“Una carnicería”
Editorial, por Serge Halimi, diciembre de 2019
Mondiplo
Nadie podía envidiar la suerte de Nathalie Dompnier,
presidenta de la Universidad Lumière Lyon-II, cuando tuvo que comentar la
inmolación a lo bonzo, el pasado 8 de noviembre, de uno de sus estudiantes. Con
su gesto, Anas K., de 22 años de edad, pretendía protestar contra la miseria y
falta de salidas de su condición social. Tenía que trabajar y al mismo tiempo
estudiar; había suspendido los exámenes; le habían retirado la beca. Decidió,
según las palabras del tunecino Abdel Razzaq Zorgui, que también se inmoló en
diciembre de 2018, “hacer la revolución él solo”.
Los jóvenes de entre 18 y 24 años constituyen el grupo de
edad en el que más ha crecido la tasa de pobreza. Como recuerda Dompnier, la
precariedad “no permite estudiar en condiciones serenas”. Cinco meses antes de
la tentativa de suicidio de Lyon, un dictamen oficial advertía de que el
trabajo asalariado de los estudiantes, cuando supera determinada duración, “lo
que suele ocurrir en el caso de aquellos que no cuentan con becas suficientes o
ayudas familiares, los expone a un mayor riesgo de fracaso en los
estudios” (1).
Muchos de ellos también tienen hambre, duermen en la calle,
no se cuidan. Con los ínfimos medios con que cuenta su Universidad, Dompnier
sostiene que ella “no podrá hacerlo todo” por ellos. Y resalta la existencia de
“una unidad de apoyo psicológico”, del “teléfono de la esperanza” y del
“ultramarinos solidario” (Le Monde, 16 de noviembre de 2019). La ministra de la
Educación Superior e Investigación de Francia, Frédérique Vidal, presume de
haber “aumentado la cuantía de las becas” (un 1,3%, en realidad, es decir, el
nivel oficial de la inflación). No obstante, va a “repensarlo todo”, aunque,
“evidentemente, llevará tiempo”. Por ahora, promete que este invierno se dejará
de expulsar a los estudiantes sin recursos de las ciudades universitarias…
Sucede tanto con la universidad, como con el hospital, la
agricultura, los bomberos, la escuela, el estado de los puentes. Tanto en
Francia como fuera de ella. Treinta y cinco años de privatizaciones, de
retrocesos en la gratuidad, de recortes de las ayudas, de controles puntillosos
en todos los ámbitos –gracias, Internet– tienen, como resultado, una sociedad
bajo presión, aturdida, consumida, que está quemando sus últimos cartuchos. Una
sociedad con sectores enteros que claudican. A intervalos regulares, hace
constar su agotamiento, expresa su cólera (2). Poco a poco, resiste la
violencia que los partidos del gobierno se empecinan en infligirle pese a todas
las alternancias políticas. En el programa de las últimas “reformas”, o de las
próximas: el descenso de las ayudas al alquiler, un nuevo retraso de la edad de
jubilación, la liberalización del trabajo nocturno, la restricción de la ayuda
médica estatal o el endurecimiento de las subsidios por desempleo. “Una
carnicería”, según la propia confesión del representante sindical Laurent
Berger.
Un joven que sacrifica su vida como se hace en los regímenes
autoritarios, manifestantes que pierden un ojo, una mano, durante una carga
policial, panfletistas de derechas que anuncian la guerra civil… Las próximas
semanas, tendrán lugar en Francia varias movilizaciones de huelga. ¿Si
fracasan, dónde estaremos el año que viene?
(1) Marie-Hélène Boidin Dubrule y Stéphane Junique,
“Éradiquer la grande pauvreté à l’horizon 2030” (PDF), Consejo Económico,
Social y Medioambiental, París, 26 de junio de 2019.
(2) Véase Bernard Cassen, “Cuando la sociedad dice ‘no’”
(así como el dosier), Le Monde diplomatique en español, enero de 1996.
Que diferente el análisis aquí en España .. La culpa la tiene la enseñanza (?)
Nota del blog .-
Ya desde el final de años
1970 , un gran sociólogo francés especializado en enseñanza , Pierre Bourdieu , demostró con base estadística que la enseñanza en Francia no
cumplía con las expectativas de movilidad y ascenso social , , al demostrar cómo se hacía la selección de
élites por las élites mismas y como se reproducían y seleccionaban así mismas a partir de la "clase" y de su lenguaje y como eran excluidos otros lenguajes de " clase "(baja) sociales, en todo el sistema de selección funcionarial y administrativa . Lo cual provocó un escándalo, incluso
entre el Partido Comunista al demostrar lo mal que lo tenían los hijos-as de los obreros-as . Y que la enseñanza en Francia no cumplía con la ilusión que decían que cumplía , la movilidad social ascendente. España no es diferente, la reciente crisis bien demostró el fracaso de nuestra élites. Y a la UE va por el mismo camino.