domingo, 28 de mayo de 2017

Alemania .- La “sociedad Hartz IV”.



Alemania: Pobreza y salud pública bajo el régimen de las leyes Hartz.


Christoph Butterwegge 



Las contra-reformas de la “Agenda 2010” (llevadas a cabo por la coalición roji-verde del canciller Gerhard Schröder (SPD) y de Joska Fischer (Verdes), introducidas en 2005 (fecha de la entrada en vigor de la última ley Hartz, llamada Hartz IV [2], ha cambiado de tal modo la faz de Alemania que actualmente puede hablarse, sin exageración, de “sociedad Hartz IV”. Contrariamente a las promesas que acompañan habitualmente este tipo de “reformas”, el desempleo masivo no ha sido suprimido, al mismo tiempo que la pobreza se ha multiplicado, lo que ha conducido a la degradación del estado de salud de una gran parte de la población y al deterioro del acceso a la sanidad.



jueves, 25 de mayo de 2017

El fiasco susanista rompe la gran coalicción.

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El fiasco susanista debilita a Rajoy



El plan liderado por Susana Díaz para atar al PSOE a la gobernabilidad de Estado ha fracasado estrepitosamente. Sin llegar al 40% de votos, dejando aparte Andalucía no ha conseguido llegar a una media del 30% de la afiliación que ha votado en el resto de federaciones socialistas. Pedro Sánchez ha alcanzado algo más de la mitad (50,2%), con una ventaja significativa de más de diez puntos. La posición intermedia de Patxi López ha sido avalada por menos del 10%. El fracaso no es solo ni principalmente de la Presidenta de Andalucía, sino del aparato institucional socialista imbricado con el poder establecido (barones territoriales, gestora, líderes históricos –González, Guerra, Almunia, Zapatero, Rubalcaba–…). Desde su prepotencia y su soberbia elitista, no han conseguido suficiente legitimidad entre la militancia socialista. Se ha desbaratado el nefasto golpe palaciego de octubre pasado que forzó la dimisión del Secretario General y nombró la Comisión Gestora que facilitó la investidura de Rajoy, con la abstención socialista, y garantizaba la estabilidad del Gobierno del PP.
El PSOE tiene un carácter doble. Por un lado, el núcleo dirigente dependiente de los poderosos, que ha perdido. Pierde también Rajoy y su proyecto normalizador. Por otro lado, la mayoría de la militancia que propugna el distanciamiento y la oposición clara a la derecha, y que ha ganado. Ganan las posibilidades de acercamiento a Podemos y sus aliados, aunque sea limitado y exija finura política. La pugna de poder interno refleja la doble opción por la estabilización o no del consenso liberal-conservador de la triple alianza (PP-Ciudadanos-PSOE). El ropaje social-liberal ha salido cuestionado.
Lo que la mayoría de la base socialista ha deslegitimado es la resignación socialista ante el cierre inmovilista y corrupto del entramado de poder derechista. Su proyecto consistía en neutralizar la dinámica del cambio político, subordinar al Partido Socialista y aislar a Unidos Podemos y sus aliados. Pretendía consolidar la restauración del nuevo bipartidismo (ahora con Ciudadanos) con la normalización institucional y de la política socioeconómica y territorial. Todos los grandes poderes fácticos, económicos, financieros, institucionales y mediáticos, con la bendición de Bruselas, Berlín y Frankfurt, están tras ese objetivo, en el marco de la incorporación decidida de la dirección de la socialdemocracia europea a ese continuismo estratégico dominante. El PSOE, con Susana Díaz, debía consolidar el plan restaurador, socioeconómico, del sistema institucional y, además, de la cuestión nacional. El fiasco ha sido total.
El apoyo institucional y de los grandes medios a este plan liderado por Susana Díaz ha sido impresionante; incluso ha llegado a coacciones y prácticas antidemocráticas en la recolección avales, corregidas en el voto secreto de muchos militantes (ha recibido, con mayor participación, mil votos menos que avales). Su discurso vacío, solo con el gancho de ser ‘ganadora’, no ha convencido a su base afiliada. Pero incluso su credibilidad ganadora está en entredicho. En las elecciones autonómicas de Andalucía el PSOE ha bajado desde el 50,4% de 2004, al 40,7% en 2012, y al 35,4% en 2015; en total un descenso de quince puntos. Además, el conjunto del Partido Socialista ha perdido desde 2008 la mitad de sus electores, casi seis millones.
