Emmanuel Todd:
¡Goodbye Hollande!
Entrevista
Un año después de las elecciones presidenciales, el intelectual, coautor del Le Mystère français, traza para el semanario Marianne un balance de las esperanzas traicionadas entrevistado por Aude Lancelin y Laurent Neumann.
Marianne:
Cuando nos vimos hace seis meses, evocó usted la hipótesis de que al
final de su quinquenio, François Hollande pudiera transformarse en una
suerte de gigante a lo Roosevelt…Hoy, un año casi exactamente,
¿considera usted que a partir de ahora ha fracasado?
Emmanuel
Todd: No hago falta yo para saberlo. Hollande ha tenido su
oportunidad, tal vez tenga una segunda. Me gusta mucho la noción
americana de "segunda oportunidad". Respecto a la primera, ya está
hecho. Puedo decirles lo que me ha hecho admitir la evidencia. En
principio, la incapacidad de gravar la imposición fiscal al 75%. Un
presidente de la República Francesa dispone del arma del referéndum,
pero se ha plegado.
Segunda
cosa: la reforma del mercado de trabajo, que sitúa a Hollande a la
derecha de Sarkozy. Tercera cosa: la reforma bancaria se ha vaciado de
contenido. Están en curso algunas modificaciones cosméticas, pero en el
grueso y en la práctica el Estado va a seguir siendo garante de la
especulación de los cuatro grandes bancos sistémicos franceses. Aparece
el asunto Cahuzac [1]. Para empezar, esta historia me ha parecido
ideológicamente genial. Resulta que el garante de la austeridad es,
pues, un corrupto: ¡una argucia de la historia para dejar al desnudo el
sistema! Si reflexionamos, en efecto, sus alter ego europeos mantienen
igualmente turbios lazos con el sistema bancario. El italiano Mario
Monti, que han tratado de vendernos como un padre virtuoso, estaba en
relación, por ejemplo, con Goldman Sachs. Cahuzac no era un átomo
solitario de corrupción sino una pieza de un sistema.
¿Y cuál es, según usted, la naturaleza de este sistema?
E.
T. : Cahuzac nos revela lo que es la deuda pública. El préstamo a los
estados supone una protección del dinero de los ricos. Karl Marx lo
había visto. ¡La deuda de los estados es una invención de las finanzas
privadas! La austeridad, el "restablecer las cuentas públicas", es
mantener al Estado en situación de pagar los intereses y de incapacidad
de hacer la única cosa que deberá hacer algún día, inevitablemente: la
suspensión de pagos de la deuda. Negarse a pagar. En esto estoy en las
antípodas de la ideología dominante, en lo impensable de una época en
la que el dinero es la religión y la divinidad, el euro. Sin embargo,
la parada de las economías desarrolladas se debe desde luego a la
acumulación de dinero inútil en lo alto de la estructura social. Para
relanzar la máquina y refundar la democracia, hará falta volver a poner
los contadores a cero. Sólo parcialmente, no soy un revolucionario. Que
un tipo como Cahuzac se deje agarrar aporta, por tanto, su granito de
arena a la resolución del problema. A continuación, he seguido
reflexionando. Soy lo contrario de un fino psicólogo, pero yo mismo
habría anticipado que un médico que prefiere los implantes capilares a
curar a la gente tenía que ser un adorador del dinero. Lo ha elegido
Hollande. Es un error moral. Esa elección sugiere en el presidente una
insuficiencia del instinto de moralidad. Cuando supe que el tesorero de
su campaña, Jean-Jacques Augier, tenía una cuenta en las Islas Caimán,
en el mismo momento en que Hollande hacía su discurso de Bourget
contra los ricos, eso me encantó…
A
este respecto, la respuesta enloquecida del gobierno pidiendo la
publicación del patrimonio de los representantes electos, ¿le ha
parecido pertinente en relación a la crisis abierta por el fraude y las
mentiras del exministro del Presupuesto?
E.
T.: Lo peor es esta tentativa de arrojar humo sobre la transparencia.
