martes, 21 de enero de 2020
Amnistía Internacional y el delito de sedición .
Esto es una de las peticiones/recomendaciones que en su día le hizo Amnistía Internacional al gobierno de España:
Tras analizar la definición del delito de sedición contenida en el artículo 544 del Código Penal2 y lainterpretación que el Tribunal Supremo ha hecho del mismo, Amnistía Internacional considera que eltipo penal de sedición se encuentra definido de manera muy general, en vulneración del principio delegalidad contenido en el artículo 7 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. En este caso,además, resulta especialmente importante la interpretación dada por el Tribunal Supremo, al ser laprimera vez que se aplica el delito de sedición con base en el Código Penal de 1995.Para cumplir con el principio de legalidad, toda conducta penal debe estar claramente definida demanera que sea accesible y previsible. La previsibilidad implica que las personas puedan saber quéactos les harán penalmente responsables y cuál será la pena por los mismos.3 Aunque los tribunalestienen cierto margen para interpretar los tipos penales, esta interpretación también debe ser previsible,atendiendo al texto de la disposición, leído en su contexto, y a la razonabilidad de la interpretación.4La falta de claridad de la definición del delito de sedición en la legislación española permite laimposición de restricciones indebidas a los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica alcriminalizar una amplia gama de acciones directas no violentas protegidas por el derecho internacionalde los derechos humanos. A diferencia de otros delitos contra el orden público, la sedición no recogeexplícitamente en su definición el recurso a la violencia o la amenaza de violencia –como sí ocurre, porejemplo, con los delitos de atentado o desórdenes públicos– sino que contempla que la acción seejecute “por la fuerza o fuera de las vías legales”,5 abriendo así la puerta para la criminalización de unamplio abanico de tácticas pacíficas, incluyendo el desacato deliberado y consciente de una ley paraprotestar o expresar disidencia política o social....
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SIGUE ....
Rafael Poch-de-Feliu , entrevista .
Después del ataque de Estados Unidos a Irán, hacia un mundo más convulsionado.
(Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu,
Josefina L. Martínez
El diario.es
( Enviado a mi mail ).
Entrevistamos a Rafael Poch-de-Feliu , analista internacional. Durante treinta años ejerció como corresponsal del periódico La Vanguardia en Moscú (1988-2002) y Pekín (2002-2008). Luego fue corresponsal en Berlín, hasta 2014. En enero de 2018 fue despedido como corresponsal de La Vanguardia en París. Actualmente mantiene un blog semanal dedicado a temas internacionales.
Autor de varios libros, entre ellos se encuentran: Tres Preguntas sobre Rusia (Icaria, 2000), La Gran Transición (Rusia 1985-2002) (Crítica, 2003), La Actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación (Crítica, 2009) y La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo (Icaria, 2013). Su último libro es Entender la Rusia de Putin (Akal, 2019).
¿Cuál ha sido la intención de EEUU con un acto como el asesinato del general Soleimani?
En primer lugar no ha sido una improvisación impulsiva de Trump, ni una reacción ante los últimos eventos en Irak, sino una decisión que el estado mayor neocon preparaba hace tiempo, tal como explicaba The New York Times en su edición del día 12.
El General viajó a Bagdad en un vuelo regular y con pasaporte diplomático. No era una visita “conspirativa”. El primer ministro iraquí ha explicado que Soleimani venía para recibir un mensaje saudí trasmitido por los iraquíes que actuaban como mediadores en lo que parece era un dialogo para el deshielo entre Teherán y Ryad. No creo que a Washington le gustara ese diálogo y los motivos son claros.
Estados Unidos obtiene a través de su control del petróleo saudí mucho dinero para cubrir los déficits derivados de su enorme gasto militar y apuntalar el dólar vía el comercio petrolero. Además, utiliza a los ejércitos musulmanes integristas, cuya fábrica ideológica es la Universidad de Medina exportadora mundial de wahabismo, para combatir a sus adversarios: Estado Islámico, Al Qaeda, guerrilla chechena contra Rusia, yihadismo uigur contra China, etc. Hay que pensar que en la fábrica wahabita de clérigos integristas de Medina los saudíes se gastan cada año tanto como en defensa. A grandes rasgos la tropa yihadista es un aliado de Washington. Así, como dice Michael Hudson, dos grandes poderes fácticos de Estados Unidos, el lobby petrolero y el complejo militar-industrial, obtienen enormes beneficios de los saudíes. Si, como haocurrido, éstos otean la posibilidad de cambiar ese estatuto, por ejemplo abriéndose a nuevas combinaciones y jugadas lanzadas desde China, en Washington se encienden las luces rojas.
Soleimani fue hábil batiendo al Estado islámico en Irak. Tuvo también una importante contribución en la derrota del plan para derrocar al régimen de El Asad en Siria. Además, fue clave en la consolidación del eje chiíta que va desde el Líbano de Hezbollah hasta Irán, pasando por los alawitas de Siria y el gobierno de Irak. Es decir: que su asesinato tiene un claro sentido, tanto de respuesta ante todos los últimos reveses de Estados Unidos en la región, como para la estrategia general de defensa del poder global americano vía el control del petróleo la venta de armas y el fomento de la violencia militar en Oriente Medio.
Días antes del ataque, se había producido algo también inédito: operaciones navales conjuntas entre Irán, China y Rusia. ¿Como juega el enfrentamiento con Rusia y China a nivel global en las últimas decisiones de EEUU?
Estados Unidos quiere sumar al estatuto que tiene con las monarquías del Golfo, el firme control del petróleo de Irán e Irak y poner un régimen sumiso en Damasco, pero de momento no le está saliendo bien y hay dudas de que lo consiga. Además están las dudas de los saudíes.
Los misiles de crucero iraníes Hoveizeh utilizados la semana pasada en el moderado ataque de respuesta a las bases de Irak con la aparente intención de no causar gran estropicio, no han podido ser interceptados por los sistemas Patriot que, lógicamente, estaban en estado de máxima alerta tras el asesinato de Soleimani. Esos misiles iraníes tienen un alcance superior a los 1300 kilómetros y podrían destruir el complejo petrolero saudí. Eso debe dar que pensar en Ryad.
Además, en una región pacificada, el proyecto chino de Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road) tendría una gran apuesta por Oriente Medio. Recordemos que el poder global de Estados Unidos tiene en el ascenso de China su mayor desafío. Países como China, Rusia, Irán, Venezuela y muchos otros, trabajan intensamente para independizarse comercialmente del dólar -un propósito que Lula da Silva fue el primero en formular y que según él mismo fue el principal motivo de su encarcelamiento. (1)
También dan pasos para independizarse de la industria digital de telecomunicaciones americana que lleva incorporada la técnica de espionaje de la NSA, tal como nos explicó Snowden. Esas son las dos grandes batallas actualmente en marcha entre las potencias emergentes y el hegemonismo.
No me hago demasiadas ilusiones acerca de la Nueva Ruta de la Seda que es un proyecto de inversiones crematísticas y desarrollistas que exportará la sobrecapacidad industrial, los capitales y las emisiones de China, pero es un hecho que internacionalizará la moneda china como alternativa al dólar y que esa estrategia es la única alternativa global que los americanos ven dibujada en el horizonte contra su poder.
Muchos países se suman a este esquema chino de integración mundial no militarista. Hasta la UE abre tensiones con Washington por Huawei y su tecnología 5-G. Las maniobras militares conjuntas que citas son una consecuencia de esta situación general. Irán es un gran suministrador de energía para China, y de Asia Oriental, y las empresas asiáticas ya experimentan el chantaje de las sanciones de Estados Unidos.
La petrolera china CNPC se retiró el año pasado de un acuerdo gasístico con Irán. Varias navieras chinas han sido sancionadas por Estados Unidos. Esta semana el ministro de finanzas americano, Steven Mnuchin, ha adelantado que habrá más sanciones, “contra China y contra cualquier otro en el mundo que quiera continuar haciendo negocios con Irán”. Respecto a las empresas europeas, todas se han ido de Irán. El propósito es asfixiar a Irán.
Las consecuencias de las sanciones no son menos dañinas que las bombas y los misiles. Cuando se levantaron las sanciones de Estados Unidos por el contencioso nuclear, la economía iraní registró un crecimiento del 12% en 2016. Ahora, una vez restablecidas y endurecidas por Trump se ha desmoronado a un -10% en 2019. En un año su moneda ha perdido el 80% de su valor, la clase media se está encogiendo, la vital exportación de petróleo ha caído un 80%. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, ha dicho que “la situación para el pueblo iraní es hoy mucho peor y estamos convencidos de que eso hará que la gente se levante y que cambie el comportamiento del régimen”. La gente ya se ha levantado: desde el otoño el régimen ha matado a unos 300 manifestantes en las protestas por el deterioro de la vida y la carestía.
El domingo 5 de enero, mandatarios de las tres principales potencias europeas, Angela Merkel, Emmanuel Macron y Boris Johnson, divulgaron su declaración conjunta. En ella el asesinato de Soleimani ni siquiera era mencionado. ¿Qué piensas de la posición de Europa?
