El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) se ha
convertido en un campo de batalla político. Por un lado, el Partido Popular, a
través de Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General
del Poder Judicial, presiona al TSJC para que actúe con contundencia contra
Artur Mas y, por otro lado, los convergentes han encontrado en el TSJC un
inesperado aliado, especialmente en su presidente, Miguel Ángel Gimeno, y en el
instructor del sumario, Joan Manel Abril, porque facilitan que Artur Mas saque
rendimiento político de su imputación por la convocatoria de la consulta del
9-N.
Los populares se suben por las paredes por la ocurrencia del
magistrado Joan Manel Abril de citar a declarar a Artur Mas el 15 de octubre,
coincidiendo con el 75º aniversario del fusilamiento del presidente Lluís
Companys por el régimen franquista. En Madrid, en los despachos del PP y en los
de la cúpula judicial, se preguntan si la elección del 15 de octubre se ha
programado intencionadamente y, a estas alturas, pocos creen en las
casualidades.
Como presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas tiene la
prerrogativa de declarar en su despacho, de forma que el juez instructor, el
fiscal y las partes personadas se tendrán que desplazar a palacio para interrogarlo,
pero, según las fuentes consultadas del entorno convergente, no hará falta que
vayan: Artur Mas arrastrará la cruz de la imputación judicial hasta el juzgado
para que todas las cámaras capten su vía crucis.
Según estas fuentes, a primera hora de la mañana del 15 de
octubre, el presidente Mas irá a depositar la ofrenda floral al Cementerio de
la Pedrera, donde está la tumba de Companys, y después hará otra ofrenda en l
Cementerio de Santa Eulàlia del Castillo de Montjuic, donde lo fusilaron.
Posteriormente, acudirá al juzgado para prestar declaración como imputado.
Ante el edificio del TSJC, Mas se encontrará con una concentración
de cargos electos convocada por la Assemblea Nacional Catalana, Òmnium y la
Asociación de Municipios por la Independencia, tres entidades que apoyan a
Junts pel Sí a las que se ha añadido la Asociación de Municipios de Catalunya,
dominada por convergentes y republicanos.
Artur Mas hará el papel de presidente mártir, pero, a diferencia
de Companys, no lo fusilarán, sólo tendrá que declarar como imputado y ello le
permitirá sacar rendimiento político ahora que se juega la continuidad como
presidente de la Generalitat.
Juan Manuel Abril Campoy, instructor de la querella contra Artur
Mas, es un jurista muy técnico que fue director de los Servicios Jurídicos del
Ayuntamiento de Barcelona y profesor de la Universidad Autónoma de esta ciudad,
donde impartía clases de Derecho Civil. Curiosamente, fue elegido magistrado
para el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en la terna propuesta
por el Parlamento catalán, con el voto favorable del entonces vocal del Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ) por CiU Ramón Camp en la etapa de José Luis
Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno.
Figuraba en la terna de los tres nombres propuestos por el
Parlamento de Cataluña y contó con el voto a favor de Convergència y su
representante en el órgano de gobierno de los jueces, Ramón Camp.
El País apuesta por la lista de confluencia del Ibex 35. Vota PSOE y Ciudadanos. Te desorinarás.
Suelen alegarse razones económicas, una coyuntura de peso que uno, a su juicio, no debería obviar. Pero ahí es donde entra el centro. A fin de devolvernos la esperanza, la bandera de un nuevo tiempo y de un renacimiento económico general hondea en las portadas, en los titulares. Es el centro: se alza como la única opción digna de crédito, como la auténtica hora de la verdad, mediodía de ensueño eclipsado tan sólo por la particular idiosincrasia del poder. De un poder que no muere, en cualquier caso. Un poder que, a semejanza de las fuerzas naturales, no descansa. Mientras el Partido Popular cae como vicario de lo viejo que es y Podemos, por su parte, como el de lo que aún es demasiado joven para vencer, el centro, defendido por El País, resiste. El centro, en definitiva, parece adquirir así la consistencia de los propios ritmos vitales. Unos deben dejar paso a los otros. Es el orden natural.
El País apuesta por PSOE y Cs El centro como la hora de la verdad
La estrategia propagandística de El País funciona ya a toda máquina para reducir el potencial de Ciudadanos a una ocasional alianza con el PSOE. Ese torpe ejercicio de prendido, en los últimos tiempos, de todo obstáculo imaginable y avanza así, pues, libre de sospecha, en dirección a su única meta: el centro.
Ese centro, que ellos se avienen a identificar con seguridad, con igualdad, con estabilidad, no es sino la vieja y dulce promesa de todos estos Estados-Nación que se hacen llamar demócratas y que, en la historia de su decadencia, no se resignan a abandonar. Su cadáver rebota entre las cámaras, se rememora a menudo en la ONU y, a veces, parece incluso estar apareciéndose en nuestros sueños, signo de un mundo que podría haber llegado a ser.
