martes, 17 de septiembre de 2019

La pastilla azul .



La pastillita azul

Ctxt


Querido/a lector/a:

No ha habido Gobierno de coalición o de progreso. Lo que no es una novedad. Lo novedoso son las razones. Las ignoramos. Absolutamente. Quien diga lo contrario, miente o improvisa. Que viene a ser lo mismo. Quien apunta una razón, literal- mente apunta una razón, entre muchas. Y, en efecto, son muchas las razones. Y, en su conjunto construyen una decisión cara, complicada, peligrosa, arriesgada y, por encima de todo, incomprensible. Los actos incomprensibles usualmente son cultu- rales. Obedecen a reglas de juego inconfesables, invisibles e informulables. Pero sí analizables y verbalizables. Me atrevo, a estas horas, a organizarlas en una. Esta: el vértice de la pirámide del PSOE –por otra parte, un partido absolutamente vertical, como todos los que nos ofrece el mercado– ha apostado por un cambio cultural.Descomunal. Ha decidido tomarse la pastillita azul que consumen las derechas y ultraderechas europeas y americanas.

No hay que confundir la pastillita azul con la pastilla azul de Matrix, aunque sea su prima hermana. La pastillita azul es la de viagra. Con ella, las derechas han ga- nado fortaleza, electricidad, épica y diversión. Las derechas son, actualmente, el único discurso revolucionario en el planeta. Pretenden un cambio revolucionario: un giro hacia la libertad más absoluta, dejando atrás toda la opresión que suponía la corrección de la pobreza, el reparto de la riqueza, el enojoso pago continuado de impuestos. Aparte de toda esa liberación, ofrecen la diversión de una vida pe- ligrosa, repleta de enemigos de Occidente, malvados, y de sus cómplices locales, personas que no entienden la ola continua de libertad que supone pertenecer a este país milenario, comprometido con la democracia y la igualdad varios millones de años antes de que la democracia y la igualdad se formularan en el resto del mundo. La pastillita azul te permite decir eso por horas, días, años. Crear, elaborar, mul- tiplicar ese relato. Y reducir las alusiones a la realidad, en la que hasta hace poco se integraba, en ocasiones, la política. Permite no hablar de una política real cara, incomprensible, invisible e informulable.

Apostar por la pastillita azul es una decisión trascendente. Consiste en asentar, en el grueso del arco parlamentario local, la idea de relato –esto es, el uso desmesu- rado de la propaganda, de la centralización informativa, de la desinformación– por encima de la idea de política. En un momento de crisis de la socialdemocracia, en el que solo emiten la socialdemocracia nórdica y la belga y holandesa, consiste en una revolución en la socialdemocracia. Apostar por los descubrimientos de las derechas. Fundir sus discursos, introduciendo en ellos cotas y cuotas simpáticas y anecdóticas sobre la igualdad de sexos, sobre la cosa género, sobre lo triste que es que los alquileres sean tan altos, o sobre el hecho de que la próxima crisis la pagarán los menos favorecidos por la diosa Fortuna, una situación que, si quieres trabajar en serio, siempre puede cambiar. Consiste en asumir que la izquierda puede ser asumida si asumes aquello en lo que se ha convertido. Identidades.

Supone un gran cambio cultural, que tendrá consecuencias. Hasta ahora, para mentir, las izquierdas tenían sus propios mecanismos. Ahora, el mayor partido no derechista de España ha optado por las herramientas que las derechas han ido inventando desde 1973, y con las que han entrado, impolutas, victoriosas, en el siglo XXI. Cabe supo- ner que, como en las derechas, su nuevo discurso será revolucionario y arrinconará a otras izquierdas, tristes, que defienden objetos tristes, como que el mundo no pita. Cabe suponer también que esta operación puede llevar a la inutilidad funcional a toda izquierda que participe del nuevo discurso de las derechas.