No solo no se mencionaba el asesinato, ni el tremendo atropello a la ley internacional que supone matar a una de las principales personalidades de un país cuando se encontraba en territorio de un país amigo y en misión diplomática, algo equivalente a una declaración de guerra, sino que el comunicado denunciaba “el papel negativo de Irán” y le llamaba a “abstenerse de más violencia”. Johnson le dijo a Trump que “no lamentamos la muerte” (de Soleimani). Macron condenó el papel “desestabilizador” de las fuerzas dirigidas por el General. El ministro de exteriores alemán, Heiko Maas, añadió que Soleimani, “había dejado un rastro de sangre y devastación por Oriente Medio” y que “la Unión Europea tenía buenas razones para tenerle en su lista de terroristas”.
Todo esto es demencial porque cualquier observador independiente se da cuenta de que la acción de Irán en la región ha sido y es eminentemente reactiva-defensiva, no orientada a cambios de régimen sino ayudando a sus aliados en Siria, Yemen e Irak junto a sus inmediatas fronteras. No tiene nada que ver con la obvia la responsabilidad de Estados Unidos y sus aliados en la última ola de devastación de la región, a 11.000 kilómetros de territorio americano, desde Irak hasta Siria pasando por Libia y Yemen, con su millonaria mortandad. Con la vergonzosa declaración del 5 de enero, la Unión Europea confirma lo que ya sabíamos: que no tiene política exterior más allá de la que se deriva de su condición de “ayudante del Sheriff”.
¿Qué dimensión tiene, en este contexto, el rearme de los ejércitos y la mayor inversión en equipamiento militar a nivel global?
Es una tragedia universal si tenemos en cuenta las urgencias del momento histórico en el que la humanidad se juega su futuro en los tres grandes retos del siglo: atajar el calentamiento global, la proliferación de recursos de destrucción masiva y la desigualdad social y regional. En ese contexto, Estados Unidos acaba de aprobar el mayor presupuesto militar de la historia: 738.000 millones de dólares, infame enormidad que “será dolorosamente sustraída de la batalla contra el calentamiento global y los efectos de la austeridad neoliberal”, en palabras de Wolfgang Streeck.
¿Y cómo ves la estrategia de Alemania, frente a los nuevos enfrentamientos globales? Tu escribiste que existe una cierta “esquizofrenia alemana”, tender puentes económico-comerciales con países como Rusia, China e Irán, mientras mantiene la subordinación militar hacia Estados Unidos que destruye esos mismos puentes. ¿Cuáles son las contradicciones que Alemania no puede terminar de resolver?
Una de las principales es su debilidad militar. Un reciente y extenso estudio de la Stiftung Wissenschaft und Politik, uno de los principales centros de pensamiento del establishment alemán, titulado “El papel de la OTAN para la defensa de Europa”, explica con bastante claridad el sentido de esta esquizofrenia. La simple idea es que para poder romper con el actual esquema subordinado a Washington en materia de defensa, las potencias europeas deben antes rearmarse y hacerse fuertes militarmente. El problema aquí es la sociedad alemana: continua siendo bastante alérgica al militarismo nacional, pues aún recuerda a donde condujo su anterior apogeo. Otro problema son los diferentes intereses geopolíticos de Francia, interesada en el norte de África y el Sahel, y Alemania, enfocada hacia su patio trasero en Europa Oriental. Así que supongo que el establishment alemán contempla la emancipación militar europea de Estados Unidos como una cuestión a largo plazo que no se puede conseguir enseguida. Mientras tanto, están instalados en esa esquizofrenia: compaginan las intensas relaciones económicas con Rusia y China, con la observancia de las sanciones y las tensiones militares que impone Washington y que destruyen esas mismas relaciones.
Por último, has publicado varios artículos sobre Francia en el último tiempo. La huelga del transporte y otros sectores lleva ya 40 días, un desafío sin precedentes al gobierno de Macron. En un artículo reciente, explicas que no se trata solo de la reforma de las pensiones, sino de “todo su mundo”, como cantan en las manifestaciones. ¿Cuál es el trasfondo social profundo que está detrás de la protesta obrera y popular?
La huelga de Francia es lo más importante que está ocurriendo en la Europa de hoy. Es el único lugar donde hay un cuestionamiento de la política neoliberal de destruir el sector público. Detrás de ese movimiento está la experiencia de tres décadas de degradación de la vida en uno de los países occidentales con la tradición social más rica. Es algo mucho más potente que la traicionada y digna revuelta griega contra la austeridad, y desde luego, mucho más maduro que el 15-M español, que pese a la gran ventana de oportunidad que existía en el país solo ha desembocado en la formación de un gobierno en el que las fuerzas de cambio apenas disponen del 10% de las acciones y van a estar condenadas al marco que los medios de comunicación españoles anuncian para el nuevo gobierno: “Cataluña, la justicia y batallas culturales serán los frentes de la legislatura”, como adelanta el titular de La Vanguardia…
A diferencia de España o Grecia, Francia es un país central en la Unión Europea, capaz de emitir impulsos de contagio. Y su Estado republicano todavía es menos débil que la mayoría de los Estados nacionales de Europa cuya soberanía ha sido corroída por el neoliberalismo al servicio del capital transnacional con centro en Estados Unidos. Como la Unión Europea es la institución del neoliberalismo por excelencia en esta parte del mundo, es muy posible que si la protesta francesa prospera, acabe cuestionando las instituciones de la UE. Creo que es bueno que las naciones de Europa mantengan un vínculo integrador entre ellas, pero no veo forma humana de “democratizar” las instituciones de la UE (como por ejemplo pretende Yannis Varufakis) que fueron diseñadas como autopista neoliberal y antidemocrática. Francia es la que está más cerca de esa necesaria deconstrucción liberadora de la UE, cuyo marco solo pueden ser los estados nacionales. Sin cambios ahí, Europa no aportará nada positivo al complicado mundo que se dibuja. Por eso creo que si no pasa nada en Francia, no pasará nada en Europa.
Nota (1) del blog .- Vamos hacen con Irán , lo mismo que con Venezuela y aun no se atreven como con Libia o Siria o Irak , el fondo es siempre lo mismo la batalla del dolar . Lo que antes denominavamos los petrodólares .
Y hoy el sistema de moneda fiduciaria en cual la importancia del dólar estadounidense se determina por el hecho de que los precios de muchas mercancías , no solo las energías. . Elecuente el dato sobre Lula . La verdadera batalla era la que daban Chavez o Gadafi , con el intento de crear una Unión americana del Sur o una Unión africana con moneda propia como el euro
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domingo, 19 de enero de 2020
Gobierno PSOE -UP entrevista a Xosé Manuel Beiras .
Gobierno PSOE Podemos Xosé Manuel Beiras:
"Este no es un Gobierno de izquierdas; el progresismo es una cosa y la izquierda otra"
El histórico dirigente gallego, aunque escéptico, ve la reciente investidura como algo esencial desde su óptica antifascista. Se muestra crítico con algunas decisiones de Unidas Podemos pero augura que si el gobierno de coalición resulta exitoso, el partido de Iglesias se verá reforzado.
Héctor Juanatey
La experiencia de Alternativa Galega de Esquerda fue clave como precedente de lo que ocurrió después. […] Después de dejar el BNG, Beiras había estado en los foros sociales y había estudiado mucho, había leído mucho y había sabido olfatear muy bien un nuevo ambiente político”. De esta forma se refería hace unos días el secretario general de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, sobre su experiencia como asesor en la coalición entre Anova e Izquierda Unida en las elecciones gallegas de 2012.
La izquierda política y social gallega siempre ha estado en el pensamiento de Pablo Iglesias como referente para lo que quería hacer a nivel estatal con su formación, Unidas Podemos. Lo demostró en 2017 durante un discurso en el Parlamento: “El movimiento Nunca Máis representó ese espíritu del 15-M anticipado, sirvió para prender la mecha de un espíritu de rebeldía que después se ha podido transformar en alternativa de gobierno”. Aquel día Iglesias quiso homenajear la figura de Xosé Manuel Beiras, “una figura irrepetible
Xosé Manuel Beiras, a sus 83 años, está hoy fuera de la primera línea política pero no por ello significa que la haya abandonado. El histórico dirigente del BNG y después de Anova sigue militando en este último partido y, como él defiende, con la cabeza puesta más en la izquierda social que en la política. Beiras habla con Público sobre el nuevo Gobierno de coalición que acaba de constituirse, las izquierdas, el fascismo, Catalunya, o el papel de la monarquía.
Esta semana tomaron posesión de sus cargos los ministros y ministras del nuevo Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. ¿Estamos ante un hecho histórico?
A mí me parece que al menos hay un hecho muy relevante y es que por primera vez hay un Gobierno de coalición por la izquierda. Hasta ahora, y mientras funcionaba el bipartidismo, era imposible. Es gracias a la ruptura del bipartidismo en las elecciones de 2015 que cambia el escenario que permite esta novedad. De todos modos, hubo un momento en la historia del régimen en el que pudo existir ya un Gobierno de coalición. Fue en el año 1996, cuando Aznar acaba como presidente del Gobierno. En ese instante había una oportunidad para un acuerdo entre PSOE, IU y el apoyo de grupos nacionalistas como CiU y el PNV, que ya habían apoyado a Felipe González. Pero la animadversión de este por Izquierda Unida lo imposibilitó.
