lunes, 16 de mayo de 2016

El mito de la libertad de información.

Sobre la libertad de información y otros mitos



Un importante grupo informativo prohíbe a sus periodistas asistir a los programas de televisión de una conocida cadena y, además, despide a otro periodista de una radio que pertenece a dicho grupo, por informar que familiares del consejero delegado de ese grupo aparecían en los “papeles de Panamá”, a lo que se había referido también la cadena de televisión… Hechos como estos hacen recordar una realidad tan evidente como inexplicable, pero recurrentemente, olvidada: todos los medios de comunicación tienen dueño, con excepción de los medios de propiedad pública, cuyo «dueño» es el partido de turno en el poder. Son empresas y funcionan como empresas, es decir, no tienen una función social –aunque la cumplen–, sino que deben generar beneficios a sus dueños y servir a los intereses de esos mismos dueños o de quienes representan esos dueños. Mantienen la idea –muchas veces la ficción- de que existe libertad de expresión, pero es la libertad de expresión de los dueños de los medios de comunicación (y de sus socios, cómplices, accionistas o contratantes de publicidad), no la libertad de expresión del ciudadano común, que rara vez tiene acceso a ellos. Los periodistas son empleados que deben cumplir las órdenes de los dueños del medio de comunicación que les contrata y paga, sean de radio, prensa, televisión, agencias noticiosas o de cualquier otro formato en la plataforma que sea. Como personas que reciben un salario, tienen la obligación de ajustarse a la política de la empresa, a riesgo de ser despedidos. Cuando se lee una noticia o un comentario, debe recordarse el verso de Bertolt Brecht en la Ópera de los cuatro cuartos: «Mackie, ¿quién paga la cuenta?». Sólo es posible entender el modelo de prensa existente en un país si se conoce quiénes son los dueños de los medios de comunicación y a qué intereses responden.
El control de los medios de comunicación es una cuestión estratégica en toda sociedad, pues a través de estos medios se puede manipular el pensamiento de una mayoría social y «crear» ideologías. La manipulación informativa, a través de los medios de comunicación, ha sido copiosamente estudiada. Noam Chomsky, en su obra Ilusiones necesarias. Control de pensamiento en las sociedades democráticas, realizó un pormenorizado estudio de la manipulación informativa de hechos en los medios de comunicación de EEUU, demostrando que esos medios informativos, en realidad, no informaban, sino que elaboraban las noticias de forma que sostuvieran la posición del gobierno de EEUU o de las grandes corporaciones que controlan el poder real en ese país. «En resumen –expresa Chomsky–, los principales medios de comunicación […] son grandes empresas que “venden” públicos privilegiados a otras empresas. No podría constituir una sorpresa el hecho de que la imagen del mundo que presentan reflejara las perspectivas y los intereses de los vendedores, de los compradores y del producto».
Los directivos de los medios de comunicación, sigue diciendo Chomsky, «pertenecen a las mismas elites privilegiadas» y es «poco probable que los periodistas que penetran en el sistema se abran camino salvo si se pliegan a estas presiones ideológicas». Esta realidad ya la había descrito Carlos Marx en La ideología alemana, obra en la que afirmaba: «Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época; o dicho de otro modo, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante». Para poder ejercer ese «poder espiritual», las clases dominantes necesitan controlar los medios de comunicación de masas, control que, hoy, está alcanzando cotas inimaginables.
Dado su carácter estratégico, las clases dominantes han puesto históricamente gran empeño en controlar la información, de forma que exista libertad de expresión, pero que sea «su» libertad de expresión. O una libertad de expresión dentro de un orden, que jamás cuestione las estructuras de dominio económico y político que defienden. Dicho de otra manera, que exista una apariencia de libertad de expresión, no una libertad de expresión real y accesible a todos los ciudadanos. Este interés por controlar, manejar y dirigir la información ha llevado a la creación de grandes conglomerados de medios informativos, un proceso que es paralelo al de concentración de la riqueza en pocas manos. Puede, incluso, hacerse una ecuación: a mayor concentración de poder en grupos minoritarios, mayor concentración de medios de comunicación controlados, directa e indirectamente, por esos grupos minoritarios.
El conocido diario estadounidense The Washington Post fue adquirido en 2013 por el dueño de Amazon, Jeffrey P. Bezos. El principal accionista de The New York Times, propiedad de la familia Ochs Sulzberger, es el multimillonario mexicano Carlos Slim, con el 19% de las acciones. La empresa es dueña de otras 40 publicaciones, entre ellas International Herald Tribune y The Boston Globe. El Grupo Time Warner de EEUU es dueño de CNN, una de las mayores cadenas de televisión del mundo, que transmite en inglés y en español (CÑN). Es, además, dueña de Chilevisión y CNN Chile, de las revistas Time, Sports Ilustrated, People, Fortune, Money Magazine y del Grupo Expansión, de México, dueño, a su vez, de nueve revistas. El conglomerado alemán Bertelsmann posee 52 canales de televisión y 29 emisoras de radio y «[c]ada día los lectores de Gruner+Jahr tienen la opción de escoger entre 500 revistas en distintos medios en más de 30 países». El Grupo Bertelsmann España es dueño, a través de Atresmedia, de Antena Tres, La Sexta y Onda Cero, en el campo audiovisual y posee doce revistas, entre ellas Muy Interesante, Geo y Autopista, así como las editoriales Alfaguara y Taurus. RCS Mediagroup, conglomerado empresarial italiano, posee los diarios Corriere della Sera, La Gazzetta dello Sport y Corriere Economia –entre otros– en Italia y es dueño de El Mundo, Marca y Expansión en España. En total, un centenar de medios de comunicación. E l Grupo El Comercio, en Perú, controla el 78% de la prensa. “Si se produce una concentración de medios como se está produciendo en el Perú, y esos medios tienen además una línea política muy clara, entonces allí hay una amenaza potencial muy grande contra la democracia”, advirtió Mario Vargas Llosa, a quien nadie puede acusar de comunista. En Brasil, el Grupo Globo controla el 45,2% de la audiencia televisiva y el 73,5% de publicidad, además de poseer 38 canales de pago. Globo ha encabezado la campaña para derribar a la presidenta Dilma Roussef.
Un dato común une a los dueños de conglomerados de medios de comunicación, sean de la nacionalidad que sean: son todos familias o grupos multimillonarios, que comparten el propósito común de defender el sistema económico que les ha permitido alcanzar la condición de multimillonarios. Comparten una ideología común, ideología que sostienen y defienden desde sus medios de comunicación. De esa guisa, sus líneas informativas tienden a preservar el establishment y a desinformar, por una parte, y atacar, por otra, a los gobiernos, grupos, asociaciones, partidos, etc., que promueven ideas progresistas o de izquierda que atacan los fundamentos del sistema. Por esa vía se llega a otro aspecto, no menos medular, pues afecta el corazón de la libertad de expresión: si una vasta mayoría de medios de comunicación defiende el mismo sistema, el pluralismo desaparece. La sociedad se ve saturada de noticias con el mismo o similar contenido o ideología, de forma que se produce una ficción de libertad, negada por el hecho de que esa vasta mayoría de medios coincide en los mismos presupuestos ideológicos. El control pasa desde escoger qué tipos de programas se difunden, hasta seleccionar qué tertulianos o «expertos» son invitados a «impartir su sabiduría». Estamos, así, ante el engaño perfecto y EEUU es el modelo a seguir. Noam Chomsky es una celebridad internacional, pero ninguno de los grandes medios informativos estadounidenses suelen abrirle sus espacios. Chomsky puede decir lo que quiera, pero sus mensajes quedan depositados en los rincones, de forma que la gran mayoría de ciudadanos se ve condenada a escuchar la misma «música», un día sí y otro también. Como ha indicado un informe de la Organización de Estados Americanos,
“uno de los requisitos fundamentales de la libertad de expresión es la necesidad de que exista una amplia pluralidad en la información y opiniones disponibles al público... Cuando las fuentes de información están seriamente reducidas en su cantidad, como es el caso de los oligopolios… se limita la posibilidad de que la información que se difunda cuente con los beneficios de ser confrontada con información procedente de otros sectores limitando, de hecho, el derecho de información de toda la sociedad.”
Las limitaciones a la libertad de expresión no provienen únicamente de la concentración de los medios de comunicación en pocas manos y en que esas manos defiendan un sistema monocolor, sino también de la dependencia de estos medios de los anunciantes. Es de público conocimiento que los medios masivos de comunicación dependen, fundamentalmente, de la cantidad de anunciantes que puedan captar. El círculo se cierra comprendiendo que, en cada país, los mayores anunciantes suelen ser las grandes empresas y el Estado. Las clases dominantes no necesitan cerrar con violencia o con decisiones judiciales un medio de comunicación discrepante. Les basta con negarles cualquier tipo de publicidad para que mueran solos. En España no hay un solo diario de izquierda o progresista en formato de papel. Ese espectro informativo, como el televisivo, lo copan casi enteramente las fuerzas conservadoras.
Afortunadamente, Internet ha abierto espacios de difusión de ideas que han permitido prosperar y proliferar a miles de diarios, revistas y canales informativos discrepantes, que han roto, puede que para siempre, el monopolio ejercido sobre la información por las clases dominantes. Hoy es posible informarse ampliamente sin depender de los medios de comunicación masivos, aunque éstos sigan ejerciendo una presión insoportable sobre amplias capas de las sociedades.
Como puede colegirse, es fácil hablar de libertad de expresión y difícil que tal derecho sea debidamente respetado o sea puesto efectivamente en práctica. También es fácil confundir la libertad de expresión con el hecho de subirse a un banco, en Hyde Park, en Londres, y desahogarse sobre uno o varios temas que gusten o disgusten. La libertad de expresión es eso, pero es muchísimo más que eso. Desde muy antiguo, el control de la información ha sido considerado una cuestión esencial por los grupos en el poder, pues controlar la información es controlar las mentes y quien controla las mentes no necesita de ejércitos. Necesita tertulianos. Pero, como ha expresado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, «una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre». En esas desinformaciones vivimos y en la manipulación nos ahogan.