El sentido de esta carta es el de hacerles partícipes de este punto de vista, así como el de darles las gracias por dejarnos investigar ese cambio cultural en el PSOE. De- cían los chinos que describir un ejército era la primera forma de combatirlo. Gracias por permitirnos describir el proceso de no-investidura, iniciado en mayo. Y gracias por permitirnos describir los nuevos fenómenos que se dibujan hasta, se supone, las próximas elecciones.

Muchas gracias:

Guillem Martínez
.http://cort.as/-R3-G



 Nota ..del blog..
 "Dado que UP no tiene posibilidad de formar gobierno en solitario y el PSOE no quiere una coalición, debería votar SÍ a la investidura de Sánchez y pasar a la oposición. Unas nuevas elecciones no es probable que fortalezcan a UP y, sobre todo, abren la puerta a la posibilidad de una victoria de la derecha. (  añado yo  , si el Cs  baja como dicen en las encuestas en otras elecciones volverá al centro , entonces pactaran ,  ese es el juego de Pedro  ,No el  del CS   que aun sueña con el  zarpasso al pp  y ser líder de la derecha  ,difícil seria que el psoe y up sacaran mayoría . hay una crisis política que va para  largo  el bipartidismo quebró y  estos desde el 78  no tienen tradición de coalición , el consenso del 78  está roto , desde hace años , ya  Rajoy no se había presentado hasta que el psoe se abstuvo )

Votar NO, o abstenerse, es facilitar la estrategia de Sánchez que trata de responsabilizar a UP de una nueva convocatoria electoral. Pablo Iglesias debería hacer caso a la propuesta de IU y anunciar antes de la entrevista con el Rey que, dada la negativa de Sánchez y a fin de evitar nuevas elecciones, va a votar a favor en la investidura y que tendrá el apoyo de UP si aplica políticas de izquierdas o su oposición si cede ante las políticas de derechas. "...……….
….. "La Unión Europea exige la continuidad de los ajustes, lo que es incompatible con un aumento del gasto social significativo. La disposición de Sánchez a no salirse ni un milímetro de las directrices que marcan desde Bruselas quedó claro en el acuerdo de Presupuestos que suscribió con UP  , con un incremento del gasto social muy por debajo del nivel previo a la crisis, y de lo que pedía el propio PSOE un año antes. "

Este texto es de Jordi Escuer  y es miembro de la Coordinadora de IU Madrid

domingo, 15 de septiembre de 2019

Adiós a Bolton .