En la época de Galeusca [Galeusca-Pueblos de Europa fue una coalición electoral entre BNG, CiU, PNV, BLOC y PSM para presentarse a las elecciones europeas de 2004] yo hablé con Jordi Pujol y me dijo que él mismo había llamado a Felipe González para ofrecerle su apoyo pero, según él, González le dijo que no, que pactasen con el Partido Popular. Volviendo al día de hoy, yo creo que lo más importante ocurrió el día 7, el día de la investidura. Se jugaba una situación límite. Si no conseguían investir a Pedro Sánchez la situación podía ser catastrófica con el fascismo de las tres caras enfrente: el fascismo calvosoteliano del PP, el fascismo joseantoniano de Ciudadanos y el fascismo nazi de Vox. Todo estaba pendiente de un hilo. Lo que sí lamenté fue que un pequeño grupo, las CUP, no apoyara la investidura.
Yo no soy un votante del espacio del PSOE y actualmente también estoy distante de Podemos, pero soy de una generación que todavía mantiene la cultura antifascista y sé que todo espacio democrático es primordial. Desde el punto de vista antifascista, era lo más importante. Lamento, no obstante, que desde mayo se entrara en una escenificación de la famosa fábula castellana de los galgos y los podencos. Se perdió entonces una ocasión extraordinaria al no llegar a un acuerdo y permitir el ascenso de Vox en las últimas elecciones.
¿Le ve posibilidades de futuro al nuevo Gobierno?
Soy muy escéptico. Por mi experiencia, primero desde la clandestinidad, luego en el fraude de la Transición y después viendo la evolución perversa del régimen en los últimos años, sobre todo desde el Aznarato que decía José Luis Sampedro… Estoy convencido de que este régimen, aunque en descomposición, se mantiene absolutamente férreo y reaccionario y va a poner las cosas muy difíciles. Me preocupa sobre todo el poder judicial. Lo que está haciendo, al menos su cúpula, es gravísimo. Es absolutamente reaccionaria y golpista y ahora hasta están en rebeldía frente al Tribunal de la Unión Europea.
"Con el acuerdo de Gobierno, Podemos ha renunciado a cosas muy importantes, lo que supone una orfandad de la izquierda social más agredida"
Me recuerda a lo que sucedió en Alemania cuando se firmó la Constitución de Weimar. Se diseñó una independencia judicial muy ambigua, no hubo una depuración real de la Alemania guillermina y al final la Policía y la magistratura fueron factores muy importantes para permitir el ascenso del nazismo en los años 20. Es cierto que aquí ocurre de otra manera y en un contexto histórico muy distinto. Pero la realidad es que no van a poner las cosas fáciles. Además, por otra parte, este Gobierno nace con los corsés impuestos por la Unión Europea, que todavía no quiere reconocer que las políticas neoliberales lo agravan todo, la economía, los servicios públicos, el Estado del Bienestar… Sus políticas solo dan oxígeno a la emergencia de los fascismos en Europa.
¿Cómo ve las perspectivas de Unidas Podemos dentro del Gobierno? ¿Cree que podrán llevar adelante todo lo que han prometido o, al menos, programado?
Los veo excesivamente optimistas. Ojalá logren inclinar el Gobierno hacia la izquierda. Aunque es un Gobierno más bien progresista que de izquierda. Pero ya es una diferencia. Este Gobierno está en la política del Gobierno de lo posible y no tanto en hacer político lo necesario.
Unidas Podemos tendrá que lidiar con muchas contradicciones compartiendo Gobierno con el PSOE.
Para empezar que este no es un Gobierno de izquierdas. De hecho, Pablo Iglesias habla de Gobierno progresista. El progresismo es una cosa y la izquierda otra. El objetivo de la izquierda es transformar a fondo el sistema, ir a la raíz de los problemas y para ello está la vía revolucionaria o la vía de la socialdemocracia de, por ejemplo, Olof Palme, que no consiste solo en poner parches sino en avanzar paso a paso hacia una transformación. Por eso asesinaron a Olof Palme. Podemos ya renunció a mucho de lo que era, a su ideario y diseño programático iniciales, los del 15-M, las plazas, etc. No estamos ante el Podemos que hablaba de una alternativa de gran coalición de izquierdas en las elecciones de diciembre de 2015.
Entonces, solo en Galicia habíamos conseguido nada menos que seis actas en el Congreso y dos en el Senado. En aquel momento se hablaba de la defensa del derecho a la libre decisión y se vislumbraba un horizonte rupturista, y no una ruptura caótica y de inmediato, sino con pequeños pasos que iban en esa dirección. La brújula marcaba el camino hacia el cambio del régimen que yo llamo bubónico. Pero se renunció a todo en otoño de 2017 y se derivó hacia la acomodación en lo posible. Aun así, si lees de nuevo el discurso de Sánchez de la investidura no puedes evitar preguntarte cómo van a hacer todo eso. ¿De dónde saldrán los presupuestos para hacer los cambios que dicen que harán en el plano social, la economía, los derechos sociales, servicios públicos, etcétera? La ministra de Economía sigue siendo Nadia Calviño, una garantía para la Unión Europea. No van a romper los acuerdos con Europa ni los corsés.
Una cosa es el progresismo respecto a los derechos y libertades como los que sacó adelante Zapatero, que son cambios que no exigen modificaciones en los Presupuestos ni condicionan la deuda, la fiscalidad, etc. Además, ¿cómo van a hacer todo lo que dicen sin derogar la reforma del artículo 135? Esa reforma se cargó la soberanía de las Cortes. Los Parlamentos nacieron a finales del siglo XVIII para dos cosas: que todos los súbditos fuesen ciudadanos y que estos debían mantener con sus impuestos el Estado. La prioridad eran los ciudadanos. El 135 se cargó eso. Sí hay una posibilidad y es la de sacar asignaciones de recursos de un sitio para destinarlos a funciones o destinos que ahora son prioritarios. Pero eso supondrá enfrentarse al poder económico, a la oligarquía. Encima tendrán la barbarie, con un poder judicial tratando de sabotearlo todo. Por eso lo veo muy difícil. Pero es verdad que solo es imposible aquello que no se intenta.
¿Qué se juega la izquierda?
Algo muy peligroso. Uno de los problemas del último periodo de relaciones entre las instituciones y la ciudadanía, digamos desde otoño de 2016, fue la derrota de la alternativa de la izquierda debido al golpe de Estado de los esquiroles [en octubre de 2016 Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno con la abstención de todos los diputados del PSOE excepto quince]. Si la izquierda política tiene un sentido es el de representar a la izquierda social, y desde ese momento hay una deriva paulatina de renuncias. Yo no discuto si la prioridad es estar en el Gobierno o no, pero, con el acuerdo de gobierno, Podemos ha renunciado a cosas muy importantes. ¿A qué da lugar? A la orfandad de la izquierda social más agredida. A partir de este momento no tienen representación en el Congreso de los Diputados. Luego hay otra cosa complementaria y es el hecho de que Podemos implique en el Gobierno a todos sus cuadros políticos más importantes. Eso puede provocar que si falla el Gobierno quemen a toda la organización. Pero por otro lado, si aciertan, eso puede fortalecerla.
La apuesta, en definitiva, es la de llegar al Gobierno, al poder, aunque eso implique tener que asumir determinadas renuncias para adaptarse al PSOE.
Yo ya tengo bastante con hacer política para meterme a decirles a los demás lo que tienen que hacer, pero esa opción, esa apuesta que se ha ido repitiendo en los últimos meses de que hay que entrar en el Gobierno sí o sí, no veo que tenga antecedentes positivos en la historia. No puedes estar al mismo tiempo en el Gobierno y en la calle. O estás en el Gobierno o estás en la calle. O, al menos, estás en el Gobierno pero tienes cuadros en la calle. Me preocupa la gente. Confío en que dentro del Gobierno no se den luchas por pactos de poder, por crecimiento de carreras personales… El combate debe mantenerse en su sitio. Solo así podrán salir adelante.
Cuando el BNG gobernó con el PSdeG-PSOE en Galicia, usted alertaba de que las disputas entre ambos partidos no podían llegar a la Xunta de Galicia.
Anxo Quintana [líder del BNG entre 2002 y 2009 y vicepresidente de la Xunta de Galicia entre 2005 y 2009] quería ser un presidente bis y eso era fatal. Tanto él como Touriño [Emilio Pérez Touriño, PSdeG-PSOE, presidente de la Xunta durante el bipartito] dieron pie a que los enemigos comenzasen a hablar de que en realidad había dos Gobiernos distintos.
¿Teme que también en este nuevo Gobierno de coalición se produzca esa dualidad gubernamental?
Depende de si aplican aquello de hacer de la necesidad virtud. Son conscientes de que están en un estado de sitio mediático y del poder judicial. Si son conscientes de esto, de los corsés de la Unión Europea, y de un sistema mundo paranoico con un presidente peligrosísimo como Donald Trump, que es un provocador irresponsable, aparcarán [Sánchez e Iglesias] sus diferencias. Hay un síntoma favorable y es que ni Pablo Iglesias ni Podemos dijeron nada cuando Sánchez tomó la última decisión de añadir una cuarta Vicepresidencia. Por ahora hablan de Gobierno de unidad, con muchas voces y un solo mensaje.
Entendiendo que la opción de ruptura del Gobierno siempre está abierta, como ocurrió por ejemplo en Andalucía cuando PSOE e Izquierda Unida gobernaron juntos, ¿cómo sentaría a la izquierda social esta ruptura?