Ahí Hollande se convierte en una amenaza. Cahuzac, a quien había
nombrado él mismo, se deja coger, y ¿qué hace él? ¡Designa al conjunto
de la clase política como sospechosa! Es un acto antidemocrático
primordial. Desde luego, hemos escapado al ambiente fétido del
sarkozysmo, antimusulmán, antiextranjeros, antiroms. Hace un año, la
prioridad consistía en desembarazarse de Sarkozy. ¡Por eso es por lo
que nunca pediría perdón por haber apoyado a Hollande! Pero lo que
tienen de mágico los socialistas es que, al dejar de designar chivos
expiatorios, estrategia de diversión específica del sarkozysmo,
Hollande y el PS se han quedado en cueros. Nos dejan ver las relaciones
de fuerza reales entre el Estado y la banca, sobre todo. Pienso en ese
sketch del Café de la Gare [célebre café-teatro parisino dedicado a la
sátira]: una escena en completa obscuridad, un proyector que se
enciende, un tipo que aparece iluminado en el centro, totalmente
desnudo. Es lo que acaba de sucederle a Hollande.
Al
inicio de su quinquenio, el chivo expiatorio eran los ricos, y las
finanzas, el enemigo al que se apuntaba con el dedo. La prensa de
derechas juega todavía hoy, con esta obsesión de la matraca fiscal. El
voto sobre el impuesto a las transacciones financieras, por ejemplo,
¿es a sus ojos un completo bluff?
E.T.:
Los ricos no son el chivo expiatorio, ¡son el problema! (Risas). El
fracaso de la reforma de los bancos ha sido bien analizado por
economistas como Gaël Giraud. Ese giro me lleva a la conclusión de que
existe en el PS una verdadera "tendencia bancaria", que se opone no
solamente a la izquierda del partido sino a una mayoría de
parlamentarios implantados en las regiones. La reforma fue neutralizada
por la flamante diputada del PS Karine Berger, que, cito de la
Wikipedia, había trabajado antes para Euler Hermes, filial del grupo
alemán Allianz, ayudada por su socia, Valérie Rabault, que proviene de
la Société Génerale y del BNP Paribas. Juntas han firmado un libro de
título visionario: Les Trente Glorieuses sont devant nous [2]. Se
podría citar también a gente como Emmanuel Macron, joven secretario
general adjunto del Elíseo, que proviene de la Banca Rothschild. El
pasado de estas personas y, sin duda, su futuro, a partir de 2017,
cuando ya no quede más que un puñado de diputados del PS en la
Asamblea, están en el sistema bancario. La operación "manos limpias"
es, por lo tanto, un escándalo.
¿Debemos
saber cuánto posee de Mobylette la ministra de Juventud y Deportes? Lo
que resultaría decisivo sería disponer del organigrama de las
interacciones entre los bancos y la Inspección de Finanzas o el Tribunal
de Cuentas. En términos de ciencia política, el poder reside en esos
vínculos entre las altas finanzas del Estado y las altas finanzas
privadas. Partiendo de esta cuestión, se puede desarrollar la historia
del "neoliberalismo" a la francesa desde los años 80. El poder
financiero, ejercido en su origen por altos financieros gaullistas,
honestos y patriotas, ha pasado al sector privado. La única cosa que se
ha conservado es el carácter hiperconcentrado del sistema.
Un poco al estilo del modelo de lo que ha pasado en los años 90 en Rusia, tras la caída del Muro…
E.T.:
Desde luego. El Estado lo era todo en Rusia y, después del final de la
URSS, siguieron al mando las mismas personas de lo que se privatizó. La
encarnación totémica del sistema francés es Michel Pébereau [3],
convertido en padrino de este pequeño mundo. Cito una vez más la
Wikipedia, dice su entrada: "Michel Pébereau deja la administración
para reingresar en el Crédit Commerciel de France en 1982. Lleva a buen
término la privatización de dos bancos, con los que se formará el PDG:
el Crédit Commercial de France, de 1986 a 1993, y luego la Banque
Nationale de Paris (1993), convertida en BNP Paribas en 2000, que
preside de 1993 a 2003". En cuanto a los jóvenes que salen mejor
clasificados de la ENA [École Nationale d´Administration] – no los
mejores sino los más aptos, moral y socialmente, para hacer la pelota-,
los volvemos a encontrar en la Inspección de Finanzas, en el Tribunal
de Cuentas, luego en los gabinetes ministeriales, y desde luego en el
Ministerio de Finanzas. Los ministros importantes no tienen libertad
para elegir a sus directores de gabinete y viven bajo su vigilancia. El
porvenir de estos jóvenes está en lo privado. Entierran las reformas
de los bancos. Pasarán a esos bancos y a las grandes empresas privadas,
cooptados por sus padrinos. Lo que nos hace falta es transparencia en
esta mecánica. La verdad hoy revelada -¡el hollandismo, gracias a sus
torpezas, sigue siendo revolucionario!- es que los bancos controlan el
sistema.