Augusto Zamora R., Profesor de Relaciones Internacionales, autor de Política y geopolítica para Rebeldes, Irreverentes y Escépticos, Colección Foca, Ediciones Akal, de próxima aparición.

domingo, 15 de mayo de 2016

Brasil .- Las oligarquías ocupan el mando.



El partido de las oligarquías toma las riendas de Brasil.

AGNESE MARRA
   El Público.
SAO PAULO (BRASIL).- Todo tipo de bromas se utilizan para definir al Partido Democrático del Pueblo Brasileño (PMDB), la nueva sigla que gobierna el país tras la destitución temporal (el veredicto del juicio político no se conocerá hasta dentro de 180 días) de la presidenta Dilma Rousseff. Una de las que más circuló estos meses por internet comparaba al partido con el padre que pone a cada uno de sus hijos en una fila del supermercado para unirse al que llegue antes a la caja.

Desde 1994, tras la derrota del pemedebista Orestes Quércia, el PMDB no presenta ningún candidato a la presidencia. Mantienen sus feudos regionales, gobiernan en estados tan poderosos como Rio de Janeiro (el segundo mayor PIB de Brasil) y se alimenta de relaciones clientelares típicas del coronelismo brasileño (caudillismo) vivo hasta el día de hoy.

El PMDB es un partido definido como fisiológico, interesado en acumular cargos de poder para mantener sus redes de negocios a través de intercambio de favores. No tienen un programa ideológico definido. Tampoco les interesa. Funcionan como un partido bisagra que se acerca al que manda en cada momento. Han formado parte de los gobiernos de todos los presidentes desde la redemocratización del país, pero paradójicamente fue el Partido de los Trabajadores (PT) quien les dio mayor cabida.


En el Congreso se mueven como pez en el agua. Desde hace 15 años su número de sillas en la Cámara y en el Senado han ido en aumento, hasta que el pasado 2014 desbancaron al PT con una mayoría mucho más holgada que en otras ocasiones. La gobernabilidad dependía de ellos y por ello Lula y Dilma justifican sus alianzas, las mismas que hoy han hecho que Rousseff sea destituida, y que el PT esté más frágil que nunca, abandonado por una izquierda que no le perdona los socios con los que se juntó, ni las promesas que quedaron en el tintero.

Michel Temer es para muchos el alma del PMDB. Un tipo frío, sibilino, anodino, que apenas cambia el gesto y que no suele decir lo que piensa. Aseguran que ni siquiera es seguidor de algún equipo de fútbol, un hecho que en Brasil se entiende como algo poco menos que sospechoso. Al contrario que Dilma Rousseff, dicen que su mayor habilidad es la de escuchar y negociar con sus colegas. Por algo ha sido presidente del congreso en dos ocasiones, diputado federal hasta en seis legislaturas y presidente de su partido desde 2001.

A sus 76 años ha alcanzado la presidencia de la República a través de una de las acciones más polémicas desde la redemocratización del país: un juicio político a la presidenta Rousseff sin bases jurídicas claras para impugnarla. Quién sabe si su dominio de las leyes le ha ayudado en esta jugada, pero este abogado, especialista en derecho constitucional y que en sus ratos libros escribe poesía, apareció el pasado jueves en el Palacio de Gobierno de Brasilia con sus 23 ministros al lado y se presentó ante Brasil como el nuevo presidente.
Las oligarquías ocupan el mando

Hombres blancos, de mediana edad, ricos y extremamente conservadores son el nuevo equipo del Gobierno Temer. Un gabinete de ministros marcado por graves ausencias. Las redes sociales y los grandes medios del país las denunciaron rápidamente. Por primera vez desde la dictadura no hay una sola mujer que ocupe un cargo ministerial. A pesar de ser el 54% de la población del país, los negros tampoco tienen espacio en este Ejecutivo.

El recién estrenado equipo representa mejor que nadie los intereses de las élites, y al menos diez de ellos ya ocuparon carteras en los mandatos de Lula y Dilma. Entre los 23 ministros se encuentra el conocido rey de la Soja, Blairo Maggi (PMDB), el segundo político más rico de Brasil según la revista Forbes, con una fortuna declarada que asciende a 34 millones de euros. Maggi se encargará del ministerio de Agricultura, que probablemente se unirá (todavía está por confirmar) al de Desarrollo Agrario, destinado entre otras cosas a la reforma agraria. No hay esperanzas de que el nuevo ministro se preocupe por repartir tierra, ya que su especialidad siempre ha sido acumularla. Un total de 225.000 hectáreas (declaradas) con plantaciones de maíz, soja y algodón, forman parte de su fortuna. En 2005 recibió el premio de Greenpeace Motosierra de oro por ser uno de los campeones de deforestación de la selva amazónica, un tema que no le preocupa mucho: “Para mí no significa nada que la deforestación aumente un 40%. No tengo ninguna culpa por lo que estamos haciendo aquí”, dijo en la época.

Maggi no es el único dueño de tierras dentro del nuevo Ejecutivo, aunque sus haciendas no están siempre a nombre de ellos, sino al de alguno de sus familiares directos o de empresas. El periodista Alceu Castilho, autor del libro Partido da Terra (que analiza cómo los políticos brasileños se han adueñado de territorios para sus negocios), señala el ejemplo de Leonardo Picciani, nuevo ministro de Deportes, cuyas tierras están a nombre de la empresa Agrobilara, por la tanto no registradas en la Justicia Electoral. Sin embargo, las de su padre, el también político Jorge Picciani, suman un total 9.974 hectáreas, destinadas en su mayoría a la ganadería. Y es que en el nuevo gabinete las oligarquías familiares son importantes. Helder Barbalho (Integración Nacional), Fernando Coelho (Minas y Energía), Mendonça Filho (Educación), Sarney Filho (Medio Ambiente) o Henrique Eduardo Alves (Turismo) pertenecen a algunas de las familias más ricas del Nordeste del país. Estos clanes a su vez son dueños de diversos medios de comunicación regionales, al menos un tercio de los 23 ministros tienen televisiones y radios entre sus negocios, fenómeno conocido como “coronelismo electrónico”.
Una manifestante contra Temer en Sao Paulo. REUTERS/Nacho Doce

Una manifestante contra Temer en Sao Paulo. REUTERS/Nacho Doce

El conservadurismo es otra de las características del Ejecutivo interino. Michel Temer, que ha eliminado diez ministerios para recortar gastos (el de Cultura es el que ha causado más polémica), ha decidido resucitar una cartera que había sido eliminada por Rousseff, el Gabinete de Seguridad Institucional, que viene desde la dictadura, y que va a ocupar el militar Sérgio Etchegoyen, hijo de uno de los torturadores más conocidos del régimen militar, Léo Etchegoyen, y conocido detractor de la Comisión de la Verdad que se hizo durante el Gobierno Dilma. La cartera de Derechos Humanos (también comprendía Igualdad Racial y Mujer) ha desaparecido de un plumazo para fusionarse con Justicia, dirigida por Alexandre Moraes, otro de los ministros más polémicos del nuevo Gobierno. Moraes, que era Secretario de Seguridad en el estado de Sao Paulo, se hizo famoso por el recrudecimiento de la violencia policial durante su mandato, acusado de orquestar ataques indiscriminados contra estudiantes que hacían huelga en sus institutos. Nada más asumir el cargo aseguró que iba a ser “muy duro” con las manifestaciones que apoyaran a Dilma porque “estaban llenas de guerrilleros”. Moraes, además, tiene en su currículo haber sido abogado del PCC (Primer Comando de la Capital), la mayor mafia del narcotráfico de Sao Paulo, así como por haber defendido al expresidente de la Cámara, Edurado Cunha, reconocido corrupto.

