domingo, 17 de julio de 2022

Ucrania: un callejón bélico sin salida .

 Ucrania: un callejón bélico sin salida 

Más allá de la grandilocuencia de la propaganda bélica, la realidad retrata a dos ejércitos exhaustos por una guerra que ya dura cinco meses, con operaciones de desgaste que, por ahora, parecen favorecer a la maquinaria militar del Kremlin. 

 

La guerra de Ucrania ha llegado a una nueva fase, con anuncios del Gobierno de Kíev y de la inteligencia occidental que hablan de una inminente contraofensiva ucraniana sobre el 20% del territorio que controla ya Rusia. Sobre el terreno y más allá de la grandilocuencia de la propaganda bélica, la realidad parece ser otra: la de dos ejércitos exhaustos por una guerra que ya se prolonga cinco meses, con operaciones de desgaste que, por el momento, parecen favorecer a la maquinaria militar del Kremlin. Rusia parece más preparada para este tipo de contienda ralentizada e imparable como un incendio, al tiempo que no tiene las premuras que la paralela guerra económica está marcando para Ucrania y sus aliados occidentales. 

Las noticias del frente bélico parecen acompasarse a las decisiones tomadas en los gabinetes de poder en Europa y Estados Unidos para afrontar la agresión rusa. Este viernes la Comisión Europea ha presentado la propuesta de alargar medio año más las sanciones ya en marcha, hasta enero de 2023. Al tiempo se ha propuesto prohibir la importación de oro ruso, medida que sigue al acuerdo ya alcanzado por el poderoso G-7 para suspender esas ventas de oro rusas. Estos pasos, que sin duda enfurecerán más a Moscú, se han tomado con la espada de Damocles de la suspensión total de los suministros de gas rusos oscilando sobre la maltrecha economía europea al borde de la recesión. Los ecos de los cañonazos en el Donbás no se escuchaban esta semana en Bruselas porque los políticos europeos están ensimismados sobre la forma de abatir a Rusia en el tablero de ajedrez de la economía obviando lo más evidente: Ucrania es ya un estado fallido, colapsado política y financieramente, donde los ingentes recursos que está aportando la Unión Europea de sus propios y depauperados almacenes se derraman en una guerra que se vaticina muy larga. 

Ucrania solo resiste ese esfuerzo militar con la inyección de armas y dinero de Washington y Bruselas. ¿Pero está capacitado Occidente no solo para resistir, sino para imprimir un giro sustancial a la guerra que ponga punto final al lento, pero inexorable avance ruso en el este y sur del país sin ahogarse en ese esfuerzo y en los peores momentos para la economía europea del último medio siglo? ¿Puede Europa parar la expansión del incendio ucraniano más allá de las fronteras del viejo continente y atajar la terrible hambruna que se avecina en el cuerno de África, donde son indispensables los cereales rusos y ucranianos que no se están exportando? ¿Se puede ganar la guerra económica y atajar la infección de la imparable inflación en Europa mientras fracasa la respuesta militar a Rusia? Las respuestas no son, ciertamente, muy halagüeñas. 

"Rusia no tiene coraje para admitir la derrota" y sus militares "ya no tienen poder estratégico, carácter o comprensión de lo que están haciendo aquí, en nuestra tierra. No hay un ápice de coraje para admitir la derrota y retirar las tropas del territorio ucraniano", aseveró hace unos días el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en un mensaje dirigido al exterior, aunque en el exterior ya pocos crean sobre la capacidad actual del ejército ucraniano para revertir a medio plazo las conquistas rusas, que ya alcanzan una quinta parte del territorio de Ucrania, en el este, en la zona de Donbás, y la franja costera que lleva a la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014 y convertida en un amenazador bastión militar sobre el Mar Negro y el sudeste de Europa. 

Victoria rusa en Lugansk 

Hace unos días, Rusia completó, con la toma de Lysychansk, el dominio de la provincia de Lugansk, y se afianzó en su ofensiva para apoderarse de todo el Donbás. La captura rusa de la última ciudad bajo control de Kíev en Lugansk fue un hito en esta guerra, pese a su alto coste en vidas y material militar, y ha abierto el camino para nuevos avances del ejército ruso hacia Bakhmut, Sloviansk y Kramatorsk. La superioridad rusa se está demostrando en las pequeñas ofensivas. No hay grandes batallas, pero el avance es implacable, pedazo a pedazo de territorio ucraniano. 

Rusia controla más de dos tercios de la región del Donbás. En esta zona del este de Ucrania se desató la guerra en 2014, tras la revolución antirrusa de la plaza de Maidán, en Kíev, y cuando paramilitares separatistas prorrusos apoyados por Moscú trataron de establecer un gobierno autónomo en las zonas de Lugansk y Donetsk. Es en esta última provincia donde se han abierto nuevas puntas de lanza de la ofensiva rusa tras la sumisión de Lugansk. 

Después de que la segunda fase de la guerra movilizara al ejército ruso sobre el Donbásse olvidara de sus iniciales avances hacia Kíev y en el oeste de Ucrania, Rusia ha actuado como una máquina de cortar césped sobre las zonas controladas por las fuerzas ucranianas: ataques de artillería y misiles masivos y continuados, y toma de pueblo tras pueblo de una manera sistemática e imparable. Al tiempo paró sendos contraataques ucranianos en torno a la ciudad de Jerson, que abre las puertas de Crimea, y en Jarkov, en el norte del país, la segunda urbe más importante de Ucraniana. 

Tercera fase de la guerra 

Ahora, la inteligencia occidental habla de la entrada en una tercera fase de la guerra, en este mes de julio, con una inminente contraofensiva ucraniana en Jerson que no acaba de concretarse y con los dos ejércitos casi agotados y sin capacidad para asestar golpes sonados que pudieran llevar a un alto el fuego y unas negociaciones con visos de cierto éxito. Esta semana, la viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, en declaraciones a la televisión, llamaba a la población de Jerson y de otras zonas del sur de Ucrania, como Zaporizhia, a abandonar esas localidades ante la inminencia de esa contraofensiva de las fuerzas de Kíev que la segunda autoridad del país no quiso concretar cuándo se produciría. 

Según explicó en el podcast War on the Rocks el experto estadounidense Michael Kofman, director del área de estudios rusos en el think tank CNA (Center for Naval Analyses), la clave está en cuánto tiempo pueden aguantar militarmente cada una de las partes y cómo pueden reponer su fuerza humana, algo en estos momentos mucho más importante que las ganancias territoriales de cada ejército. La captura rusa de Severodonetsk y Lysychansk fue un duro revés para las fuerzas ucranianas, pero también las victoriosas tropas rusas pagaron un alto precio. 

La clave está en cuánto tiempo pueden aguantar militarmente cada una de las partes y cómo pueden reponer su fuerza humana 

Ucrania posee ya cohetes de largo alcance suministrados por Estados Unidos, los llamados HIMARS (High-Mobility Artillery Rocket Systems), con los que podría torcer el brazo ruso y atacar con éxito su logística y el suministro a las tropas. Pero también podrían servir para apoyar la citada contraofensiva en la zona de Jerson y así amenazar Crimea y lograr una diversificación de las fuerzas rusas hacia el sur, aliviando la presión sobre la zona de Donetsk. 

