23 de Abril de 2017
Si algo queda claro tras 18 años, es que del oposicionismo
venezolano cualquier hipótesis extremista que se teja queda no solo
confirmada por la realidad, sino rápidamente superada.
En todo este tiempo lo han inventado todo y han hecho uso de todos
los recursos posibles por no dejar gobernar y derrocar a los gobiernos
legítimamente instituidos de Hugo Chávez, primero, y Nicolás Maduro,
después: golpes de Estado, sabotajes petroleros, intentos de magnicidio,
levantamientos insurreccionales, asesinato sistemático de líderes y
militantes del chavismo, asesinato de militantes de la oposición de los
cuales luego acusan al chavismo, infiltración de paramilitares
colombianos, guerra económica y pare de contar. Todos y cada uno de
estos hechos son públicos, notorios y comunicacionales, de los cuales
existen pruebas y testigos cuando no directamente confesiones por parte
de los involucrados. Y aún así, gracias a la alcahuetería de la prensa
hegemónica así como de gobiernos e instancias internacionales
-alcahuetería que en sí misma es un delito pues incita a mayor
violencia-, insisten en hacerse ver como heroicas víctimas que luchan
contra una feroz dictadura.
El último capítulo de esta telenovela tragicómica (más trágica que
cómica) es el levantamiento que en las últimas semanas lleva a cabo la
dirigencia oposicionista agrupada en la MUD (Mesa de Unidad
Democrática), pero básicamente encabezada por su ala más extremista de
derecha (los partidos Primero Justicia del gobernador CaprilesRadonsky y
el diputado Julio Borges, y Voluntad Popular de Leopoldo López y Freddy
Guevara). Este levantamiento ha dejado ya varias víctimas mortales, de
las cuales solo una puede achacarse a la fuerza pública por uso excesivo
de la fuerza (caso por el cual ya existen detenidos), mientras que otra
fue producto de un extraño incidente protagonizado por un policía de
tránsito (también detenido) que no estaba cumpliendo labores de control
del orden público en contra un joven que no estaba manifestando y cuya
familia –militantes chavistas- ha pedido a la dirigencia oposicionista
no manipular su pérdida con fines políticos.
Las otras víctimas son todas achacables directamente a militantes del
oposicionismo. Una señora murió al no poder ser trasladada a un centro
asistencia por encontrarse el paso obstaculizado por manifestantes de
derecha. La gran prensa afirmó en principio que murió por efecto de los
gases lacrimógenos lanzados por la Policía Nacional Bolivariana, sin
embargo, su propia familia salió a desmentir esta versión. Un joven
comerciante fue asesinado en una urbanización de clase media alta del
oeste de Caracas, al rodear unos escombros que obstaculizaban la vía.
Fuerza de choque oposicionistas en motos de alta cilindrada lo
alcanzaron y dispararon dentro de camioneta. Un niño de 12 años
residente de un urbanismo de la Misión Vivienda, fue muerto por dos
disparos cuando fuerzas de choque de la derecha atacaban las residencias
por su reconocida filiación política (la Misión Vivienda, residencias
de interés social construidas por el chavismo, son un emblema de la
política social bolivariana).
Este 19 de abril fallecieron otras tres personas producto de la
violencia de la derecha: un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana
de un disparo en la urbanización de clase alta San Antonio de los Altos
(cuya alcaldía es de Primero Justicia y queda en el estado Miranda,
gobernado por Capriles); una señora que no participaba de ninguna de las
manifestaciones convocadas para ese día pero que fue impactada en su
cabeza por una botella de agua congelada lanzada desde un edificio de
lujo contra la marcha chavista pasaba por la calle de abajo; y una joven
en el estado Táchira que fue muerta por un disparo realizado por un
reconocido empresario militante de extrema derecha. Hubo una cuarta
víctima mortal este 19 de abril que fue también manipulada para culpar
al gobierno, pero que en realidad se trató de un joven lamentablemente
herido de un disparo para robarle la moto. La familia también exigió a
la derecha no manipular el caso.
Lo más grave de todo este asunto, es que ya comporta un patrón de
comportamiento de la derecha. Así por ejemplo, el 14 de abril de 2013,
el gobernador Capriles Radonsky convocó a sus fuerza de choque a salir a
las calles al no reconocer su derrota en las elecciones ganadas por
Nicolás Maduro: 11 personas como consecuencia, todas militantes del
chavismo incluyendo una niña arrollada junto a su familia por un camión
cuando celebraban la victoria del candidato del PSUV. De la misma
manera, durante las acciones terroristas de calles de 2014, enmarcadas
en el plan de golpe de estado denominado La Salida (impulsado por
Leopoldo López y María Corina Machado), de los 43 fallecidos
resultantes, solo 5 fueron por el uso excesivo de la Fuerza Pública y 3
están en investigaciones, mientras que 35 fueron producto de los propios
manifestantes violentos. De los fallecidos, 9 fueron funcionarios
públicos: 6 militares, 3 policías nacionales y un fiscal del Ministerio
Público. Valga acotar que los funcionarios policías y militares acusados
de las muertes y maltratos sí están privados de libertad y siendo
procesados.
De tal suerte, en la medida en que lejos de reconsiderar una
estrategia que evidentemente no les da resultado pero que amenaza con
llevar al país a escenario de mayor violencia, cabe preguntarse qué
podemos esperar de la derecha venezolana: ya sabemos, ellos mismos lo
han dicho, que no les interesa realmente que haya elecciones (por el
cual nunca impulsó realmente el referéndum revocatorio en los lapso
previstos por ley). Lo único que quieren que el presidente Maduro “se
vaya ya”, que fue exactamente lo mismo que exigieron con Chávez durante
sus 13 años de gobierno. Eso, claro, y que haya una invasión extranjera
que subordine al país a autoridades foráneas. Por eso recurren a esta
puesta en escena de autoagresión y agresión permanente, buscando crear
las condiciones “objetivas” que justifiquen tal cosa.
En conclusión, dado su deambular entre el extremismo y la torpeza
política, lo más probable es que asistamos a un recrudecimiento de su
accionar terrorista. Hoy 20 de abril están convocando de nuevo a la
calle, si bien con mucho menos poder de movilización) y han insinuado un
paro nacional el cual no pareciera tener consenso entre los
comerciantes, por más que como ha pasado en otras ocasiones cierren por
miedo a represalias en aquellas zonas donde la derecha gobierna. De allí
en adelante el escenario está abierto, lo que puede incluir hasta que
en algún momento le de por declarar una especie de gobierno paralelo
utilizando la Asamblea Nacional actualmente en desatado como mampara.
Mientras tanto, en la calle sigue la resistencia pasiva y activa de
la población. Buen parte de la gente tratando de hacer su vida normal
mientras el chavismo más militante está activado y movilizado. La
concentración del 19 de abril fue de lejos la convocatoria del chavismo
más grande de los últimos 4 años.
Luis Salas Rodríguez | CELAG
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