domingo, 18 de agosto de 2024

Actas de la oposición venezolana .

 

Las actas presentadas por la oposición venezolana  estan falsificadas

 

Román Cuesta 

Desmontando la página web Resultados con VZLA donde la oposición venezolana colgó las supuestas actas que le daban la victoria.

El gobierno venezolano, que ya ha entregado las que obraban en su poder al Tribunal Supremo, todavía no las ha publicado (la ley le otorga un plazo de 30 días tras los comicios), sería pertinente que lo hiciese para poder cotejar todos los datos.

Antes de empezar a desmontar dichas actas creo necesario explicar, brevemente, cómo se vota en el país caribeño y qué elementos permiten blindar estos documentos para evitar que se manipulen los resultados.

Es preferible empezar por el enlace 2  ya que explica como y cuando empezó a analizarlas

https://www.diario.red/articulo/america-latina/como-manipulo-actas-oposicion-venezuela/20240814145150033966.html


https://www.diario.red/articulo/america-latina/graves-irregularidades-supuestas-actas-publicadas-oposicion-venezuela/20240809101947033778.html.


Resumiendo   https://youtu.be/KKWNZ9wTICI?si=euFYiwoud4KBNglc 


 Contraste entre manifestaciones de apoyo ..


Al gobierno https://www.youtube.com/watch?v=uLXeG0iA1NU&t=2s

A la oposición  . https://x.com/VNVenezuelanews/status/1824838450501013753?ref_src=

lunes, 12 de agosto de 2024

En torno a Judith Butler .

 

En torno a Judith Butler .

Experiencia, identidad y sujeto feminista (I)

 

Por Carmen Heredero, Antonio Antón 

 

 07/08/2024 |  

 Con ocasión de la publicación del último libro de Judith Butler, ¿Quién teme al género?, en esta primera parte, tratamos dos aspectos del pensamiento feminista: el valor del feminismo y la identidad feminista, y cómo avanzar en la liberación y la igualdad femenina. En una segunda parte abordaremos otros dos temas: el sujeto social, imprescindible para la transformación colectiva, y la relevancia de la experiencia vivida e interpretada.

 El valor del feminismo y la identidad feminista

 Hay que diferenciar identidad de género e identidad feminista. La mujer, las mujeres -a veces con una larga y variada tipología-, no son el sujeto del feminismo. No existe un sujeto previo a la experiencia emancipadora, sino que se constituye con ella, con esa práctica sociocultural.

 Ya Simón de Beauvoir decía que la ’mujer se hace, no nace’, poniendo el énfasis en la experiencia vital en la formación de la identificación que, más tarde, se definió de género y que, muchas veces, conllevaba una actitud progresista y liberadora, en el marco de la segunda ola feminista de los años sesenta y setenta.

 Aquí, sin la connotación existencialista, desde un cierto constructivismo social, multidimensional y vital, le damos un contenido sociohistórico y político-cultural, y lo aplicamos al feminismo, como sujeto social, no a la feminidad (o la masculinidad) en cuanto identidad de género. Se es feminista no por ser mujer, sino por participar en los procesos igualitarios por la liberación femenina, y de todas las personas discriminadas por su opción sexual y de género. La composición empírica mayoritaria del feminismo es de mujeres, las más directamente afectadas y sensibles, pero también de varones solidarios. Su identificación feminista, o su ‘orgullo’ de pertenencia, deriva de su comportamiento, su práctica relacional, no de la adscripción a un sexo, género u opción sexual.

 Sin embargo, no hay que infravalorar la experiencia vivida. La conexión con la realidad discriminatoria es lo que acerca más a las mujeres y personas con opciones sexuales y de género no normativas a esa sensibilidad, conciencia y actitud transformadora. Pero, para mantener una conducta transformadora, son decisivas su conformación subjetiva, su experiencia relacional, su actitud moral respecto de los tres grandes valores progresistas: libertad, igualdad y solidaridad.

 La conformación del sujeto no deriva mecánicamente de la existencia de una realidad sociodemográfica discriminatoria, tal como dicen las teorías estructuralistas o deterministas, dominantes en décadas pasadas. O sea, la mujer, por su condición objetiva, biológica o de subordinación, no es el sujeto del feminismo; el sujeto del feminismo son las personas que, práctica y sociohistóricamente, han rechazado y combatido, individual y/o colectivamente, una realidad de discriminación y dominación, y han adquirido una experiencia emancipadora, igualitaria y solidaria que refuerza su conciencia feminista.

 Desde este punto de vista, hay que intensificar, no diluir, la identificación feminista, opuesta al machismo. Esta identificación no constriñe una voluntad transformadora, sino que, con espíritu crítico, la refuerza, favorece el sentido de pertenencia colectiva, con articulación de apoyos y alianzas, y es capaz de renovar sus propias características identificadoras y estratégicas.

 La identidad de género femenino (o masculino o indefinido) puede ser ambivalente: negativa, si es que refleja una trayectoria rígida de subordinación resignada o impuesta; o positiva, en la medida que exprese un papel sociocultural, económico-laboral y reproductivo más igualitario y libre, en combinación con otras identificaciones particulares interseccionales con impacto variable en su experiencia vital.

 Una identidad fuerte de género tradicional -de ama de casa dependiente o con la normativización esencialista heterosexual… y dentro del matrimonio- sí se puede decir que constriñe la libertad individual para explorar y cambiar de experiencia, estatus e identificación. Una identidad de género débil o casi nula permite la transición sin ataduras a la nueva personalidad, opción sexual y de género y posición social; es más abierta y ofrece más oportunidades.

 Existen diversas tipologías femeninas: desde la mujer ‘tradicional’, ama de casa, esposa y madre, pero subordinada a una estructura patriarcal y dependiente de una función social subalterna, que el feminismo apuesta por transformar; hasta la mujer ‘liberada’ que se ha ido abriendo paso igualitario y que es objeto de toda la ofensiva conservadora y reaccionaria como causa de la destrucción de su orden social y moral dominador.

 Pero aquí hablamos, sobre todo, de identidad feminista como refuerzo solidario, igualitario, emancipador, como pertenencia colectiva, con una trayectoria transformadora; opuesta al machismo, a su identificación y a la prepotencia relacional, como expresión de dominación y privilegios, o sea, vinculado al poder opresivo y, a veces, violento del orden establecido. En ese sentido, una identidad sociopolítica liberadora y una ética fuerte, anclada en los derechos humanos y la democracia, favorece el compromiso cívico por la igualdad y la libertad; es positiva para las mujeres y para la humanidad, es decir, encierra un contenido universal.

 No se trata, por tanto, de la diferenciación o simple interacción entre géneros más o menos marcados y plurales, con distintas feminidades y masculinidades y posibilidades combinatorias, sino de la diferenciación entre feminismo y machismo y, por otra parte, entre un feminismo elitista o solo retórico, centrado en romper los ‘techos de cristal’, y un feminismo popular, que apuesta por superar los ‘suelos pegajosos’.

 Cómo avanzar en la liberación y la igualdad femenina

 Pues bien, Judith Butler ha tenido y tiene la prioridad por la superación del género y la heteronormatividad obligatoria, como sistema divisivo, discriminatorio y limitador de la libertad humana, la cual debería estar asentada en la propia voluntad. Su enorme aportación crítica ha ido hacia la deslegitimación de las principales trayectorias opresivas contra la libre elección de sexo/género y opción sexual, con garantías para una vida digna.

 Al ir ‘deshaciendo el género’, se terminaría el problema de la desigualdad de género. Seríamos personas indiferenciadas por sexo/género, es decir, éste no sería un factor relevante, lo cual garantizaría la liberación. Se rompería el pretexto del poder establecido para imponer la división social… aunque ello no evitase la imposición de nuevas segmentaciones y discriminaciones, en particular, a las propias minorías sexuales o de género no binario. La duda es el alcance generalizador de la indiferenciación por sexo/género frente al sistema divisivo en tal categoría sobre la que se asienta el orden establecido, y una vez garantizado el derecho a la libre determinación.

