sábado, 13 de septiembre de 2025

La militarización como proyecto de integración europea .

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 Remilitarizando Europa .


El pasado mes de marzo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba a bombo y platillo un plan para rearmar a Europa ante el peligro ruso y la imprevisibilidad del histórico sheriff norteamericano. Un nuevo aumento, sin precedentes, del gasto militar europeo: hasta ochocientos mil millones en cuatro años. Para ello, se propone relajar las omnipresentes reglas de disciplina fiscal, permitiendo el endeudamiento de los Veintisiete; se favorecerán nuevos préstamos a los Estados mediante la reforma del Banco Europeo de Inversiones (BEI) e, incluso, se permitirá a los gobiernos desviar dinero destinado a los fondos de cohesión para el gasto militar. Lo que nunca fue posible para construir una Europa social, ahora es posible para construir una Europa de la guerra.

Hace tan solo cinco años comenzaba la legislatura europea con la Eurocámara declarando la emergencia climática que dio paso a la justificación política del llamado Pacto Verde Europeo; ahora, la Comisión Europea acaba de anunciar el rearme europeo. Así, hemos pasado de la era del Pacto Verde a la militarización de la economía europea. Una buena muestra de cómo la invasión rusa de Ucrania se ha convertido en un elemento disruptivo clave para justificar una reconfiguración de la integración de la Unión Europea en clave militar.

Pero nos equivocaríamos si pensáramos que las veleidades militaristas de las élites europeas responden a un sentimiento coyuntural de inseguridad ante la amenaza rusa. Más bien, es parte fundamental de un proyecto estructural de largo aliento que pretende reorientar la Unión Europea como potencia en un contexto geopolítico de policrisis, marcado por una nueva carrera de recolonización del mundo y agudización de la competencia interimperialista. En este contexto, la remilitarización de Europa juega varios roles clave en el nuevo proyecto de UE-potencia, tanto externos –hablar el lenguaje duro del poder en el marco de la necesidad de asegurar las rutas comerciales que permiten el abastecimiento de las materias primas esenciales de las que carece Europa– como internos: construir un nuevo modelo de integración europea ya no solo basado en el mercado, sino también en lo securitario/militar; a la vez que se emprende un cambio de modelo productivo mediante una reindustrialización en clave militar. Pero vayamos por partes.

La militarización como proyecto de integración europea
La Unión Europea lleva sumergida en una crisis existencial prácticamente desde que perdió el horizonte de un proyecto de unidad política a partir de las sendas derrotas en referéndum del proyecto de Constitución Europea en Francia y Países Bajos. Un rechazo popular al modelo de integración europea que no solo fue desoído desde las instituciones y élites europeas, sino que, por el contrario, aceleró el paso de las reformas estructurales con la máxima de mejor decretar que preguntar. En ausencia de una constitución política, se ahondó en el constitucionalismo de mercado en el conjunto de las normas comunitarias, destacando el Tratado de Lisboa que, aunque no tiene formalmente el carácter de una Constitución, se erigió como un acuerdo entre Estados con rango constitucional. Una especie de Constitución económica neoliberal que consagró las famosas reglas de oro: estabilidad monetaria, equilibrio presupuestario, competencia libre y no falseada.

La aplicación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, por el que se ejecutó la separación británica de la UE, produjo una cierta crisis existencial en unas instituciones europeas que parecían asistir impasibles a su lento desmoronamiento. Pero, justamente, la salida del Reino Unido del club europeo abrió una posibilidad hasta entonces bloqueada por los británicos: la integración militar. En su discurso sobre el estado de la Unión de 2016, con el referéndum del Brexit aún caliente, el expresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, rompió el tradicional tabú europeo en cuestiones militares para hablar de un fondo de defensa común, un “cuartel general europeo” y una “fuerza militar común” para “complementar a la OTAN”. De esta forma, en los pasillos de Bruselas, se abría paso la vieja aspiración militarista, defendida ardientemente por una Francia necesitada de un Ejército europeo para velar por sus intereses neocoloniales en África.

Con motivo del 60º aniversario del Tratado de Roma y con el Brexit como telón de fondo, la Comisión Europea presentó el Libro Blanco sobre el futuro de Europa, donde se llamaba la atención sobre los peligros que para Europa suponía ser un “poder blando” en un contexto donde “la fuerza puede prevalecer sobre la ley”. Una clara invitación a reforzar el gasto militar para poder hablar el lenguaje duro del poder. Porque la Europa a la carta que ya diseñaba el Libro Blanco de Juncker tenía un menú muy concreto y reducido: quienes quieran y puedan están invitados a sumarse a más Europa en las áreas de defensa y seguridad. Por fin, ahí quedaba la puerta abierta a la integración militar.

Así, al menos ocho años antes del anuncio de Ursula von der Leyen sobre el plan de rearme europeo, la militarización de la UE era ya la gran (y por lo visto única) apuesta estratégica de las élites europeas. De esta forma, se empieza a desarrollar la “cooperación reforzada” entre los Estados miembros, con el objetivo de crear un Fondo Europeo de Defensa, una industria militar y armamentística común y una mayor coordinación policial y militar, con el tantas veces anunciado Ejército europeo en el horizonte. Un plan de integración militar europeo donde emerge un concepto clave: la autonomía estratégica, que se convierte desde entonces en una especie de maná milagroso para solucionar todos los problemas de una UE sin proyecto existencial.

La autonomía estratégica europea eran más armas
En este contexto, llegamos a la primera Comisión von der Leyen, que inicia su mandato trabajando, dos años antes de la invasión de Ucrania, en el desarrollo del Strategic Compass, un plan de acción para reforzar la política de seguridad y defensa de la UE con el horizonte de 2030. Aprobado finalmente por los Estados miembros en marzo de 2022, en el contexto del inicio de la guerra en Ucrania, esta Brújula Estratégica se adaptó rápidamente al nuevo contexto y se utilizó como justificación de una política decidida previamente: “Este entorno de seguridad más hostil nos obliga a dar un salto decisivo y exige que aumentemos nuestra capacidad y nuestra voluntad de actuar, reforcemos nuestra resiliencia y garanticemos la solidaridad y la asistencia mutua” 1.

De esta forma, el Strategic Compass repite varias veces que “la agresión de Rusia a Ucrania constituye un cambio tectónico en la historia europea” al que la UE tiene que responder. ¿Y cuál es la principal recomendación de esta Brújula Estratégica? El aumento del gasto y la coordinación militar. Precisamente en un contexto en el que los presupuestos militares de los países miembros de la UE ya suponían más de cuatro veces el de Rusia y donde el gasto militar europeo se ha triplicado desde 2007 2. De esta forma, en el Consejo Europeo de Versalles se concreta el incremento del 2 % del PIB de cada Estado miembro en gasto directo en defensa. El mayor aumento de los presupuestos europeos en defensa desde la II Guerra Mundial hasta la reciente propuesta de rearme europeo. En este sentido, el por entonces presidente del Consejo, Charles Michel, declaró sin tapujos que la invasión rusa de Ucrania y esa reacción presupuestaria de la UE habían “consagrado el nacimiento de la defensa europea”.

Aunque la propuesta de rescatar el proyecto de integración de la UE en torno a la remilitarización de Europa es un proceso que lleva años en marcha, nadie puede negar que la invasión de Ucrania lo ha acelerado y, sobre todo, lo ha legitimado socialmente. Sin la auténtica doctrina del shock, aderezada con un fuerte sentimiento de inseguridad que se ha impuesto en los países miembros de la UE, sería impensable impulsar aumentos presupuestarios militares de estas características sin un fuerte rechazo social y electoral. Como afirmó von der Leyen pocos días después de la invasión rusa de Ucrania, la UE había avanzado más en materia de seguridad y defensa común “en seis días que en las últimas dos décadas”, en referencia al desbloqueo de 500 millones de euros de fondos comunitarios para equipamiento militar para Ucrania.

Militarización y agresividad comercial
Una visión de la defensa europea recogida en el Strategic Compass que ya no se basa en el mantenimiento de la paz, sino en la protección de infraestructuras críticas, la seguridad energética, el control de fronteras y la protección de las “rutas comerciales clave”. Es decir, proteger los intereses europeos asegurando la “autonomía estratégica” de la UE. En este sentido, el interés de las élites europeas por hablar el lenguaje duro del poder está íntimamente relacionado con la nueva agresividad neocolonial y extractivista verde de la UE, que tiene como objetivo asegurar el abastecimiento de materias primas escasas y fundamentales para la economía europea y su supuesta transición verde, en un contexto de aumento de las pugnas entre viejos y nuevos imperios.