¿De no ser por qué? Suelen alegarse razones económicas, una coyuntura de peso que uno, a su juicio, no debería obviar. Pero ahí es donde entra el centro. A fin de devolvernos la esperanza, la bandera de un nuevo tiempo y de un renacimiento económico general hondea en las portadas, en los titulares. Es el centro: se alza como la única opción digna de crédito, como la auténtica hora de la verdad, mediodía de ensueño eclipsado tan sólo por la particular idiosincrasia del poder.
De un poder que no muere, en cualquier caso. Un poder que, a semejanza de las fuerzas naturales, no descansa. Mientras el Partido Popular cae como vicario de lo viejo que es y Podemos, por su parte, como el de lo que aún es demasiado joven para vencer, el centro, defendido por El País, resiste. El centro, en definitiva, parece adquirir así la consistencia de los propios ritmos vitales. Unos deben dejar paso a los otros. Es el orden natural.
El País, sabio como la madre naturaleza misma, se arroga pues el don y el privilegio de poder colocar a cada uno en su sitio. A la hýbris de la izquierda no se le perdonará jamás haberse jugado todo a la carta de la novedad. Impertinente soberbia que, para un país decente como el nuestro, no merece sino nuestra más sincera aversión. Y al recalcitrante orgullo de la derecha popular, lo mismo –pero en sentido contrario: apestan a viejo, a enfermo y a podrido.
La igualdad, la estabilidad y la seguridad son supuestos principios ideológicos a los que la opinión pública nos tiene ya acostumbrados. Sin duda, su capacidad de atracción es enorme, pero es eso mismo lo que ha pervertido el discurso, lo que ha conducido a la capacidad crítica de los agentes implicados en el mismo a la debacle, induciendo a la disidencia a su miseria: a creerse en posición de rebatir a tales colosos, de hacerlo en sus mismos términos y en el espacio de sus propias certidumbres.
Baluartes de la burguesía, los principios de los que nos hablan El País y otros medios han de retumbar en nuestras cabezas por mucho tiempo. Hasta diciembre y más allá. Porque el dilema al que el modelo de partido supuestamente transversal se enfrenta: decidir por sí mismo o dejar que las bases decidan, no es un problema para El País. No lo es en absoluto. El País ya ha movido ficha, es una astuta computadora virtual y, por añadidura, tiene pila para rato.
El dit acusador del president de la Generalitat ha impulsat
nombrosos procediments penals contra vaguistes i manifestants els últims anys.
El cas més conegut el trobem en l’acció Aturem el Parlament, però la llista és
llarga.
¿Por qué Francia quiere derrocar la República Árabe Siria?
por Thierry Meyssan
Analizando la historia de la colonización francesa en Siria y comparándola con las acciones de los presidentes franceses Nicolas Sarkozy y Francois Hollande, el analista Thierry Meyssan demuestra que algunos dirigentes franceses pretenden hoy volver a colonizar la República Árabe Siria. Esta pretensión anacrónica y criminal está convirtiendo a Francia en uno de los Estados más odiados del mundo.
RED VOLTAIRE
Nicolas Sarkozy y David Cameron firman los Acuerdos de Lancaster House. Al cabo de 100 años, estos acuerdos reiteran la “Entente Cordiale” que dio origen a los Acuerdos Sykes-Picot.
Francia es en este momento la principal potencia que llama al derrocamiento de la República Árabe Siria. Mientras la Casa Blanca y el Kremlin negocian en secreto sobre la mejor manera de deshacerse de los yihadistas, París se obstina en acusar al «régimen de Bachar» (sic) de haber creado el Emirato Islámico y sigue afirmando que después de la eliminación de ese grupo yihadista habrá que derrocar la «dictadura alauita» (sic). Francia cuenta con el público respaldo de Turquía y de Arabia Saudita y, por debajo de la mesa, con el de Israel.
¿Cómo explicar esa obstinada persistencia en una posición perdedora, sabiendo que Francia no tiene nada que ganar, ni política y ni económicamente, en esta cruzada e incluso que Estados Unidos ya ha decidido renunciar al entrenamiento de combatientes contra la República, además en momentos en que Rusia está aniquilando los grupos yihadistas?
La mayoría de los comentaristas han subrayado, con sobrada razón, los vínculos personales del ex presidente francés Nicolas Sarkozy con Qatar –padrino de la Hermandad Musulmana– y las estrechas relaciones del actual presidente galo Francois Hollande con el propio Qatar y, además, con Arabia Saudita. Tanto Sarkozy como Hollande se las arreglaron para que Qatar y Arabia Saudita financiaran ilegalmente sus campañas electorales y se han beneficiado con todas las facilidades que los gobernantes de esos países árabes han puesto a su disposición. También hay que recordar que Arabia Saudita posee ahora una parte nada despreciable de las empresas más importantes de Francia, lo cual quiere decir que si el reino saudita decidiese retirar bruscamente sus capitales de esas empresas, esa maniobra causaría gravísimos daños a la economía francesa.
