La construcción urgente de un discurso xenófobo
Ramón Lobo
Infolibre
En España no hay xenofobia, pero sí un racismo latente
contra gitanos y magrebíes. Las personas de color son por lo general mejor
recibidas. España es uno de los países más generosos. La respuesta ciudadana a
los terremotos y desgracias internacionales es ejemplar. Somos de los que más
dinero recaudan, y los más activos en el envío de ayuda y voluntarios. No todos,
están también los que no pierden la oportunidad de cobrar comisiones a la
desgracia.
Hasta ahora ningún líder ni partido de ámbito nacional había
agitado el fantasma de la migración. No vendía; es más, provocaba rechazo en la
ciudadanía. Quizá fuera la dictadura que nos vacunó contra el odio, quizá el
recuerdo de los refugiados españoles en Francia y de la generosidad de México y
de otros países latinoamericanos. También la emigración económica de los 60.
Éramos la excepción europea junto a Portugal en un mar de
xenofobia y estupidez, algo de lo que sentirnos orgullosos. Pues ya no, una
nueva hornada de políticos compiten subidos en la alambrada de Ceuta a ver
quién es más español. Es un camino peligroso e irresponsable.
Entre las diez preocupaciones de los españoles en febrero de
2018 no figuraba la migración. Los dos primeros puestos eran para el paro y la
corrupción. En los últimos estaban la Educación y las pensiones públicas,
contra las que hay un runrún creciente e interesado de los mismos que cobran
comisiones a la generosidad. En junio se mantienen en cabeza el paro y la
corrupción, dos dramas que dificultan una verdadera recuperación económica. Cae
el temor a una independencia de Cataluña y aparece la preocupación por la
administración de Justicia, quizá vinculada a la anterior, y una aplicación
abusiva de la ley Mordaza. Seguimos sin noticias de los migrantes.
Cuando se habla de corrupción no es un concepto filosófico.
Todos tenemos una idea clara y precisa de a qué nos referimos y quién es el
campeón nacional en esta práctica, extendida también en Andalucía y Cataluña,
donde afecta a otros partidos. Pero la preocupación que engorda las encuestas
del CIS es esta y afecta al partido condenado en la Gürtel por mucho que lo
niegue.
¿De qué van entonces Pablo Casado y el nuevo PP? Parece que
el giro a la derecha consiste en esto. En regresar a Trento, cavar trincheras
ideológicas alrededor del Valle de los Caídos, enarbolar la esencia del
carlismo, que consiste en oponerse a todo lo que suene a cambio. La tradición y
la familia frente a la revolución robótica. Es una propuesta ilusionante.
Los optimistas sostenían que era tacticismo, solo para ganar
las primarias que no ganaron y el Congreso Extraordinario en el que Casado
arrasó. Han pasado los días y no parece que estemos ante una táctica sino ante
una estrategia. Ha sacado del baúl de los recuerdos (de Irak) al hombrecillo
insufrible y se ha puesto a hablar de millones de africanos en espera de
asaltar la blanca y católica Europa.
Para adornar su discurso anti inmigración, Casado ha
ofrecido datos que ni el propio PP sabía de dónde los había sacado. Ha
afirmado, por ejemplo, que la oleada actual (sic) recuerda a la 2006 y 2007
cuando llegaron a Canarias 82.000 personas. Como informó Lara Carrasco en
InfoLibre, existe un informe oficial del propio gobierno de Mariano Rajoy
que situó esa cifra en 44.146. ¿De donde salen los 37.000 extras?
Recordemos que Pablo Casado es aficionado al corta y pega de
páginas web, y por ahí puede venir la cosa. Su denuncia de la existencia de
millones de africanos preparados para invadir Europa por España no se recoge en
los datos oficiales, sean de España o de la UE. Lo que sí se ha podido detectar
es un desplazamiento de las rutas de Italia y Malta hacia España.
Es un cambio provocado por la política del nuevo gobierno
italiano y la publicitadísima decisión de su ministro de Interior, Matteo
Salvini, de cerrar sus puertos no solo a los barcos de rescate de oenegés como
Pro Activa Open Arms sino a buques de la OTAN que lleven inmigrantes a bordo.
No por capricho sino porque los ha recogido en alta mar para impedir su
ahogamiento.
También juega Marruecos, que desea encarecer el precio de su
cooperación con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Vincular este cambio de
tendencia al recibimiento del Aquarius es una falsedad. ¿Qué hubiera hecho
Matteo Casado, perdón, Pablo Salvini?
y ver ..
https://www.eldiario.es/escolar/bulos-Pablo-Casado-inmigrantes-refugiados_6_798330175.html
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