domingo, 4 de febrero de 2018

Gödel y la seguridad jurídica .

 

 Resultado de imagen de godel

 

Gödel y el Derecho

Que el Tribunal Supremo no haya emitido la Euroorden contra Puigdemont y los exconsellers, por temor a que otro tribunal valore que no existe delito de rebelión, es una falla en el sistema jurídico, que ha dejado de aplicarse por temor (del magistrado Llarena) a que se produzca un conflicto entre dos interpretaciones, la suya y la del operador jurídico belga/danés





Kurt Gödel fue un señor austrohúngaro que, con apenas 25 añitos, puso patas arriba toda la teoría matemática con sus “teoremas de la incompletitud”. El muchacho —que hoy en día quizás estaría trabajando de conductor de Über— demostró que, “bajo ciertas condiciones, ninguna teoría matemática formal es a la vez consistente y completa”. Por “completa” se entiende que todas sus proposiciones (o axiomas) sean “decidibles” —esto es, que se pueda determinar si son verdaderos o falsos—. Y por “consistente” (o compacta), se entiende que, si todos sus axiomas son “decidibles”, entonces no son coherentes entre sí. 
Esto, que puede parecer un acertijo indescifrable, se puede ejemplificar en una proposición muy sencilla si nos tomamos la licencia de simplificar el teorema al máximo. Imaginemos entonces que tenemos el siguiente enunciado: “esta oración, a la que llamaremos P, es indecidible”. El significado del mismo es que no podemos decir si P es verdadera o es falsa (porque es indecidible). Ahora bien, si P es falsa, la solución es inconsistente (no es compacta) porque la propia oración dice que no lo podemos saber. Al decir que P es falsa, estamos llevando la contraria a P. Pero si P fuese cierta, nunca lo sabríamos, porque esa “verdad” lo que nos dice es que nunca podremos resolver si es verdadera o si es falsa, por lo que sería incompleta.