EEUU: Réquiem por un halcón


Branko Marcetic

15/09/2019


Vivir bajo la administración Trump es como saltar de un naufragio en medio del océano. No hay a dónde ir en miles de millas, solo tiburones, frío, falta de alimentos y agua que pueden matarte, pero si puedes encontrar un trozo de madera a la deriva al que aferrarte, lo haces sin dudar.
Todo esto para decir que cuando se trata de una administración cuyo único objetivo parece ser acelerar una crisis ecológica global, mientras tortura a quienes tratan de escapar de ella, el cese del asesor de seguridad nacional, John Bolton - perdón, la renuncia - es una de las pocas buenas noticias del día.
Bolton es un verdadero fanático, alguien que si estuviéramos hablando de cualquier otro país, probablemente sería calificado de ultranacionalista peligroso. Pero en el mundo del establishment de Washington, es más fácil describirle como un “duro” o un “halcón”.
La visión general de Bolton es que Estados Unidos tiene el derecho, o más exactamente, el poder exclusivo, para hacer lo que quiera para imponer sus intereses geopolíticos, multilaterales o unilaterales, legales o ilegales. Junto a ello, su inquebrantable y paranoica creencia en la capacidad ilimitada de los Estados Unidos para hacer la guerra, a pesar de dos décadas previas (por lo menos) que sirven como prueba catastrófica de lo contrario.
Es un milagro que Bolton no haya provocado una nueva guerra en el año y medio que ha estado en la Casa Blanca. El hecho de que las voces de la razón en este escenario hayan sido Donald Trump, Tucker Carlson, y un tipo apodado “Mad Dog” (perro loco) es un testimonio de lo peligroso que es Bolton.
Aunque no consiguió abrir nuevos frentes en la guerra en curso del gobierno de los Estados Unidos con el resto del planeta, el mandato de Bolton como asesor de seguridad nacional de Trump ha sido más o menos como se esperaba. Desde el principio, reanudó la guerra contra el derecho internacional y las instituciones multilaterales que había comenzado cuando estaba en la administración Bush, con la salida de EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y el anuncio de Bolton de que retiraba su contribución financiera tanto al Consejo como a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
después, amenazó con imponer sanciones a la Corte Penal Internacional (CPI), prohibió a sus jueces y fiscales la entrada en Estados Unidos, e incluso los acuso penalmente después de que el tribunal comenzase a investigar presuntos crímenes de guerra de Estados Unidos en Afganistán. Bolton también cerró la oficina de la OLP en Washington cuando pidió una investigación de la CPI sobre las violaciones de derecho internacional de Israel.
En cuanto a la política para América Latina, Bolton movió el péndulo de vuelta a la era del imperialismo abierto del siglo XIX, declarando que ni él ni el resto de la administración Trump “tenemos miedo de llamar a la Doctrina Monroe por su nombre”. Mientras los EE.UU. luchaban guerras en al menos siete países diferentes , Bolton denunció a Cuba, Venezuela y Nicaragua - países que nunca han tenido una guerra en el extranjero - la “Troika de la tiranía” y el “triángulo del terror”, y prometió “acción directa contra los tres regímenes “.
Para ello, se apoyó en el recién elegido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, otro fanático ecocida que comparte con Bolton el objetivo de ahogar cualquier gobierno que huela remotamente a izquierdismo en la región, y más tarde amenazó que el gobierno de Nicaragua “tiene los días contados.”
Con Bolton a la cabeza, Trump comenzó en serio a intentar deponer al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Bolton diseño las rondas cada vez más estrictas de sanciones criminales contra el pueblo de Venezuela, cuyos intereses afirmó solemnemente estar defendiendo, cuando él y la administración Trump ejercieron una presión creciente sobre el caótico gobierno de Maduro, con la esperanza de sustituirlo por un gobierno neoliberal que acabase con las reformas de Chávez. En una ocasión, salió de una conferencia de prensa de la Casa Blanca con las palabras “5.000 tropas a Colombia” escritas visiblemente en su libreta, para provocar el miedo a una invasión.
Afortunadamente, sus esfuerzos fueron un fracaso. Trump se aburrió , poniendo fin a los esfuerzos para un cambio de régimen.
Bolton y Trump también chocaron sobre Corea del Norte, con la que Trump parece genuinamente comprometido a tratar de encontrar la paz, y el vice ministro de asuntos exteriores norcoreano acusó a Bolton de sabotear las negociaciones con exigencias poco razonables. Aunque no se puede confiar en las declaraciones públicas de funcionarios de Corea del Norte, es perfectamente creíble de Bolton.
Del mismo modo, aunque Bolton fracasó desde el principio a la hora de conseguir que Trump lanzase un ataque masivo aéreo en Siria, más tarde consiguió salirse con la suya, aparentemente invalidando el anuncio previo de Trump por sorpresa de la retirada de Estados Unidos de Siria en una rueda de prensa en Jerusalén.
Es en la política hacía Irán donde Bolton ha sido más peligroso, sin embargo, a la búsqueda de su propia ballena blanca, como Moby Dick, entre los conflictos innecesarios y desastrosos en el exterior.
