miércoles, 6 de diciembre de 2023

El laboratorio de Palestina

                                                                           


 

Israel clausura su laboratorio humano en Gaza

Por Chris Hedges

  | 25/11/2023  

El Cairo, Egipto:

 Los palestinos son ratas de laboratorio humanas para el ejército, los servicios de inteligencia y las industrias de armamento y tecnología israelíes. Los drones, la tecnología de vigilancia israelí –incluyendo el software espía, los programas de reconocimiento facial y la infraestructura de biometría– junto con vallas inteligentes, bombas experimentales y ametralladoras controladas por inteligencia artificial, se prueban contra la población cautiva de Gaza, a menudo con resultados letales. A continuación, estas armas y tecnologías se certifican como «probadas en combate» y se venden en todo el mundo.

Israel es el 10º mayor traficante de armas del planeta y vende su tecnología y armamento a unas 130 naciones, incluidas dictaduras militares de Asia y América Latina. Las ventas de armas israelíes ascendieron a 12.500 millones de dólares el año pasado. Su estrecha relación con estas agencias militares, de seguridad interna, de vigilancia, de recopilación de inteligencia y de aplicación de la ley, explica el apoyo fulgurante que los aliados de Israel prestan a su campaña genocida en Gaza. Cuando el presidente colombiano Gustavo Petro se negó a condenar el ataque del 7 de octubre de los grupos de resistencia palestinos como un «ataque terrorista» y dijo que «el terrorismo está matando a niños inocentes en Palestina», Israel detuvo inmediatamente todas las ventas de equipos de defensa y seguridad a Colombia. Esta cábala global, dedicada a la guerra permanente y a mantener a sus poblaciones vigiladas y controladas, factura cientos de miles de millones de dólares al año. Estas tecnologías están consolidando un totalitarismo corporativo supranacional, un mundo en el que las poblaciones están esclavizadas de formas que los regímenes totalitarios del pasado sólo podían imaginar.

El ataque genocida a Gaza es un capítulo más de la limpieza étnica que lleva a cabo desde hace un siglo el proyecto colonial de colonos israelí. Va acompañado, como ocurre con todos los proyectos coloniales, por el expolio de los recursos naturales, el agua, la tierra y el gas natural de los campos marítimos de Gaza, a veinte millas náuticas de la costa, los cuales contienen más de 300 billones de metros cúbicos de gas natural. En un mundo de recursos cada vez más escasos, especialmente el agua en Oriente Próximo, y de desplazamientos causados por la crisis climática, Gaza es el preludio a un aterrador nuevo orden mundial. A medida que la democracia se debilita y muere, la desigualdad económica se amplía y la pobreza y la desesperación aumentan, la clase dirigente mundial hará con todos nosotros –cuando nos inquietemos e intentemos rebelarnos– lo que les está haciendo a los palestinos.

No hay mucha distancia entre Gaza y los campos y centros de detención creados para los migrantes que huyen a Europa desde África y Oriente Próximo. No está muy lejos el bombardeo de Gaza de las interminables guerras en Oriente Próximo y el Sur global. No son muy distintas las leyes antiterroristas utilizadas para criminalizar la disidencia en Israel de las leyes antiterroristas introducidas en Europa y Estados Unidos.

El 7 de octubre los palestinos de Gaza escaparon de su jaula de laboratorio. Se enfrascaron en una orgía sangrienta contra sus sádicos amos. Casi 12.000 palestinos han sido asesinados y 30.000 heridos (incluyendo 4.700 niños)* desde el 7 de octubre en el huracán de proyectiles, balas, bombas y misiles que están convirtiendo Gaza en un paisaje lunar. Cerca de 30.000 palestinos están desaparecidos o enterrados bajo los escombros. Pronto los palestinos se verán convulsionados por las enfermedades infecciosas y el hambre. Los que sobrevivan, si Israel tiene éxito en su limpieza étnica, se convertirán en refugiados, una vez más, al otro lado de la frontera, en Egipto. Quedan muchos palestinos para experimentar con ellos en Cisjordania. Se acabaron los negocios en Gaza.

Israel, que no es signatario del Tratado sobre el Comercio de Armas, lleva mucho tiempo suministrando armamento a algunos de los regímenes más atroces del planeta, como el gobierno del apartheid de Sudáfrica y Myanmar. India es el mayor comprador de drones militares de Israel. Israel proporcionó drones, misiles y morteros a Azerbaiyán para su invasión y ocupación de Nagorno-Karabaj, que desplazó a 100.000 personas, más del 80% de la etnia armenia del enclave. Israel vendía napalm y armas al ejército salvadoreño, así como al régimen asesino del general José Efraín Ríos Montt en Guatemala, cuando cubrí las guerras de la década de los 80 en Centroamérica. Los subfusiles Uzi de fabricación israelí eran las armas preferidas de los escuadrones de la muerte centroamericanos. Israel también vendió armas a los serbios de Bosnia, a pesar de las sanciones internacionales, cuando cubrí la guerra de Bosnia en la década de los 90, un conflicto que se cobró la vida de 100.000 personas.

«Israel es un actor clave en la estrategia de la UE para militarizar sus fronteras y disuadir nuevas llegadas, una política que se aceleró enormemente después de la afluencia masiva de migrantes en 2015, principalmente debido a las guerras en Siria, Irak y Afganistán», escribe Anthony Loewenstein en «El laboratorio de Palestina: Cómo Israel exporta la tecnología de la ocupación por todo el mundo». «La UE se ha asociado con las principales empresas de defensa israelíes para utilizar sus drones y, por supuesto, los años de experiencia en Palestina son un argumento clave para la venta».

«Las similitudes entre la frontera que separa a Estados Unidos de México y el muro de Israel a través de los territorios ocupados crecen año tras año», escribe. «Uno inspira al otro, con las empresas tecnológicas siempre buscando nuevas formas de apuntar y capturar a los supuestos enemigos. En EE.UU. el uso de herramientas de vigilancia de alta tecnología para controlar la frontera fue respaldado tanto por republicanos como por demócratas. Durante los años de Trump, la empresa Brinc, apoyada por el multimillonario Peter Theil, ensayó la posibilidad de desplegar drones armados que dispararían a los migrantes con una pistola paralizante a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México».

Los drones Heron TP «Eitan», fabricados por Israel Aerospace Industries –la mayor empresa aeroespacial y de defensa de Israel y el mayor exportador de armas del país– son utilizados por Frontex, la agencia europea de la guardia de fronteras y costas, para vigilar y disuadir a las embarcaciones de inmigrantes y refugiados en el Mediterráneo. Los drones, que vuelan hasta 40 horas seguidas, pueden modificarse para transportar cuatro cohetes Spike con vainas de fragmentación de miles de cubos de tungsteno de 3 mm que perforan el metal y «provocan el desgarro de los tejidos de la carne», en esencia, despedazan a la víctima. Se utilizan habitualmente contra los palestinos.

«Es casi imposible cruzar el Mediterráneo [como migrante]», dijo a Loewenstein Felix Weiss, de la ONG alemana Sea-Watch. «Frontex se ha convertido en un actor militarizado, su equipamiento procede de zonas de guerra», añadió.

Elbit Systems, la mayor empresa privada de armamento de Israel, suministra a la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (acrónimo: CBP) torres de vigilancia de alta tecnología que utiliza a lo largo de la frontera con México. También suministró a la CBP su avión no tripulado Hermes en 2004 para probar la viabilidad de su uso en la frontera.

Pegasus, una herramienta de espionaje telefónico producida por la agencia de ciberinteligencia israelí NSO Group, fue utilizada por los cárteles de la droga mexicanos para atacar a la periodista Griselda Triana, después de que su marido Javier Valdez Cárdenas, también reportero de investigación, fuera asesinado en 2017. El gobierno mexicano está directamente implicado en la persecución de periodistas y miembros de la sociedad civil con el programa espía Pegasus, según la investigación y el análisis del Citizen Lab de Canadá. Después de que el reportero Jamal Khashoggi fuera asesinado y descuartizado en el consulado saudí en Estambul en octubre de 2018, se descubrió que un cliente de NSO tenía como objetivo el teléfono de su prometida, Hanan Elatr. Pegasus transforma un teléfono móvil en un dispositivo de vigilancia móvil, con micrófonos y cámaras activados sin el conocimiento del usuario.

El agua de mofeta**, un líquido de olor pútrido, se probó y perfeccionó en palestinos, a menudo con equipos de filmación israelíes que grababan los ataques para mostrar a los clientes potenciales la eficacia del producto químico.

«Las fuerzas israelíes riegan habitualmente barrios palestinos enteros con agua de mofeta, rociándola deliberadamente en domicilios particulares, empresas, escuelas y funerales, practicando lo que el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem denomina ‘una medida punitiva colectiva’ contra los pueblos palestinos que participan en protestas contra la violencia colonial de Israel», informó The Electronic Intifada en 2015. Ese mismo año, el Departamento de Policía Metropolitana de San Luis compró 14 botes de agua de mofeta para utilizarlos contra los manifestantes tras las protestas que estallaron cuando la policía mató al adolescente afroamericano desarmado Michael Brown en Ferguson (Misuri).

