domingo, 26 de noviembre de 2017

El naufragio del eje franco alemán .

 

 

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Macron, un paso por detrás

  • La crisis alemana no ha comportado beneficio alguno para el protagonismo de Francia en la Unión Europea
 



Alemania, ausente por crisis; la UE, paralizada por incapacidad de dar respuesta a las enmiendas que pide la globalización –y que anglosajones, chinos, rusos y hasta saudíes ya apuntan–, y Francia, sin la menor oportunidad de aprovecharse de ello para adquirir algún protagonismo. ¿Cómo explicar eso teniendo en cuenta que es el propio Superman quien preside la segunda potencia europea?
¿No era Emmanuel Macron la nueva gran esperanza continental? Si era así, ¿por qué Francia no ha obtenido beneficio, ni adquirido protagonismo alguno, de las largas vacaciones alemanas que comenzaron en septiembre? La respuesta es muy sencilla: la política de Macron se basa en la esperanza de revivir algo que no existe y que se llama pareja franco-alemana.
Alemania no está en pareja con nadie desde hace mucho tiempo. Desde que el subidón nacionalista de su reunificación (1990) y la llegada a la palestra de una nueva generación de políticos sin complejos de culpa la regresara a sus instintos históricos de dominación continental: maximizar las ventajas para Alemania y externalizar los inconvenientes.
Con esa dominante soltera, Macron, último cartucho del neoliberalismo en Francia, llegó a un pacto unilateral construido sobre el supuesto de que el matrimonio continuaba vigente: germanizar Francia con el ajuste presupuestario más drástico (y por decreto) de la historia del país, a cambio de que Alemania flexibilice su política europea, accediendo a un presupuesto propio para los 28 (solidaridad), a un ministro de Finanzas común y a una serie de “convenciones” en las que los ciudadanos europeos discutieran la reforma de la UE. Un detalle: nada de todo eso ha sido suscrito en Berlín. Entre tanto, la política europea de Alemania se hundió y desde hace 425 días, desde la cumbre de Bratislava de septiembre del 2016, se ha opuesto a toda iniciativa de reforma, viniera de parte del italiano Renzi o del francés Hollande.
Macron fue el único candidato a las presidenciales francesas recibido por Merkel, su primer viaje presidencial fue a Berlín. Recibió en el Elíseo a Peter Hartz, el artífice de las famosas reformas Hartz del canciller Schröder para recortar gasto social, precarizar el trabajo y extender una nueva pobreza asalariada, le pasó el borrador de sus decretos (ordenanzas) en materia de reforma laboral al vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, que los leyó antes que los diputados franceses y dio a leer a Merkel su discurso de La Sorbona para que se lo supervisara.
Este voluntarismo por resucitar una entente que ha pasado a mejor vida no puede ser leído más que como debilidad en Berlín, pero sobre todo no es eficaz para Francia y sus intereses.
Las elecciones de septiembre complicaron aún más la situación, e incluso si se resolvieran con algún tipo de coalición o acuerdo con el SPD, el Bundestag, el Parlamento con más ultraderechistas de Europa Occidental, hará aún más difícil cualquier concesión alemana. El pacto unilateral que Macron improvisó y que ata Francia a Alemania sin contrapartidas condena a Francia a la parálisis en Europa.
