viernes, 13 de abril de 2018

España .- Jornadas turcas, franquismo judicial.


 
El relato de la Catalunya violenta

Enric Juliana,  

 La Vanguardia
Hay una estrategia narrativa en marcha que intenta presentar Catalunya como una sociedad sumergida en la violencia. Un Ulster en ascenso. Este relato se va extendiendo como una mancha de aceite en algunos medios de comunicación, en las redes sociales y en las charlas de café. El último capítulo de la serie ha introducido la palabra terrorismo en el guion de las tensiones catalanas. Una acusación gravísima.

El esfuerzo narrativo en curso pivota sobre el teorema del juez Pablo Llarena acerca de la violencia en los acontecimientos políticos de septiembre y octubre en Catalunya. El instructor del Tribunal Supremo no habla en su auto de procesamiento de una Catalunya sumergida en la violencia –de la exageración propagandística ya se encargan otros– , pero caracteriza los hechos acaecidos como un acto de rebelión violenta, equiparable al intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. El teorema Llarena sufrió un serio percance la semana pasada en la audiencia territorial de Schleswig-Holstein, cuando tres jueces alemanes dictaminaron que no procedía la extradición de Carles Puigdemont a España por el delito de rebelión, al no apreciar en los hechos investigados una violencia que pudiese desbordar al Estado español, según establece el código penal alemán para el delito de alta traición. El veredicto alemán ha provocado un terremoto de consecuencias diplomáticas, jurídicas y políticas aún no del todo delimitadas y visibles.

La construcción del relato sobre la Catalunya violenta, sin embargo, prosigue. Esta semana ha subido un peldaño más, al ser acusada de terrorismo una persona vinculada a los denominados Comitès de Defensa de la República, detenida tras una investigación policial sobre los cortes de carretera y otros incidentes posteriores a la captura de Puigdemont en Alemania.

La acusación de terrorismo se ha basado en el artículo 573 del Código Penal, reescrito en el 2015 en el marco de un pacto de Estado entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez para reforzar la legislación antiterrorista, después del brutal atentado yihadista contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Se trataba de combatir mejor el terrorismo islámico, pero pronto pudo apreciarse que aquella reforma iba a ser aprovechada para otros fines (véase La Vanguardia del 4/II/2015). En una primera redacción, el Partido Popular pretendía conceptuar como terrorismo los delitos de rebelión y sedición. El PSOE se opuso. El texto finalmente sometido a tramitación parlamentaria incluía los “desórdenes públicos” como posible delito de terrorismo. Hubo algunas protestas, perplejidad y murmullos. La reforma finalmente aprobada, con la abstención de CiU (la coalición empezó a romperse en aquel episodio) y el voto contrario de Izquierda Unida y PNV, mantuvo como delito terrorista los actos contra la libertad (de circulación, por ejemplo) que tuviesen como objetivo alterar la paz pública.

Un juez de la Audiencia Nacional desestimó ayer la acusación de terrorismo para los CDR. El momento es serio. Estamos asistiendo a una fortísima pugna sobre el relato de la crisis política en España.



 y ver  ..


 y ver  ..

 
https://www.cuartopoder.es/espana/2018/04/12/los-padres-de-los-jovenes-de-alsasua-por-un-tobillo-roto-estan-pidiendo-375-anos-de-prision/

  Nota del blog .-

Nota del blog.-Sobre el franquismo judicial...  En 1944 las huelgas fueron declaradas sedición y hoy cualquier protesta no solo es sedición sino rebelión y terrorismo... o sea peor aún , SIN ESTAR EN ELLAS , si no véase el caso de la supuesta  miembro del CDR Tamara C., que será investigada por delito de desórdenes públicos, pero no de terrorismo, sedición o rebelión, como acusaba la fiscalía. Pero que no se movió de casa  si saben si intervino.  Y el sumario además es secreto . por eso el mismo abogado defensor se pregunta  ,¿pero donde hizo desorden público? ( "Me tienen que explicar en qué desorden ha participado mi cliente")..  El franquismo en la España actual no es solo una cultura de cantar un himno de la legión, sino  del ADN  de muchos. Y se recupera la matriz de aquellos siniestros tribunales de orden público del franquismo. Solo ver el ministro de justicia decir a otro diputado “Tiene usted mucha suerte porque puede venir a esta Cámara con ese ofensivo lazo amarillo que quiere decir que en España hay presos políticos” . Dice muchas cosas, Catalá debería saber que la libertad de expresión es un derecho, no una concesión.Y es de  justicia y de la fiscalia nada menos.

jueves, 12 de abril de 2018

Masoneria y contubernio contra España.

Alemania no ama a España por culpa de la masonería y una ministra repudiada por su marido

Antoni Maria Piqué
Barcelona.  

Un dicho español muy bestia y muy rancio dice así: "Se empieza fumando y se acaba quemando iglesias". Es apto para explicar, cómicamente, el tránsito entre la descripción del pleno del Parlament del 6-7 de septiembre de 2017 como "golpe al Estado" (no "de Estado", atención al detalle), y la detención en Viladecans, medio año después —este miércoles— de una mujer acusada de "rebelión y terrorismo" con pruebas como una captura de pantalla de Google Maps y un silbato amarillo.
Entre medio de estos dos hechos se ha fabricado el retrato del procés independentista como una acción de "carácter violento", con "usos indebidos y exorbitantes de la fuerza" y "presidido por la coacción", como lo pinta el editorial de hace una semana del diario madrileño progre de referencia, indignado por la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein de rehusar la acusación de rebelión contra el presidente Carles Puigdemont.
Lo mejor, sin embargo, llega ahora. Dos periodistas de buen currículum y reconocida carrera han avanzado las razones por las que Alemania no ama a España, y sus jueces no han validado el meollo de la instrucción inacabada sobre el 1-O del Tribunal Supremo español. Lo hacen en sendas columnas publicadas en el digital madrileño VozPópuli, una, digamos escisión, de El Confidencial.

La ministra abandonada

En una de las columnas, el autor atribuye las declaraciones de la ministra de Justicia alemana, Katarina Barley, al hecho que mientras estudiaba en París "Katerina estudió en París, donde conoció a Antonio, hijo de español y alemana, con quien tuvo dos hijos. Aquello no fue bien y se separaron. Quizás de ahí le viene el desprecio. Pensará, con Chateaubriand que los españoles no son más que 'árabes cristianos'”. Además, añade, es socialdemócrata y "los socialistas alemanes, como los de toda Europa, odian a Rajoy".
Ahí está. La ministra alemana odia a Rajoy y a España porque proyecta en uno y otra su frustración por el matrimonio o convivencia fallida con un francés hijo de españoles. Toda una ministra de la República Federal de Alemania es capaz de organizar un terremoto diplomático en la Unión Europea sólo para ajustar cuentas con su ex. Es extraño que nadie lo hubiera pensado antes. Es genial.
Varios indicios dejan saber que la columna se ha escrito sin mucho tiempo para comprobar nada. Un detalle. Llama a la ministra Katerina Barlay y es Katarina, con A, y Barley, con E. Otro. Dice que "tiene nombre de huracán tropical", pero el huracán tropical se llamaba Katrina. Todo por una letra.
Y eso no es nada al lado de los menosprecios que dedica a la carrera de esta mujer de 49 años: doctora en derecho, abogada, jueza y dos veces ministra, además de secretaria general del SPD. El autor no dice todo, quizás porque entonces se le desmonta el caso de la política amateur despechada por el abandono del pérfido Antonio, el exmarido español, etcétera.
Es una pena que el columnista, por pereza, prisa o vaya usted a saber, no haya sabido que Katarina Barley también ha participado en la comisión que nombra a los jueces de los tribunales más importantes del país, entre otros el Tribunal Federal de Justicia. Quizás alguno de los jueces que ha nombrado tiene que ocuparse del caso Puigdemont, quién sabe, y el autor tendría un dato más sólido para adornar una mistificación más creíble.