Justamente en cuestión de corrupción, el equipo Temer anda sobrado. Al menos un tercio de sus ministros están siendo juzgados por diversos casos de desvío y lavado de dinero o fraude electoral, y tres de ellos están acusados por la operación Lava Jato, que investiga los desvíos millonarios de la estatal Petrobras. Al ser nombrados ministros han obtenido el foro privilegiado que les permite que les investigue el Tribunal Superior Federal (STF), que suele ser un tanto más lento que la justicia ordinaria, y también más politizado.
“Desconectado de la sociedad”

El nuevo ministro de Economía y Hacienda, Henrique Meirelles, niño bonito de los mercados financieros y expresidente del Banco Central en los dos gobiernos de Lula, no tardó en anunciar “drásticos recortes”. El ministro de Sanidad, Ricardo Barros, aseguró que “no habrá recursos” para la Farmacia Popular (que ofrece medicaciones gratuitas para las enfermedades más habituales) y alertó de que en el mes de agosto tampoco habrá dinero para pagar al Samur.

La periodista de El País Brasil Flávia Marreiro cuestionaba el discurso “pacificador” con el que se presentó el nuevo presidente: “¿Con quién exactamente Temer 'el conciliador' quiere hacer acuerdos?”. Marreiro se refería a la falta de diversidad del gabinete elegido, donde además de no haber mujeres tampoco se responde a las expectativas de la sociedad de luchar contra la corrupción, o de mejorar la calidad de la Sanidad y de la Educación, peticiones fundamentales durante las manifestaciones de junio de 2013 y que todavía se escuchaban en las concentraciones a favor y en contra de Dilma: “La elección de sus ministros choca con los deseos mínimamente consensuados por la sociedad brasileña. (…)Temer parece estar desconectado de Brasil 2016”, aseguraba la periodista en un reciente artículo.

Cabe preguntarse si Temer alguna vez estuvo conectado. Un político que apenas tiene el apoyo del 2% de la sociedad, que no ha ganado nunca unas elecciones directas y que lo que pesa en su currículo es su gran habilidad negociadora entre sus iguales. Las calles han empezado a reaccionar ante las primeras decisiones de su Ejecutivo y todavía hay parte de la población que quiere luchar para evitar que se mantenga en el poder hasta 2018. La gobernabilidad en el Congreso la tiene asegurada, pero dentro de la sociedad lo único que tiene garantizado es que las movilizaciones contra su gobierno ya se han puesto en marcha.
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  Y ver ...El presidente interino de Brasil, Michel Temer, fue informante de la inteligencia de EEUU, según informa Wikileaks.Resulta igualmente revelador que la embajadora de Estados Unidos en Brasilia desde 2013, Liliana Ayalde, fue la misma que dirigió la misión diplomática norteamericana en Asunción, Paraguay, hasta unos meses antes del golpe parlamentario sobre el expresidente Fernando Lugo el 22 de junio de 2012.

Ricardo Barros designado por el presidente interino Michel Temer fue condenado por el Tribunal de Justicia estadual por fraude en la venta de colectores y compactadores de basura.

El nuevo ministro brasileño de Salud, Ricardo Barros, enfrenta investigaciones por corrupción, malversación y delitos contra la Ley de Licitaciones, denuncia la Red Brasil Actual.

La lista de 23 ministros de Temer incluye tres políticos contra los que ya existen investigaciones en la corte suprema por su supuesta participación en los desvíos en la petrolera estatal y otros seis que han sido citados por los delatores del escándalo.

Los investigados son los ministros de Turismo, Henrique Alves; Secretaría de Gobierno, Geddel Vieira Lima, y Planificación, Romero Jucá.

En el Gabinete hay otros seis ministros que han sido citados por los delatores que colaboran con la investigación a cambio de reducciones en sus condenas.

Son los ministros de la Presidencia, Eliseu Padilha; Defensa, Raúl Jungmann, Relaciones Exteriores; José Serra; Salud, Ricardo Barros; Educación y Cultura, Mendonça Filho, y Ciudades, Bruno Araújo.

El propio Temer fue citado en una delación, pero la Fiscalía hasta ahora no ha solicitado autorización para investigarlo.
Wikileaks: El sustituto de Rousseff al frente de Brasil fue informante de EEUU

El 15M .-Como ruptura cultural .



 



El 15M como movimiento desobediente.


La negación del orden establecido.



 Diagonal.


La manifestación del 15 de mayo de 2011 fue un primer gran evento en el que la gente descubrió que eran muchos en su afirmación de hastío frente a la clase política y su operancia ante crisis. Sin embargo, poca duda cabe de que el gran acto de fuerza que condujo a que el 15M alcanzase la relevancia política que hoy le reconocemos fue un acto de desobediencia: la ocupación de las plazas.
 Esta acción, en primer lugar, supuso un desafío al orden policial del espacio y a su gestión por poderes públicos y privados. Posteriormente, la masa ignoró descaradamente e impunemente la muy liberal prohibición de manifestarse en la jornada de reflexión electoral, desplazando la deliberación desde la elección entre un número de papeletas al cuestionamiento de la propia capacidad de los políticos profesionales para representar a la gente.
 La permanencia tras el 22 de mayo desbarató todos los pronósticos y expresó el alcance de la crítica del 15M, que no se limitaba a un partido ni a la labor de un gobierno concreto, sino que parecía entonces dirigirse a la raíz del sistema político, cuestionando el carácter real de la democracia, donde el antagonismo político había ido dejando paso a una gestión post-política del Estado.
En su primer año de vida, la desobediencia se convirtió casi en seña de identidad del activismo impulsado a partir del 15M. Tras la disolución de las acampadas, proliferaron las tomas de edificios e instalaciones abandonadas, para su transformación en centros sociales o en vivienda, y no solo en Madrid y Barcelona, también en Cádiz, Sevilla o Zaragoza.
 Al mismo tiempo, se multiplicaron las resistencias contra desahucios, organizadas desde la PAH, desde las plataformas locales contra los desahucios o desde las asambleas del 15M. En pueblos y ciudades la gente colapsaba la calle, se encadenaba a las puertas y se tiraba al suelo para evitar que la policía antidisturbios expulsase familias de sus casas. Mención a parte merece el uso táctico de internet. Podríamos hablar de una toma de las redes sociales y otros instrumentos del espacio virtual, que pasaron a ser foros de debate e instrumentos de convocatoria y organización indispensables.
La respuesta del Estado fue la única posible hacia aquellos que lo niegan: la represión. La resistencia a los desalojos o las ocupaciones de edificios fueron contestadas con una fuerte represión policial y penal en el medio plazo, a pesar de muchas pequeñas batallas que se ganaron.
 En lugar de realizar concesiones el gobierno optó por profundizar el régimen represivo con una nueva Ley de Seguridad Ciudadana. Esta cerrazón, incluso a las demandas más moderadas de los movimientos, está vinculada al propio marco del que emergen las actuales instituciones del Estado: la Transición. Este momento político excepcional, en el que el orden social constituido pudo ser cuestionado y abierto a múltiples posibilidades, se solucionó precisamente con una ruptura radical entre la política de la calle y la vida cotidiana y la política profesional de las instituciones del Estado.
 La protesta y el descontento fueron canalizados a través de iniciativas políticas progresivamente profesionalizadas y ubicadas en una esfera independiente de la sociedad a la que supuestamente representaban. En ese sentido, la fractura entre la política institucional y las masas que se vivió en 2011 se fraguó treinta años atrás.
El impasse al que llegó la protesta y la movilización socio-política a partir de 2012 puede ser explicado por la acción de la represión, pero solo en combinación con las limitaciones propias del movimiento. La realidad es que, ante la falta de avances y logros consistentes, los niveles de confrontación se hicieron poco sostenibles en el tiempo.
 La incapacidad para articular estructuras estables y para desarrollar una agenda política propia, favoreció un progresivo declive de la intensidad de la protesta. El elemento más potente en el 15m fue su orientación desobediente, su negación del orden establecido y, si bien superó ampliamente la posición de resistencia y la marginalidad del activismo radical anterior, la vertiente más constructiva y propositiva del 15m se encontró con fuertes e inevitables limitaciones, conduciendo al movimiento a una ubicación en el campo político puramente oposicional.

 
 Cronología del 15M




  y ver ...


  y

https://www.diagonalperiodico.net/global/30347-dormiamos-despertamos.html



  Y más , ver el periódico Diagonal. 


 

viernes, 13 de mayo de 2016

Ni ejecutores ni víctimas

Contra la violencia. Ni ejecutores ni víctimas

El filósofo iraní Ramin Jahanbegloo expone la necesidad de aparcar los deseos de venganza en favor del perdón, ese proceso de la educación moral de la humanidad

 
   Ahora  Semanal.
Los recientes ataques terroristas en París y Bruselas ya han suscitado muchas preguntas sobre el lugar de la venganza y los modos de contraatacar en nuestro mundo. Nuestro siglo ha estado caracterizado, no sin razón, como un siglo vengativo. No podemos captar la esencia de la violencia en el mundo contemporáneo sin reconocer que la venganza y el resentimiento aún son capaces de causar crueldades innombrables. El mundo actual no enfrenta problema más importante que el caracterizado por la idea de no violencia. Con todo, en el momento en que empezamos a pensar y cuestionar la naturaleza de este problema y su respuesta, empezamos a darnos cuenta de lo difícil que es encararlo, tanto filosófica como políticamente. Filósofos, escritores y reformistas se han pasado siglos explorando la verdadera naturaleza de la venganza y el resentimiento y la posibilidad de que el perdón sea la respuesta adecuada. Por desgracia, la humanidad no ha dejado de ser vengativa en sus pensamientos y acciones. Es cualquier cosa menos una novedad reconocer que el odio engendra odio y que la acción vengativa viola nuestras nociones fundamentales del bien y del mal. En 1773, Samuel Johnson escribió: “La venganza es un acto de la pasión, el desquite es justicia”. Estas palabras del famoso ensayista, moralista y lexicógrafo británico parecen ahora darse por sentadas, y la venganza y el desquite se ven como formas honorables de violencia para eliminar el deshonor infligido a la religión o la nación de uno.
Perdón y venganza
Así las cosas, el nivel de violencia de nuestro mundo presente obliga a hacerse preguntas sobre los valores comunes que mantienen unida nuestra civilización. La violencia es frecuentemente el resultado de una pasión humana por desquitarse, pero también de una curiosa percepción de lo que Francis Bacon llamó “justicia salvaje”, que se supone que debe borrar la deshonra sentida por el yo, la familia, la tribu o la nación. Si esa “justicia salvaje” se da por sentada, como es el caso en nuestro siglo, es la perfecta expresión del intercambio de mal por mal. Comprender la violencia en el mundo contemporáneo significa no solo comprender el mal sino también arrojar luz sobre la dialéctica de víctimas y ejecutores. Cuanto más nos acerquemos al mal en respuesta al mal, más se convertirá nuestra vida cotidiana, individual o colectiva, en la vida de un ejecutor, que o bien responde a la emoción personal del odio y la venganza o bien sigue una orden en nombre de una autoridad superior y legítima. Así, una víctima vengativa es un ejecutor que se niega a entender al otro y se percibe solamente como una víctima de la violencia. El dolor de la víctima con frecuencia se convierte en ira y venganza y los conceptos de bien y mal, justo e injusto, se abandonan. Pero un nuevo ciclo de violencia no es necesariamente el resultado de sufrimientos pasados. Se han producido profundos cambios en la historia humana, particularmente aquellos que nos han sacado del ciclo de la violencia. Cuando se piensa sobre el fin de la violencia, no es suficiente considerar la dialéctica de víctimas y ejecutores, por importante que sea. Se debe mirar más allá de la ontología de la violencia, incluyendo sus dimensiones colectivas, y tratar de devolver vida a un sistema roto. Hace falta mucha fortaleza ética y sabiduría política para ser capaz de no olvidar el mal pero perdonar a quienes lo cometen.
El resentimiento político aparece cuando lo público es despojado de sus fundamentos éticos
¿Pero cómo puede un individuo o una nación reconocer la barbarie de una acción y llamar a trascender moralmente un acontecimiento trágico? Aquí, el fin de la violencia significa el fin del espíritu de venganza y desquite. También significa proteger a las víctimas de una sensación de miedo que puede convertir sus heridas históricas en armas políticas de tiranía. Como se ve a lo largo de la historia humana, la venganza es siempre una forma de castigo o represalia. Por decirlo simplemente, la venganza es como arañar a un gato porque el gato te ha arañado. Es una moralidad de ojo por ojo que multiplica la violencia en lugar de restaurar la justicia y la legitimidad. Es una forma negativa de reciprocidad marcada por el rechazo y la destrucción del otro. El perdón, en tanto que opuesto a la venganza, es un noble sentimiento de mutualidad acompañado por una noción de empatía y compasión. Se caracteriza por una serie de cambios que tienen lugar en un individuo o una nación afrentados por otra persona u otra nación. Es la llamada del corazón, especialmente en su relación con la otredad. El perdón es con frecuencia una elección o acto político de carácter individual que consiste en abandonar la venganza y el resentimiento y sustituirlos por la reconciliación y la tolerancia. Se cita con frecuencia a Oscar Wilde: “Perdona siempre a tus enemigos; nada les irrita tanto”. El perdón es redescubrir una dimensión humana del intercambio y la armonía que suma para el futuro sin cambiar el pasado.

Aprendemos de la historia que la humanidad nunca puede mirar hacia el futuro si el pasado no está en manos del perdón. Si la humanidad pretende ganar la carrera por medio del perdón, debe seguir luchando contra su propia invención maligna: la venganza. La historia demuestra que ni los vengativos ni los fanáticos pueden traernos la paz y la no violencia. En lugar de eso, nos traen, a nosotros y al mundo, mezquindad; abandonan el legado de perdón y responsabilidad. El emblema de responsabilidad de nuestro mundo es la disposición a buscar el camino del perdón, un camino difícil. Pero el objetivo del perdón, hoy y mañana, debe dar forma a nuestras obligaciones e inspirar nuestros objetivos. Con frecuencia se dice que Cicerón nos advirtió: “Nada es tan digno de alabanza, nada muestra tan claramente un alma grande y noble, como la clemencia y la disposición a perdonar”.

A diferencia de lo que puedan pensar muchos en Europa y Estados Unidos, no hay salida al terrorismo si se le responde con la demonización y la humillación. La demonización se alimenta del miedo y el odio. Y cuando la demonización se vuelve aceptable, como parte del discurso público mayoritario, crea un clima que es propicio a la violencia. ¿Por qué los individuos o las naciones se demonizan? Porque se temen. Y, como dijo Martin Luther King Jr., “se temen porque no se conocen, no se conocen porque no se comunican”. No es una sorpresa que la lucha de King contra la segregación en la sociedad estadounidense fuera de la mano con un énfasis sobre el amor y la superación del miedo. La concepción de King de una sociedad reconciliada no parece dejar espacio para un bien individual que puede oponerse al bien común. En otras palabras, el yo no puede ignorar de veras a los demás en el seno de su comunidad. Esta idea se basa sobre todo en el hecho de que el reconocimiento mutuo y la reconciliación encarnan no solo una idea de inclusión sino también de dependencia mutua entre los miembros de la comunidad. Es interesante señalar que la noción de inclusividad de King es un imperativo intercultural en lugar de una sensación monocultural de pertenencia. King afirmó: “Todos los hombres son interdependientes. Todas las naciones son herederas de un vasto tesoro de ideas y trabajo al que han contribuido tanto los vivos como los muertos de todas las naciones”.
El individuo y la masa
El resentimiento político cobra ser por razones específicas. Lejos de ser producto de oscuras fuerzas satánicas, aparece cuando y donde el reino público es despojado de sus fundamentos éticos. Por lo tanto, debemos enfrentarnos a la política de la venganza donde más importa: en las masas. Para algunos ha quedado claro que existe una fina línea entre las masas y la violencia, quizá porque las masas, una vez cobran consciencia de sí mismas, afirman saber dónde están el bien y el mal. Y siempre es en el nombre del bien y el mal y lo correcto y lo incorrecto como las masas de todo el mundo son capaces de hacer correr la sangre. Según afirma Gustave Le Bon en La psicología de las masas (1895), “las masas son algo así como la esfinge de la fábula antigua: es necesario llegar a una solución de los problemas ofrecidos por su psicología o resignarnos a ser devorados por ella”. Tenemos que tener consciencia del modelo de política que se basa en los números de las masas y no necesariamente en la inteligencia de los individuos. La mayoría de las grandes tragedias y crueldades políticas ha sido resultado de la dominación de los números sobre el espíritu. Kierkegaard, el filósofo danés, opone la manera “dialógica” de ser a lo que llama el modo de existencia “numérico”. Para él, el individuo siempre está contra la masa. “La masa es incierta”, proclama Kierkegaard en la dedicatoria a Ese individuo, porque la masa destruye la capacidad del individuo de tomar decisiones y la hace completamente irresponsable.

La idea de venganza atrae a una masa entusiasta. En muchos países hay interés por las ejecuciones públicas. Estas, las acciones sociales más crueles, inhumanas y degradantes, perpetúan la cultura de aceptación de la violencia. Es decir, la pena de muerte es una forma legal de banalizar la violencia por medio de un acto de venganza. Es derramar la sangre de un malhechor por su efecto disuasivo sobre futuros malhechores. La pena de muerte no es la justicia de los rectos sino la venganza de la barbarie contra la civilización.

En este contexto, la psicología de masas puede ser considerada el principal generador de hostilidad y violencia política. Hay muchos ejemplos de psicología de masas en la era moderna y contemporánea. La bárbara historia de linchamiento de masas en EE.UU. es la historia de venganza y en ocasiones desquite cometida fuera de los cauces debidos por una masa frenética. La palabra linchamiento procede del nombre de Charles Lynch, un terrateniente de Virginia de finales del siglo XVIII que con frecuencia celebraba juicios ilegales en su propiedad y daba latigazos al acusado. Con el tiempo, el linchamiento sirvió para referirse a todas las formas de vigilantismo ciudadano violento. La masa no solo no presenciaba el acto sino que actuaba como juez y como perpetrador de la violencia. Las víctimas, normalmente negros, eran apaleados, azotados, quemados, desmembrados y colgados.

En su primera película estadounidense, Furia, de 1936, Fritz Lang muestra a un hombre inocente, Joe Wilson (Spencer Tracy), que es casi linchado por una masa airada. Lang no está interesado en reproducir la realidad de la violencia en la sociedad estadounidense. Por el contrario, como cineasta visionario, descubre el instinto de venganza en la masa y en la víctima. Tracy, que al principio de la película es un hombre amable y considerado, sale de su experiencia cercana a la muerte como un hombre consumido por el resentimiento y la venganza. Los principales perpetradores son llevados a juicio por asesinato y Tracy está decidido a hacer que quienes intentaron asesinarlo paguen. Pero, atormentado por la conciencia y persuadido por su novia, Katherine Grant, Joe entra en el tribunal y descubre su aptitud moral en oposición a la tiranía de la masa. Afirma: “No tengo el menor interés en salvarlos. Son asesinos. Sé que la ley dice que no porque yo sigo vivo. Pero eso no es culpa suya. Y la ley no sabe que muchas cosas que eran muy importantes para mí, cosas pequeñas, quizá, como una creencia en la justicia y una idea de que los hombres eran civilizados y una sensación de orgullo de que este país mío era distinto de todos los demás… La ley no sabe que esas cosas ardieron hasta morir esa noche”. La narrativa de venganza de Joe Wilson es vencida por su conciencia y sentimiento de culpa. Huye de sus ganas de venganza con una sensación de culpa que alumbra su camino hacia el futuro.
Más que un simple acto
Fritz Lang muestra en Furia que la venganza, en lugar de arreglar los asuntos, destruye todo lo que toca. En las tragedias de venganza de Shakespeare, los asesinos y los tiranos son siempre vencidos por un sentimiento de culpa. La locura motivada por la culpa de Macbeth le lleva a desmoronarse y morir. Y la intensidad de la culpa de Lady Macbeth, revelada en el grito “¡Lejos de mí esta horrible mancha!”, permanece incluso en su extrema confusión y delirio. En la culpa, como en la vida, toda venganza tiene una reacción igual y opuesta. Al final, el vengativo siempre cae.
La pena de muerte no es la justicia de los rectos sino la venganza de la barbarie contra la civilización
Pero lo que no aparece en todos estos acontecimientos e historias es la idea de empatía. La empatía es más que una simple percepción de las mentes y las vidas de otros seres humanos, es también una manera de coextender la capacidad humana para criticar la barbarie. La capacidad humana para la empatía, pues, es lo que permite a la raza humana luchar contra su capacidad para ejercer la violencia. Porque, en tanto no domemos esta violencia, no habrá un horizonte moral común que compartir entre los seres humanos. Lo que quedará, pues, son las víctimas de violencia, por un lado, y los practicantes de la violencia desnuda, por el otro. Necesitamos salir del juego de suma cero de ser o víctimas o ejecutores. Si hay una lección que la historia de los últimos 100 años nos ha mostrado es que responder a un horror con otro no pone fin a los sufrimientos de individuos y naciones. Es ya muy tarde para preguntar: ¿qué futuro emerge de la venganza? No hace falta decir que si utilizamos la violencia y adoptamos una actitud vengativa hacia nuestros enemigos, nuestra dignidad y nuestra libertad quedarán aminoradas. Si no creamos una duradera armonía común, puede llegar el día en el que ninguno de nosotros esté seguro de un infinito ciclo de resentimiento y venganza. Debemos actuar, por lo tanto, no solo por nuestros propios intereses y para superar nuestro sentimiento de venganza, sino por todos nosotros. Esa es la razón por la que el perdón es más que un simple acto. Es un cambio de paradigma hacia una nueva mirada de los asuntos humanos. El perdón es el proceso de la educación moral de la humanidad. Ese proceso educativo no es posible sin la transformación de las culturas de la violencia en nuestras sociedades. Pero el intento de superar las culturas de la violencia cotidianamente implica la no violencia como contracultura.

