martes, 10 de enero de 2017

Tunez 2017 .- Entrevista a Hamza Meddeb.



Entrevista a Hamza Meddeb, investigador en el "Carnegie Middle East Center" e investigador postdoctoral del Instituto Universitario Europeo de Florencia
"El aumento de la radicalización en Túnez no está relacionado con la democratización"

Le Courrier de l’Atlas


- Después del atentado de Niza, y mientras que algunos medios occidentales vuelven a presentar a Túnez como el «vivero del terrorismo mundial» (cf. artículo de Le Figaro) tras el atentado de Berlín, las diferentes corrientes de pensamiento sobre el tema (Olivier Roy, François Burgat, Gilles Kepel, etc.) se enfrentan de nuevo en los platós de televisión. ¿Qué interpretación le parece la más adecuada para comprender el enigma de esta paradoja de Túnez, país superviviente de las revoluciones árabes, pero factualmente proveedor número 1 de candidatos a hacer la yihad [1]?
- En primer lugar, hay que recordar que tanto la radicalización de Anis Amri, autor del atentado de Berlín, como la de Mohamed Lahouij, autor del atentado de Niza en julio del año pasado, han tenido lugar sobre suelo europeo. Es importante hacer hincapié en ello puesto que la radicalización violenta es un fenómeno globalizado en que las fronteras no tienen demasiado sentido. Debemos tener en cuenta además que Bélgica, remitiéndonos a las cifras, es el primer país exportador de yihadistas en relación al número de habitantes. La derecha francesa, al igual que numerosos comentaristas tunecinos y extranjeros, tratan de promover una versión distorsionada y sesgada que tiende a asociar el aumento de la radicalización con la democratización del país. Para comprender esta “paradoja” es necesario volver a la primera década del siglo XXI que estuvo marcada por una importante movilización de la juventud tunecina dentro de una lógica de fuertes enfrentamientos con el régimen de Ben Alí. Recordemos los momentos de politización más importantes de la juventud tunecina en esa década: la segunda intifada palestina en 2002, la invasión de Iraq en 2003, los enfrentamientos entre Israel y Hizbulá en 2006 y el conflicto entre Israel y Hamás en 2008.
Todos estos momentos se desarrollaron en un contexto de una aguda crisis social: el aumento del desempleo golpeó de lleno a los diplomados universitarios y, en 2005, desencadenó las primeras acciones del movimiento de los diplomados desempleados, la revuelta de la cuenca minera en 2008, Ben Guerdane [2] en 2010 y el endurecimiento del régimen de Ben Alí que extendió su represión más allá de los círculos de oposición hasta reprimir cualquier voz contestataria o crítica. El yihadismo aprovechó esta profunda crisis para penetrar dentro de todos esos hijos de la dictadura, de la masificación escolar, de la desvalorización de las titulaciones, de todo tipo de represión en una sociedad gangrenada por la corrupción. Desde 2004 se han sucedido las salidas para unirse a la yihad iraquí. La represión no ha hecho más que aumentar las filas de los radicalizados y transformar las prisiones en verdaderas incubadoras de yihadistas. Por otra parte, es interesante señalar que la mayor parte de los condenados en virtud de la ley de diciembre de 2003 [3] que fueron liberados después de la revolución de 2011 se han unido a la yihad siria, libia o maliense.
La radicalización violenta en Túnez presenta una dimensión generacional importante: según las cifras del Centro Tunecino de Investigación y Estudios sobre el Terrorismo, el 80 % de los detenidos relacionados con casos de terrorismo se encuentran entre los 18 y los 34 años. La opción violenta contribuye tanto a legitimar el rechazo de una sociedad corrupta e injusta, como a sacralizar la victimización de personas a las que no se les ha dejado ninguna oportunidad de salir adelante. El yihadismo constituye por lo tanto un discurso de ruptura particularmente significativo en algunas categorías (pequeños delincuentes, estudiantes, parados, etc.) y en algunos territorios entre los que destacan barrios populares o regiones del interior.
La juventud tunecina sufre una doble crisis: una crisis de futuro y una crisis de sentido. Según el estudio del Banco Mundial sobre la inserción laboral de los jóvenes en 2015, el 33 % de los jóvenes tunecinos son NEET (not in education, nor in employment, nor in training) [equivalente al término ‘nini’]. Es una de las tasas más altas de la región MENA [4]. El proceso democrático no ha cambiado nada en este sentido dado que la situación económica ha empeorado aún más. La esperanza colectiva por un cambio, por la revolución, desapareció y dio paso al marasmo económico y al desencanto. No hay ningún proyecto movilizador ni ninguna institución política o religiosa que sea capaz de orientar a los jóvenes.
El yihadismo, como comprensión del islam que se funda en la centralidad del combate, constituye una oferta de sentido enorme para una generación que se siente empujada a combatir por las razones que he explicado anteriormente. En Egipto la radicalización es sobre todo organizativa en el sentido de que atañe a movimientos u organizaciones -como los jóvenes de los Hermanos Musulmanes- que, al menos en parte, han pasado a la acción violenta debido a su exclusión del plano político. En Túnez, por el contrario, el extremismo violento está relacionado principalmente con itinerarios individuales, bifurcaciones, encuentros y cambios drásticos que lo hacen difícilmente perceptible. A la interpretación generacional que propone Olivier Roy, la cual comparto, añadiría que las intervenciones internacionales en Libia, Malí, Siria, o la intervención rusa en Siria, contribuyen a alimentar la cantera de terroristas de la que la OEI [Organización Estado Islámico] saca provecho. Si la causa palestina ya no moviliza como hace 15 años, el Califato sí. Un mito que hay que defender a falta de poder propagarlo.