"Si el rey no dice nada de los que le vitorean es porque sabe que son esos quienes le mantienen donde está. Está secuestrado"
Si hubiera sido un pacto de legislatura solamente, tienes margen. Si el partido del Gobierno cumple, le apoyas; si no, no. Pero cuando estás en el Gobierno la responsabilidad es colegiada. No puedes decir que si algo sale mal es solo culpa de los otros. La prioridad es que trabajen en la sociedad. Si se queman, siendo los máximos líderes de la organización [se refiere a Podemos] chamuscan a toda la organización. Este lunes dijeron que necesitaban el apoyo de la gente y que esta siguiese siendo crítica y reivindicativa. Bien, pero para tener ese apoyo sabes que tienes que hacer lo que piden. Si no lo logras y a mitad de legislatura rompes el acuerdo de Gobierno, eso puede ser una catástrofe. Supongo que si entraron en el Gobierno fue porque miraron a Portugal, donde el Bloco de Esquerdas y el Partido Comunista apoyan al Partido Socialista pero desde fuera del Ejecutivo. Y es verdad que al final quien gobierna es quien capitaliza las victorias. Pero tú puedes seguir manteniendo tu credibilidad. Quien capitaliza siempre corre el riesgo de derechizarse… Esto es lo que está en juego.
¿Es en última instancia este Gobierno el último bloque de contención del fascismo?
Claro, es que esta es la principal responsabilidad que tienen. Por suerte, al final rectificaron. Yo estaba desesperado cuando no llegaron a un acuerdo la primera vez. Le vieron las orejas al lobo cuando muchos ya las habíamos visto hace tiempo. Después de las últimas elecciones, ya no eran las orejas lo que se veía, sino los dientes. Si este Gobierno no funciona en lo indispensable para que la izquierda social considere que obtiene cosas, al menos tienen que ir dando pasos en esa dirección. Si es así, funcionará.
¿Qué papel jugará Catalunya y cómo se articularán las diferencias políticas respecto al proceso independentista?
Yo entiendo que Pedro Sánchez mantenga su opinión de cara a su espacio para no dar más munición a la derecha facha y a los poderes reaccionarios y anticonstitucionales, pero lo que no se puede negar es que el derecho a la libre decisión está reconocido en Europa y figura en el pensamiento de la izquierda desde Marx y Lenin. Un marxista, en términos marxistas reales, que defiende la libertad de género, clase, etc., no puede no defender las libertades de los pueblos a emanciparse. Es algo que no pueden ignorar. No importa que no lo creas, existe. En este punto, ERC está mostrando una gran lucidez y muchísima generosidad. A pesar de las provocaciones de la Junta Electoral Central, Oriol Junqueras era el primero en decir que había que seguir negociando. Da buena cuenta del nivel moral de un hombre que lleva preso dos años y medio y sabiendo que además quien se aprovecha de esto es Carles Puigdemont.
Si ERC logra avances pequeños que dan credibilidad a su estrategia dentro de Catalunya, tienen camino para poder ser hegemónico allí. Pero si el PSOE comienza a marear la perdiz, a caer en el donde dijo digo digo Diego, no será sostenible. En el PSOE tienen que ser conscientes de que un asunto así no puede tratarse diciendo solo que se resolverá dentro del marco de la Constitución, porque estamos hablando de un pueblo que se quiere independizar. Hay que negociar, apostar por la dialéctica política. Y, sobre todo, desjudicializar el conflicto. La Fiscalía podía haber hecho algo que no ha hecho, y eso ya lo escribía Pérez Royo antes de las vistas orales. Era muy simple: la Fiscalía podía retirar la denuncia y dejar al Tribunal sin materia. Pero no se atrevieron. Hay que actuar con energía sobre todo si el PP bloquea la reforma del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo, del Consejo General del Poder Judicial… Para que no sigan siendo instituciones a sueldo de los fachas reaccionarios. Con este régimen es muy complicado dar pasos adelante.
Habla de que el régimen está, sin embargo, en descomposición, pero no parece salir de la fase de putrefacción. ¿Vislumbra una segunda Transición hacia un nuevo régimen?
El problema es que, además de que se aplazaron los horizontes rupturistas, hubo un retroceso. Por ejemplo, en la Transición había una mayoría que votaría en un referéndum contra la Monarquía, por eso Suárez no lo convocó, pero es que ahora estamos peor que después de la Transición.
¿Por qué motivo?
Porque hay en marcha una contrarrevolución. El régimen político está carcomido y ya había empezado con pies de barro. Entonces, ¿cuál fue la reacción de los poderes? Comenzar a atacar, sabotear, hacer lo necesario para no perder sus privilegios. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el monarca no diga nada de los viva el rey que se gritaron durante la investidura? Solo Aitor Esteban respondió y de manera maravillosa. ¿Pero que el rey no diga nada? Hasta algunas víctimas de ETA salieron diciendo que no se las utilizara. ¿Y el rey? Si no lo hace es porque sabe que son esos quienes le mantienen ahí. Está secuestrado.
¿Qué debe hacer, en su opinión, la izquierda política para no quedar atrapada en este final en descomposición?
Recuperar la sintonía con la izquierda social. Todo comenzó ahí, cuando se vieron todas las situaciones de emergencia en los servicios públicos, etc. Empezó con el Nunca Máis, con las Mareas… La gente comenzó a decir que no se les estaba haciendo caso y reclamaron su protagonismo. Ese fue el inicio de las mareas gallegas, de Podemos. Los partidos iban a ser motores auxiliares para que la gente fuera la protagonista. Porque es la izquierda social la que lucha, la que de verdad está inmersa en un proceso deconstituyente. La izquierda política ya ha entrado en el juego del régimen. Lo único que pueden hacer es sacar adelante lo suficiente para seguir alimentando la esperanza en la izquierda social. Tienen que ser muy decisivos, porque no les van a dejar mover ni un milímetro. El sabotaje será muy importante.
"Este no es un Gobierno de izquierdas; el progresismo es una cosa y la izquierda otra"
El histórico dirigente gallego, aunque escéptico, ve la reciente investidura como algo esencial desde su óptica antifascista. Se muestra crítico con algunas decisiones de Unidas Podemos pero augura que si el gobierno de coalición resulta exitoso, el partido de Iglesias se verá reforzado.
Héctor Juanatey
La experiencia de Alternativa Galega de Esquerda fue clave como precedente de lo que ocurrió después. […] Después de dejar el BNG, Beiras había estado en los foros sociales y había estudiado mucho, había leído mucho y había sabido olfatear muy bien un nuevo ambiente político”. De esta forma se refería hace unos días el secretario general de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, sobre su experiencia como asesor en la coalición entre Anova e Izquierda Unida en las elecciones gallegas de 2012.
La izquierda política y social gallega siempre ha estado en el pensamiento de Pablo Iglesias como referente para lo que quería hacer a nivel estatal con su formación, Unidas Podemos. Lo demostró en 2017 durante un discurso en el Parlamento: “El movimiento Nunca Máis representó ese espíritu del 15-M anticipado, sirvió para prender la mecha de un espíritu de rebeldía que después se ha podido transformar en alternativa de gobierno”. Aquel día Iglesias quiso homenajear la figura de Xosé Manuel Beiras, “una figura irrepetible
Xosé Manuel Beiras, a sus 83 años, está hoy fuera de la primera línea política pero no por ello significa que la haya abandonado. El histórico dirigente del BNG y después de Anova sigue militando en este último partido y, como él defiende, con la cabeza puesta más en la izquierda social que en la política. Beiras habla con Público sobre el nuevo Gobierno de coalición que acaba de constituirse, las izquierdas, el fascismo, Catalunya, o el papel de la monarquía.
Esta semana tomaron posesión de sus cargos los ministros y ministras del nuevo Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. ¿Estamos ante un hecho histórico?
A mí me parece que al menos hay un hecho muy relevante y es que por primera vez hay un Gobierno de coalición por la izquierda. Hasta ahora, y mientras funcionaba el bipartidismo, era imposible. Es gracias a la ruptura del bipartidismo en las elecciones de 2015 que cambia el escenario que permite esta novedad. De todos modos, hubo un momento en la historia del régimen en el que pudo existir ya un Gobierno de coalición. Fue en el año 1996, cuando Aznar acaba como presidente del Gobierno. En ese instante había una oportunidad para un acuerdo entre PSOE, IU y el apoyo de grupos nacionalistas como CiU y el PNV, que ya habían apoyado a Felipe González. Pero la animadversión de este por Izquierda Unida lo imposibilitó.
En la época de Galeusca [Galeusca-Pueblos de Europa fue una coalición electoral entre BNG, CiU, PNV, BLOC y PSM para presentarse a las elecciones europeas de 2004] yo hablé con Jordi Pujol y me dijo que él mismo había llamado a Felipe González para ofrecerle su apoyo pero, según él, González le dijo que no, que pactasen con el Partido Popular. Volviendo al día de hoy, yo creo que lo más importante ocurrió el día 7, el día de la investidura. Se jugaba una situación límite. Si no conseguían investir a Pedro Sánchez la situación podía ser catastrófica con el fascismo de las tres caras enfrente: el fascismo calvosoteliano del PP, el fascismo joseantoniano de Ciudadanos y el fascismo nazi de Vox. Todo estaba pendiente de un hilo. Lo que sí lamenté fue que un pequeño grupo, las CUP, no apoyara la investidura.