Israel ha creado un sofisticado sistema de reconocimiento facial, Red Wolf (Lobo Rojo), para fichar a todos los palestinos de los territorios ocupados. La tecnología «se utiliza ampliamente» para «consolidar las prácticas existentes de actuación policial discriminatoria, segregación y restricción de la libertad de circulación, violando los derechos básicos de los palestinos», explica Amnistía Internacional en su reciente informe titulado «Apartheid automatizado«. El medio de investigación francés Disclose reveló que la policía francesa lleva ocho años utilizando ilegalmente software de reconocimiento facial proporcionado por la empresa tecnológica israelí BriefCam. La tecnología de BriefCam permite a los usuarios «detectar, rastrear, extraer, clasificar [y] catalogar» a las personas «que aparecen en las grabaciones de videovigilancia en tiempo real».

Las ametralladoras AI, fabricadas por la empresa israelí Smartshooter, pueden disparar granadas aturdidoras y balas  de goma, así como gases lacrimógenos. Se perfeccionaron en ensayos contra los palestinos en Cisjordania. Smartshooter obtuvo recientemente un contrato para suministrar al ejército británico su «sistema automático de puntería y disparo» Smash, que puede acoplarse a armas pequeñas como fusiles automáticos.

Israel, según Jeff Halper en su libro «War Against the People» (La guerra contra el pueblo), está a la vanguardia  de los proyectos de soldados cíborg y ha desarrollado un sistema de radar que ve a través de las paredes. Como explica The Electronic Intifada, el complejo militar-industrial de Israel ha construido «un tanque llamado Crueldad, un dron de 20 gramos con forma de mariposa, una embarcación sigilosa llamada Tiburón de la Muerte, una serie de armas con nombres de insectos o fenómenos naturales (avispones biónicos, polvo inteligente, drones libélula y microrobots Smart Dew), insectos cibernéticos, un centro de entrenamiento de ‘guerra urbana’ de 600 edificios apodado Chicago y una bomba de un megatón con capacidad de impulso electromagnético».

Harper señala que durante la ocupación de Irak, el ejército estadounidense reprodujo las tácticas utilizadas por Israel contra los palestinos. Construyó una barrera de seguridad alrededor de la Zona Verde de Bagdad, impuso cierres en ciudades y pueblos, llevó a cabo asesinatos selectivos, copió las técnicas de tortura israelíes y utilizó puestos de control y controles de carretera para aislar ciudades y pueblos.

Israel entrena y equipa a las fuerzas policiales estadounidenses, enseñándoles tácticas agresivas, respaldadas por armamento y vehículos militares pesados, que se utilizaron en Ferguson y Atlanta durante los enfrentamientos de la policía con los activistas que protestaban contra Cop City***.

Halper llama a esto la «palestinización» de los conflictos mundiales.

«Como hay tantas empresas israelíes involucradas en el mantenimiento de la infraestructura que rodea a la ocupación, estas compañías encontraron formas innovadoras de vender sus servicios al Estado, probar la última tecnología en palestinos y luego promocionarlos en todo el mundo», explica Loewenstein. Y aunque «las industrias de defensa están cada vez más en manos privadas», tras décadas de privatización neoliberal, «siguen actuando como una extensión de la agenda de política exterior de Israel, apoyando sus objetivos y su ideología a favor de la ocupación”.

La clase dirigente mundial contrarrestará las fuerzas desestabilizadoras contra la desigualdad, el recorte de las libertades civiles, el colapso de las infraestructuras, el fracaso de los sistemas sanitarios y la creciente escasez provocada por una crisis climática que se acelera, tachando de «animales humanos» a todos los que se resistan. Este nuevo orden mundial comenzó en Gaza. Terminará llegando en casa.

N. del T.:

*Las cifras son del 17 de noviembre, cuando el artículo fue publicado originalmente. A 23 de noviembre, el número de muertos palestinos asciende a 14.100 (5.840 niños) y el de heridos a 32.850, sin contar los 225 palestinos asesinados en Cisjordania por el ejército israelí.

**: Los palestinos que han sido rociados con este compuesto lo describen como “una mezcla de excrementos, gases pestilentes y un asno en descomposición”. Fue creado por la empresa israelí Odortec y empleado por primera vez por el ejército israelí en la Cisjordania ocupada en 2008.

*** Cop City, la Ciudad de la Policía, es una instalación en proceso de construcción en Atlanta (EE.UU.) para entrenar a fuerzas policiales y militares contra la guerrilla urbana.

Fuente: https://chrishedges.substack.com/p/israel-is-shutting-down-its-human

Chris Hedges es un periodista estadounidense ganador del Premio Pulitzer. Fue durante 15 años corresponsal en el extranjero para The New York Times, ejerciendo como jefe para la oficina de Oriente Próximo y la  de los Balcanes

 Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo .

https://rebelion.org/israel-clausura-su-laboratorio-humano-en-gaza/...

                                                                                       

 

NOTA DEL BLOG .-

Yuval Abraham 5/12/2023

 “La autorización extendida del ejército israelí para bombardear objetivos no militares; la relajación de las limitaciones impuestas en cuanto a las muertes de civiles previstas, y el uso de un sistema de inteligencia artificial para generar más objetivos potenciales que nunca parecen haber contribuido a la naturaleza destructiva de las fases iniciales de la presente guerra de Israel en la Franja de Gaza, según revela una investigación de +972 Magazine y Local Call. Es probable que estos factores, como explican miembros y exmiembros de los servicios de inteligencia israelíes, hayan contribuido a producir una de las campañas militares más mortíferas contra los palestinos desde la Nakba de 1948.

 […] Varias fuentes, que hablaron con +972 y Local Call con la condición de respetar su anonimato, confirmaron que el ejército israelí tiene ficheros de la inmensa mayoría de objetivos potenciales en Gaza –incluyendo viviendas– que estipulan el número de civiles que es probable que mueran en un ataque a un objetivo en particular. El número se calcula y lo conocen con antelación las unidades de inteligencia del ejército, que también conocen con seguridad poco antes de llevar a cabo un ataque cuántos civiles más o menos van a morir.

 […] “Nada ocurre por accidente”, señala otra fuente. “Cuando una niña de tres años muere en una casa en Gaza, es porque alguien en el ejército ha decidido que no pasaba nada por matarla, que era un precio que merecía la pena pagar para alcanzar [otro] objetivo. Nosotros no somos Hamás. No disparamos cohetes sin apuntar. Todo es intencionado. Sabemos exactamente cuánto daño colateral hay en cada casa”.”

 Artículo completo:

 https://ctxt.es/es/20231201/Politica/44958/Yuval-Abraham-972-Magazine-Local-Call-gaza-muertos-palestina-habsbora-ia-inteligencia-artificial.htm




martes, 5 de diciembre de 2023

¿Comerciar con el terror?

Una investigación señala que inversores conocían con antelación el ataque de Hamás a Israel y lo aprovecharon en Bolsa

Daniel Yebra

5 de diciembre de 2023 22:39h

 Una investigación publicada este lunes en Estados Unidos señala que algunos inversores conocían con antelación el ataque de Hamás a Israel y sacaron provecho en bolsa. Poco después de conocerse este informe, la agencia Reuters recogió que las autoridades israelíes están comprobando estos hechos, que han detectado Robert J. Jackson, Jr., de la Universidad de Nueva York, y Joshua Mitts, de la Universidad de Columbia.

 La investigación —titulada “Trading on terror? (1) apunta a que inversores desconocidos sabían que Hamás tenía un plan para ejecutar un atentado en Israel el 7 de octubre y a que habrían utilizado esta información en los días previos para “ponerse cortos” en empresas cotizadas del país atacado y obtener ganancias con estas operaciones.

 Traducido de la jerga financiera, ponerse cortos o bajistas significa apostar contra las acciones de empresas concretas, esperando que caigan. Es una operación que ciertos inversores realizan cuando consideran que una compañía va a tener problemas y que el precio de sus títulos va a descender. Es decir, consiste en anticiparse a las pérdidas de una empresa en bolsa y aprovecharse de ellas en beneficio propio.

 Apostar en corto es una práctica legal y habitual de grandes fondos especuladores, conocidos como 'hedge funds' [fondos de cobertura], pero está extendida a todos los agentes que participan en los mercados financieros. La ortodoxia económica defiende que estas apuestas bajistas sirven para “identificar debilidades y desinflar burbujas”, según palabras de la CNMV de España.

Es habitual que firmas de inversión como Goldman Sachs lancen recomendaciones públicas sobre posiciones bajistas en una empresa o en un índice, como podría ser el Ibex 35. Da igual que las pérdidas de las compañías sean consecuencia de una crisis económica o que se traduzcan en despidos masivos. Tampoco importa que tengan que ver con un conflicto bélico y con miles de asesinatos, como en el caso actual que han estudiado Robert J. Jackson, Jr. y Joshua Mitts.