La cuestión, según Kofman, estaría en la capacidad de Ucrania para usar ese armamento occidental con precisión (hay dificultades para preparar a los artilleros con estos misiles de alta tecnología) sin que sea destruido por Rusia (ya está ocurriendo) y, además, movilizar un número sostenible de tropas para garantizar la ocupación de zonas ahora dominadas por los rusos. Esto ya no está tan claro. Y es también el problema con el que se encuentran las fuerzas rusas. En este sentido, la batalla de Kramatorsk y Sloviansk, dos ciudades pequeñas, pero convertidas en sendos bastiones del ejército ucraniano, podría reclamar un coste en efectivos que Rusia no podría soportar, salvo que el presidente Vladímir Putin ordenara la movilización general y el reclutamiento forzoso. 

Ucrania, al borde del desmantelamiento económico 

En estos momentos, Rusia afronta unas dificultades económicas de una envergadura que no se conocían desde la caída de la URSS. Pero el caso de Ucrania es peor, mucho peor, con su economía básicamente desmantelada por la invasión rusa. La exportación de grano se ha bloqueado y la propia producción de cereales ha caído en picado, con un panorama muy negro de cara a la alimentación este otoño e invierno de la población, que habrá de depender de la asistencia occidental. Ello llevará a elevar el coste de la ayuda europea a Ucrania a unos niveles difícilmente soportables. Precio que se dispara si se añade el del armamento y munición suministrados. 

 

La clave estará en el comportamiento de Rusia en caso de que logre tomar todo el Donbás. ¿Seguirá la guerra en dirección del río Dniéper para asegurar una zona de contención frente a sus territorios conquistados?¿O accederá a un alto el fuego? ¿Y el Gobierno de Zelenski? ¿Estará dispuesto a negociar con más de una quinta parte del territorio de su país en manos rusas? ¿Y la Europa debilitada por la recesión? ¿No presionará por un final del conflicto antes de que la recuperación económica de la Eurozona sea una quimera? Muchas preguntas de nuevo y pocas respuestas en un conflicto cuya solución es, cada día que pasa, más incierta. 

Ucrania: un callejón bélico sin salida | Público (publico.es)

sábado, 16 de julio de 2022

La dictadura de Bruselas sobre la UE .

 

La dictadura de Bruselas sobre la UE, fuera de control.

 Humberto Mazzei


La Comisión de Bruselas se enseñorea de Alemania, Francia e Italia dentro del G7, un caso de dictadura instructivo, porque la Gran Bretaña regresó al estatus de país insular sin intrascendencia económica o militar.

Cada año se emiten hasta 60 «directrices» europeas que no son debatidas en el Parlamento Europeo que es el verdadero órgano representante de la población de la Unión Europea. Estas directrices se transponen imperativamente al derecho interno de cada Estado miembro, sin debate en el respectivo parlamento, un privilegio típico de las dictaduras.

Las directivas de Bruselas se incorporan a la legislación interna sin haber habido algún debate en el proceso de convertir las directivas en leyes nacionales europeas.

Además hay más de 10.000 ‘fallos’ europeos, emitidos por ‘expertos’ de la Comisión Europea en Bruselas con ‘recomendaciones’ a cada gobierno, cuyo contenido proviene del canon neoliberal, con respecto al gasto público, impuestos y recolección de ingresos públicos a cualquier nivel y las ‘reformas’ a integrar en la legislación existente (sobre salud, educación, pensiones).

En ese clima dictatorial las elecciones en todos los países miembros de la UE no tienen sentido ni relevancia.

Los jefes de los gobiernos nacionales (Macron, Scholz, Draghi) son meros ejecutores. No se permite ningún debate democrático, la «democracia» a la europea no existe, al igual que los cacareados «valores de la UE», que sólo son cortinas de humo retóricas para esconder la obediencia supina a las órdenes de Washington.

El gobierno real lo ejerce un puñado de apparatchiks elegidos por compromisos entre las partidocracias de los partidos predominantes entre los poderes ejecutivos de los países miembros, un modo de actuar opaco que favorece complicidades y que sólo responde a los intereses de los partidos cómplices de Washington.

La Comisión Europea está fuera de cualquier tipo de control democrático. Así fue como una asombrosa mediocridad como Úrsula Von der Leyen, quien fuera la peor ministra de Defensa de la Alemania moderna, fue catapultada hacia la Presidencia de la UE seguramente por concesiones hechas a Washington como Antonio Gutérres en las Azores antes que ella. 

Von der Leyen actúa como la Führer de la política exterior de la CE, una política suicida que no se diferencia de la política de la OTAN, que no parece tener otro objetivo que provocar a Rusia y después de la Cumbre de Madrid provocar también a China.

El papel de la Comisión no parece ser otro que dictar órdenes que sirven el interés de la oligarquía internacional norteamericana, tal como quedó claro durante la pandemia al excluir las otras vacunas que no fuese las caras e inútiles vacunas Made in USA.

La dictadura de Bruselas sobre la UE, fuera de control – Rebelion

viernes, 15 de julio de 2022

La unilateralidad de los medios de comunicación es peligroso para la democracia.

La unilateralidad de los medios de comunicación  es peligroso para  la democracia.

Robin Delobel

Entrevistamos a Paul Delmotte, profesor jubilado de Política Internacional e Historia en el IHECS [Instituto de Altos Estudios en Comunicación Social, Bruselas]. Habla del tratamiento mediático de la guerra en Ucrania, a la vez que denuncia la falta de matices y verificación, así como el sesgo en la lógica de la OTAN.


 

En primer lugar, en lo que respecta a Finlandia, hay varias similitudes en la historia entre lo que está ocurriendo ahora y lo que ha ocurrido durante varias décadas con Rusia. ¿Puede dar algunos elementos interesantes para la gente que nos lee?

 

Sí, lo primero –no quiero decir “obvio” porque desgraciadamente no somos muy geopolíticos en general–, sobre todo en nuestros medios de comunicación, es que una dimensión común a lo que ocurre hoy en Ucrania y a lo que ocurrió en Finlandia es el hecho de que estos dos países están muy cerca, incluso bloquean el acceso a los mares de Rusia, ya sea la Rusia imperial, la soviética o la de Putin. En este caso, el Mar Negro para Ucrania y el Mar Báltico para Finlandia, país que está a pocos kilómetros de San Petersburgo. Si Finlandia entra en la OTAN, junto con Suecia, esto significa que el Mar Báltico se convertirá en un lago de la OTAN. Eso está claro. 

Por otro lado, el Mar Negro siempre ha sido, y la fórmula es bien conocida en la historia, el acceso a los mares cálidos de Rusia. Aquí es donde los rusos pudieron, tras hacer retroceder a los tártaros, cruzar al Mar Negro y luego al Mediterráneo. Ha sido vital para ellos desde Catalina la Grande en el siglo XVIII. Desde la caída del Muro, podemos observar que los países ribereños del Mar Negro se han incorporado a la OTAN. Antes sólo teníamos a Turquía, miembro de la OTAN desde 1952. Hoy, Rumanía y Bulgaria se han incorporado a la OTAN. Así que ya está, podemos decir lo que queramos, pero es un estrangulamiento de Rusia.

 También hubo una cuestión muy importante durante la Segunda Guerra Mundial, precisamente relacionada con la proximidad entre Finlandia y Rusia, como lo vimos con Annie Lacroix-Riz. ¿Puede hablarnos un poco de las bases militares que utilizó la Alemania nazi?

 Stalin, aunque había concluido un acuerdo, más bien, el pacto germano-soviético, es decir, un pacto de no agresión mutua con la Alemania nazi, desconfiaba de Alemania y de sus ambiciones. Así, Alemania intentaba que Finlandia formara parte de su zona de influencia y por eso los soviéticos pidieron, en caso de guerra con Alemania, que Finlandia les permitiera utilizar ciertas bases, lo que los finlandeses rechazaron. Entonces, los rusos atacaron Finlandia, lo que se denominó la “Guerra de Invierno” de 1939, que duró unos meses. En eso, hay algo que se parece mucho a la actual “Operación Especial” de Putin. Y bueno, los finlandeses perdieron, pero se convirtieron un poco en héroes para Occidente porque resistieron al espantapájaros soviético de entonces. Es muy similar a lo que está sucediendo ahora. Me refiero a la visión que tiene la gente. El heroísmo de los finlandeses frente al ogro ruso ha sido claramente destacado.