Como afirma Mario Draghi: “En un mundo en el que nuestros rivales controlan gran parte de los recursos que necesitamos, tenemos que tener un plan para asegurar nuestra cadena de suministro –desde los minerales esenciales hasta las baterías y la infraestructura de recarga–” 3. La remilitarización europea no deja de ser el paso necesario para poder hablar el lenguaje duro del poder que asegure las materias primas y los recursos necesarios para las empresas europeas.

Así, la remilitarización europea no se puede disociar del aumento de la agresividad comercial, extractivista y neocolonial de la Unión Europea, para acelerar el paso en la carrera imperialista por la disputa de recursos escasos. En este marco se insertan nuevos mecanismos de inversiones, como el Global Gateway. Un paquete de inversiones público-privadas que pretende movilizar 300 000 millones para intentar competir con el Belt and Road de China, esto es, la Nueva Ruta de la Seda. Con el que la UE aspira a afianzar su papel en el orden mundial, contrarrestando el auge de la presencia china en todo el mundo, especialmente en los sectores relacionados con las infraestructuras y conexiones.

De esta forma, la agenda de inversiones Global Gateway y la nueva oleada de acuerdos comerciales que la UE ha impulsado en los dos últimos años –renovación de los tratados con Chile y México, conclusión del acuerdo con Mercosur, firma de partenariados estratégicos sobre materias primas con una decena de países– se ha diseñado en el marco de la autonomía estratégica de la UE con el claro objetivo de asegurar el acceso de las transnacionales europeas a los recursos minerales de estas regiones. La competencia global por posicionarse en los nuevos mercados verdes y digitales, frente a la imparable hegemonía de China, está en el origen de la velocidad crucero con que la UE ha impulsado una batería de herramientas para garantizar una disponibilidad segura y abundante de estos minerales 4.

El imposible Pacto Verde Militar
Aunque el Pacto Verde fuera insuficiente y no representara plenamente las aspiraciones de las movilizaciones climáticas de la juventud europea, sirvió como coartada necesaria para relegitimar socialmente un desgastado proyecto europeo. Especialmente desde la crisis de 2008, con los mal llamados rescates de los hombres de negro de la Troika, el golpe de Estado contra la Grecia de Syriza, la crisis de las personas refugiadas o el Brexit. En este sentido, el Pacto Verde apareció como la justificación perfecta para dotar de una nueva legitimidad política y social al proyecto neoliberal europeo, esta vez teñido de verde.

El Pacto Verde europeo no solo fue una forma de legitimación social de la UE, sino también un mecanismo para pilotar la transición del modelo productivo europeo hacia nuevos nichos de negocio verdes y digitales para las multinacionales. Los fondos Next Generation, teñidos de verde, se convirtieron en el buque insignia de la propuesta europea para salir de la crisis pospandémica. Así, se pretendía sustituir un sistema energético fósil por otro supuestamente descarbonizado, como si bastara con darle la vuelta al calcetín, sin tocar el modelo económico, las relaciones de poder ni las lógicas de explotación del territorio. De hecho, el Pacto Verde no solo se ha revelado como insuficiente, sino que, a la postre, ha favorecido un impulso de la agresividad comercial de la Unión Europea y el extractivismo neocolonial, bajo la coartada de obtener materias primas para la supuesta transición ecológica.

Pero con la invasión de Putin a Ucrania hasta el Pacto Verde saltó por los aires: ya nadie parece acordarse de la emergencia climática; todo vale cuando estamos en guerra. Una buena muestra de ello fue cómo la directiva “De la granja a la mesa”, la más ambiciosa del Pacto Verde, se convirtió en una víctima más de la guerra en Ucrania. Incluso el gas y la energía nuclear pasaron, de la noche a la mañana, a ser consideradas energías verdes 5 con el pretexto de romper con la dependencia energética rusa. Se reactivaron megaproyectos gasísticos y se dio una nueva vida a la energía nuclear. De esta forma, la tantas veces anunciada transición energética necesaria para cumplir con los planes de descarbonización ha quedado sepultada bajo las bombas. Pero la carrera armamentística europea, además de evidenciar el fracaso del greenwashing verde y digital, supone una aceleración hacia el abismo de la emergencia climática, consumiendo materiales esenciales y escasos –incluso para asegurar una transición ecosocial– que ahora también se utilizarán en los planes de rearme europeo.

Una reindustrialización armada
El rearme europeo es mucho más que el aumento del gasto militar: estamos ante un auténtico cambio de paradigma que pretende impulsar no solo el gasto armamentístico, sino favorecer una reindustrialización europea en clave militar, como ya defendió el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su informe Un plan para el futuro económico de Europa. En él afirma que en la  UE hemos podido separar la política económica de las consideraciones de seguridad y utilizar los “dividendos de la paz” para perseguir otros objetivos de política pública, gracias a que contábamos con el paraguas de la protección de Estados Unidos. Pero, en el nuevo contexto de policrisis global, necesitamos “aprender a reaccionar en un mundo geopolíticamente inestable, donde las dependencias se convierten en vulnerabilidades y la seguridad ya no puede externalizarse” 6.

Porque, como señala el informe Draghi, el 78 % de las compras europeas de material militar provienen hoy de fuera de la UE, básicamente de Estados Unidos (el 63 % del total). Reducir la dependencia y aumentar la autonomía estratégica pasa por reactivar el complejo industrial-militar europeo. Como afirmó el por entonces canciller alemán, Olaf Scholz, en la ceremonia de inicio de las obras de una nueva planta productora de munición del fabricante de armamento Rheinmetall: “Debemos pasar de la fabricación a la producción en masa de armamentos” 7. Como defiende el informe Draghi, el objetivo sería que, para 2030, al menos el 50 % de las adquisiciones militares se formalice dentro de las fronteras de la Unión, y que el 40 % de todo el material militar que se compre sea desarrollado conjuntamente entre varios países de la UE.

En este sentido, en marzo de 2024 la Comisión Europea presentó la Primera Estrategia Industrial de Defensa 8, que pretende un ambicioso conjunto de nuevas acciones para apoyar la competitividad y la preparación de la industria de defensa en toda la Unión. La finalidad primordial es mejorar las capacidades de defensa del bloque, promoviendo la integración de las industrias de los Estados miembros y reduciendo la dependencia en la adquisición de armamento fuera del continente. En definitiva, preparar la industria europea para la guerra. Como afirmó von der Leyen ante el pleno del Parlamento Europeo: si bien “la amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible”, es hora de que “Europa dé un paso al frente” 9.

Para responder a estas transformaciones, el informe Draghi propone una nueva estrategia industrial para Europa basada, en particular, en la plena realización del mercado único, la alineación de las políticas industriales, comerciales y de competencia, el aumento de la tasa de inversión total en relación con el PIB hasta alrededor del 5 % anual –unos 800 000 millones de euros en inversiones adicionales cada año– y la reforma de la gobernanza de la Unión. Se ve así complementado el constitucionalismo de mercado que ha imperado hasta ahora con una integración militar y securitaria que pretende transformar la economía europea para la guerra.

Un refuerzo al federalismo oligárquico y tecnocrático de la UE
Unas transformaciones que solo serán posibles –continúa el informe Draghi– introduciendo cambios importantes en la estructura institucional y el funcionamiento de la Unión. Acelerando la puesta en pie de mecanismos de decisión conjunta de las instituciones europeas para favorecer la unión de los mercados de capitales de la UE y poder actuar en mejores condiciones dentro de la carrera de la competitividad, cada vez más intensa, con las otras grandes potencias, ya estén en declive o en ascenso, tras el final de la globalización feliz. Un modelo que refuerza el federalismo oligárquico y tecnocrático de la UE.