 Tras el ataque de Hamás, la mayoría de compañías israelíes efectivamente cayeron en bolsa, al desencadenarse inmediatamente una guerra que ya dura casi 2 meses y que ha provocado una grave crisis humanitaria en el territorio palestino de la Franja de Gaza. El índice Tel Aviv Stock Exchange [TASE, que reúne a las empresas más negociadas de Israel, al igual que lo hace el Ibex 35 en España] llegó a hundirse un 23% desde el 5 de octubre al día 26 de ese mismo mes.

 En su informe, los investigadores de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Columbia documentan “un aumento significativo de las posiciones cortas [short-selling, en inglés] en decenas de empresas israelíes que cotizan en Tel Aviv” en las semanas previas al atentado.

 Robert J. Jackson, Jr. y Joshua Mitts señalan especialmente a Banco Leumi, uno de los principales valores del índice TASE. Según han detectado, se registraron “4,43 millones de posiciones cortas sobre él durante el período del 14 de septiembre al 5 de octubre, que generaron ganancias de 30 millones de séqueles [7,5 millones de euros, aproximadamente, al cambio actual]”.

 “Las posiciones cortas de ese día superaron con creces las que se produjeron durante muchos otros períodos de crisis, incluida la recesión posterior a la crisis financiera, la guerra entre Israel y Palestina de 2014 y la pandemia de COVID-19”, añaden los investigadores estadounidenses. “Nuestros hallazgos sugieren que inversores que tenían información sobre los ataques del 7 de octubre, antes de que ocurrieran, se beneficiaron de estos trágicos sucesos”, concluyen.

 Sin duda, una de las caras más inhumanas y codiciosas de los mercados financieros es la reacción de ciertos inversores ante las crisis geopolíticas y los conflictos bélicos. Aquello de que “la guerra no es buena para nadie” nunca fue exactamente así. En el ensayo Los mongoles en Bagdad, el economista José Luis Sampedro resumía así las ventajas económicas de una guerra “para quienes se la administran”: “Los agentes de bolsa recomiendan comprar acciones de empresas de armamento mientras dura y luego acciones de constructoras para la reconstrucción”.

 Esta es un hecho que se ha repetido históricamente, y que también se está dando ahora. Distintas empresas armamentísticas han subido en bolsa tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás. Por ejemplo, las acciones de la estadounidense Lockheed Martin han ganado cerca de un 13% desde el atentado terrorista que desencadenó el conflicto. Solo en la sesión posterior al ataque se dispararon un 9%. Otro grupo norteamericano del sector, Raytheon Technologies, acumula ganancias del 20%. Lo mismo ocurre con Northrop Grumman y General Dynamics o con las francesas Dassault Aviation y Thales, la italiana Leonardo, la británica BAE Systems o las alemanas MTU Aero Engines y Rheinmetall AG.

 Un pico de apuestas bajistas el 2 de octubre

Pero las posiciones cortas detectadas por los investigadores de la Universidad de Nueva York y de Columbia afloran un grado más de crueldad en los mercados financieros. Entre las principales evidencias de su informe destaca un pico de apuestas bajistas (apuestas a que iban a sufrir pérdidas) sobre empresas cotizadas de Israel “el martes 2 de octubre, pocos días antes del ataque” de Hamás.

 Gráfico de la investigación de Robert J. Jackson Jr. y Joshua Mitts en el que muestran un pico de posiciones cortas sobre empresas cotizadas en Israel el 2 de octubre, días antes del ataque de Hamás. Estas apuestas bajistas esperaban que las acciones de las compañías israelíes sufrieran pérdidas, como finalmente ocurrió tras el atentado.

“El pico es tan alto (más de 200.000 acciones) que es difícil ver los demás valores en el gráfico, que rara vez superan las 10.000 acciones”, explican Robert J. Jackson, Jr. y Joshua Mitts. De acuerdo con la misma investigación, solo el 3 de abril se superaron los niveles de posiciones cortas del 2 de octubre sobre empresas de Israel. Recientemente, se ha sabido que Hamás planeó ejecutar otro gran ataque el 5 de abril, aunque finalmente no lo hizo hasta octubre.

 Aunque menores, el informe documenta otros picos llamativos durante 2023, sobre los que no aporta una interpretación. En declaraciones concedidas a la CNN, Joshua Mitts advirtió que “solo estamos viendo la punta del iceberg. Hay muchas más cosas que no podemos detectar pero que los reguladores deberían considerar”. Otros investigadores consultados por elDiario.es coinciden en que se trata de un trabajo “serio pero preliminar”.

 El profesor de Universidad de Columbia añadió que él y Robert J. Jackson, su coautor, están “muy seguros” de que la actividad comercial es “excepcional” y “extraordinaria” en comparación con más de una década de negociación. “Vincularlo con Hamás es muy especulativo y no estamos sugiriendo esto. Existe una amplia gama de posibilidades”, concluye.

La agencia Reuters recoge que “las autoridades israelíes están investigando esta afirmación”, publicada este lunes por Robert J. Jackson Jr., de la Universidad de Nueva York, y Joshua Mitts, de Columbia .

https://www.eldiario.es/economia/investigacion-senala-inversores-conocian-antelacion-ataque-hamas-israel-aprovecharon-bolsa_1_10743676.html

 

 

Nota  (1) Jackson, Jr., Robert J. y Mitts, Joshua, ¿Comerciando con el terror? (4 de diciembre de 2023). Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=4652027 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4652027

https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=4652027

viernes, 1 de diciembre de 2023

Todos perdedores

 

                                                             


Todos perdedores

 Wolfgang Streeck (1)

 3 MAR 2022

 ( Un artículo antiguo  pero bien clarificador )

La unidad occidental está de vuelta. Cuando Europa occidental vuelve a “Occidente”, la Unión Europea es reducida a una entidad de prestación de servicios de apoyo geoeconómico en beneficio de la OTAN, es decir, de Estados Unidos.

Explicar el descenso del sistema de Estados europeo a la barbarie de la guerra por primera vez desde el bombardeo de Belgrado por la OTAN en 1999 precisa de algo más que de un psiquiatra lego. ¿Qué hizo que Rusia y “Occidente” se involucraran en un interminable juego de forcejeo al borde del abismo que finalmente ha precipitado a ambos contendientes al fondo del mismo? A medida que transcurren estas monstruosas semanas, comprendemos mejor que nunca lo que Grasmci ha debido entender por interregno: una situación “en la que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer” durante la cual “aparece una innumerable variedad de síntomas enfermizos”, como el de países poderosos entregando su futuro a las incertidumbres de un campo de batalla envuelto por la niebla de la guerra.

 Nadie sabe en estos momentos cómo terminara la guerra en torno a Ucrania ni cuánta sangre se verterá para concluirla. Lo que sí podemos intentar, sin embargo, es reflexionar sobre cuáles han podido haber sido las razones —no olvidemos que los seres humanos tienen razones, por muy absurdas que estas puedan parecer a quienes los observan— que han llevado a Estados Unidos y Rusia a este intransigente y arrogante enfrentamiento belicoso. Este es el cuadro: una confrontación creciente en el curso de la cual se evaporan con celeridad las posibilidades de que cada una de las partes se halle en condiciones de aceptar dignamente otra cosa que la victoria total, lo cual termina con el criminal asalto de Rusia contra un país vecino con el cual ha compartido en otro momento la pertenencia a un Estado común.

 En este escenario encontramos paralelismos notables, así como también asimetrías obvias, dado que tanto Rusia como Estados Unidos se enfrentan desde hace mucho tiempo a un progresivo declive de su orden social nacional, así como de su posición internacional, lo cual les hace pensar que deben detenerlo en estos momentos so pena de que se prolongue indefinidamente. En el caso ruso, lo que observamos es un régimen tanto estatista como oligárquico, que se enfrenta al creciente malestar de su ciudadanía, rico en petróleo y en corrupción, que es incapaz de mejorar la vida de la gente corriente mientras sus oligarcas amasan una ingente riqueza y que se halla inclinado a utilizar métodos dictatoriales severos contra todo tipo de protestas organizadas. No depender únicamente de la fuerza bruta, algo no especialmente atractivo, exige estabilidad, la cual deriva de la prosperidad económica y del progreso social, que se hallan supeditados en este caso a la demanda global del petróleo y del gas que Rusia debe vender. Ello requiere, sin embargo, el acceso a los mercados financieros y la adquisición de tecnología avanzada, todo lo cual Estados Unidos había comenzado a negarle desde hace algún tiempo.

 Algo similar sucede con la seguridad exterior, dado que durante las dos últimas décadas Estados Unidos y la OTAN han penetrado política y militarmente en lo que Rusia, realmente familiarizada con las incursiones extranjeras, considera su cordon sanitaire. Los intentos de Moscú de negociar en este ámbito han conducido a que la Rusia postsoviética haya sido tratada por Washington del mismo modo que su predecesora, la Unión Soviética, con el fin último de lograr que se produzca un cambio de régimen en la misma. Todos los intentos efectuados para poner punto final a este sometimiento han acabado en nada; la OTAN ha avanzado cada vez más, instalando recientemente misiles de alcance medio en Polonia y Rumanía, mientras Estados Unidos ha tratado a Ucrania como si fuera territorio propio, como atestiguan las declaraciones virreinales de Victoria Nuland [subsecretaria de Estado de Asuntos Políticos] sobre quién debería dirigir el gobierno de Kiev.