Yo no soy un votante del espacio del PSOE y actualmente también estoy distante de Podemos, pero soy de una generación que todavía mantiene la cultura antifascista y sé que todo espacio democrático es primordial. Desde el punto de vista antifascista, era lo más importante. Lamento, no obstante, que desde mayo se entrara en una escenificación de la famosa fábula castellana de los galgos y los podencos. Se perdió entonces una ocasión extraordinaria al no llegar a un acuerdo y permitir el ascenso de Vox en las últimas elecciones.
¿Le ve posibilidades de futuro al nuevo Gobierno?
Soy muy escéptico. Por mi experiencia, primero desde la clandestinidad, luego en el fraude de la Transición y después viendo la evolución perversa del régimen en los últimos años, sobre todo desde el Aznarato que decía José Luis Sampedro… Estoy convencido de que este régimen, aunque en descomposición, se mantiene absolutamente férreo y reaccionario y va a poner las cosas muy difíciles. Me preocupa sobre todo el poder judicial. Lo que está haciendo, al menos su cúpula, es gravísimo. Es absolutamente reaccionaria y golpista y ahora hasta están en rebeldía frente al Tribunal de la Unión Europea.
"Con el acuerdo de Gobierno, Podemos ha renunciado a cosas muy importantes, lo que supone una orfandad de la izquierda social más agredida"
Me recuerda a lo que sucedió en Alemania cuando se firmó la Constitución de Weimar. Se diseñó una independencia judicial muy ambigua, no hubo una depuración real de la Alemania guillermina y al final la Policía y la magistratura fueron factores muy importantes para permitir el ascenso del nazismo en los años 20. Es cierto que aquí ocurre de otra manera y en un contexto histórico muy distinto. Pero la realidad es que no van a poner las cosas fáciles. Además, por otra parte, este Gobierno nace con los corsés impuestos por la Unión Europea, que todavía no quiere reconocer que las políticas neoliberales lo agravan todo, la economía, los servicios públicos, el Estado del Bienestar… Sus políticas solo dan oxígeno a la emergencia de los fascismos en Europa.
¿Cómo ve las perspectivas de Unidas Podemos dentro del Gobierno? ¿Cree que podrán llevar adelante todo lo que han prometido o, al menos, programado?
Los veo excesivamente optimistas. Ojalá logren inclinar el Gobierno hacia la izquierda. Aunque es un Gobierno más bien progresista que de izquierda. Pero ya es una diferencia. Este Gobierno está en la política del Gobierno de lo posible y no tanto en hacer político lo necesario.
Unidas Podemos tendrá que lidiar con muchas contradicciones compartiendo Gobierno con el PSOE.
Para empezar que este no es un Gobierno de izquierdas. De hecho, Pablo Iglesias habla de Gobierno progresista. El progresismo es una cosa y la izquierda otra. El objetivo de la izquierda es transformar a fondo el sistema, ir a la raíz de los problemas y para ello está la vía revolucionaria o la vía de la socialdemocracia de, por ejemplo, Olof Palme, que no consiste solo en poner parches sino en avanzar paso a paso hacia una transformación. Por eso asesinaron a Olof Palme. Podemos ya renunció a mucho de lo que era, a su ideario y diseño programático iniciales, los del 15-M, las plazas, etc. No estamos ante el Podemos que hablaba de una alternativa de gran coalición de izquierdas en las elecciones de diciembre de 2015.
Entonces, solo en Galicia habíamos conseguido nada menos que seis actas en el Congreso y dos en el Senado. En aquel momento se hablaba de la defensa del derecho a la libre decisión y se vislumbraba un horizonte rupturista, y no una ruptura caótica y de inmediato, sino con pequeños pasos que iban en esa dirección. La brújula marcaba el camino hacia el cambio del régimen que yo llamo bubónico. Pero se renunció a todo en otoño de 2017 y se derivó hacia la acomodación en lo posible. Aun así, si lees de nuevo el discurso de Sánchez de la investidura no puedes evitar preguntarte cómo van a hacer todo eso. ¿De dónde saldrán los presupuestos para hacer los cambios que dicen que harán en el plano social, la economía, los derechos sociales, servicios públicos, etcétera? La ministra de Economía sigue siendo Nadia Calviño, una garantía para la Unión Europea. No van a romper los acuerdos con Europa ni los corsés.
Una cosa es el progresismo respecto a los derechos y libertades como los que sacó adelante Zapatero, que son cambios que no exigen modificaciones en los Presupuestos ni condicionan la deuda, la fiscalidad, etc. Además, ¿cómo van a hacer todo lo que dicen sin derogar la reforma del artículo 135? Esa reforma se cargó la soberanía de las Cortes. Los Parlamentos nacieron a finales del siglo XVIII para dos cosas: que todos los súbditos fuesen ciudadanos y que estos debían mantener con sus impuestos el Estado. La prioridad eran los ciudadanos. El 135 se cargó eso. Sí hay una posibilidad y es la de sacar asignaciones de recursos de un sitio para destinarlos a funciones o destinos que ahora son prioritarios. Pero eso supondrá enfrentarse al poder económico, a la oligarquía. Encima tendrán la barbarie, con un poder judicial tratando de sabotearlo todo. Por eso lo veo muy difícil. Pero es verdad que solo es imposible aquello que no se intenta.
¿Qué se juega la izquierda?
Algo muy peligroso. Uno de los problemas del último periodo de relaciones entre las instituciones y la ciudadanía, digamos desde otoño de 2016, fue la derrota de la alternativa de la izquierda debido al golpe de Estado de los esquiroles [en octubre de 2016 Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno con la abstención de todos los diputados del PSOE excepto quince]. Si la izquierda política tiene un sentido es el de representar a la izquierda social, y desde ese momento hay una deriva paulatina de renuncias. Yo no discuto si la prioridad es estar en el Gobierno o no, pero, con el acuerdo de gobierno, Podemos ha renunciado a cosas muy importantes. ¿A qué da lugar? A la orfandad de la izquierda social más agredida. A partir de este momento no tienen representación en el Congreso de los Diputados. Luego hay otra cosa complementaria y es el hecho de que Podemos implique en el Gobierno a todos sus cuadros políticos más importantes. Eso puede provocar que si falla el Gobierno quemen a toda la organización. Pero por otro lado, si aciertan, eso puede fortalecerla.
La apuesta, en definitiva, es la de llegar al Gobierno, al poder, aunque eso implique tener que asumir determinadas renuncias para adaptarse al PSOE.
Yo ya tengo bastante con hacer política para meterme a decirles a los demás lo que tienen que hacer, pero esa opción, esa apuesta que se ha ido repitiendo en los últimos meses de que hay que entrar en el Gobierno sí o sí, no veo que tenga antecedentes positivos en la historia. No puedes estar al mismo tiempo en el Gobierno y en la calle. O estás en el Gobierno o estás en la calle. O, al menos, estás en el Gobierno pero tienes cuadros en la calle. Me preocupa la gente. Confío en que dentro del Gobierno no se den luchas por pactos de poder, por crecimiento de carreras personales… El combate debe mantenerse en su sitio. Solo así podrán salir adelante.
Cuando el BNG gobernó con el PSdeG-PSOE en Galicia, usted alertaba de que las disputas entre ambos partidos no podían llegar a la Xunta de Galicia.
Anxo Quintana [líder del BNG entre 2002 y 2009 y vicepresidente de la Xunta de Galicia entre 2005 y 2009] quería ser un presidente bis y eso era fatal. Tanto él como Touriño [Emilio Pérez Touriño, PSdeG-PSOE, presidente de la Xunta durante el bipartito] dieron pie a que los enemigos comenzasen a hablar de que en realidad había dos Gobiernos distintos.
¿Teme que también en este nuevo Gobierno de coalición se produzca esa dualidad gubernamental?
Depende de si aplican aquello de hacer de la necesidad virtud. Son conscientes de que están en un estado de sitio mediático y del poder judicial. Si son conscientes de esto, de los corsés de la Unión Europea, y de un sistema mundo paranoico con un presidente peligrosísimo como Donald Trump, que es un provocador irresponsable, aparcarán [Sánchez e Iglesias] sus diferencias. Hay un síntoma favorable y es que ni Pablo Iglesias ni Podemos dijeron nada cuando Sánchez tomó la última decisión de añadir una cuarta Vicepresidencia. Por ahora hablan de Gobierno de unidad, con muchas voces y un solo mensaje.
Entendiendo que la opción de ruptura del Gobierno siempre está abierta, como ocurrió por ejemplo en Andalucía cuando PSOE e Izquierda Unida gobernaron juntos, ¿cómo sentaría a la izquierda social esta ruptura?
"Si el rey no dice nada de los que le vitorean es porque sabe que son esos quienes le mantienen donde está. Está secuestrado"
Si hubiera sido un pacto de legislatura solamente, tienes margen. Si el partido del Gobierno cumple, le apoyas; si no, no. Pero cuando estás en el Gobierno la responsabilidad es colegiada. No puedes decir que si algo sale mal es solo culpa de los otros. La prioridad es que trabajen en la sociedad. Si se queman, siendo los máximos líderes de la organización [se refiere a Podemos] chamuscan a toda la organización. Este lunes dijeron que necesitaban el apoyo de la gente y que esta siguiese siendo crítica y reivindicativa. Bien, pero para tener ese apoyo sabes que tienes que hacer lo que piden. Si no lo logras y a mitad de legislatura rompes el acuerdo de Gobierno, eso puede ser una catástrofe. Supongo que si entraron en el Gobierno fue porque miraron a Portugal, donde el Bloco de Esquerdas y el Partido Comunista apoyan al Partido Socialista pero desde fuera del Ejecutivo. Y es verdad que al final quien gobierna es quien capitaliza las victorias. Pero tú puedes seguir manteniendo tu credibilidad. Quien capitaliza siempre corre el riesgo de derechizarse… Esto es lo que está en juego.
¿Es en última instancia este Gobierno el último bloque de contención del fascismo?
Claro, es que esta es la principal responsabilidad que tienen. Por suerte, al final rectificaron. Yo estaba desesperado cuando no llegaron a un acuerdo la primera vez. Le vieron las orejas al lobo cuando muchos ya las habíamos visto hace tiempo. Después de las últimas elecciones, ya no eran las orejas lo que se veía, sino los dientes. Si este Gobierno no funciona en lo indispensable para que la izquierda social considere que obtiene cosas, al menos tienen que ir dando pasos en esa dirección. Si es así, funcionará.
¿Qué papel jugará Catalunya y cómo se articularán las diferencias políticas respecto al proceso independentista?
Yo entiendo que Pedro Sánchez mantenga su opinión de cara a su espacio para no dar más munición a la derecha facha y a los poderes reaccionarios y anticonstitucionales, pero lo que no se puede negar es que el derecho a la libre decisión está reconocido en Europa y figura en el pensamiento de la izquierda desde Marx y Lenin. Un marxista, en términos marxistas reales, que defiende la libertad de género, clase, etc., no puede no defender las libertades de los pueblos a emanciparse. Es algo que no pueden ignorar. No importa que no lo creas, existe. En este punto, ERC está mostrando una gran lucidez y muchísima generosidad. A pesar de las provocaciones de la Junta Electoral Central, Oriol Junqueras era el primero en decir que había que seguir negociando. Da buena cuenta del nivel moral de un hombre que lleva preso dos años y medio y sabiendo que además quien se aprovecha de esto es Carles Puigdemont.
Si ERC logra avances pequeños que dan credibilidad a su estrategia dentro de Catalunya, tienen camino para poder ser hegemónico allí. Pero si el PSOE comienza a marear la perdiz, a caer en el donde dijo digo digo Diego, no será sostenible. En el PSOE tienen que ser conscientes de que un asunto así no puede tratarse diciendo solo que se resolverá dentro del marco de la Constitución, porque estamos hablando de un pueblo que se quiere independizar. Hay que negociar, apostar por la dialéctica política. Y, sobre todo, desjudicializar el conflicto. La Fiscalía podía haber hecho algo que no ha hecho, y eso ya lo escribía Pérez Royo antes de las vistas orales. Era muy simple: la Fiscalía podía retirar la denuncia y dejar al Tribunal sin materia. Pero no se atrevieron. Hay que actuar con energía sobre todo si el PP bloquea la reforma del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo, del Consejo General del Poder Judicial… Para que no sigan siendo instituciones a sueldo de los fachas reaccionarios. Con este régimen es muy complicado dar pasos adelante.
Habla de que el régimen está, sin embargo, en descomposición, pero no parece salir de la fase de putrefacción. ¿Vislumbra una segunda Transición hacia un nuevo régimen?
El problema es que, además de que se aplazaron los horizontes rupturistas, hubo un retroceso. Por ejemplo, en la Transición había una mayoría que votaría en un referéndum contra la Monarquía, por eso Suárez no lo convocó, pero es que ahora estamos peor que después de la Transición.
¿Por qué motivo?
Porque hay en marcha una contrarrevolución. El régimen político está carcomido y ya había empezado con pies de barro. Entonces, ¿cuál fue la reacción de los poderes? Comenzar a atacar, sabotear, hacer lo necesario para no perder sus privilegios. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el monarca no diga nada de los viva el rey que se gritaron durante la investidura? Solo Aitor Esteban respondió y de manera maravillosa. ¿Pero que el rey no diga nada? Hasta algunas víctimas de ETA salieron diciendo que no se las utilizara. ¿Y el rey? Si no lo hace es porque sabe que son esos quienes le mantienen ahí. Está secuestrado.
¿Qué debe hacer, en su opinión, la izquierda política para no quedar atrapada en este final en descomposición?
Recuperar la sintonía con la izquierda social. Todo comenzó ahí, cuando se vieron todas las situaciones de emergencia en los servicios públicos, etc. Empezó con el Nunca Máis, con las Mareas… La gente comenzó a decir que no se les estaba haciendo caso y reclamaron su protagonismo. Ese fue el inicio de las mareas gallegas, de Podemos. Los partidos iban a ser motores auxiliares para que la gente fuera la protagonista. Porque es la izquierda social la que lucha, la que de verdad está inmersa en un proceso deconstituyente. La izquierda política ya ha entrado en el juego del régimen. Lo único que pueden hacer es sacar adelante lo suficiente para seguir alimentando la esperanza en la izquierda social. Tienen que ser muy decisivos, porque no les van a dejar mover ni un milímetro. El sabotaje será muy importante.
La nefasta herencia de las derechas patriotas.
La nefasta herencia de las derechas patriotas
Desde antes de la guerra civil no se registraba en España un gobierno de coalición con partidos a la izquierda del socialdemócrata PSOE. Más de 80 años después un comunista confeso, Alberto Garzón, militante del PCE y líder de la formación Izquierda Unida, ambas siglas dentro del grupo parlamentario de Unidas Podemos, será ministro. Que un comunista y otras gentes de distinta sensibilidad de izquierda empujadas por movimientos sociales y el famoso 15M lleguen tan alto es una noticia de dimensión internacional. El acuerdo para gobernar entre PSOE y Unidas Podemos no traerá ninguna revolución social, política, ideológica o económica a España. Estamos ante una propuesta de acción bastante moderada que lo único que pretende es arrebatar el discurso hegemónico a las derechas y restablecer algunos servicios públicos deteriorados por el neoliberalismo en boga preconizado por el PP y también por el ala más tradicionalmente escorada a la derecha en las filas del PSOE, en todo momento desde la muerte del dictador Franco en sintonía económica con Bruselas y con los poderes fácticos, financieros y mediáticos, de España.
Hay que decirlo tal cual: las políticas llevadas a cabo por el PSOE son corresponsables de la España actual, siendo sus medidas en materia social, leyes del divorcio y el aborto, el pionero matrimonio entre homosexuales, la norma progresista sobre personas dependientes sin apenas dotaciones presupuestarias y la retirada de las tropas de Irak, los momentos más sobresalientes de sus diferentes pasos por el palacio de La Moncloa, cuyo primer inquilino “socialista” fue en 1982 Felipe González, dentro del periodo moderno de la democracia.
Nunca el PSOE se atrevió a reformar en profundidad los aparatos militares, judiciales y policiales ni las estructuras económico-financieras diseñadas por el franquismo. Tampoco impulsó de manera efectiva la ley de memoria histórica ni la reparación de los miles de muertos y aún desaparecidos en cunetas por el régimen fascista vencedeor en 1939, salvo el evento espectacular reciente de la exhumación exprés del dictador Franco de la abadía del Valle de los Caídos a un cementerio en las afueras de Madrid. La raquítica osadía del PSOE no tuvo el coraje de denunciar los acuerdos preferenciales con el Vaticano ni eliminar los privilegios de todo tipo de la Iglesia católica, sobre todo en cuestiones fiscales y su preeminencia en la educación privada. A propósito de la memoria histórica, dejar constancia que España, tras Camboya, es el país con mayor número anónimo de desaparecidos del mundo, fruto de la vesania franquista. De todo ello, en España se habla con sordina, al igual que de la disyuntiva monarquía/república, que ni siquiera es objeto de evaluación demoscópica para mantener en secreto el aval de la población al jefe de Estado en calidad áurea de rey.
Realidades genuinas made in Spain
Según el Fondo Monetario Internacional, España es la primera potencia de la Unión Europea en economía sumergida, cuya estimación alcanza los 300.000 millones de euros anuales, esto es uno de cada tres euros devengados en suelo español no cotiza fiscalmente ni a la Seguridad Social. Por tanto, son legión las gentes trabajadoras que son explotadas sin derecho alguno a reclamar de modo oficial.
Se cree asimismo que alrededor de 150.000 millones de euros viven al calor hogareño de los paraísos fiscales, mientras la mitad de los trabajadores y trabajadoras cobran al mes menos de 1.000 euros de salario.