- En el contexto tunecino, ¿qué papel juega eso que algunos llaman «el vacío teológico y religioso» ?
- El yihadismo se afianzó en Túnez en los primeros años del 2000 en un contexto de descrédito total de los actores del campo religioso bajo Ben Alí. La caída del régimen creó un vacío que fue explotado por el movimiento yihadista mediante actividades de proselitismo, la organización de campañas de predicación, el control de centenares de mezquitas y la designación de imanes. Así como los poderes públicos han recuperado progresivamente el control de las mezquitas tras la ilegalización del grupo Ansar al Sharia en agosto de 2013, coincidiendo con el estancamiento de una parte del movimiento yihadista respecto a la acción violenta, esos mismos poderes no han conseguido resolver el problema de la falta de legitimidad de los actores religiosos, suscitando periódicamente episodios de tensión sobre todo con motivo de la designación o expulsión de los imanes. De hecho, en Túnez el yihadismo se desarrolla en un contexto marcado por un plano religioso en el que las reglas de funcionamiento no están establecidas claramente (designación y destitución de los imanes, límites del control de las mezquitas por parte del Estado, aceptación o exclusión de una serie de actores como los salafistas quietistas, Hizb Ettahrir, etc.) [5]. Por otro lado, en el campo religioso tunecino faltan imanes y predicadores capaces de producir un discurso susceptible de contrarrestar la propaganda yihadista. Paradójicamente, este vacío también es compartido por la esfera yihadista tunecina que carece de figura local influyente. Considerado durante décadas como una figura de referencia en el seno de este movimiento, Al Khatib al Idrissi, ha sido marginado en la era post Ben Alí tras su negativa a apoyar la creación del movimiento Ansar al Sharia (una organización que supone reunir a los salafistas yihadistas) y la distancia crí tica que ha mantenido con respecto a los líderes de esa organización. Este vacío abrió el campo a los predicadores radicales y a la propaganda electrónica que ninguna institución está en condiciones de contrarrestar.
- Ese malestar con respecto al caso tunecino, martilleado ad nauseam en los platós de televisión , ¿está relacionado de forma coyuntural con el debate sobre el regreso de los yihadistas a Europa?
- Está claro que la cuestión del regreso de los yihadistas a Europa preocupa a las cancillerías europeas. El eje Irán-Rusia-Turquía se está imponiendo en Siria; se está estrechando el cerco contra la OEI que sufre los ataques destinados a recuperar la ciudad de Mosul. La OEI pretenderá tomar represalias y exportar su terror. Muchos yihadistas se ven tentados a volver a Europa o Túnez. Existe un riesgo importante de que Europa o Túnez sufran atentados. Sin embargo, tanto europeos como tunecinos parecen estar pasándose la patata caliente. Aparte de la cooperación en el ámbito de la seguridad que sigue siendo importante, habría que pensar en preparar un marco de actuación para con los yihadistas que han decidido regresar por vías consulares, o que han sido o serán extraditados por las autoridades turcas, sudanesas o de otros países; esto es, acciones judiciales para aquellos que han cometido abusos y dispositivos de seguimiento para otros. Del mismo modo, habría que darles la palabra a esos yihadistas, al menos a aquellos que lo deseen, para comprender su motivación y su experiencia. Es importante crear una perspectiva que tome en cuenta la complejidad de este fenómeno.
- La conferencia internacional Túnez 2020 no parece haber cambiado esa percepción que cada vez se impone con más fuerza y que asocia a Túnez con el terrorismo. ¿Se puede invertir esta tendencia?
- Es importante que los que gobiernan transmitan un mensaje contundente a la población, en primer lugar, y a los socios de Túnez, que están haciendo frente a los verdaderos problemas del país, que están decididos a llevar a cabo reformas, abordar la cuestión social y los problemas de la juventud. Sin embargo, por el momento, todo esto brilla por su ausencia. La conferencia internacional ha sido una fuerte muestra de apoyo de la parte de la comunidad internacional para poner bajo su responsabilidad a las nuevas élites en el poder. Todavía hay tiempo para invertir esta tendencia, pero para eso aún hace falta inscribir la democracia tunecina en un horizonte a medio y largo plazo para poner fin a las expectativas restauracionistas, la gestión ineficaz del status quo y realizar las reformas en un marco inclusivo. Este horizonte, desgraciadamente, brilla por su ausencia.
- En este sentido, ¿las audiciones públicas [6] de las víctimas del despotismo podrían servir de alivio?
- Estas audiciones públicas han permitido a millones de tunecinos comprender de qué estaban hechos los regímenes de Bourguiba y Ben Alí; de qué estaba hecho el poder durante dictadura. Las audiencias públicas son una especie de espejo de la sociedad para reconstruir esta memoria fragmentada del autoritarismo porque todo el mundo no vivieron los años de Ben Alí y Bourguiba de la misma manera. La palabra de las víctimas ofrece una forma de rehabilitación, pero sobre todo hace emerger una comprensión común y compartida de la dictadura: de sus atrocidades, de su vileza y, por desgracia, de su banalidad. Se trata de un ejercicio indispensable para erigir una democracia que no puede ser construida sobre mentiras o la historia falsificada.