Todo ello en detrimento tanto del Parlamento Europeo como de los parlamentos estatales y, por supuesto, del respeto a la soberanía de los distintos pueblos. Un proceso que se está viendo facilitado por el habitus del consenso que se ha ido estableciendo en la UE, en donde se trata de despolitizar las cuestiones que se abordan para reducirlas a meras políticas sin política. Una buena muestra de esta tendencia ha sido el multimillonario plan de rearme que se aprobó y gestionará al margen del escrutinio parlamentario de la Eurocámara.

Así, Ursula von der Leyen decretó la excepcionalidad de la situación, recurriendo, de forma bastante cuestionable, al artículo 122 del Tratado de Funcionamiento de la UE para sortear al Parlamento Europeo. Una acelerada militarización de los espíritus europeos vía decreto que no solo ha gozado del apoyo unánime de los gobiernos de los Veintisiete, sino también de la casi totalidad de los grupos parlamentarios europeos, querer más allá de quejarse por las formas de su aprobación –saltándose a la Eurocámara–, han celebrado el plan de la Comisión para un rearme europeo. Un auténtico consenso de guerra.

Un gasto público sin precedentes que todavía no está muy claro cómo se va a financiar. Por el momento, desde la Comisión se ha apuntado la relajación de las reglas de control presupuestario para permitir que el gasto militar no compute como déficit, la facilitación de nuevos préstamos (permitiendo un mayor endeudamiento) e, incluso, el desvío de los fondos de cohesión. Pero todas son medidas a corto plazo y con un carácter coyuntural. Como aseguró la presidenta de la Comisión, en algún momento los gobiernos tendrán que reducir su déficit para volver al ajuste presupuestario. Porque la activación de la cláusula de flexibilidad presupuestaria para aumentar el gasto conlleva rápidamente que, a medio plazo, tendrá que acomodarse presupuestariamente, ya sea subiendo los impuestos o reduciendo el gasto en otras partidas. Como ya señaló en una intervención en el Parlamento Europeo el secretario general de la OTAN, Mark Rutte: “Los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y solo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la defensa” 10. El mensaje está claro: una Europa social es incompatible con una Europa de la guerra.

La nueva Europa bascula hacia Paris
Una Europa de la guerra que también cambia de centro de poder, basculando de Berlín a París. Hasta ahora, la locomotora alemana había sido, con su superávit comercial, el indiscutible centro de la Europa de los mercados. Ahora, con la locomotora gripada por la falta de gas barato ruso y ante el giro guerrerista de la UE, Francia adquiere un protagonismo inusitado en los últimos lustros. La industria armamentística gala, con cerca de 20.000 empresas que dan empleo a unas 200.000 personas, es la columna vertebral de la UE en materia de defensa. De hecho, Estados Unidos y Francia dominan actualmente las exportaciones mundiales de armas, ya que Washington ha aumentado sus exportaciones un 17 % entre 2014-2018 y 2019-2023, y París un 47 % en el mismo periodo. Por primera vez, Francia se situó por delante de Rusia en la lista de mayores exportadores de armas del mundo, ocupando el segundo lugar, mientras que Rusia ocupó el tercero.

Uno de los grandes problemas para la autonomía estratégica europea es su extrema dependencia de la industria armamentística norteamericana. En el periodo 2020-2024, los países europeos de la OTAN aumentaron las importaciones de armas hasta un 105 % 11, coincidiendo con la guerra de Ucrania y el aumento presupuestario en defensa. Un 64 % de este total fue suministrado por los EE UU, que es con mucho el principal proveedor europeo y que ha aumentado un 12 % sus exportaciones armamentísticas al viejo continente respecto al período anterior. Aquí es donde la industria armamentística francesa puede ser un elemento clave para reducir la dependencia de Washington: es la única con capacidad para intentar, a corto plazo, ocupar parte del espacio que actualmente ostentan los EE UU.

Pero no solo la industria militar le aporta un elemento diferencial a Francia en este contexto, sino también el hecho de ser el único país de la UE con armas nucleares y asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aquí también Francia podría intentar ocupar el espacio que podría dejar EE UU. En este sentido, Emmanuel Macron ya ha propuesto “un debate estratégico sobre el uso de la disuasión nuclear francesa” para extender su protección a los aliados europeos, sugiriendo la posibilidad de desplegar armas nucleares francesas en un país aliado, de manera similar a lo que ha hecho EE UU en Europa. Sin embargo, esas armas seguirían bajo control exclusivo de Francia. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ya declaró en el parlamento polaco: “Estaríamos más seguros si tuviéramos nuestro propio arsenal nuclear” 12, esgrimiendo como razón su preocupación frente al “cambio profundo en la geopolítica estadounidense”. Más que proponer que Varsovia desarrolle una bomba atómica, parecía responder a la oferta de Macron sobre la necesidad de un debate estratégico sobre el uso de la disuasión nuclear francesa.

Desde que Macron alcanzó la presidencia francesa, hace ya ocho años, su objetivo ha sido ocupar el sillón que dejó Angela Merkel como timonel europeo. Para ello, creó su propio grupo en la Eurocámara, propuso renovar los tratados europeos y, desde el inicio, se comprometió con el concepto de autonomía estratégica en su versión más gaullista. En 2017, en un discurso en la Universidad de La Sorbona, en París, afirmó: “En materia de defensa, debemos dar a Europa la capacidad de actuar de forma autónoma, complementando a la OTAN” 13; en 2019 decretó la muerte cerebral de la OTAN y ahora propone un escudo nuclear europeo independiente de EE UU, bajo paraguas francés. Un proyecto neogaullista europeo en serio riesgo, al encontrarse el propio Macron en sus dos últimos años de mandato, con una importante inestabilidad parlamentaria y con un horizonte en donde emerge la figura de Le Pen. Seguramente veremos cómo en los próximos meses Macron presionará para avanzar en decisiones clave antes de que termine su mandato.

La militarización de los espíritus europeos
La remilitarización se ha convertido en la clave de bóveda del nuevo proyecto de Europa potencia en el marco de la policrisis global, complementando el constitucionalismo de mercado que ha imperado hasta ahora con un pilar securitario más reforzado en pro de una supuesta autonomía estratégica europea. Pero el plan ideado en los despachos de la Comisión Europea tiene un problema complicado de solucionar: a su población le falta ardor guerrero.

En este sentido, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, ha asegurado que ya no existen los “ejércitos vibrantes” de antaño, que “al menos pudiesen defender su territorio”, salvo unas pocas “excepciones” 14. Unas semanas antes había publicado en su cuenta personal de la red social X: “Seamos honestos: hay muchos países que ofrecen apoyo, ya sea en privado o en público, pero que no tienen ni la experiencia en el campo de batalla ni el equipo militar necesario para hacer una diferencia real” 15..., en referencia al ofrecimiento británico y francés de mandar tropas a Ucrania. Las diferentes declaraciones de J. D. Vance desde la conferencia de seguridad de Múnich, en febrero pasado, han puesto el dedo en la llaga, evidenciando el gran problema de la defensa europea: ni las sociedades ni los ejércitos de los veintisiete Estados miembros de la UE están en capacidad de sostener un conflicto armado. Y mientras no recuperen esa capacidad, cualquier política de rearme no será creíble. Como afirmó el por entonces jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell: “Los ejércitos europeos están en los huesos”.

La desmilitarización de la sociedad europea, con la paulatina profesionalización de los ejércitos y la desaparición de los servicios militares obligatorios, ha sido una tendencia sostenida hasta la invasión de Ucrania. Una vez más, la guerra en Ucrania está sirviendo como coartada para emprender una auténtica militarización de los espíritus europeos, que pretende reinstaurar los servicios militares como una forma de asegurar una fuerza de reserva a los ejércitos profesionales.

De esta forma, Donald Tusk ha anunciado los preparativos “para ofrecer a cada adulto de Polonia un entrenamiento militar a gran escala y permitir a esa gente que se convierta en soldado de pleno derecho en situaciones de conflicto”. En Italia, la Lega de Matteo Salvini ha presentado ante el Parlamento un proyecto de ley para reintroducir un servicio militar o civil entre las personas de 18 a 26 años durante seis meses, como una especie de servicio comunitario; mientras, Alemania, Países Bajos y Bélgica quieren establecer incentivos económicos y sociales a la gente joven para que participe en un servicio militar voluntario, engrosando así las listas de reservistas. En Francia, Macron ya propuso en 2017 recuperar la mili, aunque recientemente ha apostado por un modelo como el alemán: reformar el Servicio Nacional Universal voluntario, ofreciendo incentivos para pasar de 40 000 a 100 000 reservistas en los próximos diez años.