Lo
que usted describe es exactamente el reproche que ya se le hacía a
Nicolas Sarkozy. En el momento de la gran crisis de 2008, se apuntó así
el hecho de que inventó la salida de la crisis con los banqueros. Esos
reproches son también los mismos que se le dirigen hoy a Obama…
E.
T.: La crisis pone al desnudo a la oligarquía. Si se lleva el análisis
hasta el final, no es el ejecutivo el que ataca al Parlamento
exigiéndole transparencia, es el sistema bancario. Tiene razón Patrick
Weil: dejemos de perseguir la acumulación de cargos [4], acumulación
que, al asegurar a los diputados una base regional, les ayuda a
resistir al poder ejecutivo y bancario.
Teniendo
en cuenta la degradación espectacular del crédito concedido a François
Hollande en menos de un año, ¿Cuáles son los recursos de los que
dispone de ahora en adelante?
E.T.:
Si seguimos en la zona euro, toda pretensión de actuar es una broma.
Hollande es un presidente local en la zona marco. La realidad es que
hemos vuelto a la situación en la que el Banco de Francia era cosa de
200 familias. Salvo que ahora ya no son ni siquiera 200 familias
francesas las que hacen la ley, ¡es Alemania!
¿Subscribe
usted pues esa idea del pulso necesario con la canciller Angela Merkel
para salir del bache económico, recuperar el crecimiento y soldar de
nuevo la izquierda?
E.T.:
Atacar a Merkel es la última ilusión socialista, con eso se vuelve a
atacar a un apoderado. Es la patronal alemana la que no quiere una
explosión de la zona euro. Son esos patrones, organizados a la alemana,
los que le permiten a Mario Draghi [presidente del Banco Central
Europeo] realizar políticas de salvamento de los bancos. Les hacen
falta todavía cuatro años para freír a la industria francesa. La
duración de la presidencia de Hollande, justamente. La situación
podríamos esquematizarla así (Todd saca una hoja de papel y dibuja un
diagrama). Arriba del todo: la patronal alemana. Justo debajo,
desfasada, Merkel: ¡encargada de la gestión de los protectorados
europeos! Directamente a las órdenes de la patronal alemana: el Banco
Central Europeo. A las órdenes del BCE: los bancos franceses.
Controlados por los bancos: los inspectores de finanzas de Bercy [el
ministerio de Finanzas, por el barrio parisino en el que se ubica] con
Pierre Moscovici [5] como agregado de prensa. Y debajo del todo:
François Hollande. No le encuentro a Hollande ninguna función
identificable, así que anoto: "Nada" (Risas).
Pero
no ha respondido usted del todo…Teniendo en cuenta lo que dice usted,
¿es una intuición tan mala por parte del PS ir a enfrentarse así con
Alemania?
Nuestros
socialistas quieren creer que el retorno al poder de los
socialdemócratas alemanes supondría una gran diferencia. Karine Berger
ya me había amagado con ello antes de las presidenciales, durante un
debate en una agrupación socialista. ¡Pero sí las reformas más duras en
Alemania las ha hecho Schröder! La socialdemocracia alemana, histórica
y geográficamente, se inscribe en la continuidad del protestantismo, y
por tanto, del nacionalismo. Con ellos, sería peor. Por tanto,
evidentemente, Alemania es el problema. Las políticas francesas, tan
duras con su población y sus pequeñas y medianas empresas, están en
fase "osos amorosos" en lo que toca a la amistad franco-alemana. Pero
Alemania, que ya ha arramplado dos veces con el continente, es una de
las cimas de la irracionalidad humana. Sus rendimientos económicos
"excepcionales" son la prueba de que es siempre excepcional. Alemania
es una cultura inmensa, pero terrible por desequilibrada, que pierde de
vista la complejidad de la existencia humana. Su obstinación en
imponer la austeridad, que hace de Europa el agujero negro del a
economía mundial, nos impone una pregunta: ¿no sería Europa, desde
inicios del siglo XX, ese continente que se suicida a intervalos
regulares bajo dirección alemana? ¡Sí, hay que aplicarle a Alemania un
"principio de precaución"! Decirlo no significa ser un cerdo xenófobo,
es tan sólo buen sentido histórico. Tanto más cuando este país se
inscribe, a espaldas de nuestros jefes, en una lógica de potencia. El
único obstáculo para Alemania a una hegemonía duradera en Europa es
Francia, mientras no se venga definitivamente abajo en lo económico.