Hamza Meddeb ha sido investigador en el Carnegie Middle East Center e investigador postdoctoral del Instituto Universitario Europeo de Florencia entre 2013 y 2015. Defendió su tesis en la Facultad de Ciencias Políticas de París en 2012 bajo el título “ Courir ou mourir. Course à el khobza et domination au quotidien dans la Tunisie de Ben Ali ” centrada en la economía política de la dominación y las relaciones Estado-sociedad de Túnez durante el régimen de Ben Alí. Acaba de publicar junto a Irene Bono, Béatrice Hibou y Mohamed Tozy un libro titulado L'Etat d'injustice au Maghreb. Maroc et Tunisie, Market for Jihad. Radicalization in Tunisia (Carnegie paper, 2015) con Georges Fahmi y L’ambivalence de la course à el khboza. Obéir et se révolter en Tunisie (Politique Africaine, 121/2011).


Notas:
[1] Existe una profunda incomprensión en torno al concepto « yihad » . Por ello recordamos que etimológicamente el mismo se refiere al « esfuerzo por alcanzar el salam » , es decir, el « empeño » que se pone en seguir la senda del islam (al-yihad al-akbar). La « opción violenta » a la que hace referencia el entrevistado es la noción que se ha consolidado en Occidente [N.d.T.]. (1)
[2] En referencia a las protestas que tuvieron lugar durante el verano de ese año en el puesto fronterizo de Ras Jdir [N.d.T.] .
[3] Se refiere a la Ley 53/2013 que establece el régimen jurídico de la justicia transicional.
[4] Por su acrónimo del inglés (Middle East and North Africa) región que engloba todos los países del Magreb y Oriente Medio [N.d.T.] .
[5] El «salafismo quietista» aglutina a un conjunto de tendencias que tienen en común una actitud pasiva con respecto al plano político. El partido político Hizb Ettahrir (Partido de la Liberación) fue fundado a mediados del siglo pasado por Takieddin Nabhani, un jurista palestino que anteriormente fue miembro de los Hermanos Musulmanes [N.d.T.] .
[6] En diciembre de 2016 tuvieron lugar en Túnez las audiciones públicas destinadas a reparar los crímenes cometidos por autoridades estatales desde el 1 de diciembre de 1955 hasta el 31 de diciembre de 2013 [N.d.T.].
Traducido del francés para Rebelión por Francisco Fernández Caparrós y Rosa Carazo.
Fuente: http://www.lecourrierdelatlas.com/tunisie-hamza-meddeb-%C2%AB-la-montee-de-la-radicalisation-n-est-pas-liee-a-la-democratisation-%C2%BB--7021 

 Nota de la nota 1  del articulo.


La primera, para empezar, tiene dos acepciones, existiendo dos tipos de "jihad", denominadas jihad mayor y menor.

La jihad "mayor" es el esfuerzo personal que se exige a quien se considere musulmán por mejorar día a día, de forma individual, en todo aspecto relacionado con la moral: el esfuerzo por ser más generoso y más amable con quien le rodee, por estudiar, por alejarse del vicio, por aprovechar el tiempo: en definitiva, por mejorar como persona.

La segunda, la jihad "menor", sí es la que en castellano suele denominarse "guerra santa", pero cuya visión correcta no encaja con la visión que tenemos en Occidente. Estrictamente, la jihad es un tipo de guerra en defensa de otros musulmanes y bajo un conjunto de preceptos definidos y limitados, digamos unas "normas de conducta": ha de ser defensiva, contra combatientes, no puede llevarse a cabo contra inocentes, niños, exige respetar a los prisioneros... Completamente incompatible con el terrorismo 


Por lo tanto, buscando una unidad de acción con los países árabes, creo que a lo que se debería tender es a, en caso de ser necesario "etiquetar" la razón de un atentado terrorista, y suponiendo que sea necesario indicar que sus autores enarbolan –falsamente– el pretexto de un islam mal entendido para ejecutar tal barbarie, como "takfiris", hablar de "terrorismo takfiri". 


 VER ....

 




 

lunes, 9 de enero de 2017

Rusia el síndrome de 1905 .