'Contubernio masónico'

La tesis de la otra columna sonará familiar a los mayores de 40 años. El autor, indignado con la incompetencia del gobierno español para explicar en el exterior la realidad de la insurrección catalana, se pregunta si saben "lo que ha pasado recientemente en Berlín, coincidiendo con la llegada de Puigdemont." ¿Qué ha pasado? "¿Sabe o no [el gobierno español] que se celebraba por un curioso azar en la capital alemana un encuentro masónico del más alto nivel entre las Grandes Logias de España, Bélgica, Finlandia, Francia, Suiza, Rumania y Alemania, países todos relacionados con el proceso, con personas afectas a él, con los autoproclamados exiliados y con la red separatista en el exterior?"
Es decir, se insinúa claramente que la decisión de la justicia de Schleswig-Holstein y la aversión alemana a España, es atribuible al tradicional "contubernio judeomasónico internacional", chivo expiatorio clásico del franquismo más rancio.
Para los menores de 40 años vale la pena explicar que el famoso contubernio (que quiere decir unión contra natura) es un tema permanente en la propaganda franquista desde el inicio de la dictadura, como explica en esta entrevista el historiador, experto en la cosa, Javier Fernández Arribas. En su último discurso, en octubre de 1975, en la madrileña plaza de Oriente, Franco explicaba así los ataques a las embajadas españolas: "Todo obedece a una conspiración masónica a la izquierda de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista comunista".
En realidad, la causa de los "ataques" era el fusilamiento de tres militantes del FRAP y dos de ETA (pm) en septiembre de 1975.
El autor, sin embargo, está tan convencido del protagonismo de los masones en el caso Puigdemont, que remacha el clavo: "masonería, extrema derecha, izquierda radical y nacionalismos forman un frente que ataca sin piedad lo que entendíamos como democracias formales; es un hecho". Ha vuelto a 1975, a la plaza de Oriente.
Eso. Se empieza fumando [el dicho alude al tabaco eh] y se acaba quemando iglesias.
 https://www.elnacional.cat/es/politica/alemania-espana-relacion_257442_102.html

Nota del blog .-

     Lo increíble no es solo esto, si no que luego algunas de las argumentaciones sobre la ministra como política "amateur"   alemana ,las repitan en la red  sin más y si cuela cuela. Con lo fácil que es  de comprobar  su currículo en la wiki , mientras  la  Comisión europea avala al tribunal alemán que era lo que había  hecho aunque  no oficialmente la ministra  y el esperpento sigue escenificando una reunión de fiscalías en secreto, para intentar convencer de que hubo rebelión , como si la fiscalia fuera el tribunal , la fiscalia  alemana ya estaba de acuerdo con extraditarlo sin más. Y la Comisión  dijo además que no se modificaba el protocolo.http://cort.as/-3uOi  No nos extrañemos que los "indepes"  esten  ganando el relato exterior.

lunes, 9 de abril de 2018

La rusofobia y el suicidio de la Unión Europea .

La rusofobia y el suicidio de la Unión Europea

 Augusto Zamora R.
 
El caso del ex espía Skripal, supuestamente envenenado con un gas tóxico por espías rusos, ha servido de catapulta para una nueva oleada de histeria anti-rusa