 ¿Y los finlandeses que apoyaron a Hitler?

 Los finlandeses perdieron esa “Guerra de Invierno” y tuvieron que ceder territorio. Eso explica por qué se aliaron con Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Pero nunca tuvieron, por ejemplo, el comportamiento de los alemanes con los judíos. Eso es algo que hay que recordar. En todo caso, los finlandeses estuvieron del lado de la Alemania nazi hasta 1944.

 ¿No estaban allí desde antes?

 Antes había, como diríamos hoy, un lobby alemán. Eso es evidente, porque históricamente, Finlandia siempre ha estado atrapada entre Rusia, por un lado, y Suecia y lo que iba a ser Alemania, por otro. Eso ocurre desde la Edad Media. Finlandia siguió siendo sueca hasta 1809. Luego pasó a formar parte de Rusia. Así que, aparte de los suecos, que se volvieron neutrales en 1814, se produjo el ascenso de Alemania. Los alemanes querían hacer de Finlandia, al menos, una zona de influencia. Incluso querían convertir a Finlandia en una monarquía alemana, ya que en un momento dado se propuso que un príncipe, primo de Guillermo II, se convirtiera en rey de Finlandia. Los finlandeses no lo querían. 

Esto es lo que tenemos que pensar cuando hablamos de la pertenencia de Finlandia a la OTAN. Finlandia es más importante para la OTAN, en mi opinión, que Suecia, porque Finlandia tiene un ejército mucho más desarrollado y experimentado que Suecia. Y tiene una frontera con Rusia, una frontera muy larga: ¡1340 km!

Esto significa que la OTAN estará aún más estrechamente vinculada a Rusia que antes. Y sabemos que esto es algo que molesta mucho a los rusos, independientemente de quién esté en el poder en Rusia. Tener fronteras directas con la OTAN es realmente peligroso para ellos.

 Es bastante comprensible, como a veces se plantea la comparación con la crisis de los misiles en Cuba.

 En 1962, sí, la crisis de los misiles. Pues sí, sigue siendo lo mismo. Es cierto que Jrushchov tenía misiles instalados en Cuba desde los que podía llegar a Estados Unidos muy fácilmente. Eso era inadmisible para los estadounidenses y es comprensible. Entonces nos arriesgamos a la guerra, pero Jrushchov se echó para atrás, lo que en mi opinión le costó el puesto un poco más tarde.

 Voy a utilizar una palabra que usted ha utilizado para hacer la transición al tratamiento de los medios de comunicación. Usted habla de la neutralidad de Finlandia. Esta mañana, RFI [Radio Francia Internacional] también hablaba de la neutralidad de Finlandia, decía que ya ha terminado. ¿Podemos decir que los medios de comunicación están en guerra junto a la OTAN, muy a menudo del lado de sus gobiernos?

 ¿Está usted hablando de Finlandia o de Ucrania?

 Me refiero a los medios de comunicación en general. Tanto en Finlandia como en Ucrania, durante los últimos meses.

 Creo que hay una evolución. Hablaremos de ello, por supuesto. Pero hay una evolución en los medios de comunicación que no sólo los hace absolutamente parciales. De hecho, hay un sesgo indiscutible y creo que nunca antes había visto tal nivel de sesgo. También hay un lado belicista al que nos enfrentamos como público. Hay una fascinación hasta tal punto, que creo que es muy, muy peligrosa. Acabo de leer que dos mil periodistas han ido a Ucrania desde el comienzo del conflicto. Dos mil es mucho.

 ¿Dos mil periodistas de Europa?

 Periodistas europeos, sí. Bueno, seguramente de otros países también, pero dos mil periodistas han estado sobre el terreno en Ucrania desde el comienzo del conflicto, desde finales de febrero.

 Sí, y también escuchamos a veces que para que una noticia esté bien cubierta, hay que estar sobre el terreno. Y sin embargo, escuchamos siempre el mismo discurso.

 Están en el terreno, pero del mismo lado. ¿Cuántas veces hemos visto a periodistas hacer su trabajo del lado de los, como ellos dicen, “prorrusos”, del lado de las autoproclamadas repúblicas y del lado ruso? Muy rara vez. Hay un medio de comunicación, Donbass Insider, que es el único en el que he visto informes del otro lado.

 Hay que investigar, y este medio no es realmente un medio autorizado.

 ¿Un medio no autorizado? No lo sé. En todo caso, se opone a los demás. Así que creo que hay un nivel de parcialidad nunca antes visto en nuestros medios de comunicación y hay un lado muy preocupante, porque este lado unilateral de los medios de comunicación es realmente algo peligroso para la democracia. Digámoslo ya que siempre nos jactamos con la “democracia”. Es peligroso para la democracia, incluido el lado belicista de estos políticos arrogantes que hacen de valientes. Pienso en el señor Charles Michel, por ejemplo.

 ¿Puede ilustrar esto un poco? Cuando se refiere a Charles Michel.

 Siempre se le oye adoptar las posturas más radicales. También está el Sr. De Croo, que luce un lacito azul y amarillo en la solapa y se muestra como un perro fiel de la OTAN. Y también en los medios de comunicación hay una especie de embarque en el campo de la OTAN.

 Sí, y esto también se puede ver cuando se hace un análisis de prensa de los medios de comunicación franceses o belgas. A menudo los expertos son antiguos miembros de la OTAN o personas vinculadas a ella.

 No he investigado al respecto, pero es muy probable. Hay muchos generales que hablan en los canales franceses, antiguos generales de la OTAN.

 Como si fueran la voz de la razón, automáticamente. Pero usted habla de democracia, precisamente, como hubo elecciones presidenciales en Francia, tengo la impresión de que esto ayudó un poco a Macron, como sabemos, a evitar una verdadera campaña sobre los temas de la elección. También recuerdo a Mali y a François Hollande, los medios de comunicación diciendo “por fin tiene su talla presidencial”. Los grandes medios de comunicación, los “grandes editorialistas”, están encantados con esta supuesta estatura que se dan los presidentes. Pero al mismo tiempo, el tratamiento mediático no es muy diferente en Bélgica. ¿Está de acuerdo con eso?

 No me atrevería a comentar sobre el tratamiento mediático en Francia, pero en Bélgica no veo ninguna diferencia vital o decisiva. En cualquier caso, bueno, la primera aclaratoria que voy a hacer es que no tengo una visión general de toda la cobertura mediática en Occidente. La cobertura que conozco es la de los telediarios de la RTBF [Radio Televisión Belga Francófona] y France 2 que veo por la noche en la televisión, o los artículos de Le Monde que leo regularmente. Además de toda una serie de artículos que obtengo de muchas otras fuentes. En particular, de un pequeño grupo de expertos que trabajan en el tema y que me comunican sus impresiones e intercambios.

Así que no pretendo tener una visión general y dominante de toda la cobertura mediática. Probablemente sea diferente en otros lugares. Ciertamente es diferente en el Sur, en los países del Sur, eso está claro. Me baso en lo que, para ser muy breve, escucho en las noticias de la noche.

 Y allí, ¿ve usted ejemplos, anécdotas de cosas que se han dicho, que le han impactado, que le han resultado chocantes?