Rusia: riesgos y agravios

La Vanguardia


En el esfuerzo de Moscú por volver a levantar cabeza en el mundo, el “síndrome 1905” resume los peligros de la empresa de consolidación interna de un régimen arcaico vía aventuras exteriores.
Ahora que la Rusia de Putin aparece en la cima de la recuperación de su poder y prestigio internacional con el clamoroso éxito alcanzado por su intervención en Siria (hecho que explica la intensa campaña contra el dirigente ruso cuyo histérico apogeo se vive estos días), es el momento de recordar los grandes riesgos que comporta el más que legítimo desafío ruso a Occidente y la fragilidad interna delrégimen del Presidente Putin.
El actual sistema autocrático ruso, que Yeltsin puso en pie en 1993 con el entusiasta apoyo de Occidente, es muy vulnerable a la inestabilidad interna. Sus mecanismos de reproducción y legitimación apuntan siempre hacia la concentración del poder personal. Eso choca con las exigencias de una sociedad moderna.
Disfunción
El tradicional régimen de samovlastie heredado y perfeccionado por Putin, es poco funcional respecto a los desarrollos de su sociedad. Las encuestas confirman que el 50% de los rusos consideran que tienen derecho a defender sus intereses incluso si ello contradice los intereses del Estado. Los que no están de acuerdo con ese enunciado no tienen otro que contraponer y se sumarían a él de forma pasiva si llegara el momento. No estamos ante una sociedad soviética desde hace mucho tiempo.
A diferencia de los dos siglos anteriores, el legítimo nacionalismo ruso y los engranajes del consenso interno hacia un líder fuerte cuya principal virtud ha sido haber detenido una degradación nacional de casi veinte años, conviven con un vector muy fuerte de tipo burgués, podríamos decir, que rechaza el conflicto y desea la estabilidad, como ocurre en cualquier otra sociedad moderna. Ese vector, iniciado en la URSS urbana de los años sesenta va a aumentar, porque forma parte de la lógica histórica de nuestra época. El sistema autocrático no tiene una respuesta a eso. No encaja con ello. Su reforma es, por definición, complicada.
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En la actual afirmación de Rusia en el mundo, hay, desde luego, una más que legítima reclamación de potencia. En Europa el ninguneo o maltrato de grandes potencias siempre tuvo resultados nefastos. Tras las guerras napoleónicas los vencedores implicaron a la vencida Francia en la toma de decisiones, lo que abrió una larga etapa de paz y estabilidad continental. El ejemplo contrario es lo que se hizo con la Alemania posguillermina, tras la primera guerra mundial, y también con la Rusia bolchevique tras la Revolución de 1917. En ambos casos, las políticas de exclusión -y de tremendo intervencionismo militar en la guerra civil rusa- tuvieron consecuencias nefastas para lo que luego fue el nazismo y la génesis del estalinismo. Lo que hemos visto en Europa desde el fin de la guerra fría es una nueva advertencia sobre los peligros de excluir a una gran potencia de la toma de decisiones y tratarla a base de imposiciones y sanciones en lugar de organizar la seguridad continental común que se acordó en París en noviembre de 1990 (y que habría hecho obsoleta a la OTAN y con ella a la influencia determinante de Estados Unidos en el continente). En lugar de eso, durante 25 años occidente ha maltratado a Rusia acosándola hasta llegar a los arrabales geopolíticos de Moscú, con el resultado visto en Ucrania.
Pero en la actual autoreivindicación del Kremlin hay también otro aspecto que no hay que perder de vista: un vector de movilización del favor de la población ante los efectos sumados que en el interior de Rusia tienen; los bajos precios del petróleo, el estancamiento de la situación socio-económica y las sanciones occidentales. Todo eso agudiza las contradicciones entre la sociedad rusa y su poco funcional régimen político.
Arriesgada legitimación
En la actual tensión militar en Europa, cuya principal responsabilidad es de Estados Unidos, con el regreso de la obsesión antirrusa de Alemania en segunda posición (la histeria de polacos y bálticos solo es relevante por lo instrumental hacia esas dos responsabilidades), la correlación de fuerzas es inequívoca: La población de los miembros europeos de la OTAN supera en cuatro veces a la de Rusia. La suma de sus PIB en nueve veces. Su gasto militar supera en por lo menos tres veces el ruso. Incluyendo al conjunto de la OTAN el presupuesto militar ruso de unos 90.000 millones de dólares es doce veces inferior al occidental. En Siria esas correlaciones no son muy diferentes y si las cosas han funcionado bien allí para Moscú ha sido gracias a cierto paralizante estupor de Estados Unidos ante los desastres de sus últimas acciones militares en la región, y a los zigzags de la actitud turca que la diplomacia rusa ha sabido jugar con gran acierto y maestría.
La decrépita máquina militar rusa ha sido mejorada en los últimos años, pero es un instrumento aún lleno de grietas que ha estado trabajando a su máximo rendimiento. Un caza-bombardero ruso fue abatido por los turcos, otros dos se cayeron al mar desde el portaviones Almirante Kuznetsov. La intervención rusa ha sido también arriesgada porque en caso de escalada difícilmente podría haber ido a más. De ahí la impresión de que Moscú intenta abarcar más de lo que puede, o, como mínimo, todo lo que puede. Una acción militar exterior con la lengua afuera multiplica los riesgos.
Las intervenciones en Siria y Ucrania han cargado las baterías de la legitimación del sistema de puertas adentro, pero ¿Cuánto durará esa carga? De momento funciona, pero los riesgos son inmensos y hay que preguntarse por la sostenibilidad del recurso. Un revés militar en Siria o en Ucrania, habrían sido letales para el Kremlin. En 1905 la derrota militar de Tsushima en la guerra ruso-japonesa supuso el principio del fin de la autocracia de los Románov, una dinastía de tres siglos. En el esfuerzo por volver a levantar cabeza en el mundo este “síndrome 1905” es capital.