  En un determinado momento, el régimen ruso concluyó evidentemente que la imparable erosión, interna y externa, continuaría imperturbable su curso a no ser que se optará por una acción decisiva, que pusiera fin a este deterioro. Lo que se produjo a continuación fue la acumulación de fuerzas militares en torno a Ucrania durante la primavera de 2021 acompañada por la demanda de un compromiso formal por parte de Washington de respetar de ahora en adelante los intereses de seguridad rusos todo ello con la pretensión de desencadenar un conflicto abierto en vez de librar uno latente, quizá con la esperanza de movilizar el patriotismo ruso que en otro momento derrotó a los alemanes.

 Si nos ocupamos del lado estadounidense, encontramos un resentimiento que se remonta a principios de la década de 2000, una vez que Yeltsin, el hombre sobre el terreno de Estados Unidos tras el hundimiento de la Unión Soviética, cediera la hacienda a Vladimir Putin en la estela del desastre social y económico causado por la “terapia de choque” aconsejada por el socio estadounidense. El intento de Putin de que Rusia se incorporase a la OTAN bajo los auspicios del Nuevo Orden Mundial fue rechazado y ello a pesar de todos sus esfuerzos para ayudar a Washington en su invasión de Afganistán. Las objeciones rusas a la ampliación de la OTAN en 2004 –que entonces amenazaba su frontera noroccidental– se toparon con la declaración de Bush y Blair a favor de la política de puertas abiertas brindada a Georgia y Ucrania en la cumbre de Bucarest celebrada en 2008.

El establishment político estadounidense, dirigido entonces por el ala del Partido Demócrata capitaneada por Hillary Clinton, comenzó a tratar a Rusia como a un Estado fallido, concediéndole un trato similar al dado a cualquier otro país que se hubiera zafado del control estadounidense como, por ejemplo, Irán. Incluso la elección de Trump en 2016 fue atribuida a maquinaciones rusas encubiertas por parte del partido perdedor, lo cual abortó políticamente los intentos iniciales del nuevo presidente de lograr algún tipo de acomodo con Rusia (¿Recuerdan ustedes su inocente pregunta de por qué todavía existía la OTAN tres décadas después del fin del comunismo?). Al final de su mandato y para reparar daños con el Estado profundo estadounidense y con los votantes, Trump optó por volver a la bien rodada senda antirrusa.

 Para Putin, habiendo ido tan lejos como había ido, la elección se planteaba sin contemplaciones entre la escalada y la capitulación. Fue en este momento cuando el método mutó en locura

Para el sucesor de Trump, Biden, como para Obama-Clinton, Rusia se ofrecía como un conveniente archienemigo, tanto doméstica como internacionalmente: pequeña económicamente, pero dispuesta a retratarse como grande por mor de sus armas nucleares. Tras el debacle mediático de la retirada estadounidense de Afganistán gestionada por Biden, mostrar una posición de fuerza frente a Rusia parecía un camino seguro para exhibir el músculo estadounidense, lo cual forzaría a los Republicanos a unirse detrás de Biden como el líder del “mundo libre”  resucitado. Washington retomó la diplomacia de la intimidación y rechazó categóricamente toda negociación en torno a la expansión de la OTAN. Para Putin, habiendo ido tan lejos como había ido, la elección se planteaba sin contemplaciones entre la escalada y la capitulación. Fue en este momento cuando el método mutó en locura y comenzó la criminal y estratégicamente desastrosa invasión terrestre de Ucrania por parte de Rusia.

 Para Estados Unidos rechazar las demandas referidas a las garantías de seguridad exigidas por Rusia era un modo conveniente de fortalecer la lealtad incondicional de los países europeos de la OTAN, una alianza que se había tambaleado en los últimos años. Ello concernía sobre todo a Francia, cuyo presidente había diagnosticado recientemente a la Alianza “en estado de coma”, pero también a Alemania con su nuevo gobierno, cuyo partido dirigente, el SPD, era considerado demasiado amigo de Rusia. Rondaba también el asunto pendiente del nuevo gaseoducto, el Nord Stream 2. Merkel, en tándem con Schröder, había invitado a Rusia a construirlo, confiando en colmar así el déficit existente en el suministro energético alemán causado previsiblemente por el Sonderweg del país tras su decisión de abandonar el carbón y la energía nuclear. Estados Unidos se opuso al proyecto, al igual que lo hicieron otros muchos actores en Europa, incluidos los Verdes alemanes. Entre las razones de esa oposición se contaban los temores ante el hecho de que el gaseoducto incrementaría la dependencia de Europa de Rusia y que su construcción haría imposible que Ucrania y Polonia interrumpieran el suministro del gas ruso, si Moscú eventualmente se comportara de un modo incorrecto.

 La confrontación en torno a Ucrania, al restaurar la lealtad europea al liderazgo estadounidense, resolvía instantáneamente este problema. Al albur de la desclasificación de determinados documentos de la CIA, la denominada “prensa de calidad” europea, por no mencionar a los sistemas de radiodifusión públicos, presentaron la situación en rápido deterioro como una lucha maniquea entre el bien y el mal, los Estados Unidos de Biden contra la Rusia de Putin. Durante las semanas finales de Merkel, el gobierno estadounidense disuadió al Senado de optar por imponer duras sanciones contra Alemania y los gestores del Nord Stream 2 a cambio de que la primera accediera a incluir el gaseoducto en un posible futuro paquete de sanciones. Tras el reconocimiento ruso de las dos provincias orientales separadas de facto de Ucrania, Berlín pospuso formalmente la certificación reguladora del gaseoducto, lo cual no fue considerado suficiente. En la conferencia de prensa celebrada en Washington tras la visita del nuevo canciller alemán, Biden anunció, con Scholz situado a su lado, que si fuera necesario el oleoducto se incluiría definitivamente en el paquete de sanciones ante el silencio de este. Pocos días más tarde, Biden aceptó el plan del Senado al que previamente se había opuesto. Después, el 24 de febrero, la invasión rusa obligó a Berlín a hacer de motu proprio lo que de otro modo había sido hecho por Washington en nombre de Alemania y de Occidente: enterrar el gaseoducto de una vez por todas.

 Los gobiernos europeos otorgaron a Estados Unidos, un declinante imperio realmente alejado de Europa, el poder absoluto de representación a la hora de tratar con Rusia

Así pues, la unidad occidental estaba de vuelta, jaleada por el aplauso jubiloso de los comentaristas locales, agradecidos por el retorno de las certidumbres transatlánticas de la Guerra Fría. La perspectiva de entrar en batalla en alianza con la ejército más formidable de la historia mundial eliminó al instante los recuerdos de los recientes meses anteriores, cuando Estados Unidos abandonó sin prácticamente aviso previo no solo Afganistán sino también a las tropas auxiliares movilizadas por su aliados de la OTAN en apoyo de la en otro momento actividad estadounidense predilecta, la “construcción de naciones”. No importó tampoco la apropiación por parte de Biden de la práctica totalidad de las reservas del banco central afgano, que rondaban los 7,5 millardos de dólares, para ser distribuidas entre los afectados por el atentado del 11S (y sus abogados), mientras Afganistán sufre una hambruna de proporciones nacionales. Olvidado quedó también el desastre legado por las recientes intervenciones estadounidense en Somalia, Iraq, Siria y Libia y la absoluta destrucción, seguida por un abandono expeditivo, de enteros países y regiones.

 Ahora se trata una vez más de “Occidente”, la Tierra Media luchando contra Mordor, para defender a un valiente pequeño país que solo quiere “ser como nosotros” y para ello únicamente desea cruzar los umbrales de las puertas de la Unión Europea y de la OTAN y ser admitido en el seno de ambas organizaciones. Los gobiernos europeo-occidentales suprimieron debidamente el resto de recuerdos de la rudeza, firmemente arraigada, de la política exterior estadounidense, inducida por el mero tamaño del país y por su localización en una isla continental a la que nadie puede alcanzar con independencia de los desastres que produzca cuando sus aventuras militares se tuercen. Y, sorprendentemente, estos gobiernos otorgaron a Estados Unidos, un declinante imperio realmente alejado de Europa, que tiene intereses diferentes a los europeos y que se enfrenta a innumerables problemas propios, el poder absoluto de representación a la hora de tratar con Rusia sobre nada menos que el futuro del sistema de Estados europeo.