Es cierto que Sánchez ha tocado suelo, no ha conseguido levantar la amplia desafección social hacia el PSOE y tampoco garantiza la remontada. Pero su NO a Rajoy ha sido alto y claro. Además, frente a la idea victimista, la mayoría de la pérdida de votos (4,3 millones) ya se había producido en 2011. Su orfandad representativa se generó antes de la existencia de Podemos; la representación de las fuerzas del cambio ha contribuido a consolidar este nuevo campo sociopolítico y electoral. La causa de la crisis socialista de legitimidad ciudadana, nunca reconocida ni rectificada, fue por la regresiva e impopular gestión gubernamental de Zapatero-Rubalcaba desde 2010, que han aparecido junto con Felipe González, como los apoyos fundamentales de Susana Díaz. La defenestración autoritaria de Sánchez en el Comité Federal de octubre, a manos de los notables, profundizaba su callejón sin salida y su crisis identitaria y electoral. El pasado (selectivo) no ofrece solución; para la experiencia mayoritaria de su afiliación es el síntoma y la causa del debilitamiento discursivo, social y electoral. Se impone una profunda renovación.
Por tanto, el proyecto susanista y del aparato institucional de un supuesto PSOE ganador y autónomo de la derecha no tiene credibilidad. Los gestos autónomos del poder establecido han sido superficiales e insuficientes. La vuelta al bipartidismo gobernante (corregido por Ciudadanos) es imposible e implica un duro sectarismo contra el amplio campo alternativo. La subordinación a la estabilidad y la hegemonía del partido más corrupto de Europa, el PP, con una dinámica regresiva y autoritaria, ha quedado más deslegitimada. El descrédito del Gobierno de la derecha y sus políticas se incrementa.
En sentido contrario, la campaña de cerco y descalificación a las fuerzas del cambio, estrategia de contención articulada por su aparato político y mediático e impulsada por los poderosos, ha quedado dañada. Ese sectarismo de la mayoría de barones territoriales que, para más inri, se han beneficiado del apoyo de Podemos para sus investiduras frente al PP, ha quedado desautorizado. Se abre la necesidad de un nuevo reequilibrio, partidario e institucional, en los congresos territoriales en esas Comunidades Autónomas.
Los límites del proyecto de Sánchez
El éxito de Pedro Sánchez, menos dependiente de ese aparato institucional y mediático, abre posibilidades de cambio. Queda todavía un trecho difícil. En primer lugar, hasta dónde va a alcanzar su hegemonía organizativa en los procesos de congresos socialistas (federal y territoriales) que están en marcha en los dos próximos meses. Por tanto, está por dilucidar su grado de control partidista (incluido el grupo parlamentario cuya composición no se renueva y donde es minoritario) o, dicho de otra manera, el nivel de renovación de las viejas estructuras de poder interno y su conexión económica y mediática.
En segundo lugar, está la incógnita del alcance del giro hacia la izquierda de Sánchez y su equipo o, como él dice, su reafirmación como ‘referencia de la izquierda’ o de nueva socialdemocracia. Se trata del carácter de su proyecto de fondo, de los nuevos equilibrios con los poderes fácticos y el grado de compromiso unitario con las fuerzas transformadoras.
De todo ello hay gestos retóricos positivos, algunos de ida y vuelta, pendientes de concretar. Entre ellos, poner el foco en la acción contra las desigualdades sociales y establecer puentes con Unidos Podemos y las fuerzas nacionalistas. El principal, su discurso de oposición más clara al Gobierno del PP, incluida la presentación de una posible moción de censura, siempre que tenga ‘posibilidades de ganarla’ y a medio plazo. Ello supone descartar la colaboración con la estrategia de oposición actual de Unidos Podemos y sus aliados respecto de una moción de censura inmediata.
No obstante, actualmente, hay suficientes motivos (corrupción, degradación de la democracia, políticas impopulares...) que la justifican. Aunque no está asegurado el poder echar al PP del Ejecutivo, su moción tiene sentido cívico y político. Es un instrumento democrático (institucional y participativo) para denunciar la involución social y democrática del gobierno conservador y fortalecer entre la ciudadanía la idea de cambio de progreso frente a la resignación o la 'normalización' del continuismo. En todo caso, es un buen comienzo el respetar las respectivas estrategias de oposición y favorecer el entendimiento.