 Exactamente, ayer o anteayer, vi algo que me sorprendió mucho y que demuestra la ignorancia de los periodistas. No quiero meterlos a todos en el mismo saco, pero observo la falta de conocimiento de los periodistas en materia internacional y en relación con Ucrania. Una periodista de France 2, en este caso, se sorprendió bastante porque había conocido a personas en Ucrania, en el Donbass, que decían que esperaban impacientemente a los rusos, que estaban a favor de los rusos y que las cosas irían mejor con los rusos, etc. 

Todo el mundo sabe que hay un problema con los rusos. Todo el mundo sabe que hay una parte de la opinión ucraniana que es pro-rusa. Se redujo con la ofensiva de Putin, eso está claro. ¡Ese es otro de los errores de Putin! Pero es evidente que hay gente que se siente más cerca de Rusia que del régimen de Kiev.

 Sobre un tema que es fundamental, que es decir que la guerra, o al menos lo que llevó a la guerra, comenzó en 2014, ¿cree que los medios de comunicación han hablado lo suficiente de ello?

 Creo que no han hablado sobre eso o apenas lo han hecho, aparte de uno o dos programas que recuerdo, que señalaron esa conexión. Ya que hablamos de periodistas y cobertura mediática, yo di clases en el IHECS durante varios años y recuerdo que uno de mis últimos cursos, en 2014, fue sobre Ucrania y Maidan precisamente. Había esbozado lo que el geoestratega estadounidense Brzezinski, que no era realmente un fan de Putin, decía sobre Ucrania. ¿Y qué dijo Brzezinski? Clasificó a este país entre lo que llamó “pivotes geopolíticos”, es decir, países que no son tan importantes por sí mismos, pero que lo son por su ubicación. Y contó como pivote geopolítico a Ucrania, por supuesto, pero también a Azerbaiyán. Así que cuando se observa el conflicto que tuvo lugar entre armenios y azeríes no hace mucho tiempo, es interesante.

Ahora, Ucrania, “pivote geopolítico”, ¿por qué es tan importante? Porque Ucrania controlaba casi toda la costa norte del Mar Negro, de nuevo. Y si se le quita Ucrania a Rusia o a la influencia rusa, como quiere la OTAN, significa que Rusia retrocede hacia el este y se convierte necesariamente en una potencia asiática y en una potencia secundaria.

Eso explica la importancia de Ucrania a los ojos de los rusos. Y explica –no digo que justifique– por qué Vladimir Putin se apoderó de Crimea con, seamos claros, la aprobación de la mayoría de los habitantes de Crimea. Por lo tanto, lo que Brzezinski nos decía es muy importante. Eso implicaba también algo así como 52 millones de nacionales menos para Rusia… Ahora bien, Brzezinski, que, como he dicho, estaba lejos de ser “putiniano”, simplemente quería dar “recetas” para mantener la hegemonía estadounidense. Y dijo que era necesario apoderarse de Ucrania para debilitar a Rusia. ¡Y aquí estamos!

 ¿Desde cuándo sucede esto?

 Desde principios de los años 90, en “El Gran Tablero de Ajedrez”. Pero no he oído mencionar a Brzezinski ni una sola vez en las noticias. ¡Ni una sola vez! Considero que es fundamental entender lo que está sucediendo ahora.

 Incluso antes de 2014, Ucrania ya era codiciada.

 Sí, 2004, y luego 2014, por supuesto, lo que se llamó la “revolución europea” de Maidán, que todo el mundo ha olvidado que tuvo aspectos muy, muy turbios. Por ejemplo, los líderes bálticos y europeos dijeron que se encontraron las mismas balas en los cuerpos de los manifestantes de ambos bandos, los que estaban a favor del llamado presidente prorruso y los opositores. Se encontraron las mismas balas en los cuerpos de ambos bandos. Por eso muchos consideran que Maidan fue un golpe de Estado, llevado a cabo, entre otros, por grupos neonazis ucranianos. 

Y así, a partir de Maidán, las cosas se han ido poniendo cada vez más tensas. Hoy en día, los ucranianos se resisten a la invasión rusa y eso es admirable. Pero, desde 2014, los ucranianos han sido abastecidos con armas modernas por Estados Unidos y esto también explica en parte su capacidad de resistencia. Sin esto, Ucrania habría caído inmediatamente, aunque el ejército ruso también está en muy mala forma. Lo vimos con la sedimentación de los tanques rusos en el barro cerca de Kharkiv.

Todo esto es algo que no se dice a menudo. Me parece que no hay una visión informativa de nuestros medios de comunicación. No intentan hacernos entender lo que está pasando, intentan meternos en un bando y conmovernos. Emoción, esa es la gran palabra. De eso se trata, de conmovernos con imágenes sangrientas, con situaciones de gases lacrimógenos, etc. No digo que no haya que mostrar lo que ocurre, pero es tan evidente el sesgo que creo que la gente empieza a darse cuenta.

 Y eso no mejora la situación política.

 Oh, no, lo hace. Se corre el riesgo de prolongar la guerra. El entorno del señor Zelensky está contento con esta situación porque siente que puede hacer cualquier cosa.

Cuando digo después de 2014, me refiero al suministro masivo de armas modernas a Ucrania. También está el hecho de que hubo sangrientas ofensivas del ejército ucraniano contra el Donbass y contra las llamadas regiones prorrusas que querían ser autónomas. Porque hay importantes divisiones lingüísticas en Ucrania y, además, todavía hay una nostalgia por la URSS: a veces vemos banderas rojas en los convoyes de los separatistas y cosas similares.

Así que hubo ofensivas muy fuertes, intolerancia radical, de los ucranianos contra el Donbass. Se suprimió el ruso como segunda lengua. Está claro que esto sólo hizo que las cosas se pusieran más tensas. Esto empezó en 2014 y si creo lo que leo, no se mencionó –o casi nunca– en los medios de comunicación. Justo antes de la ofensiva de Putin, parece que en Kiev se había tomado la decisión de lanzar una gran ofensiva contra el Donbass. Lo he leído. Por supuesto, nunca se sabe si lo que se lee es cierto. Hay una guerra de información, eso está claro. Y soy muy consciente de que no sabemos si algo es cierto. Una persona dice algo que es inmediatamente contradicho por otra al día siguiente. 

No puedo saber con certeza, por ejemplo, quiénes son los responsables de las muertes en Bucha. Había cosas muy extrañas en el relato de Bucha, algunas acusaciones recíprocas bastante graves. Todos los argumentos de negación rusos fueron supuestamente desmentidos por los servicios de la OTAN y por los servicios de información ucranianos. Pero hay una cosa, un argumento que, en mi opinión, nunca ha sido rebatido. Es el hecho de que, cuando el ejército ruso abandonó la ciudad, el alcalde de Bucha pronunció un discurso absolutamente ditirámbico, alegrándose porque los rusos se habían ido, porque la paz iba a volver y dijo que todos deberían estar orgullosos de ese día, etc. Pero en ese momento, no dijo ni una palabra sobre los muertos que se encontraron en su ciudad. ¿Había estado fumando, el alcalde, o qué? No lo sé. 

Así que este es un argumento que no se trató, junto con todos los demás, que los “muertos” se habían movido, pero que era una ilusión óptica debido a un reflejo en un espejo retrovisor. Bueno, ustedes han visto todo eso. En resumen, lo que quiero decir es que no pretendo saber quién mató en Bucha. ¿Fueron los rusos o los ucranianos radicales del batallón Azov? Tal vez todo el mundo mató, como todo el mundo en una guerra. Los crímenes de guerra están por todas partes. ¿Quién habla de los crímenes de guerra del ejército ucraniano? Cuando hay crímenes de guerra en el contexto ucraniano, sólo se habla de los de los rusos. Esto también es algo que podríamos reprochar a nuestros medios de comunicación.