Populismo sin distribución
El papel de potencias más prudentes en su acción exterior como Rusia y China en el mundo multipolar, es fundamental para evitar los peligrosos excesos del ilusorio hegemonismo que han quedado bien patentes en los desastres de estos años, pero en el orden interno Rusia debe ser valorada en su propia y contradictoria realidad. Putin no ha resuelto, y ni siquiera ha buscado, la vía de desarrollo que estabilice a Rusia. Es un patriota populista de derechas prisionero de un modelo de mando caduco para la modernidad. Ni siquiera es un Hugo Chávez que cometió el pecado de distribuir socialmente renta petrolera. Putin no distribuye nada. Aunque de momento no hay signos de protesta social, ese es un horizonte ineludible a largo plazo con el que un Occidente hostil siempre jugará. El arriesgado recurso de un machismo exterior no funcionará eternamente. En lo que concierne a Rusia ese es un desarrollo al que habrá que prestar la máxima atención a partir de ahora.
Dicho esto, es inevitable situar la injerencia (presunta o real) del Kremlin en la política americana que tantos titulares hace estos días después de varios años de intensa demonización del Presidente ruso en todo Occidente y particularmente en Alemania. Lo menos que puede decirse es que lo que ha trascendido, si es creíble, es ridículo al lado de lo que ha representado la ingerencia de Estados Unidos en la política rusa.
 El chiste de la injerencia en Hillarystán
En los años noventa la injerencia de Washington en Rusia fue determinante para la ruina y criminalización de la economía rusa. Muchos decretos de privatización y otros aspectos esenciales se redactaron directamente en Washington. Gente como el vicesecretario del tesoro americano Lawrence Summers, cursaba directamente instrucciones en materia de código fiscal, IVA y concesiones de explotación de recursos naturales y los fontaneros del Harvard Institute for International Development, bajo patrocinio de la USAID, Jeffrey Sachs, Stanley Fisher y Anders Aslund, tenían tanta influencia como los ministros.
Bajo la batuta de Andrei Kózyriev (1992-1996), la política exterior rusa estaba en manos de una marioneta de Washington que fue puesta como premio al frente de la farmacéutica americana ICN al ser cesada. El gran proyecto geopolítico para Rusia de estrategas de Washington como Zbigniew Brzezinski era disolver el país en cuatro o cinco repúblicas geopolíticamente irrelevantes -un escenario que Rusia nunca se planteó para Estados Unidos ni en los momentos más bollantes del poder soviético y cuyo precedente histórico más próximo es el proyecto de disolución de la URSS del Reichsministerium für die besetzten Ostgebiete bajo la dirección del nazi Alfred Rosenberg. En las presidenciales de junio/ julio de 1996 la complicidad de Estados Unidos fue clave para facilitar la financiación ilegal de la campaña de Yeltsin y la manipulación informativa que le acompañó, lo que impidió una probable victoria comunista…
Que mucho de todo esto fuera consentido e incluso propiciado por la clase política rusa cuya preocupación central en aquella época era llenarse los bolsillos, no cambia gran cosa el asunto: Después, cuando con Putin la prioridad fue la estabilización de lo adquirido y la recuperación de Rusia, Washington promocionó las revoluciones de colores en diversos países del entorno ruso y apoyó siempre ese escenario en la propia Rusia, sosteniendo económica e informativamente a organizaciones no gubernamentales y defensores de derechos humanos -muchos de ellos más que honorables- cuya acción consideraba favorable a sus intereses.
Clave de la recuperación rusa de principios de siglo XXI ha sido la sumisión del complejo energético a los intereses del Estado. Fue entonces, cuando se percató de que Putin ponía fin a la bananización de Rusia, cuando Washington apostó por el magnate Mijail Jodorkovski.
Propietario de Yukos, la mayor compañía petrolera rusa, y principal beneficiario de la privatización energética de los noventa, Jodorkovski se preparaba para desafiar electoralmente a Putin. En 2003 se disponía a trazar para ello vínculos económicos estratégicos con Occidente como la venta de una tercera parte de las acciones de Yukos a la norteamericana Exxon-Mobil (22.000 millones de dólares), la construcción de un oleoducto hacia China y de una terminal para la exportación a occidente en Murmansk con la que pretendía determinar el sentido de la exportación de crudo. Todo ello no solo rompía el pacto que Putin estableció con los magnates (respeto a las adquisiciones de la privatización a cambio de la no injerencia política y de la sumisión al Estado), sino que privaba al Kremlin de la principal baza geopolítica para la recuperación de Rusia: el uso de su potencia energética.
Jodorkovski, “adoptó decisiones que afectaban al destino y soberanía del Estado y que no podían dejarse en manos de un solo hombre guiado por sus propios intereses”, explicó Putin en su día. Jodorkovski fue encarcelado e inmediatamente beatificado en Occidente hasta su puesta en libertad…
Este tipo de injerencia en los asuntos de Rusia ha sido una constante -cualquier ruso lo sabe- y sitúa en su debido lugar el presunto escándalo de los hackers rusos en la campaña electoral americana. La simple realidad es que, en la hipótesis más extrema e indemostrable -con Putin manejando personalmente la operación- todo el asunto es bastante inocente. Más aún: al lado de lo que el valeroso disidente Eduard Snowden ha revelado al demostrar documentalmente la existencia de Big Brother y su control global total de las comunicaciones por Estados Unidos a través de la NSA, este episodio de los correos de Doña Hillary se parece mucho a una descomunal tomadura de pelo.
Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/01/07/rusia-riesgos-agravios-74312/

