Sebastián Moro
Golpe de Estado en Bolivia: La palabra verdadera en terapia
intensiva
Por Claudia Korol
El 10 de noviembre
del 2019, Página12 publicaba un artículo del periodista mendocino radicado en
Bolivia, Sebastián Moro, titulado: “Un golpe de Estado en marcha en Bolivia” (1).
Haciendo un cuadro de los movimientos de la derecha fascista que se venían
produciendo desde las elecciones de octubre -que dieron el triunfo a Evo
Morales-, Sebastián señalaba en uno de sus párrafos: “… trabajadores estatales
del canal Bolivia TV y de Radio Patria Nueva denunciaron que fueron
secuestrados y privados de su derecho al trabajo, por grupos de choque de la
oposición, que cercaron el edificio, y la sede paceña de la Confederación
Campesina (CSUTCB) fue invadida y atacada, delito que fue repudiado por el
propio presidente Morales antes de reunirse con los dirigentes de las seis
Federaciones del Trópico de Cochabamba”.
El ataque a los comunicadores y comunicadoras, ha sido un
factor central de la política golpista, que busca desinformar, amedrentar,
amenazar, e incluso matar, para generar un clima de terror en el que nadie
quiera denunciar lo que sucede, y de este modo legitimar a la dictadura.
Los días 8, 9 y 10 de noviembre, se desató una intensa
cacería de periodistas. El 9, el director de la radio de la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), José Aramayo,
fue tomado de rehén y atado a un árbol, donde fue maltratado por jóvenes
fascistas, encapuchados, quienes además de golpear al director de la radio
comunitaria, entraron a la misma, y produjeron robos y destrozos. La imagen se
difundió por numerosos medios de información.José Aramayo fue detenido después
por la Fuerza Espacial de Lucha contra el Crimen, que se encuentra bajo la
órbita policial, acusado de “portar dinamita” y “elaborar bombas molotov”.
El mismo 9 de noviembre, Sebastián Moro había enviado el
artículo mencionado a Página 12. Ese día fue su última comunicación con la
familia y con sus compañeros. El domingo 10, Sebastián fue encontrado por un
compañero en su domicilio, en estado de “semi inconciencia”, y fue internado de
urgencia en la Clínica Rengel.
Denuncia el Informe de la Delegación Argentina en
Solidaridad con el Pueblo de Bolivia: “A partir de la urgente llegada de su
hermana Penélope Moro a la Paz, el 11 de noviembre por la noche, para abocarse
a su cuidado, se encuentran en el cuerpo de Sebastián señales que no coinciden
con un ACV, como lesiones internas y externas, policontusiones y
politraumatismos. Las mismas son contempladas en la “Historia Clínica” que hoy
se encuentra en manos de abogados y médicos forenses pertinentes. De allí se
extrae, según los especialistas, que la muerte del periodista Sebastián Moro en
el marco del Golpe de Estado, es “extremadamente dudosa”, cuyos ribetes señalan
hasta el momento que sufrió una agresión previa a la larga agonía que concluyó
una semana después con su fallecimiento. A esta situación se suma además que
nunca fueron hallados elementos de trabajo de los que Sebastián no se desprendería
con facilidad: su chamarra identificatoria como periodista de la CSUTCB, su
grabador de periodista y una agenda de anotaciones”.
Con el patrocinio del abogado Rodolfo Yanzón, la familia de
Sebastián efectuó una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) para que sea investigada su muerte, y otra presentación ante la
Relatoría para la Libertad de Prensa del mismo organismo, ya que el hecho se
enmarca en una persecución a periodistas.
El 11 de diciembre, la CIDH incluyó en su informe preliminar
de la situación en Bolivia la muerte de Sebastián Moro, en el apartado “Ataques
a la Prensa”. Dice allí: “Si bien el informe de su muerte hablaba de una ACV
Isquémico, su cuerpo presentaba golpes”.
El crimen de Sebastián Moro no puede desconectarse de la ola
de violencia contra las y los periodistas, y el ataque a los medios
comunitarios producido en esos días, que de diferentes modos continúa hasta la
actualidad. Continúa el informe de la Delegación Argentina: “Es importante
contextualizar el caso de Sebastián Moro en la furtiva cacería de periodistas,
dirigentes sociales, funcionarios públicos, y familiares de estos funcionarios,
por parte de hordas opositoras, que tuvo lugar principalmente entre el 8 y el
10 de noviembre a los fines de concretar el derrocamiento del gobierno de Evo
Morales. Sólo entre el viernes 8 y la madrugada del 9 de noviembre, los medios
comunitarios que pertenecían a las “6 Federaciones de Cochabamba” fueron
incendiados y arrasados por grupos de choque”.