Quiero mencionar aquí otro factor que explica la absurda actitud del gobierno de Francia: los intereses coloniales de ciertos dirigentes franceses. Esta hipótesis exige que volvamos atrás en el tiempo.
Los acuerdos Sykes-Picot
Durante la Primera Guerra Mundial, los imperios británico, francés y ruso decidieron en secreto repartirse las colonias de los imperios austrohúngaro, alemán y otomano. Al término de una serie de negociaciones secretas en Londres, el consejero del ministro de la Guerra británico y superior jerárquico del personaje conocido como «Lawrence de Arabia», sir Mark Sykes, y el enviado especial del ministerio francés de Relaciones Exteriores, Francois Georges-Picot, deciden repartirse la provincia otomana designada como la Gran Siria e informan de ello al zar.
Los británicos, cuyo imperio era de carácter económico, se adueñan de las zonas petrolíferas ya conocidas en aquella época y de Palestina, para instalar en esta última una colonia judía. El territorio que se asignaban los británicos se extendía sobre los Estados que hoy conocemos como Palestina, Israel, Jordania, Irak y Kuwait.
Por su parte, el gobierno francés, dividido entre partidarios y adversarios de la colonización, admitía una colonización económica, cultural y política. Francia se apropió, por consiguiente, de los territorios correspondientes al Líbano y a la Pequeña Siria, donde más de la mitad de la población era cristiana y de los que la propia Francia se había declarado «protectora» desde los tiempos del rey Francisco I.
Para terminar, se suponía que los lugares sagrados de Jerusalén y de San Juan de Acre serían internacionalizados, decisión que nunca llegó a aplicarse seriamente porque los británicos ya habían contraído compromisos que iban exactamente en el sentido inverso, pero principalmente porque su verdadero objetivo era crear un Estado judío para continuar su propia expansión colonial.
Las «democracias» británica y francesa nunca debatieron públicamente esos acuerdos, que habrían resultado chocantes para el pueblo británico y habrían sido simplemente rechazados por el pueblo francés. Fueron los revolucionarios bolcheviques quienes revelaron la existencia de los Acuerdos Sykes-Picot, después de descubrir esos documentos en los archivos del zar. La revelación provocó la cólera de los árabes, pero los pueblos del Reino Unido y de Francia no reaccionaron ante las maniobras de sus gobiernos.
La ideología colonial francesa
La sangrienta conquista de Argelia marcó el inicio del avance colonizador de Francia, en tiempos del rey francés Carlos X. Pero se trataba tan sólo de una cuestión de prestigio que nunca llegó a obtener el aval de los franceses y que incluso condujo a la revolución de julio de 1830.
La ideología colonial no apareció en Francia hasta la caída del Segundo Imperio y después de la pérdida de los territorios franceses de Alsacia y Mosela. Dos personajes de izquierda, Gambetta y Jules Ferry, proponen entonces, ante la imposibilidad de recuperar esas tierras, ocupadas por el Reich alemán, partir a la conquista de nuevos territorios en África y en Asia, y se unen así a los intereses económicos de la derecha, vinculados a la explotación de Argelia.
Ante el carácter evidentemente poco glorioso de la conquista de nuevos territorios como sustituto de una justificada liberación del territorio nacional, los amigos de Gambetta y de Ferry se esfuerzan por desarrollar todo un discurso movilizador para justificar la empresa colonizadora. Según ese discurso, el objetivo de la colonización no es satisfacer apetitos expansionistas sino «liberar pueblos oprimidos» y «emanciparlos» de culturas «inferiores», lo cual es mucho más noble que una empresa de conquista.
Los partidarios de la colonización incluso crean el «Partido Colonial», para defender sus tesis en el Senado y en la Asamblea Nacional. Pero no debemos dejarnos engañar por la palabra «Partido», que no designa en este caso una formación política sino una corriente de pensamiento común a miembros de diferentes formaciones políticas francesas, corriente alrededor de la cual se reúnen un centenar de parlamentarios de derecha y de izquierda. A ellos se unen poderosos hombres de negocios, militares, geógrafos y altos funcionarios, como Francois Georges-Picot. Si bien eran muy pocos los franceses que se interesaban por la colonización antes de la Primera Guerra Mundial, su número creció rápidamente antes del segundo conflicto mundial, o sea… precisamente después de la restitución de Alsacia y Mosela a Francia. El Partido Colonial, que ya no era otra cosa que el partido del capitalismo ciego envuelto en un discurso adornado con constantes alusiones a los derechos humanos, trató entonces de convencer a la población a través de la organización de grandes eventos –como la siniestra Exposición Colonial de 1931– y alcanzó su apogeo con el Frente Popular de León Blum, en 1936.