Así se explica que Francia no haya sido capaz de sacar beneficio alguno de las largas vacaciones alemanas. La cumbre social de Göteborg, a la que Alemania no asistió con Macron llegando tarde, ha sido un farol. Vendido como avance, su documento de bases representa un claro retroceso respecto a la Carta de derechos fundamentales de los trabajadores adoptada por el Consejo de Europa en... 1989. Mientras tanto, Siemens ha engullido a Alstom, una gran empresa francesa. El proceso continúa.
La crisis alemana ha sumido al establishment francés en la angustia y el desconcierto. Francia espera que Alemania se mantenga “fuerte y estable”, señalaba una nota del Elíseo a principios de la semana.
“Alemania es el pilar de estabilidad de la Unión, los responsables alemanes deben tomar conciencia de sus responsabilidades”, observa con preocupación Le Monde. El diario más germanófilo de Francia se muestra sumamente preocupado por el estatuto de “canciller en suspenso” de Merkel y sigue al detalle la “tempestad política” en aquel país. “La ausencia de gobierno alemán retrasa los proyectos de relanzamiento de la Unión”, dice, sin poner en duda su existencia.
En París, sobre las promesas de “renovación política” y “horizontalidad” de la campaña electoral de la pasada primavera, es la vieja política del dedazo la que se abre paso en el macronismo. Y sin apenas críticas en los medios de comunicación.
Macron decidió en una cena con sus más íntimos colaboradores nombrar al portavoz gubernamental, Christophe Castaner, jefe de su partido/ movimiento, La República en Marcha (REM). En Lyon el congreso de REM se limitó a ratificar la decisión del jefe en un voto a mano alzada.
Este episodio dice mucho no sólo sobre el tradicional estilo de Macron, sino también sobre el papel de los medios de comunicación monopolizados por intereses empresariales en línea con la política presidencial.
En un raro artículo crítico, el comentarista de France Culture Frédéric Says se ha permitido un revelador ejercicio al respecto. Imaginemos, dice, que no hubiera sido Macron, sino que el presidente fuera el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon y que este hubiera convocado a sus colaboradores en un cónclave secreto para decidir quien dirige el movimiento La Francia Insumisa. Imaginemos que Mélenchon decide entonces que el jefe del movimiento fuera su colaborador y hombre de confianza Alexis Corbière y que pocos días después el congreso de La Francia Insumisa ratificara el asunto con un voto a mano alzada.
Los comentaristas irónicos se desatarían contra el “autócrata Mélenchon”, una revista de derechas titularía con “las tentaciones dictatoriales” del presidente de la República. “Nada sorprendente cuando se conocen sus relaciones chavistas”, apuntaría un editorialista de la televisión.
Hay que hacer memoria para recordar que hace sólo seis meses Macron y el movimiento que lleva sus siglas (EM) se presentaban como una gran empresa renovadora y colectiva, cuyos activistas –hoy ya muy mermados– llamaban a los timbres para solicitar la opinión de los franceses acerca de un vasto programa asociativo y participativo. Ahora, “el lado soviético del voto conformado a mano alzada parece dar la razón al centenar de militantes que denunciaron el menoscabo de democracia” con una carta colectiva en la que anunciaban su baja del movimiento macronista, explica el periodista.

sábado, 25 de noviembre de 2017

La posverdad y la posdemocracia
























 

Violencia contra las mujeres en España.

 
  
Diez organizaciones piden que la violencia sexual sea considerada violencia de género a todos los efectos y que se incorpore al currículum escolar
Violencia sexual en España: más agresiones, menos recursos


31,7 millones para prevenir la violencia de género en los Presupuestos Generales del Estado de 2017, frente a 152 en material de oficina. Sólo 9 de las 17 comunidades disponen de recursos públicos para víctimas de violencia sexual de género y no hay un solo centro estatal de emergencias especializado.

La violencia de género es un asunto de Estado, repiten una y otra vez quienes nos gobiernan. Pero a la hora de dedicar recursos a luchar contra ella, resulta que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) invierten más en folios y bolígrafos que en prevenirla. En concreto, 152 millones de euros en material de oficina frente a los 31,7 anunciados por la ministra Dolores Montserrat en mayo de este año, muy alejados de los 120 que reclamaban las organizaciones feministas. La transferencia adicional de 2,7 millones de euros a las comunidades autónomas para asistencia a víctimas de violencia de género anunciada el pasado mes de octubre supone menos de lo que se gasta sólo el Ministerio de Fomento en seguridad privada cada año y poco más del doble de lo que cuesta subvencionar la cafetería del Parlamento (950.000€).
En el segundo trimestre de año 2017, un total de 40.366 mujeres aparecen como víctimas de violencia de género, lo que supone un incremento porcentual del 20,7% en la variación interanual, ya que en el segundo trimestre de 2016 las mujeres víctimas de violencia de género fueron 33.440.
En un país en el que cada semana se registra al menos el asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja y cerca de 1.000 han muerto a manos de sus parejas o exparejas en los últimos 15 años, las comparaciones presupuestarias resultan especialmente dolorosas y reflejan el escaso interés político real por erradicar la violencia machista.
Violencia sexual: aumentan las agresiones, pero no los recursos Dentro de la violencia de género, un capítulo aparte merece la violencia sexual. Con el caso de la presunta violación en grupo a una joven en Pamplona, cuyo juicio se está celebrando estos días, el problema ha reaparecido en el debate público. Pero víctimas como la de “La Manada” se cuentan por miles: 7.240 mujeres fueron víctimas de delitos contra la libertad sexual en España en 2016, 417 más que el año anterior, según los datos del Ministerio del Interior. Y esta cifra sólo se refiere a las agresiones denunciadas, que se estima que suponen apenas un 10% de las totales. Esta falta de datos contribuye a ocultar aún más el problema.
Frente a este aumento de las cifras en los dos últimos años, la respuesta gubernamental no está a la altura: sólo 9 de las 17 comunidades autónomas españolas disponen de recursos públicos para víctimas de violencia sexual de género (Andalucía, Madrid, Extremadura, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña y Valencia). Y no hay un solo centro público de emergencias (24h/7días) especializado en situaciones de violencia sexual de carácter estatal. En algunas de las regiones los servicios no están garantizados, sino que son iniciativas privadas dependientes de subvenciones públicas. Esta situación genera desigualdad territorial y no garantiza estándares mínimos en todo el Estado.
Además, la violencia sexual está excluida de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Esta situación deja a las supervivientes o potenciales víctimas en una situación de desprotección e indefensión jurídica. A esto se añade que el abordaje de las violencias sexuales no suele tener en cuenta a los grupos más vulnerables y sus especiales necesidades: niñas, jóvenes, mujeres transexuales, mujeres mayores, migrantes –en especial aquellas en situación administrativa irregular–, empleadas de hogar, mujeres con discapacidad, con problemas de drogodependencias o las que han perdido su hogar.
Violencia sexual en Europa La violencia sexual es una de las manifestaciones de la violencia de género más extendida e invisible y afecta a las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital, tanto en el espacio público como en sus relaciones íntimas: 1 de cada 3 mujeres han vivido situaciones de violencia física y sexual en todas las regiones del mundo, incluida Europa Occidental. 3,7 millones de mujeres en la Unión Europea han experimentado alguna forma de violencia sexual (datos de Agencia Europea de Derechos Fundamentales, 2014).
El Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres y la Violencia Doméstica, conocido como Convenio de Estambul, exhorta a los Estados parte a establecer medidas para la prevención, protección y reparación de las mujeres, niños y niñas víctimas de violencia sexual, así como a la persecución de dicha violencia. Aunque está vigente en España desde el 1 de agosto del 2014 y es de obligatorio cumplimiento, se desconocen las medidas que se están llevando a cabo para su implementación.
¿Qué pedimos? Las diez organizaciones firmantes de este comunicado pedimos:
  • La incorporación de la violencia sexual en la legislación actual y futura sobre violencia de género, respondiendo al art 36 del Convenio de Estambul, vinculante para los Estados que lo han ratificado como es el caso del Estado Español
  • responder a la recomendación general 19 del Comité CEDAW respecto a la atención a la trata, explotación sexual y turismo sexual
  • que la educación sexual esté presente en el currículum escolar de todos centros educativos como una herramienta preventiva imprescindible de la violencia sexual
  • formar adecuadamente en estas materias a los ámbitos jurídico, policial, social y sanitario
  • dotación económica necesaria para la lucha integral contra la violencia hacia las mujeres, acorde con la dimensión del problema
ORGANIZACIONES FIRMANTES: Médicos del Mundo, Alianza por la Solidaridad, Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos (AIETI), Creación Positiva, Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE), Fórum de Política Feminista, Fundación para la Convivencia Aspacia, Haurralde Fundazioa, Red de Mujeres de América Latina y Caribe (Red Latinas).


 y ver ...

  http://www.elsaltodiario.com/violencia-machista/215000-crimenes-de-violencia-sexual-en-2015-en-la-union-europea

viernes, 24 de noviembre de 2017

España, el reino del miedo


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España, el reino del miedo

 