La expulsión masiva de agentes diplomáticos rusos por una veintena de países (a la cabeza de ellos EEUU, con 60) echó leña al fuego de una situación que chirría por los cuatro costados y que puede llevar -y seguramente llevará, de seguir este derrotero-, a una confrontación más abierta y dura en la que la Unión Europea puede perder más que Rusia.
Nunca han sido fáciles las relaciones de la Europa vieja con la nueva que surgía al este, en las vastas llanuras ruso-ucranianas (pueblos que han sido y son uno, por más que desde la Europa vieja intenten dividirlos). Los eslavos protagonizaron las últimas grandes migraciones de pueblos del este, estableciéndose  unos en dominios del imperio bizantino y otros entre Bizancio y el Volga. Rusia, como tal, no irrumpe como gran potencia europea hasta el siglo XVIII, en la Gran Guerra del Norte, después de lograr la derrota de los invasores suecos de Carlos XII, vencido en Poltava en 1709. Esta derrota  puso fin a la hegemonía de Suecia en el Báltico y norte de Europa, espacio que pasó a ocupar la Rusia de Pedro el Grande. Carlos XII inició el periodo de invasiones extranjeras a Rusia, todas con igual fin. La Grande Armée de Napoleón fue enterrada en Rusia, en 1812,  y ese entierro significó el fin de Napoleón. Hitler, psicópata e ignorante de la historia, repitió el aventurerismo de Carlos XII y de Napoleón y la invasión de la Unión Soviética fue el fin del delirio nazi de los Mil Años del Reich. De igual forma que había sucedido al poderoso ejército sueco y al ejército inmenso de Napoleón, Alemania perdió en la URSS el 70% de sus efectivos y armamentos, lo que determinó su derrota total y la toma de Berlín y de media Europa por los heroicos soldados del Ejército Rojo.
Los tres episodios reseñados recogen dos hechos. El primero, que, hasta la fecha, Rusia ha sido invencible combatiendo en su territorio. La segunda, y no menos importante, que Rusia nunca ha invadido ningún país europeo. Ha sido invadida, y tres veces, tres. Perdón, cuatro, contando la Guerra de Crimea (1853-1856), cuando la península rusa fue atacada por fuerzas combinadas de Inglaterra, Francia y Cerdeña, siendo Rusia derrotada –su única derrota- dadas las pésimas líneas de comunicación entre Crimea y Moscú, lo que imposibilitó el suministro y flujo de tropas, vituallas y armas. ¿He dicho cuatro invasiones extranjeras? Vaya memoria. Son cinco. Entre 1918 y 1920, después del triunfo de la revolución bolchevique, fuerzas de EEUU, Francia, Inglaterra y Japón invadieron el naciente Estado revolucionario. 100.000 soldados japoneses ocuparon el Lejano Oriente ruso; tropas anglo-francesas tomaron Sebastopol y Odesa y penetraron en Ucrania; una escuadra inglesa ocupó el Báltico y Tallín. Tropas de EEUU se apoderan de Murmansk. Otras fuerzas desembarcaron en el Cáucaso y Asia Central, incluyendo un ejército checo. En 1919, Polonia invadió Rusia. Una situación similar a la de la Francia revolucionaria entre 1792 y 1802. Con igual desenlace. El Ejército Rojo contraatacó y, para 1921, las tropas extranjeras fueron obligadas a abandonar el territorio ruso. Repitámoslo: Rusia nunca ha invadido Europa. Europa la ha invadido.
¿Vamos por el mismo camino? Desde el suicidio de la URSS, la OTAN no ha dejado de avanzar sobre las fronteras rusas. No ha cesado de acumular tropas, armamentos y sistemas de misiles, al punto que Rusia ha advertido que los misiles de la OTAN, hoy, están a minutos de Moscú. En la década de los 90, la Rusia del alcohólico Boris Yeltsin se entregó a Occidente y hasta sus asesores económicos llegaron de EEUU. Occidente no desaprovechó la ocasión y destruyó cuanto pudo la economía de Rusia. En 1998, Rusia era un despojo de país y Occidente jaleaba a Yeltsin, lo celebraba y aplaudía porque hacía lo que Occidente quería. Incluso cuando, en Washington, fue encontrado en la calle en calzoncillos, o cuando se dormía en actos oficiales con el rostro rojo del exceso de alcohol. Yeltsin era perfecto para Occidente y, en ese periodo, nunca hubo mayores roces o desencuentros con Rusia. ¿Cómo iba a haberlos? Yeltsin había destruido a la URSS y destruido a Rusia y, debe pensarse, eso era lo que Occidente quería: que Rusia fuera destruida y desapareciera como potencia para siempre.