En este sentido, el kit de supervivencia que lanzó la Comisión Europea para que cada hogar esté preparado para sobrevivir durante 72 horas sin ayuda externa ante “agresiones”, “catástrofes naturales”, “pandemias” o “ciberataques” es una buena muestra de cómo se construyen narrativas para entrenar a la población a vivir con miedo, bajo apariencia de consejos útiles. Un miedo que pretenden que sea la gasolina que prenda el ardor guerrero de la población, para justificar el rearme europeo y volver a llenar de voluntarios los ejércitos. Una auténtica militarización de los espíritus europeos que va más allá del aumento del gasto militar y que supone un auténtico cambio de paradigma en Europa, que nos acerca cada día más hacia un peligroso escenario de guerra.

Miguel Urbán, activista, militante de Anticapitalistas y ex diputado al Parlamento Europeo

Referencias:
Balhorn, Loren (2024) “Unión Europea: Mercados dispuestos al combate”. SinPermiso, marzo 2024. 

González, Erika y Ramiro, Pedro (2024) Global Gateway: alianzas público-privadas para el control de fronteras y el extractivismo neocolonial.  viento sur, junio 2024

Ramiro, Pedro (2024) Ecologismo, internacionalismo y lucha de clases contra la Europa-fortaleza. Zona Estratégica Diciembre 2024

Ramiro, Pedro (2025) ReArm Europe, el triunfo del capitalismo verde militar. El Salto, marzo 2025

Ramiro, Pedro  y Hernández Zubizarreta, Juan  (2024) La Unión Europea y el capitalismo verde militar: materias primas y acuerdos comerciales para el extractivismo neocolonial. Informe OMAL, julio 2024

Pastor, Jaime y Urban, Miguel (2024) Hacia un despotismo oligárquico, tecnocrático y militarista. viento sur, junio 2024.

Ruiz Ainhoa, Vranken Bram, Vignarca Francesco, Calvo Jordi Sédou Laëtitia, de Vries Wendela (2022). Una Unión Militarizada. Informe Fundacion Rosa de Luxemburgo, abril 2022. 

Urban, Miguel (2022) La remilitarización de Europa y la mirada cansada de la izquierda. viento sur, junio 2022.

Urban, Miguel (2025). “El Imposible pacto verde militar”, Público, marzo 2025

Urban, Miguel (2025). “ReArm Europe y la militarización de los espíritus”, Público, marzo 2025

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    https://www.infolibre.es/politica/once-claves-creciente-militarizacion-ue_1_1224340.html
  • 2
    http://centredelas.org/wp-content/uploads/2021/07/A-militarised-Union-2.pdf
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    https://geopolitique.eu/en/2024/04/16/radical-change-is-what-is-needed/
  • 4
    https://vientosur.info/global-gateway-alianzas-publico-privadas-para-el-control-de-fronteras-y-el-extractivismo-neocolonial/
  • 5
    https://www.publico.es/sociedad/union-europea-concluye-gas-nucleares-son-energias-verdes-equipara-renovables.html
  • 6
    https://legrandcontinent.eu/es/2024/09/09/informe-draghi-6-puntos-clave-y-12-graficos-para-recordar/
  • 7
    https://www.dw.com/es/olaf-scholz-insta-a-la-producci%C3%B3n-en-masa-de-armamento-en-europa/a-68238899
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    https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_24_1321
  • 9
    https://elpais.com/internacional/2024-03-03/europa-se-pone-en-pie-de-guerra.html?event_log=oklogin
  • 10
    https://multimedia.europarl.europa.eu/en/webstreaming/committee-on-foreign-affairs-jointly-with-sede-and-in-association-with-delegation-for-relations-with_20250113-1600-COMMITTEE-AFET
  • 11
    https://www.lavanguardia.com/internacional/20250310/10462429/europa-duplica-dependencia-armamento-estadounidense-ultima-decada.html
  • 12
     https://www.infobae.com/economist/2025/03/13/europa-piensa-lo-impensable-sobre-una-bomba-nuclear/
  • 13
     https://www.dw.com/es/el-importante-papel-de-francia-en-la-defensa-europea/a-72169123#:~:text=El%20presidente%20franc%C3%A9s%2C%20Emmanuel%20Macron,de%20la%20Soborna%2C%20en%20Par%C3%ADs 
  • 14
    https://www.infobae.com/america/agencias/2025/04/15/jd-vance-afirma-que-la-mayoria-de-paises-europeos-carecen-de-una-capacidad-militar-razonable/
  • 15
    https://www.20minutos.es/internacional/vance-cabrea-reino-unido-francia-despreciar-los-ejercitos-europeos-no-han-librado-una-guerra-30-40-anos-5688036/
uente: Viento Sur

viernes, 12 de septiembre de 2025

El principio de libre determinación y la Declaración 2625 .

 

El conflicto ruso-ucraniano y el derecho internacional: libre determinación y democracia


El pasado 9 de julio, en la web NachDenkSeiten, la escritora y traductora Éva Péli presentaba un artículo resumen del contenido de la entrevista al ministro de asuntos exteriores ruso, Sergei Lavrov, realizada por el periódico húngaro Magyar Nemzet.

Una de las partes llamativas de la entrevista se centraba en el derecho internacional, con la acusación de Lavrov de una referencia selectiva por parte de los países occidentales a la integridad territorial, con ignorancia de la libre determinación y del respeto de los derechos humanos. A tales efectos, mencionaba de forma específica el contenido de la Resolución 2625 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que incluye, a modo de Anexo, la Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, aprobada el 24 de octubre de 1970[1]. Según dicha declaración, en la interpretación de Lavrov, la apelación al principio de integridad territorial sólo podrían realizarla aquellos estados cuyos gobiernos representan a toda la población.

Aunque no se trata de un acuerdo internacional directamente vinculante, la Declaración constituye una fuente jurídica destacada ya que desarrolla, de forma universalmente aceptada, principios generales de la Carta de las Naciones Unidas. En sus decisiones y valoraciones, los tribunales internacionales, en particular la Corte Internacional de Justicia, se han apoyado en muchas ocasiones en los principios de la Declaración 2625. Esto supone un reconocimiento de su carácter fundamental y de su papel de fuente destacada en la interpretación aplicada de la normativa internacional.

El destacado valor normativo de la Declaración 2625 se asocia al hecho de que fuera aprobada por consenso, coincidiendo con el 25º aniversario de la creación de la ONU, y de que tuviera como intención fundamental abordar aspectos no suficientemente precisados hasta entonces en el derecho internacional, en particular en lo relativo a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los estados de cara al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. En este sentido, constituye una fuente jurídica relevante de cara a una interpretación más desarrollada de los principios fundamentales que rigen las relaciones entre los Estados en la comunidad internacional, incluyendo todo lo relativo al desarrollo del principio de libre determinación (o autodeterminación). Como señala el preámbulo de la Declaración, en su búsqueda del fortalecimiento de la paz mundial, su aprobación pretendía constituir “un acontecimiento señalado en la evolución del derecho internacional y de las relaciones entre los Estados al promover el imperio del derecho entre las naciones y, en particular, la aplicación universal de los principios incorporados en la Carta [de las Naciones Unidas]”.

El principio de libre determinación y la Declaración 2625

En el planteamiento de Lavrov subyace la opinión de que existiría, en el marco del derecho internacional, un derecho a la libre autodeterminación para aquellos pueblos, en especial en aquellos territorios en los que fueran mayoritarios, sujetos a los designios de un gobierno que no actúa como gobierno representativo de todas los grupos de población o pueblos presentes en el territorio.

Sin embargo, en lo relativo al principio de libre determinación (o autodeterminación), el derecho internacional se ha enfrentado tradicionalmente a la ausencia de una clara delimitación de su contenido, por mucho que se acepte de forma general que la autodeterminación implica el derecho a una elección libre, por parte de los distintos pueblos, respecto a la determinación de su condición política y a la persecución del desarrollo económico, social y cultural deseado.