Contabilidad ‘B’ del PP .

 

Contabilidad 'B' del partido en el Gobierno. Los papeles de Bárcenas.


Contabilidad ‘B’ del partido en el Gobierno. Los ‘papeles de Bárcenas’.


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http://www.elplural.com/politica/2017/01/07/el-esposo-de-cospedal-ya-se-ha-acostumbrado-vivir-entre-lineas-rojas

sábado, 7 de enero de 2017

Mario Soares y los secretos de su historia..



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Algunos debian leerse este libro y luego hablar de  Mario Soares .

..http://cort.as/rSHi
 También sale bastante de Felipe , fue su padrino ante  la IS...



El autor es el  tercero detrás de Soares y Smith  en la foto de portada del libro, miembro fundador del PS   ,  fue durante muchos años la mano derecha Soares para las relaciones internacionales  , luego escribió este libro, contando la historia y la financiación  del  partido. Y las relaciones con la CIA y con los miembros de la IS.  El libro, está censurado , no lo han vuelto a editar  y solo está volcado en la red. El autor no se sabe ahora nada de él , dicen que está exiliado en Suecia.

Las mentiras de Obama


Las últimas mentiras de Obama
ALAI


El señor Obama, inmerecido Premio Nobel de la Paz, quiso hacer algunas declaraciones sobre lo beneficioso que había sido su gobierno para el pueblo de Estados Unidos, sobre todo, porque en el año 2017 no podrá hacer el informe sobre El Estado de la Nación y aprovechó el fin de año para dar una conferencia de prensa, el día 16 de diciembre del 2016 y tratar de engañar nuevamente a los ciudadanos de su país y al mundo, en relación con su desempeño presidencial.

Todos recordarán que en su campaña para el primer período presidencial Obama hablaba de CAMBIO, algo que nunca concretó y que después explicó era una artimaña psicológica que había utilizado y al mencionar esa palabra, sin explicar cuál sería el CAMBIO, las personas lo veían como “una pantalla en blanco” donde se reflejaba el CAMBIO al cual cada uno aspiraba, sin que él tuviera que hacer promesa concreta alguna. Ahora trata nuevamente de utilizar el engaño.

En un artículo es prácticamente imposible contestar todas las mentiras que Obama dijo el día 16 de diciembre en su última Conferencia de Prensa, pero he seleccionado algunos puntos que considero les darán una idea del nivel de engaño en la misma.

Obama dijo que “El desempleo está en el 4.6 por ciento, el más bajo en diez años, que los empleos habían aumentado al igual que los salarios”.. El desempleo se clasifica en seis categorías y durante la presidencia de Obama, en múltiples ocasiones, la cifra que corresponde a la fuerza laborar se ha disminuido burocráticamente, para poder llegar al 4.6 y mostrar algo que no es cierto.

De acuerdo con los datos que presenta la tabla A-1, del Buró de Estadísticas Laborales de la Secretaría del Trabajo de Estados Unidos, en el mes de noviembre del 2016, la población en edad de trabajar ascendía a 254.5 millones de personas. De esas tenían trabajo 152.0 millones, el 59,7 por ciento. No tenían trabajo 102.5 millones de personas, por lo que el 40,3 por ciento estaba desempleado. Para lograr el 4.6 por ciento de desempleo, se sacaron de la fuerza de trabajo 95,0 millones de personas.

Si hubiera sido cierto el 4.6 por ciento de desempleo, hubiera ganado Hillary las elecciones, no Trump.

En cuanto a los salarios también se dice algo que no es cierto. Muchas de las personas que lograron encontrar un empleo, tuvieron que aceptar empleos de menor remuneración a la que habitualmente recibían. Otros, solamente encontraron empleo a tiempo parcial, por lo que no cobraban 8 horas, sino menos, todo lo cual afectó el salario que recibían.

Todo esto se refleja en la vida de la mayoría de los estadounidenses, principalmente los de origen negro y latino, además de algunos de la raza blanca. La organización Feeding America (Alimentando a Estados Unidos) en uno de sus últimos informes planteó que la inseguridad alimentaria afecta a todos los condados estadounidenses, por lo que 48 millones de personas se ven afectadas por este problema.

Más de 43 millones de personas (13% de la población) viven bajo el nivel de pobreza. De ellas, 10.4 millones son consideradas de ingresos “extremadamente bajos”, lo que significa que ganan el 30% o menos del sueldo promedio de esa área. Y en cuanto a las viviendas, casi 565,000 personas, muchos de ellos menores de edad, estuvieron sin hogar por algún tiempo durante el mes de enero, además de los llamados homeless (sin vivienda) que han padecido el fenómeno durante todo el año.

Si esta no fuera la situación real, no la que nos pinta Obama, Trump nunca hubiera llegado a la Casa Blanca.

Otra de las mentirillas de Obama se refiere al famoso plan del OBAMACARE. Este plan ha sido una bendición para las empresas aseguradoras, las que han ganado millones de dólares con lo establecido de la obligatoriedad de que toda persona tenga un seguro médico. En definitiva el beneficio no es para la población, sino para las empresas aseguradoras y la población sigue sin disfrutar de cuidados médicos gratuitos en una sociedad que se gasta miles de millones de dólares en comprar armamento y hacer la guerra en otros países.

Según lo dicho por Obama, “al llegar a la presidencia había 44 millones de personas sin seguro médico (hace de esto ocho años). Hoy cerca de 20 millones de ellos ya tienen dicho seguro. Por primera vez en Estados Unidos más del 90 por ciento de la población está asegurada”.

Las noticias que sobre este asunto publica el propio gobierno de Obama, son contradictoria con lo que este dijo en su discurso, pues en un anuncio realizado por la Oficina de Prensa de la Casa Blanca, se plantea que las personas que han firmado para poder disfrutar del OBAMACARE en el próximo año, son 6, 4 millones y que “se espera” que para el 31 de enero, lo hayan hecho 13 ,8 millones. Aquel que no tiene empleo y el dinero le alcanza malamente para comer él y su familia, en momento alguna firmará esa póliza que representa un gasto adicional que no puede permitirse. Tampoco lo de los 20 millones es cierto.

En la parte del discurso dedicada a la política exterior, el inmerecido Premio Noble de la Paz también trató de confundir al pueblo de Estados Unidos. Planteó que “cuando llegó al poder la nación estaba en medio de dos guerras y que ahora de 180,000 efectivos se había rebajado a 15,000”.