La colonización de la Pequeña Siria
Al término de la Primera Guerra Mundial y con la caída del imperio otomano, el jerife Hussein de las Dos Mezquitas de La Meca y Medina proclama la independencia de los árabes. Conforme a los compromisos que había contraído «Lawrence de Arabia», el jerife se proclama «rey de los árabes»… hasta que la «pérfida Albión» lo llama a capítulo.
En 1918, su hijo, el emir Faisal, proclama en Damasco un gobierno provisional árabe mientras que los británicos ocupan Palestina y los franceses se apoderan de la costa del Mediterráneo. Los árabes tratan de crear un Estado unitario, multiconfesional, democrático e independiente.
El presidente estadounidense Woodrow Wilson reconcilia a su país con el Reino Unido alrededor del proyecto común de creación de un Estado judío, pero se opone a la idea de colonizar el resto de la región. Francia abandona la conferencia de Versalles y fuerza la conferencia de San Remo a otorgarle un mandato del Consejo Supremo Interaliado para administrar su zona de influencia. La colonización había encontrado su coartada jurídica: había que ayudar los pueblos del Levante a organizarse después de la caída del imperio otomano.
El gobierno provisional árabe organiza en Siria las primeras elecciones democráticas, que dan la mayoría en el Congreso General Sirio a una serie de caciques sin verdadero color político. Pero las figuras de la minoría nacionalista dominan la Asamblea, que adopta una Constitución monárquica y bicameral. Al anunciarse el mandato francés, el pueblo se subleva contra el emir Faisal, quien ha decidido colaborar con los franceses y con los maronitas del Líbano que lo respaldan. París envía tropas bajo las órdenes del general Gouraud, un militar miembro del «Partido Colonial». Los nacionalistas sirios enfrentan militarmente al general Gouraud en la batalla de Maysalun, donde son aplastados. Comienza la colonización.
El general Gouraud comienza separando el Líbano –donde dispone del respaldo de los maronitas– del resto de Siria y trata de gobernar esta última sembrando la división entre los diferentes grupos confesionales y oponiéndolos entre sí. La capital de «Siria» es trasladada a Homs, una pequeña ciudad sunnita, antes de ser devuelta a Damasco. Pero el poder colonial francés se mantiene en Líbano, concretamente en Beirut. En 1932, se impone a la colonia una bandera con tres franjas horizontales que representan las dinastías de los Fatimidas (la franja verde), de los Omeyas (la franja blanca) y de los Abasidas (la franja negra). La primera franja es el símbolo de los musulmanes chiitas y las otras dos simbolizan a los sunnitas. Las tres estrellas rojas de aquella bandera representaban las tres minorías que conviven en Siria: cristianos, drusos y alauitas.
Francia pretende hacer del Líbano un Estado maronita, ya que los maronitas son cristianos que reconocen la autoridad del papa de Roma, y hacer de Siria un Estado musulmán. Y seguirá combatiendo a los cristianos de la Pequeña Siria por ser estos mayoritariamente ortodoxos.
En 1936, la izquierda llega al poder en Francia con el gobierno del Frente Popular. Este acepta negociar con los nacionalistas árabes y les promete la independencia. El subsecretario de Estado para los protectorados del Magreb y los mandatos del Medio Oriente, Pierre Vienot, negocia la independencia del Líbano y de Siria, como ya había intentado hacerlo con Túnez. El Parlamento sirio ratifica el tratado por unanimidad, pero León Blum –miembro del «Partido Colonial»– nunca llega a presentar ese documento al Senado francés.
Durante ese mismo periodo, el gobierno del Frente Popular decide separar de la Pequeña Siria la ciudad de Antioquía y propone agregarla a Turquía, lo cual se hará efectivo en 1939. León Blum pretende deshacerse así de los cristianos ortodoxos, cuyo patriarca es titular de la cátedra de Antioquía, que será blanco de la represión turca.
Finalmente, la división de Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, vendrá a poner fin a la colonización. El gobierno legal de Philippe Petain [que colabora con la ocupación nazi] trata de mantener el mandato francés mientras que el gobierno legítimo de Charles De Gaulle proclama la independencia del Líbano y de Siria, en 1941.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno Provisional de la República Francesa pone en aplicación el programa del Consejo Nacional de la Resistencia. Pero el «Partido Colonial» se opone a la independencia de los pueblos colonizados. El 8 de mayo de 1945 tiene lugar la masacre de Setif, en Argelia, bajo las órdenes del general Raymond Duval. El 29 de mayo, es perpetrada la masacre de Damasco. Por orden del general Fernand Oliva, la aviación francesa bombardea Damasco durante 2 días. Los bombardeos destruyen gran parte del histórico mercado popular de Damasco. La aviación francesa incluso bombardea el hemiciclo del Congreso del Pueblo sirio.