 Pero esa lógica liberadora ya estaba inscrita en el pensamiento feminista y la acción progresista, al menos, desde el siglo XVIII. Se trataba del impulso emancipador e igualitario del revalorizado estatus de ciudadanía, de los derechos humanos y civiles y más tarde políticos y sociales… independientemente del sexo/género, es decir, sin discriminación por sexo, según dictaminan las constituciones modernas. Sabemos, por la experiencia de estos más de dos siglos, que ese relativo igualitarismo retórico, jurídico o formal ha costado mucho esfuerzo feminista y solidario para implementarlo y que queda mucho por hacer.

 No obstante, ese enfoque emancipador sigue siendo acertado: hay que consolidar unas relaciones igualitarias y libres de dominación, independientemente del sexo/género (la raza, el origen nacional o la clase social…), o sea, destacando el elemento común de las personas: los derechos humanos. Así, se supera el sexo/género como factor de desventaja o discriminación, aunque se mantenga la diversidad identitaria.

 Todavía hoy persisten graves lacras sociales que perjudican a la mayoría de mujeres y opciones no normativas sexuales y de género, empezando por la violencia de género, acerca de la que la autora tiene una sensibilidad especial. Precisamente, la indignación cívica y la respuesta feminista, apoyada y legitimada por unos dos tercios de mujeres y un tercio de varones, ha generado en España la cuarta ola feminista, con la prioridad de combatir la violencia machista y garantizar la libertad sexual y el libre consentimiento en las relaciones sexuales e interpersonales en general.

 Junto con ese primer nivel de conciencia feminista existe, propiamente el movimiento feminista, compuesto por unos cuatro millones de personas, la mayoría mujeres, que han participado en las movilizaciones feministas, entre ellas las miles de activistas más estables, pertenecientes a grupos diversos e impulsoras del movimiento social. Esos tres niveles son los que configuran el sujeto colectivo feminista.

 Todo ello ha puesto de relevancia la necesidad de un avance en condiciones y derechos feministas, de la articulación del propio sujeto feminista y, también, del impulso de una teoría crítica que fundamente esta nueva fase de conformación feminista.

 Por tanto, el pensamiento posestructuralista de Judit Butler tiene sus límites para hacer frente a los desafíos que suponen la consecución de la igualdad y la libertad de las mujeres. Desde distintas corrientes feministas se están realizando muchas contribuciones interesantes. Por citar otra feminista eminente, contamos con su colega estadounidense Nancy Fraser, con aportaciones críticas significativas sobre el papel subordinado de las mujeres en la reproducción social y de cuidados y su vinculación con la segmentación capitalista y la división racista.

 Evidente es la situación en España. Por un lado, hemos asistido a una gran movilización feminista y de colectivos LGTBIQ+, masiva y viva, particularmente contra la violencia machista y por la libertad sexual y la igualdad, con una gran participación de base social y asociativa, y hemos conseguido reformas significativas en el ámbito institucional.

 Pero, por otro lado, el movimiento feminista presenta una dinámica fragmentada y sin liderazgos consolidados, lo cual agudiza ciertas tendencias -también desde la política- elitistas, unilaterales, sin arraigo sólido, a apropiarse del movimiento, a hablar en nombre del (no) sujeto social ‘objetivo’ y pasivo, pugnando por su orientación y articulación.

 En definitiva, en el campo feminista hay una rica y variada experiencia, pero bastantes deficiencias en la articulación orgánica y de liderazgo. A ello hay que añadir una relativa orfandad y retraso teórico que el feminismo debería abordar desde un enfoque crítico, multidimensional y relacional.

 Carmen Heredero es feminista y sindicalista, autora del libro Género y coeducación (Morata, 2019). Antonio Antón es sociólogo y politólogo, autor de Feminismos. Retos y teorías (Dyskolo, 2023). 

https://rebelion.org/experiencia-identidad-y-sujeto-feminista-i/

Segunda parte

https://rebelion.org/experiencia-identidad-y-sujeto-feminista-y-ii/


viernes, 9 de agosto de 2024

Al otro lado de la modernidad, de Enrique Dussel

                                                                       


 Reseña de Al otro lado de la modernidad, de Enrique Dussel (Bellaterra, 2024)

Bases para un diálogo no eurocéntrico sobre la historia mundial

 

Por Jesús Aller | 08/08/2024  

Fuentes: Rebelión

En este libro el historiador Javier García Fernández ha reunido una selección de textos del recientemente fallecido Enrique Dussel, correspondientes a la época entre 1995 y 2012 en la que éste se centró en el estudio de las fases tempranas de la modernidad occidental y el efecto en ellas de la conquista de América.

 Se presentan así de forma concisa contribuciones esenciales de Dussel al ideario decolonial, como su reivindicación de los cambios civilizatorios, y no sólo económicos, del período entre 1492 y el siglo XVII, o el carácter decisivo de este tiempo en el desarrollo del capitalismo. Otra aportación valiosa de estos textos es el énfasis en la superación del eurocentrismo como límite que constriñe nuestro pensamiento. El libro trae un prólogo de García Fernández y un epílogo con una nota biográfica sobre su autor de Katya Colmenares Lizárraga.

 Enrique Dussel nació en Mendoza (Argentina) en 1934 y elaboró una ingente obra en la que la historia latinoamericana es campo de reflexión recurrente, abordada desde una perspectiva en la que late siempre un compromiso humanista con los vencidos y los excluidos. Él fue uno de los principales impulsores de la Filosofía de la liberación en los 70, época en la que la represión en su país le obligó a exiliarse en México. Dussel residió hasta su fallecimiento en 2023 en el país azteca, y en sus últimos años colaboró con el partido MORENA, que alcanzó el poder en 2018.

 Los dos primeros textos recogidos en el volumen corresponden a conferencias impartidas en Fráncfort que pasaron luego a ser capítulos del libro: 1492. La ocultación del otro. El origen del mito de la modernidad (1995). En ellos se reflexiona sobre el “descubrimiento” como una “negación del Otro americano” por parte de un “Ego moderno europeo” que nace en ese momento. A esta relación asimétrica de reconocimiento frustrado, la “conquista” superpone la aún más rotunda asimetría de la dominación, y el Otro es forzado a asimilarse al colonizador. Repasar la historia de Hernán Cortés en México sirve a Dussel para comprobar cómo no se trata del “encuentro de dos mundos” que se ha querido ver a veces, sino de la destrucción de uno por otro que lo obliga a parecerse a él. El varón conquistador impone trabajo esclavo a la población india y dominación sexual a sus mujeres, y construye una sociedad basada en esta opresión.

 Una historia no eurocéntrica

 Se incluye después un fragmento del prólogo añadido por Dussel a una reedición en 1998 de su Ética de la liberación, en el que utilizando algunos datos de otros autores, como Immanuel Wallerstein, se propone una periodización de la historia universal que trata de ir más allá del eurocentrismo. Según este análisis, en el siglo XV Europa no tenía ninguna superioridad tecnológica, política ni comercial sobre China, y el hecho de que fuera en la primera donde se desarrolló la modernidad fue debido exclusivamente a la conquista de América, que produjo una reconfiguración del sistema-mundo en la que Europa se constituyó como centro. Las 18 000 toneladas de plata que a ella llegan entre 1503 y 1660 de las minas mexicanas y peruanas y el valor —en sentido marxista— extraído de las plantaciones con trabajo esclavo, van a financiar una estructura en la que España es la potencia hegemónica al comienzo, y en seguida es relevada por Holanda y Gran Bretaña.

 La fase de dominio español representa una modernidad renacentista con un proyecto de “imperio-mundo” basado en poder militar y económico e imposición de una lengua y una religión. Esta etapa tiene gran trascendencia pues en ella se plantea una discusión sobre el “derecho a la conquista” de los europeos que desaparece después. Cuando la tentativa del “imperio-mundo” fracasa con la abdicación de Carlos V, es sustituido por un “sistema-mundo”, más simple, fundado en el imperativo económico y para cuya gestión surge la modernidad científica, en un principio con base en la Ámsterdam de Descartes y Spinoza. Entramos en el mundo de la razón instrumental.

 La evolución posterior viene marcada por el desarrollo paralelo de capitalismo y modernidad que nos ha traído a la penosa situación actual. Cuál debería ser entonces nuestra postura hoy respecto a la modernidad, si asumimos una perspectiva que pretenda la liberación de los seres humanos. Para Dussel se trataría de salvar de ella su racionalidad, para orientarla a una superación cabal de la estructura perniciosa del sistema-mundo en un proceso en el que el rol de la periferia ha de ser esencial. Sólo así puede enfrentarse el desastre ecológico y social que amenaza el planeta en estos momentos. Con este planteamiento y refutado el eurocentrismo se afronta el reto de poner en su valor las tradiciones de pensamiento que desde todas las esquinas del sistema-mundo aportan sus análisis para construir un proyecto global emancipador.

 Visiones de la modernidad

 Se incluyen también en el volumen dos capítulos de Política de la liberación: historia mundial y crítica (2007), en los que se insiste en la trascendencia de la incorporación de América a la historia de Occidente y el rol decisivo de personajes como Juan Ginés de Sepúlveda, Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria o Francisco Suárez, a la hora de definir el pensamiento de la primera fase de la modernidad, caracterizada por el establecimiento de una economía basada en la explotación de indios y negros. Se repasa luego la historia del esclavismo en África ya desde el siglo IX, y como a ella se suman los portugueses en 1441 y después casi toda Europa.

 En un capítulo recogido de Marx y la modernidad (1995) se analizan las ideas de este autor sobre la conquista, que según él aporta, con base en trabajo esclavo, la primera moneda mundial, el oro y la plata americanas. La visión del de Tréveris sobre la dinámica del capital resulta también esencial, pues profetiza cómo, de no ser detenida, conduce a la destrucción del planeta, inmolado en el altar de la tasa de ganancia. Y el desastre para la humanidad no sólo es por la explotación, que a veces se convierte en un privilegio, sino también en muchos casos por la exclusión de grandes masas de población de la maquinaria económica.

 Sistema-mundo y transmodernidad (2004) define este último concepto como un más allá trascendente de la modernidad occidental, en el que todas las culturas mundiales asumen el reto de expresarse en lo que podría ser un lenguaje interinteligible, sensible a múltiples esquemas comunes y con riqueza infinita de matices. Se muestra el carácter aún eurocéntrico de la postmodernidad, y se ve la civilización china como un ejemplo del objetivo que se pretende. Pujante hasta el siglo XIX, esta rica cultura experimenta entonces un declive debido al colonialismo, pero se recupera actualmente, reivindicando sus raíces y buscando su lugar en un diálogo entre iguales.

 Sobre estos asuntos se insiste en los trabajos que cierran el volumen, en los que se aportan ideas para un diálogo entre tradiciones filosóficas diversas, basado en el reconocimiento de problemas universales. Resulta muy interesante en este sentido la comparación de textos presocráticos con otros de la tradición taoísta o hinduista, o la caracterización de elementos míticos en autores tenidos como filósofos “pata negra” de Occidente, como Kant o Hegel. El colonialismo filosófico es una triste realidad que impregna nuestro pensamiento, y debe ser combatido paralelamente a la explotación económica que lo ha acompañado históricamente.

 Al otro lado de la modernidad espiga la vasta producción de Enrique Dussel y consigue reunir en un libro de apenas doscientas páginas los textos esenciales que sintetizan su acercamiento al rol crucial de la conquista de América en la historia mundial y a la necesidad de superar el eurocentrismo, así como a las vías para lograrlo. Tenemos que agradecer a Javier García Fernández el trabajo realizado en la selección de estos textos, pues a través de ellos accedemos a los momentos clave en la evolución de un pensamiento valioso para comprender cómo se incubaron todos los problemas del presente.

 Blog del autor: http://www.jesusaller.com/  En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos .

https://rebelion.org/bases-para-un-dialogo-no-eurocentrico-sobre-la-historia-mundial/

USA sobre Venezuela da marcha atrás

 2

Sorprendente: Estados Unidos cambia de opinión tras las elecciones presidenciales de Venezuela

 
Fuentes: Rebelion

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Tras reconocer inicialmente al candidato de la oposición de extrema derecha, Washington ahora ha dado marcha atrás. Texto y explicación de Marc Vandepitte, observador internacional en las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela.

El anuncio de Matthew Miller, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense, fue sorprendente. A la pregunta de si el Gobierno de Estados Unidos reconoce al opositor Edmundo González como presidente interino, como había ocurrido en 2019 con Juan Guaidó, respondió: «De momento no vamos a dar ese paso. Hoy estamos en estrecho contacto con nuestros socios de la región, especialmente Brasil, México y Colombia, para encontrar una salida”. En la misma rueda de prensa, pidió al Consejo Electoral de Venezuela (CNE) «transparencia» y le instó a publicar «un recuento detallado de los votos».

 La declaración de Miller es curiosa por dos razones. Primera, porque contradice lo que su jefe Antony Blinken había publicado unos días antes. De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores confirmó entonces en un comunicado que el candidato de la oposición, Edmundo González, era el ganador de las elecciones: «Dadas las abrumadoras pruebas, está claro para Estados Unidos y, lo que es más importante, para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de los votos en las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio.»

Igualmente curioso es que Estados Unidos esté negociando con los gobiernos de países progresistas clave de la región: México, Colombia y Brasil.

Parece que el Gobierno estadounidense está dando marcha atrás y no quiere jugársela tanto como en 2019, cuando Washington reconoció al no electo Guaidó como presidente interino. Washington no da ninguna razón para este cambio de rumbo (provisional), pero varios factores pueden explicarlo.

Ya hace 25 años que Estados Unidos busca un cambio de régimen en Venezuela y estas elecciones le han brindado otra oportunidad para conseguirlo. Lo que pasó es que el bien elaborado guion (que desarrollaré en un artículo posterior) no se cumplió según lo previsto. Maduro no sólo ganó las elecciones, sino que la diferencia con su rival fue de 9 por ciento. Así que no ganó por poco.

A diferencia de ocasiones anteriores, la oposición de extrema derecha tampoco logró sembrar el caos mediante bloqueos de carreteras (las llamadas guarimbas). Y, efectivamente, hubo mucho vandalismo e incendios provocados, pero más de 1.200 alborotadores fueron rápidamente identificados y detenidos. Después el país quedó tranquilo en gran medida.

Al parecer, esta vez Maduro se había preparado bien para el caos que le gusta crear a la oposición. En las manifestaciones posteriores a las elecciones la oposición también consiguió movilizar a menos partidarios de los esperados. Al mismo tiempo, muchas decenas de miles de personas de todo el país acudieron al llamamiento para protestar contra la injerencia extranjera y otro intento de golpe de Estado.

Las relaciones de poder internacional son menos favorable a Estados Unidos hoy que en 2019. Países importantes como México, Brasil y Colombia tienen regímenes de izquierdas y se oponen a la injerencia estadounidense en estas elecciones. Estos países han indicado que reconocerán la victoria de Maduro si es confirmada por las autoridades competentes del país. Las probabilidades de que así sea son muy altas.

Y luego está el factor del petróleo. Tras las estrictas sanciones impuestas a Rusia e Irán, el suministro de petróleo (barato) se ha reducido drásticamente y Occidente busca una fuente fiable y suficientemente grande. El petróleo venezolano cumple con esos requisitos. En ese contexto, Estados Unidos ya relajó algunas sanciones contra la industria petrolera de Venezuela en junio de 2022, poco después del inicio de la guerra en Ucrania.

Ahora que está quedando claro para los estrategas de Washington que el golpe planeado ha fracasado y no habrá cambio de régimen ni gobierno títere, es posible que adopten una postura más pragmática y pretendan renegociar relajar más las sanciones económicas a cambio de algunas concesiones políticas (aunque sean simbólicas).

También puede que la sorprendente declaración de Miller sea un movimiento táctico y que Washington siga jugando duro. Pero también podría tratarse de un cambio de rumbo estratégico a la luz del equilibrio de poder sobre el terreno y en la región.

El futuro lo dirá.

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/08/07/verrassend-vs-krabbelt-terug-bij-presidentsverkiezingen-venezuela/

miércoles, 7 de agosto de 2024

Lo que no encontrará en los medios sobre Venezuela .

 Todo lo que necesita saber sobre las elecciones venezolanas y no encontrará en los medios

 

Por Pascual Serrano 

| 06/08/2024 | 

 

Fuentes: Globalter

Tras la jornada electoral del pasado 28 de julio en Venezuela, ustedes habrán visto, escuchado y leído en los medios muchos comentarios de este tipo: “El gobierno venezolano ha cometido fraude porque no ha mostrado las actas de las votaciones”, “La oposición ha enseñado unas actas que muestran que ganó las elecciones”, “El gobierno y el ejército está reprimiendo a los opositores que se manifiestan en contra del fraude electoral”, “Maduro no dejó entrar a representantes de la UE como observadores electorales”, “Los gobiernos de izquierda de América Latina le están exigiendo a Maduro que presente las actas electorales”. Vayamos por partes.

 La primera cuestión a aclarar es que la autoridad electoral en Venezuela es el Consejo Nacional Electoral (CNE), un poder, a diferencia de nuestros países, independiente de los demás. Y, por tanto, autónomo en su funcionamiento, no depende del gobierno, ni para organizar las elecciones, ni para hacer el recuento, ni para difundirlo.

 La jornada electoral del 28 de julio se desarrolló con normalidad, como confirmaron los observadores de la ONU, del Centro Cárter y el millar de observadores y veedores invitados por el CNE. Efectivamente, no hubo observadores de la Unión Europea invitados. Como tampoco hay observadores latinoamericanos en la elecciones europeas. Con más motivo en Venezuela, país al que la UE tiene sancionados a sus dirigentes, ni siquiera dejan entrar en Europa a miembros del gobierno venezolano. Si malamente respetan al gobierno venezolano, tampoco respetarían sus elecciones.

 A las pocas horas, el CNE, la autoridad electoral, emitió un primer boletín con un 80% de las mesas escrutadas y con una tendencia “contundente e irreversible”. En él anunció que Maduro fue reelecto para un tercer mandato con 5.150.092 votos, un 51,20% y el siguiente era Edmundo González, que habría logrado 4.445.978 votos, un 44,2%. También informaron que estaban siendo víctimas de un hackeo que retrasaría los resultados definitivos.

 En Venezuela, como en la mayoría de las elecciones de nuestro entorno, tras el final de la votación y el recuento, se elabora un acta por cada mesa electoral donde se detallan el número de votos totales y los obtenidos para cada candidatura. Ese documento es firmado por los miembros de la mesa electoral, testigos y representantes de los partidos, que se llevan una copia para su organización.

 Este documento no se suele difundir en nuestros países. Seguramente usted no habrá visto nunca un acta de votación de mesa de las elecciones de su país con la firma y número de documento de identidad de los miembros de la mesa y representantes. Ese documento es el que las diferentes partes presentan ante las autoridades electorales o judiciales si consideran que hay alguna discrepancia con el escrutinio que sí se hace público. Un escrutinio detallado por mesas electorales, es decir, perfectamente cotejable con el acta.

 Ante el retraso del CNE para presentar ese escrutinio detallado, la candidatura de Edmundo González pone en marcha un página web donde dice presentar las actas electorales, primero dijo que el 30%, luego el 80%, según quién hiciese las declaraciones. Hacen su propio recuento de sus propias actas y llegan a su propio resultado, que han ganado ellos.

 Esta candidatura, a diferencia del resto, ya dejó claro que no iba a reconocer a la autoridad electoral y sus resultados, por tanto, lo único que hizo fue declararse en rebeldía antes la institucionalidad electoral y presentar sus propios resultados para adjudicarse vencedores.

 Mientras tanto, la candidatura de Maduro, que también disponía de sus actas, como todos los candidatos, optó para aceptar la normativa electoral y esperar los datos oficiales del CNE.

 El panorama que se vendía ante la comunidad internacional era de un gobierno que no enseñaba las actas ni las pruebas de su victoria y la de una oposición que sí estaba mostrando las pruebas del fraude y de su victoria. Algo absolutamente erróneo. Era un gobierno esperando los datos oficiales y una oposición tirándose al monte y boicoteando las elecciones.

 Ante esta situación, el presidente Nicolás Maduro vuelve a recurrir a las instituciones y a la ley y presenta ante el Tribunal Supremo un recurso de amparo para que sean los jueces los que diriman, conforme a la ley vigente, el conflicto abierto. El tribunal convoca a todos los candidatos y les requiere para que presenten la información que dispongan sobre los resultados, actas incluidas. Y, por supuesto, también requiere al CNE para que presente los datos pormenorizados que todavía está pendiente de difundir.

 A esta cita de los jueces se presentan todos los candidatos con la información electoral que poseen menos, precisamente, el candidato que decía estar difundiendo las actas que mostraban su victoria.

 El presidente de la Asamblea de Venezuela, Jorge Rodríguez, posteriormente revela que el sitio web del partido de Edmundo González solo contiene 9.468 presuntas actas de las más de 36.000 mesas instaladas el domingo, lo cual desmiente las declaraciones sobre que tenían «más del 70 por ciento».

 También señaló que la oposición hacía pasar por actas, documentos que no lo eran, por ejemplo «actas cero», que se imprimen al inicio de la votación, como si fueran actas finales, «actas» en las cuales faltan las firmas de los operadores de mesa, o de los testigos, incluyendo testigos del PSUV, a pesar de tener este partido testigos en todas las mesas o la utilización de cédulas de identidad de personas fallecidas. Todo ello, recuerda Rodríguez, es constitutivo de delito y puede explicar la ausencia del candidato en los juzgados para presentar la documentación.

 El siguiente paso de la candidatura opositora es llamar a la violencia y sublevación. Para ellos basta con movilizar a unos cientos de violentos. De este modo se engaña y se presenta ante la comunidad internacional un supuesto fraude del gobierno de Maduro, la ocultación de los resultados, la presentación de los verdaderos por ellos, y un levantamiento ciudadano que se revela contra el gobierno.

 El gobierno venezolano detalló el balance de la violencia contra las elecciones. Se contabiliza el destrozo en más de 70 centros educativos, 37 centros de salud con el personal sanitario dentro y 38 unidades de transporte. Dañaron 12 universidades públicas, decenas de colegios e institutos, estaciones de metro, diez sedes del partido del gobierno y varias alcaldías. Las fuerzas de seguridad debieron proteger de la violencia a unos 60 observadores electorales. Fueron asesinados dos miembros de las fuerzas del orden, y decenas resultaron heridos.

 Esa violencia explica la detención de cientos de personas. Todas ellas ligadas a hecho violentos, ninguna por expresar su oposición o protesta por el resultado electoral. Al contrario de lo que anunciaban algunos medios.

 Las autoridades capturaron e identificaron a personas, algunos procedentes de otros países, que reconocieron haber sido contratadas para generar violencia y disturbios.

 Por supuesto, es necesario para terminar el proceso electoral que el CNE publique los datos segmentados y detallados por municipios, parroquias, colegios y mesas electorales. Eso es lo que han pedido los gobiernos de México, Colombia o Brasil. Y, también, recordemos, los jueces del Tribunal Supremo. Ha pasado solo una semana, son muchos los países que necesitan semanas para su recuento electoral definitivo, recordemos el caso estadounidense en la victoria de Trump.