En este contexto, los dos aspectos esencialmente debatidos, y sujetos a cierta indefinición, se han relacionado con el contenido del concepto de pueblo y con el potencial derecho de secesión asociado a la autodeterminación. Respecto a estos dos puntos, algunos hechos jurídicos recientes, en particular la Referencia sobre la secesión de Quebec de la Corte Suprema de Canadá (Referencia sobre Quebec) y la Opinión sobre Kosovo de la Corte Internacional de Justicia (Opinión sobre Kosovo), han contribuido a precisar, al menos, algunas cuestiones básicas.

El concepto de pueblo

En el derecho internacional, la delimitación del concepto de pueblo, sujeto último de la libre determinación, ha quedado relativamente indeterminada. En gran medida, el término de pueblo ha tendido a asimilarse en las normas internacionales a la población del territorio, un criterio que resulta coherente con la aplicación, en la política de descolonización (o de disolución de estados previamente existentes), del principio de uti possidetis juris (esto es, que las fronteras son las que existían en el momento de acceder a la independencia o la estatalidad). De esta forma, se ha entendido aplicable el proceso de autodeterminación externa en el marco de las fronteras heredadas del Estado colonial (o del Estado en vías de disolución, por ejemplo en el caso de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia) en el momento de la independencia.

Aunque está implícito en el derecho internacional que partes de la población de un estado pueden constituir un pueblo, la Opinión sobre Kosovo introduce una novedad fundamental sobre el modo de representación de dicho pueblo y su capacidad de actuar de forma independiente sin violar los preceptos del derecho internacional. Así, en esta Opinión la Corte Internacional de Justicia establece que, en el marco del derecho internacional, actores no estatales (entendidos como actores que actúan al margen del derecho estatal e incluso internacional) no violan las normas internacionales al actuar conjuntamente “en su calidad de representantes del pueblo de Kosovo” y declarar su independencia, al margen del marco provisional de autogobierno establecido por Naciones Unidas y de la regulación estatal serbia. Por tanto, en lo relativo a la apuesta por ejercer la autodeterminación externa, incluida la potencial secesión, el hecho de representar a una parte específica de la población de una parte de un estado, a un pueblo, sería suficiente para poder declarar la independencia sin contravenir las normas generales del derecho internacional.

De esta forma, la Opinión sobre Kosovo convierte a los “representantes” de un pueblo minoritario dentro del estado en actores con capacidad real de actuación en materia de libre determinación. Algo que, por supuesto, pudiera ser de aplicación, en el caso ucraniano, a los representantes de territorios como la República Autónoma de Crimea.

El derecho a la secesión

Sin embargo, poder actuar legítimamente como actores independientes en el derecho internacional, apelando a la representación de un pueblo, no significa que exista en paralelo un derecho automático a la rebelión y a la secesión. Al amparo de la normativa internacional, los estados independientes no coloniales pueden reclamar la aplicación del principio de unidad nacional y de integridad territorial para que prevalezca sobre demandas de autodeterminación externa. Más aún, la legislación internacional espera que el derecho de libre determinación sea ejercido por los pueblos dentro del marco de los estados soberanos existentes, respetando la integridad territorial de dichos estados. La Opinión sobre Kosovo no pone en tela de juicio este principio, sino que se limita a señalar que no existe en el derecho internacional una norma que, de forma general, prohíba las declaraciones de independencia.

La cuestión a debatir respecto al derecho de secesión de pueblos minoritarios dentro de un estado es determinar aquellas circunstancias, siempre excepcionales, en las que pudiera ser de aplicación un proceso de autodeterminación externa porque no sea posible la libre determinación interna, dentro del propio estado, que teoriza y defiende de forma general el derecho internacional. Y ahí es donde resulta de especial relevancia la mención al gobierno representativo de la Declaración 2625.

A este respecto, debe recordarse la posición de la Corte Suprema de Canadá en su Referencia sobre la Provincia de Quebec. Según este tribunal, tres son las circunstancias excepcionales que podrían hacer permisible el ejercicio de la autodeterminación externa y de la secesión de un determinado estado. Los dos primeros, previstos en la propia Carta de Naciones Unidas, se vinculan a la existencia de una situación colonial o, fuera de este contexto colonial, de una forma de opresión similar (situaciones de subyugación, dominación o explotación extranjera, por ejemplo). Pero, en una tercera circunstancia, cuando se observara un bloqueo completo de un ejercicio significativo del derecho de un pueblo a la libre determinación interna, podría eventualmente considerarse un derecho a la secesión. En este caso de opresión real, cuando “a un grupo definido se le deniega un acceso significativo al gobierno para perseguir su desarrollo político, económico, social y cultural”, el pueblo en consideración estaría legitimado, en última instancia, para ejercer su derecho a la autodeterminación a través de la secesión.

Como aspecto común, en los tres casos señalados el grupo o pueblo afectado se enfrentaría a un tipo de gobierno que no represente al conjunto del pueblo o a los pueblos presentes en el territorio. sin distinción de ninguna naturaleza. Y es precisamente en este punto en el que resultan determinantes los preceptos de la Declaración 2625 puesto que en ella se precisan aquellos casos en los que resulta aplicable la prohibición de aquellas actuaciones encaminadas a “quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes”. Esto se daría en el caso de aquellos estados “que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos […] y estén, por tanto dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color de piel”.

Este precepto sobre la exigencia de un gobierno representativo para poder apelar al principio de integridad territorial frente a los intentos secesionistas se retoma, en una forma más simplificada, en la Declaración de Viena adoptada por consenso en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de 1993 y en la que esa idea de gobierno representativo se asocia a un “gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción alguna”.

En conclusión, para que se respete el principio de integridad territorial, los Estados deben actuar en representación de toda su población. Un planteamiento normativo que, como los demás contenidos en la mencionada Declaración 2625, se consideran hoy parte de las normas consuetudinarias del derecho internacional.

Po esa razón, en el párrafo 134 de su Referencia sobre Quebec, la Corte Suprema de Canadá establece que la ausencia de un gobierno representativo, y el bloqueo asociado de los procesos de aplicación efectiva de la autodeterminación interna “podría potencialmente dar lugar a un derecho de secesión”. Esto parecería particularmente cierto, según distintos expertos, en presencia de violación grave de los derechos humanos y en caso de que el bloqueo señalado sea grave y persistente, sin posibilidad de corrección a través de medios judiciales.

En este tipo de violación del derecho a la libre determinación interna, se consideraría que, sin tratarse de pueblos coloniales, podría hablarse de pueblos tratados en una forma colonial, quedando totalmente frustrada su capacidad de ejercitar internamente su derecho a la libre determinación interna. Según la Corte Suprema de Canadá, en su párrafo 138, un pueblo así sometido podría ser titular de “un derecho a la autodeterminación externa porque le ha sido negada la capacidad de ejercer internamente su derecho a la autodeterminación”.

Los límites al derecho de secesión y la cuestión ucraniana en el marco de la Declaración 2625

Sin embargo, como recuerda el tribunal canadiense, no está suficientemente acreditado que el supuesto de falta de un gobierno representativo refleje realmente una norma jurídica internacionalmente establecida, dado que la Declaración 2625 no emana de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sino de su Asamblea General. Debe recordarse que el principio de libre determinación en el derecho internacional ha evolucionado en todo momento dentro de un marco de respeto hacia la integridad territorial de los Estados. Diversos principios internacionales, tales como los de integridad territorial, soberanía, no intervención en asuntos domésticos, normas contra un prematuro reconocimiento de nuevos Estados o la aplicación del principio de uti possidetis juris condicionan la aplicación del principio de libre determinación, entendido en términos de derecho a la secesión. Tal y como señala la Corte Suprema de Canadá, en su párrafo 126, se trataría, en todo caso, de una medida de último recurso que “surge sólo en los casos más extremos e incluso entonces, en circunstancias cuidadosamente definidas”.

En realidad, lo que la Declaración 2625 asociaría al principio de libre determinación de los pueblos no sería tanto un derecho de secesión externa como un derecho interno a la democracia y al respeto pleno y completo de los derechos humanos, ya se traten de derechos lingüísticos, religiosos o culturales.

