lunes, 18 de julio de 2022

Voces silenciadas en la guerra de Ucrania



Propaganda oficial y voces silenciadas en la guerra de Ucrania

Enric  Llopis

Suma 135 días de detención en Polonia. El periodista y politólogo Pablo González Yagüe (Moscú, 1982) ha cumplido más de cuatro meses en prisión provisional, sin la posibilidad de ejercer el periodismo, comunicarse regularmente con la familia y su abogado de confianza.

La situación (de “silencio total”) está produciéndose “con el beneplácito del Gobierno de España, que más allá de las tres visitas consulares, ha seguido poniéndose de perfil, permitiendo a Polonia vulnerar hasta 18 artículos de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE”, denunciaron compañeros y familiares el pasado 7 de junio en el blog y redes sociales (@FreePabloGonz).

El 28 de febrero Pablo González fue capturado en la ciudad de Przemysl (frontera de Polonia y Ucrania), cuando informaba acerca del conflicto en este país de la Europa Oriental; colaborador de medios como Público, La Sexta y Gara, sobre el reportero pesa la acusación de espionaje a favor de la Federación de Rusia. Sin embargo, “no se ha presentado una sola prueba incontestable en su contra”, critican los grupos de apoyo.

No se trata del único caso que afecta a la libertad de información. En marzo el Consejo de la UE, que representa a los gobiernos de los Estados miembros, aprobó la “suspensión urgente” de las actividades de radiodifusión de los medios estatales rusos RT-Russia Today y Sputnik “en la UE o dirigidas a ésta”.

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad, Josep Borrell, recordó el 2 de marzo: “Ya habíamos impuesto sanciones anteriormente a la dirección de RT, en particular a su redactora jefe, (la periodista Margarita) Simonian”. El 3 de junio el Consejo prohibió en la UE otros tres medios rusos: RossiyaRTR/RTR Planeta; Rossiya 24/Russia 24 y TV Centre International.

Una de las herramientas para problematizar la verdad oficial es el último libro del periodista Pascual Serrano, titulado Prohibido dudar. Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo, publicado en junio por Akal.

Entre las claves del ensayo destaca la siguiente, en palabras del autor: “La campaña actual sobre la guerra de Ucrania no sólo se ha destinado (…) a considerar válidas las versiones de Estados Unidos y la OTAN sin necesidad de más investigaciones y pruebas, sino también a atacar a cualquiera que las ponga en duda”.

Entre los ejemplos mencionados por Pascual Serrano, figura la masacre en la ciudad ucraniana de Bucha, cerca de Kiev, de la que los medios informaron –con imágenes de víctimas civiles- en abril.

El Kremlin rechazó las acusaciones que relacionaban al ejército ruso con la matanza de Bucha. El periodista recuerda que llegó a calificarse de “negacionistas” a quienes pedían una investigación independiente; además se omitieron los adjetivos “presunto” y “supuesto”, utilizados en otras informaciones.

Tal vez otros hechos y reflexiones tampoco han suscitado interés, o considerado un bulo. Por ejemplo, las declaraciones del jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de Rusia, Igor Kirillov, recogidas por la agencia Tass el 7 de marzo: “El Ministerio de Defensa ruso ha llamado repetidamente la atención sobre los programas biológico-militares que el Pentágono está implementando en el espacio postsoviético”.

En el caso de Ucrania, detalló Kirillov, “se creó una red de más de 30 laboratorios biológicos. Algunos de ellos son laboratorios de investigación y otros, sanitarios-epidemiológicos”.

La Embajada de Estados Unidos en Kiev da cuenta, en su página Web, de la colaboración entre el Programa de Reducción de Amenazas Biológicas del Pentágono y el Estado ucraniano.

Así, “el Departamento Sanitario-Epidemiológico (SED) del Comando Médico del Ministerio de Defensa de Ucrania recibió cuatro laboratorios móviles de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA)” del Pentágono, “con el objetivo de reforzar el sistema de vigilancia epidemiológica en las Fuerzas Armadas de Ucrania”.

En Prohibido dudar pueden leerse noticias como la difundida por la agencia Efe el pasado 11 de marzo: “La OTAN ‘rastreó’ la trayectoria de vuelo del dron que se estrelló en Zagreb”; la agencia cita como fuentes a la Alianza militar y al Gobierno de Croacia; el teletipo apunta que la aeronave no tripulada (de fabricación soviética) sobrevoló -además de Croacia- otros dos países de la OTAN, Rumanía y Hungría.