 Como siempre que se respeta la democracia, la clave está en aceptar la labor de las instituciones como el Consejo Nacional Electoral o el Tribunal Supremo. Sin embargo, los sublevados y violentos que no aceptan la democracia recurrirán, dentro y fuera de Venezuela, al discurso de que todas esas instituciones están “controladas por el chavismo”. El mantra con el que justifican su violencia para subvertir el orden y no reconocer los resultados electorales.

 Con ese mismo criterio, podríamos decir que en España el “sanchismo” controla la Junta Electoral Central, puesto que la preside el presidente del Congreso de los Diputados, controla la fiscalía, porque el fiscal general lo nombra el gobierno, y controla el Tribunal Constitucional porque su composición se hace a propuesta de las mayorías parlamentarias. Y de igual modo en el resto de los países democráticos, donde, el partido gobernante, el que más apoyos ciudadanos tiene, es el que tiene un papel significado en el nombramiento de muchas instituciones. Se llama democracia.

 Por supuesto no ha faltado en esta crisis el departamento de Estado de Estados Unidos. Allí lo tienen claro, no necesitan esperar a los resultados del CNE, ni a la decisión de los jueces, ni necesitan ver actas de ningún otro partido. EEUU “ha nombrado” presidente a Edmundo González con las actas que ha presentado… Edmundo González.

 Todo ello ha llevado al gobierno venezolano a calificar de intento de golpe de Estado liderado por Estados Unidos, lo que se estaba desarrollando en el país.

 Quizá hay que recordar que si Estados Unidos aceptase las elecciones y la democracia de Venezuela tendría que retirar las sanciones con las que intenta destruir la economía venezolana y devolver la empresa CITGO que ha robado al Estado venezolano, valorada en 13.000 millones de dólares. Algo similar le pasaría a los amigos de Estados Unidos como el Reino Unido, que debería devolver los mil millones de oro venezolano que tiene retenidos en la bóveda de su Banco Central.

 Pascual Serrano es periodista y escritor. Su último libro es  

 https://www.amazon.es/Prohibido-dudar-semanas-Ucrania-cambi%C3%B3/dp/8446052482

https://rebelion.org/todo-lo-que-necesita-saber-sobre-las-elecciones-venezolanas-y-no-encontrara-en-los-medios/

domingo, 4 de agosto de 2024

14 apuntes sobre Venezuela

 

14 apuntes sobre lo que pasa en Venezuela

  Juan Carlos Monedero


1. ¿Te acuerdas cuando te contaron lo de las armas de destrucción masiva en Irak? ¿Y cuándo te dijeron que Gadafi iba a pasar a cuchillo a toda una población, lo que justificó que pudiera bombardear la OTAN? ¿Recuerdas cuando te dijeron que Lula era un ladrón y que por ese lo metían en la cárcel?  ¿Recuerdas las decenas de acusaciones contra Podemos en España? ¿Te acuerdas cuando Aznar dijo que los atentados de Atocha eran cosa de ETA? Sabes hoy que todo eso era mentira. ¿Y no será que te están mintiendo ahora sobre Venezuela?

 

2. EEUU y Europa están perdiendo la batalla geopolítica y económica con el crecimiento y articulación de los BRICS, esa organización crecientemente poderosa de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudí y otros países (adonde ha sido invitada Argentina, que ha renunciado, y Venezuela, que ha aceptado). La respuesta del imperio decadente, como bestia herida, es violenta: y ahí tenemos el auge de la extrema derecha, el acoso y sanciones a países desobedientes o, directamente, la guerra. No son buenos tiempos para la democracia. La derecha está renunciando al liberalismo. Basta ver el lawfare convertido en un lugar cotidiano. Y por eso el auge del fascismo en Europa, la guerra en Ucrania (que se podía haber parado hace dos años), el genocidio en Gaza, las guerras olvidadas en África, Milei, Bolsonaro, Bukele y, por supuesto, el ataque a Venezuela de la supuesta comunidad internacional.  

 

3. ¿Por qué Venezuela es un asunto en tantos países de política interior y no de política exterior? La izquierda se ha dejado acorralar con Venezuela. El papel militar en la revolución chavista, la condición caribeña y la base eminentemente popular y plebeya molesta a una izquierda que no siempre se quita el racismo y el clasismo. Pero es que, además, Venezuela ha sido construida como el artefacto maldito al que execrar. Cada vez que las izquierdas defienden en sus países la sanidad pública, la educación pública, las empresas públicas, medicinas baratas, el pago de impuestos por parte de los ricos o la soberanía nacional, le gritan ¡Bolivariano! Y se asustan. Hasta Trump acusó a Biden de bolivariano. La derecha global necesita arrodillar a Venezuela para lanzar una advertencia a la izquierda del mundo: si no obedecéis, os quebramos. Igual que la iglesia construyó el mito del diablo para que la gente obedeciera, hoy se ha construido el mito de Venezuela para que la izquierda asuma el marco del hijo de Vargas Llosa, que diferenciaba entre izquierda vegetariana e izquierda carnívora. La vegetariana, esto es, la amable, adelante; a la carnívora, plomo.  Por cierto, conozco a muchos vegetarianos que, ellos y ellas solas, luchan como todo un ejército.

 

4. El tema de las actas en Venezuela es todo un guion para construir una mentira. Eso sí, bien construida. En primer lugar, sabotearon el sistema informático del Consejo Nacional Electoral con un hackeo para intentar que no hubiera resultado oficial. Así, la oposición podía presentar sus "actas" y decir que ese era el resultado oficial. Claro que esas actas podías ser falsas -hoy ya se ha demostrado que muchas de las que ha presentado la oposición son burdas falsificaciones- y las que no, eran de zonas donde realmente ganó la oposición. Muy burdo. Con los datos de la Moraleja o del Barrio Salamanca no puedes proyectar el resultado de la derecha en España. En un negocio, no haces transacciones con los que son mala paga. ¿Y no es ésta la misma oposición que nombró Presidente a Guaidó sin siquiera actas? A Guaidó no le pidieron votos y les bastó que se autonombrara en una plaza. 

 

5. No es verdad que Maria Corina Machado tuviera, como dijo al comienzo, el 40% de las actas (aunque cada portavoz daba una cifra). Tuvieron siempre el 100%, porque a todos los testigos de mesa se les entregó una copia en cada una de las 30.026 mesas. Hay que entender algo previo. ¿A qué llamamos "actas"? Hay que entender el sistema electoral venezolano, que lleva funcionando más de 20 años y ha cubierto 32 elecciones.  En muchos países tenemos urnas físicas donde se deposita el voto. Al final de la jornada se cuentan las papeletas y se hace un acta, que firman los miembros de la mesa. En Venezuela no es así, porque en la IV República el fraude era constante. Hay un dicho en Venezuela que dice "acta Mata voto", es decir, el acta que falsificaban los dos principales partidos, mataba el voto real que tenía la izquierda (algo que siempre ha sido norma también en el México del PRI y el PAN). Por eso, hicieron un sistema electrónico impenetrable donde entrar dentro del sistema solo se puede lograr con claves electrónicas donde todos los partidos tienen un pedazo de esas claves. Como en la activación de la bomba nuclear, o están todas las llaves o no se abre.  Las urnas de nuestros países son sus máquinas: ahí está la verdad del resultado. En Venezuela, el "acta" es lo que sale de las máquinas y que garantiza el CNE, no lo que digan unos papeles que alguien puede haber hecho con photoshop. Donde nosotros tenemos el acta que se hace al final de la jornada electoral después de contar las papeletas, ellos tienen el resultado que dicta la máquina. Máquina que se ha verificado antes, durante y después de las elecciones y que todos los partidos han validado. Escúchese: ningún partido dijo antes de las elecciones que las máquinas no valían. Porque saben que son absolutamente fiables. De hecho, hay muchos gobernadores y alcaldes de la oposición en Venezuela electos por ese sistema y nombrados por el Consejo Nacional Electoral.  Al votarse electrónicamente, la máquina emite un resguardo con la información de la mesa y de la opción elegida por el votante. Ese resguardo lo recoge quien ha emitido el voto y lo deposita delante de la mesa electoral en una caja. Al finalizar la jornada, la máquina hace el acta, que es la que vale, la que todos los partidos han aceptado y que ha sido auditada por todos los partidos (de lo contrario, no participarían). Ese acta que sale de la máquina la firman todos los miembros de la mesa y los testigos. Es como un ticket largo con todos los resultados, la información de la mesa y las marcas electrónicas que no se pueden inventar previamente. Todos los miembros de la mesa y los testigos reciben su copia y firman la que se va a mandar en un sobre al CNE. Por si fuera poco, aleatoriamente se abren las cajas del 55% de las mesas, se cuentan los papeles (que no son los votos, recordemos que los votos que se dan por válidos en el país son los que dicta la máquina) y se hace otra acta que, una vez más, firman todos los miembros de la mesa y se mete en el mismo sobre. En el que se añade una tercera acta con las incidencias que puede haber habido en la votación. ¿Qué significa todo esto? Pues que todos los partidos no tienen el 40% de las actas, como mintió María Corina Machado: tienen el 100%, tanto la de los votos de las máquinas como las del 55% del recuento de los resguardos. La oposición ha hecho trampa además porque ha enseñado actas que cuando no están falsificadas, son solo de los sitios donde han ganado. ¿Y los sitios donde no han ganado? Sería el sueño de todos los partidos: que solo se contabilizaran los votos donde ganan. Pero no sería una democracia.

