben impuestos, pero el pibha caído tanto que la recaudación tributaria se vino abajo”, escribe Krugman.

El resultado es que la deuda griega no dejó crecer, hasta alcanzar un abrumador 175 por ciento del pib, cuando en 2009 era del 100 por ciento. Una historia bien conocida por los latinoamericanos. Sigue el Nobel: “Dos años después de que comenzara el programa griego, el fmi buscó ejemplos históricos donde los programas de tipo griego, habían tenido éxito. No se encontró ninguno”. Concluye que ese programa no podía funcionar nunca y que ahora las soluciones de Syriza pueden quedarse a medio camino.

Una pregunta se impone: ¿porqué la troika impuso un programa que sabía que no iba a funcionar? La respuesta más probable es que nunca buscó la recuperación de Grecia sino su subordinación política al sistema financiero que la misma troika representa. El portal estratégico francésdedefensa.org lo dice sin vueltas: “La sociedad griega ha sido sistemáticamente desestructurada y disuelta en nombre de la austeridad, en beneficio de las fuerzas sistémicas y de los entornos transnacionales, a la vez autores y beneficiarios de la operación” (Dedefensa.org, 27 de enero de 2015). La barbarie financiera que destruye naciones y personas, concluye el portal, está criando movimientos antisistema.

El futuro inmediato es negro para el nuevo gobierno. Entre febrero y julio se concentran vencimientos de deuda por más de 20.000 millones de euros y, hasta el final del año, las amortizaciones avanzan hasta 30.200 millones, lo que coloca a Tsipras contra la pared: o mantiene la austeridad del gasto público para poder pagar a los acreedores (no sólo violando sus promesas electorales sino condenando a los griegos a seguir pasando hambre) o declara la cesación de pagos.

El principal portavoz mediático del capital financiero, Financial Times, apunta que Tsipras debe elegir entre ser “Hugo Chávez, el líder populista venezolano y adversario regional de Estados Unidos” o seguir el ejemplo de “Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente brasileño que al llegar al poder gobernó más como reformista que como izquierdista radical” (Financial Times, 26 de enero de 2015). La demonización del gobierno de Syriza está servida.

Ucrania como telón de fondo

En su primera medida de gobierno Tsipras suprimió ocho ministerios. El diputado y economista Yanis Dragasakis, asumió la vicepresidencia económica del gobierno y será el encargado de negociar con la troika. El economista Yanis Varufakis, que fue asesor del gobierno del socialdemócrata Yorgos Papandreu, asumió la cartera de Finanzas. En su libro El Minotauro global sostiene que Estados Unidos es el responsable de la crisis al haber creado un sistema financiero que le permite vivir de los flujos de capital del resto de economías. La de Defensa fue la única que recayó a su aliado nacionalista.

Entre las primeras medidas, todas destinadas a aliviar la situación de los más pobres, figura el aumento del salario mínimo (de 684 a 751 euros), un proyecto de ley para retornar a la negociación colectiva de los salarios y otro “para que los contribuyentes reciban mejores términos para devolver sus deudas”, que no deben superar el 30 por ciento de sus ingresos (El Economista, 27 de enero de 2015). Además se prevé que unos 300.000 hogares que viven por debajo del umbral de la pobreza reciban electricidad gratuita, muchos de los cuales han sido desconectados por impagos. Medidas apenas socialdemócratas que en el clima actual son tildadas como “radicales”.

Pero el tema central es la negociación de la deuda. El gobierno parece dispuesto a pagar y seguir en la zona euro, pero depende de la flexibilidad de los acreedores. El 60 por ciento de la deuda griega, 315.000 millones de euros, es con la Eurozona. Pero más de la mitad de esa cifra es deuda con Alemania, Francia e Italia. Habrá negociación. El punto son los plazos y las posibles quitas. Ni unos ni otros parecen beneficiarse de una cesación de pagos.

Sin embargo, el panorama regional es bien complejo. Días antes de las elecciones Brunello Rosa, director para Europa de Roubini Global Economics, destacó la relación que existe entre la caída del petróleo, su impacto en la economía rusa, el conflicto con Ucrania y la posible compra de bonos soberanos por parte del bce. El director del centro de análisis del economista Nouriel Roubini (ex asesor del fmi y del Tesoro estadounidense) destacó que “las repercusiones geopolíticas de una salida de Grecia del euro, podrá tener consecuencias imposibles de manejar”. Se refería a que si Grecia es expulsada de la zona euro, o la abandona, “Rusia podría salir al rescate de Grecia”, como sucedió con Islandia en 2008, “cuando su colapso financiero se mitigó gracias a la intervención rusa” (El Economista, 20 de enero de 2015).

La advertencia parece dirigida a la troika. Le está diciendo que no se olvide que Grecia tiene alternativas y que la intransigencia puede empujarla hacia Rusia. Pero la advertencia no tendría sentido fuera de un contexto en el que Europa (empujada por la Casa Blanca) ha hecho una frenética opción anti-rusa. Una Europa que ampara un gobierno lleno de neonazis como el de Kiev, surgido de un golpe de Estado pergeñado por Estados Unidos y bendecido por Berlín (véase la crónica “La guerra larvada de Ucrania”)*.