¿Será que Obama realmente no tiene ni la más mínima idea de lo que diariamente realiza el Pentágono? ¿Quizás sea el presidente peor informado de los que han pasado por la Casa Blanca, o que ni le consultan lo que los Generales del Pentágono deciden?

Un reciente informe publicado por el Comando de Operaciones Especiales (SOCOM), que es precisamente la organización encargada de intervenir en cuanto país se les ocurre, reveló que en el año 2015-2016, las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF) que dependen de dicho Comando, desplegaron sus efectivos en 147 de las 195 naciones reconocidas en el Mundo, lo cual representó un aumento de un 80 por ciento comparado con las fuerzas desplegadas en el 2010.

El presupuesto para estas acciones intervencionistas, de las cuales todo parece que Obama desconoce, es tres veces mayor en el 2014 que el que se aprobó en el 2001, este alcanzó en dicho año (2014) unos 3,000 millones de dólares, pero “la política en contra de la guerra de Obama” ha provocado, que el propio presupuesto, para el año 2015, alcanzara 10,000 millones de dólares, un “pequeño aumento” de más de un 300 por ciento.

Cómo pueden comprobar, no es posible confiar en Obama, que trata por todos los medios de esconder las deficiencias de su administración y la entrega total a los que se benefician de la guerra y la muerte.

GRUPO EL HERALDO sarahnes@cubarte.cult.cu

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/182567
   y ver ....
 Las mentiras de Obama hasta 2013. Sin contar la última sobre  Rusia y las de más arriba . Todo un dossier.
http://cort.as/rJDM
  y ver ..
 Volver a la Guerra Fría: la Unión Europea censura medios rusos............http://cort.as/rQn2


    





















viernes, 6 de enero de 2017

España 2017 . Pobreza y desigualdad en crecimiento.

La pobreza y la desigualdad continuarán creciendo en 2017

 

Alejandro Inurrieta *

 

  El ejercicio 2017 seguirá siendo negativo para una parte no desdeñable de la población española, en sintonía con las líneas básicas que preconiza el sistema capitalista financiero que nos invade. Este sistema apuesta por implementar un crecimiento basado en procesos de endeudamiento masivo, que acaban diseñando burbujas financieras que, a su vez, permiten engordar las cuentas de resultados de un conjunto de empresas ligadas a las finanzas, normalmente especulativas.