 

Y, ¿qué decir de la Unión Europea? Dicho sintéticamente, cuando Europa occidental vuelve a “Occidente”, la Unión Europea es reducida a una entidad de prestación de servicios de apoyo geoeconómico en beneficio de la OTAN, es decir, de Estados Unidos. Los acontecimientos acaecidos en torno a Ucrania están poniendo en evidencia más que nunca que para Estados Unidos la Unión Europea es esencialmente una fuente de regulación económica y política dirigida a los Estados que deben ayudar a “Occidente” a circundar a Rusia por su flanco occidental. El mantenimiento en el poder de gobiernos proestadounidenses en los antiguos Estados satélites soviéticos, lo cual puede ser costoso, dota de atractivo al reparto de cargas a tenor del cual “Europa” paga el pan, mientras Estados Unidos proporciona la capacidad de fuego o la imaginación de la misma. Esto convierte a la Unión Europea, en efecto, en un auxiliar económico de la OTAN. Entretanto, los gobiernos europeo-orientales se sienten más felices confiando en Washington para su defensa que en París y Berlín, dada la probada facilidad para desenfundar del primero y la segura lejanía de su base de operaciones patria. A cambio de la protección estadounidense implementada mediante la OTAN, así como gracias al patronazgo estadounidense en su relación con la Unión Europea, países como Polonia y Rumanía albergan misiles estadounidenses supuestamente instalados allí para defender a Europa contra Irán, aunque desafortunadamente su órbita deba atravesar el cielo de Rusia.

 La implicación para el comportamiento de von der Leyen y los suyos es confirmar su estatus subordinado. La extensión de la Unión Europea a Ucrania y a los Balcanes occidentales, incluso a Georgia y Armenia, es considerada por Estados Unidos como una decisión que en última instancia debe tomar Washington. Francia en particular todavía puede objetar a la ulterior ampliación, pero nadie sabe cuánto tiempo será capaz de persistir en su postura, especialmente si Alemania puede ser obligada a pagar la factura. (Aunque los procedimientos formales de acceso relativos a Ucrania todavía no han comenzado von der Leyen ha declarado: “Los queremos dentro”). Por otro lado, siendo Polonia estrictamente antirrusa y pro OTAN será difícil ahora castigarla reduciendo las ayudas económicas que recibe de la Unión Europea por lo que el Tribunal de Justicia Europeo considera las deficiencias presentes en su “Estado de derecho”. Lo mismo sirve respecto a Hungría, cuyo indócil presidente se ha vuelto cada vez más antirruso. Con el retorno estadounidense, el poder de disciplinar a los Estados miembros de la Unión Europea ha migrado de Bruselas a Washington DC.

 Una cosa que los europeos de la Unión Europea, especialmente aquellos del tipo de los Verdes, están aprendiendo estos días es, por un lado, que si permites que Estados Unidos se ocupe de tu protección, la geopolítica arrasa el resto de la política, y, por otro, que aquella es definida únicamente por Washington. Así es como funciona un imperio. Ucrania, una compañía dividida entre una colección increíble de oligarcas, pronto comenzará a recibir el apoyo incrementado de “Europa”. Ello no será, sin embargo, sino una fracción de lo que los oligarcas ucranianos depositan regularmente en los bancos suizos, británicos y, es de creer, estadounidenses. Los indicios apuntan a que comparada con Ucrania, Polonia e incluso Hungría están, para decirlo con una expresión castiza, más limpias que una patena. (¿Quién podría olvidar el salario que cobraba Hunter Biden como director no ejecutivo de una compañía gasística ucraniana, cuyo principal propietario estaba entonces siendo investigado por un caso de lavado de dinero?).

 Europa occidental, con independencia de la forma política que asuma, funcionará como nunca antes en tanto que ala transatlántica de Estados Unidos en una nueva guerra fría (o quizá caliente)

Lo que sigue siendo un misterio, obviamente no el único en este contexto, es por qué Estados Unidos y sus aliados se mostraron fundamentalmente despreocupados ante la posibilidad de que Rusia respondiera a las continuas presiones para que se produjera un cambio de régimen en su seno, dada la denegación por parte “occidental” de una zona de seguridad que le resultara satisfactoria, fortaleciendo su alianza con China. Es cierto que históricamente Rusia siempre quiso ser parte de Europa y que algo similar a una especie de asiafobia se halla profundamente anclada en su identidad nacional. Moscú es para los rusos la Tercera Roma, no la Segunda Pekín. En un momento tan tardío como 1969, Rusia y China, ambas comunistas en aquel momento, chocaron por una frontera común en el rio Ussuri. En este contexto en el que Rusia se enfrenta a una fractura indefinida con Occidente y China sufre escasez de materias primas, esta última puede optar por intervenir y proporcionar a la primera tecnología moderna de factura propia. En un momento en el que la OTAN está dividiendo el continente euroasiático en “Europa”, incluida Ucrania, contra Rusia, comprendida como un enemigo no europeo de Europa, el nacionalismo ruso puede, contra su grano histórico, sentirse forzado a aliarse con China, tal y como preanunciaba la extraña fotografía de Xi y Putin sentados al lado el uno del otro en la apertura de las Olimpiadas de Invierno de Pekín.

 ¿Será la alianza entre China y Rusia el resultado imprevisto de la incompetencia estadounidense o, por el contrario, un resultado buscado de su estrategia global? Si Moscú fuera a unir su suerte a la de Pekín, dejaría de existir para siempre perspectiva alguna de un acuerdo ruso-europeo à la française. Europa occidental, con independencia de la forma política que asuma, funcionará como nunca antes en tanto que ala transatlántica de Estados Unidos en una nueva guerra fría, o quizá caliente, librada entre los dos bloques de poder globales, uno declinante, que confía en revertir la marea, el otro confiado en su ascenso.

 Únicamente una Europa en paz con Rusia, que respete sus necesidades de seguridad, podría esperar liberarse del abrazo estadounidense, tan efectivamente renovado durante la crisis ucraniana. Esta, podemos presumir, es la razón por la que Macron ha insistido durante tanto tiempo en que Rusia forme parte de Europa y en la necesidad de que “Europa”, de acuerdo por supuesto con la representación que él mismo y Francia se hacen de ella, tome medidas para garantizar la paz en su flanco oriental. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha puesto fin durante un largo periodo de tiempo, si no definitivamente, a este proyecto. Pero entonces este nunca fue un comienzo muy prometedor, dada la dependencia sentida por Alemania de la protección nuclear estadounidense, a lo que se añaden las dudas alemanas sobre las fantasiosas ambiciones globales francesas, redefinidas como ambiciones europeas que deben ser financiadas por el poderío económico alemán. Y Rusia puede, con cierta justificación, haber cuestionado si, bajo estas condiciones, Francia será capaz de expulsar algún día a Estados Unidos del asiento del conductor europeo.

  

Y así pues el ganador es… ¿Estados Unidos? Cuanto más se prolongue la guerra, debido a la resistencia exitosa de la ciudanía ucraniana y de su ejército, más obvio será que el líder de Occidente, que habló en nombre de Europa cuando se preparaba la guerra, no está interviniendo militarmente en nombre de Ucrania cuando ha estallado esta. Estados Unidos se ha concedido a sí mismo un permiso de ausencia especial, como Biden dejó claro desde un principio. Si analizamos su historial, esto no es nada nuevo: cuando su misión se hace inmanejable, los estadounidenses se retiran a su distante isla. Sin embargo, tal y como lo contemplan los alemanes cuando se preguntan dónde está Estados Unidos, Alemania puede comenzar a sentir dudas sobre el compromiso de la potencia estadounidense a la hora de proceder a la defensa nuclear del país. Este compromiso, después de todo, sustenta la pertenencia de Alemania a la OTAN, su adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear y el hecho de que el país albergue en torno a treinta mil militares estadounidenses en su suelo.

 En este contexto, el presupuesto especial de 100 millardos de euros, anunciado hace unos días por el gobierno de Scholz y destinado a cumplir la promesa, que se remonta a 2001, de gastar el 2 por 100 del PIB alemán en armamento, se asemeja a un sacrificio ritual para apaciguar a un dios enfurecido del que se teme su abandono de los creyentes menos fervientes. Nadie piensa que si Alemania hubiera gastado ese 2 por 100 de su PIB en armamento, cumpliendo así la demanda de la OTAN, Rusia se hubiera abstenido de invadir Ucrania o que Alemania habría sido capaz y se hubiera mostrado dispuesta a correr en su ayuda. En todo caso, llevará años antes de que pueda disponerse del nuevo armamento, por supuesto el último existente en el mercado, y antes de que se halle a disposición de las tropas. Además, consistirá exactamente en el mismo tipo de armamento del que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido ya disponen en abundancia.

 Por otro lado, la totalidad del ejército alemán se halla bajo el mando de la OTAN, esto es, del Pentágono, así que el nuevo poder de fuego se añadirá al de esta no al de Alemania. Tecnológicamente el nuevo armamento estará diseñado para ser desplegado a escala global en “misiones” similares, por ejemplo, a la de Afganistán o, más probablemente, para ser operativo en el entorno de China para asistir a Estados Unidos en su creciente confrontación en el mar de la China meridional. No hubo debate alguno en el Bundestag sobre qué tipo de nuevas “capacidades” militares serían necesarias ni para qué serían estas utilizadas. Como ha sucedido en el pasado, durante el mandato de Merkel, este extremo fue dejado a la determinación por parte de “los aliados”. Una de tales partidas podría ser el Futuro Sistema Aéreo de Combate, adorado por los franceses, que combina cazabombarderos, drones y satélites dotados operativamente de alcance mundial. Existe una nimia esperanza de que en algún momento se produzca en Alemania un debate estratégico sobre lo que significa defender su propio territorio en vez de atacar el de otros. ¿Puede la experiencia ucraniana contribuir a desencadenar esta discusión? Es improbable.