El primer ministro Croata, Andrej Plenkovic, subrayó que el “incidente” revela la necesidad de una colaboración mayor en el marco de la organización militar. Sin embargo, en las tres últimas líneas, el comunicado señala que tanto Rusia como Ucrania declinan su responsabilidad en el lanzamiento; y en el segundo párrafo, que las autoridades croatas están realizando una investigación.

El también autor de Desinformación (2009) y Traficantes de información (2012) dedica un aparatado a las voces silenciadas que rompen el discurso único; entre otras, la del director del Institute of Security Policy de Shanghai, Lanxin Xiang, entrevistado por el periodista Lluís Amiguet en La Vanguardia (La invasión de Ucrania no tiene justificación pero sí causas, 14 de marzo).

Una de las razones apuntada por el geoestratega chino es que Putin “no puede permitir que instalen bases militares de otra superpotencia en su frontera; ¿permitió Kennedy que la URSS instalara sus misiles en Cuba? Casi inicia una guerra nuclear para impedirlo (…) ¿Se imagina a Biden permitiendo que China instale una base militar en Panamá?”.

Otra voz disonante del consenso, destaca Pascual Serrano, es el Centre Delàs d’Estudis per la Pau; según una de sus investigadoras, Tica Font, “creo que no se ha hecho una verdadera apuesta diplomática para evitar el conflicto”; asimismo, “en dos años veremos que el material bélico que ahora está en manos de la población civil, acabará en manos de las mafias y el crimen organizado” (programa Solidaris, Catalunya Ràdio, 25 de marzo).

Prohibido dudar incluye -en las conclusiones- el testimonio del papa Francisco, que el 10 de abril en la plaza de San Pedro, pidió el cese de la guerra en Ucrania, y una tregua para lograr la paz mediante unas negociaciones; por el  contrario, la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, del Partido Demócrata, afirmó -tras un encuentro con el presidente Zelenski en Kiev- que Estados Unidos apoyará a Ucrania “hasta obtener la victoria” en el conflicto (Efe, 1 de mayo).

Propaganda oficial y voces silenciadas en la guerra de Ucrania – Rebelion

domingo, 17 de julio de 2022

El G-20 no condena a Rusia .

 La  cumbre del G-20  fracasa  en condenar a Rusia  por el conflicto en Ucrania

Durante las conversaciones en la isla turística indonesia de Bali, los jefes de Finanzas se comprometieron a abordar la inseguridad alimentaria mundial, el aumento de la deuda y las crisis energéticas, pero lograron pocos avances políticos.

Una reunión de dos días de los ministros de Finanzas del Grupo de los 20 (G20) en Indonesia terminó sin un comunicado conjunto después de que la operación militar especial de Rusia en Ucrania dividiera al foro mundial. 

 "Creo que todos estamos de acuerdo en que esta reunión del G20 ha tenido lugar en circunstancias muy difíciles por la tensión geopolítica", subrayó la ministra de Finanzas indonesia, Sri Mulyani Indrawati, en rueda de prensa en la isla de Bali (Indonesia), donde tuvo lugar el encuentro.

En lugar de un comunicado formal, habría una declaración de 14 párrafos emitida por Indonesia, dijo este sábado la ministra de Finanzas, cuyo país tiene la Presidencia pre tempore del G20.

Indrawati dijo que la mayoría de los temas fueron acordados por todos los miembros excepto declaraciones particulares sobre el conflicto en Ucrania. Lo describió como el “mejor resultado” que el grupo pudo haber logrado en esta reunión.

La secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, el tesorero de Australia, Jim Chalmers, y la ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, culparon a Rusia de enviar una onda expansiva a través de la economía mundial.

El ministro de Finanzas de Rusia, Anton Siluanov, y el ministro de Finanzas de Ucrania, Serhiy Marchenko, participaron virtualmente en la reunión .

Esta información   publicada  en Telesur contrasta con otra  del  El Mundo  donde directamente miente. .cuando dice .."y  condena la guerra  rusa  en Ucrania ".. y en en un periódico de Andalucía lo mismo  se confirma que no hubo  condena igual en otros medios como la Vanguardia . Mal van si hay prensa  que mienten ya sobre  las reuniones del 6-20 cuando el G-7   ya significa bien poco  y, no logro imponer su  versión en la reunión.

El G20 aborda medidas para frenar la crisis alimentaria y condena guerra rusa en Ucrania | El Mundo | DW | 15.07.2022

El G20 está formado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, la India, Indonesia, Italia, Japón, México, el Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, más la Unión Europea.


Entre los países invitados se encuentran España, Holanda, Fiyi, Camboya, Ruanda, Senegal, Singapur y Emiratos Árabes Unidos.

Ucrania: un callejón bélico sin salida .