 ¿Cómo se puede explicar esto? ¿Es peor ahora? Este sesgo es aún más fuerte que antes, más fuerte que en Irak o Libia ¿Cómo podemos explicar esta evolución?

 En Irak, el tratamiento de la figura de Saddam Hussein no fue inocuo. Bueno, ya no tengo una visión tan precisa de aquellos acontecimientos. Se remontan a mucho tiempo atrás. Pero en primer lugar, es cierto que la imagen de Putin no es muy positiva en nuestros países, especialmente gracias a nuestros medios de comunicación. Así que no comento mucho al respecto. Lo que quiero decir es que al principio había una imagen absolutamente negativa de Putin que tiene una influencia muy fuerte. Y luego, creo que están todos los recuerdos más o menos conscientes de la Guerra Fría, que todavía influyen poderosamente.

 ¿Con el macartismo?

 Es cierto que hay algo de macartismo en la forma en que se trata a las personas que se atreven a hacer preguntas, que hacen observaciones sobre la visión dominante. Si haces un comentario, inmediatamente te tildan de “pro-Putin”, lo cual es grotesco. Así que eso tiene un aire macartista, efectivamente. Nací al inicio de la Guerra Fría, toda mi infancia y adolescencia tuvo lugar durante la Guerra Fría, así que recuerdo cómo era el ambiente.

Y así los recuerdos juegan un papel importante. No puedes ser pro-ruso si estás aquí. Y cuando se tiene un conflicto –y esta es otra de las torpezas que se le pueden atribuir al señor Putin–, el primero en atacar es el principal culpable. ¡Putin fue el primero en atacar! Es como en el patio de recreo: nadie pregunta qué pasó antes, por qué pegó el que primero lo hizo. Así que este es también un aspecto que nos hace ver las cosas de esta manera. Ucrania se presentó como un pequeño David que se enfrenta a un enorme Goliat, lo que hay que relativizar, como acabo de decir. Y creo que todo esto explica que la opinión pública se haya inscrito completamente en un consenso pro-OTAN.

 Una última pregunta, usted ha enviado cartas o artículos para hacer algunas observaciones sobre las faltas de ética en la prensa o los medios de comunicación belgas, ¿ha obtenido alguna respuesta?

 Envié una pequeña carta sobre uno de los titulares de la RTBF, de Sacha Daoust, que tenía ese lado macartista que acabas de mencionar y que atacaba violentamente, e incluso expresaba “asco”, hacia las personas que tenían una visión del conflicto diferente a la suya. Escribí un pequeño artículo sobre eso. También faltaba algo, que era todo el alboroto que había con los refugiados ucranianos. Y el señor Sammy Mahdi, ahora presidente del CD&V [Partido Cristiano-Demócrata y Flamenco], que trató a estos refugiados ucranianos de una manera completamente diferente a los refugiados del Sur o de Oriente Medio. Esto me pareció escandaloso, al igual que a mucha gente del Sur. Fue algo que realmente me impactó. La diferencia de trato entre los refugiados ucranianos, los “blancos” y los “morenos”.

 Usted tituló esto en un artículo.

 Sí, lo titulé “La guerra de los blancos”. La gente puede pensar lo que quiera sobre ese título, pero decía lo que quería decir. Y bueno, creo que es algo que impactó a muchas personas, este asunto, estos dobles estándares en el tratamiento de los refugiados. He recibido reacciones de personas que han emigrado. También es muy revelador de nuestros países, de la inconsciencia de nuestros conciudadanos.

 Algo que también hay que poner en perspectiva es cuando nos hablan de la “comunidad internacional”.

 En primer lugar, este término “comunidad internacional”, también lo discutí en mis clases, lo recuerdo. El término “comunidad internacional” es una fórmula que proviene directamente, como han demostrado los autores, del poder blando estadounidense.

 ¿Puede explicarlo?

 El término se remonta al Salvaje Oeste, a la comunidad. La diligencia ha sido atacada y toda la gente del pueblo, todos los hombres del pueblo, saltan sobre sus caballos para perseguir a los bandidos. Todos cierran filas contra estos bandidos. Este es el origen estadounidense, quiero decir, de la imagen de la “comunidad internacional”. Cuando, en la ONU, tuvimos a este muy, muy denostado presidente iraní…

¿Ahmadinejad?Sí. Cuando Ahmadinejad subió al podio de la ONU, todos los representantes occidentales abandonaron la sala. Todos los demás se quedaron. ¿Qué es la comunidad internacional? Así que es una fórmula absolutamente polémica y una fórmula que no es neutral. Y obviamente, todos nuestros periodistas lo han utilizado… ¡Ya no hay forma de hablar, de tener un artículo o un programa que no hable de la “comunidad internacional”! Sin embargo, si nos fijamos bien, las relaciones entre Estados son cualquier cosa menos las de una “comunidad unida”: ¡no son más que rivalidades de intereses! Esto también es importante. En eso consiste el poder blando. Significa que utilizamos argumentos que provienen de un país y que están orientados.

 Traducido por América Rodríguez para Investig’Action

Fuente: Investig’Action

Medios de destrucción

Medios de  destrucción

Wolfgang Streeck 

En 2021, el año anterior a su invasión de Ucrania, Rusia gastó 65,9 millardos de dólares (constantes de 2020) en sus fuerzas armadas, lo que equivale al 4,1 por 100 de su PIB. Alemania, con una población de poco más de la mitad de la de Rusia, gastó 56 millardos, o sea, el 1,3 por 100 de su PIB. Las cifras respectivas para el Reino Unido, Francia e Italia fueron 68,4 millardos (2,2 por 100 del PIB), 56,6 millardos (1,9 por 100 del PIB) y 32 millardos (1,5 por 100 del PIB). En conjunto, los cuatro mayores Estados miembros de la UE gastaron algo más de tres veces en defensa que lo gastado por Rusia. El gasto militar de Estados Unidos, equivalente al 38 por 100 del total mundial, superó el gasto ruso por un factor de doce y si lo combinamos con el de los cuatro grandes países europeos de la OTAN por un factor de quince (datos de  SIPRI Fact Sheets, abril de 2022).


Las cifras sobre el gasto militar son menos fiables que las relativas, por ejemplo, a las temperaturas medias. Pero aunque los datos proporcionados por el SIPRI, el instituto de investigación más reputado en la materia, sean válidos sólo a medias, la invasión rusa plantea la cuestión de por qué una potencia evidentemente menor se habría arriesgado a una confrontación con un bloque mucho más fuerte como es el liderado por Estados Unidos. El hecho de que Rusia atacara desde una posición de debilidad también queda constatado por el hecho de que, en opinión de los expertos militares, su fuerza de invasión, estimada en 190.000 efectivos en febrero de 2022, era demasiado pequeña para lograr su presunto objetivo, la conquista de Ucrania, un país de 40 millones de personas dotado de una masa terrestre casi el doble que la de Alemania, cuya consecución hubiera exigido, de acuerdo con la estimación mayoritaria, multiplicar por dos el contingente empleado. Y aunque el presupuesto de defensa ucraniano en 2021 ascendió a menos de 6 millardos de dólares (o el 3,2 por 100 del PIB de uno de los países más pobres de Europa), ello suponía un impresionante aumento del 142 por 100 del gasto militar ucraniano respecto a 2012, que implicaba, de lejos, la mayor tasa de crecimiento registrada entre los cuarenta países que más invierten en gasto militar en el mundo. Es un secreto sólo para los medios de comunicación europeos dichos de calidad que este aumento se debió a la amplia ayuda militar estadounidense, destinada a la obtención de la "interoperabilidad" del ejército ucraniano con el ejército estadounidense. Según fuentes de la OTAN, la interoperabilidad se logró en 2020, lo cual en realidad convirtió a Ucrania en un miembro de facto, si bien no de iure, de la OTAN.