Su puesto en la administración Trump dio a Bolton su mejor oportunidad para iniciar finalmente la guerra que había estado soñando durante décadas, y no perdió la oportunidad. Después de haber prometido derrocar al gobierno iraní a finales de 2018, Bolton, una vez instalado en su puesto en la Casa Blanca, pidió al Pentágono que elaborase distintas opciones militares para atacar a Irán.
El año pasado, Bolton hizo todo lo que pudo , entre bastidores y en público, para empujar a la administración Trump a una guerra con Irán. Estos esfuerzos se intensificaron a medida que Bolton erosionaba a las fuerzas vagamente definidas como “moderadas” en la administración, mientras Bolton acusaba a Irán de diversas fechorías que justificasen un ataque, y a la vez trataba de provocar a Teheran para que cometiese un error que sirviese como pretexto para un ataque de represalia de Estados Unidos, además de las paralizantes sanciones en curso que tratan de “colapsar la economía” del país.
Estuvo a punto de conseguirlo, y fue Trump quién canceló un ataque aéreo en el último minuto gracias, según los informes , a una intervención de Tucker Carlson inimaginable.
En este periodo, Bolton, presionó a la administración a adoptar la política exterior preferida de la llamada #Resistencia de agresión hacia Rusia. Convenció a Trump de retirarse del tratado de armas nucleares INF con Rusia (otra vil trampa de Rusia, según los sospechosos habituales), y anunció el lanzamiento de “operaciones cibernéticas ofensivas” contra adversarios de Estados Unidos, tal como había instado poco antes de incorporarse a la administración Trump. Continuaba así la obra que había comenzado con Bush, cuando había dirigido la retirada de Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos con Rusia y denunciado el concepto de control de armas como el enemigo número uno de EE.UU.
Y ahora se nos dice que el motivo decisivo de la salida de Bolton de la administración Trump fueron sus objeciones a los planes del presidente de relanzar las conversaciones de paz con los talibanes en Camp David. Lo que concuerda, dada la oposición de Bolton, compartida por innumerables miembros de la clase política liberal.
Trump no merece ningún reconocimiento por su decisión. Sabía exactamente quién era Bolton cuando lo contrató, y durante más de un año dejó en gran medida a Bolton llevar a EE.UU. y a él mismo al borde de la guerra y el caos, dudando solo en el último segundo. A quién tenemos que agradecérselo no es a Trump, sino a una opinión pública estadounidense que es mucho más reacia a la guerra, que ha frenado a Trump de seguir esa política tan cerca de las elecciones, al parecer una de las advertencias de Carlson a Trump antes de que cancelase el ataque contra Irán.
Por desgracia, la salida de Bolton demuestra una vez más el despiste total del establishment liberal, como el representante Ted Lieu y el líder de la minoría del Senado Chuck Schumer que han denunciado el “caos” de la Casa Blanca. Incluso el senador por Connecticut Chris Murphy, a quién se considera el portavoz de los liberales en política exterior, reaccionó a la noticia confesando que estaba “gravemente preocupado por la grave inestabilidad de la política exterior de Estados Unidos” porque la “puerta giratoria del liderazgo de Estados Unidos” está socavando la “firmeza” que se necesita.
Nicholas Kristof, uno de los pocos colaboradores pretendidamente liberal del New York Times de la sección de opinión, profeso que, si bien “a menudo no estuve de acuerdo con Bolton”, estaba también “muy bien informado y dispuesto a enfrentarse”, y que su salida haría “más fácil a Trump tender la mano a Putin”, sobre todo si su próximo asesor de seguridad nacional es alguien ‘dócil’.
Si ha llegado hasta aquí, sabe que esto es un disparate.
Bolton era la inestabilidad misma de la política exterior de Estados Unidos. Su presencia en cualquier lugar cerca de poder era lo que socavaba la “firmeza estadounidense”. Si un consejero “dócil” en este contexto imperfecto es alguien que está de acuerdo con las negociaciones de paz con Kim Jong Un, los Talibán, y con retirar las tropas de Siria, es preferible, sin lugar a dudas, que tener a Bolton “empujando hacia delante” contra cualquier cosa que no implique bombardear masivamente a los pobres de países lejanos. (Los Kristofs de este mundo, al menos, pueden consolarse: en el mundo real, Trump ha sido mucho más agresivo con Rusia que su predecesor).
El final del mandato de Bolton sin duda conlleva un riesgo, porque siempre cabe la posibilidad de que el siguiente asesor sea aún peor. Pero es difícil pensar en alguien, ni siquiera dentro de los círculos del establishment de la política exterior de Washington, que sea tan violento, mentiroso, y peligroso como John Bolton. Bolton dijo una vez que creía que “demasiados estadounidenses no viven en un clima de miedo”. Ahora que se ha ido, tal vez no tendrán que hacerlo.
miembro del comité de redacción de Jacobin, vive en Toronto, Canadá.
Fuente:
https://jacobinmag.com/2019/09/john-bolton-resignation-donald-trump
Traducción:
G. Buster