Luego Yeltsin, enfermo terminal por su alcoholismo, entregó el poder al jefe del Servicio Federal de Seguridad (sucesor del KGB), Vladimir Putin, y la historia cambió, como es sabido. Putin se aplicó a fondo a reconstruir Rusia y el poderío de Rusia, con tanto éxito que agarró desprevenido a Occidente, que estaba convencido de que Rusia había pasado a mejor vida. Ha ocurrido lo contrario. Putin rehízo las Fuerzas Armadas, la economía, la sociedad, devolvió la dignidad a un país que la había perdido. La guerra con Georgia, en 2008, fue la campanada de aviso. El golpe de estado en Ucrania –fatal error de cálculo de la OTAN- en 2014, desencadenó la crisis ucraniana y la recuperación de Crimea (perdón a quien enoje, pero esa península ha sido rusa desde el siglo XVIII) y el estallido en Donbás. La soberbia atlantista llevó a creer que Rusia encajaría resignada que la OTAN se tragara Ucrania y tarde se dieron cuenta del error.
Vinieron las sanciones económicas. Otro error. Aparte de que la experiencia ha demostrado una y otra vez que las sanciones sirven para poco, en el caso de Rusia fue el detonante para una revolución científico-técnica, agroindustrial y de alianzas políticas que fortalecieron a Rusia y debilitaron a sus adversarios. Antes de las sanciones, Rusia importaba ingentes cantidades de alimentos, productos manufacturados, tecnología y etc. de la UE. Pagaba con gas y así hubiera seguido sin las sanciones. Una relación beneficiosa para la UE y perjudicial para Rusia, pues era un modelo clásico neocolonial de relación centro-periferia, de importación de manufacturas a cambio de materias primas. Las sanciones hicieron ver a Rusia lo dañino de esa relación desigual, buscaron soluciones y las hallaron. Se puso en marcha un multimillonario plan de inversiones para reducir los niveles de dependencia en unos casos al mínimo, en otros a cero. Un nuevo y vigoroso proceso de industrialización, para situar a Rusia en la vanguardia.
Los resultados, a la vista. Rusia terminará de sustituir, en 2018, todos los productos importados para aviones de combate, transporte y estratégicos, alcanzando así una total autonomía. En esa línea, en 2020 terminará la sustitución de componentes importados de la UE y la OTAN para el sector de defensa. El programa de diversificación aprobado por el gobierno ruso está dedicando inversiones millonarias a los sectores energéticos, de equipos médicos, electrónicos, de telecomunicaciones y de informática, entre otros, con el objetivo de promover que empresas nacionales produzcan esos componentes y equipos y cubran con productos rusos la demanda interna. Esfuerzo nacional para optimizar los recursos del país, pues Rusia posee empresas con capacidad científico-técnica suficiente para fabricar una variada gama de productos de alta tecnología. No se olvide que la URSS y Rusia fueron –y es-, hoy, la mayor potencia espacial mundial
Otro campo beneficiado por las inversiones estatales ha sido el de la agroindustria. En 2017, Rusia alcanzó la cifra récord de 135 millones de toneladas de cereales cosechadas, convirtiéndose en el primer exportador mundial de trigo, superando a EEUU. Un dato más que relevante si se considera que Rusia, hace quince años, importaba cereales. Pero quieren más. Quieren destronar, antes de 2025, a la UE como el mayor productor de cereales del planeta. El país también ha logrado sustituir las importaciones de cerdo y pollo, multiplicar la producción de remolacha azucarera y triplicar la producción de hortalizas. En definitiva, las sanciones económicas sirvieron de acicate a Rusia y castigaron a las empresas europeas. Desde 2014, el país está inmerso en una auténtica revolución productiva en campos que van desde el aeronáutico y espacial al agroindustrial, pasando por el automotor. Además, las sanciones permitieron a Rusia asignar a países con los que tiene intereses estratégicos, como Irán, Turquía, Egipto e India, las cuotas de productos antes concedidas a países de la UE.