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https://www.sinpermiso.info/textos/medios-de-destruccion

Los bulos patrios de la ultra derecha franquista.

Los bulos patrios de la extrema derecha patria

La batalla de Lepanto y la conquista de América

Jagoba Álvarez Ereño 


A lo largo del año suele haber efemérides que elevan el espíritu patrio de la extrema derecha española. Lo que sucede es que la extrema derecha hace un uso torticero de estas efemérides para construir todo un hilo ideológico nacionalista.

En esa dirección habló Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Huelva y autor de La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado, en abril de este mismo año: “La ultraderecha sigue la misma táctica en todos los asuntos y, respecto al pasado, adopta la misma estrategia que respecto a la violencia machista o a la inmigración: propagar bulos”.

El motivo de esta frase tuvo que ver con la decisión del Ayuntamiento de Badajoz (gobernado por el PP con el apoyo de Vox y Ciudadanos) de declarar el 19 de marzo como día de la ciudad en homenaje a su conquista en 1230 por el rey leonés Alfonso IX. Un intento de querer borrar de la historia la fundación de la ciudad por del caudillo musulmán Ibn Marwan al-Yiliqi en el año 875.

No es una táctica nueva, tal y como explica Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, esta manipulación de la historia por parte de la extrema derecha es “una tendencia europea, donde hay una forma extrema de nacionalismo etnicista”. En el caso español, “intenta construir la identidad española como una combinación entre nacionalismo y catolicismo, vinculado a la percepción de que España tuvo una identidad católica que se alzó contra los protestantes, contra los herejes o contra los comunistas”.

Gran parte de su mensaje obedece a una divulgación ya existente durante la dictadura franquista, e incluso anterior a ella, en la que se elevaron a la categoría de verdad falsas nociones sobre diferentes personajes históricos (El Cid, Pelayo, los Reyes Católicos, los tercios) o sucesos (Reconquista, Lepanto, conquista de América). La extrema derecha se ha encargado de propagar estos bulos casi a diario. De todos ellos he decidido centrarme en dos que recibieron mucho bombo durante el mes de octubre: la batalla de Lepanto y la conquista de América.


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 https://ctxt.es/es/20211001/Culturas/37697/bulos-batalla-de-lepanto-imperio-otomano-conquista-de-america.htm

miércoles, 1 de diciembre de 2021

La guerra total y "Occidente".

 

La guerra total, y las vergüenzas de «Occidente".

Andrés Piqueras .

A un capitalismo degenerativo cada vez le cuesta más desarrollar fuerzas productivas. De hecho, ya supone hoy un freno al desarrollo social general. Por tanto, reduce también a pasos agigantados su capacidad de promover “bienestar” y “democracia”. 


No se ven fórmulas para recuperar las sendas estables de incremento de la tasa de ganancia, la productividad, la formación de capital y el empleo, ni mucho menos de cómo podría compaginar esos crecimientos con un estrés climático desbocado, el manifiesto agotamiento de materiales y energía fósil, así como la saturación de los sumideros planetarios, entre otros dramáticos elementos.

Ante ello la clase capitalista transnacional busca desesperadamente formas especulativas y parasitario-rentistas (eso que se ha llamado “financiarización de la economía”) de extraer beneficio a costa de la población, y hacer del dinero una fuente ficticia de ganancia. También se decanta cada vez más por las salidas destructivas, bélicas, en lo que puede concebirse como una desesperada forma militarizada global de preservación de privilegios sobre sociedades, territorios y recursos.

Ya señalé en este mismo medio [Capitalismo en derrumbe. Geoestrategia del caos (Parte I) – Rebelion] cómo esas condiciones se traducen en una generalizada geoestrategia del caos. Voy a recordar aquí algunos de los puntos de mira y de los porqués de tal mortífera opción, además de ahondar en sus formas de expresión.

La descrita militarización de las relaciones internacionales se traduce en una despiadada e incesante ofensiva global contra lo que podría ser el embrión de otro mundo posible.Ese embrión viene encarnado por China, pero el acoso “occidental” también contra Rusia ha empujado a que ambos países formen una dupla muy dura de roer. Hoy ejercen las dos únicas contra-dinámicas mundiales de recuperación de soberanía político-estatal frente al desenvolvimiento global (o globalización) del capital degenerativo. China, como principal potencia emergente, está intentando construir una forma de internacionalización que comienza a despegarse de esa degeneración globalizada en virtud de un entramado energético-productivo y comercial multipolar. Toda un área transcontinental integrada económicamente mediante la que se conoce como una nueva “Ruta de la Seda”.

“Un Cinturón una Ruta” en la terminología china, cubriría, de completarse, al 65% de la población mundial mediante conexiones con más de un centenar de países de los cinco continentes. Involucraría un tercio del PIB global. Movilizaría una cuarta parte de los bienes planetarios, suponiendo algo así como un tipo de “New Deal” a escala global capaz de insuflar algo más de vida productiva al capitalismo, tanto como probablemente constituirse en una de las últimas posibilidades de hacer una “transición suave” del mismo a otro modo de producción y está por ver si también a un diferente modelo civilizatorio. En cualquier caso, y hoy por hoy, en radical diferencia de lo que hace ese conjunto de países imperiales que se dan a sí mismos el nombre de “Occidente”, China está tejiendo con ese proyecto una Zona de Estabilidad productivo-comercial, bajo el lema “Make Trade, Not War”.

Por su parte, una Rusia que ha experimentado (aunque todavía con muchas dificultades y carencias por delante) un espectacular proceso de re-soberanización desde las más oscuras profundidades del hundimiento social a la que le llevó la caída de la URSS, está poniendo su poderío diplomático-energético-militar al servicio de ese proyecto, al que parece comenzar a entender como su única vía de futuro. Hay que tener en cuenta que esa alianza entra dentro de la estrategia de Moscú para conectar económicamente Europa y Asia en un súper-continente: la Gran Eurasia. Proyecto que por fin le permite a Rusia transcender su larga historia de intentos de insertarse de forma periférica en Europa, para pasar en adelante a ser fulcro de Eurasia.

Ante todo ello la reacción de “Occidente” ha sido y es pasar a llevar esa ofensiva del caos global a sus últimas consecuencias. En la actualidad EE.UU. -con sus subordinados dando saltitos detrás- presiona cada vez más las fronteras rusas a través de la OTAN, contraviniendo todos los compromisos contraídos ante la disolución de la URSS (en la Carta de París de 21 de noviembre de 1990, que por un momento pareció fungir como acta de defunción de la “Guerra Fría”), y que pasaban por no extender la OTAN hacia los antiguos países del Este ni desplegar fuerzas de la OTAN allí.

Sin embargo, tras el “Consenso de Washington” para establecer las nuevas reglas del juego mundial contra el Sur Global, tendría lugar la “Cumbre de Washington”, en 1999, en la que la OTAN se otorgaba el derecho a la “guerra preventiva”. Y en la cumbre de Praga (2002) acordó su expansión acelerada hacia el Este de Europa (presionando más y más a Rusia en sus fronteras). Tal “guerra preventiva” sin justificación alguna contra un país que había solicitado su ingreso en la OTAN, está poniendo en alarma tanto al Báltico (e incluso las latitudes polares) como a la Europa oriental. Desestabilizando también el Cáucaso. Pero lo más descabelladamente peligroso de todo es que activa una nueva escalada bélica en Ucrania, de ominosas consecuencias (incumpliendo de paso también los compromisos de París de no entregar armas letales a ese país ni incluirlo de jure o de facto en la OTAN). EE.UU. está abasteciendo de armas a Ucrania, al tiempo que despliega algunas de sus más mortíferos aparatos de combate en la zona, poniendo en peligro a toda Europa en primer lugar y luego al mundo entero.

Similar estrategia lleva a cabo contra China: desestabilización de la zona uigur, incentivación de la tensión en la frontera con India, cerco marítimo de flotas de guerra, acrecentado ahora a través del AUKUS, en el que implica a las formaciones anglosajonas subordinadas en detrimento de Europa, desafío a la integralidad del país asiático a través de la incentivación secesionista de Taiwán. Además, EE.UU. prioriza obstaculizar a cualquier precio la Ruta, para lo que ha emprendido la devastación de países. Intervenciones que Arthur K. Cebrowski, almirante y director de la Office of Force Transformation in the U.S. Department of Defense, concibió hechas sobre “países desechables” a los que había que destruir sus estructuras estatales. El llamado “Plan Cebrowski”, diseñado junto con Paul Wolfowitz y Colin Powell, contemplaba la reestructuración del dominio mundial estadounidense una vez desaparecida la URSS. La adaptación a un nuevo tipo de guerra y un nuevo America Way of War. Se contemplaba también, especialmente, la reestructuración total del “Medio Oriente ampliado” (toda la región de Asia Occidental y África Nor-oriental). Ahí se incluía eliminar del mapa los Estados que fueron aliados de la URSS o que quedan dentro de su zona de seguridad rusa.

A través de ese auto-declarado “Caos Constructivo” que ha pasado por distintas “Doctrinas” pergeñadas por los sucesivos gobiernos estadounidenses desde entonces, se desata lo que ya puede considerarse como una guerra total.

Entre las modalidades y componentes de esa guerra, vamos a destacar los siguientes:

Intervenciones militares directas

Las emprende EE.UU. solo o con sus subordinados, como en los casos de Irak, Somalia, Afganistán, Yugoeslavia, Sudán y Libia. Contra Yemen lo hace mediante intermediarios (con Arabia Saudita a la cabeza) y aviones no tripulados.

Guerras de cuarta generación o “híbridas

Esta modalidad de guerra aprovecha el descontento real de unas u otras poblaciones o parte de ellas. Descontento que a su vez proviene en gran medida de la imposición a unos y otros países de las políticas de despojo “neoliberales” propias de la globocolonización post-URSS e impuestas por el FMI, el Banco Mundial y demás organismos del Gran Capital transnacional de “Occidente”, especialmente tras el “Consenso de Washington”. Repitámoslo una vez más: combinan el uso de la presión político-económica con operaciones militares en sus diferentes expresiones (operaciones subversivas, actuaciones clandestinas y de falsa bandera, guerra por delegación y proxy-guerras…), incluida la utilización de cuerpos armados irregulares y redes terroristas potenciadas o creadas ad hoc. También mediante la propaganda, la cibernética y la inteligencia artificial… con armamento sofisticado, cuerpos paramilitares infiltrados entre la multitud, con gran capacidad operativa y de incitación de masas, así como de sabotaje o acciones directas; lanzamiento masivo de noticias falsas (sobre políticas gubernamentales, daños económicos o sociales, asesinatos…) que se expanden por la red a través de miles de cuentas de perfiles falsos creadas para multiplicar su efecto; la demonización permanente y sistemática del líder o líderes a derribar y una cobertura mediática mundial coactuante, gracias al control de la mayor parte de cadenas de TV, radio y periódicos, además de Internet, Twitter, Facebook, etc, con las que se lleva a cabo la “fabricación de la verdad” a partir de mentiras sistemáticas y sistémicas, haciendo de la falsedad un arma geoestratégia.

Porque aquí va incardinada también otra modalidad de guerra, la mediática.

Guerra mediática

Forma parte especial de la guerra total. Se explica porque nuestros media -que en realidad están en manos de unos cuantos conglomerados mundiales “occidentales”- se alinean de forma más y más subordinada con la ofensiva mediática teledirigida desde la Casa Blanca, llevando a cabo políticas informativas cada vez más parecidas a las que tienen los medios de difusión de masas en eso mismo, en tiempos de guerra.

De ahí que, entre las más ignominiosas vergüenzas de “Occidente” en este terreno se cuente el hecho de que a quien ha denunciado con datos y pruebas (incluso filmadas) todo eso, como el periodista Julian Assange, se le emprisione y torture, mientras buena parte de nuestros media lo ignoran o miran para otro lado (ni siquiera un espíritu corporativo les mueve a denunciar ese crimen). En cambio, sí nos hablan continuamente de Navalni (presentándonoslo como el icono de la oposición rusa, cuando la principal oposición en Rusia es el Partido Comunista), de Guaidó o de Junior, figuras “creadas” por “Occidente” para desestabilizar los Estados díscolos.

Y es que con esta modalidad de guerra híbrida-mediática se han desatado “revoluciones de colores” o, en su defecto, la destrucción de países, los cambios de gobierno (o su intento) y la extenuación de sus sociedades, como en los casos de Georgia, Chechenia, Azerbaiyán, Armenia, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Congo, Nigeria, Siria, Hong Kong, las “primaveras árabes”, Ucrania, y ahora también Bieolorrusia e incluso las Islas Salomón. Eso para no hablar de la partición de Sudán y del persistente intento de hacer lo mismo en estos momentos con Etiopía.

Guerra económica

Por si fuera poco, y para completar esa guerra total, tenemos además la guerra económica, otra particular modalidad de guerra que practica EE.UU., (que también obliga al resto del mundo a seguir, ejerciendo a su vez sanciones contra quienes no la secunden), y que puede permitirse por gozar de la “moneda global” y del sistema de compensación de pagos SWIFT. Con ella realiza sanciones, bloqueos, piratería, así como robo directo de haberes y activos. Hoy agrede así nada menos que, entre otros, a ‎Bielorrusia, Burundi, Corea del Norte, China, Irán, Libia, Nicaragua, Cuba, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Rusia, Sudán, Siria, Venezuela y Zimbabwe. Esta modalidad bélica causa indescriptibles padecimientos y muertes, pero resulta mucho más invisible mediáticamente que la guerra militar abierta.

Guerra judicial

A ella le sumamos la “guerra judicial”, con golpes de Estado o persecuciones políticas de primer nivel llevados a cabo a través del poder judicial, como ha ocurrido en Brasil, Bolivia, Ecuador y Paraguay. También mediante la judicialización de cualquier iniciativa política de transformación de las correlaciones de fuerza, según acontece cada día en los países de “Occidente”.

Ciberguerra

Por último no hay que dejar de tener en cuenta la ciberguerra, que va desde el robo de secretos corporativos hasta acciones tan peligrosas como enviar recursos o materias primas de un destino original a otro distinto, o incluso entrar en los dispositivos de defensa y de inteligencia de unos u otros países, pasando por los hackeos corporativos o gubernamentales que pueden paralizar parcelas enteras de la economía.