El ex ministro francés de Exteriores Roland Dumas provoca gran revuelo con una declaración, hecha en vivo a la televisión francesa, que contradice el discurso oficial de Francois Hollande: «los ingleses ya estaban preparando la guerra en Siria 2 años antes de las manifestaciones de 2011». ¡Eso no estaba en el guión! ¡Gracias, señor Dumas!
La ambición colonial de Francia en Siria a partir de 2011
En 2009 y 2010, después de haber invitado en 2008 a su homólogo sirio Bachar al-Assad a participar en las ceremonias conmemorativas del aniversario de la Revolución Francesa y de haber incluso elogiado los pasos de Assad a favor de la democracia, el entonces presidente de Francia Nicolas Sarkozy negocia con Estados Unidos y con el Reino Unido el rediseño del «Medio Oriente ampliado». La secretaria de Estado Hillary Clinton convence a Sarkozy para que reactive el proyecto colonial franco-británico, bajo tutela estadounidense. En eso consiste la teoría del «liderazgo desde atrás».
El 2 de noviembre de 2010 –o sea, antes de la «primavera árabe»–, Francia y el Reino Unido firman una serie de documentos conocidos como los Acuerdos de Lancaster House. La parte pública de esos acuerdos anuncia que Francia y el Reino Unido pondrán en común sus fuerzas de proyección –o sea, sus tropas coloniales–, la parte secreta prevé atacar Libia y Siria el 21 de marzo de 2011. Pero Francia atacará Libia 2 días antes, adelantándose así a su aliado, lo cual provoca la cólera de Londres. En cambio, el ataque contra Siria nunca llegará a concretarse… debido al cambio de opinión del verdadero jefe de la operación: Estados Unidos.
Los negociadores franceses de los Acuerdos de Lancaster House fueron Alain Juppé y el general Benoit Puga. Este último es un ardiente partidario de la colonización.
El 29 de julio de 2011, Francia crea el Ejército Sirio Libre (los hoy llamados «rebeldes moderados»). Contrariamente a lo que se ha divulgado oficialmente, los primeros elementos de esa formación no son sirios sino libios miembros de al-Qaeda. El coronel Riyad el-Asaad, presentado como jefe del Ejército Sirio Libre, no pasa de ser el rostro encargado de darle al grupo un barniz sirio y fue escogido para ese papel únicamente porque su apellido se parece al del presidente Bachar al-Assad, con quien no tiene absolutamente ningún parentesco. Sin embargo, pasando por alto el hecho que los dos apellidos ni siquiera se escriben de la misma manera en árabe, la prensa atlantista presenta a ese coronel como la «primera deserción en el seno del régimen».
El Ejército Sirio Libre (ESL) se halla bajo la dirección de miembros de la Legión Extranjera francesa puestos a la disposición de la presidencia de la República Francesa y, más exactamente, del general Benoit Puga, en aquel entonces jefe del estado mayor privado del presidente Sarkozy. Al ESL se le asigna la bandera, que ya describimos anteriormente, de la colonización francesa.
En este momento, el ESL ha dejado de ser un ejército permanente. Pero su etiqueta sigue siendo utilizada para identificar operaciones concebidas en la presidencia de Francia y ejecutadas por mercenarios de otros grupos armados. Francia persiste en establecer una distinción entre yihadistas «moderados» y «extremistas». Pero en realidad son los mismos individuos, y los comportamientos son también los mismos. Fue el llamado Ejército Sirio Libre el que inició las ejecuciones de homosexuales lanzándolos desde lo alto de edificios. Fue también el ESL el que divulgó un video de uno de sus jefes en pleno acto de canibalismo, comiéndose el corazón y el hígado de un soldado sirio. La única diferencia entre los supuestos «moderados» y los extremistas es la bandera que usan: la bandera de la colonización en el caso de los primeros y, para los segundos, el estandarte de la yihad.
A inicios de 2012, militares de la Legión Extranjera francesa escoltan a los 3 000 combatientes del llamado Ejército Sirio Libre que, intentando convertir Homs –la antigua capital de la colonización francesa– en «capital de la revolución», se atrincheran en el barrio de Baba Amro, donde proclaman… un Emirato Islámico. Allí instauran un «tribunal revolucionario» que condena a muerte más de 150 habitantes que se habían quedado en el barrio y que acaban siendo degollados en público. Bajo el asedio de las tropas regulares del gobierno sirio, el Ejército Sirio Libre mantiene durante un mes el control de Baba Amro, fundamentalmente gracias a las baterías de misiles antitanque Milan proporcionadas por Francia.
En julio de 2012, cuando llega a la presidencia, Francois Hollande mantiene en su cargo –por primera vez en la historia de Francia– al jefe del estado mayor de su predecesor, el general Benoit Puga, y reanuda la guerra contra Siria. Hollande retoma la retórica y la gesticulación de la colonización francesa: declara que la República Árabe Siria es una «dictadura sanguinaria» –lo cual significa que hay que «liberar un pueblo oprimido»– y que la minoría alauita acapara el poder –lo cual implica que hay que «emancipar» a los sirios de esta horrible secta. También hay que prohibir que los sirios residentes en Europa participen en las elecciones convocadas en Siria y Hollande decide –en lugar del pueblo sirio– que su legítimo representante es el no electo Consejo Nacional Sirio. Laurent Fabius, ministro de Relaciones Exteriores de Hollande, declara además que el presidente democráticamente electo por los sirios, Bachar al-Assad, «no merece estar sobre la Tierra».
Las declaraciones de Valery Giscard d’Estaing
El 27 de septiembre de 2015, el ex presidente francés Valery Giscard d’Estaing concedió una entrevista al diarioLe Parisien/Aujourd’hui en France sobre la cuestión de los refugiados y la intervención rusa contra el terrorismo en Siria. En esa entrevista declara:
«Me pregunto si es posible obtener un mandato de la ONU sobre Siria por un periodo de 5 años.»
La ONU nunca ha concedido un «mandato». La sola mención de esa palabra evoca los horrores de la colonización. Nunca antes un líder francés había expresado públicamente la ambición colonial francesa desde la independencia de Argelia, hace 53 años.
Es importante recordar aquí que la hermana de Francois Georges-Picot (el de los Acuerdos Sykes-Picot) se casó con el senador Jacques Bardoux –miembro del «Partido Colonial». La hija de ambos, May Bardoux, se casó a su vez con el presidente de la Sociedad Financiera Francesa y Colonial, Edmond Giscard d’Estaing, padre del ex presidente francés Valery Giscard d’Estaing, quien ahora hace las declaraciones que acabamos de referir.
Así que, según Valery Giscard d’Estaing, pariente del hombre que negoció con los británicos el mandato francés sobre Siria, la solución del problema sirio es… recolonizar el país.
“Os quiero tranquilizar porque también
saldremos de esta”, ha señalado Mas ante Convergencia .recordando que ya se
toparon con dificultades cuando en 2012 CiU perdió 12 escaños. Gritos de “president” e “independencia” .Mas ha
reconocido que la situación es “engorrosa” y “compleja” .Gritos de “president” e “independencia”. “No sé
qué curso de matemáticas han pasado para no saber que un 39 % -los votos delPPyCiutadans- es inferior a un 48 %”, ha afirmado
mientras era ovacionado”. .Gritos de “president”
e “independencia”. Y PSC . Unió y Podemos-ICV a la papelera. Y así falla
ya la memoria.. Junqueras y Mas y
Forcadell y todos repitieron hasta la saciedad que quien fuese presidente era
irrelevante. Romeva ofrecía para la ocultación del candidato era la de que en dicha lista “lo importante no es el quién, sino el qué”. Es la ventaja de jugar con
unas reglas de juego que decides tú mismo e incluso las puedes cambiar sobre la
marcha según lo que te convenga en cada momento. Y cuanto más imprescindible
sea Más , más sube la oferta de CUP. Y ahí ya pasa a ser Groucho Mas , estos son
mis principios; si no le gustan, tengo otros , mientas en la trastienda .. la parte
contratante de la primera parte es igual que la parte contratante de la segunda
parte.
¿Por qué motivo lo escondieron? ¿A qué
formación política con aspiraciones de gobierno se le ocurre desaprovechar un
activo supuestamente tan imprescindible y estimable?
La candidatura de JxSi ..oculto a Mas , pero no
solo eso oculto a CDC, y con ello su perdida de apoyo como crisis del pujolismo , era su albacea y tampoco dar
ninguna explicación a su epigonal gestión ante la crisis , lo de suprimir lo del
impuesto sobre patrimonio, es elocuente, mientras los impuestos son los más
altos de España a las familias , de paso se deshizo del equipo responsable ,
cosa que no quería hacer a cara descubierta, para reconocer su mala gestión, y
así cargarsela toda al estado, pero además como el
era Cataluña , y salieron la diadas se vio que ya no lo era y JxSi así era toda Cataluña, pero le salio peor que
estaban en el 2012 entre CDC y ERC tenian mayoria, y no hicieron un gobierno
conjunto, por que claro eso no era toda Cataluña ,y necesitaban a ANC.. por eso
los pusieron delante..pero aun así , las elecciones descubrieron que ahora Cataluña eran dos ,
y no una media como aun intentan hacer ver. Y de prescindible volvió a ser imprescindible y como CUP ahora no lo apoye
tampoco serán Cataluña, y así después de excluir a los catalanistas no nacionalistas, ahora excluirían a los independentistas
que no se sometan a su hoja de ruta .Por antipatriotas . Pero como no podrían formar gobierno si ellos , pues entonces
por eso ponen a Romeva a negociar y sale diciendo que coinciden, como si hubiera logrado la cuadratura
del circulo . Cuando CUP pide una ruptura total , con el estado y con la UE .
Y venga ..a aguantar hasta las generales. Y
claro en enero ya no habrá una diada detrás , para utilizar .
“Desde la perspectiva de Israel [y de EEUU], si tiene que
haber un mal que llegue a prevalecer, que prevalezca el mal del terrorismo”
La sentencia clave en el artículo principal de The New York
Times sobre los ataques aéreos rusos contra objetivos terroristas sirios
aparece al final de la historia, cinco párrafos antes del fin, donde el Times
señala de pasada que el área al norte de Homs donde ocurrieron los ataques
había sido el lugar de una ofensiva de una coalición “que incluye al Frente Al
Nusra”.
Lo que no dice el Times en ese contexto es que el Frente Al
Nusra es la sucursal de al-Qaida en Siria, una omisión que tal vez se explica
porque esa información adicional afectaría el tono justiciero del artículo,
acusando a Rusia de mala fe al atacar a grupos terroristas diferentes del
Estado Islámico.
Pero los rusos han dejado claro que su intención era
realizar ataques aéreos contra la mezcla de grupos terroristas en los cuales
al-Qaida así como el Estado Islámico ocupan papeles destacados. El Times y el
resto de los medios dominantes de comunicación solo engañan cuando pretenden
otra cosa.
Además, la realidad sobre la fragmentada coalición
terrorista de Siria es que es virtualmente imposible distinguir entre los pocos
terroristas “moderados” y los numerosos extremistas suníes. Por cierto, muchos
“moderados”, entrenados y armados por la CIA y el Pentágono, se han unido al
Frente al Nusra de al-Qaida, entregando armas y equipamientos estadounidenses a
esa sucursal de la organización terrorista que [según esos mismos medios] atacó
Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001. A menos que olvidemos
que fue ese evento el que [supuestamente] condujo a la intervención militar
directa de EEUU en Oriente Próximo.
No obstante, en los últimos meses, el Gobierno israelí y sus
aliados neoconservadores estadounidenses han estado lanzando globos sonda
preguntando si al-Qaida podría ser reetiquetado como “suní moderado” y
convertirse en un aliado de facto de EEUU para lograr un “cambio de régimen” en
Siria, deponiendo al presidente Bashar al-Asad quien ha estado durante años
casi a la cabeza de la lista negra israelí/neoconservadora.
Un tema clave de la propaganda neoconservadora ha sido
propagar la teoría conspirativa de que Asad y el Estado Islámico están de
alguna manera coludidos y que por lo tanto al-Qaida es el mal menor. Aunque no
existe ninguna prueba que apoye esta teoría conspirativa, incluso fue
mencionada por Charlie Rose en su entrevista “60 Minutes” del domingo pasado
con el presidente ruso Vladimir Putin [que naturalmente la desmintió]. La
realidad es que el Estado Islámico y al-Qaida dirigen ambos la lucha para
destruir el Gobierno secular de Asad, que contraataca a ambos grupos.
Y si esos dos principales grupos terroristas vieran una
posibilidad de izar sus banderas negras sobre Damasco, podrían reparar sus
desavenencias tácticas. Tendrían mucho que ganar mediante el derrocamiento del
régimen de Asad, que es el principal protector de cristianos, alauíes, chiíes y
otros “herejes” de Siria.
El frenesí contra Putin
El jueves, un presentador de CNN se lanzó a hablar de
ataques de la fuerza aérea de Putin contra “nuestros muchachos”, es decir, los
terroristas entrenados por la CIA, y exigió saber qué se podría hacer para
detener los ataques rusos. Ese frenesí fue nutrido por el artículo del Times,
escrito por el corresponsal neoconservador de seguridad nacional Michael R.
Gordon, un destacado promotor del fraude de las armas de destrucción masiva de
Irak en 2002.
El artículo de The Times insistió en que los rusos estaban
atacando a los inocentes terroristas “moderados” violando el supuesto
compromiso de Rusia de combatir solo contra el Estado Islámico. Pero Putin
nunca restringió su apoyo militar al gobierno de Asad a ataques contra el
Estado Islámico.
Por cierto, incluso el Times comenzó esa parte del artículo
mencionando la cita de Putin de que Rusia estaba actuando “preventivamente para
combatir y destruir a combatientes y terroristas en los territorios que ya
ocupaban”. Putin no limitó las acciones de Rusia al Estado Islámico.
Pero el artículo del Times argumenta como si la frase
“combatientes y terroristas” pudiera aplicarse solo al Estado Islámico,
escribiendo: “Pero funcionarios estadounidenses dijeron que el ataque no se
dirigía contra el Estado Islámico sino contra otros grupos opositores que
combatían al Gobierno [sirio]”.
A menos que The New York Times ya no crea que al-Qaida sea
un grupo terrorista su texto no tiene sentido. Por cierto, el Frente al Nusra
de al-Qaida ha emergido como el elemento dirigente del denominado Ejército de
la Conquista, una coalición de fuerzas terroristas que ha estado utilizando
sofisticado armamento estadounidense incluyendo misiles TOW para lograr progresos
contra el ejército sirio alrededor de la ciudad de Idlib.
El armamento proviene de aliados regionales de EEUU. Arabia
Saudí, Turquía, Catar y otros estados del Golfo [aliados de EEUU] han estado
apoyando a al-Qaida, al Estado Islámico y a otros grupos terroristas suníes en
Siria. Esta realidad fue revelada en un informe de la Agencia de Inteligencia
de la Defensa y fue mencionada sorpresivamente por el vicepresidente Joe Biden.
El 2 de octubre de 2014, Biden dijo en una conferencia en la
Escuela Kennedy de Harvard: “nuestros aliados en la región fueron nuestro mayor
problema en Siria… los saudíes, los emiratos, etc., ¿Qué están haciendo? Envian
cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas a
cualquiera que estuviera dispuesto a luchar contra Asad. El problema es que
suministran a Al Nusra y al-Qaida y a los elementos extremistas provenientes de
otras partes del mundo”.
El Frente al Nusra de al-Qaida también se benefició de una
alianza de facto con Israel, que ha aceptado a combatientes heridos de al Nusra
para darles tratamiento médico y luego devolverlos al campo de batalla en torno
a los Altos del Golán. Israel también ha realizado ataques aéreos dentro de
Siria en apoyo a los avances de al Nusra, incluyendo el asesinato de asesores
de Hizbulá y de Irán que ayudaban al Gobierno sirio.
Los ataques israelíes dentro de Siria, como los realizados
por EEUU y sus aliados, violan el derecho internacional porque no cuentan con
el permiso del Gobierno sirio, pero esos ataques israelíes y de la coalición de
EEUU son tratados como correctos por los medios de comunicación dominantes en
contraste con los ataques aéreos rusos, que se califican de ilícitos a pesar de
que son realizados por invitación del Gobierno legítimo de Siria.
La decisión de Obama
Preferir al-Qaida a Asad es la posición de los
neoconservadores de Washington, compartida también por Israel. La prioridad
para la estrategia neoconservadora/israelí ha sido buscar un “cambio de
régimen” en Siria como una manera de contrarrestar a Irán y su apoyo a Hizbulá
en el Líbano, ambos antiimperialistas.
Según este modo de pensar si Asad, un independiente de las
presiones imperiales, puede ser derrocado, un nuevo régimen pro-EEUU en Siria
destruiría las líneas de suministro de Hizbulá desde Irán y así facilitaría una
actuación más agresiva de Israel contra los palestinos e Irán.
Por ejemplo, si Israel decide volver a masacrar a los
palestinos o bombardear las instalaciones nucleares de Irán, actualmente tiene
que preocuparse de la posibilidad de que Hizbulá en el sur del Líbano lance
misiles sobre importantes ciudades israelíes. Sin embargo, si la fuente de
misiles iraníes de Hizbulá es bloqueada por un nuevo régimen pro-EEUU en
Damasco, la preocupación por los ataques de Hizbulá disminuiría.
La preferencia de Israel por al-Qaida en lugar de Asad ha
sido reconocida por altos funcionarios israelíes durante los últimos dos años
aunque nunca se ha mencionado en los medios dominantes. En septiembre de 2013,
el embajador de Israel en EEUU, Michael Oren, entonces un asesor cercano del
primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, dijo al Jerusalem Post que Israel
prefería a los extremistas en lugar de Asad.
“El mayor peligro para Israel es el arco estratégico que se
extiende desde Teherán a Damasco y Beirut. Y nosotros vimos al régimen de Asad
como el pilar principal en ese arco,” dijo Oren al Jerusalem Post en una
entrevista. “Siempre hemos querido que Bashar al Asad se vaya, siempre
preferimos a los muchachos malos frente a los muchachos buenos que eran
apoyados por Irán”. Dijo que era así incluso si los “muchachos malos” estaban
afiliados a al-Qaida.
Y en junio de 2014, hablando entonces como exembajador en
una conferencia del Instituto Aspen, Oren entró en más detalles en su posición
diciendo que Israel incluso preferiría una victoria del brutal Estado Islámico
a la continuación de Asad respaldado por Irán en Siria. “Desde la perspectiva
de Israel, si tiene que haber un mal que llegue a prevalecer, que prevalezca el
mal del terrorismo”, dijo Oren.
Consortiumnews.
Traducido del inglés para Rebelión por
Germán Leyens. Extractado por La Haine