A través del fraude fiscal, la ingeniería financiera, la corrupción, las exenciones directas, subvenciones opacas y elusiones técnicas, las arcas de Hacienda dejan de ingresar anualmente unos 100.000 millones de euros en cada ejercicio anual. Se considera que el 70 por ciento de defraudadores son grandes emporios empresariales y el selecto club de las mayores fortunas. El 80 por ciento de ese astronómico fraude “patriótico” es imputable a 45.000 personas y la mitad corresponde a una elite archimillonaria de más o menos 4.500 individuos. Esta es la España representada por PP, Vox y Ciudadanos y algunas derechas autóctonas en Catalunya y Euskadi, que según soplen los vientos apoyan la tensión bipartidista hacia uno u otro lado: su independentismo es una forma de gobernar frente al mito de Madrid y seducir a amplias capas populares para que no se planteen políticas de izquierda más allá de los símbolos clásicos de bandera, lengua y cultura propia excluyente. Es curioso observar como los recortes unen a las derechas de cualquier territorio por encima de los iconos distintivos: el PP, Pujol y Mas en Catalunya y el PNV vasco, éste en menor intensidad, han aplicado la austeridad con devoción entusiasta. Otro denominador común es que la corrupción ha visitado a sus huestes, no tan acusada en el caso del PNV, a todos por igual: PP y CiU, hoy PdeCAT en Cataluña, son las organizaciones más manchadas de corrupción de todo el Estado.
Hablando de paraísos fiscales España también tiene el suyo propio. La Iglesia católica recibe del Estado 11.000 millones de euros al año y paga cero impuestos. Aún hay más en esta España constitucionalmente aconfesional. La Iglesia española es un imperio inmobiliario sin ninguna transparencia. El clero catolico se niega a presentar inventario de su inmenso patrimonio. Sí se conoce que entre 1998 y 2015 inmatriculó de forma unilateral sin papeles legítmos casi 35.000 inmuebles entre catedrales, templos, garages, pisos, parcelas rústicas y solares urbanos, gracias a una ley franquista y el silencio cómplica del PP de Aznar. La joya universal de la mezquita de Córdoba, hoy catedral porque sí, les costó inscribirla el módico precio de 29 euros en el Registro de la Propiedad.
El poder fáctico del catolicismo español aumenta si tenemos en cuenta que es dueño de casi 2.600 colegios, 15 universidades, 22 facultades eclesiásticas y 71 institutos de enseñanza superior. Diseminar la ideología ultraconservadora y elitista es un daño colateral de graves repercusiones en la mente colectiva del país. Las ayudas estatales no acaban ahí: hay curas castrenses en las unidades militares y en hospitales públicos, además de sufragarse al profesorado de Religión con dineros procedentes de los presupuestos generales aunque las autoridades católicas se reservan el derecho de nombrar y despedir a los titulares docentes de su doctrina. Añadamos a esta lista de poderío social y económico que regenta 65 hospitales, 56 ambulatorios sanitarios y más de 700 residencias para personas discapacitadas y ancianas. Del nacimiento a la muerte, resulta difícil escapar al campanario católico en España.
España es la potencia económica número 13 del mundo. O 14, porque Australia tiene un PIB similar. Para el caso es lo mismo. No obstante este lugar de honor a escala internacional, puede dar mucho que pensar.
Ahora mismo España ocupa el tercer puesto en pobreza infantil en el espacio comunitario europeo, 40 por ciento de este segmento poblacional, tras Rumanía y Grecia. Y el 25 por ciento de sus habitantes, 12 millones de personas, se sitúan en ese espacio nebuloso de riesgo de exclusión social, séptimo lugar europeo después de Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania, Italia y Letonia.
A día de hoy, 3,2 millones de trabajadores no tienen empleo y 30.000 indigentes duermen en la calle. En 2018 se produjeron 60.000 desahucios de familias y 40.000 en el pasado año, a un ritmo de 100 al día. El gasto social en España (sanidad, educación, desempleo, dependencia) ha bajado al nivel de 2009: en total, 3.700 euros por persona y año menos que la media de la denominada zona euro, 19 países contando España. Ahora un dato extremadamente significativo: la deuda pública asciende a 1,2 billones de euros, solo tres puntos porcentuales por debajo del PIB. Cada residente en España debe 25.000 euros por cabeza, la mayor parte a inversores extranjeros y al Banco Central Europeo. Y como remate de este cuadro macroeconómico, no hace mucho el Banco de España ha descubierto que el rescate bancario de la primera década del siglo XXI, siempre negado por el PP y Rajoy, se elevó a 65.000 millones de euros (fuentes independientes consideran que esa cantidad fue de hasta 100.000 millones de euros). A parecer, el Estado solo recuperará 14.000 millones. Ese agujero también pasa de puntillas por la actualidad española: no hay culpables, tout va bien, nos envolvemos en la bandera rojigualda patriótica y entonamos con orgullo nacional: ¡viva España!, ¡viva el Rey! Muchos votantes de PP, Vox y Ciudadanos tienen suficiente con esos dos lemas simples y emocionales.
En otro orden de cosas, la precariedad laboral se ha cobrado en 2019 la vida de más de 500 trabajadores causados por accidentes de trabajo y de los más de 500.000 accidentes laborales documentados por encima de 3.000 sucesos han dejado secuelas graves físicas y/o psíquicas en sus víctimas. Estos datos suelen pasar sin pena ni gloria por los informativos diarios. Hasta cierto punto es lógico este apagón de noticias. La pluralidad informativa en España es una farsa obvia aunque no evidente para la ciudadanía común: tres gigantes empresariales, Atresmedia, Prisa y Mediaset, controlan casi el 60 por ciento de los medios de comunicación, también el 60 por ciento de la audiencia total y alrededor del 90 por ciento del negocio publicitario. Nos referimos tanto a prensa escrita como emisoras de radio y canales de televisión. Hay muchas alternativas y marcas pero la propiedad está en muy pocas manos, por tanto los mensajes ideológicos e intereses económicos ocultan a lo bruto o sibilinamente las ideas y opiniones que critiquen o pongan en cuestión la sacrosanta libertad de comercio capitalista y el régimen parlamentario o legal que le da sustento. De ahí la desaforada violencia verbal de las derechas ante el tibio pacto entre PSOE y Unidas Podemos: la democracia es aceptable si ganan ellas, caso contrario todo vale, llamadas al golpismo militar, atropellos judiciales, algaradas callejeras, presiones inmorales bajo cuerda, deslegitimación extrema de cualquier aroma a izquierdismo. En suma, nada nuevo en la historia española plagada de pronunciamientos antidemocráticos y sectarios provenientes de cosuno de la milicia, el clero y las castas financieras.
Como colofón de esta herencia nefasta que lastrará la acción del nuevo Gobierno, mencionar que 1.028 mujeres han sido asesinadas por sus parejas en el periodo 2003-2019. Y la ira de la ultraderecha quiere eliminar cualquier apoyo a la violencia de género. Esta irracionalidad, y tantas otras del partido fascista Vox, con la anuencia silenciosa y cómplice de PP y Ciudadanos, ha obtenido en las últimas elecciones generales 3,6 millones de votos, un millón más en menos de seis meses. La mancha de aciete de la ultraderecha aún puede extenderse más, incluso en la vieja Europa.
El futuro en España estará plagado de minas. Las derechas harán todo lo que puedan, a plena luz y a la sombra, para desacreditar y derribar a la coalición de izquierdas recién investidad. Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia viven inmersos aún en plenas desestabilizaciones de sus débiles democracias representativas. Porque España esté en Europa, nada hay asegurado. Entre golpes duros y blandos hay una secuencia muy larga de posibilidades. Recordemos el ¿fallido? golpe de Estado de Tejero del 23 de febrero de 1981: de esa asonada salió un PSOE liderado por González más pragmático y conservador. El precedente está ahí.
Valga como corolario del artículo que en el horizonte inmediato de España se abrirá una pugna feroz entre la furia desatada de los poderes fácticos de siempre y el desencanto que pudiera producirse entre el electorado más empobrecido y el más sensible, radical o ideologizado de Unidas Podemos ante las contradicciones inevitables de la acción gubernamental. A un sector importante de las izquierdas les parecerá muy poco, nimio o insustancial lo que se haga para recuperar la dignidad de la inmensa mayoría. Gestionar ambos sentimientos encontrados no será nada fácil en mitad de una batalla que se presume compleja. La España que trabaja, estudia o malvive en la precariedad o la marginalidad ya tiene tras de sí decepciones muy potentes. Unidas Podemos y su líder Pablo Iglesias tendrán que realizar gestos y discursos muy finos para que el desencanto no cale hondo en las mentes atribuladas de las gentes trabajadoras y no volvamos al punto de partida parido por la transición, más bipartidismo con derechas nacionalistas periféricas sacando tajada de una España eterna e inmovilista. Y, por ende, capitalista, católica y conservadora sociológica y culturalmente hablando. Gran parte de España vive hoy un sueño de progresismo, tal y como lo tuviera en su tiempo Martin Luther King. Ya sabemos qué hicieron con Luther King las fuerzas tenebrosas del irracionalismo fascista.
* Todos los datos citados son de dominio público.