Traducción del inglés de Luisa Bonilla





jueves, 12 de mayo de 2016

Brasil .- La revancha de las élites y el teatro del golpe

La revancha de las élites y el teatro del golpe

CELAG


La votación en Diputados que aprobó, por un amplio márgen, el inicio del juicio político a la Presidenta Rousseff se mostró como un teatro de sombras. Con un trasfondo de de discutida legalidad en el proceso, la dinámica del impeachment resulta bastante obscura por sus personajes, los momentos elegidos para perpetrarlo, las consignas y argumentos esgrimidos para apoyarlo. Y, asunto no menor, los propósitos detrás del mismo. Las “pedaladas fiscales”, hecho por el que se pretende destituir a Rousseff por, según los impulsores del impeachment, constituir un crimen de responsabilidad, prácticamente no aparecieron ni en los debates en Diputados ni en los que actualmente se desarrollan en el Senado. Ideología triple equis y explícita y argumentos comodín para condenar a la Presidenta y al mismo tiempo despegar al Vice -su sucesor en caso de destitución- del pretendido delito, son sólo el adelanto del estreno de un golpe ya consumado. Basta ver la impotencia de los parlamentarios opositores al impeachment en los recintos cuando exponen sus argumentos: saben que digan lo que digan, y presenten las pruebas que presenten, este nuevo proceso destituyente no tiene chances de revertirse y el establishment conseguirá el poder que no obtuvo por respaldo popular durante más de una década. Los ensayos
El golpe en curso en Brasil comenzó a gestarse hace poco más de un año, apenas comenzado el segundo mandato de Dilma Rousseff. El principal partido de la oposición, el PSDB, inició una cruzada tendiente a revertir lo que las urnas habían expresado ya en cuatro oportunidades tejiendo distintas alianzas: con los medios de comunicación hegemónicos para sesgar la información a su favor; con los diversos “órganos de control” -que han sustituido en su capacidad de fuego a las Fuerzas Armadas en golpes anteriores- como la Policía Federal, el Tribunal de Cuentas de la Unión, el Ministerio Público Federal, juzgados de varias instancias comandados por opositores al gobierno, y, también, con el principal partido aliado del gobierno, el PMDB, cuyos líderes -especialmente el multi-imputado por corrupción Eduardo Cunha, Presidente de la Cámara de los Diputados- mantiene un férreo control sobre los votos de un significativo número de legisladores de distintos partidos.
Esa trama no es improvisada y resultado sólo de la capacidad de la oposición política para articular alianzas. Cabe desentrañarla, por un lado, atendiendo a los intereses de clase de unas élites que comandan todas las instituciones del Estado, la mayoría de los partidos políticos, y digitan los principales hilos de la economía y las finanzas. Estas élites aceptaron un pacto de gobernabilidad con el PT mientras sus principales intereses no fueran tocados y, también, mientras el boom de las commodities permitió crecimiento y mejorar la calidad de vida de los excluidos -también de la clase media- sin recurrir demasiado a la redistribución. Por otro, porque estas élites brasileñas tienen los mismos intereses que el resto de las élites de la región y de las que dirigen las principales corporaciones extranjeras y/o multinacionales que operan en estas latitudes, particularmente las del histórico bloque aliado EEUU-UE. Esta red de grupos de poder se mantuvo agazapada mientras duró la fortaleza de los gobiernos progresistas de la región, interna y asociadamente en diversos organismos regionales contrahegemónicos, y las alianzas entre éstos y otros bloques de poder mundial (como China y Rusia) se mantuvieron sólidas y prósperas.
Pero, a partir de 2008, con el comienzo de la crisis económica global y la incapacidad de las izquierdas para conseguir el poder en otros países clave de la región -es decir, con una región ideológicamente fragmentada-, un nuevo abanico de posibilidades para recuperar la hegemonía perdida de las élites se abrió. El deterioro del precio de las materias primas, insumo principal de las economías regionales, ralentizó no sólo el crecimiento del producto interno sino el éxito del modelo de inclusión via consumo sobre amplias capas sociales. Con ello, las demandas sociales se complejizaron, el clima de malestar social aumentó por la falta de respuesta a las mismas, y las esperanzas de “cambio” calaron hondo.
El programa económico de “equilibrio” y “racionalización” con el que asumio Rousseff su segundo mandato fue el hecho que sirvió en bandeja al establishment la llave para abrir las puertas de su retorno. Implementar un programa moderado de ajuste, flexibilización y apertura comercial fue bienvenido por las élites, pero ellas podrían hacerlo mejor. Y un plan de ajuste promovido por Rousseff, por más moderado que fuese, significó el desconcierto y el rechazo de las bases sociales de su partido y de otros sectores sociales que -con reparos- habían votado la continuidad del PT. El telón estaba listo para abrirse.
El Guion
El papel de los medios hegemónicos en estos procesos abruptos de viraje ideológico y programático hacia la derecha es de principal importancia. En el caso de Brasil, la poderosa multimedios Rede O Globo, periódicos como Estado de Sao Paulo y Folha de Sao Paulo, revistas como Veja e Istoé, consiguieron, a lo largo de los años del gobierno del PT, predisponer lentamente a buena parte de la población no sólo contra ese partido sino contra la política misma. La principal vía, como sucede en otros países de la región, fue diseminar el odio; un rechazo cuasi físico, personal, contra los funcionarios, el partido, sus militantes y sus políticas. Las élites con influencia en la comunicación han procurado explotar el odio de clase -que no aminoró aun cuando no se han tocado los principales pivotes estructurales de la desigualdad-; insuflar un odio “moralista” -vinculado a la cantinela de la corrupción del partido gobernante, omitiendo selectivamente la del resto de la clase política-, racista y misógino, en amplias capas de la población. Este rechazo extendido ha conseguido que los intereses de las élites se transformen en demandas mayoritarias: el fin del gobierno del PT, acabar con el “despilfarro” de recursos hacia programas sociales que “fomentan el parasitismo”, regresar a los valores tradicionales de “familia” y “orden” -alterados en todos estos años por la promoción del empoderamiento de la mujer, derechos LGBT, cupos para minorías en todos los niveles educativos, y protección social para las grandes mayorías-; y el fin del alineamiento con “comunistas” y “bolivarianos”. Los expectadores del show del golpe están ya sentados en sus butacas
Los actores
Sin pretender ser exhaustivos, varios actores destacan además del corifeo encarnado en la prensa hegemónica -encargado de musicalizar la obra con la Sonata Patética de Beethoven, el Réquiem de Mozart o el Ave Maria de Shubert, según la parte de la obra que se considere-. Quizás las tres piezas musicales encarnen en la llamada bancada “BBB” del Congreso de los Diputados, que sumó casi la mitad de votos a favor del impeachment. Los diputados Boi (Buey: agronegocios), Bala (industria armamentística y de la seguridad privada) y Biblia (pastores o fanáticos evangélicos), miembros de casi todos los partidos políticos, son la más evidente expresión de la representatividad política de las grandes corporaciones en el escenario republicano y, también, de la fortaleza de la corrupción que se pretende combatir. Esta amplia bancada responde, sin ningún tipo de esfuerzo por ocultarlo, a poderosos grupos de poder que han financiado sus campañas millonarias, como Joao Campos (PRB), presidente del Frente Parlamentario Evangélico en la Cámara, que recibió para tal fin, en 2014, 400 mil reales de una empresa de seguridad privada.
Desde dentro, operaron para bloquear el éxito de cualquier propuesta legislativa que promueva la amplitud de derechos civiles, la protección de espacios naturales frente a la explotación minera y del agrobusiness -muchos de ellos hogar de poblaciones indígenas-, acceso a la tierra y mejoras en las condiciones laborales de campesinos, etc. También fueron el bastión opositor -junto a parlamentarios de otras siglas- a toda iniciativa del gobierno durante el pasado año, a instancias de Cunha, con el fin de impedir la gobernabilidad de la Presidenta y convertirla para la opinión pública en una mandataria incapaz y débil.
Las justificaciones de la oposición legislativa para apoyar el impeachment de la Presidenta fueron, quizás, la parte más dantesca de este teatro de golpe en Diputados: todos horrorizados con la corrupción -aunque más de la mitad de la Cámara tiene cuentas pendientes con la justicia- exclamaron que su voto se basaba en “la paz de Jerusalén”, “los militares del 64”, “contra la dictadura bolivariana”, “por el sector generador de renta, el sector agropecuario”, por los innumerables tíos, hijos, esposas abnegadas y nietos de los parlamentarios y por los “chicos del MBL”, entre otras republicanas razones.
El MBL (Movimiento Brasil Libre) es otro actor importante del elenco, que debe analizarse dentro de un fenómeno más amplio de juventud de clase media politizada, de marcado carácter liberal en lo económico y lo político, y que cuenta -no sólo en Brasil- con el millonario respaldo financiero de organizaciones “filantrópicas” y educativas estadouidenses. Estos jóvenes conforman el principal bastión del golpe en las calles, aunque sus líderes tienen espacios de opinión fijos en los principales medios y “pase libre” a las sesiones del Congreso, otorgado por Cunha.
Sergio Moro fue, hasta hace un par de meses, el actor principal de este vaudeville. Joven juez federal de primera instancia, comandó la famosa operación Lava Jato-, que ha destapado la endémica corrupción del sistema político brasileño y ha llevado la imagen de la estatal Petrobrás al abismo. Una operación, cabe destacar, de la que ha salido herido sólo el PT por el carácter inquisitorial de los procedimientos, y la selectividad partidaria de las detenciones y de las filtraciones de información a la prensa. Paradójicamente, fue el impulso dado por los gobiernos Lula-Dilma al combate contra la corrupción lo que ha destapado la extensión de la pandemia, el “efecto boomerang” contra el PT y, tema no menor en este momento, la necesidad de la clase política implicada de acabar con el gobierno y, con él, las investigaciones y procesos judiciales que salpican a casi todos.
Moro desapareció de la escena cuando entró Temer, otra de las estrellas del elenco. Vicepresidente de la República, consiguió meses atrás la salida de su partido de la coalición gobernante y es hoy quien representa la esperanza de las élites. Aunque éstas se conformarían con cualquiera de la línea sucesoria, en caso de que Temer fuera enjuiciado también (si se demuestra su co-responsabilidad en las llamadas “pedaladas fiscales”). a él le siguen Eduardo Cunha (como Presidente de Diputados), Renan Calheiros (PMDB, Presidente del Senado) y Ricardo Lewandowski, Presidente de un cómplice Supremo Tribunal que tiene “cajoneado” el pedido de destitución de Cunha por corrupción y lavado de dinero. También podría surgir un escenario de elecciones anticipadas -via referendum, porque un proyecto en el Congreso sería desestimado, dadas las ventajas de gobernar sin tener que recurrir al voto popular-. En cualquier caso, las perspectivas de gobierno del PT son casi nulas. El Senado no revertirá la decisión de sus aliados en Diputados, y una nueva elección sin que Lula pueda presentarse, más la fiscalización excesiva de los órganos de control sobre el financiamiento electoral del PT, hacen prácticamente imposible que las élites no vuelvan a gobernar por un tiempo.
Las secuelas del show
Michel Temer hace rato que viene negociando futuros cargos y otros beneficios con los principales impulsores del impeachment, prometiendo tras bambalinas frenos a las investigaciones por corrupción -a modo de devolución de favores por llevarlo a la Presidencia- y elaborando un plan de gobierno al gusto de las élites. “Regeneración del Estado”, “Nuevo modelo de relaciones con el sector privado” y, particularmente en materia social “transferir todo lo que sea posible para el empresariado en materia de infraestructura” son algunas de las propuestas que anticipan lo que será un nuevo espectáculo en el teatro de las sombras. Dilma no logró convencer a los grupos económicos como sí parece haberlo hecho Temer. Se verá si, además, convence a la audiencia más importante: el electorado.
Fuente: http://www.celag.org/brasil-la-revancha-de-las-elites-y-el-teatro-del-golpe-por-camila-vollenweider/




 Y  ver ...





 Nota .-- El presidente interino de Brasil, Michel Temer, fue informante de la inteligencia de EEUU, según informa Wikileaks. Resulta igualmente revelador que la embajadora de Estados Unidos en Brasilia desde 2013, Liliana Ayalde, fue la misma que dirigió la misión diplomática norteamericana en Asunción, Paraguay, hasta unos meses antes del golpe parlamentario sobre el expresidente Fernando Lugo el 22 de junio de 2012.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Israel: el BDS y las señales del colapso



Israel: el BDS y las señales del colapso



El pasado 28 de marzo se celebró en la ciudad ocupada de Jerusalén una conferencia denominada Stop the Boycott, fighting BDS (en referencia al movimiento internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel) al que acudieron altos representantes del gobierno de Netanyahu. En la práctica, dicha conferencia, más allá de debatir sobre el movimiento que está haciendo perder miles de millones de dólares a Israel, se convirtió en un acto de incitación al odio contra los defensores de derechos humanos de los palestinos en todo el mundo. El ministro israelí de Transporte, Inteligencia y Energía Atómica, Yisrael Katz, pidió realizar “eliminaciones civiles selectivas” de líderes del BDS con la ayuda de los servicios israelíes de inteligencia. Esta alusión a “asesinatos selectivos” no es más que la práctica habitual del ejército israelí sobre la población palestina y que el Mossad practica fuera de sus fronteras desde hace décadas. Otro alto cargo del gobierno, Gilad Erdan, ministro de Asuntos Estratégicos y de Seguridad Pública, calificó a los activistas y líderes de BDS de amenazas y dijo que tendrían que “pagar el precio” por defender los derechos de los palestinos.