 

6. Creo que ha hecho bien el PSUV y los partidos del Gran Polo Patriótico en no adelantarse a sacar sus actas. ¿Por qué? Porque entonces empezaría una guerra de actas entre los partidos. Y si la oposición ha falsificado las suyas -y recordemos que hoy ya se sabe que es así- empezaría una rifirrafe que ocultaría que el único que verifica la verdad de las elecciones son las actas -el resultado de las 30.000 máquinas- que diga el CNE. Porque el intento de sabotaje del sistema electoral del CNE buscaba que no hubiera datos oficiales y que la oposición dijera: nosotros sí tenemos datos. Aquí están las actas. Y proclamarían a Edmundo González igual que proclamaron a Juan Guaidó. El chavismo ha salvaguardado la institucionalidad, mientras que la oposición, una vez más, ha buscado derribarla.

 

7. El artículo 155 de la Ley de procesos electorales da un máximo de 30 días al CNE para que haga públicos los resultados de todas las mesas. Siempre lo han hecho, y aunque han tenido retrasos por el hackeo, lo harán (lo manda la ley). Es deseable que lo hagan pronto. Entonces tendremos que, por ejemplo en una mesa X en Petare, están los resultados que publica el CNE y las actas que tiene Maria Corina Machado, las que tiene el PSUV y el Polo Patriótico, las de todos los demás partidos de la oposición más las que tienen los miembros de la mesa. Y esas actas tienen que decir todas lo mismo, tener la misma firma electrónica, el mismo número de votantes en la mesa, las firmas de lo miembros han de ser idénticas. Entonces se verá sin duda que lo que ha dicho el CNE es cierto. El viernes, a petición del TSJ, Edmundo González tuvo la ocasión de presentar las firmas que tienen en su poder. No lo han hecho. Yo personalmente he verificado que en una de las mesas, la página de Machado donde dicen que tienen las actas, ha hecho votar a una persona muerta, hermana de un conocido. El viernes, el responsable del comando de campaña, Jorge Rodríguez, demostró las numerosísimas irregularidades de las actas presentadas por la oposición.

 

8. El comunicado de López Obrador, Lula y Petro, esto es, de México, Brasil y Colombia es sensato: que se sigan, como en todos los países, los cauces legales y se respete la institucionalidad (lo que es un fuerte regaño a la oposición), que se publique lo antes posible -sabotajes salvados mediante- todos los resultados mesa a mesa y voto a voto, y que se intente un diálogo con Edmundo González, el candidato, y no con la inhabilitada María Corina Machado. La petición de la publicación del resultado mesa a mesa, que intuitivamente es lo que mucha gente pide -muchos no lo han pedido nunca ni siquiera en sus propios países, sospechosos de fraude- es lo que ha hecho siempre el CNE y lo hará. Igual que, según el cronograma, harán esta semana las auditorías ciudadanas, donde lo más importante es verificar con los técnicos de los partidos, que todo está en orden en las máquinas. En la última fase, se abren el 51% de las cajas para ver si los resguardos contenidos en las cajas coinciden con lo que dice el voto de las máquinas.  ¿Y qué  hace la oposición golpista? No va a la auditoría cuando pierden para decir que ha habido fraude.

 

 

9. Por último, como Edmundo González -que, insisto, no es toda la oposición, aunque sí la más importante- ha desconocido el resultado, el Presidente Nicolás Maduro ha presentado un contencioso-administrativo ante la autoridad competente, el Tribunal Supremo de Justicia, cuya sala electoral ha dictado una cosa muy sencilla: pedir las actas que tiene la oposición, pedir las actas que tiene el gobierno, pedir el resultado al CNE y cotejar, además de informar sobre el supuesto hackeo que ha sufrido el CNE. Hoy sabemos que Edmundo González no se presentó y no ha entregado las actas que decían tener (lo que supongo que también es un delito). Si las presentaran y lo que dicen es cierto -esto es, sus "actas" coinciden con los datos de las máquinas, es decir, se corresponde con lo que han votado los venezolanos-, se debiera proclamar a Edmundo González presidente de Venezuela. Pero si las presentan y son falsas, estarán cometiendo un delito electoral, sumado al delito de pagar a gente para intentar que la noche de las elecciones hubieran 100 o 200 muertos en Venezuela. Porque esa era la segunda parte del plan: que el CNE no pudiera presentar datos, presentar como oficiales los de la oposición, y generar una situación de caos con muchos muertos. La inteligencia de Maduro fue decirle al ejército, a la policía y al chavismo que salvaguardaran bienes y personas pero que no reprimieran, que aunque estuvieran golpeando y matando a gente, quemando escuelas, hospitales, autobuses, no respondieran violentamente. Porque lo que necesitaba la oposición era que, además de que no funcionara el CNE, que hubiera muertos en las calles. En las dos ha fallado.

 

10. Le queda a la oposición los medios de comunicación internacionales, las deudas geopolíticas de muchos países y la ingenuidad de algunos que les creen. También la maldad de los que quieren desconocer el resultado. La OEA es la que validó el golpe en Bolivia contra Evo Morales, y el Centro Cárter, sin Jimmie Carter, ha perdido toda su credibilidad (bien valdría que observara las elecciones en EEUU). Los principales países de la UE han hecho, sorprendentemente, un comunicado muy somero pidiendo la publicación de los resultados y el respeto a las libertades civiles.

 

11. La conclusión es que la derecha global quiere ruido y le da igual un baño de sangre, anular la democracia o invadir un país. Y lo digo como europeo que tiene, después de 30 años, otra vez una guerra en Europa, que está viendo a los jueces comportarse como los jueces del fascismo y que ve una creciente violencia alentada por los políticos de la extrema derecha.

 

12. La derecha venezolana tiene que mandar al basurero de la historia a los que siempre buscan ganar con trampas y violencia. María Corina Machado está inhabilitada y su oportunidad solo puede emerger de una guerra civil. Que es lo que siempre busca. La oposición tiene 5.326.104 votos (frente a 6.408.444 de Nicolás Maduro). Ya va siendo hora de que busque otros cauces. Votos tiene. Falta una nueva generación de políticos de derecha en Venezuela.