La conclusión de este teorema, por tanto, es que en un sistema de un cierto tamaño y compuesto de oraciones (proposiciones/axiomas), siempre encontraremos alguna(s) que no puedan ser demostrables/decidibles o que, siendo todas demostrables/decidibles, alguna(s) no serán coherentes entre sí. Pero ¿qué tiene que ver todo este jaleo con el Derecho?
El Derecho es un sistema complejo, compuesto de multitud de axiomas, repartidos en leyes, códigos, reglamentos, sentencias, etc, que pretende describir una realidad y que funciona con determinadas reglas. Dentro de estas reglas hay dos que se me antojan fundamentales: la primera de ellas se compone, a su vez, de un conjunto de criterios que se utilizan para interpretar las normas, y que aparecen en el artículo 3 del Código Civil. La interpretación de las normas es importante, por ejemplo, para resolver cuando dos normas entran en conflicto.
La segunda de estas reglas fundamentales hace referencia a los métodos para resolver las “lagunas legales”, situaciones nuevas que se dan en la realidad y para las que no hay aún normas específicas aplicables. En estos casos, el operador jurídico (generalmente un juez o una jueza) realiza lo que se llama “integración jurídica”, que en algunos casos consistirá en aplicar una norma de otro sector del Derecho (normalmente el Derecho Civil). En otros casos se resolverá mediante la analogía (ante un hecho en particular que no tiene regulación se le aplica una ley que regula un caso semejante) o los Principios Generales del Derecho (postulados, ideas, fórmulas básicas o fundamentales que constituyen la base de todo nuestro ordenamiento jurídico). Cuando se utiliza la analogía o se resuelve con base en los Principios Generales del Derecho, lo que está haciendo el operador jurídico (juez/a) es, básicamente, crear derecho nuevo para rellenar esa laguna.
El objetivo de estas reglas —de interpretación o de integración jurídica— es dotar al derecho de “completitud”, como si de un sistema lógico se tratase, estableciendo una serie de axiomas que puedan describir la realidad, el marco de convivencia de las personas que conforman una comunidad. Esta apariencia de completitud nos hace tener una sensación de seguridad (de ahí el uso habitual de la expresión “seguridad jurídica”). Así, parece que todo encaja, que todo es lógico y que hay que cumplir las normas para evitar el caos. Sin embargo, el amigo Gödel ya nos demostró que esa apariencia de completitud es sólo eso, apariencia, y que no puede existir ningún sistema complejo en el que sus axiomas puedan resolverse (decidirse) y que sean, además, coherentes entre sí. Y si el Teorema de Gödel funciona en las Matemáticas, conocidas como las “ciencias exactas”, imagínense lo que sucede en un sistema gigante, como el Derecho, en el que hay componentes subjetivas (inexactas) como la ética, la moral, la política, el poder, los sentimientos, las pasiones… Es en casos donde todas esas componentes se manifiestan en su máxima expresión cuando se hace más evidente la incompletitud y la inconsistencia del Derecho, y la situación en Cataluña es un ejemplo perfecto de ello.
El caso más “tonto” sería el de la investidura telemática. No hay ninguna disposición en el Reglamento del Parlament de Catalunya, que haga mención a este supuesto, que lo habilite o que lo prohíba. Esta laguna legal ha permitido que sea el Tribunal Constitucional el que “integre” jurídicamente –creando derecho— resolviendo en función de su propio criterio de interpretación que no es posible. Esta laguna rellena no presenta mayores conflictos, pues no choca frontalmente con ninguna otra disposición, pero hay dos casos más en los que la aplicación de los teoremas de Gödel al ordenamiento jurídico son más claros y pertinentes.
Si el Derecho fuese un sistema completo y compacto, donde todas sus normas y reglas fuesen decidibles y coherentes entre sí, el Tribunal Supremo habría emitido una Euroorden contra Puigdemont y los consellers en el extranjero. Puigdemont hubiera sido ya detenido y puesto a disposición de las autoridades judiciales belgas o danesas y éstas habrían ya emitido un juicio valorativo sobre los delitos por los que se le persigue. Que el Tribunal Supremo no haya emitido la Euroorden, por temor a que otro tribunal valore que no existe delito de rebelión, es una falla en el sistema jurídico, que ha dejado de aplicarse por temor (del magistrado Llarena) a que se produzca un conflicto entre dos interpretaciones, la suya y la del operador jurídico belga/danés. Si ese conflicto entre dos interpretaciones se produce, a tenor de un mismo axioma (el delito de rebelión contenido en el Código Penal), es señal de que ese axioma no es decibile (no se puede demostrar que es verdadero o falso) o de que el auto donde se imputa el delito a Puigdemont no es compacto (no es coherente con lo que establece el axioma/artículo del Código Penal).
En los mismos términos, nos encontramos con el problema de la inmunidad e inviolabilidad de los representantes políticos. Si la norma dice que un diputado no puede ser detenido salvo si está cometiendo un delito flagrante (si lo pillan con la pistola en la mano o con el carrito de los helados), es impensable que haya cargos electos que ya hayan recogido el acta de diputado (o que la hayan recogido en su nombre) y que estén en prisión, o que no puedan entrar en territorio español por riesgo cierto de ser detenidos. En el primer caso se utiliza un argumento—paradoja, defendida increíblemente por muchos juristas, de que no es lo mismo estar en prisión que ser detenido, como si lo primero no fuese una consecuencia lógica de lo segundo. Esto implicaría que estas personas están en prisión por su propia voluntad. En el segundo caso, si hay un riesgo cierto de que sean detenidos al pisar territorio español es porque, o bien van a pisar territorio español cometiendo flagrantemente un delito, o bien se está obviando su inmunidad e inviolabilidad parlamentaria. El argumento más repetido –que la inmunidad no significa que puedan hacer lo que les dé la gana— es inconsistente, ya que la inmunidad no significa que el proceso penal no siga su curso y que, en caso de ser condenados, no cumplan la pena. Simplemente significa que deben poder ejercer sus facultades como parlamentarios hasta que no haya una condena firme que los inhabilite para ello.
En este caso, vemos de nuevo como existen unos axiomas/normas que regulan una situación y que, o bien no son decidibles (por tanto no podemos decir que lo establecido en la Ley sobre inmunidad/inviolabilidad es cierto) o bien no son compactos/consistentes (es decir, que las resoluciones del Tribunal Supremo chocan con lo dispuesto en las normas que tienen que tener en cuenta y aplicar). La incompletitud y la inconsistencia del Derecho quedan más que demostradas en estos dos ejemplos y, si hoy en día leemos opiniones la mar de convencidas de que “se está aplicando la ley”, es porque hemos dejado de creer definitivamente que existe un espíritu de equidad y de justicia detrás del ordenamiento jurídico y del Poder Judicial. Porque aceptamos que el árbitro se equivoque, aplaudiendo si el penalti que ha señalado es a favor de nuestro equipo o criticándolo si lo ha señalado en contra, independiente de que, según el reglamento, sea penalti o no. ¿En esto queda, al final, la seguridad jurídica?



sábado, 3 de febrero de 2018

MIlongas monclovitas.