La victoria de Sánchez ya ha cuestionado la credibilidad de la gestora y los ‘notables’ implicados en la involución política y democrática del PSOE. Ha generado una grieta de legitimidad en el bloque de poder al poner por delante la oposición y alternancia al gobierno del PP y desplazar sus principales valedores en el Partido Socialista. Así, está obligado a diferenciarse mejor de la derecha del PP (y Ciudadanos) y oponerse al simple continuismo de su gobernabilidad. Especialmente, está comprometido en exigir responsabilidades políticas a Rajoy, por su corrupta y autoritaria gestión y pedir su dimisión.
En tercer lugar, aparece la tarea de colaborar con las fuerzas transformadoras para construir una alternativa de progreso. El nuevo Secretario General electo y, especialmente, algún componente de su equipo como Pérez Tapias, han reconocido que el pacto de PSOE-C’S de hace un año impedía, por su contenido neoliberal y la exigencia de completa subordinación, el acuerdo con Unidos Podemos, En Marea, En Comú Podem y Compromís. La propuesta para negociar un Gobierno de Progreso, con un programa intermedio y una gestión gubernamental compartida, es una solución razonable, aunque rechazada oficialmente por el PSOE, desde su pretensión hegemonista.
Puede haber algunas variaciones de ese estatus quo de relativa paridad representativa. De hecho, actualmente, existen dos millones de votantes con relativa orfandad representativa, inclinados hacia la abstención y en espera de la evaluación de cada gestión y proyecto: uno, el que perdió Unidos Podemos entre el 20-D y el 26-J; otro, el que ha perdido adicionalmente el Partido Socialista, según las encuestas, en este último periodo de crisis. La tentación de Sánchez es que la pugna por la hegemonía electoral relativa se convierta en su estrategia principal y a toda costa. Su insistencia en no caminar juntos con Podemos y sus aliados y ser “la” referencia de la izquierda, apenas esconde su aspiración hegemonista para sacar suficiente distancia en las próximas elecciones y negociar, en todo caso, con ventaja (programática y de gestión) un posible acuerdo con las fuerzas del cambio.
Pero ello supone priorizar la pugna competitiva y el aislamiento de las fuerzas transformadoras. Incluso está por ver que ese reequilibrio a la portuguesa, sin suficiente garantías de ganar autónomamente a las derechas, sea admisible por los notables y el bloque de poder económico y mediático. El diario El País ya amenaza con una crisis y ruptura a la francesa, es decir, la construcción de un gran centro, la irrelevancia del ala izquierda socialista y el acoso a las fuerzas alternativas. Y, desde luego, con Rubalcaba en su cocina, su apuesta por la escisión es más creíble que la alianza (podemización) con el llamado populismo izquierdista. Por tanto, las presiones a Sánchez se van a redoblar, su margen todavía es escaso y, de momento, ni siquiera es un Hamon o un Corbyn.
La perspectiva española, dentro del debilitamiento general de la socialdemocracia, es distinta a la portuguesa (una gran ventaja socialista sobre el Bloco y el PCP), la griega (derrumbe socialista con hegemonía de Syriza), la alemana (coalición con la derecha, con peso de La Izquierda y Los Verdes) y a la francesa (división socialista con pase del aparato socialista al centrista Macron y una Francia Insumisa triplicando al PSF). La paridad representativa con las fuerzas transformadoras, la justa respuesta a la gravedad socioeconómica y la cuestión nacional, así como la existencia de una arraigada cultura democrática y de justicia social entre la mayoría popular ofrecen una especificidad en nuestra dinámica del cambio político.
La victoria de Sánchez debilita al Gobierno de Rajoy, facilita cierta colaboración con Unidos Podemos y convergencias, pero su proyecto está lejos de forjar una deseable alianza de progreso. Para ello, además de un mínimo de confianza y lealtad es imprescindible avanzar en un programa mínimo compartido de giro socioeconómico progresista y democratizador, de regeneración democrática y respecto de la problemática territorial. En ese marco, con un talante democrático y unitario, es legítima la competencia y el debate de ideas y proyectos. El camino es priorizar los objetivos comunes de un cambio auténtico de progreso, ensanchar el campo alternativo y progresista e incrementar la participación ciudadana en detrimento del espacio de las derechas y su proyecto autoritario y regresivo. Se hace camino al andar.
Antonio Antón. Profesor Honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
@antonioantonUAM

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 Nota del blog .-

  Está historia tiene tela , el PP en la anteriores alecciones no movió ficha , como fuerza más votada solo eran posibles gobernar ellos , separando gobernabilidad e investidura , y primero separó los afines de los apestados o sea podemos e independentistas y luego entre los afines como el CS no llegaba el PSOE o entraba en gobierno de gran coalición o tenía que votarlo o abstenerse, todo esto bien engrasado por el bloque mediático .y los susanitos .A partir de ahí los susanitos intentaron que pedro lo hiciera sabiendo perfectamente que se quemaba como secretario y dejaba vía libre a Susanita, pero Pedro se resistió , y los expulsaron ,dimitió y la quemada al final fueron ellos y efectivamente ahora por fin la gestora se despide convocando un congreso ordinario cuando según sus estatutos también debía ser extraordinario…y de susanitos pasaron gusanitos…O sea que Pedro no cayó en la trampa , el no es no , también era eso .. se lo estaban diciendo a ellos y los militantes tampoco cayeron supieron ver entre tanta intoxicación salvar su partido …El ropaje social-liberal ha salido cuestionado. El descrédito del Gobierno de la derecha y sus políticas se incrementa. Y ya veremos lo que da , el federalismo y la nación de naciones .Y si es posible un gobierno a la portuguesa.

martes, 23 de mayo de 2017

Método y locura. La historia oculta de los ataques de Israel en Gaza .

La historia oculta de las invasiones israelíes a Gaza

   
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Leandro Albani
 
Finkelstein detalla las mentiras esgrimidas para justificar los ataques y el entramado internacional que le permite al régimen terrorista ampliar la ocupación

Polemista e investigador preciso, Norman G. Finkelstein resume en su libro Método y locura. La historia oculta de los ataques de Israel en Gaza la política profunda del Estado israelí contra los pobladores palestinos.
Tomando como hechos de análisis las operaciones militares Plomo Fundido (2008-2009), Pilar Defensivo (2012) y Margen Protector (2014) –que devastaron la Franja de Gaza y asesinaron un total de 3700 palestinos y palestinas-, Finkelstein detalla de manera concisa esas invasiones de Israel, sus razones, las mentiras esgrimidas para justificar los ataques y el entramado internacional que le permite a Tel Aviv ampliar la ocupación sobre territorio palestino.
En Método y locura…, publicado por Ediciones Akal en 2014, el profesor de Teoría Política en la Universidad de De-Paul de Chicago, también retoma su carácter de polemista que había dejado en claro en su reconocido y polémico libro La industria del Holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío. Finkelstein analiza las invasiones militares israelíes a Gaza desde una posición crítica y utilizando como fuentes principales las propias declaraciones de funcionarios y militares judíos, como también un abanico de documentos e investigaciones realizadas por Naciones Unidas y, en el caso de Plomo Fundido, el conocido Informe Goldstone, que investigó los crímenes cometidos por Israel en esa operación. El informe, rechazado por Tel Aviv al dejar al descubierto las masacres cometidas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), confirma que el entonces gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu tuvo como objetivo “castigar, humillar y aterrorizar a la población civil de Gaza, además de “asesinar conscientemente, torturar o infligir un tratamiento inhumano”, así como “causar premeditadamente enormes sufrimientos, heridas graves o lesiones perjudiciales para la salud, destruir propiedades sin justificación militar y hacerlo de forma ilegal y gratuita”.
Sin bien Finkelstein toma el Informe Goldstone como piedra angular para desenmascarar la política represiva israelí, al mismo tiempo no ahorra críticas hacia Richard Goldstone, quien encabezó la investigación y, tiempo después, renegó del informe, capitulando ante la presión de Israel.
En Método y locura… también se muestran con claridad las razones de Israel para invadir la Franja de Gaza, un pequeño territorio palestino de 360 kilómetros cuadrados en el que habitan dos millones de personas, sometidas a un férreo bloqueo económico y comercial por parte de Tel Aviv. Finkelstein esgrime que en cada una de las operaciones militares, Israel buscó mostrar al mundo su “capacidad disuasoria” y, a su vez, tratar de golpear al Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, que gobierna en el enclave costero desde 2006, y con el tiempo se transformó en una organización política y armada con un fuerte arraigo entre los pobladores. En las páginas del libro se observa con claridad que toda invasión israelí de gran envergadura es acompañada por una sólida cobertura mediática que la justifica y –lo más preocupante tal vez- el crecimiento en los niveles de paranoia en la propia sociedad israelí, azuzado por sus gobernantes.
Finkelstein presenta cifras, datos, coordenadas y pruebas incuestionables sobre cómo Israel arrasa Gaza, sin que el mundo (salvo contadas excepciones) preste atención a un plan militar que nació con la implementación en 1948 del Estado de Israel en territorio palestino.
Como cierre, el autor e hijo de supervivientes de los campos de concentración de Auschwitz y Majdanek, reflexiona  sobre las nuevas formas de resistencia que las palestinas y los palestinos tienen como opción para enfrentar la ocupación. “Si no se puede recurrir ni a la diplomacia ni a la vía judicial, lo único que queda es la resistencia popular –escribe Finkelstein-. Pero, ¿qué tipo de resistencia popular? La pregunta no es si los palestinos tienen derecho a recurrir a la fuerza armada para acabar con la ocupación. Evidentemente, lo tienen”. Luego de sentar postura, Finkelstein prosigue: “La cuestión es de índole política: ¿qué tácticas y estrategias arrojarán mejores resultados políticos? Por muy heroica que sea la resistencia del pueblo de Gaza, por ejemplar que resulte su voluntad indomable, tras tres sangrientas rondas de combates con Israel en los últimos cinco años, tras padecer muerte y destrucción a una escala desgarradora, la resistencia armada aún no ha logrado mejorar sustancialmente la vida cotidiana de la gente”. Y agrega una hipótesis, que hasta el día de hoy es discutida y polemizada: “Lo mejor que se puede decir de la resistencia armada es que ya se ha probado muchas veces para acabar con el bloqueo, sin éxito alguno. Lo peor que cabe decir de la resistencia masiva no violenta es que es algo que aún no hemos intentado. ¿No deberíamos darle al menos una oportunidad?”.
El Furgón
Texto completo en: http://www.lahaine.org/la-historia-oculta-de-las



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domingo, 21 de mayo de 2017

Salvar a la soldado Cifuentes.- La política como negocio y medio para el negocio.

Madrid: ¿más PP o más democracia?


 Púnica, Lezo, Fudescam, 2 de mayo. Todas y cada una de estas tramas indican que como mínimo en los últimos  15 años, si querías llegar a cargo electo del PP en Madrid, debías ir con el dinero por delante. En otras palabras, habías de reunir un grupo de “inversores” que vieran en el presupuesto público y en su control un medio de negocio, un medio para ganar dinero, para recuperar la inversión y exprimirle todo el beneficio.


 21/05/2017
La ciénaga madrileña de corrupción continúa vomitando lo que ha ido almacenando durante lustros en su hediendo seno. La principal novedad de la semana es la acusación de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, de dos delitos muy graves: prevaricación continuada y cohecho. Pero no fue lo único que conocimos estos días. El 20 de mayo, salió a la luz que el actual gerente del PP madrileño, Guillermo Mayoral, se hallaba implicado en la financiación ilegal del partido a base de inflar contratos públicos que pagaban ayuntamientos y que se destinaban a las campañas del PP; se habla de cantidades en torno a los 19 millones de euros. El martes 16, la prensa se hacía eco del levantamiento de seis piezas del sumario de la trama Púnica que lleva el juez Velasco. Y la peste siguió subiendo en intensidad. Cincuenta y dos “respetables personas” y como no, el anterior gerente del PP madrileño, Bertrán Gutiérrez, ya condenado por las tarjetas black, eran imputados por la Operación Lezo. Entre ellos,  Juan Miguel Villar Mir (marqués, sexta fortuna del Reino, dueño de la constructora OHL, ministro con Arias Navarro e ilustre ejemplo de puerta giratoria). Junto a ambos,  Lourdes Cavero, presidenta en su momento de la patronal madrileña CEIM y mujer de Ignacio González, expresidente de la Comunidad en prisión acusado de ser el jefe de una organización criminal. También supimos el 16 de mayo que la Guardia Civil concluyó en sus informes que el PP madrileño financió sus campañas electorales de manera ilegal, incluidos auxilios en 2008 a la la campaña electoral de Mariano Rajoy. Por último,  se destapó que la fundación 2 de Mayo, creada por Esperanza Aguirre para defender “la unidad de España”, era en realidad  una nueva caja B del PP madrileño y estatal.