Wolfgang Streec1   es Director emérito del Max Planck Institute for the Study of Societies de Colonia.


https://www.elsaltodiario.com/carta-desde-europa/wolfgang-streeck-guerra-ucrania-todos-perdedores

 ,y ver  4..

  https://www.elsaltodiario.com/carta-desde-europa/belicismo-suicida-democracias-autoritarias-occidentales

 


jueves, 30 de noviembre de 2023

Israel y Gaza: guerra y gas .

                                        


 La otra clave de la operación de exterminio de Israel: el gas natural

En poco más de una década Israel se ha convertido en un exportador de energía. El plan de Netanyahu es convertir a su país en una potencia gasística mundial. Para ello cuenta con los pozos palestinos ya usurpados y con lo que falta por perforar.

 

Pablo Elorduy

 18 NOV 2023  

 Hoy nada indica que Palestina sea un país rico, pero lo es. Lo dejó escrito la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 2019. Los yacimientos de petróleo y gas natural de la Cuenca del Levante –o Mar Levantino, dentro del Mediterráneo– tienen un valor neto de 453.000 millones de dólares. Esta agencia de la ONU publicó un extenso informe “Los costos económicos de la ocupación israelí para el pueblo palestino: el potencial no aprovechado del petróleo y el gas natural” en el que confirma que los recursos naturales tienen capacidad para beneficiar a la población gazatí, y a Israel, pero que también “fuente de conflictos y violencia adicionales si las partes individuales explotan estos recursos sin tener en cuenta la parte justa de los demás”.

 La campaña de exterminio lanzada por Israel el 7 de octubre, en la que, según otra agencia de la ONU, UNRWA, ya han muerto 11.078 personas, indica que el escenario es el segundo. El gas y el petróleo frente a las costas de Gaza son un objetivo estratégico para el Gobierno de Benjamin Netanyahu, que ha apostado por un futuro económico basado en la explotación para consumo propio y la distribución con destino a los países de Europa, del combustible.

 Esta semana, una entrevista publicada por el semanario Phemonenal World aportaba un nuevo punto de vista sobre ese factor secundario de la invasión israelí. En ella, el experto en relaciones internacionales israelí Guy Laron, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, señalaba un cambio de rumbo en la política económica del Gobierno del Likud. Según Laron, Netanyahu “siempre ha querido convertir a Israel en una economía de recursos y un centro energético”.

 Oriente Medio es el punto energético más importante del mundo. En ese área se encuentra casi la mitad de las reservas probadas mundiales de gas y petróleo. La situación de Israel, más si se produce la colonización completa de la Franja, es estratégica como punto de reparto y puede ser definitiva si se explotan las bolsas que quedan bajo el mar.

El objetivo es convertir Israel en un nodo clave para el suministro de combustible fósil, inicialmente a través de gaseoductos conectados al continente desde los yacimientos de Tamar, que tiene reservas de 200 billones de metros cúbicos (bcm) y de Leviatán (600 bcm), descubiertos en 2009 y 2010. Ambos campos pueden cubrir la demanda interna de Israel para el próximo cuarto de siglo y permitirán convertirlo en un exportador a los países del norte del Mediterráneo, a través de buques o de los proyectos de gaseoductos que negocia Netanyahu, que pasarían a través de Chipre.

 Israel se ha convertido en un importante productor y exportador de gas durante los últimos cuatro años, duplicando el tamaño de su cadena de valor del gas, según destacaba este mes un informe del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford. Extrae más que cualquier país europeo. El 29 de octubre, Israel anunció que había concedido 12 licencias a seis empresas, incluida British Petroleum y la petrolera italiana Eni, para explorar y descubrir campos adicionales de gas natural en alta mar.

 “Dado que la ANP no ha podido explotar estos campos, las pérdidas acumuladas ascienden a miles de millones de dólares”, concluye la agencia de comercio de la ONU

El estudio de la UNCTAD, no obstante, reseña que no todo el gas y el petróleo del mar que comparten Gaza, Israel y otros países como Líbano, Egipto y Chipre, ha sido aun descubierto, y que hay una parte importante que aun no ha comenzado a ser explotada.

 El bloqueo impuesto sobre la Franja de Gaza desde 2007 ha impedido “cualquier acceso a los yacimientos de gas, y a los miles de millones [de dólares] que representan”. Según las estimaciones de los geólogos, hay sedimentos a profundidades que oscilan entre los mil y seis mil metros que guardan billones de metros cúbicos de gas. La Cuenca del Levante, que baña distintas orillas, es uno de los yacimientos de gas natural más importantes del mundo y aun no se ha establecido la soberanía sobre esas bolsas vírgenes.

 Una parte del yacimiento, llamado Gaza Marine, a 17 millas de la costa gazatí y con 30 billones de metros cúbicos (bcm) de gas de calidad óptima, es objeto de deseo por parte del Gobierno de Israel. En 1999, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) firmó un contrato con BG Group (BGG), que desde 2015 es propiedad de Shell. Ese acuerdo prometía a la compañía el 90% de los beneficios, mientras que el 10% iba para la ANP. El margen de la explotación de los dos pozos perforados hasta entonces, Marine 1 y Marine 2, iba a incrementarse con el tiempo a favor de la Autoridad Nacional Palestina. No ha sido así.

 Desde la intervención militar de Israel en la Franja 2008, sin embargo, los yacimientos pasaron a estar controlados por Israel “sin tener en cuenta el derecho internacional”, reseña la UNCTAD, que también refleja que las negociaciones entre BGG y funcionarios israelíes estaban en curso en octubre de 2008, dos o tres meses antes del comienzo de la operación militar. BG Group pactó repartirse las regalías de entonces con Tel Aviv. El relativamente pequeño volumen de los campos ha sido el motivo, según los expertos israelíes, de que no se avanzase en la explotación.

 “En 2018, se cumplieron 18 años desde los estudios de perforación de Marine 1 y Marine 2”, concluye el informe: “Dado que la ANP no ha podido explotar estos campos, las pérdidas acumuladas ascienden a miles de millones de dólares. En consecuencia, al pueblo palestino se le han negado los beneficios de utilizar este recurso natural para financiar el desarrollo socioeconómico y satisfacer sus necesidades de energía durante todo este período”.

 Este verano, antes de la ofensiva, el Gobierno israelí anunció la aprobación preliminar para la explotación de los campos Marine, a condición de “preservar la seguridad y las necesidades diplomáticas del Estado de Israel”. En ese momento, los expertos israelíes interpretaron que la autorización era un signo de la mejora de relaciones con Hamás “por ayudarlo a oponerse a los militantes de la Jihad Islámica durante la última ronda de violencia en Gaza en mayo de 2023”. Cinco meses después, la posibilidad de una conquista del territorio palestino amenaza con quedárselo todo.

 En una década, Israel ha pasado a ser dependiente de las importaciones de energía a convertirse en un productor y exportador regional. Obtiene el 50% de su demanda energética interna con recursos obtenidos por sus compañías, y el gas supone el 44% de su mix. En 2016 inició su expansión hacia la UE, con la firma de un acuerdo energético con la Grecia dirigida por Alexis Tsipras, que ha dado lugar a la firma, el 4 de septiembre de este año, de un entendimiento trilateral que incluye a Chipre, como punto para la distribución de Gas Natural Licuado y es una razón para el empeoramiento de las relaciones con Turquía, uno de los países más críticos con el genocidio de Gaza por parte de Israel.

 Desde los campos de Leviatán y Tamar envía miles de millones de metros cúbicos a Egipto y Jordania, si bien el suministro hacia estos países ha quedado interrumpido desde la operación de exterminio comenzada el 7 de octubre. La primera reacción de los mercados gasísticos no han sido propicios para Israel. Las bolsas energéticas de Tel Aviv cayeron un 10% después del comienzo de la masacre. Sin embargo, el panorama interanual es propicio, los portales económicos registran ganancias impresionantes del 42% obtenidas desde comienzo de este año. El lunes 13 de noviembre, un mes y una semana después de la operación de limpieza étnica, la petrolera estadounidense Chevron anunciaba que se había retomado la extracción del campo de gas de Tamar.