Más allá de cifras concretas, que casi nunca se cumplen, tenemos una realidad económica y social en España que está sujetada únicamente por factores coyunturales, y normalmente exógenos: precio del petróleo, tipos de interés, tipos de cambio, turismo internacional y compra de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE). Todos estos factores son los que van a condicionar el devenir teórico de las principales cifras de crecimiento, precios y empleo, pero por debajo de los números, que en muchos casos están mal calculados, la sociedad española sigue sufriendo daños estructurales que no tienen visos de ser superados en las próximas décadas.
La economía española no es autónoma y depende en exceso de factores de nuestro entorno y algunos de ellos van a cambiar de signo, lo que sin duda moverá el viento de la actividad hacia un nuevo tobogán bajista. En 2017, veremos nuevas subidas de precios del petróleo, aunque no por factores de demanda, sino más bien por elementos de geopolítica, en un tablero de ajedrez en el que no pintamos nada. Este encarecimiento de los precios de la energía va a disparar la inflación, tras unos años en que nos habíamos acostumbrado a que las cifras oficiales de precios descendían, aunque muchos ciudadanos no lo notaban en exceso. Este primer efecto se dejará notar en el consumo de una parte de la población, la más vulnerable, que no puede utilizar fuentes alternativas. Pero también será una mala noticia para la industria y sectores muy intensivos en el uso de las energías fósiles, lo que restará una parte del crecimiento sin alma que seguirá instalado en la sociedad española.
Esta histórica falta de diversificación energética, que ha venido para quedarse, se asemeja a las fuentes de crecimiento basadas en los servicios de bajo valor añadido. Si analizamos por qué crece España, uno se encuentra con que se debe a una posición dominante en unos sectores que hacen un uso muy intensivo de la mano de obra, como la agricultura o el turismo, que aportan una parte importante del crecimiento del PIB, por el lado de la oferta, y que no tienen alternativa a corto y medio plazo. Aquí, los factores exógenos que reduzcan la renta y riqueza de los países demandantes de estos servicios y productos básicos nos perjudicarán, por lo que tendremos que estar muy atentos a lo que ocurra en Reino Unido, Italia, Francia o Alemania. Cualquier susto en estos países, principales emisores de turistas, nos afectará y drenará aún más el crecimiento de mala calidad del que todavía presumimos, igual que hacia la dictadura.
La política monetaria será también otro factor a tener en cuenta para preservar la velocidad de crucero de quienes optan por invertir sus fondos en activos financieros, en lugar de apostar por actividades productivas. Esta política de compra masiva de deuda, en muchos casos de mala calidad, favorece mantener unos tipos de financiación de la deuda poco acorde con nuestra posición en el ciclo, ya que nos correspondería tipos de interés más elevados. Pero el BCE pretende mantener la respiración asistida, siempre que cumplamos los preceptos que nos empobrecen más y que permiten extraer mayor volumen de rentas a los percentiles más altos de la distribución. Aquí los vientos internacionales han cambiado de tono, por ejemplo, en Estados Unidos. La subida de tipos en EEUU puede influir en que la política en la Unión Europea (UE) puede tener los días contados, lo que restablecería una normalidad que permitiese diferenciar el riesgo entre Alemania y España, lo cual solo favorece a las sucesivas burbujas financieras.
Pero los verdaderos problemas de España, la falta de tejido productivo, el escaso capital humano y tecnológico, la mala calidad de las instituciones públicas, la deficiente gobernanza pública y privada, la enorme brecha entre percentiles de renta y el escaso sentido crítico de una sociedad adocenada, siguen ahí y sin visos de solución. Una consecuencia de todo ello es que, a pesar del crecimiento estadístico, en 2017 el empleo no mejorará de calidad, ni los salarios permitirán vivir dignamente a una gran parte de la población, sin entrar a valorar el deterioro del sistema público de pensiones.
El tema del empleo es crucial, ya que de él depende el bienestar de la sociedad y la dignidad de muchas familias, que viven atemorizadas por una costumbre del sistema que debería erradicarse: la precariedad y la mala calidad del empleo nada tiene con ver con la posición en el ciclo. Una evidencia es que si comparamos la calidad del empleo en España, utilizando la metodología de la OCDE, España apenas ha mejorado nada desde el año 2007. Esta metodología utiliza los ingresos, dólares por hora, inestabilidad laboral y tensión en el trabajo como fuente de comparación entre países y los resultados son tristísimos. España lidera la inestabilidad laboral y la tensión laboral, y es del furgón de cola en ingresos por hora. Lo más grave es que esa situación ya era así en 2007, cuando la tasa de paro era del 8%, lo cual indica que la situación del mercado laboral es estructural y no coyuntural.
Para 2017, se anuncian que se crearán más de 400.000 empleos, algo difícil de cumplir en un entorno de incertidumbre internacional, de cambio de rumbo en política monetaria y de alza del precio del crudo. Los empleos que se creen seguirán manteniendo el patrón de nuestro mercado laboral: mal pagado, precario, con abusos en las condiciones laborales y sin expectativas de cambio normativo que mejore esta situación, de esclavitud en algunos casos. La reciente aprobación de la subida del Salario Mínimo Internacional (SMI) y las cláusulas que eviten el dumping salarial en la maraña de la subcontratación no van a cambiar la tendencia, por más que los opinólogos que no leen el Boletín Oficial del Estado (BOE) apuesten por un cambio drástico, simplemente para apoyar al fantasma político que es hoy el PSOE.
La productividad, no la aparente del factor trabajo, sino la que verdaderamente genera avances en el crecimiento vía innovación y cambio de modelo productivo, seguirá bajo mínimos, sin que nadie la defienda, encantados como están todos con las cifras, en muchos casos trucadas, que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). La industria seguirá perdiendo terreno, en primer lugar, porque no hay política industrial, y en segundo porque el auge del precio de la energía es la peor noticia para un sector despreciado por los sucesivos gobiernos, que han preferido mimar al turismo, que apenas necesita inversión en capital físico y humano. Un ejemplo es el sector aeronáutico, cuyas necesidades en materia de financiación y formación no son satisfechas ni por el gobierno central ni por los regionales, lo que da idea del desprecio hacia un sector que genera el 9% del Producto Interior Bruto (PIB) y algo más el 6% del empleo a nivel nacional.
Esta falta de avance de la productividad se explica por una falta de diseño institucional, público y privado, que permita garantizar la inversión y el mantenimiento de unas estructuras científicas que inyecten savia nueva al sistema nacional de ciencia y se interconecten con un sector empresarial poco habituado a la inversión distinta del ladrillo. La asunción de riesgos y el escaso capital disponible hacen imposible avanzar en la mejora de la productividad. A todo esto contribuye un sistema educativo obsoleto, anquilosado y mal financiado en sus estadios iniciales, y una etapa universitaria de pésima calidad y endogamia insoportable.
Sin mejoras en productividad no habrá ganancia salarial en 2017, lo que hará estructural la pérdida de poder de compra de asalariados, pero también de los pensionistas y de los empleados públicos. Ello consolidará el agujero de la Seguridad Social, lo que nos obligará a tomar prestados más fondos en los mercados financieros, lo que agrandará nuestro volumen de deuda sobre PIB. Si se mantiene también el rescate de nuevos sectores deficitarios, como las autopistas, no cumpliremos el Plan de Estabilidad mandado a Bruselas, que se basa en unas previsiones de crecimiento e ingresos públicos que no se cumplirán un año más.
En resumen, 2017 será otro año de ahondamiento en la desigualdad y crecimiento de la pobreza, con más familias al borde de la exclusión. Con más inflación y menos empleo de calidad, España no resolverá ninguno de los problemas estructurales que atesora, empezando por un nivel de endeudamiento insoportable. En un contexto internacional de mayor aversión al riesgo, y de cambio en la política monetaria en algunos países, nada de lo que leamos y escuchemos por parte de los opinologos a sueldo de la derecha y de la izquierda –que nos avergüenzan por igual los sábados por la noche– sobre las bondades de nuestra economía tiene sentido. España está condenada a ser un país de trabajadores mal pagados, con empresas pequeñas e ineficientes, un Estado que no cumple su función constitucional, dentro de un club europeo en franca decadencia que no tiene visos de superar la crisis estructural que tiene su origen en el diseño institucional, viciado, además, por la presión de los lobbys conservador y socialdemócrata para que nada cambie.
(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral