jueves, 12 de abril de 2018

Masoneria y contubernio contra España.

Alemania no ama a España por culpa de la masonería y una ministra repudiada por su marido

Antoni Maria Piqué
Barcelona.  

Un dicho español muy bestia y muy rancio dice así: "Se empieza fumando y se acaba quemando iglesias". Es apto para explicar, cómicamente, el tránsito entre la descripción del pleno del Parlament del 6-7 de septiembre de 2017 como "golpe al Estado" (no "de Estado", atención al detalle), y la detención en Viladecans, medio año después —este miércoles— de una mujer acusada de "rebelión y terrorismo" con pruebas como una captura de pantalla de Google Maps y un silbato amarillo.
Entre medio de estos dos hechos se ha fabricado el retrato del procés independentista como una acción de "carácter violento", con "usos indebidos y exorbitantes de la fuerza" y "presidido por la coacción", como lo pinta el editorial de hace una semana del diario madrileño progre de referencia, indignado por la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein de rehusar la acusación de rebelión contra el presidente Carles Puigdemont.
Lo mejor, sin embargo, llega ahora. Dos periodistas de buen currículum y reconocida carrera han avanzado las razones por las que Alemania no ama a España, y sus jueces no han validado el meollo de la instrucción inacabada sobre el 1-O del Tribunal Supremo español. Lo hacen en sendas columnas publicadas en el digital madrileño VozPópuli, una, digamos escisión, de El Confidencial.

La ministra abandonada

En una de las columnas, el autor atribuye las declaraciones de la ministra de Justicia alemana, Katarina Barley, al hecho que mientras estudiaba en París "Katerina estudió en París, donde conoció a Antonio, hijo de español y alemana, con quien tuvo dos hijos. Aquello no fue bien y se separaron. Quizás de ahí le viene el desprecio. Pensará, con Chateaubriand que los españoles no son más que 'árabes cristianos'”. Además, añade, es socialdemócrata y "los socialistas alemanes, como los de toda Europa, odian a Rajoy".
Ahí está. La ministra alemana odia a Rajoy y a España porque proyecta en uno y otra su frustración por el matrimonio o convivencia fallida con un francés hijo de españoles. Toda una ministra de la República Federal de Alemania es capaz de organizar un terremoto diplomático en la Unión Europea sólo para ajustar cuentas con su ex. Es extraño que nadie lo hubiera pensado antes. Es genial.
Varios indicios dejan saber que la columna se ha escrito sin mucho tiempo para comprobar nada. Un detalle. Llama a la ministra Katerina Barlay y es Katarina, con A, y Barley, con E. Otro. Dice que "tiene nombre de huracán tropical", pero el huracán tropical se llamaba Katrina. Todo por una letra.
Y eso no es nada al lado de los menosprecios que dedica a la carrera de esta mujer de 49 años: doctora en derecho, abogada, jueza y dos veces ministra, además de secretaria general del SPD. El autor no dice todo, quizás porque entonces se le desmonta el caso de la política amateur despechada por el abandono del pérfido Antonio, el exmarido español, etcétera.
Es una pena que el columnista, por pereza, prisa o vaya usted a saber, no haya sabido que Katarina Barley también ha participado en la comisión que nombra a los jueces de los tribunales más importantes del país, entre otros el Tribunal Federal de Justicia. Quizás alguno de los jueces que ha nombrado tiene que ocuparse del caso Puigdemont, quién sabe, y el autor tendría un dato más sólido para adornar una mistificación más creíble.

'Contubernio masónico'

La tesis de la otra columna sonará familiar a los mayores de 40 años. El autor, indignado con la incompetencia del gobierno español para explicar en el exterior la realidad de la insurrección catalana, se pregunta si saben "lo que ha pasado recientemente en Berlín, coincidiendo con la llegada de Puigdemont." ¿Qué ha pasado? "¿Sabe o no [el gobierno español] que se celebraba por un curioso azar en la capital alemana un encuentro masónico del más alto nivel entre las Grandes Logias de España, Bélgica, Finlandia, Francia, Suiza, Rumania y Alemania, países todos relacionados con el proceso, con personas afectas a él, con los autoproclamados exiliados y con la red separatista en el exterior?"
Es decir, se insinúa claramente que la decisión de la justicia de Schleswig-Holstein y la aversión alemana a España, es atribuible al tradicional "contubernio judeomasónico internacional", chivo expiatorio clásico del franquismo más rancio.
Para los menores de 40 años vale la pena explicar que el famoso contubernio (que quiere decir unión contra natura) es un tema permanente en la propaganda franquista desde el inicio de la dictadura, como explica en esta entrevista el historiador, experto en la cosa, Javier Fernández Arribas. En su último discurso, en octubre de 1975, en la madrileña plaza de Oriente, Franco explicaba así los ataques a las embajadas españolas: "Todo obedece a una conspiración masónica a la izquierda de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista comunista".
En realidad, la causa de los "ataques" era el fusilamiento de tres militantes del FRAP y dos de ETA (pm) en septiembre de 1975.
El autor, sin embargo, está tan convencido del protagonismo de los masones en el caso Puigdemont, que remacha el clavo: "masonería, extrema derecha, izquierda radical y nacionalismos forman un frente que ataca sin piedad lo que entendíamos como democracias formales; es un hecho". Ha vuelto a 1975, a la plaza de Oriente.
Eso. Se empieza fumando [el dicho alude al tabaco eh] y se acaba quemando iglesias.
 https://www.elnacional.cat/es/politica/alemania-espana-relacion_257442_102.html

Nota del blog .-

     Lo increíble no es solo esto, si no que luego algunas de las argumentaciones sobre la ministra como política "amateur"   alemana ,las repitan en la red  sin más y si cuela cuela. Con lo fácil que es  de comprobar  su currículo en la wiki , mientras  la  Comisión europea avala al tribunal alemán que era lo que había  hecho aunque  no oficialmente la ministra  y el esperpento sigue escenificando una reunión de fiscalías en secreto, para intentar convencer de que hubo rebelión , como si la fiscalia fuera el tribunal , la fiscalia  alemana ya estaba de acuerdo con extraditarlo sin más. Y la Comisión  dijo además que no se modificaba el protocolo.http://cort.as/-3uOi  No nos extrañemos que los "indepes"  esten  ganando el relato exterior.

lunes, 9 de abril de 2018

La rusofobia y el suicidio de la Unión Europea .

La rusofobia y el suicidio de la Unión Europea

 Augusto Zamora R.
 
El caso del ex espía Skripal, supuestamente envenenado con un gas tóxico por espías rusos, ha servido de catapulta para una nueva oleada de histeria anti-rusa

La expulsión masiva de agentes diplomáticos rusos por una veintena de países (a la cabeza de ellos EEUU, con 60) echó leña al fuego de una situación que chirría por los cuatro costados y que puede llevar -y seguramente llevará, de seguir este derrotero-, a una confrontación más abierta y dura en la que la Unión Europea puede perder más que Rusia.
Nunca han sido fáciles las relaciones de la Europa vieja con la nueva que surgía al este, en las vastas llanuras ruso-ucranianas (pueblos que han sido y son uno, por más que desde la Europa vieja intenten dividirlos). Los eslavos protagonizaron las últimas grandes migraciones de pueblos del este, estableciéndose  unos en dominios del imperio bizantino y otros entre Bizancio y el Volga. Rusia, como tal, no irrumpe como gran potencia europea hasta el siglo XVIII, en la Gran Guerra del Norte, después de lograr la derrota de los invasores suecos de Carlos XII, vencido en Poltava en 1709. Esta derrota  puso fin a la hegemonía de Suecia en el Báltico y norte de Europa, espacio que pasó a ocupar la Rusia de Pedro el Grande. Carlos XII inició el periodo de invasiones extranjeras a Rusia, todas con igual fin. La Grande Armée de Napoleón fue enterrada en Rusia, en 1812,  y ese entierro significó el fin de Napoleón. Hitler, psicópata e ignorante de la historia, repitió el aventurerismo de Carlos XII y de Napoleón y la invasión de la Unión Soviética fue el fin del delirio nazi de los Mil Años del Reich. De igual forma que había sucedido al poderoso ejército sueco y al ejército inmenso de Napoleón, Alemania perdió en la URSS el 70% de sus efectivos y armamentos, lo que determinó su derrota total y la toma de Berlín y de media Europa por los heroicos soldados del Ejército Rojo.
Los tres episodios reseñados recogen dos hechos. El primero, que, hasta la fecha, Rusia ha sido invencible combatiendo en su territorio. La segunda, y no menos importante, que Rusia nunca ha invadido ningún país europeo. Ha sido invadida, y tres veces, tres. Perdón, cuatro, contando la Guerra de Crimea (1853-1856), cuando la península rusa fue atacada por fuerzas combinadas de Inglaterra, Francia y Cerdeña, siendo Rusia derrotada –su única derrota- dadas las pésimas líneas de comunicación entre Crimea y Moscú, lo que imposibilitó el suministro y flujo de tropas, vituallas y armas. ¿He dicho cuatro invasiones extranjeras? Vaya memoria. Son cinco. Entre 1918 y 1920, después del triunfo de la revolución bolchevique, fuerzas de EEUU, Francia, Inglaterra y Japón invadieron el naciente Estado revolucionario. 100.000 soldados japoneses ocuparon el Lejano Oriente ruso; tropas anglo-francesas tomaron Sebastopol y Odesa y penetraron en Ucrania; una escuadra inglesa ocupó el Báltico y Tallín. Tropas de EEUU se apoderan de Murmansk. Otras fuerzas desembarcaron en el Cáucaso y Asia Central, incluyendo un ejército checo. En 1919, Polonia invadió Rusia. Una situación similar a la de la Francia revolucionaria entre 1792 y 1802. Con igual desenlace. El Ejército Rojo contraatacó y, para 1921, las tropas extranjeras fueron obligadas a abandonar el territorio ruso. Repitámoslo: Rusia nunca ha invadido Europa. Europa la ha invadido.
¿Vamos por el mismo camino? Desde el suicidio de la URSS, la OTAN no ha dejado de avanzar sobre las fronteras rusas. No ha cesado de acumular tropas, armamentos y sistemas de misiles, al punto que Rusia ha advertido que los misiles de la OTAN, hoy, están a minutos de Moscú. En la década de los 90, la Rusia del alcohólico Boris Yeltsin se entregó a Occidente y hasta sus asesores económicos llegaron de EEUU. Occidente no desaprovechó la ocasión y destruyó cuanto pudo la economía de Rusia. En 1998, Rusia era un despojo de país y Occidente jaleaba a Yeltsin, lo celebraba y aplaudía porque hacía lo que Occidente quería. Incluso cuando, en Washington, fue encontrado en la calle en calzoncillos, o cuando se dormía en actos oficiales con el rostro rojo del exceso de alcohol. Yeltsin era perfecto para Occidente y, en ese periodo, nunca hubo mayores roces o desencuentros con Rusia. ¿Cómo iba a haberlos? Yeltsin había destruido a la URSS y destruido a Rusia y, debe pensarse, eso era lo que Occidente quería: que Rusia fuera destruida y desapareciera como potencia para siempre.