Sin perjuicio de ello, puede aceptarse que, tras los acontecimientos de Maidan en 2014, la posición de Ucrania es un claro ejemplo de un Estado cuyo Gobierno no sólo no respeta al conjunto del pueblo o de los pueblos residentes en su territorio, en este caso al que se identifica con la nación o la cultura rusa, sobre la base de la igualdad y sin discriminación, sino que su actuación hace inviable la integración de la minoría prorrusa en la vida democrática del país. Debe recordarse que el Estado ucraniano se ha manifestado de forma expresa en contra de toda pretensión de representación de la minoría, favoreciendo la liquidación, por la vía tanto política como judicial y militar, de toda efectiva expresión política y hasta cultural de la oposición prorrusa. De ahí que, en este caso, pudiera alegarse ante los tribunales internacionales la total falta de respeto en Ucrania por la aplicación efectiva de la democracia y del respeto de los derechos humanos, en condiciones de igualdad, para una parte significativa de la población.

Según distintos autores, como por ejemplo Jean Marie Woehrling, habría tres criterios básicos previstos en la Declaración 2625 que, de no estar presentes, podrían permitir apelar a un ejercicio externo del derecho de autodeterminación de forma que incidiera en la integridad territorial o en la unidad política de un estado. Estos criterios se resumirían en tres aspectos: no haber podido autodeterminarse dentro del estado; ser sometido a tratamiento desigual o discriminatorio o a violación de los derechos humanos; y carecer de un gobierno representativo.

La cuestión a plantear entonces es si el derecho a la autodeterminación externa no podría justificarse en el caso de un estado que prohíbe la existencia misma del pueblo y de la cultura rusa en su territorio y que se muestra dispuesto a usar la fuerza militar, contribuyendo a la total destrucción de sus ciudades, contra la población rebelde del Donbass o de Crimea, con peso determinante o mayoritario de la minoría prorrusa. El mero recurso a la guerra contra el Donbass a partir de 2014 sitúa el conflicto en un escenario de incumplimiento por parte de Ucrania de sus obligaciones como gobierno representativo, en particular a partir de la crisis de los acuerdos de Minsk, con continuadas referencias de las autoridades ucranianas actuales a su imposible aplicación (a pesar de haberlos rubricado). La persecución de la lengua rusa y de la formas religiosas vinculadas al mundo ruso, así como la prohibición casi universal de los partidos y movimientos vinculados a la población prorrusa en Ucrania, son otras muestras de la inequívoca falta de voluntad del Estado ucraniano por representar los intereses de esa parte de la población en su territorio.

De ahí que pudiera plantearse –al menos como potencial demanda en el marco del derecho internacional– la posibilidad de recurrir al derecho de secesión en aquellos casos en los que se ha negado a una parte del pueblo ucraniano un nivel significativo de ejercicio de su derecho a la libre determinación dentro del Estado del que forma parte.

De esta forma, mientras en el caso Crimea sería de potencial aplicación la no prohibición, en el derecho internacional, de las declaraciones de independencia, el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, en un contexto de completa persecución política de la grupos de cultura o posición prorrusa por parte de Ucrania, con acciones manifiestas orientadas incluso a impulsar su salida del país, sitúan a Ucrania en un escenario de potencial incumplimiento de su obligación de actuar como gobierno representativo. Este escenario ha sido, en términos históricos, particularmente real en determinadas áreas de los oblast del Donbass, tanto en Donetsk como Lugansk.

Las distintas partes incumplidoras del derecho internacional

Sin duda, la intervención rusa de 2022 supuso el ejercicio de una coerción militar, política o económica contra el Estado de Ucrania, así como el recurso a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial de ese estado. Pero no se trata de la única vulneración de los principios contenidos en la Declaración 2625 y en las demás normas del derecho internacional. Analizando el contenido de esa declaración, de hecho, pueden señalarse al menos las siguientes vulneraciones en la parte ucraniana y occidental:

  • La obligación de no intervenir en los asuntos de cualquier otro estado, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones no sólo puede considerarse vulnerada por la acción rusa, ya se sitúe en 2014 o en 2022, sino por todos aquellos estados occidentales, Estados Unidos y Canadá a la cabeza, que facilitaron la acción contra las entonces instituciones legítimas de Ucrania en 2014. Debe recordarse que, según la Declaración 2625, los estados tienen el deber de abstenerse de organizar, instigar, ayudar o participar en actos de guerra civil en otro Estado. Tienen que abstenerse, además, de cualquier otra forma de injerencia o de amenaza atentatoria de la personalidad del Estado, o de los elementos políticos, económicos y culturales que lo constituyen.

Es difícilmente discutible que determinados estados incumplieron, durante el periodo Maidan, su obligación de “abstenerse de organizar, apoyar, fomentar, financiar, instigar o tolerar actividades armadas, subversivas o terroristas encaminadas a cambiar por la violencia el régimen” legítimo en Ucrania en 2014.

  • El uso de la coerción y la amenaza no sólo ha caracterizado a la Federación Rusa contra Ucrania, sino que ha estado bien presente en la actuación ucraniana y de sus aliados occidentales. Destaca muy en particular la coerción económica por parte de las potencias occidentales contra la Federación Rusa, una acción que vulnera el contenido de la Declaración 2625 al plantearse en términos que desbordan el propio marco de la intervención militar rusa, y con pretensión de extenderse más allá de la finalización de las acciones militares, y establecerse expresamente al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, sin voluntad alguna de considerar su aprobación en el marco de ese Consejo.
  • La acción desarrollada en el oblast de Kursk, así como en otras zonas de la Federación Rusa, como los oblast de Briansk y Belgorod, también suponen un ataque contra la integridad territorial rusa, desarrollada por el Estado de Ucrania con el apoyo militar efectivo de los países occidentales. Como señala la Declaración 2625, todo estado “tiene el deber de abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza para violar las fronteras internacionales existentes de otro Estado o como medio de resolver controversias internacionales, incluso las controversias territoriales y los problemas relativos a las fronteras de los Estados”. La intervención rusa no legitima la acción ucraniana en Kursk y otras provincias rusas sujetas a ocupación ucraniana durante la guerra posterior a 2022.

Debe recordarse además que, con anterioridad,  Ucrania ya había recurrido al uso de la fuerza para violar las líneas internacionales de demarcación establecidas en Minsk. También había recurrido, a partir de 2022, a la organización de fuerzas irregulares para hacer incursiones en el territorio de la Federación Rusa.

  • En ningún momento, y con algunas raras excepciones, como la iniciativa Trump, ni Ucrania, ni sus países aliados, han optado después de 2022 por tratar de arreglar la controversia con la Federación Rusa a través de medios pacíficos. Al contrario, la opción por la acción militar caracterizó la posición de estos países tras la intervención rusa de febrero de aquel año, incluso en el periodo en que la Federación Rusa se ofreció a negociar un acuerdo en Estambul, aceptando la igualdad soberana tanto de la parte rusa como de la ucraniana (en fuerte contraste con la pretensión de imposición unilateral de una salida que caracterizan las iniciativas ucranianas y occidentales, por ejemplo el Plan de Victoria de Ucrania o las propuestas del Reino Unido y la Unión Europea en el marco del proyecto de negociación planteado por los EE.UU. de Trump).

Debe mencionarse igualmente, en este contexto, la obligación del Estado de Ucrania de cooperar para eliminar todas las formas de discriminación racial y todas las formas de intolerancia religiosa, algo que ha incumplido de forma sistemática en relación con la población prorrusa en Ucrania.

  • Además, la obligación de cumplir de buena fe las obligaciones contraídas por los estados en sus relaciones internacionales quebró por completo en relación con los acuerdos de Minsk, tal y como han dejado claro las propias manifestaciones de las distintas personas que, después de 2014, ocuparon de forma sucesiva la Presidencia de Ucrania.

Sin embargo, es en todo lo relativo al respeto del principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos en el que más claramente la acción del Estado de Ucrania y de sus países aliados se ha alejado de toda pretensión de ajuste a las normas vigentes del derecho internacional. El mayor exponente de este alejamiento ha sido el conjunto de medidas políticas y militares adoptadas para anular la efectiva posibilidad de una integración democrática de la minoría adscrita a la cultura rusa en el Estado de Ucrania, recurriendo las máximas instituciones de dicho estado al ataque militar contra la población disidente, en especial en la región del Donbass. Debe recordarse en este punto, además, que el recurso al uso de la fuerza para privar a los pueblos de su identidad nacional constituye una violación de sus derechos inalienables, un método de actuación al que el Estado de Ucrania ha recurrido de forma evidente tras 2014 contra la oposición prorrusa en ese país.