 La trinidad


 “La Moncloa ha triunfado"... ¿Pero en qué?


Milongas sobre el conflicto catalán se nos han contado unas cuantas en estos últimos días. Una es que los mensajes de Puigdemont significan el fin del procés. Como si un asunto tan serio pudiera acabar con una sola frase
El fracaso, inevitable, de Puigdemont es un alivio muy pequeño para para Rajoy. Porque el problema catalán, que él sería el encargado de resolver, sigue ahí, prácticamente sin cambios
 El argumento acusatorio final en todo debate dentro de un partido o entre socios de una coalición es que el rival está haciendo el juego al enemigo común. En sus mensajes robados a Antoni Comín Carles Puigdemont ha caído en ello. “Triunfa el plan Moncloa”, dice. Y La Moncloa no ha tardado un minuto en hacer saber al orbe que esa frase supone el reconocimiento de la derrota del independentismo o, mejor, de la victoria sin paliativos de Rajoy y de los suyos. Ese es el mensaje que desde hace dos días domina en los medios de comunicación. Pero es falso. Rajoy no ha triunfado en nada. Simplemente ha conseguido un poco de tiempo.
Su poder mediático es el único instrumento eficaz que le queda al presidente del gobierno español. Está en minoría en el parlamento, corre el riesgo de que éste se disuelva si en unos meses no se aprueba el nuevo presupuesto, Ciudadanos amenaza con quitarle la primacía de la derecha, todas las iniciativas, políticas y jurídicas, que desde el 1 de septiembre ha emprendido en el conflicto catalán han terminado en ridículo o en un absurdo sin salida y encima su partido ha sido laminado en el Parlament, en donde los independentistas siguen siendo mayoría.




Pero tiene a los medios. (La verdad es que ahora también cuenta con el apoyo casi incondicional del PSOE, aunque aún no está claro para qué le va a valer eso). Su gabinete de acción política y jurídica no deja de meter la pata pero el de comunicación funciona a la perfección. Un ejército de operadores mediáticos, desde presentadores de programas a tertulianos, pasando por los responsables de los informativos, difunde cotidianamente sus mensajes y éstos dominan el espacio de la comunicación. En los grandes medios, los que influyen de verdad en la opinión de la mayoría, las voces discordantes con el discurso oficial son meras anécdotas que nunca van más allá de hacer de Pepito Grillo.
Ese poderoso montaje se ha logrado tras largos años de trabajo y de utilización de los más variados mecanismos de presión. Y se refuerza con la adhesión personal y entusiasta de muchos de sus agentes a la causa del poder. Y hoy por hoy es la gran baza de Rajoy para hacer frente a los muchos problemas que amenazan su futuro. Más que la buena marcha de los datos macroeconómicos, que ciertamente favorecen al gobierno pero tras de los cuales hay zonas demasiado oscuras –el paro todavía altísimo, los bajos salarios, la desigualdad del crecimiento- que un día podrían arruinar el optimismo oficial y en parte ya lo están haciendo. Y más también que la capacidad del gobierno para influir en las altas instancias de poder judicial. Porque el forzamiento de las leyes y los abusos de algunos jueces que se propician desde La Moncloa tienen un límite: el de las contradicciones que esas actuaciones generan y las reacciones críticas que pueden provocar en los sectores aún independientes de la magistratura. El último dictamen del Consejo de Estado es un indicador de ello.
En la prensa y en las teles no hay problemas de ese tipo. Se puede contar una milonga sin que pase nada. Nadie que tenga algo de influencia pública denuncia que como consecuencia de esa sumisión al poder la información haya alcanzado niveles patéticos de calidad. Que no resisten la mínima comparación no solo con los de nuestro entorno sino tampoco con los que había en España hace menos de una década. Y milongas sobre el conflicto catalán se nos han contado unas cuantas en estos últimos días. Una es que los mensajes de Puigdemont significa el fin del procés. Como si un asunto tan serio pudiera acabar con una sola frase, que solo tiene sentido en el contexto de una batalla interna. Como si el supuesto reconocimiento por parte del expresident de que La Moncloa ha ganado eliminara de golpe la victoria del independentismo en las elecciones de septiembre, su mayoría parlamentaria indiscutible. Como si sus dos millones y pico de votantes hubieran cambiado de opinión de un día para otro.
El bombardeo mediático, directo o subliminal, habrá llevado a creer a más de un ciudadano de fuera de Cataluña que eso ha ocurrido. Pero no es verdad. El procés sigue. Y a no ser que sus protagonistas se vuelvan locos esperará una nueva oportunidad. Desechando nuevas tentaciones unilateralistas y gestionando lo mejor que puedan el poder institucional y político del que disponen. La acción represiva de los tribunales, que va a seguir sin miramientos –véase lo que le ha pasado al conseller Forn – va a darle nuevos argumentos. Si a Rajoy, y al PSOE, no se les ocurre otra cosa, lo van a tener crudo.
Otra milonga es la de que el enfrentamiento en el interior del independentismo por el liderazgo del procés mismo va a terminar en ruptura abierta o en nuevas elecciones. Los medios están obsesionados con este asunto. Le sacan punta a cualquier mínimo apunte que pueda ir en esa dirección. El martes por la tarde, cuando unos cientos de manifestantes pro-Puigdemont se saltaron las vallas colocadas a la puerta del Parlament y la policía los tuvo que repeler a palos, pocos, la verdad, se dijo que ese era un hecho dramático que iba a tener enormes consecuencias. Al día siguiente nadie se acordaba de aquello.
Efectivamente hay una guerra interna en el independentismo. Pero desde hace mucho. Como ha ocurrido en las coaliciones de ese tipo que en el mundo han sido. Y esa guerra fue determinante de la salida por la que se optó ante la amenaza del 155, en octubre. Puigdemont quería evitarlo convocando elecciones. Esquerra no. Y se impuso. Equivocándose, como parece que está reconociendo alguna de sus gentes. Y el expresident le ganó las elecciones, renaciendo de sus cenizas. Y se lanzó a por todas, poniendo de los nervios a Rajoy, que temió que no iba a poder aguantar el ridículo que habría supuesto que Puigdemont fuera reelegido y que por eso permitió las barbaridades jurídicas que si no le han costado el puesto es porque el Tribunal Constitucional ha evitado propiciarlo. Al final ha sido Esquerra quien ha puesto fin al sueño de la restitución. Pero sin escarnio. Haciendo todo lo posible para que la coalición no se rompa. Y no se va a romper. El lamento de Puigdemont en su mensaje lo confirma. Sabe que no solo Esquerra está por buscar otra vía. Por hacerse con el poder que le han dado las urnas. Y tirar para adelante.
Faltan unos días para que esas realidades se abran paso entre la tupida niebla que los medios han creado para ocultarlas. Ojalá que entremedias no pase algo terrible que lo impida y veremos qué dicen cuando eso ocurra. Pero desde ahora mismo se puede colegir que La Moncloa no ha triunfado en nada. El fracaso, inevitable, de Puigdemont es un alivio muy pequeño para para Rajoy. Porque el problema catalán, que él sería el encargado de resolver, sigue ahí, prácticamente sin cambios. Y apelando, una vez más, a la necesidad de abrir una vía, si no de negociación, sí de diálogo. Por la que Rajoy ha demostrado que no sabe caminar. ¿Y el PSOE?

viernes, 2 de febrero de 2018

¿Un trato judicial favorable para los Pujol a cambio de su silencio?.

El borbón emérito estaría también implicado en el ‘caso Pujol’

Por Kaos. Estado Español
El rey emérito estaría también implicado en el llamado ‘caso Pujol’. Se habría negociado un trato judicial favorable para los Pujol a cambio de su silencio.

El rey emérito estaría también implicado en el llamado ‘caso Pujol’. Se habría negociado un trato judicial favorable para los Pujol a cambio de su silencio. Una noticia que vuelve a confirmar que la corrupción es consustancial al régimen monárquico, mientras los medios ponen el foco en los escandalosos fastos del cincuentenario del borbón hijo.


La Policía implica al rey Juan Carlos en el ‘caso Pujol’, según ‘El Mundo’
El juez José de la Mata ha incorporado al sumario notas policiales sobre la existencia de una negociación entre el CNI y el expresidente Pujol
El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata acaba de incorporar al sumario judicial del caso Pujol varias notas policiales internas que sostienen la existencia de una negociación entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el ex presidente catalán Jordi Pujol.
El juez de la Audiencia José de la Mata, que lleva el ‘caso Pujol’, ha incorporado al sumario varias notas policiales sobre la existencia de una negociación entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el expresidente catalán para que la famillia Pujol tenga un trato judicial favorable a cambio de que no cuente que el rey Juan Carlos tiene dinero en la cuenta Soleado de Gürtel, según publica en su edición de hoy, lunes, el diario ‘El Mundo’. La cuenta Soleado, integrada en bancos suizos y administrada por Arturo Fasana, es en la que, según la Audiencia, el capo de la Gürtel, Francisco Correa, ocultó 18 millones de euros y en la que, según ese empresario, no solo estaría el Rey Emérito sino varias altas personalidades españolas.
Las notas internas de la Policía, asegura el diario, han sido aportadas al sumario por el dueño de la agencia de detectives Método 3 y fueron elaboradas por el comisario José Manuel Villarejo. El Mundo relata que con esta situación la guerra existente entre un sector de la Policía y el CNI se ha exacerbado, hasta el punto de que el servicio de inteligencia ha declarado al autor de la información que la afirmación contenida en los informes de Villarejo no quedará sin respuesta, y apostillan: «La mejor manera de dignificar una mentira es citar al CNI».



Un sector de la Policía implica al Rey Juan Carlos en el ‘caso Pujol’
l juez de la Audiencia Nacional José de la Mata acaba de incorporar al sumario judicial del caso Pujol varias notas policiales internas que sostienen la existencia de una negociación entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el ex presidente catalán Jordi Pujol.
El objeto de estas supuestas conversaciones buscarían, siempre según estos informes, un trato judicial favorable para el clan catalán a cambio de que no desvele información sensible sobre Don Juan Carlos. Concretamente, que no cuente que el Rey Emérito tiene dinero en la cuenta Soleado de Gürtel.
as notas internas han sido aportadas al sumario por el dueño de la agencia de detectives Método 3 y fueron elaboradas por el comisario José Manuel Villarejo. Con la introducción de estos documentos en la macrocausa contra los Pujol, la guerra entre un sector de la Policía y los servicios de Inteligencia españoles que viene librándose desde hace varios años se traslada por primera vez a la Audiencia Nacional, con consecuencias imprevisibles.
No en vano, a la vista del contenido de estos documentos, y tras comprobar que obran en poder del titular del Juzgado de Instrucción número 5, el CNI ha tomado la determinación, de manera extraordinaria, de romper su silencio y responder de manera contundente.
Fuentes oficiales de este organismo han declarado a EL MUNDO que la afirmación contenida en los informes de Villarejo no quedará sin respuesta, y apostillan: «La mejor manera de dignificar una mentira es citar al CNI».
A la vista de estos y otros elementos, el juez José de la Mata ha decidido abrir una nueva línea de investigación para esclarecer la actuación de la Policía en este asunto. De tal manera que al tiempo que rastrea las operaciones de la familia Pujol está dispuesto a hacer lo propio con las actividades de los investigadores.
El juez ha adoptado la decisión después de que el dueño de la agencia Método 3 le haya comunicado por escrito que dos antiguos trabajadores suyos colaboraron con la Policía en la elaboración de las referidas notas informativas a cambio de fondos reservados.
Según Francisco Marco, sus ex trabajadores Antonio Tamarit y Julián Peribáñezcolaboraron con la Unidad de Inteligencia que dirigían los comisarios Villarejo Marcelino Martín Blas y cuyas pesquisas propiciaron el origen del caso Pujol.
Fue esta Unidad la que logró que la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del ex president, compareciera ante la Policía Judicial y prestara declaración describiendo las actividades delictivas que había presenciado. Un testimonio que constituyó el germen del caso.
Marco sostiene que sus detectives, a los que acusa de traición, percibieron dinero público de los mandos policiales a cambio de realizar seguimientos ilegales y obtener diversa información que sería utilizada para la elaboración de sus documentos de trabajo.
Según algunos de estos documentos policiales -uno de los cuales se reproduce en esta página-, la clave de la intervención del CNI reside en la vinculación de Don Juan Carlos con la cuenta suiza Soleado, en la que ocultaba su fortuna el cabecilla de la trama GürtelFrancisco Correa. «Algunos responsables del CNI negociarían con el propio Pujol de ayudarle [sic] a cambio de que no revelara las relaciones de altas personalidades del Estado español con la cuenta Soleado», reza textualmente una de las notas remitida por Villarejo a sus superiores en diciembre de 2014.
Pero no son sólo los informes de Villarejo los que intentan vincular al CNI en este asunto. Hace unos días, otros mandos policiales transmitieron al juez De la Mata que los servicios de Inteligencia estaban involucrados en la última remesa de información incorporada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) al procedimiento.
Esos mandos precisan que el pendrive que esta unidad depositó en la Audiencia Nacional con documentación inédita de la familia Pujol y que ha servido de base para sus últimos informes -en los que se implica en la trama de Pujol a los ex secretarios de Estado del PP Juan Costa y José Manuel Fernández Norniella– también contiene información del CNI. Y que, por ello, enviaron una copia de este dispositivo a la sede del mismo. Las mismas fuentes del CNI también consideran «falso» este extremo.
A la vista del cruce de graves acusaciones, y al considerar que la Policía no acredita debidamente el origen de su información, el juez De la Mata teme que estas maniobras puedan provocar la nulidad de parte del caso. Así lo ha traslado recientemente en el seno de la Audiencia Nacional, tal y como aseguran a este periódico fuentes de este órgano judicial.
El instructor considera que Interior viene actuando de manera irregular desde hace varios años y que algunas de las pruebas que ha introducido en la causa podrían desembocar en su nulidad.
Por todo ello, el juez no ha querido quedarse cruzado de brazos y ha ordenado a la Policía Judicial la localización inmediata de los dos ex detectives de Método 3, Antonio Tamarit y Julián Peribáñez, con objeto de tomarles declaración y aclarar en qué ha consistido su colaboración con la Policía.
No en vano, el juez sospecha que la Policía utilizó a los citados detectives para obtener datos de los Pujol mediante el pirateo de los ordenadores del clan. La Fiscalía Anticorrupción respalda al magistrado y tilda abiertamente de «sospechosas» las fuentes policiales.

Emerge de nuevo la misteriosa cuenta Soleado de ‘Gürtel’
La cuenta suiza bautizada con el nombre de Soleado y administrada por el gestor Arturo Fasana constituye todavía una de las grandes incógnitas del caso Gürtel. La Audiencia Nacional determinó que el cabecilla de la trama, Francisco Correa, ocultó en este depósito abierto en Credit Suisse en febrero de 1995 fondos por valor de al menos 18 millones de euros. Sin embargo, la Justicia española no ha podido determinar la identidad del resto de empresarios que guardaban su dinero en ella. No en vano, la Policía Judicial denunció que la información obtenida era «parcial», ya que «los extractos en los que se refleja el conjunto de movimientos existentes en las diferentes subcuentas que conforman la cuenta Soleado se encuentran tachados». Correa declaró recientemente sobre este asunto en el juicio de Gürtel y advirtió: «Creo que no voy a decir más en esta sala porque entonces sería una revolución, abriríamos mañana, o esta tarde, todos los periódicos». Ya fuera de las dependencias judiciales este empresario ha reiterado que uno de los titulares era Don Juan Carlos y cuenta que él mismo recogía en Madrid a Fasana en el Palacio de la Zarzuela tras sus reuniones con el Monarca.

Fuente de la noticia


http://www.elmundo.es/espana/2017/01/30/588e5d5f268e3e9b358b457e.html

 NOTA.- No solo en Suiza,  el gobierno español , acaba de conseguir que Panamá no sea considerado  paraiso fiscal , recordemos como una tia del emérito tenia el dinero allí , y hay quien dijo que era el testaferro del emérito.