 y ver  ..
http://mariwim.info/?p=109 


La Administración de EE.UU. administra su hundimiento


La " Gran Marcha de Guaidó , Foto del mes.

La gran marcha  de Guaidó
Una Opositora ( no por un chavista )acaba con el desde su Balcón –

Primero pueden ver el vídeo que el señor Guaidó subió hace menos de una hora a su facebook en la «Gran Marcha de Hoy», con música heróica y manipulando las imágenes para que parezca que hay miles de personas. 14 Septiembre 2019
.https://topeteglz.org/2019/09/15/videogran-marcha-de-juan-guaido-una-opositora-acaba-con-el-desde-su-balcon-14-septiembre-2019/

Y VER ..




  

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sábado, 14 de septiembre de 2019

Hacia una nueva crisis global .

La economía mundial al rojo vivo, hacia una nueva crisis global



A pesar de los discursos optimistas promovidos por Donald Trump sobre la aceleración de la economía estadounidense en materia de crecimiento, inversión y empleo, las últimas cifras en materia económica y producción industrial sugieren que EE.UU. se ha sumado a Europa y Japón en una fuerte desaceleración que se ha manifestado con mayor claridad a partir del segundo trimestre del año. Este hecho ocurre en un contexto donde la “guerra comercial” y “tecnológica” entre los EE.UU. y China ha escalado un nuevo peldaño y amenaza -como lo señalan diversos especialistas- con desencadenar una recesión global antes de que termine el año.
De acuerdo con datos del JPMorgan, el Índice Global de Gestión de Compras (PMI) registró una caída de 0.6 unidades para el segundo trimestre del año, ubicándose en un valor de 51.2 unidades, lo que representa la tasa de expansión económica más lenta desde julio de 2016 (1). Los datos del PMI son consistentes con la ralentización del PIB mundial para el segundo trimestre del año al ubicarse a un ritmo de crecimiento anual de 1.8% -a precios de mercado-, por debajo del 2.4% registrado en el primer trimestre del año.
El PMI de la actividad manufacturera es el que está registrando la principal caída, al pasar de 49.4 unidades en el mes de junio a 49.3 unidades en el mes de julio -lo cual no se veía desde octubre de 2012- advirtiéndose que por debajo de las 50 unidades se manifiesta como una señal de contracción. Con ello el número de países con un PMI manufacturero, a la baja aumento a 19 de los 30 países en donde se aplica esta metodología.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reciente informe del mes de julio, ajustó por cuarta vez su proyección de crecimiento para la economía mundial, al situarla en 3.2%, con lo cual se estima una caída de cuatro puntos porcentuales con respecto a la tasa de crecimiento registrada en 2018. En este sentido Christine Lagarde presidenta del FMI, señaló que la economía mundial atraviesa un “momento delicado”, remarcando que hace dos años, el 75% de la economía global experimentaba un crecimiento “al alza”, mientras que para este año se prevé que el 70% experimente una desaceleración.
La desaceleración global se presenta en un contexto de recrudecimiento de la “guerra comercial” y “tecnológica” entre EE.UU. y China, que ha impactado en la contracción del comercio mundial y en la dinámica de los flujos de la Inversión Extranjera Directa (IED), en las diversas regiones del mundo. En este sentido, de acuerdo con datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el “Barómetro de Comercio de Mercancías” para el mes de agosto se ubicó en 95.7 puntos, lo que constituye su peor cifra desde marzo de 2010. Las lecturas de este índice muestran que cuando se ubica por debajo de los 100 puntos se espera una contracción en los intercambios mercantiles, mientras que si lo hace por encima se espera una expansión, lo cual no ha sucedido desde hace un año. En este mismo sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2019), ha señalado que el crecimiento en el volumen del comercio mundial se ha desacelerado abruptamente en los últimos años, al pasar de alrededor del 5.05% en 2017 a alrededor del 0.75% en el primer trimestre de 2019.