En relación con procesos que ninguna institución internacional competente ha definido como ilegal en el marco del derecho internacional, en particular con el observado tras la acción de las instituciones competentes de la República Autónoma de Crimea, debe recordarse que, según la Declaración 2625, el Estado de Ucrania habría tenido que “abstenerse de recurrir a cualquier medida de fuerza que prive de su derecho a la libre determinación y a la libertad y a la independencia a los pueblos”. Todo Estado, incluido el de Ucrania, tiene el deber de abstenerse de recurrir a cualquier medida de fuerza que prive de su derecho a la libre determinación a los pueblos aludidos en la formulación del principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación.

Si bien las vulneraciones señaladas con anterioridad no prefijan la potencial posición de los tribunales internacionales ante los hechos, sí pretenden señalar que, en ningún caso, y contrariamente a la creencia dominante en los países occidentales, puede considerarse a la Federación Rusa como único Estado que haya incumplido sus obligaciones en el marco del derecho internacional en el conflicto ruso-ucraniano. Por esa razón, en ausencia de algún pacto o acuerdo entre las partes para resolver las cuestiones planteadas por los participantes en la guerra ruso-ucraniana, es previsible que se abran importantes batallas jurídicas entre las partes. Además, respecto a los litigios que pudieran plantearse, no podría aventurarse a priori, a pesar de lo que opinen los gobiernos occidentales, el contenido de las decisiones finales de los tribunales internacionales.

[1]   Resolución A/RES/2625 (XXV.

https://slavyangrad.es/2025/09/12/el-conflicto-ruso-ucraniano-y-el-derecho-internacional-libre-determinacion-y-democracia/#more-33016


 

martes, 9 de septiembre de 2025

La militarización policial en España .


La militarización  de la policía por el PP .


NUEVA  “VUELTA  DE  TUERCA”  HACIA  LA  MILITARIZACION  DE  LA  GUARDIA  CIVIL.‐ ORDEN PRE/1983/2012, de 14 de septiembre, por la que se declaran de aplicación a la Guardia Civil diversas normas del ordenamiento militar obre mando, disciplina y régimen interior.  El pasado viernes 21 de septiembre de 2012, se publicó en el BOE  la  Orden PRE/1983/2012, de 14 de septiembre, por la que se declaran de aplicación a la Guardia Civil diversas normas del ordenamiento militar sobre mando, disciplina y régimen interior.     

 En un primer momento, las actuales Fuerzas y Cuerpos de Seguridad  del  Estado  se  encontraban  sometidas  a  la  disciplina  militar  y  tenían  restringidos sus derechos constitucionales conforme a las Fuerzas Armadas,  (v.g.  art.  28.1  C.E.),  pero  esta  concepción  se  ha  ido  superando paulatinamente,  en  principio  dejando  fuera  de  ese  concepto  a  la  Policía  Nacional  y,  posteriormente,  a  la  propia  Guardia  Civil,  (integrada  ya  plenamente como Fuerza y Cuerpo de Seguridad del Estado en virtud de la  L.O.  2/86,  de  13  de  marzo)  por  mandato  del  Alto  Tribunal  Constitucional  (Sentencia  de  16  de  noviembre  de  1989)  que  originó  la  anterior  L.O.  11/1991, de 17 de junio, reguladora del Régimen disciplinario de la Guardia  Civil  (actualmente  LO  12/2007),  estando,  desde  entonces,  sometido  este  Cuerpo  a  un  régimen disciplinario específico y diferente al Régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas  establecido  inicialmente  para  ambas instituciones por L.O. 12/85  del 27/9  y anteriormente  del 83/1978  .. 28/12 .

Ver articulo completo ...

https://www.hsabogados.es/img/actualidad/00264.pdf?v=0


 Nota del blog .- Pero  recordemos además  que  la ley mordaza del PP no ha sido derogada 

sábado, 6 de septiembre de 2025

Entrevista al economista estadounidense Michael Hudson

Trump: “perdimos la India”. ¿Esta naciendo un nuevo orden mundial? 
Resumen de una reciente entrevista al economista estadounidense Michael Hudson realizada por el académico noruego Glenn Diesen
Glenn Diesen

Hoy nos acompaña Michael Hudson, uno de los más grandes economistas políticos, para hablar sobre el desarrollo de un sistema económico internacional multipolar, que de hecho se está construyendo en este momento en China. 

Es increíble la rapidez con la que se están produciendo los acontecimientos. Pero si queremos ver lo extraordinario que esta ocurriendo en un período de tiempo relativamente corto, deberíamos echar una mirada a las últimas tres décadas.

Al final de la Guerra Fría, el principal objetivo de la política exterior de Rusia era integrarse con Occidente, tener un hogar europeo común o una Europa ampliada. Y luego, en las últimas décadas el expansionismo de la OTAN empujó a Rusia cada vez más cerca de China. 

Después de 2014, Rusia abandonó la idea de una Europa más amplia en favor de lo que llama la Gran Eurasia. Y Trump cuando llegó al poder pareció reconocer este error parafraseando a Henry Kissinger al decir que fue un gran error empujar a Rusia hacia los brazos de China. 

Sin embargo, Trump está cometiendo el mismo error colosal. Todas las amenazas, aranceles y sanciones secundarias contra la India está empujando a la India hacia China y Rusia. Así que ahora vemos crecer la Organización de Cooperación de Shanghai con nuevas alianzas. Esto es realmente extraordinario. ¿cómo interpretas toda esta situación? 

Michael Hudson 

Bueno, lo interesante es que aunque Trump está representado al estado profundo al declarar la guerra contra el resto del mundo, la única guerra que realmente ha ganado es contra sus propios aliados, contra Europa, Corea y Japón. 

Y es precisamente política beligerante beligerante de Trump la que esta unificando al resto del mundo, contra la hegemonía unipolar apenas medio año después que asumiera. 

Todo el tema de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai fue la gobernanza global. Y no se trata solo de la gobernanza de los países de la OCS, es para todos los países que han sido expulsados de la órbita estadounidense. Y por supuesto, el catalizador fueron los aranceles de Trump contra la India. 

Cuando el primer ministro indio pasó una hora viajando en limusina con el presidente Trump,  este básicamente le dijo Modi: “ Si no deja de importar petróleo y energía de Rusia vamos a bloquear el acceso al mercado estadounidense a la India y eso va a crear caos en su economía». Lo que Modi replico fue: “El comercio de petróleo de la India es mucho más importante para su economía que su comercio con Estados Unidos. 

Tener petróleo para alimentar la economía y tener dinero para su balanza de pagos es más importante que producir textil con bajos salarios y otros trabajos que las empresas estadounidenses esperan utilizar en la India como contrapeso a China. 

Bueno, ahora sabemos que el primer ministro indio Modi será el presidente de los  BRICS durante el próximo año. Pues bien, apenas un mes antes de la cumbre de la OCS, todo el mundo temía que la India fuera el eslabón débil de los BRICS  porque en cierto modo actuaba muy parecido a Turquía, intentaba jugar tanto con Estados Unidos como en el mundo de los BRICS.

Sin embargo, la política arancelaria de Trump cerró la opción de alinearse con Estados Unidos, a pesar de los muchos multimillonarios indios o empresas indias adineradas vinculadas a Estados Unidos. 

El tema central de los discursos de Putin, Xi y los demás líderes , fue que ahora que han pasado 80 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial el mundo diseñado por  Estados Unidos se ha acabado. Los acuerdos de Bretón Woods  permitió que los estadounidenses hayan tenido las manos libres para diseñar el orden económico internacional con  el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.

En sus discursos afirmaron que ha llegado la hora de aplicar los principios multilaterales que sustenta la Carta de las Naciones Unidas. Dijeron, por encima de todo multipolaridad, trato igualitario con todos los países. No a los aranceles selectivos, no a las sanciones contra algunos países, no a que te digan lo que tienes que hacer, con quién puedes comerciar, donde puedes invertir. Todo esto ha sido violado a un ritmo acelerado por los neoconservadores estadounidenses. 

Al día siguiente el presidente Xi, anfitrión de la Cumbre, se trasladó a Pekín para el gran desfile militar, para afirmar que China retoma el camino donde suponíamos que debía llevarnos 1945, a una alternativa al fascismo, una alternativa al nazismo, una alternativa al militarismo de Japón. 