Las acusaciones, de una extrema gravedad, describen el nuevo escenario que se ha abierto en Israel ante la defunción del proceso de Oslo y el golpe de efecto de Obama frente a la “amenaza” iraní, que sitúa al BDS como nuevo enemigo a batir por parte de la belicista administración hebrea. Tales fueron las acusaciones y las incitaciones al odio, que Amnistía Internacional emitió un duro comunicado recordando a Israel que debe detener las intimidaciones a defensores y defensoras de los derechos humanos y protegerlos de ataques. Un clima de crispación y violencia desde las más altas instancias de la administración israelí que pone al movimiento BDS en su punta de mira.

El ministro de Interior de Israel, Ariah Deri, que también participó en dicho encuentro, dijo que iba a considerar la posibilidad de retirar la residencia permanente a Omar Barghouti, miembro fundador y destacado portavoz del movimiento BDS. Barghouti, que ha llevado la voz de la resistencia noviolenta de los palestinos y las palestinas por todo el mundo dice que teme por su vida y por la seguridad de su familia.

Barghouti, en una carta remitida por el Comité Nacional Palestino del BDS (BNC) cree que la llamada del ministro israelí al asesinato de líderes del BDS puede ser entendida como una “licencia para matar” por parte de sectores ultraderechistas de la sociedad israelí, principalmente colonos, para cometer estos crímenes en nombre de Israel. De hecho, no sería la primera vez que se alientan los crímenes y se ofrece impunidad a quienes los cometen. Barghouti advierte, además, de que la fabricación de la conexión entre el BDS y el terrorismo no tardará en llegar para ofrecer una mejor justificación a ojos de Occidente.

Este clima de terror se está expandiendo con el silencio cómplice de nuestros gobiernos y representantes sobre el terreno. Es importante señalar que los Estados Unidos y la Unión Europea enviaron a sus embajadores a participar en esta conferencia israelí anti-BDS. En una ofensiva diplomática en toda regla, consulados y embajadas de toda Europa han recibido advertencias sobre las consecuencias de su apoyo a organizaciones de derechos humanos que trabajan en línea con la estrategia del BDS. La conferencia fue, según el periodista Antony Loewenstein, “una exhibición de miedo, paranoia, odio y determinación”. Una señal de colapso político y de fracaso en su estrategia de normalización de la ocupación. Una señal del colapso diplomático del que depende su recién iniciado viaje al aislamiento internacional.

Después de un acto de estas características, no es extraño contemplar en las calles de Tel Aviv a miles de personas clamando “muerte a los árabes” en un clima abiertamente racista, vitoreando a su último héroe, Elor Azaria, que semanas antes había asesinado a sangre fría al joven palestino Abdel Fatah Al-Sharif, de 21 años, mientras este yacía tumbado en el suelo.

La situación de arabofobia en Israel tiene su traslación en Europa. Se trata de una nueva fase, en la que el enemigo público número uno del régimen de Tel Aviv, son los cientos de miles de activistas que por todo el mundo ondean la bandera de la justicia, la libertad y la igualdad clamando por acciones noviolentas para acabar con la ocupación, y que están consiguiendo lo que hasta ahora parecía imposible: hacer pagar algún precio a Israel por sus crímenes.

Sin embargo, lo más preocupante para Israel, no es la pérdida económica (que se calcula en 31.000 millones de dólares solo en año pasado), sino la contranarrativa que se está construyendo en su contra. Una nueva visión de Israel basada en un estado de Apartheid, como lo fue la Sudáfrica que encarceló a Mandela y del que muchas empresas ahora, huyen. La marca Israel se ha convertido en una marca tóxica para los negocios. Los miles de millones en pérdidas de las multinacionales Veolia, G4S o Sodastream son solo alguno de los ejemplos que cada vez se precipitan al vacío desde más alto y con mayor frecuencia gracias a las acciones civiles de boicot. La marca Israel, que sobre tanta impunidad, falacias, cuerpos y desmemoria se ha construido, está siendo percibida por la ciudadanía, cada vez más, como un Estado canalla al que hay que aislar.

Criminalizar la solidaridad


Para luchar contra esto, el gobierno israelí destinó el año pasado casi 25 millones de euros al ministerio de Asuntos Estratégicos para contrarrestar la influencia del BDS, principalmente a través de redes sociales y dotando de recursos a organizaciones para recabar información sobre sus líderes y desprestigiar sus actividades.

Tal es la desesperación de Israel que ha impulsado en Reino Unido y Francia cambios legales para asimilar las actividades del BDS al antisemitismo, explotando una vez más, su papel de víctima universal tras el holocausto. Así algunos defensores de los derechos humanos en Francia han sido detenidos y han recibido cuantiosas multas y algunos gobiernos locales en Reino Unido han recibido amenazas por parte del lobby sionista para retirar sus apoyos a esta estrategia de resistencia global.

España no iba a ser menos. Tras una marea incesante de declaraciones de apoyo a Palestina en más de 40 instituciones públicas locales y provinciales, la Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) ha denunciado esta semana que un grupo de presión sionista ha intentando chantajear, con amenazas telefónicas y mensajes a través de redes sociales, a muchos de los ayuntamientos que por todo el Estado español se han sumado a la campaña BDS declarándose Espacios Libres de Apartheid Israelí. Una iniciativa que, debido a su éxito, nos convierte en punta de lanza de la solidaridad con Palestina desde el municipalismo en todo el mundo.

Nuestros políticos y representantes institucionales deberían estar preocupados. Deberían ocuparse de proteger a sus ciudadanos y sus sistemas democráticos de los servicios de inteligencia y presión israelíes. Deberían de ofrecer un respaldo sólido ante los ataques que reciben aquellos que abogan por una solución al conflicto alejada de las armas. Estas amenazas suponen un ataque a la democracia local. Las instituciones deben actuar ante estas amenazas y mostrar firmeza en su compromiso con los derechos humanos.

Negar el derecho a practicar un boicot pacífico


El periodista israelí Sergio Yahni, subraya que la diferencia entre el apoyo a Palestina y a la Sudáfrica del Apartheid está en que en este último se practicaba la solidaridad y en el caso palestino la solidaridad ha pasado a convertirse en un acto de co-resistencia. Y no le falta razón. Israel está trasladando su estrategia de criminalización del movimiento de solidaridad con Palestina a Europa y Estados Unidos, creando un ambiente similar al macartismo, abogando por la supresión radical de las libertades civiles y de expresión. Esta ofensiva dirigida a los últimos focos de la resistencia a la ocupación solo puede fortalecer los lazos y la empatía entre los defensores y defensoras de los derechos humanos, creando una comunidad cada vez más consciente de que la resistencia a la ocupación de Palestina es un asunto global.

Sobra decir que la campaña BDS no es una campaña antisemita, aunque conviene recordarlo con asiduidad para espantar los fantasmas de la ignorancia. La estrategia de estos grupos de presión israelíes pasa por torturar el término antisemita hasta la extenuación y vincular el judaísmo a Israel y así, las críticas a Israel con las críticas a toda una religión. Es muy peligroso abordar frivolidad el antisemitismo. La explotación del mismo como etiqueta difamatoria no solo busca deslegitimar a un movimiento solidario basado en la noviolencia, sino que hace un flaco favor a las víctimas judías del holocausto, desvirtuando el término y prostituyendo su significado. Sólo así se alimenta el carácter de víctima universal del pueblo judío, leitmotiv de la impunidad de Israel y paraguas moral para la continuación sistemática del proyecto de limpieza étnica y ocupación de Palestina emprendido hace ya más de 68 años.

La campaña BDS es una apelación a las conciencias de todo el mundo de actuar aplicando la misma estrategia que derribó el Apartheid en Sudáfrica. Negar la posibilidad de ejercer el boicot pacífico, como lo hizo Mandela, Ghandi o Martin Luther King es negar la posibilidad de realizar cambios históricos, de negar la solidaridad con los pueblos oprimidos a través de estrategias pacíficas.

Esta campaña en contra del BDS alimenta, además, una islamofobia galopante por toda Europa y repite los mismos errores que la marea antisemita que acabó por encerrar en guetos a millones de judíos. Solidarizarse con esos judíos contemporáneos que son los palestinos, es un deber histórico que debemos impulsar desde Europa para que no vuelva a repetirse.

Las señales del colapso

"No tengo ninguna duda de que el ejército de Israel es el más moral del mundo". Esta frase, subrayada en varias ocasiones por el ministro de Defensa israelí Ehud Barak, tras la operación Plomo Fundido contra Gaza, que dejó 1.400 muertos, contrasta con la que el pasado miércoles 4 de abril, día en el que se conmemora el holocausto judío, el General del ejército, Yair Golan, realizó, afirmando que Israel mostraba síntomas muy parecidos a los que experimentó Alemania en 1930, cuando el partido nazi entró con fuerza en el parlamento. “Da miedo ver cómo la evolución terrible de los acontecimiento que tuvo lugar en Europa comienza a desarrollarse aquí”, en una señal inequívoca del colapso moral de Israel y de su instrumento de colonización.

Las señales del fascismo y el apartheid son demasiado evidentes para ignorarlas que hasta el todopoderoso ejército israelí las expone. El periodista israelí Gideon Levy llamó al 2015 “el año del fascismo israelí descarado y sin culpas”. Según una encuesta elaborada por el Pew Research Centre, cerca de la mitad de los israelíes quieren expulsar a los palestinos de su tierra y no se muestran preocupados por exhibir el racismo y llamar a la violencia contra la población palestina. Europa y los Estados Unidos han creado un monstruo de considerables dimensiones al que no se atreven a enfrentarse.

Las señales también muestran signos de agotamiento. Cada vez es más difícil transferir población civil a las colonias ilegales (lo cual es un crimen de guerra según la IV Convención de Ginebra) y la inversión extranjera en Israel se redujo casi a la mitad en 2014, según la UNCTAC (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) a causa de la masacre realizada en Gaza en verano de ese año y a las acciones emprendidas por el movimiento BDS.

Esas señales son señales de esperanza. Algún día la ocupación terminará, los muros caerán y los palestinos y las palestinas derribarán el muro con sus propias manos. Como escribió el abogado Michael Sfard en una columna de opinión publicada por el diario israelí Haaretz, “el régimen de Apartheid terminará, algún día, sencillamente porque los regímenes totalitarios no son viables. El Israel que conocemos está destinado a fracasar porque los regímenes de supresión son, casi por definición, inestables”. La ocupación se está volviendo insostenible y lo cierto es que la colonización está llevando al colapso económico y social a Israel.

Algunas veces nos preguntamos qué podemos hacer para cambiar el mundo o, al menos, arreglar alguno de sus conflictos, alguno de sus desmanes. Y difícilmente encontramos respuesta. En Palestina hace tiempo que existe una herramienta eficaz e inspiradora para conseguir un cambio. Sólo hace falta que la llevamos a cabo. Es el momento de acelerar el paso y de impulsar con determinación la estrategia de Boicot, Desinversiones y Sanciones si no queremos perder esta oportunidad histórica que se nos abre para lograr justicia, libertad e igualdad.

Javier Díaz Muriana es periodista e integrante de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) Coordinadora Andalucía con Palestina 



 y VER ..

 http://www. resumenmediooriente.org/2016/ 05/10/las-ninas-y-los-ninos- palestinos-se-levantan/

martes, 10 de mayo de 2016

Los socorristas españoles en Lesbos denuncian la “deliberada inacción de la UE”.


«Europa empieza a parecerse a Turquía»

Los socorristas españoles en Lesbos denuncian la “deliberada inacción de la UE”, con medios suficientes para atajar la crisis de los refugiados

  
Ahora Semanal.
 
«Europa empieza a parecerse a Turquía» 

La ministra noruega de Inmigración bañándose en Lesbos. YouTube
La primera vez que Óscar Camps estuvo en Lesbos, el 16 de septiembre de 2015, solo un grupo de voluntarios y los guardacostas griegos eran testigos de la llegada de refugiados. Hace tres semanas, la última vez que el director de Proactiva Open Arms (ONG de socorristas de Badalona) aterrizó en la isla, Frontex y la OTAN hacían un gran despliegue de medios para poner en marcha las deportaciones que contempla el acuerdo UE-Turquía. “El primer día fue un impacto brutal. Miles de refugiados caminaban hacia el norte de la isla por una carretera que abrasaba. Alquilamos un coche, fuimos a un supermercado para comprar agua y comida y la repartimos. Tardamos cuatro horas en hacer 70 km. Aun así, todavía no habíamos visto lo peor.” Lo peor, dice, está en el mar. “Cuando vimos la primera barca con problemas y la gente gritando nos dimos cuenta de que aquello era un disparate. Llegaban 8.000 refugiados al día y no había ni médicos ni ambulancias, solo unas tiendas con el logo gigante de Acnur, pero sin personal.”

Siete meses después, la foto es muy distinta. Ahora hay casi un policía por cada refugiado. “Ese despliegue habría estado bien en septiembre. Nosotros, no ellos, hemos ayudado a 135.000 refugiados, hemos rescatado a más de 9.000 a la deriva, a otros 8.000 en los acantilados, a más de 500 que se ahogaban. Y hemos visto morir a otros 500, pero eso la prensa no lo cuenta. El 28 de octubre cientos de personas perecieron en un naufragio y se dijo que eran siete muertos. ¿Cuántos se han quedado en el mar antes de que nosotros llegáramos?.”

Camps tendrá una audiencia privada el 25 de mayo con el papa Francisco. “En su día denunciamos la urgencia en el mar en Bruselas y Ginebra. Los políticos lo saben. Ahora lo haremos en el Vaticano. Denunciamos lo que hemos visto en el Egeo. Y advertimos de las consecuencias de la inacción de los 28 gobiernos de la UE: ver morir a mucha gente por una decisión deliberada.” El activista critica los viajes “maquillados” de los políticos. Como el de Angela Merkel y el presidente del Consejo Europeo a Turquía, donde Donald Tusk calificó de “ejemplar” el trato de Ankara a los refugiados. O el bochornoso baño en Lesbos de la ministra noruega de Inmigración. Cuando subió a la barca tras dejarse llevar por las olas unos minutos, Sylvi Listhaug declaró con una sonrisa: “Ha sido una experiencia muy especial”.

“La ministra noruega se habría mojado más si se hubiera lavado la cara. Llevaba un traje de supervivencia seco, de los que no se mojan. Los refugiados mueren de hipotermia. En el agua están desencajados. No hablan, suplican con la mirada. O agarran a un niño muerto que no pueden soltar. Pero eso solo lo vemos los voluntarios de salvamento. El Pulitzer se gana desde la orilla.”

El acuerdo entre la UE y Turquía es para este activista “el acuerdo de la vergüenza. Turquía no es un país seguro, ni democrático, ni con libertad de expresión. Todo este dispositivo actual es para interceptar a los refugiados mar adentro. Turquía, ese ‘país seguro’, utiliza todo lo que está a su alcance para detenerlos en el mar. Y yo me pregunto: ¿por qué no lo hacen en la orilla? ¿Por qué no acaban con las mafias? He visto salir barcos a 800 metros de una comisaría de policía turca. El objetivo es evitar que lleguen a Grecia y deportar todas las embarcaciones que puedan desde el mar. Para eso están las autoridades turcas, las griegas, Frontex ((la agencia europea de fronteras) y la OTAN. Nosotros hacemos que se cumpla la seguridad marítima”.
“Acnur es un dinosaurio”
Tampoco le convence la decisión de Acnur, la agencia de la ONU que no participa en la devolución de refugiados y se opone a las detenciones obligatorias en los hotspots.
"Acnur es la administración. Recibe mucho dinero. Igual que Unicef o Médicos sin Fronteras. Nosotros somos voluntarios. Nuestro éxito es la determinación, la desobediencia y la comunicación. Pero en estos meses también hemos aprendido que hay normas en el juego. Donde antes no había nadie ahora hay 80 millones de euros para Acnur o Cruz Roja Internacional. Pero donde mueren, en el Mediterráneo, no hay nadie. Como el campo de refugiados de la ONG estadounidense IRC, que es un campo perfecto, está muy bien hecho, pero llega cuatro meses tarde. Ya no hace falta. No ha recibido ni un solo refugiado. ¿Por qué lo hacen fuera de plazo? Entiendo que la respuesta hay que buscarla en las donaciones. Esto no existía cuando llegaban 8.000 refugiados diarios. No estaban Acnur, Médicos sin Fronteras o la Cruz Roja Internacional, que son grandes dinosaurios que tardan mucho en moverse".

Y claro que Europa tiene los medios para atajar esta crisis. “Los tenemos en España, con un fantástico equipo de salvamento marítimo, ¿cómo no va a tenerlos Europa? Acabemos con la guerra en Siria. Europa empieza a parecerse a Turquía.” Para Camps lo que está ocurriendo es producto de una deliberada inacción. Así lo demuestra un informe de Frontex publicado por StateWatch, en el que se lee cómo la UE sabía que aumentarían las muertes en el Mediterráneo y aun así liquidó la misión de rescate Mare Nostrum, que encabezaba Italia, en diciembre de 2014. Solo se dejó la misión de vigilancia Tritón. “La retirada de recursos navales resultaría en un número mayor de víctimas. Las pateras tendrían que navegar varios días antes de ser rescatadas”, decía el informe. Además, la responsabilidad de los rescates sería de los buques mercantes, sin capacidad para hacerlos.

Camps no tiene respuesta a por qué la UE retiró la misión de rescates en el Mediterráneo sabiendo que habría muchos más muertos. “Nosotros lo único que podemos hacer es ayudar hasta que nos alcancen las donaciones.” A finales de mayo cuatro voluntarios de Proactiva se desplazarán al Mediterráneo central con un barco de 30 metros de eslora que les han cedido. “Estaremos atentos porque hay 2,5 millones de refugiados en Turquía pendientes de cruzar. Y lo van a hacer. No sabemos desde dónde. Se están abriendo otros caminos para llegar a Italia recorriendo 50 millas, en lugar de las 10 hasta Grecia. Es más peligroso todavía y estamos pendientes de saber adónde desplazarnos para evitar que se ahoguen.”