Sumado a lo anterior, de acuerdo con datos la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2019), los flujos de la IED hacia las economías desarrolladas alcanzaron su punto más bajo desde 2004, disminuyendo en un 27%. Los flujos a Europa se redujeron a más de la mitad mientras que los de América del Norte disminuyeron en un 4%.
La ralentización de la economía global ha empujado a una reducción de los indicadores de la actividad económica en casi todas las principales economías de Europa, Asia y América.
En la zona del euro se proyecta un crecimiento del 1.3% (seis puntos por debajo del registrado en 2018), con una revisión hacia la baja para Alemania de 0.7%, Francia 1.3% e Italia 0.1%, ante un contexto de bajas tasas de interés y exacerbación de la deflación.
En la periferia europea la situación de la economía turca se agrava, ya que técnicamente se encuentra en recesión. En este sentido, el crecimiento económico registrado en ese país en los últimos años fue más una ilusión que una realidad, ya que en parte fue producto de una expansión inmobiliaria improductiva, acompañada de una creciente cantidad de créditos y préstamos externos, atraídos por las bajas tasas de interés, que finalmente estalló tras el fortalecimiento del dólar, generando la fuga de capitales y la depreciación de la Lira turca en más del 30% con respecto al dólar, disparando una tasa de inflación cercana al 20%. El temor a nivel global se acrecienta, en la medida en que las empresas y bancos turcos no puedan pagar dichos costos, generando un efecto de “contagio” en el ámbito internacional.
En la región de Asia se pronostica que la economía China registre la tasa de crecimiento más baja en casi tres décadas, al situarse en 6.2%. El Banco Popular de China (BPC), recientemente tomó la decisión de devaluar su moneda en 1.4% frente a la divisa estadounidense, superando la barrera psicológica de las 7 unidades por dólar y colocando la cotización en un nivel no visto desde hace 11 años. Esta medida fue generada luego de que la Casa Blanca anunciara que impondrá otro 10% en aranceles a los productos procedentes del gigante asiático por un valor de US$300,000 millones a partir del mes de septiembre.
La devaluación del yuan ha disparado al dólar luego de que los inversionistas movieran sus capitales en búsqueda de refugio hacia monedas duras como la estadounidense, generándose con ello un clima de incertidumbre que pudiera desatar un “tsunami” en los mercados financieros, como ya sucediera en 2015 y 2016.
Por otro lado, la economía japonesa sigue entrampada en un estancamiento económico al proyectarse una tasa de crecimiento de 0.7% -un punto por debajo del registrado en 2018- que la coloca en una franca desaceleración y deflación, a pesar de los fuertes “déficits presupuestarios”, generados durante casi 20 años.
En el continente americano, a pesar de los recientes discursos de Donald Trump sobre la recuperación de la economía estadounidense, se proyecta –de acuerdo con el FMI- una desaceleración gradual para los próximos años. Al cierre del presente año se estima un crecimiento del 2.6%, que lo coloca tres puntos porcentuales por debajo de la tasa registrada en 2018.
Así mismo el PMI manufacturero pasó de 50.4 unidades durante el mes de julio a 49.9 unidades en el mes de agosto, hecho que no se presentaba desde septiembre de 2009, lo que significa que la actividad manufacturera se encuentra en una recesión.
Al presidente Trump se le esfuman sus enardecidos triunfalismos cuando la política monetaria parece ser un instrumento de poco o nulo estímulo para detonar el crecimiento económico, hecho que mantiene a la FED -y su presidente Jerome Powell- en un claro dilema, ya que por un lado diversos miembros han insistido en mantener las tasas de interés en los niveles donde se encuentran actualmente porque temen que una tasa demasiado baja genere un auge y una caída del crédito de forma insostenible, en cambio otros mantienen la idea de seguir reduciendo las tasas, como parte de las exigencias de Trump, ante la desaceleración gradual de la economía.
Bajo este contexto, recientemente Jerome Powell -en su intervención dentro de la reunión anual de verano de los banqueros centrales del mundo en Jackson Hole, Wyoming- señaló su preocupación por la ralentización de la economía global motivada por las tensiones comerciales, haciendo entrever que podría rebajar más los tipos de interés si las turbulencias mundiales dañan la economía estadounidense: “[…] Las perspectivas de crecimiento mundial se han deteriorado desde mediados del año pasado. La incertidumbre de la política comercial parece estar desempeñando un papel en la desaceleración mundial y en el débil gasto en manufactura y en capital en EE. UU.”, así mismo Powell remarco que la FED no tiene un manual para responder a la incertidumbre que provocan estas tensiones.
Como respuesta al discurso de Powell, Trump –que insiste en que la FED baje las tasas en un punto porcentual completo, dejándolas en 1,25% -, arremetió contra éste al señalar que: “Como siempre, la Fed no ha hecho NADA. Es increíble que puedan hablar sin saber o sin preguntarme lo que estoy haciendo —lo cual voy a anunciar pronto—. Tenemos un dólar muy fuerte y una FED muy débil. Mi única pregunta es, ¿quién es nuestro enemigo más grande, Jerome Powell o el presidente Xi?”.
A pesar de las graduales tensiones provocada por estos dilemas, lo cierto es que la política monetaria seguida por la FED desde el estallido de la crisis económica-financiera global de 2007 -primero de flexibilización cuantitativa (QE) y luego de “normalización”- no han sido una palanca para apuntalar el crecimiento de la economía a los niveles anteriores de la crisis, hecho que se ha recrudecido ante la baja inversión con respecto al PIB y el estancamiento de los salarios y la productividad.
La inversión fija privada real registró una caída del 1.1% con respecto al primer trimestre del año, a su vez la no residencial lo hizo en 1.4%, lo que la coloca en su nivel más bajo desde el cuarto trimestre del 2016.
Por otro lado, en la región de Latinoamérica, las principales economías presentan un fuerte proceso de desaceleración económica, exacerbado entre otros factores por los impactos de la “guerra comercial” y la depreciación de sus monedas. De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), la economía -brasileña-, registró una tasa de crecimiento del 0.4 % en el segundo trimestre del año -en comparación con la contracción de 0.1% registrada en el primer trimestre-, salvando una eventual recesión técnica, pero con un bajo crecimiento para el presente año del 0.8%.
La economía mexicana -igual que la brasileña-, libro para el segundo trimestre del año una eventual recesión técnica, al registrar una tasa de crecimiento del 0.1%, luego de que se contrajera en 0.17% en el primer trimestre del año. Con ello, para el presente año se pronostica un crecimiento del 0.50% de acuerdo con estimaciones del Banco de México, que lo sitúan muy por debajo del 2.7% previsto en julio del año pasado.
En Argentina se exacerba la “crisis de la deuda”, y por ende la recesión económica para el presente año. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la economía argentina se contrajo 5.8% y 4.2% en el primero y segundo trimestre del año, lo que la coloca en una contracción del 1.3% para el presente año. Así mismo la tasa de inflación y desempleo se ubicaron en niveles históricos al llegar a 54.1% y 10.1% respectivamente.
La “crisis de la deuda” ha sido consecuencia de la mala conducción en la política económica por parte del gobierno actual de Mauricio Macri, ya que desde que asumió la presidencia en el año 2015 comenzó a financiar la salida de divisas mediante la deuda externa y el ingreso de dólares especulativos sin generar condiciones de reparo. Finalmente, este contexto macroeconómico estalló, cuando en abril de 2018 dichos capitales -que venían financiando las salidas ociosas de dólares-, se retiraran del país ante la subida de las tasas de interés por parte de la FED, desatando la corrida cambiaria que disparo la devaluación del peso y por ende la insostenibilidad para cubrir los servicios de la deuda, a pesar del crédito Stand-by de 57 mil millones de dólares emitido por el FMI.