Cercada por la Europa atlantista, Rusia se ha vuelto cada vez más hacia China y a Asia en general, otro favor que le han hecho a Rusia, pues el corazón de la economía mundial está hoy firmemente asentado en Asia. La alianza con China –más sólida que una montaña, según funcionarios chinos- ha aportado a Rusia ingentes beneficios. China es un mercado insaciable de gas y petróleo rusos, un primer comprador de armamentos y, ahora, comprador neto de cereales. Ambos países decidieron unir la rusa UAC y la china Comac para crear un consorcio aeronáutico que compita con Airbus y Boeing. El primer modelo, el C929 está en pruebas desde 2017 y entraría en servicio en 2025. El C929 será competidor directo de los A350 y A330, así como del B-797. Los primeros aviones llevarán motores occidentales. Los siguientes no: Rusia está aplicada a fondo para producir sus propios motores de aviación, gracias al impulso de las sanciones. Y aunque no exista un acuerdo formal, tipo OTAN, la cooperación política y militar entre Rusia y China ha alcanzado niveles sin precedentes, que ambos países desean extender.
La OTAN se afana en cercar a Rusia y EEUU construye estaciones de su escudo antimisiles en Polonia, Bulgaria y España. Rusia desarrolla armas hipersónicas capaces de burlar cualquier escudo y blinda las zonas estratégicas del país con sofisticados sistemas antimisiles. Es la consabida dinámica del cazador y la presa. También se modernizan las armas nucleares, al tiempo que EEUU habla de guerras nucleares limitadas o de ataques nucleares fulminantes contra Rusia y China y distribuye sus bombitas atómicas por media Europa. Rusia desarrolla las suyas, además de construir misiles como el Sarmat, con capacidad, uno solo de ellos, de evaporar un país como Holanda.
¿Qué quiere Europa con Rusia? ¿La guerra? Las sanciones han tenido un efecto contrario al buscado. El cerco a Rusia ha resultado en una férrea alianza ruso-china, que ha hecho más poderosos a los dos países. Europa necesita perentoriamente el gas ruso o se queda helada, pues los yacimientos del Mar del Norte se agotan, los norteafricanos son insuficientes y el estadounidense es un 30% más caro. Rusia, contrario a lo que pueda creerse, necesita cada día menos de Europa, por el enorme empuje económico de Asia, que es y será el mayor mercado del mundo, con sus 4.000 millones de habitantes.
Putin afirmó que Rusia marcha hacia el éxito y es cierto. La economía rusa ha vuelto al crecimiento, sus reservas de oro superan a las de China y reduce sus reservas en euros y bonos del tesoro de EEUU para seguir comprando más oro. El petróleo está afianzado en 60 dólares barril, el doble que hace dos años, oxigenando una economía en plena ebullición. Rusia, además, para quien no haya querido enterarse, es el único país-continente del mundo, con 17 millones de kilómetros cuadrados, por 10 millones Europa. Su geografía, del mar de Barents a las Kuriles, es un poder en sí misma, que la hace militarmente imposible de vencer y económicamente imposible de quebrar. El poder militar ruso es incontestable, sus 7.000 ojivas nucleares desplegadas lo hacen indiscutible y su alianza con China convierte a Rusia en un adversario formidable.
Entonces ¿qué pretende la Unión Europea? ¿A dónde nos lleva la OTAN? ¿Para qué está pidiendo un Schengen militar, que permita trasladar todo tipo de armas, equipos y tropas atlantistas contra Rusia? ¿Por qué EEUU va a desplegar centenares de armas nucleares tácticas en Alemania y otros países? ¿Por qué llevan años acumulando armamento pesado en Polonia, vecina de Kaliningrado? ¿Están preparando una guerra nuclear/convencional contra Rusia? ¿Una nueva Blitzkrieg? ¿Se han olvidado ya de la suerte de Carlos II, Napoleón y Hitler? ¿De Hiroshima y Nagasaki?  Y la izquierda ¿se quedó muda, paralítica, o se ha hecho atlantista?  ¿Hay todavía algo que pueda llamarse izquierda? ¿Queda alguien que entienda que la OTAN una amenaza a la supervivencia de Europa y a la paz mundial? ¿Aló?
* Profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid
blogs.publico.es.