La pastillita azul
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Querido/a lector/a:
No ha habido Gobierno de coalición o de progreso. Lo que no es una novedad. Lo novedoso son las razones. Las ignoramos. Absolutamente. Quien diga lo contrario, miente o improvisa. Que viene a ser lo mismo. Quien apunta una razón, literal- mente apunta una razón, entre muchas. Y, en efecto, son muchas las razones. Y, en su conjunto construyen una decisión cara, complicada, peligrosa, arriesgada y, por encima de todo, incomprensible. Los actos incomprensibles usualmente son cultu- rales. Obedecen a reglas de juego inconfesables, invisibles e informulables. Pero sí analizables y verbalizables. Me atrevo, a estas horas, a organizarlas en una. Esta: el vértice de la pirámide del PSOE –por otra parte, un partido absolutamente vertical, como todos los que nos ofrece el mercado– ha apostado por un cambio cultural.Descomunal. Ha decidido tomarse la pastillita azul que consumen las derechas y ultraderechas europeas y americanas.
No hay que confundir la pastillita azul con la pastilla azul de Matrix, aunque sea su prima hermana. La pastillita azul es la de viagra. Con ella, las derechas han ga- nado fortaleza, electricidad, épica y diversión. Las derechas son, actualmente, el único discurso revolucionario en el planeta. Pretenden un cambio revolucionario: un giro hacia la libertad más absoluta, dejando atrás toda la opresión que suponía la corrección de la pobreza, el reparto de la riqueza, el enojoso pago continuado de impuestos. Aparte de toda esa liberación, ofrecen la diversión de una vida pe- ligrosa, repleta de enemigos de Occidente, malvados, y de sus cómplices locales, personas que no entienden la ola continua de libertad que supone pertenecer a este país milenario, comprometido con la democracia y la igualdad varios millones de años antes de que la democracia y la igualdad se formularan en el resto del mundo. La pastillita azul te permite decir eso por horas, días, años. Crear, elaborar, mul- tiplicar ese relato. Y reducir las alusiones a la realidad, en la que hasta hace poco se integraba, en ocasiones, la política. Permite no hablar de una política real cara, incomprensible, invisible e informulable.
Apostar por la pastillita azul es una decisión trascendente. Consiste en asentar, en el grueso del arco parlamentario local, la idea de relato –esto es, el uso desmesu- rado de la propaganda, de la centralización informativa, de la desinformación– por encima de la idea de política. En un momento de crisis de la socialdemocracia, en el que solo emiten la socialdemocracia nórdica y la belga y holandesa, consiste en una revolución en la socialdemocracia. Apostar por los descubrimientos de las derechas. Fundir sus discursos, introduciendo en ellos cotas y cuotas simpáticas y anecdóticas sobre la igualdad de sexos, sobre la cosa género, sobre lo triste que es que los alquileres sean tan altos, o sobre el hecho de que la próxima crisis la pagarán los menos favorecidos por la diosa Fortuna, una situación que, si quieres trabajar en serio, siempre puede cambiar. Consiste en asumir que la izquierda puede ser asumida si asumes aquello en lo que se ha convertido. Identidades.
Supone un gran cambio cultural, que tendrá consecuencias. Hasta ahora, para mentir, las izquierdas tenían sus propios mecanismos. Ahora, el mayor partido no derechista de España ha optado por las herramientas que las derechas han ido inventando desde 1973, y con las que han entrado, impolutas, victoriosas, en el siglo XXI. Cabe supo- ner que, como en las derechas, su nuevo discurso será revolucionario y arrinconará a otras izquierdas, tristes, que defienden objetos tristes, como que el mundo no pita. Cabe suponer también que esta operación puede llevar a la inutilidad funcional a toda izquierda que participe del nuevo discurso de las derechas.
El sentido de esta carta es el de hacerles partícipes de este punto de vista, así como el de darles las gracias por dejarnos investigar ese cambio cultural en el PSOE. De- cían los chinos que describir un ejército era la primera forma de combatirlo. Gracias por permitirnos describir el proceso de no-investidura, iniciado en mayo. Y gracias por permitirnos describir los nuevos fenómenos que se dibujan hasta, se supone, las próximas elecciones.
Muchas gracias:
Guillem Martínez
No ha habido Gobierno de coalición o de progreso. Lo que no es una novedad. Lo novedoso son las razones. Las ignoramos. Absolutamente. Quien diga lo contrario, miente o improvisa. Que viene a ser lo mismo. Quien apunta una razón, literal- mente apunta una razón, entre muchas. Y, en efecto, son muchas las razones. Y, en su conjunto construyen una decisión cara, complicada, peligrosa, arriesgada y, por encima de todo, incomprensible. Los actos incomprensibles usualmente son cultu- rales. Obedecen a reglas de juego inconfesables, invisibles e informulables. Pero sí analizables y verbalizables. Me atrevo, a estas horas, a organizarlas en una. Esta: el vértice de la pirámide del PSOE –por otra parte, un partido absolutamente vertical, como todos los que nos ofrece el mercado– ha apostado por un cambio cultural.Descomunal. Ha decidido tomarse la pastillita azul que consumen las derechas y ultraderechas europeas y americanas.