Esa noche en que fue asaltada la sede de las 6 Federaciones
de Cochabamba (un edificio donde conviven 6 federaciones cocaleras), se
destrozaron sus respectivos medios comunitarios, como la Radio Kaw-sachum, y la
Radio Soberanía. También se cortaron las transmisiones de medios estatales como
Canal 7, Radio Patria Nueva, Canal AbyaYala, Bolivia TV, y las/los periodistas
fueron rehenes por muchas horas. En el caso del Canal AbyaYala, las autoridades
del Ministerio de Comunicación amenazaron con procesar y llevar a juicio a
todas las personas que tuvieron programas allá.
Iván Maldonado, director de Radio Patria Nueva, tuvo que
asilarse fuera del país. Otros periodistas permanecen clandestinos. Por otra
parte, se suprimió de la grilla de los canales de cable a Telesur y a
Actualidad RT y el ministro del gobierno de facto Arturo Murillo, manifestó la
intención de intervenir AbyaYala.
Después de concretado el golpe el 10 de noviembre, tras la
asunción del gobierno de facto encabezado por Jeanine Áñez, el 13 de noviembre
asumió como “ministra de comunicación”
Roxana Lizárraga, quien inmediatamente amenazó a los periodistas que no
respondieran a los intereses de la dictadura, declarando que “para aquellos
periodistas que están haciendo sedición vamos a actuar según la ley”…“Lo que
hacen algunos periodistas bolivianos o extranjeros que están causando sedición
en nuestro país, tienen que responder a la ley boliviana”, manifestó Lizárraga,
y agregó que “ya se tiene identificados a estos comunicadores y el ministro de
Gobierno va a tomar las acciones pertinentes”.
En esas convulsionadas jornadas amedrentaron a comunicadoras
de la organización de mujeres “Bartolina Sisa” y de la organización social “Los
Interculturales”. Ambas radios y todas las hasta aquí nombradas hoy permanecen
apagadas y bajo amenaza.
Varios periodistasde medios de comunicación internacionales
como Crónica TV y TN de Argentina sufrieron amenazas y fueron perseguidos por
las calles de La Paz, por manifestantes que apoyaban al golpe. El camarógrafo
de Telefé (Argentina) Lucio Gómez, fue agredido y anunció en un video publicado
en Twitter que el canal evacuaría a su equipo, tras haber sido acusado de
“sedición”.
También fueron agredidos en las calles de La Paz el
periodista Rolando Graña de América TV de Argentina, y el productor Jerónimo
Loguzzo (Telefé). Ellos, junto a Gómez, habían sido blanco de una campaña de
desinformación: se publicaron sus nombres y fotografías en un periódico,
acusándolos de incitar a la violencia. “No hay garantías para el trabajo de los
equipos de TN, Crónica y Telefé”, publicó TN en su sitio web, donde denunció
que los enviados argentinos padecen diversos ataques, que abarcan “desde
insultos hasta el lanzamiento de objetos contra los lugares donde se hospedan o
incluso contra los propios trabajadores”.
Tras las agresiones el equipo de TN fue evacuado del hotel
donde se estaban hospedando. El operativo fue llevado a cabo por un grupo de
élite de una fuerza de seguridad argentina.
Días después Teresa Bo, periodista argentina que se
desempeña como corresponsal de la cadena Al Jazeera fue agredida por un agente
de policía, que en medio de una cobertura le tiró gas lacrimógeno en los ojos.
La periodista publicó el momento en sus redes sociales y en el mensaje que
acompañó las imágenes aseguró que “solo estábamos en la calle reportando lo que
pasaba y la policía boliviana responde así”.
La respuesta del gobierno golpista fue dada por Lizárraga
quien habló con el canal TN y afirmó: “No he hecho ninguna declaración de que
la prensa internacional esté haciendo sedición, existen los bloggeros digitales
en el país, existe una embajada de Cuba y Venezuela que están utilizando sus
medios y sus redes para desinformar y convocar a un enfrentamiento entre
bolivianos. Eso se llama sedición y es un delito”.
En estas declaraciones ya se pone en la mira no solo a los
medios oficiales y a los comunitarios, nacionales e internacionales. También a
los bloggeros/as digitales, lo que extiende la persecución. En estos días han
circulado informes de la Policía Nacional de Bolivia en los que dan cuenta de
la realización de “patrullajes cibernéticos” para perseguir a quienes publiquen
críticas al régimen en las redes.