Pero comprendo que sea difícil para nosotros admitir la evidencia:
nunca pensamos que volveríamos a ver así estas relaciones de fuerza.
El presidente le invitó a desayunar al Elíseo hace algunos meses. ¿Qué le aconsejó usted?
E.T.:
Una de las raras cosas de las que me acuerdo es de que había tomado él
consciencia de la existencia de una Europa protestante y bromeaba
sobre el hecho de que los finlandeses eran todavía más rígidos que los
alemanes. Le sugerí que haría falta reunir una comisión de reflexión
sobre la viabilidad del euro que mezclara economistas ortodoxos con
economistas críticos como Jacques Sapir, Jean-Luc Gréau, Gaël Giraud,
Paul Jorion o Frédéric Lordon. La sola existencia de esta comisión
habría intimidado a los alemanes y hecho bajar el euro. Pero ahí está
la prueba de la insuficiencia última de las clases superiores
francesas: nadie osa, aparte del Frente Nacional, plantear la cuestión
de la viabilidad del euro, esta moneda que hay que salvar sin cesar,
con una tasa de paro desbocada e ingresos que se desploman. Ni siquiera
Mélenchon llega hasta ahí.
La
izquierda del PS, los Marie-Noëlle Lienemann y Emmanuel Maurel, son
incapaces de ello y nos proponen políticas de relanzamiento imposibles
en una economía librecambista, que terminan por no hacer otra cosa que
reforzar todavía más la industria alemana. ¿Y qué decir del conformismo
eurófilo de esta institución central que es Le Monde o de revistas como No hay alternativas económicas [alusión irónica a la publicación mensual Alternatives économiques]?
Para llegar a un punto de inflexión en esto haría falta que Hollande
fuera más que De Gaulle. Pero, ya lo ha dicho él, sólo es normal.
Corriente incluso. La única esperanza que me queda la pondría más bien
en una revuelta del Parlamento. ¿Mi fantasma? Una Cámara de Diputados
que, disuelta por el presidente, perdón, por el sistema bancario, se
negara a dispersarse, apoyada por una sociedad exasperada. Pero ¿se
puede tomar en serio a alguien que se haya tomado en serio a Hollande?
NOTAS T:
[1]
Jérôme Cahuzac (1952), cirujano plástico de profesión, fue ministro
delegado del presupuesto hasta marzo de 2013 cuando dimitió pa causa de
las acusaciones de fraude fiscal.
[2]
Les Trente Glorieuses sont devant nous [Los treinta gloriosos ante
nosotros] hace referencia a los 30 años de crecimiento, prosperidad y
estabilidad en Europa Occidental tras la II Guerra Mundial.
[3]
Michel Pébereau (1942), alto funcionario, presidente y directivo de
diversas empresas, fue además el consejero más influyente de Sarkozy en
materia financiera.
[4]
Recuérdese que es sumamente común en Francia aunar los puestos de
diputado o ministro con la alcaldía de una ciudad o presidencia de una
región.
[5]
Pierre Moscovici (1957), actual ministro de Economía y Finanzas del
gobierno francés. Dirigió la campaña presidencial de Hollande en 2012.
Emmanuel Todd
(1951), célebre historiador, demógrafo, sociólogo y politólogo
francés, trabaja en el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de
París. Entre sus obras más conocidas publicadas en español se
encuentran Después del imperio. Ensayo sobre la descomposición del sistema norteamericano (Foca, Madrid, 2003), Encuentro de civilizaciones, (Foca, Madrid, 2009), y Después de la democracia, (Akal, Madrid, 2010).
Fuente: Marianne, 4-10 de mayo de 2013
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón