lunes, 17 de abril de 2017

El despegue de Mélenchon en Francia.

 Imagen del mitin de Jean-Luc Mélenchon en el Puerto de Marsella
 Imagen del mitin de Jean-Luc Mélenchon en el Puerto de Marsella el pasado día 9. / JLMelenchon (Facebook)
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 Jean-Luc Mélenchon (Tánger, 1951) es un político de carrera. Se unió al Partido Socialista (PS) francés en 1977, por el que también fue senador. Tras las elecciones de 2002, junto con Henri Emmanuelli, fundó ‘Nuevo Mundo’, una corriente a la izquierda del PS. Debido a sus diferencias con François Hollande por lo que considera una derivaba liberal del partido, Mélenchon abandona en 2008 el PS y funda el Partie de Gauche (Partido de la izquierda), por el que es eurodiputado desde 2009. Ya en 2012, Jean-Luc Mélenchon se presentó a las presidenciales francesas quedando en cuarto puesto con un 11% de los votos. Las últimas encuestas lo aúpan al tercer puesto y le dan hasta un 20% en las elecciones del próximo 23 de abril. Mélenchon se ha convertido así en una alternativa real de la izquierda a Le Pen. Un político conocido por su capacidad de oratoria, sin problemas con la justicia, con una larga carrera, pero que representa la alternativa a un sistema ante el que los franceses han expresado su descontento.
En el programa de La France Insoumise, Mélenchon habla de “proteccionismo solidario”, es decir, de promover el intercambio pero no en detrimento de la protección de los derechos sociales y laborales. De modo que rechaza los tratados de libre comercio actualmente negociados por la UE. Defiende rebajar las horas de trabajo, la jubilación a los 60, aumentar los salarios y poner un tope para los dirigentes de las empresas; promueve de las energías alternativas y la reducción del consumo. Mélenchon propone también una democracia más participativa, el voto desde los 16 y obligatorio, la imposibilidad de los políticos imputados de presentarse a elecciones o la sustitución del senado por una asamblea ciudadana. El líder de la izquierda, exige la derogación de la ley del trabajo, conocida como Ley El Khomri, que sacó a los ciudadanos franceses a las calles; pide constitucionalizar los derechos al trabajo, a un techo o al aborto; la democratización de la cultura, el acceso universal a la sanidad…  Jean-Luc Mélenchon se opone al euro y hasta al funcionamiento y la estructura actual de la Unión Europea. Rechaza el Pacto de Estabilidad, pide auditar la deuda pública y el cese de aplicación de ciertos tratados que considera perjudiciales para los intereses de Francia. Pero frente a la visión rupturista de Marine Le Pen, el líder de la izquierda apuesta por una refundación de la UE, aunque contempla un ‘plan B’ si la negociación falla. En materia de migración, pide mayor acción diplomática contra la guerra; luchar contra el cambio climático y la explotación de recursos, responsables de la pobreza que estimula la migración; exige además operaciones de rescate en el Mediterráneo, desmilitarizar las fronteras, acabar con el acuerdo con Turquía y un mejor sistema de acogida para quienes alcanzan el territorio europeo en busca de refugio. Mélenchon representa también una ruptura política pero al contrario que Le Pen, lo hace desde una visión que apuesta por la solidaridad frente al racismo.




 

 
  y ver  .. http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20170410/421589799811/el-despegue-de-melenchon-podria-cambiarlo-todo-en-francia.html









domingo, 16 de abril de 2017

La prensa occidental aplaude la escalada militarista de Trump.

  "Esta escalada militarista del presidente estadounidense ha sido bien recibida por la prensa occidental.


"Esta escalada militarista del presidente estadounidense ha sido bien recibida por la prensa occidental. El constante placaje de los medios a Trump a través de las repetidas acusaciones de xenofobia y machismo, las dudas sobre su estado de salud mental y las piezas de denuncia por sus supuestas conexiones y trato de favoritismo hacia Rusia desaparecieron por completo. “En el ataque a Siria, el corazón de Trump fue lo primero”, titulaba The New York Times (el titular fue posteriormente corregido, probablemente debido a las numerosas burlas en las redes sociales). Téngase en cuenta que se trata de la misma cabecera que había pedido el voto para Hillary Clinton durante una campaña electoral en la que intercambió constantemente golpes con el candidato republicano, quien, a su vez, se refirió a este periódico como un diario en declive ('failing') y de noticias falsas (fake news). The Washington Post, propiedad del dueño de Amazon Jeff Bezos, y que mantuvo posiciones idénticas a las de The New York Times durante la campaña, publicó textos con titulares como “La oportunidad de Trump de entrar en el vacío de liderazgo mundial” o “Trump tiene una oportunidad para corregir los errores de Obama en Siria”. Para USA Today, “El ataque de misiles a Siria podría conducir a una solución política”.
  
“En muy poco tiempo el presidente asestó un golpe contra el mal por el que le felicito […] creo que Donald Trump se convirtió hoy en el presidente de EEUU”, afirmaba en la CNN el periodista Fareed Zakaria. Según el observatorio de medios estadounidense FAIR, cinco diarios estadounidenses de gran circulación –The New York Times, The Washington Post, USA Today, The Wall Street Journal y The New York Daily News– no ofrecieron ningún espacio a analistas opuestos al ataque, es más, estos mismos medios publicaron hasta 18 piezas de opinión, columnas o análisis que elogiaban la decisión o incluso la criticaban por no ser suficientemente dura.
  
En Alemania, el semanario Der Spiegel, que había publicado portadas en las que Trump aparecía como un meteorito a punto de chocar contra la Tierra o sujetando la cabeza decapitada de la Estatua de la Libertad, afirmó que “Donald Trump ha hecho lo correcto”, y otros medios europeos se expresaban en términos similares. “Debido al consenso político hacia los ataques, era de algún modo predecible que los medios de comunicación corporativos lo secundasen”, analizaba Adam Johnson en FAIR. “No hubo ninguna necesidad de debatir la utilidad o moralidad de los ataques porque el escenario se desarrolló como de costumbre: un dictador comete supuestamente una violación de los derechos humanos, los medios de comunicación apelan a quienes están en el poder a 'hacer algo' y la situación a contrarreloj empuja a tomar una acción inmediata, no en el último de los casos para demostrar que no aparezcamos como 'débiles' en la 'arena internacional'. Cualquier cosa que se aleje de esta narrativa aparece, en el mejor de los casos, como accesoria.” En otro artículo, FAIR ha señalado que de los 100 principales diarios estadounidenses, 47 publicaron editoriales sobre el bombardeo: de éstos 39 lo hicieron a favor, 7 con una posición ambivalente y solamente uno, The Houston Chronicle, se opuso al ataque en base a su legitimidad constitucional.
  
“Si Trump es inteligente, aprenderá, y lanzará todavía más bombas”, observaba Jakob Augstein en su columna en la edición digital de Der Spiegel. En realidad Trump ya ha aprendido, y rápidamente. En el espacio de una semana ha adaptado la doctrina de Jamie Shea, vicesecretario general de la OTAN durante los bombardeos contra Yugoslavia: “A los periodistas hay que mantenerlos ocupados, darles muchas noticias insignificantes, para que no puedan profundizar.”"


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EEUU-Rusia: la fractura del deshielo