Luego Yeltsin, enfermo terminal por su alcoholismo, entregó el poder al jefe del Servicio Federal de Seguridad (sucesor del KGB), Vladimir Putin, y la historia cambió, como es sabido. Putin se aplicó a fondo a reconstruir Rusia y el poderío de Rusia, con tanto éxito que agarró desprevenido a Occidente, que estaba convencido de que Rusia había pasado a mejor vida. Ha ocurrido lo contrario. Putin rehízo las Fuerzas Armadas, la economía, la sociedad, devolvió la dignidad a un país que la había perdido. La guerra con Georgia, en 2008, fue la campanada de aviso. El golpe de estado en Ucrania –fatal error de cálculo de la OTAN- en 2014, desencadenó la crisis ucraniana y la recuperación de Crimea (perdón a quien enoje, pero esa península ha sido rusa desde el siglo XVIII) y el estallido en Donbás. La soberbia atlantista llevó a creer que Rusia encajaría resignada que la OTAN se tragara Ucrania y tarde se dieron cuenta del error.
Vinieron las sanciones económicas. Otro error. Aparte de que la experiencia ha demostrado una y otra vez que las sanciones sirven para poco, en el caso de Rusia fue el detonante para una revolución científico-técnica, agroindustrial y de alianzas políticas que fortalecieron a Rusia y debilitaron a sus adversarios. Antes de las sanciones, Rusia importaba ingentes cantidades de alimentos, productos manufacturados, tecnología y etc. de la UE. Pagaba con gas y así hubiera seguido sin las sanciones. Una relación beneficiosa para la UE y perjudicial para Rusia, pues era un modelo clásico neocolonial de relación centro-periferia, de importación de manufacturas a cambio de materias primas. Las sanciones hicieron ver a Rusia lo dañino de esa relación desigual, buscaron soluciones y las hallaron. Se puso en marcha un multimillonario plan de inversiones para reducir los niveles de dependencia en unos casos al mínimo, en otros a cero. Un nuevo y vigoroso proceso de industrialización, para situar a Rusia en la vanguardia.
Los resultados, a la vista. Rusia terminará de sustituir, en 2018, todos los productos importados para aviones de combate, transporte y estratégicos, alcanzando así una total autonomía. En esa línea, en 2020 terminará la sustitución de componentes importados de la UE y la OTAN para el sector de defensa. El programa de diversificación aprobado por el gobierno ruso está dedicando inversiones millonarias a los sectores energéticos, de equipos médicos, electrónicos, de telecomunicaciones y de informática, entre otros, con el objetivo de promover que empresas nacionales produzcan esos componentes y equipos y cubran con productos rusos la demanda interna. Esfuerzo nacional para optimizar los recursos del país, pues Rusia posee empresas con capacidad científico-técnica suficiente para fabricar una variada gama de productos de alta tecnología. No se olvide que la URSS y Rusia fueron –y es-, hoy, la mayor potencia espacial mundial
Otro campo beneficiado por las inversiones estatales ha sido el de la agroindustria. En 2017, Rusia alcanzó la cifra récord de 135 millones de toneladas de cereales cosechadas, convirtiéndose en el primer exportador mundial de trigo, superando a EEUU. Un dato más que relevante si se considera que Rusia, hace quince años, importaba cereales. Pero quieren más. Quieren destronar, antes de 2025, a la UE como el mayor productor de cereales del planeta. El país también ha logrado sustituir las importaciones de cerdo y pollo, multiplicar la producción de remolacha azucarera y triplicar la producción de hortalizas. En definitiva, las sanciones económicas sirvieron de acicate a Rusia y castigaron a las empresas europeas. Desde 2014, el país está inmerso en una auténtica revolución productiva en campos que van desde el aeronáutico y espacial al agroindustrial, pasando por el automotor. Además, las sanciones permitieron a Rusia asignar a países con los que tiene intereses estratégicos, como Irán, Turquía, Egipto e India, las cuotas de productos antes concedidas a países de la UE.
Cercada por la Europa atlantista, Rusia se ha vuelto cada vez más hacia China y a Asia en general, otro favor que le han hecho a Rusia, pues el corazón de la economía mundial está hoy firmemente asentado en Asia. La alianza con China –más sólida que una montaña, según funcionarios chinos- ha aportado a Rusia ingentes beneficios. China es un mercado insaciable de gas y petróleo rusos, un primer comprador de armamentos y, ahora, comprador neto de cereales. Ambos países decidieron unir la rusa UAC y la china Comac para crear un consorcio aeronáutico que compita con Airbus y Boeing. El primer modelo, el C929 está en pruebas desde 2017 y entraría en servicio en 2025. El C929 será competidor directo de los A350 y A330, así como del B-797. Los primeros aviones llevarán motores occidentales. Los siguientes no: Rusia está aplicada a fondo para producir sus propios motores de aviación, gracias al impulso de las sanciones. Y aunque no exista un acuerdo formal, tipo OTAN, la cooperación política y militar entre Rusia y China ha alcanzado niveles sin precedentes, que ambos países desean extender.
La OTAN se afana en cercar a Rusia y EEUU construye estaciones de su escudo antimisiles en Polonia, Bulgaria y España. Rusia desarrolla armas hipersónicas capaces de burlar cualquier escudo y blinda las zonas estratégicas del país con sofisticados sistemas antimisiles. Es la consabida dinámica del cazador y la presa. También se modernizan las armas nucleares, al tiempo que EEUU habla de guerras nucleares limitadas o de ataques nucleares fulminantes contra Rusia y China y distribuye sus bombitas atómicas por media Europa. Rusia desarrolla las suyas, además de construir misiles como el Sarmat, con capacidad, uno solo de ellos, de evaporar un país como Holanda.
¿Qué quiere Europa con Rusia? ¿La guerra? Las sanciones han tenido un efecto contrario al buscado. El cerco a Rusia ha resultado en una férrea alianza ruso-china, que ha hecho más poderosos a los dos países. Europa necesita perentoriamente el gas ruso o se queda helada, pues los yacimientos del Mar del Norte se agotan, los norteafricanos son insuficientes y el estadounidense es un 30% más caro. Rusia, contrario a lo que pueda creerse, necesita cada día menos de Europa, por el enorme empuje económico de Asia, que es y será el mayor mercado del mundo, con sus 4.000 millones de habitantes.
Putin afirmó que Rusia marcha hacia el éxito y es cierto. La economía rusa ha vuelto al crecimiento, sus reservas de oro superan a las de China y reduce sus reservas en euros y bonos del tesoro de EEUU para seguir comprando más oro. El petróleo está afianzado en 60 dólares barril, el doble que hace dos años, oxigenando una economía en plena ebullición. Rusia, además, para quien no haya querido enterarse, es el único país-continente del mundo, con 17 millones de kilómetros cuadrados, por 10 millones Europa. Su geografía, del mar de Barents a las Kuriles, es un poder en sí misma, que la hace militarmente imposible de vencer y económicamente imposible de quebrar. El poder militar ruso es incontestable, sus 7.000 ojivas nucleares desplegadas lo hacen indiscutible y su alianza con China convierte a Rusia en un adversario formidable.
Entonces ¿qué pretende la Unión Europea? ¿A dónde nos lleva la OTAN? ¿Para qué está pidiendo un Schengen militar, que permita trasladar todo tipo de armas, equipos y tropas atlantistas contra Rusia? ¿Por qué EEUU va a desplegar centenares de armas nucleares tácticas en Alemania y otros países? ¿Por qué llevan años acumulando armamento pesado en Polonia, vecina de Kaliningrado? ¿Están preparando una guerra nuclear/convencional contra Rusia? ¿Una nueva Blitzkrieg? ¿Se han olvidado ya de la suerte de Carlos II, Napoleón y Hitler? ¿De Hiroshima y Nagasaki?  Y la izquierda ¿se quedó muda, paralítica, o se ha hecho atlantista?  ¿Hay todavía algo que pueda llamarse izquierda? ¿Queda alguien que entienda que la OTAN una amenaza a la supervivencia de Europa y a la paz mundial? ¿Aló?
* Profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid
blogs.publico.es.


domingo, 8 de abril de 2018

Llarena pedalea

 

Llarena como Einstein

Si los hechos relatados en el auto de Llarena no contienen la violencia necesaria o la intensidad o el tipo de violencia para condenar a nadie en Alemania, tampoco lo tienen para condenar a nadie y menos a 30 añazos en España
Es lo que tiene ser europeo, que los parámetros de respuesta democrática han de ser homologables
 
 Aquí tenemos a la Justicia española bicicleteando o, lo que es lo mismo, pedaleando alocada como si se le hubiera roto la cadena y todo esfuerzo fuera vano excepto el de intentar mantener el equilibrio. Llarena bicicletea, es decir, nos entretiene con evasivas, excusas y pretextos para alargar la solución de un asunto y, en este caso, para reconocer que su instrucción ha recibido tal revés que debería reconsiderar todo el proceso y como primera medida poner en libertad a los encausados.
Si los hechos relatados en su auto no contienen la violencia necesaria o la intensidad de violencia o el tipo de violencia, o desígnenlo como prefieran, para condenar a nadie en Alemania, tampoco lo tienen para condenar a nadie y menos a 30 añazos de prisión en España. Es lo que tiene ser europeo, que los parámetros de respuesta democrática han de ser homologables. La OEDE era “un papel sospechoso que ha provocado dolor de estómago a los jueces alemanes”, según Heribert Prantl, reputado jurista y redactor jefe de Süddeutsche Zeitung y uno de los editorialistas más respetados y citados de Alemania. Vendrán los mismos retortijones para los belgas y los británicos. Tales gastritis están tan extendidas que también las sufren el 85% de los cátedros y profesores de Derecho Penal españoles y, me van a perdonar, muchos magistrados sensatos que se callan y sufren en el silencio de los mensajes privados.
Debería Llarena, y los que le inspiran, reflexionar sobre ese órdago que ha sido una torpeza jurídica y que les ha situado en una situación insostenible. Claro que Llarena, y los finos juristas que le inspiran, y que piensan que lo son tanto que pueden vestir bien cualquier propuesta dado que su técnica alcanza para hacerlo, se aproximan en su actitud a las posiciones de Einstein. Ya saben, el padre de la teoría de la relatividad dejó dicho que la vida es como una bicicleta en la que hay que pedalear siempre hacia adelante para no perder el equilibrio. Quede claro que la semejanza tiene que ver con la huída hacia adelante y no con la relatividad, porque algún malvado querrá ver el guiño.
Bicicleteando han llegado al despropósito de anunciar la presentación de una cuestión prejudicial frente al Tribunal Europeo de Justicia. Les va a ser fácil comprender por qué es un delirio y más difícil entender cómo unos juristas hechos y derechos se han metido de hoz y coz en esta vía imposible, aunque también intentaré aclarárselo. Verán que lo que Llarena -que según los que le vieron estaba como poco tensito y como mucho histérico el viernes- anuncia a través de los medios es una cuestión POSTjudicial y no PREjudicial dado que la resolución alemana ya está tomada.
Por otra parte, tal cuestión está prevista para que un juez pida aclaración sobre la forma de aplicar las normas de la Unión a SU asunto que todavía NO ha fallado. Héteme aquí que, bicicleteando, Llarena quiere pedir al TJUE que se pronuncie a posteriori sobre un procedimiento que no es suyo sino de unos jueces alemanes. Es delirante. Tan extravagante resulta que en su nota de semiapoyo, la Fiscalía General del Estado nos decía el viernes que “estudiará la eventual posibilidad” de apoyar tal cosa. ¿Han visto más palabras de incertidumbre en el mismo sintagma? Estudiar no es hacer. Eventual es no seguro. Posibilidad, es una disposición para hacer o no algo. Vamos, que lo tienen super claro como verán. Tampoco la Fiscalía tiene mucho margen de acción. Recuerden que ya intentó reconducir las cosas pidiendo la libertad con fianza de Forn o alegando que no se podía reclamar o no reclamar a voluntad y recibió un desprecio por respuesta.
Tras el noqueo producido por la respuesta jurídica alemana que, Dios sabe por qué, no habían previsto, el viernes todo era un revuelo. Las reuniones de Marchena, las reuniones de los fiscales del caso, las llamadas de aquí y de allá. Un terremoto. ¿Y a qué tanta prisa para estudiar la situación jurídica creada? Para replantear sus actuaciones en verdad tenían tiempo. Lo que no daba tanta tregua era la situación política y de opinión pública. Las huestes estaban aplanadas, el Gobierno en shock, y los más no entendían nada. Es lo que tiene falsear las expectativas. Creo que lo que se buscaba a toda costa el viernes era un relato. Algo que ofrecer. Una esperanza que dar para que no decaiga. Bicicletear, en suma. Así que supongo que en alguna tormenta de ideas, ante el callejón sin salida, en lugar de proponerse reconsiderar en términos jurídicos lo que están haciendo, eso ni se plantea, alguien sugirió: “pues usemos la cuestión prejudicial como una especie de recurso y así ganamos tiempo”. Entiendo que, a falta de nada más, recogieron el guante, pero hay que estar muy desesperado para plantear algo así. Si se presenta, que yo lo dudo, les van a mandar a paseo como poco y el berenjenal fangoso en el que van a dejar el procedimiento y el bochorno internacional no va a tener parangón en los anales de la historia penal española.Eso sí, oiga, han conseguido un relato para mantener entretenida la fiesta de todo aquel que no sabe mínimamente de qué va esto o del que está deseando creer lo que le den. Sucede que esa no es su misión. Es lo que tiene.
Lo que está haciendo el instructor no es homologable por los viejos estados democráticos porque supone adobar unos hechos para encajarlos en un tipo penal sin que sea éste adecuado para recibirlos. Los jueces alemanes le han aceptado el relato de hechos, es decir no juzgan siquiera si se han producido o no y los dan por buenos, en eso estriba la confianza entre estados, y aún dándolos por digamos probados tienen meridianamente claro que no son delictivos. Lo mismito que opinan todos los juristas que no dejan que les posea un elemento emocional o mesiánico. Y eso lo han determinado los alemanes hasta con una traducción bastante curiosa enviada por España de la que han desaparecido frases como esa de la página 56 del auto de procesamiento en la que el juez se mete como parte: "Y termina el relato de la estrategia que SUFRIMOS" que se ha mudado en alemán a “finalizando el relato”. Los defensores, que hablan alemán y no tragan, han encargado una nueva traducción jurada.
Todo esto tendrá consecuencias más allá del enturbiamiento procesal y de derechos a que están sometiendo al procedimiento. Cuesta contemplar la dilución escénica de partidos como el socialista que, consciente de su deber de apoyar el 155, no debería sin embargo tener complejos para hacer visible el descrédito al que se está conduciendo al sistema judicial español a ojos de toda Europa. También se corre el riesgo, ya puesto en marcha por algunos medios secuaces, de alentar un sentimiento antieuropeo que puede resultar algo más que peligroso sólo para salvar los trastos y colocar un relato en las escaletas.
No sé avanzarles hasta dónde puede llegar el destrozo, pero parece claro que la esperanza para enmendar este despropósito reside en Europa y que de allí llegaran muchas novedades muy pronto.