No hay que confundir la pastillita azul con la pastilla azul de Matrix, aunque sea su prima hermana. La pastillita azul es la de viagra. Con ella, las derechas han ga- nado fortaleza, electricidad, épica y diversión. Las derechas son, actualmente, el único discurso revolucionario en el planeta. Pretenden un cambio revolucionario: un giro hacia la libertad más absoluta, dejando atrás toda la opresión que suponía la corrección de la pobreza, el reparto de la riqueza, el enojoso pago continuado de impuestos. Aparte de toda esa liberación, ofrecen la diversión de una vida pe- ligrosa, repleta de enemigos de Occidente, malvados, y de sus cómplices locales, personas que no entienden la ola continua de libertad que supone pertenecer a este país milenario, comprometido con la democracia y la igualdad varios millones de años antes de que la democracia y la igualdad se formularan en el resto del mundo. La pastillita azul te permite decir eso por horas, días, años. Crear, elaborar, mul- tiplicar ese relato. Y reducir las alusiones a la realidad, en la que hasta hace poco se integraba, en ocasiones, la política. Permite no hablar de una política real cara, incomprensible, invisible e informulable.
Apostar por la pastillita azul es una decisión trascendente. Consiste en asentar, en el grueso del arco parlamentario local, la idea de relato –esto es, el uso desmesu- rado de la propaganda, de la centralización informativa, de la desinformación– por encima de la idea de política. En un momento de crisis de la socialdemocracia, en el que solo emiten la socialdemocracia nórdica y la belga y holandesa, consiste en una revolución en la socialdemocracia. Apostar por los descubrimientos de las derechas. Fundir sus discursos, introduciendo en ellos cotas y cuotas simpáticas y anecdóticas sobre la igualdad de sexos, sobre la cosa género, sobre lo triste que es que los alquileres sean tan altos, o sobre el hecho de que la próxima crisis la pagarán los menos favorecidos por la diosa Fortuna, una situación que, si quieres trabajar en serio, siempre puede cambiar. Consiste en asumir que la izquierda puede ser asumida si asumes aquello en lo que se ha convertido. Identidades.
Supone un gran cambio cultural, que tendrá consecuencias. Hasta ahora, para mentir, las izquierdas tenían sus propios mecanismos. Ahora, el mayor partido no derechista de España ha optado por las herramientas que las derechas han ido inventando desde 1973, y con las que han entrado, impolutas, victoriosas, en el siglo XXI. Cabe supo- ner que, como en las derechas, su nuevo discurso será revolucionario y arrinconará a otras izquierdas, tristes, que defienden objetos tristes, como que el mundo no pita. Cabe suponer también que esta operación puede llevar a la inutilidad funcional a toda izquierda que participe del nuevo discurso de las derechas.
El sentido de esta carta es el de hacerles partícipes de este punto de vista, así como el de darles las gracias por dejarnos investigar ese cambio cultural en el PSOE. De- cían los chinos que describir un ejército era la primera forma de combatirlo. Gracias por permitirnos describir el proceso de no-investidura, iniciado en mayo. Y gracias por permitirnos describir los nuevos fenómenos que se dibujan hasta, se supone, las próximas elecciones.
Muchas gracias:
Guillem Martínez
Nota ..del blog..
"Dado que UP no tiene posibilidad de formar gobierno en solitario y el PSOE no quiere una coalición, debería votar SÍ a la investidura de Sánchez y pasar a la oposición. Unas nuevas elecciones no es probable que fortalezcan a UP y, sobre todo, abren la puerta a la posibilidad de una victoria de la derecha. ( añado yo , si el Cs baja como dicen en las encuestas en otras elecciones volverá al centro , entonces pactaran , ese es el juego de Pedro ,No el del CS que aun sueña con el zarpasso al pp y ser líder de la derecha ,difícil seria que el psoe y up sacaran mayoría . hay una crisis política que va para largo el bipartidismo quebró y estos desde el 78 no tienen tradición de coalición , el consenso del 78 está roto , desde hace años , ya Rajoy no se había presentado hasta que el psoe se abstuvo )
Votar NO, o abstenerse, es facilitar la estrategia de Sánchez que trata de responsabilizar a UP de una nueva convocatoria electoral. Pablo Iglesias debería hacer caso a la propuesta de IU y anunciar antes de la entrevista con el Rey que, dada la negativa de Sánchez y a fin de evitar nuevas elecciones, va a votar a favor en la investidura y que tendrá el apoyo de UP si aplica políticas de izquierdas o su oposición si cede ante las políticas de derechas. "...……….
….. "La Unión Europea exige la continuidad de los ajustes, lo que es incompatible con un aumento del gasto social significativo. La disposición de Sánchez a no salirse ni un milímetro de las directrices que marcan desde Bruselas quedó claro en el acuerdo de Presupuestos que suscribió con UP , con un incremento del gasto social muy por debajo del nivel previo a la crisis, y de lo que pedía el propio PSOE un año antes. "
Este texto es de Jordi Escuer y es miembro de la Coordinadora de IU Madrid