Sobre el tema, el reputado periodista Robert Parry, quien descubrió el Irangate, sostiene que The New York Times forma parte de la conspiración para confrontar Europa y Rusia al desinformar gravemente a sus lectores. El periódico omite “la extraordinaria intervención de Estados Unidos en los asuntos políticos de Ucrania” de la mano de neconservadores como la Fundación Nacional para la Democracia y la secretaria para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, seguido “con el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos el 22 de febrero de 2014, que derrocó al presidente electo Viktor Yanukovich y puso uno de los líderes elegidos de Nuland, Arseniy Yatsenyuk, como primer ministro” (Consortiumnews, 24 de enero de 2015).

Para el Times todo comienza con la “anexión” de Crimea, pasando por alto el referéndum abrumador por la unión con Rusia y obviando que “las tropas rusas estaban ya en Crimea como parte de un acuerdo con Ucrania para el mantenimiento de la base naval rusa en Sebastopol”. Se pregunta si Rusia podía permanecer pasiva ante la posibilidad de que armas nucleares en manos de ultraderechistas se instalen a kilómetros de su frontera. El problema, para Estados Unidos y para el mundo, es que si el Times piensa como el ultraconservador senador John McCain, queda poco margen para otra política que no sea la confrontación abierta.

¿Hacia la desintegración europea?

Es posible que Roubini tuviera algo de esto en mente cuando alertó sobre la posible alianza de Grecia con Rusia. Recordemos que su fama se debe Roubini a sus acertadas previsiones sobre la crisis económica de 2008, desencadenada por la crisis de las hipotecas subprime. Es un ferviente anti-ruso y anti Putin, pero su temor es que la brecha entre la Unión Europea y su país “se está volviendo aún más polarizada” (Time, 13 de junio de 2015).

Un think tank del sistema como el que dirige Roubini, muestra cierta preocupación por la tendencia de la superpotencia a actuar en solitario mediante una amplia gama de mecanismos, que van “desde aviones no tripulados hasta un estilo de gobierno económico que incluye la amenaza de congelación de los activos de las naciones problemáticas (como Rusia o Irán), una estrategia que apoda la militarización de las finanzas”.

A nadie escapa que la Unión Europea, y el euro, están atravesando su peor momento al punto que pueden estllar. Aquí no valen las declaraciones, siempre engañosas, sino los hechos duros y puros. Alemania está repatriando sus reservas de oro. En 2014 fueron 120 toneladas, de ellas 35 fueron retiradas del Banco de Francia en París y 85 toneladas de la Reserva Federal de Nueva York. Para 2020, Alemania tiene la intención de tener la mitad de sus reservas de oro en sus bóvedas, frente a sólo un tercio en la actualidad.

No es el único país europeo que está repatriando masivamente sus reservas. Según varios economistas, ese comportamiento obedece a desconfianza: “El almacenamiento de oro dentro del país puede ser cierto tipo de seguro en caso del retorno a las monedas nacionales en Europa. El hecho de que numerosos países quieran tener un seguro de este tipo significa que estos Estados consideran que hay una posibilidad real del colapso de la eurozona” (Russia Today, 20 de enero de 2015).

Desde que Estados Unidos desató la crisis en Ucrania, la eurozona va de mal en peor. En su resistencia a dar paso a un mundo multipolar, “Occidente en vez de salvarse, parece haber decidido salvar los mecanismos y los actores de su crisis omni-dimensional: los mercados financieros, los bancos, el dólar, la Otan, el unilateralismo, el democratismo ultraliberal”, sostiene el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (Geab 91, 15 de enero de 2015). El tránsito hacia un mundo más equilibrado está bloqueado por la parálisis europea, agudizada con la crisis de Ucrania.

Sin embargo, el tránsito hacia ese mundo es inevitable, toda vez que Asia ya es el centro económico del mundo. Lo que está en juego es cómo quedará parada Europa, si consolidará su alianza con Rusia, y con China a través de la Ruta de la Seda o si, apuesta a seguir los dictados del sistema financiero centrado en la City de Londres y en Wall Street, en lo que el Geab considera “un suicidio colectivo que los europeos bien saben lo que significa”.

En una Europa empantanada, el triunfo de Syriza puede ser decisivo. Es la primera derrota del capital financiero. Abre una ventana de oportunidades para forzar un cambio de rumbo, una bifurcación capaz de convertir a Europa en una región más autónoma; capaz de elegir, sin chantajes, sus alianzas necesariamente diversas, sin someterse a ninguna potencia. Un camino que inevitablemente pasa por la democratización de las decisiones, algo que horroriza al capital financiero, devenido en principal obstáculo para la soberanía de los pueblos europeos.

Nota: 


Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada. Integrante del Consejo de ALAI.



ver