En tiempos de guerra total el riesgo también se hace global y la inseguridad alcanza a todos los rincones del planeta. El propio jefe de la diplomacia europea, el adalid de la falsedad estratégica, fiel servidor de la Mentira global, Josep Borrell, lo ha dicho claramente: «la distinción clásica entre guerra y paz ha ido disminuyendo. Ya no es negro o blanco. El mundo está lleno de situaciones híbridas en las que nos enfrentamos a dinámicas intermedias de competencia, intimidación y coerción y lo que estamos viendo hoy en la frontera de Polonia y Lituania con Bielorrusia es un ejemplo típico de esto«. Es probablemente la única verdad que ha salido de su boca como ocupante de ese cargo, pero se le ha olvidado mencionar que es “Occidente” el que está protagonizando esa guerra.

También oculta que el resultado de todas esas modalidades de guerra “occidentales” son sociedades devastadas, economías rotas, territorios barbarizados, poblaciones desposeídas, a menudo lanzadas de cabeza a la más absoluta miseria. Poblaciones que, en consecuencia, se ven obligadas a abandonar sus hogares, a migrar en masa por el mundo.

Y de nuevo como parte de la desfachatez y las vergüenzas de “Occidente” se encuentra el hecho de que culpa a otros de esos desastres que causa (la devastación de Libia, por ejemplo, en la que con tanto entusiasmo colaboraron muchas izquierdas europeas, está en la base del aumento de esas “tragedias” marítimas con las que lagrimean todos los días nuestros noticieros, sin explicar sus causas; y con Siria lo mismo). Así está ocurriendo ahora en la frontera polaco-bielorrusa y enseguida también ucraniano-bielorrusa.

En ese escenario de guerra total, EE.UU. necesita dejar expedita “su retaguardia”, porque considera que el continente americano es su isla fortaleza en tamaña guerra (la servil Europa quedaría abandonada a los pies de los caballos sin ningún problema en caso de estallido nuclear directo). Es por eso que hoy redobla la agresión contra todas las experiencias de desarrollo alternativo en la Patria Grande americana. Ahogando a Venezuela [1] y Nicaragua, e incluso a Bolivia con esa combinación de medidas agresivas ya descritas: sanciones económicas, diplomáticas y hostigamiento paramilitar y guerras híbridas entre las que destaca también el componente mediático. Ni siquiera experiencias neodesarrollistas como fueron la brasileña o la ecuatoriana, y es hoy la argentina, son respetadas. Pero por supuesto que a quien EE.UU. tiene especialmente en su punto de mira es a la piedra angular de la soberanía de Nuestra América, la que sentó las bases para el nacimiento y despegue de esas otras experiencias, para la búsqueda de caminos propios de autogobierno: Cuba. Ella es el bastión, el refugio que siempre estuvo ahí, lidiando sola en ese continente barbarizado por el “vecino del norte”.

El brutal asedio y bloqueo de casi 60 años que ha sufrido el pueblo cubano apenas es comparable con ningún otro, en una guerra de desgaste que tampoco sociedad alguna ha padecido durante tanto tiempo y con la intensidad salvaje con que se ha ensañado con la Isla.[2] Es decir, una vez más, “Occidente” primero asedia, destroza condiciones de vida, imposibilita el desarrollo social y humano de unos y otros países, y después dice que en esos países “hay malestar” y que la gente no puede más, que “no se respetan los derechos humanos” y otras atroces (y criminales) hipocresías como esas.

En ese sentido, el papel de agente agresor delegado que ha asumido el Reino de España -aun con el “gobierno más progresista de su historia”- contra las experiencias de emancipación americanas, es tan vil como patético. Ahora Madrid se está convirtiendo en el centro de acogida no ya de opositores al servicio de USA, sino también directamente de aplicadores de acciones terroristas en sus respectivos países. Es decir, una especie de sucursal de Miami.

Cada vez más la guerra total que hoy despliega “Occidente” está dejando un mundo dividido en dos partes. Quienes las potencias imperiales que se esconden tras ese nombre consideran países sometidos a sus designios -a los que nada reprochan sobre democracia, como los de Golfo arábigo, Turquía, Marruecos, Colombia o Israel, con un amplio historial de terrorismo de Estado-.[3] Y quienes se remueven contra ese orden salvaje, unipolar y dictatorial, o quienes comienzan a liderar un nuevo orden mundial multipolar.

Tal división militarizada (en guerra total) del mundo, agravará la decadencia económica de una buena parte del sistema mundial capitalista. Las cadenas del valor se podrán interrumpir en amplias proporciones del globo, o se reestructurarán en y para cada parte dividida del mismo, con clara desventaja para el engendro decadente de “Occidente”, que precisamente por eso mismo ha emprendido también una guerra social contra sus propias poblaciones, en una acelerada destrucción de condiciones de vida y derechos socio-económicos.

Las luchas populares y anti-imperialistas, las luchas sociales y anti-capitalistas, las luchas por la humanidad, tendrán la palabra en el próximo devenir de los acontecimientos en un mundo en el que nadie está a salvo, en el que cada vez se hace más imprescindible e inevitable tomar partido.

Notas:

[1] Aquí pueden seguirse algunos de mis escritos sobre la agresión a Venezuela: ¿Por qué Venezuela? (alainet.org)La estrategia del terror contra Venezuela: carta abierta al presidente del gobierno Pedro Sánchez – Otras miradas (publico.es)

[2] Intentos de invasión, agresiones militares o amenaza permanente de ellas, sabotajes, acciones terroristas con explosión de edificios, ataques a centros de producción, caminos, comunicaciones e infraestructuras en general, asedio económico (ni siquiera medicinas se ha permitido entrar -aún en plena pandemia se boicoteaban los insumos necesarios para inocular a la población con las propias vacunas cubanas-, ni alimentos, ni una sola financiación exterior para conseguir cualquier producto o medio de producción, ni un tornillito de una cámara fotográfica; cualquier producto que contenga algún material estadounidense es susceptible de que se prohíba su venta a Cuba –no olvidemos que Estados Unidos hace aplicar sus leyes extraterritorialmente, esto es, obliga al resto de países del mundo a cumplirlas-; cualquier importación que Cuba quiera hacer ha de pagarla normalmente muy por encima de los precios de mercado, para compensar las sanciones de EE.UU. a los vendedores), ataques bacteriológicos para arruinar las cosechas y matar al ganado o incluso enfermar a la gente, bombas en los aviones de pasaje y otros medios de transporte cubanos puestas por auténticos terroristas que, como Posada Carriles, son primero financiados y posteriormente defendidos judicialmente por Estados Unidos, violando todos los tratados internacionales sobre persecución del terrorismo, entre un largo etc.

[3] No puede dejar de mencionarse aquí que además del genocidio y apartheid sistemáticos que practica contra el pueblo palestino, Israel participa en todas las modalidades de la guerra total en cualquier parte del mundo como agente destacado (un país cuyas leyes impiden incluso pedir perdón por sus crímenes de guerra, como el asesinato de niñas; ahora tiene detenida a una ciudadana española por recaudar fondos para una organización humanitaria palestina que Israel, como todo lo que intenta preservar la vida o mejorar las condiciones del pueblo palestino, considera terrorista. No parece que la mayor parte de nuestros medios se hayan mostrado indignados por ello. ¿Qué hubiera pasado si a cualquier “Juana Ruíz” la hubieran detenido en Venezuela o Cuba, por ejemplo? En cambio, las organizaciones palestinas que se enfrentan al genocidio sí son consideradas “terroristas” por ese “Occidente” al que cada vez le cuesta más ocultar sus vergüenzas). Sobre Colombia como campeona olímpica en la violación de derechos humanos y asesinatos masivos de su propia población hablaremos en otro próximo momento.

Andrés Piqueras es profesor titular de la Universitat Jaume I de Castelló e investigador de l’Observatorio Internacional de la Crisis..


https://rebelion.org/la-guerra-total-y-las-verguenzas-de-occidente/