 El propio Netanyahu reconocía en un encuentro con la primera ministra italiana, la neofascista Giorgia Meloni, que Israel quiere “acelerar las exportaciones de gas a Europa a través de Italia”

Dentro de los Acuerdos de Abraham, auspiciados por Estados Unidos y clave de la ofensiva geopolítica de Israel y del aislamiento de Gaza, el gas ha tenido capítulo propio. En 2021, la agencia israelí Delek Drilling y la energética de Abu Dabi llegaron a un acuerdo para le explotación conjunta de Tamar. Situado en la costa de Ashkelon, el campo dejó de operar el 9 de octubre por los posibles impactos de cohetes lanzados desde Gaza, un riesgo, que, según ha reconocido el propio Gobierno israelí, ha declinado en las últimas semanas. El campo de Leviatán ha seguido funcionando con normalidad desde el 7 de octubre.

 En marzo, el propio Netanyahu reconocía en un encuentro con la primera ministra italiana, la neofascista Giorgia Meloni, que Israel quiere “acelerar las exportaciones de gas a Europa a través de Italia”. El contexto de la guerra de Ucrania, que deja a Rusia parcialmente fuera de la ecuación del suministro de gas, y hechos como el posible sabotaje a una tubería de gas entre Finlandia y Estonia —un año y medio después del caso del Nord Steam— alientan las expectativas de Israel de convertirse en un nodo energético.

 En la actualidad, Israel ya suministra Gas Natural Licuado a la UE, que importa el 83% de sus necesidades de gas de terceros países. El año pasado, tras la invasión rusa de Ucrania, Israel y Egipto firmaron un acuerdo con la Comisión Europea para el suministro de este combustible.

Para Guy Laron, el objetivo del Likud es convertir el fundamento económico del país, actualmente basado en los servicios y en la industria de alta capacidad, también militar, en una dictadura personalista basada en los beneficios por la explotación, el tránsito y las exportaciones de gas y el complejo industrial. Esto justifica el enfrentamiento abierto que Netanyahu ha sostenido con las clases medias del país, que dieron lugar a los conflictos por el control judicial que han transcurrido en paralelo a los planes de exterminio sobre la Franja.

 Hoy, a la vista de las imágenes de la destrucción total de Gaza, es difícil calibrar la riqueza de Palestina. El derecho internacional está de su parte. Los convenios de La Haya y de Ginebra establecen que “Si, como resultado de una acción de guerra, un beligerante ocupa territorio del adversario, no adquiere, por ello, el derecho a disponer de la propiedad en él. (...) La economía del territorio beligerantemente ocupado debe mantenerse intacta”, indican las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La historia reciente ya ha dejado a Palestina sin los recursos hídricos necesarios para el abastecimiento de la población, pero, después del agua, la siguiente estación es la conquista del gas natural, tanto el que ya ha usurpado Israel en los yacimientos Marine 1 y Marine 2, como el que aguarda frente a las costas de Gaza.

 Como recuerda UNCTAD, las características físicas de los pozos de gas y petróleo las convierten en un patrimonio que no pertenece solo a las generaciones presentes, sino que también son importantes para el futuro de la humanidad: “Son recursos no renovables, cuya explotación reduce lo que está disponible para las generaciones futuras”, certificaba esta agencia.

https://osalto.gal/palestina/gas-natural-clave-operacion-israel   


 ,Y ver  ..  

https://www.infolibre.es/opinion/plaza-publica/israel-gaza-guerra-gas_129_1627536.html  


 Y ver mapa de explotación

https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-10-17/israel-usar-gas-seducir-vecinos-estallar_3755711/

 

 

 

 

martes, 28 de noviembre de 2023

Ventas masivas de bonos del Tesoro USA .

Las ventas masivas de bonos del Tesoro estadounidense sacuden el sistema financiero internacional

Martine Orange

 22/11/2023

 Antes se consideraban el valor más seguro del mundo. Ya no lo son. Desde hace semanas, las incesantes ventas de bonos del Tesoro estadounidense socavan la estabilidad financiera internacional.

 Fue automático. Una especie de reflejo pavloviano arraigado desde hace más de cincuenta años. Cada vez que se producía una crisis financiera o geopolítica, todos los inversores se refugiaban en lo que parecía ser la inversión más segura del mundo: los bonos del Tesoro estadounidense.

 Pero lo que fue cierto durante la crisis de la deuda mexicana en 1994, la guerra de Irak en 2003, la crisis financiera de 2008, la guerra de Ucrania y la pandemia mundial de Covid ya no lo es. Los tenedores de bonos del Tesoro los están vendiendo ahora en masa, empujando al alza los rendimientos. El 23 de octubre, al acelerarse las ventas, los bonos del Tesoro a diez años superaron la simbólica barrera del 5%. Un nivel que no se alcanzaba desde hacía dieciséis años.

 "La Reserva Federal ha perdido el control del mercado de renta fija", advierte Bloomberg. Bajo el fuego de los críticos de Wall Street, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se defendió: su política de endurecimiento monetario -los tipos de interés subieron del 0,25% al 5,5% entre enero de 2022 y septiembre de 2023-, "decisiva para frenar la inflación", no había ido demasiado lejos ni demasiado rápido. Y en ningún caso amenazaría la estabilidad financiera.

 La Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ex presidenta de la Fed, salió al rescate: la presión ejercida sobre los bonos del Tesoro estadounidense, con sus rendimientos a la baja arrastrando a todos los mercados de deuda, no era nada preocupante, en su opinión.

 Estos argumentos apenas convencieron. Por el contrario, algunos analistas y economistas creen que los ataques al activo financiero más seguro constituyen una alerta roja para toda la esfera financiera, y afirman que nos acercamos a un punto de ruptura. "Si los rendimientos siguen subiendo a un ritmo tan rápido, aumenta la posibilidad de que algo se rompa, de que algo vaya mal", advierte Marc Giannoni, economista jefe de Barclays, que anteriormente trabajó para los bancos regionales de la Fed en Dallas y Nueva York.

 "Me cuesta ver cómo las recientes subidas de tipos no aumentan el riesgo de un crash en algún punto del sistema financiero, dado el abrupto final de casi quince años durante los cuales las autoridades hicieron todo lo que pudieron para controlar los tipos", declaró al Financial Times Jim Reid, estratega del Deutsche Bank.

 Un pilar del sistema financiero internacional

 La razón por la que el mundo financiero sigue tan de cerca la evolución de las letras del Tesoro es que son mucho más que un instrumento de deuda pública estadounidense. Son uno de los pilares del sistema financiero internacional.

 El tamaño de este mercado, valorado en 25 billones de dólares (unos 23,7 billones de euros), da a todos los tenedores de estos títulos la seguridad de que pueden comprarlos, revenderlos e intercambiarlos en cualquier momento. Es más, la Fed ha dirigido el desarrollo de estos valores de forma continua durante años. Todos los grandes bancos centrales del mundo los tienen en sus carteras de reserva. Para ellos, estos títulos son como cuasi dinero en dólares.

 Desde la década de 1970, y el final de Bretton Woods, han sido el canal preferido para reciclar los excedentes comerciales y financieros del mundo. China, Japón y Arabia Saudí, que han generado enormes superávits comerciales en las últimas décadas, figuran entre los principales tenedores de deuda estadounidense.

 Pero su influencia va mucho más allá. Los bonos del Tesoro estadounidense son, en cierto modo, la vara de medir de todos los activos financieros. Considerados un refugio seguro, sirven de referencia para todos los demás títulos de deuda. Los préstamos a empresas, las hipotecas, los préstamos al consumo y otros tipos de deuda soberana se basan en la deuda estadounidense.

 Efectos dominó

 La convulsión del mercado de deuda estadounidense se está extendiendo a todos los mercados de bonos y deuda. Ya sometida a tensiones desde el cambio de política monetaria de la Reserva Federal, la deuda corporativa, que ha sido uno de los medios preferidos de financiación de las empresas durante la última década -incluidas las recompras de acciones-, se ha visto especialmente afectada a ambos lados del Atlántico.

 Los grupos que atraviesan una difícil situación financiera se ven obligados a aceptar refinanciaciones a tipos cada vez más elevados, superiores al 10%. En Estados Unidos, la emisión de bonos corporativos sufrió para alcanzar los 70.000 millones de dólares en octubre, el nivel más bajo en veinte años.

 Pero los temblores empiezan a extenderse a la deuda soberana en todo el mundo. Los tipos de la deuda alemana a diez años, que habían estado por debajo de cero entre 2020 y 2021, han subido del 2,01% al 2,83% desde junio, y la francesa del 2,8% al 3,4%. La deuda italiana ha saltado del 3,9% al 4,8% en el mismo periodo. El mundo financiero ya apuesta a que superará el 5% en las próximas semanas.

 Para los gobiernos europeos, esto significa una carga aún mayor del servicio de la deuda y un margen de maniobra aún menor en sus presupuestos. Y, en última instancia, el riesgo de tener que volver a drásticas políticas de austeridad para "tranquilizar a los inversores".

 Preguntada por estos aumentos, Christine Lagarde, Presidenta del Banco Central Europeo (BCE), aseguró el 26 de octubre que las tensiones en el ámbito financiero no afectaban especialmente a la zona euro. Sin embargo, los analistas financieros empiezan a escuchar algo que no se oía desde hace tiempo: la eurozona, con sus sombrías perspectivas económicas, sus finanzas fragmentadas y sus debilidades estructurales y energéticas puestas de relieve por la invasión rusa de Ucrania, se considera uno de los eslabones más débiles del actual tumulto financiero.