 Ucrania: un callejón bélico sin salida 

Más allá de la grandilocuencia de la propaganda bélica, la realidad retrata a dos ejércitos exhaustos por una guerra que ya dura cinco meses, con operaciones de desgaste que, por ahora, parecen favorecer a la maquinaria militar del Kremlin. 

 

La guerra de Ucrania ha llegado a una nueva fase, con anuncios del Gobierno de Kíev y de la inteligencia occidental que hablan de una inminente contraofensiva ucraniana sobre el 20% del territorio que controla ya Rusia. Sobre el terreno y más allá de la grandilocuencia de la propaganda bélica, la realidad parece ser otra: la de dos ejércitos exhaustos por una guerra que ya se prolonga cinco meses, con operaciones de desgaste que, por el momento, parecen favorecer a la maquinaria militar del Kremlin. Rusia parece más preparada para este tipo de contienda ralentizada e imparable como un incendio, al tiempo que no tiene las premuras que la paralela guerra económica está marcando para Ucrania y sus aliados occidentales. 

Las noticias del frente bélico parecen acompasarse a las decisiones tomadas en los gabinetes de poder en Europa y Estados Unidos para afrontar la agresión rusa. Este viernes la Comisión Europea ha presentado la propuesta de alargar medio año más las sanciones ya en marcha, hasta enero de 2023. Al tiempo se ha propuesto prohibir la importación de oro ruso, medida que sigue al acuerdo ya alcanzado por el poderoso G-7 para suspender esas ventas de oro rusas. Estos pasos, que sin duda enfurecerán más a Moscú, se han tomado con la espada de Damocles de la suspensión total de los suministros de gas rusos oscilando sobre la maltrecha economía europea al borde de la recesión. Los ecos de los cañonazos en el Donbás no se escuchaban esta semana en Bruselas porque los políticos europeos están ensimismados sobre la forma de abatir a Rusia en el tablero de ajedrez de la economía obviando lo más evidente: Ucrania es ya un estado fallido, colapsado política y financieramente, donde los ingentes recursos que está aportando la Unión Europea de sus propios y depauperados almacenes se derraman en una guerra que se vaticina muy larga. 

Ucrania solo resiste ese esfuerzo militar con la inyección de armas y dinero de Washington y Bruselas. ¿Pero está capacitado Occidente no solo para resistir, sino para imprimir un giro sustancial a la guerra que ponga punto final al lento, pero inexorable avance ruso en el este y sur del país sin ahogarse en ese esfuerzo y en los peores momentos para la economía europea del último medio siglo? ¿Puede Europa parar la expansión del incendio ucraniano más allá de las fronteras del viejo continente y atajar la terrible hambruna que se avecina en el cuerno de África, donde son indispensables los cereales rusos y ucranianos que no se están exportando? ¿Se puede ganar la guerra económica y atajar la infección de la imparable inflación en Europa mientras fracasa la respuesta militar a Rusia? Las respuestas no son, ciertamente, muy halagüeñas. 

"Rusia no tiene coraje para admitir la derrota" y sus militares "ya no tienen poder estratégico, carácter o comprensión de lo que están haciendo aquí, en nuestra tierra. No hay un ápice de coraje para admitir la derrota y retirar las tropas del territorio ucraniano", aseveró hace unos días el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en un mensaje dirigido al exterior, aunque en el exterior ya pocos crean sobre la capacidad actual del ejército ucraniano para revertir a medio plazo las conquistas rusas, que ya alcanzan una quinta parte del territorio de Ucrania, en el este, en la zona de Donbás, y la franja costera que lleva a la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014 y convertida en un amenazador bastión militar sobre el Mar Negro y el sudeste de Europa. 

Victoria rusa en Lugansk 

Hace unos días, Rusia completó, con la toma de Lysychansk, el dominio de la provincia de Lugansk, y se afianzó en su ofensiva para apoderarse de todo el Donbás. La captura rusa de la última ciudad bajo control de Kíev en Lugansk fue un hito en esta guerra, pese a su alto coste en vidas y material militar, y ha abierto el camino para nuevos avances del ejército ruso hacia Bakhmut, Sloviansk y Kramatorsk. La superioridad rusa se está demostrando en las pequeñas ofensivas. No hay grandes batallas, pero el avance es implacable, pedazo a pedazo de territorio ucraniano. 

Rusia controla más de dos tercios de la región del Donbás. En esta zona del este de Ucrania se desató la guerra en 2014, tras la revolución antirrusa de la plaza de Maidán, en Kíev, y cuando paramilitares separatistas prorrusos apoyados por Moscú trataron de establecer un gobierno autónomo en las zonas de Lugansk y Donetsk. Es en esta última provincia donde se han abierto nuevas puntas de lanza de la ofensiva rusa tras la sumisión de Lugansk. 