Salvar a la soldado Cifuentes

El conjunto del entramado del poder económico y su representación política están tratando, por tierra, mar y aire, de salvar a la presidenta de la Comunidad de Madrid tras la acusación de la UCO de cohecho y prevaricación. Estos días, la prensa y muchos periodistas deudores de subvenciones del PP no paran de perfumar el espacio que llena la presidenta; en un nuevo intento por evitar la evidente pestilencia a corrupción que ella misma desprende. Cristina Cifuentes lleva más de 20 años como política en cargos destacados del PP madrileño. Fue miembro del consejo de administración del Canal de Isabel II y avaló con su voto todas sus decisiones mientras González construía su organización criminal; fue miembro asimismo de la comisión parlamentaria que en la Asamblea se encargó del Tamayazo; ahora, la acusación de la Guardia Civil  señala que, cuando se produjeron las valoraciones a favor del grupo Cantoblanco,  Cifuentes era patrona de la Fundación Fundescam (otra caja B de PP), miembro de los comités de campaña, del comité de expertos y presidenta de la mesa de contratación en la Asamblea de Madrid.  Cantoblanco es propiedad de Arturo Fernández, rana en todas las charcas del PP, expresidente de la patronal madrileña, condenado por las black de Caja Madrid y supuesto financiador ilegal de dicho partido. En esos años Fernández logró la explotación del servicio de restauración en la Asamblea de Madrid y para esa concesión fue necesaria la intervención de Cifuentes.
Los perfumistas, incluido Ciudadanos, se agarran para su defensa de Cifuentes a que el Juez Velasco y el fiscal Moix han desestimado “imputarla”. Cifuentes, por su parte, asegura ser víctima de fuego amigo y señala que solo tiene 900€ en su cuenta. Pero existen realidades que la delatan. Más allá de la UCO, más allá de contrataciones, el propio presupuesto de 2017 fue aprobado en la Asamblea autonómica gracias a los votos de diputados del PP manchados por la corrupción.  En resumen, Cifuentes bracea para no continuar hundiéndose en la ciénaga, pero hechos tan simples como el próximo cambio de juez en la Púnica o un nuevo papel de la Guardia Civil pueden echar por los suelos la operación mediática de limpieza de la presidenta. 

La política como negocio y medio para el negocio

Púnica, Lezo, Fudescam, 2 de mayo. Todas y cada una de estas tramas indican que como mínimo en los últimos  15 años, si querías llegar a cargo electo del PP en Madrid, debías ir con el dinero por delante. En otras palabras, habías de reunir un grupo de “inversores” que vieran en el presupuesto público y en su control un medio de negocio, un medio para ganar dinero, para recuperar la inversión y exprimirle todo el beneficio. La multiplicidad de tramas y familias, así como los chivatazos y divisiones muestran hasta qué punto necesitan (dependen) del Estado y sus lazos para ganar dinero. Se trata de una lucha encarnizada por el botín, un botín construido a base del presupuesto público y de los derechos de las personas. Los últimos 52 ilustres encausados destapados ahora por la Lezo lo confirman, como lo confirma la línea de privatizaciones y externalizaciones que el presupuesto 2017 aprobado en la Asamblea lleva implícitas y que son y seguirán siendo fuente de negocio y en consecuencia, campo abonado para la corrupción.  O lo que es lo mismo, campo abonado a seguir recortando derechos a los ciudadanos y alimentando la desigualdad.
Una moción para cambiar la situación y las alianzas 
Por su parte, Podemos sigue adelante con su moción en Madrid. Antes del informe de la UCO, el 13 de mayo, el PSOE de Madrid aseguró que no la apoyaría. Ciudadanos, ni está ni, de momento, se le espera. En consecuencia, la moción no da en lo que a los números se refiere, aunque sí permite, desde su anuncio hace ya varias semanas, debatir de forma profunda sobre la manera y la posibilidad real de construir una alternativa a la hedionda corrupción, los recortes, el neoliberalismo extremo, las desigualdades y baja calidad democrática que el PP ha construido en Comunidad con el mayor presupuesto público tras el del Estado.
Una encuesta publicada el pasado 2 de mayo ponía sobre la mesa algunos datos importantes para esta cuestión. Los datos revelaban que el PP caía, que Ciudadanos chupaba su pérdida, que el PSOE igualmente perdía apoyos y que Podemos los ganaba. En otras palabras, las fuerzas que levantaron el régimen del 78 y sus autonomías reducían peso a favor de las dos nuevas. Pero a la vez, el sondeo que no otorgaba mayoría absoluta a ninguno e indicaba que los encuestados no querían un gobierno monocolor. O sea, se decantaban por acuerdos entre varios para gobernar, querían alianzas. Precisamente el asunto en el que está la clave de la política. Es decir, la capacidad de formar y construir pactos de todo tipo y, en este caso, también de gobierno, es la base de toda la acción política.
Pero ¿es posible una nueva mayoría en Madrid? La encuesta concluía que la resultante en la cámara de Vallecas solo se hallaba en la suma de Ciudadanos y PP. Ahora bien, de eso hace tres semanas y mucha de la porquería que hoy conocemos estaba aún por aflorar. Más allá de ello, la moción de Podemos sigue adelante y la clave de su éxito vuelve a encontrarse en las alianzas. Podemos asegura que quiere una alianza con la sociedad civil. Con esta intención señala, acertadamente, que la alianza con los movimientos sociales constituye  la clave del momento a la vez que reconoce que solo lo que que la calle imponga puede dar base real al cambio que necesitamos. Sin embargo construir esa alianza no puede producirse únicamente por el método de la simple adición a la moción ya presentada. El daño de estos años, la fragmentación social existente, la pluralidad de las resistencias y sus discursos, así como la capacidad del propio neoliberalismo y sus lazos en el Estado para frenar a quienes cuestionen sus planes obligan a una seria reflexión. La moción representa un paso importante que ayuda mucho pero es fundamental para tener una  alternativa con peso real que el Madrid social tome la palabra y   señale de manera concreta  el ramillete de aspectos que más preocupan al conjunto de la sociedad. Sin duda, dentro del mismo estarán elementos como regenerar y recuperar la democracia, un plan de emergencia social y rescate de las personas, poner fin a las privatizaciones y externalizaciones, reforma fiscal, política de desarrollo basada en criterios sostenibles, etc.  Sean cual sean las reivindicaciones que el Madrid de las resistencias exponga, su naturaleza transversal actuará en este momento como el medio ideal para las alianzas. De la misma forma que no habrá cambios que la calle no imponga, no habrá mayorías que la calle previamente no haya generado. Generar esa mayoría superior a cada parte solo está en manos de la movilización y las propuestas que ésta plantee.
Transformar el Madrid que resiste en el Madrid que propone ha de ser lo que centralmente preocupe al activismo. Cierto es que coexisten muchas desconfianzas, que no es sencillo y que la fragmentación tiene sus razones, pero también que la moción y la propia situación abre nuevas posibilidades. Es el momento de unir en lo esencial, de eliminar lo accesorio. Y urge movilizar en la calle para imponerlo porque recuperar la democracia y los derechos dependen de ello. Es tarea del Madrid social despejar el campo y levantar alternativas de manera inclusiva y unitaria, más allá de la suerte parlamentaria de la moción.
amigo y colaborador de Sin Permiso, es activista social en Madrid.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 21 de mayo 2017 
 
  Y VER...
 
Lo que realmente dice el juez Velasco sobre Cristina Cifuentes