Nota del blog . Este texto ya puse su enlace en el post anterior , y lo repito para ver los problemas a que enfrenta el nuevo gobierno . Como si fuera una segunda transición.
sábado, 18 de enero de 2020
El Consejo General del Poder Judicial
Qué está pasando en el Consejo General del Poder Judicial
Ignacio Escolar
El Diario.es
Es el órgano que decide todos y cada uno de los puestos claves en la justicia española. Nombra a todos los jueces del Tribunal Supremo, a los presidentes de las audiencias provinciales, a los presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia y de sus salas, al presidente de la Audiencia Nacional y de sus salas, a los jueces de refuerzo… Todos y cada uno de los ascensos importantes en la carrera judicial los escoge un organismo tan desconocido como vital para entender cómo funciona España: el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Tiene la responsabilidad de proteger "la independencia judicial" y también capacidad disciplinaria sobre todos los jueces, a los que puede sancionar. Reparte los premios y los castigos. Y es un poder donde el PP sigue mandando, donde mantiene artificialmente la mayoría absoluta que perdió en las urnas, y que está siendo uno de los principales arietes de la derecha contra el Gobierno de coalición.
Porque los jueces llegan a su plaza por oposición. Pero al gobierno de los jueces, no.
sigue ...https://www.eldiario.es/escolar/pasando-Consejo-General-Poder-Judicial_6_985561462.html
Nota del blog .-Que los tribunales han jugado su fuerte baza en estas ultimas elecciones con sus tiempos y sentencias contra la izquierda en precampaña y en campaña con el proceso catalán esta mas claro que el agua , solo les falto lo de la operación Judas y al final seguir lo mismo ya fuera de tiempo mover la JEC para impedir el pacto de izquierdas .Después de esta novela de terror, lo que queda claro es, que las cúpulas del poder judicial son independientes del pueblo español.
viernes, 17 de enero de 2020
Y Vox tomo Granada .
Diario de Sevilla
Como era de esperar, la concentración de grupos de extrema derecha haciendo pública ostentación de sus símbolos (banderas con el aguilucho, de Falange y otras) y jaleando el Pendón de Castilla, el nombre de España y a la Legión ha sido este año aún mayor que en los anteriores en la denominada "Fiesta de La Toma". Desde hace años, esa fiesta local granadina, que se nos dice rememora, aunque en realidad falsea, el hecho histórico de la entrada de los reyes de Castilla y de Aragón en la ciudad de la Alhambra, viene siendo ocasión para una reafirmación no solo de símbolos fascistas o parafascistas sino de valores y actitudes incompatibles con una sociedad democrática. De ahí que en 1995 un grupo de andaluces, entre los que nos encontrábamos Carlos Cano, Antonina Rodrigo, Antonio Gala, Miguel Ríos, Juan de Loxa y yo mismo, junto a otras personalidades también enamoradas de Andalucía, como Saramago, Mayor Zaragoza, Juan Goytisolo, Amín Maalouf o Ian Gibson, suscribiéramos un documento, el Manifiesto 2 de Enero, en que apelábamos a la sensibilidad democrática del Ayuntamiento granadino para que abandonara una serie de elementos del ritual de carácter racista, xenófobo y de exaltación de la violencia e incorporase otros de significación integradora, multicultural y de respeto a las minorías étnicas del pasado y del presente para alentar una convivencia en paz sin que nadie se sintiera agraviado. Realmente, lo que planteábamos era la resignificación de un ceremonial que contiene abundantes elementos obsoletos, falsificados y no democráticos, que se había convertido en causa de división social y política y en refugio del nacional-catolicismo que debiéramos haber dejado atrás tras el final de la dictadura franquista (que fue la que resucitó una fiesta que en época republicana había sido sustituida por el Día de Mariana Pineda o Fiesta de la Libertad). Apenas nada se hizo a nivel institucional: algún año se recordó, de forma vergonzante, a Boabdil y en otros se incorporaron, de forma esperpéntica, algunos grupos de moros y cristianos de los que protagonizan las fiestas locales de algunos pueblos. No sólo se mantuvo inamovible el núcleo de la celebración sino que se agigantaron los aspectos más militaristas y sectarios.
En realidad, nunca hubo "toma" de Granada sino un asedio que concluyó con la firma de las capitulaciones de Santa Fe: un tratado mediante el cual desaparecían las instituciones políticas del reino nazarí pero se garantizaba el respeto a las propiedades, religión y costumbres de los andalusíes que pasaban a ser súbditos de Castilla. Un tratado que no tardó en ser violado desde el poder castellano porque muy pronto la rapiña de los vencedores y una planificada limpieza étnica anularon esas garantías. Fue prohibido el ejercicio de la religión islámica. Hubo edictos contra la utilización, incluso dentro del círculo familiar, de la lengua. Y se desencadenó una verdadera persecución para hacer desaparecer las diferencias en las costumbres (incluso en el aseo, el vestido y la alimentación). La quema de los libros de las bibliotecas, en la plaza de Bib-Rambla, en 1502, simboliza esa política etnocida, que pronto fue también genocida. Y que luego sería el modelo de actuación en lugares de Abya Yala (América). Una política de corte intolerante e imperialista que estaba muy alejada de la que había tenido Castilla dos siglos y medio antes, cuando conquistó la Andalucía del Guadalquivir -lo de "reconquistar" es una solemne tontería, como ya señalara en el siglo XIX Antonio Machado Núñez, el catedrático creador de la Sociedad Antropológica Sevillana-, como lo atestigua, por ejemplo, que la ampliación del Alcázar sevillano se realizara a imagen y semejanza de la Alhambra, en contraste con la violación infringida a este monumento, en 1526, al ser incrustado en su corazón algo tan incompatible con su estilo y funciones como es el palacio de Carlos V.
Dados los valores (o mejor antivalores) que siguen transmitiendo los actos de la historia inventada de la "Fiesta de la Toma", no es de sorprender que fuera elegida por Vox como marco idóneo para publicitar sus baladronadas. En palabras de su secretario general, que no quiso perderse ese momento orgásmico del ultranacionalismo español, "la reconquista no ha terminado aunque algunos crean que es así: la reconquista de los valores, de las libertades, de la unidad de todos los españoles… Y la reconquista también frente a esa invasión del islamismo radical, de más mezquitas salafistas, de quienes quieren imponer sobre Europa una concepción totalitaria… Esa reconquista continúa, de modo que a todos nos corresponde, españoles y europeos, seguir defendiendo esos valores que hace 528 años fueron defendidos por quienes nos precedieron". Y el señor Ortega (de apellido materno Smith) se quedó tan satisfecho, tras esta parrafada. Porque, según él, Granada -en realidad, unos cientos de personas, muchas de ellas venidas de fuera, entre aplausos y silbidos- "ha respondido, un año más, en nombre de España, frente a quienes quieren romperla, se alían con quienes no creen en nuestra unidad y libertad y pisotean nuestra historia". Ahí queda eso.
En realidad, nunca hubo "toma" de Granada sino un asedio que concluyó con la firma de las capitulaciones de Santa Fe: un tratado mediante el cual desaparecían las instituciones políticas del reino nazarí pero se garantizaba el respeto a las propiedades, religión y costumbres de los andalusíes que pasaban a ser súbditos de Castilla. Un tratado que no tardó en ser violado desde el poder castellano porque muy pronto la rapiña de los vencedores y una planificada limpieza étnica anularon esas garantías. Fue prohibido el ejercicio de la religión islámica. Hubo edictos contra la utilización, incluso dentro del círculo familiar, de la lengua. Y se desencadenó una verdadera persecución para hacer desaparecer las diferencias en las costumbres (incluso en el aseo, el vestido y la alimentación). La quema de los libros de las bibliotecas, en la plaza de Bib-Rambla, en 1502, simboliza esa política etnocida, que pronto fue también genocida. Y que luego sería el modelo de actuación en lugares de Abya Yala (América). Una política de corte intolerante e imperialista que estaba muy alejada de la que había tenido Castilla dos siglos y medio antes, cuando conquistó la Andalucía del Guadalquivir -lo de "reconquistar" es una solemne tontería, como ya señalara en el siglo XIX Antonio Machado Núñez, el catedrático creador de la Sociedad Antropológica Sevillana-, como lo atestigua, por ejemplo, que la ampliación del Alcázar sevillano se realizara a imagen y semejanza de la Alhambra, en contraste con la violación infringida a este monumento, en 1526, al ser incrustado en su corazón algo tan incompatible con su estilo y funciones como es el palacio de Carlos V.
Dados los valores (o mejor antivalores) que siguen transmitiendo los actos de la historia inventada de la "Fiesta de la Toma", no es de sorprender que fuera elegida por Vox como marco idóneo para publicitar sus baladronadas. En palabras de su secretario general, que no quiso perderse ese momento orgásmico del ultranacionalismo español, "la reconquista no ha terminado aunque algunos crean que es así: la reconquista de los valores, de las libertades, de la unidad de todos los españoles… Y la reconquista también frente a esa invasión del islamismo radical, de más mezquitas salafistas, de quienes quieren imponer sobre Europa una concepción totalitaria… Esa reconquista continúa, de modo que a todos nos corresponde, españoles y europeos, seguir defendiendo esos valores que hace 528 años fueron defendidos por quienes nos precedieron". Y el señor Ortega (de apellido materno Smith) se quedó tan satisfecho, tras esta parrafada. Porque, según él, Granada -en realidad, unos cientos de personas, muchas de ellas venidas de fuera, entre aplausos y silbidos- "ha respondido, un año más, en nombre de España, frente a quienes quieren romperla, se alían con quienes no creen en nuestra unidad y libertad y pisotean nuestra historia". Ahí queda eso.
Isidoro Moreno. Catedrático emérito de Antropología
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