Se estima que entre 50 y 70 radios del sistema nacional de
radios de los pueblos originarios que emitían a nivel nacional, de la RPOs (Red
Nacional de los Pueblos Indígenas y Originarios) tuvieron que apagar la señal
por las amenazas. En varios lugares los sectores fascistas lograron tomar las
radios y hacer sus propias trasmisiones.
El 27 de diciembre salió un requerimiento fiscal para
investigar por sedición a conductores del programa “La Resistencia Radio”,
donde se pide información sobre el programa y los datos de sus conductores. El
programa se emitió hasta el mes de agosto de 2019. El 31 de diciembre se
informó que dos funcionarios de la AGETIC (Agencia de Gobierno Electrónico y
Tecnologías de Comunicación e Información) fueron detenidos por fuerzas
policiales que irrumpieron en sus domicilios y sus lugares de trabajo. Fueron
acusados de “Sedición y Terrorismo” por hacer publicaciones en contra del régimen.
La policía mostró como pruebas un meme donde se calificaba como “Usurpadora” a
Jeanine Áñez. Se trata de Alejandra Salinas y Orestes Sotomayor, integrantes de
la plataforma “La Resistencia Bolivia”. Posteriormente se informó que Alejandra
Salinas pasó a prisión domiciliaria, y que Orestes Sotomayor continúa detenido,
y fue trasladado a la cárcel de San Pedro, en La Paz.
También en estos días, una notificación de la Autoridad de
Telecomunicaciones y Transporte (ATT), institución pública que regula el uso de
frecuencias en Bolivia, anunció que se procederá a la suspensión de la licencia
otorgada en 2012 a AbyaYalaTelevisión,
vigente hasta 2027. Esta amenaza de silenciamiento no sólo atenta contra la
libertad de expresión, sino contra el derecho al trabajo de más de cien
personas a nivel nacional.
Hay que mencionar también otro caso denunciado por la
Delegación Argentina en Solidaridad con el Pueblo de Bolivia. Se trata de la
situación de Facundo Molares Schonfeld, ciudadano argentino nacido en San Miguel,
Provincia de Buenos Aires, de 44 años, que se encontraba en Bolivia realizando
tareas de foto-reportero para la revista digital Centenario. Denuncia la
Delegación Argentina: “A fines del mes de octubre, Facundo Molares le avisa a
su padre, Hugo Molares, vía WhatsApp que se encuentra enfermo, que hace días
está con fiebre, que no sabe si tiene dengue o paludismo y que se estaría
tratando.
El padre pierde comunicación con Facundo por más de una semana, hasta
que recibe un llamado telefónico anónimo, informándole que su hijo se
encontraba mal y que iba a ser trasladado a una clínica o al Hospital Japonés
de Santa Cruz de la Sierra. Frente a esta situación el Sr. Hugo Molares decide
viajar de urgencia a Bolivia, junto a su pareja, llegando a Santa Cruz de la
Sierra alrededor de las 20 del día 12 de noviembre de 2019. …
Al llegar al
hospital, el Sr. Hugo Molares encuentra a su hijo con asistencia respiratoria
mecánica y en coma. Allí se le informa que su hijo Facundo no presenta heridas
recientes de ningún tipo y se le exhibe una placa radiográfica con la presencia
de varios impactos símil a perdigones de plomos alojados en su cabeza,
informándole que los mismos son de vieja data y no revisten peligro por el
momento, según el resultado de una interconsulta realizada por él, con un
neurocirujano. Tampoco registraba heridas o sangrado ni orificio de entrada ni
hematomas provocados por los perdigones. El motivo de su estado y posterior
internación lo constituía una insuficiencia renal aguda. …
Debido a las situaciones
de abierto conflicto social con gran cantidad de heridos e incluso asesinados,
al ingresar Facundo Molares al Hospital Japonés se informó a las fuerzas de
seguridad. Una vez identificado Facundo, se estableció que había pertenecido a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a partir de ese
instante se ordenó su detención. Cabe destacar que Facundo no tiene ninguna
causa judicial en su contra en tierra colombiana y como es de público
conocimiento, la organización a la que pertenecía se acogió a un proceso de
paz, depuso las armas y se incorporó a la vida política institucional de dicho
país…. El juez ordenó su reclusión en el Centro de Rehabilitación “Santa Cruz –
Palmasola…
Pocos días después se ordenó un nuevo traslado, esta vez al Penal de
Máxima Seguridad de “Chonchocoro” en la ciudad del Alto en La Paz. Este lugar
no cuenta con las condiciones sanitarias mínimas ni posee Centro de Salud para
poder garantizar una atención elemental frente a un cuadro tan complejo como el
que padece Facundo Molares. Debe destacarse que Facundo necesita atención