El presidente Xi recordó el papel de China en la derrota de Japón y el papel de Rusia en la derrota de Alemania. Subrayó los sacrificios que hicieron. Y a pesar, que sus países realmente ganaron la guerra contra las potencias del eje, la realidad es que Estados Unidos diseñó en el mundo de la posguerra.  Lo hizo porque Rusia  China llegaron agotadas militar y económicamente al final de la  guerra. 

Y Estados Unidos aprovecho su capacidad militar y económica para imponer sus condiciones y diseñar un orden mundial a su servicio. También contrató a tantos científicos y políticos nazis como pudo con la operación llamada “Paperclip” y los empleó para luchar contra los comunistas en América Latina, en Europa y en otros países.  Fueron los Estados Unidos quienes de alguna manera no terminaron realmente la Segunda Guerra Mundial. Y ahora tenemos en Alemania al canciller Mertz. diciendo: «Vamos a volver a luchar y esta vez el ejército alemán va a derrotar al ejército ruso». 

Este es realmente el escenario que ha consolidado a los países BRICS. Y el resultado es que está ocurriendo una fractura global.

Pero es diferente a 1954, cuando las naciones no alineadas se reunieron en Bandung, Indonesia, en esa oportunidad declararon: «Necesitamos un orden más justo y equitativo que nos permita desarrollarnos y que la deuda externa no impida nuestro desarrollo y necesitamos un libre comercio, no nos impida proteger nuestra industria. 

Pero, no pudieron hacer nada al respecto. Eran demasiado pequeños y actuaban por separado. Las naciones no alineadas no podían hacerlo solas, ni siquiera juntas, porque no tenían la masa crítica necesaria . Lo que ha cambiado esto, desde los años 90, evidentemente, ha sido China. 

Ahora China puede ser el núcleo de una masa crítica en gran parte gracias a sus políticas financieras, sus reservas de divisas, su poder económico, su capacidad exportadora, su poder tecnológico. El desarrollo de China esta permitiendo que por primera vez los países del sur global puedan crear un polo de desarrollo alternativo. 

La cumbre de OCS que será seguida por la reunión de los BRICS, en una semana aproximadamente, tratara precisamente de cómo se van a estructurar este nuevo orden económico. Tienen suficiente poder para hacerlo y es evidente que el comercio internacional va a ser clave. 

Por su parte Estados Unidos ha convertido el comercio exterior en un arma. Trump le esta diciendo al mundo : «Podemos obligar a todos a seguir nuestras directrices políticas. Deben aislar a Rusia y China, si no lo hacen bloquearemos su acceso al mercado estadounidense». 

Así que la alternativa a estas amenazas, como acordaron los países en Tianjin, fue: «Comerciaremos entre nosotros. Si no nos dejan comerciar con Estados Unidos, renunciaremos al mercado estadounidense». 

De hecho, la India no tiene más opción que renunciar al mercado estadounidense como consecuencia de la imposición de los aranceles de Trump . Comerciarán con el resto del mundo. 

Y todo esto tiene una dimensión militar y este es el marco subyacente para los cambios económicos, financieros y  geopolíticos. Es una lucha civilizatoria para reestructurar el sistema de comercio exterior y las finanzas. Se va a desdolarizar la economía mundial. 

El presidente Putin destacó lo mucho más eficiente que es comerciar entre ellos, cada país en su propia moneda nacional . Evita que Rusia tenga que comprar dólares para pagar a China en dólares y que luego China convierta esos dólares a su propia moneda. 

De hecho de Estados Unidos ha convertido las finanzas internacionales en un arma al expulsar a Rusia, China y a otros países del sistema Swift, la red internacional de compensación bancaria. 

Así que todo lo que Trump ha hecho para aislar financieramente, comercialmente y militarmente a Rusia , China y a otros países ha tenido justo el efecto contrario.  Está uniendo unido a todos los países de los BRICS y de la mayoría global.

Ahora los BRICS se están preguntando; ¿como vamos a actuar juntos?, ¿cómo vamos a establecer las reglas del comercio, ¿ como serán las reglas de las finanzas para que sean multilaterales? ¿ como podemos desdolarizar la economía? ¿como evitaremos que Estados Unidos se apodere de nuestras reservas de divisas como lo hizo con los 300.000 millones de dólares de Rusia o con las reservas de oro de Venezuela y de otros países? 

Así que estamos presenciando como se retoma la civilización donde fue interrumpida por la Guerra Fría de Estados Unidos, que transformó las finanzas y el comercio violando todos los principios de las Naciones Unidas. Ese es básicamente el marco que se ha dado. 

Acabo de leer que esta mañana China y Rusia firmaron finalmente un acuerdo sobre el enorme gasoducto Fuerza de Siberia 2.  No se trata de yacimientos de gas de las partes asiáticas de Rusia , este gas proviene de la península de Yamal en el ártico ruso que estaba destinado a ser exportado a Europa, principalmente a través de los gasoductos North Stream 2 hacia Alemania. 

Como sabemos, estos gasoductos fueron destruidos. Inicialmente intentaron culpar a los rusos, pero luego tuvieron que retractarse. Ahora están intentando culpar a los ucranianos, pero creo que la mayoría de la gente asume que Estados Unidos tuvo algo que ver con esto. 

Este hecho es un desarrollo muy importante porque consolida el giro de Rusia hacia el Oriente desde Europa. algo con lo que había soñado desde 2001. La idea de una Europa común se remonta a Gorbachov , pero Rusia la abandono por completo al firmar este acuerdo. Todo ese gas que se suponía iba a alimentar las industrias europeas durante décadas ahora irá a China. 

Me pregunto, ¿qué dirán en el futuro los historiadores? Porque los europeos siguen celebrando que se han liberado del gas ruso. No tienen alternativas, salvo el gas estadounidense, mucho, mucho más caro que puede que ni siquiera esté disponible en el futuro.

 Así que es increíble ver lo que está ocurriendo. Pero en fin, esto ya no tiene marcha atrás. Es irreversible. Una vez que haces una inversión tan grande como esta, no vas a decir : «En algún momento quisimos ser una nación europea. Nos consideramos europeos, pero no vamos a derribar este gasoducto para construir uno nuevo hacia Europa». 

Putin ha dejado claro que la ruptura con Europa y especialmente con Alemania va a tardar muchas décadas en restablecerse. Rusia ha asumido que no va a haber una reapertura del gasoducto North Stream hacia Europa. 

Pareciera que toda la estrategia de Trump contra Rusia y China ha terminado por obligar a Europa a una  mayor dependencia de Estados Unidos, no solo con el gas natural licuado también con la venta de armas para la guerra. 

Trump anunció que había presionado a la India para que comprara más armas estadounidenses y criticó a la India por comprar armas rusas. Modi no dijo nada, pero es evidente que Estados Unidos ha perdido a la India como un gran comprador de sus carísimos aviones, misiles y otros productos del complejo militar industrial. Así que esto es un golpe para Estados Unidos,

Pero, Trump ha atado a Europa con la compra de armas y los acuerdos arancelarios . De hecho ha provocado una rendición de la economía europea ante Estados Unidos. Trump quiere impedir que Europa comercie con los países BRICS y con los países asiáticos, que son las economías de más rápido crecimiento en el mundo. 

Ante esta sumisión a Estados Unidos está creciendo el malestar político en las calles y salones de Europa. Cada vez más gente quiere  deshacerse de los partidos gobernantes, para elegir partidos soberanistas y nacionalistas. Sin embargo es sorprendente que esto ocurra casi exclusivamente en la derecha del espectro político, no en la izquierda. Las excepciones son el partido de Sahra Wagenknecht en Alemania y un partido de izquierda de nueva formación en el Reino Unido . 

Pero como ha dicho, la ruptura es irreversible.  Ya ha ocurrido y  Europa esta quedando al margen de este cambio tectónico al subordinarse a Estados Unidos . Ya no puede hacer nada.

La identidad y la estructura de cómo serán las reglas en la mayor parte del mundo serán las reglas decididas por China, Rusia, India, los BRICS y la mayoría global. Y no solo van a dejar a Estados Unidos aislado, sino también a Europa junto con él.

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