Después de que la segunda fase de la guerra movilizara al ejército ruso sobre el Donbásse olvidara de sus iniciales avances hacia Kíev y en el oeste de Ucrania, Rusia ha actuado como una máquina de cortar césped sobre las zonas controladas por las fuerzas ucranianas: ataques de artillería y misiles masivos y continuados, y toma de pueblo tras pueblo de una manera sistemática e imparable. Al tiempo paró sendos contraataques ucranianos en torno a la ciudad de Jerson, que abre las puertas de Crimea, y en Jarkov, en el norte del país, la segunda urbe más importante de Ucraniana. 

Tercera fase de la guerra 

Ahora, la inteligencia occidental habla de la entrada en una tercera fase de la guerra, en este mes de julio, con una inminente contraofensiva ucraniana en Jerson que no acaba de concretarse y con los dos ejércitos casi agotados y sin capacidad para asestar golpes sonados que pudieran llevar a un alto el fuego y unas negociaciones con visos de cierto éxito. Esta semana, la viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, en declaraciones a la televisión, llamaba a la población de Jerson y de otras zonas del sur de Ucrania, como Zaporizhia, a abandonar esas localidades ante la inminencia de esa contraofensiva de las fuerzas de Kíev que la segunda autoridad del país no quiso concretar cuándo se produciría. 

Según explicó en el podcast War on the Rocks el experto estadounidense Michael Kofman, director del área de estudios rusos en el think tank CNA (Center for Naval Analyses), la clave está en cuánto tiempo pueden aguantar militarmente cada una de las partes y cómo pueden reponer su fuerza humana, algo en estos momentos mucho más importante que las ganancias territoriales de cada ejército. La captura rusa de Severodonetsk y Lysychansk fue un duro revés para las fuerzas ucranianas, pero también las victoriosas tropas rusas pagaron un alto precio. 

La clave está en cuánto tiempo pueden aguantar militarmente cada una de las partes y cómo pueden reponer su fuerza humana 

Ucrania posee ya cohetes de largo alcance suministrados por Estados Unidos, los llamados HIMARS (High-Mobility Artillery Rocket Systems), con los que podría torcer el brazo ruso y atacar con éxito su logística y el suministro a las tropas. Pero también podrían servir para apoyar la citada contraofensiva en la zona de Jerson y así amenazar Crimea y lograr una diversificación de las fuerzas rusas hacia el sur, aliviando la presión sobre la zona de Donetsk. 

La cuestión, según Kofman, estaría en la capacidad de Ucrania para usar ese armamento occidental con precisión (hay dificultades para preparar a los artilleros con estos misiles de alta tecnología) sin que sea destruido por Rusia (ya está ocurriendo) y, además, movilizar un número sostenible de tropas para garantizar la ocupación de zonas ahora dominadas por los rusos. Esto ya no está tan claro. Y es también el problema con el que se encuentran las fuerzas rusas. En este sentido, la batalla de Kramatorsk y Sloviansk, dos ciudades pequeñas, pero convertidas en sendos bastiones del ejército ucraniano, podría reclamar un coste en efectivos que Rusia no podría soportar, salvo que el presidente Vladímir Putin ordenara la movilización general y el reclutamiento forzoso. 

Ucrania, al borde del desmantelamiento económico 

En estos momentos, Rusia afronta unas dificultades económicas de una envergadura que no se conocían desde la caída de la URSS. Pero el caso de Ucrania es peor, mucho peor, con su economía básicamente desmantelada por la invasión rusa. La exportación de grano se ha bloqueado y la propia producción de cereales ha caído en picado, con un panorama muy negro de cara a la alimentación este otoño e invierno de la población, que habrá de depender de la asistencia occidental. Ello llevará a elevar el coste de la ayuda europea a Ucrania a unos niveles difícilmente soportables. Precio que se dispara si se añade el del armamento y munición suministrados. 

 

La clave estará en el comportamiento de Rusia en caso de que logre tomar todo el Donbás. ¿Seguirá la guerra en dirección del río Dniéper para asegurar una zona de contención frente a sus territorios conquistados?¿O accederá a un alto el fuego? ¿Y el Gobierno de Zelenski? ¿Estará dispuesto a negociar con más de una quinta parte del territorio de su país en manos rusas? ¿Y la Europa debilitada por la recesión? ¿No presionará por un final del conflicto antes de que la recuperación económica de la Eurozona sea una quimera? Muchas preguntas de nuevo y pocas respuestas en un conflicto cuya solución es, cada día que pasa, más incierta. 

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