 

13. Brasil, Colombia, México van a ponerse del lado de los BRICS y van a reconocer el resultado que establezca el CNE. Y van a poder hacerlo con comodidad porque se publicarán los resultados mesa a mesa y se harán todas las auditorías correspondientes, además de que el Tribunal Supremo de Justicia emitirá su sentencia. A EEUU, aunque tengan elecciones en noviembre, se le va a hacer difícil sostener como presidente a Edmundo González sin pruebas y contra una parte enorme de la comunidad internacional. Que nadie se engañe: EEUU se está quedando solo, como en Naciones Unidas defendiendo a Israel. Si con Guaidó no pudo, con González menos. La Unión Europea ¿seguirá al rebufo de los EEUU, perdiendo importancia internacional? En España, si somos inteligentes, nos pondremos del lado de México, Colombia, Brasil y demás e intentaremos enmendar los enormes errores de haber reconocido a Guaidó y haber impuesto injustas sanciones a Venezuela (las que EEUU no ha dejado poner al genocida Israel). El comunicado conjunto este sábado de España con Alemania, Francia, Italia, Portugal, Países Bajos y Polonia puede ir en una buena nueva dirección.

 

14. Y déjenme darle un consejo a todos los demócratas del mundo: lo que pretenden hacer en Venezuela, si les sale bien, es lo que van a hacer en todos los países del continente (es la enseñanza de Aimé Cesaire sobre lo que hicieron los alemanes en Namibia y terminaron haciendo en suelo alemán y con alemanes). Por eso la extrema derecha apoya a Netanyahu y a María Corina Machado: quieren hacer lo mismo en nuestros países. Así que, por interés propio, no crean las mentiras de estos mentirosos profesionales que solo buscan confundirnos. Nuestra condición de demócratas se mide en los momentos de desafío. Y hoy estamos viviendo uno de esos momentos. No dejemos que nos derroten.

 

 https://blogs.publico.es/juan-carlos-monedero/2024/08/04/14-apuntes-sobre-lo-que-pasa-en-venezuela/?doing_wp_cron=1722760327.2420740127563476562500#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t2;mm=mobile-medium


 NOTA  DEL BLOG  .-La izquierda venezolana inunda las calles en apoyo al gobierno (las imágenes prohibidas en «nuestras democracias») 

 

https://insurgente.org/la-izquierda-venezolana-inunda-las-calles-en-apoyo-al-gobierno-las-imagenes-prohibidas-en-nuestras-democracias/


  https://www.telesurtv.net/galeria-todo-un-pais-movilizado-en-defensa-de-la-paz-y-el-triunfo-de-nicolas-maduro/


sábado, 3 de agosto de 2024

Kamala Harris y el genocidio en Palestina.

 

Kamala Harris y el Partido Demócrata, ante el espejo : los diez meses de masacre en Gaza

Por Olga Rodríguez |

 01/08/2024   

 La normalización de la masacre es tal, que la mención de Harris a las víctimas palestinas es presentada como avance, pero la candidata apoya el legado de Biden y no marca distancia de sus políticas hacia Israel.

 Estados Unidos vive semanas convulsas. A menos de cien días de los comicios presidenciales, las cadenas de radio y televisión dedican ya emisiones especiales a la precampaña electoral, marcada por el atentado contra el candidato republicano Donald Trump, la renuncia de Biden, el nuevo papel de la vicepresidenta Kamala Harris o la visita de Netanyahu al Capitolio en Washington, donde fue acogido y ovacionado por buena parte del Congreso, en un acto que quedará tallado en la historia. En los circuitos políticos y mediáticos, estos asuntos lo copan todo.

 La irrupción de Kamala Harris

La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, ha logrado recibir en tiempo récord donaciones económicas, apoyos y avales suficientes para ser la nueva líder demócrata ante las elecciones presidenciales. Es la primera candidata mujer racializada, algo con lo que su partido espera extraer votos de sectores feministas y antirracistas, posiciones en las que se sitúa la mayoría de la juventud demócrata.

 Los jóvenes son un electorado clave en estas elecciones. Así lo muestran las encuestas de los últimos meses, que desvelan decepción entre la mayoría joven votante del Partido Demócrata -de 18 a 34 años-, muy crítica con la gestión de la Administración Biden ante las masacres en Gaza y con la respuesta policial a las protestas estudiantiles en los campus universitarios estadounidenses.

 A esos sectores se suma el Movimiento Nacional No Comprometido, surgido en el seno del Partido Demócrata en las primarias de este año, en las que dicha iniciativa obtuvo algo más de 700.000 votos en todo el país. Sus impulsores exigen que la candidatura demócrata defienda un alto el fuego permanente en Gaza y la suspensión de los envíos de armamento estadounidense a Israel. “La vicepresidenta Harris debe pasar página ante la política de Biden consistente en suministrar bombas estadounidenses a Israel. Ni una bomba más”, demandan.

 El equipo de Kamala Harris, y ella misma, tienen por delante el reto de atraer a esos votantes. Para ello debe diferenciarse del presidente Joe Biden en algunas cuestiones, algo nada fácil, teniendo en cuenta que ha sido, y es, su número dos. Harris ha representado un papel importante en el equipo de Gobierno durante estos diez meses en los que EEUU ha seguido apoyando a Israel y facilitando la masacre en Gaza.

 La Administración Biden ha vetado en tres ocasiones en la ONU un alto el fuego inmediato en Gaza, impidió el reconocimiento del Estado palestino en Naciones Unidas el pasado mes de abril, ha enviado armamento a Israel, ha proporcionado financiación, apoyo político y diplomático a Tel Aviv, y ha cuestionado la jurisdicción de los tribunales internacionales de La Haya en el caso israelí.

 Harris nunca ha criticado estas posiciones. De hecho, las ha apoyado, y ha descrito los vínculos y alianzas entre Washington y Tel Aviv como “férreas” e “inquebrantables”.

 El sí de Kamala Harris a más ayuda militar a Israel

El pasado mes de abril, cuando el Congreso tuvo que votar sí o no al envío de un gran paquete de armamento y ayuda militar a Ucrania y a Israel -61.000 millones de dólares y 17.000 millones, respectivamente- solo 37 congresistas demócratas y 21 republicanos se opusieron, por diferentes razones. En las semanas previas a esa votación, la vicepresidenta ayudó activamente a Biden a reunir los apoyos suficientes para que esa iniciativa saliera adelante, cuando ya había al menos 34.000 muertos palestinos y 80.000 heridos.

“Harris trabajó con Biden para presionar al Congreso para que aprobara esa ayuda suplementaria a Israel en abril”, destaca la publicación The Jewish News of North California.

 Aaron David Miller, del Carnegie Endowment for International Peace, resumía recientemente la posición de Kamala Harris ante Israel como “a la izquierda de Biden”, pero “muy a la derecha de quienes sostienen que necesitamos imponer precio y consecuencias a Israel”. Zeeshan Aleem, editor de MSNBC News, escribió hace unos días que los comentarios de Harris sobre Gaza e Israel “podrían parecer más fuertes de lo que son porque Biden ha situado el listón muy bajo”.

 La reacción al discurso de Netanyahu

La pasada semana, tras la extensa y repetida ovación de una buena parte del Congreso de EEUU a Netanyahu, mientras en Gaza el Ejército israelí seguía matando a civiles, la vicepresidenta Harris publicó un comunicado en el que no mencionaba ni las masacres en la Franja, ni las mentiras pronunciadas por el primer ministro israelí en el Congreso, ni la defensa que éste hizo de los ataques israelíes, ni la gravedad de esas ovaciones. Netanyahu llegó a decir que apenas hubo víctimas civiles en la última operación contra Rafah, y arremetió contra quienes protestaban en la calle.

 El primer pronunciamiento de Harris tras el discurso, a través de ese comunicado, se centró en las manifestaciones desarrolladas en Washington contra el apoyo de EEUU al Gobierno de Israel, de las que la vicepresidenta destacó “actos despreciables por manifestantes antipatriotas y peligrosa retórica impulsora de odio”, “grafitis y retórica pro Hamás”. De ese modo tomó la parte por el todo, centrándose en hechos minoritarios y ofreciendo una imagen negativa de las mismas.