especializada constante, controles y estudios de distinta índole e incluso
requeriría tratamiento de hemodiálisis. …
En conferencia de prensa el senador
devenido en Ministro de Gobierno de facto, Arturo Murillo llevó a límites
grotescos la utilización política de la detención de Facundo presentándola como
un caso de “narcoterrorismo” enmarcado en una “conspiración contra América”
financiada por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás
Maduro y con vínculos locales con el depuesto Vicepresidente Álvaro García
Linera. …
Sin embargo, la realidad es que Facundo Molares ingresó al Hospital
con un cuadro agudo de insuficiencia renal, que motivó su internación en
terapia intensiva, siendo inducido a un “coma farmacológico” por la gravedad de
su enfermedad. Su ingreso, su afección de salud y su estado nada tienen que ver
en principio con situación de confrontación o enfrentamiento alguno…
El padre
de Facundo, Hugo Morales, pudo estar en contacto con su hijo 15 minutos, ya que
al concurrir a una farmacia a comprar la medicación solicitada por los médicos
del hospital, fue interceptado junto a su pareja por un vehículo policial que
los trasladó hasta una dependencia policial donde fue retenido por 22 horas, y
liberado bajo la expresa amenaza de que se fueran de Bolivia y no regresaran,
ya que eso les costaría la vida”.
La verdad en terapia intensiva
Resulta claro que todas estas denuncias son parte de una
sistemática actuación de la dictadura boliviana para desinformar, y para crear
la idea de que el gobierno de Evo Morales, destituido por el golpe de Estado,
era parte de una trama criminal a la que se debe combatir suprimiendo de
cualquier modo a quienes hoy denuncian los crímenes del Estado terrorista y de
las bandas fascistas que prepararon el asalto al poder.
Lejos de las miradas que intentan presentar al golpe como
una simple sucesión constitucional frente “a la renuncia del presidente”, es
evidente que estamos ante políticas de la dictadura que tienen un punto muy
fuerte en la represión al pueblo, los golpes a las mujeres, la persecución a
las y los dirigentes populares, y un énfasis especial en la supresión de la
libertad de expresión, y la persecución de las y los comunicadores/as del
pueblo. Destruir medios de comunicación, como las radios comunitarias, canales
de TV, intervenirlos, agredir, apresar, o atacar hasta la muerte a periodistas,
“es” en sí parte de la política golpista.
La débil reacción nacional e internacional frente a estos
hechos, es expresión de una perspectiva racista a la que no le resulta grave
que las voces indígenas, campesinas, de las mujeres, del pueblo en resistencia,
sean acalladas, mientras en los canales de la TV del régimen, continúan los
reality shows, y las fiestas del poder.
En ese marco, resulta necesario alertar sobre los riesgos de
bajar la guardia de la solidaridad internacional, confiando en el proceso
electoral como estrategia central de recuperación del poder del pueblo
boliviano. Es necesario desorganizar la muralla de silencio mediático, desde
las acciones solidaridad de los pueblos. Generar lazos, hacer presencia,
promover nuevas delegaciones solidarias, que eviten el aislamiento de Bolivia.
Resulta imprescindible que los pueblos y los gobiernos que se reconocen como
democráticos, condenen al golpe de estado, y exijan el respeto a la libertad de
expresión, a la posibilidad de que el debate político pueda realizarse sin
proscripciones de políticos/as, líderes sociales, periodistas, activistas
comunitarios presos/as o judicializados/as. Que se termine con el miedo y con el
silencio. Que se creen las condiciones para que las políticas racistas,
patriarcales, coloniales, sean acorraladas, y pueda expresarse la legítima
voluntad del pueblo.
Para ello es urgente que se realicen Campañas
internacionales por Justicia para Sebastián, Libertad para Facundo y para
todos/a los presos/as políticos/as, justicia para las víctimas del golpe de
Estado, que se atienda con urgencia a los y las heridas, que se investiguen los
crímenes y se garantice el respeto a la autodeterminación del pueblo boliviano.
www.nodal.am/2020/01/golpe-de-estado-en-bolivia-la-palabra-verdadera-en-terapia-intensiva-por-claudia-korol/
Nota del Blog . El articulo de Sebastián Moro en Página 12
https://www.pagina12.com.ar/230124-un-golpe-de-estado-en-marcha-en-bolivia
y ver ..
https://www.elancasti.com.ar/internacional/2019/11/13/bandas-violentas-asolan-la-paz-toman-como-rehenes-periodistas-419011.html