Si algo ocurre es porque puede ocurrir. Rajoy hizo lo que hizo porque pudo. Porque la Unión Europea se lo permitió, aunque con matices, y porque la sociedad española lo permite. La sociedad española, en su conjunto, es capaz de avalar la intervención por la fuerza en Catalunya. Es lo que hay.
Contra los pronósticos razonables y contra la propaganda con que nos ahogan, la sociedad española es hoy más reaccionaria que hace cuarenta años. En 1977 Adolfo Suárez constató que si sometía a referéndum la jefatura del estado los ciudadanos españoles de entonces optarían por una república. Como la Transición ya estaba diseñada de antemano y se basaba en la Ley de Sucesión y en la Ley de la Reforma Política aprobadas en Cortes, evitó preguntar a los españoles y dio por hecho el establecimiento nuevamente de la monarquía de la casa de Borbón y a Juan Carlos I como sucesor de Franco. Pero si les preguntan a los españoles de hoy si prefieren monarquía o república, ¿qué creen que contestarían esas personas que cuelgan la bandera monárquica en sus balcones y los que gritan “¡A por ellos!”? ¿Qué votaría esa “mayoría silenciosa” a la que apela el Gobierno y a la que teme la oposición?
El resultado de estas décadas pasadas, fuera de Catalunya, no fue una población más informada y, sobre todo, más libre. Por el contrario, consiguieron ahogar las voces disidentes y la ideología dominante es el conformismo y la sumisión al poder establecido como algo natural. El concepto borreguil de “mayoría silenciosa” supone una población mayoritariamente incapaz de razonar y expresarse libremente y que actúa como una masa amorfa a la que hay que conducir con la vara. Fue introducido al final del franquismo por periodistas del Régimen, creo recordar que Emilio Romero, y ahora acaba de ser recuperado oportunamente en el debate político en este final de régimen y en esta atmósfera de renovado franquismo.
Es lógico que mucha gente crea que la monarquía es “lo normal” y que no se atreva a pensar otra cosa y, mucho menos, manifestarlo. A eso se refiere el presidente del gobierno más corrupto desde Arias Navarro cuando apela “al sentido común” y “la gente normal”. En España “la gente normal” tiene miedo a pensar y tiene miedo a expresarse. En el Reino de España manda el miedo. Quedan para la triste historia de España los discursos del Presidente del Gobierno y del rey Felipe anunciando la intervención de la Generalitat y la ocupación de Catalunya. Son dos discursos llenos de violencia, particularmente el de quien ostenta el mando de las Fuerzas Armadas, en los que se amenaza a una población desarmada y se les anuncia castigos. Ese lenguaje verbal y gestual, que los mayores reconocemos perfectamente como franquista, sólo es posible en un país con una población indefensa e incívica, que carece de respeto por sí misma. Desde el punto de vista democrático esos discursos agresivos y amenazantes son intolerables, sólo se comprenden en una España que no salió del franquismo, simplemente lo continuó reformándolo. Sólo la cárcel de la conciencia que es el sistema mediático español al servicio del estado y el IBEX impide que la población española vea lo que ve el mundo.
El mundo ve un estado incapaz de gestionar sus contradicciones internas a través del diálogo y la negociación y que, para enfrentar las consecuencias de su autoritarismo, llega a planear el asalto militar al parlamento de los catalanes. Un estado que no es democrático. El gran mérito político de Aznar y la FAES, sobre el que descansa el reinado de Rajoy, es haber transformado el franquismo sociológico existente en franquismo político. Y es un franquismo sociológico y político que, sobre todo en ciertos territorios del estado, es transversal a la llamada izquierda y a la derecha, unidas ambas en un arco que tiene como clave a la monarquía.
Se nos suele ocultar que los generales que se rebelaron contra la República se llamaban a sí mismos “nacionalistas” y que el régimen de Franco fue ideológicamente un régimen nacionalista. El régimen nacionalista que nos educó a varias generaciones con su relato de la historia castellanista, la reina Isabel y demás, su ideología de la lengua castellana, su incivismo borreguil y, sobre todo, su miedo. Prueben a decir en voz alta “¡Viva la república!” en algún barrio donde campan ostentosamente esas banderas borbónicas. Fuera de Catalunya el miedo es el aire invisible que se respira, el miedo a expresarse. Precisamente lo que ha querido hacer el Gobierno, y en parte lo ha logrado, es hacer que los catalanes también tengan miedo.
“El miedo guarda la viña”, lo sabe la casta de privilegiados que se benefician del statu quo y es el miedo lo que tienen interiorizado los habitantes de territorios empobrecidos que son viables gracias precisamente a las transferencias económicas de otros territorios. Los pobres en España, como en todas partes, padecieron la violencia y la interiorizaron, eso es lo que hemos visto cuando despedían con un “A por ellos” a sus hijos enviados a Catalunya para castigar y someter a su población. A los oprimidos primero se les castiga y luego se les utiliza como represores, desplazando su rencor hacia sus congéneres que se rebelan. La casta de la corte madrileña que parasita el estado, que saquea las empresas creadas en otros territorios, se debió de partir de risa enviando buques y caravanas de policías animados a pegar a ciudadanía catalana. Fue, es, absolutamente obsceno. O sea, franquista.
Si la sociedad catalana se amedrenta, si la vencen con el miedo, estará perdida, será solamente otras provincias más sometidas a la corte y no conseguirá nada. Hay un diálogo complejo entre la sociedad movilizada, el movimiento cívico, y los partidos que tienen que buscar soluciones, pero a lo que no debe renunciar la sociedad es a tener fuerzas políticas propias. Tras las elecciones habrá negociación o imposición. Sólo negocia quien tiene fuerza propia para hacerlo. Sólo tener partidos propios permite la bilateralidad frente a los intereses y la fuerza de la corte, ese agujero negro que parasita a este estado autoritario y centralista.
  http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/11/21/catalunya-espana-el-reino-del-miedo/

 y ver ..
http://www.publico.es/sociedad/operacion-arana-cara-b-acusaciones-fiscales-enaltecimiento-redes-sociales.html


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