 El doloroso final del dinero gratis

 "Podríamos haber previsto problemas para la estabilidad financiera en cuanto se endureciera la política monetaria. Años de sobrealimentación de la esfera financiera condujeron a activos sobreinflados y burbujas. Ahora se están desinflando", explica Jézabel Couppey-Soubeyran, profesora de la Universidad de París I-Panthéon-Sorbonne.

 En cuanto la Reserva Federal dio un brusco giro a su política monetaria, empezaron a manifestarse las tensiones. Los inversores y los grupos que se habían acostumbrado a vivir del dinero gratis se vieron sorprendidos. Y las burbujas empezaron a estallar. El sector inmobiliario, que se había convertido en un terreno de juego para la especulación, dando lugar a precios estratosféricos que no guardaban ninguna relación con la economía real, fue uno de los primeros en verse afectado.

 Pero la corrección fue mucho más allá de lo previsto. Aunque en los últimos años se había advertido en numerosas ocasiones de que la salida de las políticas monetarias ultraacomodaticias sería complicada, nadie pensó que sería tan dolorosa. Quince años de tipos de interés cero han provocado una deformación de la esfera financiera que afecta a todos los actores y a todos los compartimentos. 

 La serie de quiebras de bancos regionales estadounidenses, entre ellos el Silicon Valley Bank a principios de año, dio el primer indicio de la conmoción. Más allá de las decisiones de gestión tomadas por los distintos bancos, todos se enfrentaban a las mismas dificultades estructurales: la caída del valor de sus reservas, constituidas en gran parte por bonos del Tesoro estadounidense -normalmente los activos más seguros- en un momento en que el coste de su refinanciación se disparaba.

 La Reserva Federal apagó el incendio con urgencia, aceptando garantizar los depósitos sin límite y abriendo una ventanilla especial para los bancos más frágiles que les permitiera refinanciarse más fácilmente. Pero la bomba no se ha desactivado. Los balances de los bancos rebosan de bonos antiguos, que siguen depreciándose a medida que suben los tipos de interés. Las pérdidas no realizadas en estos instrumentos financieros se estiman en unos 400.000 millones de dólares.

 Los grandes bancos que pueden refinanciarse sin problemas pueden conservar estos títulos hasta su vencimiento para evitar incurrir en pérdidas. Pero otros se ven obligados a vender, incluso con pérdidas, lo que agrava aún más la caída de los bonos del Tesoro estadounidense.

 Lo que es cierto para los bancos también lo es para los fondos de pensiones, las compañías de seguros y los fondos de inversión. Todos ellos poseen bonos del Tesoro, y todos ellos están viendo cómo su valor se desploma. "Los propios bonos del Tesoro son ahora una fuente de riesgo", señaló en un foro en Arabia Saudí Mark Wiedman, director de BlackRock, la principal gestora de activos del mundo.

 Una crisis multifactorial

 Pero, ¿lo que estamos presenciando puede explicarse únicamente por el fin de las extraordinarias políticas monetarias que distorsionaron toda la esfera financiera? ¿Hay otros factores en juego? Y si es así, ¿cuáles son? La mayoría de los analistas admiten no tener respuestas por el momento, señalando, como Mohamed El-Erian, uno de los gurús de Wall Street, que "el mundo está lleno de incertidumbres".

 "Actualmente carecemos de datos fiables que nos permitan comprender la situación. Pero sin duda estamos ante una crisis multifactorial", afirma Eric Dor, profesor de la Escuela de Economía del IESEG.

 Uno de los primeros factores destacados es la actual fragmentación del mundo. Las tensiones geopolíticas con China de los últimos años, la invasión rusa de Ucrania, el auge de los Brics y, más en general, de los países del Sur, que desafían la hegemonía occidental, y ahora la guerra de Israel, apuntan a una ruptura del orden mundial y a una desglobalización de la economía.

 Los capitales circulan menos y los excedentes ya no se reciclan automáticamente en dólares como antes. Especialmente desde la incautación de reservas de divisas por parte del Banco Central ruso como parte de las sanciones impuestas por Occidente, algunos gobiernos ven la posesión de activos financieros denominados en dólares como un factor de riesgo. Si no están vendiendo sus tenencias de dólares en este momento, para evitar asumir pérdidas, están comprando menos, si es que lo hacen.

 China es un buen ejemplo. Con una cartera valorada en más de 1.200.000 millones de dólares en 2021, las instituciones chinas figuran entre los mayores tenedores de bonos del Tesoro estadounidense. A principios de octubre, los especialistas estaban preocupados por las últimas cifras publicadas por la Fed: el gobierno chino había vendido bonos del Tesoro por valor de 300.000 millones de dólares desde 2021, incluidos 30.000 millones desde abril. En realidad, esta caída se explica principalmente por la pérdida de valor de estos títulos: China solo ha vendido deuda estadounidense por valor de 70.000 millones de dólares desde 2021. Pero ya no está comprando ninguna. Es difícil desentrañar en estas elecciones lo que es económico -los superávits de China se han reducido considerablemente desde la pandemia de Covid- y lo que es político, ya que ambos están, una vez más, intrínsecamente ligados.

 ¿El fin del "exorbitante privilegio" estadounidense?

 Pero para algunos economistas, como Barry Eichengreen, más que China y Rusia, son la política fiscal del gobierno y el caos político que reina en Washington, con la amenaza de un cierre del gobierno, los que están minando la confianza en el dólar y en la deuda estadounidense.

 Desde hace meses, el déficit presupuestario del gobierno estadounidense es la principal manzana de la discordia entre demócratas y republicanos. Estos últimos, bajo la influencia del bando de Trump, han reclamado constantemente una reducción drástica del gasto público, negándose a votar hasta el último minuto los créditos adicionales solicitados por la administración Biden.

 El mundo financiero se hace eco de sus críticas. Los amos de Wall Street denuncian cada vez con más fuerza una política fiscal expansiva contraria a la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal: corre el riesgo de alimentar una subida cada vez más perjudicial de los tipos de interés.

 Pero incluso los más moderados empiezan a inquietarse ante la magnitud de las cifras: en un año, el déficit presupuestario se ha más que duplicado, alcanzando la astronómica cifra de más de 2 billones de dólares en 2023. El Gobierno prevé un déficit anual de entre el 5% y el 7% del PIB durante la próxima década. La guerra en Oriente Medio ha añadido una nueva pregunta: más allá de las capacidades militares, ¿puede Estados Unidos permitirse sostener dos guerras al mismo tiempo? ¿Cómo puede financiarse todo esto?

 Esta pregunta es nueva al otro lado del Atlántico. Durante décadas, los gobiernos estadounidenses acumularon déficits comerciales y presupuestarios sin preocuparse de las consecuencias: el mundo exterior estaba dispuesto a financiarlos sin miramientos. Hoy nada es ya seguro. El "privilegio exorbitante" del que disfruta Estados Unidos ya no está garantizado. Al menos, eso es lo que algunos economistas creen que demuestra también la caída de las letras del Tesoro: el mundo ya no está dispuesto a financiar el poderío estadounidense con los ojos cerrados. "Al final, el déficit importa", afirma el Wall Street Journal.

 Para Jézabel Couppey-Soubeyran, estas tensiones acumuladas también deberían llevarnos a reflexionar sobre la financiación de la transición ecológica. El déficit presupuestario estadounidense está esencialmente vinculado a la voluntad política de la administración Biden de acelerar la transición ecológica y apoyar el desarrollo de una economía baja en carbono. En el marco de la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, se han votado cientos de miles de millones de dólares de financiación para animar a los fabricantes de automóviles a desarrollar vehículos eléctricos, apoyar el despliegue de las energías renovables y la modernización de las redes, y promover el uso del hidrógeno.

  "Si incluso en Estados Unidos, el país con menos restricciones, esta voluntad de transformación ecológica financiada por el mercado se topa con el muro presupuestario, esto significa que en Europa esta vía está muy limitada, so pena de recaer en una crisis de deuda soberana. Los mercados no pueden financiar la bifurcación ecológica. Y los gobiernos no pueden hacerlo solos. Hay que pensar en otras vías de financiación", afirma la economista.

 Martine Orange  antigua periodista de Usine Nouvelle, Le Monde y La Tribune. Varios libros: Vivendi: une affaire française; Ces messieurs de chez Lazard, Rothschild, une banque au pouvoir. Colaboradora en obras colectivas: l'histoire secrète de la V République, l'histoire secrète du patronat, Les jours heureux, informer n'est pas un délit.

Fuente:

https://www.mediapart.fr/journal/economie-et-social/291023/les-ventes-massives-de-bons-du-tresor-americain-ebranlent-le-systeme-financier-international

 Traducción:Antoni Soy Casals

https://www.sinpermiso.info/textos/las-ventas-masivas-de-bonos-del-tesoro-estadounidense-sacuden-el-sistema-financiero-internacional