 En dichas protestas participaron siete grandes sindicatos, movimientos estudiantiles, activistas defensores de los derechos humanos, artistas y agrupaciones judías. “Me siento extremadamente orgullosa de participar en esta acción”, dijo Simone Zimmerman, cofundadora de la organización judía If Not Now. “Si tan solo pudiéramos obtener una condena la mitad de feroz por la matanza masiva de más de 16.000 niños palestinos que por los malos grafitis…”, escribió el analista Omar Baddar, en referencia a las palabras de la vicepresidenta.

 Tras su comunicado, Kamala Harris se reunió con Netanyahu en Washington y dio una rueda de prensa posterior, en la que señaló que “Israel tiene derecho a defenderse, y cómo lo hace es importante. Lo que ha pasado en Gaza a lo largo de los últimos nueve meses es devastador. No podemos mirar hacia otro lado, no podemos permitirnos ser insensibles al sufrimiento, y no permaneceré callada”.

 El “giro” que no es tal

El equipo de comunicación de Harris, en sus conversaciones informales con periodistas, asegura que este tipo de declaraciones marcan una diferencia con Biden. Algunos cronistas obedientes así lo repiten en sus artículos, definiéndolo, incluso, como “giro” o “cambio”. La normalización de la masacre en Gaza es tal, que mencionar la muerte y el sufrimiento de la población palestina es presentado como un avance. Pero, con los hechos sobre la mesa, lo único que esto supone, de momento, es la introducción de una mínima humanidad frente a la crueldad de posicionamientos habituales que han invisibilizado y naturalizado las matanzas.

 “Está bien que reconozca el sufrimiento palestino”, ha dicho el periodista y presentador Mehdi Hassan, “pero ella necesita comprometerse activamente para detener el papel de EEUU en ese sufrimiento”.

 “Este tipo de declaraciones no suponen ningún cambio, es lo que el Gobierno de Biden ha estado diciendo todo el tiempo. Es necesario un cambio de política”, señala la académica estadounidense Assal Rad. “Las palabras de Harris no significan nada y son hipócritas si no usa su poder para actuar y tomar medidas”, denuncia la organización judía estadounidense If Not Now, que pide un embargo de armas a Israel.

 “¿Alguien puede mostrarme exactamente dónde está aquí el gran cambio? El presidente ha dicho un montón de cosas similares. ¿Qué hará la vicepresidenta Harris para dejar claro a los votantes que sus palabras son diferentes?”, se pregunta Tariq Habash, el primer funcionario estadounidense que renunció a su puesto en la Administración Biden, como protesta por sus políticas ante Gaza.

 Desde la organización Voces Judías por la Paz de EEUU, señalan que “la base de votantes demócratas, incluido un número cada vez mayor de judíos estadounidenses, no quiere suministrar bombas a Israel que acaban con la vida palestina en Gaza. Es el momento de que el Partido Demócrata finalmente escuche a su base. Alto el fuego y embargo de armas ya”.

 La posición de Harris para que la ONU no interfiera ante Israel

El historial político de Kamala Harris la muestra como habitual defensora de las políticas de Israel. En 2017, ante una resolución en la ONU contra la ocupación ilegal israelí, que salió adelante gracias a una excepcional abstención de EEUU, Harris hizo campaña contra la misma.

 Como respuesta, la ahora vicepresidenta copatrocinó desde el Senado una iniciativa contra la intervención de Naciones Unidas en las cuestiones israelíes, que insta a los gobiernos de EEUU a “vetar todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que reconozcan acciones palestinas unilaterales, incluida la declaración de un Estado palestino, o dictar términos y cronograma para una solución al conflicto”.

 Como senadora, Kamala Harris habló dos años seguidos en conferencias del lobby proisraelí AIPAC, donde defendió la estrecha alianza de Washington con Israel, y criticó acciones de Naciones Unidas para obligar a cumplir el derecho internacional porque “deslegitiman a Israel”. Además, se mostró defensora de los Acuerdos de Abraham impulsados por Trump -y continuados por Biden-, que dejan fuera de la ecuación la cuestión palestina.

 En 2017 apoyó el envío de 38.000 millones de dólares en ayuda militar a Israel para diez años, y en mayo de 2020 firmó una carta del Senado alentando a la Administración Trump a oponerse a cualquier investigación de la Corte Penal Internacional sobre posibles crímenes de guerra cometidos por Israel. La carta cuestionaba si los territorios ocupados por Israel eran realmente territorios ocupados, llamándolos territorios “en disputa”. Ya como vicepresidenta, insistió en esa postura que niega jurisdicción al tribunal de La Haya.

 La diferencia entre palabras y hechos

Al igual que todos los gobiernos de EEUU desde los Acuerdos de Oslo de 1993 hasta hoy, Harris dice defender la solución “de los dos Estados”, pero no critica la ocupación ilegal israelí, que deja sin territorio al Estado palestino. La vicepresidenta no ha defendido nunca la suspensión de la ayuda militar estadounidense a Tel Aviv -crucial para la perpetuación de esa ocupación-, no ha condenado la existencia del sistema de apartheid contra la población palestina, ni ha señalado las violaciones del derecho internacional ejercidas por Israel.

 De hecho, ha apoyado siempre la entrega de 3.600 millones de dólares al año en ayuda militar a Israel –la mayor ayuda militar fija anual de EEUU a un país-, así como los paquetes adicionales de armamento y material militar que su país envía a Tel Aviv.

 Su asesor en temas internacionales, Phil Gordon -de quien se da por hecho que integrará el equipo de Harris si llega a la presidencia- se refirió este domingo a los Altos del Golán sirios como territorio situado en Israel, a pesar de que es un área ocupada ilegalmente desde 1967 y anexionada unilateralmente en 1981.

 El apoyo al legado de Biden

En el Partido Demócrata confían en la movilización que puede generar entre sus votantes un candidato como Trump, pero son conscientes de que necesitan todos los apoyos posibles. Tras el verano, los universitarios estadounidenses reanudarán sus estudios, y si la masacre en Gaza continúa, la Administración Biden -y la candidatura de Kamala Harris- se arriesgarán a más protestas estudiantiles en plena campaña electoral. Este mismo miércoles, el Movimiento No Comprometido ha organizado otro acto de protesta, bajo el título “Díselo a Kamala Harris: Ni una bomba más”.

 La semana pasada, la vicepresidenta Harris dijo que “el legado de logros del presidente Biden no tiene comparación en la historia moderna de EEUU. Ha sobrepasado el de muchos presidentes con dos mandatos. Estamos profundamente agradecidos a su liderazgo y servicio”.

 En los circuitos del poder político estadounidense, las matanzas en la Franja han sido asumidas durante meses como necesarias e inevitables. La filósofa Hannah Arendt empleó la expresión “distanciamiento moral” para referirse a la normalización de crímenes masivos. A fuerza de presentar algo como lógico e inocuo, se difumina la gravedad y la criminalidad de los hechos. Se normaliza. Solo desde ese distanciamiento moral se puede celebrar el legado de un presidente que ha facilitado la masacre de decenas de miles de personas y el desplazamiento forzado de dos millones, a través de respaldo financiero, político, diplomático y armamentístico a Israel.

 El enfoque político y mediático del establishment de EEUU intenta dejar la cuestión palestina fuera del debate público diario, centrándose en temas de política nacional y en el sufrimiento de los rehenes israelíes y sus familiares. Pero la masacre en Gaza se ha colado en la realidad política estadounidense, a pesar de los esfuerzos por mantenerla al margen. Es el elefante en la habitación, del que se intenta hablar poco pero que condiciona una parte importante de la precampaña electoral.

 Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/kamala-harris-partido-democrata-espejo-diez-meses-masacre-gaza_129_11552968.html