Bajo este contexto la economía mundial transita por caminos bastante sombríos que la colocan en escenarios de alta inestabilidad y fragilidad, acentuándose las condiciones para el estallamiento de una nueva crisis global. Proceso enmarcado -como lo hemos denotado-, en una baja recuperación de la actividad económica a nivel mundial, que se prolonga desde hace ya diez años, cuando termino la Gran Recesión a mediados de 2009. De esta manera como lo señalan diversos autores nos encontramos en una “Larga Depresión” -similar a la de los periodos de 1873-1897 o 1929-1942-, que se caracteriza por ser la recuperación más larga tras una crisis en 75 años.
Si nos ubicamos en el contexto de la economía estadounidense diversos economistas de corte poskeynesiano, han señalado la necesidad de apuntalar la economía mediante un “estímulo fiscal”, a través del déficit presupuestario y el gasto gubernamental para alentar a la “demanda agregada”. Sin embargo, como lo señala diversos economistas, el problema con esta opción es que vivimos en una economía capitalista, donde las decisiones de inversión -que impulsan cualquier economía-, son tomadas por sectores empresariales, que buscan obtener la mayor rentabilidad en su capital. En este sentido de acuerdo con el proveedor de datos FactSet, durante el primer y segundo trimestre del año las ganancias de las compañías S&P 500, registraron una caída del 0.3% y 0.4% respectivamente, con lo cual es la primera vez que el índice reporta dos trimestres consecutivos de caídas interanuales desde el primer y segundo trimestre de 2016.
La caída de las ganancias por parte del capital monopolista-financiero estadounidense pone en evidencia las contradicciones del “régimen de acumulación con dominación financiera” (RADF) instaurado a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, que trajo consigo un cambio cualitativo en la lógica de la reproducción del capital, ya que la esfera financiera predetermina a la esfera productiva. El RADF, exacerba las turbulencias financieras y por ende la vulnerabilidad de los mercados a nivel global consistente en bajas tasas de interés en los bonos soberanos, caída de índices bursátiles, aumento de la volatilidad financiera y depreciaciones de las divisas en los países emergentes, como está pasando en América Latina.
El capitalismo más que avanzar hacia una reconfiguración en los componentes de su “régimen de acumulación”, transita hacia un escenario de crisis y estancamiento económico, enmarcado -como se presenta en el caso estadounidense-, por: a) una tendencia a la caída de las ganancias por parte del capital monopolista-financiero, que desencadena una disminución en la inversión y en la producción; b) la nula existencia de una política monetaria y fiscal que promueva el crecimiento económico y c) la exacerbación de la “guerra comercial” y “tecnológica”.
¡Los ingredientes ya están sobre la mesa y han llegado para quedarse!

Nota:
El PMI, es un indicador mensual que muestra una clara evidencia sobre la situación actual por la que atraviesa la economía del sector privado debido a su altísima correlación con el crecimiento económico global. Se construye a partir de la elaboración de un conjunto de encuestas a altos ejecutivos de compras senior (o similar) en alrededor de 400 empresas ubicadas en más de 30 países. Los paneles de la encuesta se seleccionan cuidadosamente para representar con precisión la verdadera estructura del sector monitoreado: manufactura, servicios, construcción o toda la economía del sector privado.
Iván Cortés Torres, Doctorando en Economía Social, Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México. Investigador del Departamento de Economía Mundial, Facultad de Economía y Empresa, Universitat de Barcelona (UB).